La profe Daniela (Parte 1)
Les voy a contar como siendo una profesora de matemáticas, logré que un curso de 32 varones sea el mejor de la escuela.
¡Hola a todos! Hace un tiempo sigo esta página, leyendo las confesiones y relatos más excitantes, por eso decidí contarles mis experiencias sexuales.
Me llamo Daniela, tengo 34 años, soy profesora de matemáticas desde hace varios años, y esta vez voy a contarles los que me sucedió en una escuela de educación técnica, para aquellos que no son de Argentina tienen que saber que estas escuelas generalmente acuden solo varones y muy pocas chicas, en este caso me tocó dar clases a un curso de último año compuesto únicamente por varones, un curso muy variopinto donde en total había 32 varones.
Ahora yo sé que no soy muy bonita, desde mi adolescencia podría decirse que siempre fui «la amiga fea», soy rubia y flaquita pero petisa, no tengo tetas muy grandes ni tampoco me destaco por mi cola, esto hizo que nunca llamara la atención de los hombres, tal vez sea la razón principal por lo que sigo soltera. Sin embargo en una escuela técnica esto no importa mucho, los chicos no están acostumbrados a ver mujeres por lo que cualquiera es una diosa frente a sus ojos. Voy a admitir que la atención que ellos me daban siempre me gustó y hasta me parecía tierna.
El año lectivo había arrancado igual que siempre, presentaciones, algunos ejercicios para evaluar el nivel que tenían, todo rutinario nada fuera de lo normal, salvo por dos alumnos Jonatan y Rodrigo, dos chicos bastante guapos y que para colmo lo sabían, así que desde el minuto uno estaban haciéndome cumplidos, incluso algunos subidos de tono. Yo se los permitía porque me gustaba la atención que me daban. Cuando llega al curso a veces me aplaudían por mi «belleza», o Rodrigo se quejaba que le hacía mal al corazón que una chica como yo no le aceptara una salida, hasta Jonatan llego a decir «profe anoche le dediqué una», aunque sabía a que se refería, preferí hacerme la tonta y le contesté «ay que tierno, cual canción me dedicaste». Todos reían y había un buen habiente en el grupo, suponía que iba a ser un buen curso, bastante tranquilo pero estaba muy equivocada.
Por lo general mi vestimenta para dar clases consiste en una camisa manga larga y un Jean, en parte porque la mayoría de los establecimientos piden que usemos ropa «adecuada» y en parte para que las hormonas de mis alumnos varones no se alboroten. Pero un día estaba con cólicos en el estómago por lo que decidí usar una calza para estar más cómoda el problema que solo tenía tangas blancas, que se marcan al usar este tipo de calzas, pero intenté solucionarlo con una camisa más larga a modo de vestido cosa de taparme y que no se viera mi tanga blanca. Cuando llegué al aula todo el curso me aplaudió como de costumbre, yo hice una reverencia les agradecí y comencé la clase, mientras escribía unos ejercicios en el pizarrón podía escuchar sus murmullos supuse que lo hacían por ser la primera vez que me veían con una calza y lo dejé pasar, pero ellos no se callaban estaban cada vez más desconcentrados y eso, sumado al dolor que tenía, me hizo enojar, así que me di media vuelta pare la clase y les pedí por favor que guardaran silencio. Los chicos al ver mi enojo se calmaron, volví al pizarrón para explicarles los ejercicios y otra vez volvieron los murmullos, ya muy enojada les pedí que prestaran atención, pensé que me harían caso, pero Jonatan alzó la voz y dijo «si quiere que prestemos atención no debería usar esa tanga». Ahí me di cuenta que la camisa en la parte de atrás me había quedado por dentro de la calza dejando ver mi tanga. Los chicos estaban como locos, me gritaban de todo «tiene linda cola profe» «usa tangas apropósito» «profe se me paró tengo que ir al baño» , yo estaba muerta de vergüenza, completamente colorada traté de manejar la situación y con calma les expliqué el porque de la calza y me acomodé la camisa, los chicos me abuchearon por eso, y les volví a recriminar que no prestaban atención, ellos me juraban y recontra juraban que si me levantaba la camisa iban a prestarme atención, yo para terminar de calmar la situación les propuse un trato, si podían resolver todos los ejercicios que había anotado en el pizarrón, yo me levantaba la camisa de nuevo. Ellos como nunca había visto se pusieron todos a resolver los ejercicios, incluso hacían grupos y debatían cuales eran los resultados correctos, casi al final de la clase todos me presentaron sus hojas y para mi sorpresa estaban todos los ejercicios bien resueltos, Todos estaban eufóricos golpeaban las mesas festejando y pidiendo que cumpla mi parte del trato, como quedaba poco tiempo para que termine la clase decidí darles el gusto, me levante un poco la camisa y de un saltito di media vuelta para que pudieran ver mi cola, ellos estallaron de alegría me aplaudían y decían que yo era la mejor profe, disfruté un rato de la atención que estaba recibiendo, para luego acomodar mis cosas y salir del salón, notaba que mi corazón estaba a mil por minuto, tan excitada que no podía pensar con claridad, sin recordar cuando fue la última vez que me sentí así al llegar a mi casa fui directo al baño y en la ducha comencé a masturbarme como cuando era adolescente, fantaseaba que mis alumnos estaban ahí viéndome desnuda y festejándome con aplausos y silbidos. El orgasmo que tuve fue muy intenso, de esos que pueden escuchar los vecinos.
A la siguiente clase fui con mi vestuario habitual, pensaba que los chicos se iban a decepcionar pero aún así me recibieron con elogios y aplausos. Ese día me tocaba anunciar el primer examen del año con las clásicas quejas por parte de los chicos, aún así les dije que entraban los ejercicios que habían echo muy bien la clase pasada así que no se tenían que preocupar, los murmullos volvieron imaginé que estaban recordando mi colita, y dios ahí comencé a darme cuenta que me gusta mucho la atención que me daban recordando la clase anterior comencé a excitarme y de nuevo no podía pensar con claridad. Mi trance fue interrumpido por Federico cuando me dijo «Profe el Ro y Jony quieren proponerle algo», los chicos se pusieron colorados se tiraban la pelota de un lado a otro «decile vos» «no, preguntale vos» se decían entre ellos, un poco fastidiada pero curiosa, les dije que lo hicieran de una vez. Rodrigo al escuchar esto se puso serio y con gran seguridad me propuso que si todo el curso aprobaba el siguiente examen yo le tenía que mostrar mi cola a todo el curso. Propuesta que me tomó muy por sorpresa y tal vez no estaba pensando con claridad pero acepte la propuesta, en mis años como docente nunca había tenido un curso donde todos aprobaran, yo suponía que 30% de ellos iban a responder mal los ejercicios. El día del examen llegó, todos estaban super concentrados respondiendo yo estaba sentada en mi escritorio habitual observando que nadie hiciera trampas, terminado el tiempo le pedí a todos que entregaran sus hojas, al llegar a mi casa comencé a corregir y no podía creerlo, todos habían respondido bien la mayoría de los ejercicios, no podía reprobar a nadie, me excite al imaginarme la escena pagando la apuesta pero rápidamente me calmé y entre en razón no podía hacer eso. A la clase siguiente les entregué las notas, todos estaban como locos al ver que nadie reprobó y me pidieron que cumpla, obviamente me negué argumentando que soy su profesora y esas cosas no se hacen, pero ver esas 32 miradas fijas en mi comencé a intimidarme, sentía como me desnudaban con la mirada y estaba segura que todos en ese momento querían cogerme, ellos insistían, comencé a excitarme sabía que iba a perder el control de mi cuerpo en cualquier momento así que antes de acceder a cualquier cosa, les propuse mostrarles mi tanga y nada más, y si veía a alguien filmando o contándoselo a otra persona que no fuera del curso lo iba a denunciar en dirección, ellos accedieron. Entonces yo me desabroché el Jean que llevaba, lo baje un poquito y levanté los elásticos de mi tanga, muchos se quejaron que no podían ver así que me subí a mi escritorio, fueron unos pocos segundos pero fueron suficientes para que mi tanga se empapara, en ese momento mi vagina necesitaba una buena verga pero pude aguantarme. Los chicos quedaron contentos y todo marchaba bien hasta que uno dijo «la próxima vez muestre todo profe» y les prometí que si el próximo examen lo volvían a aprobar todos entonces si les iba a mostrar más.
Las clases fueron pasando, entre aplausos, elogios e insinuaciones, había veces que mientras les corregía sus ejercicios ellos aprovechaban para rosarme las piernas o los hombros, Jonatan que era el más atrevido de todos venía hasta mi escritorio cuando estaba sentada para preguntarme cosas y el aprovechaba para rosarme con su verga, los demás veían esto y celebraban yo solo me reía y les decía «chicos estamos grandes ya», en una ocasión le pedí a Rodrigo que resolviera un problema en el pizarrón y me propuso que si lo resolvía bien le tenía que dar un beso, yo me quedé un rato viéndolo a los ojos completamente tentada, pero me contuve y le dije que si lo resolvía bien le iba a dar un beso en el cachete, el accedió contesto bien y yo le di un beso en el cachete, así nació una nueva tradición en el curso, los chicos se peleaban por resolver los problemas en el pizarrón y cuando lo resolvían reclamaban su premio, algunos más rápidos giraban la cara antes de que les diera el beso haciendo que los besara en los labios.
Pero bueno llego el día del segundo examen, nuevamente todos muy concentrados, esta vez para asegurarme que nadie hiciera trampas empecé a caminar por el aula revisando pupitre por pupitre, en mi caminata Jonatan me llama para preguntarme algo, decidí que iba a ser mi venganza por todas las apoyadas que me hizo me puse muy cerca de el pasé mi mano por su hombro, mi cara muy cerca a la suya, rosando sus cachetes con mis labios y contesté su duda, mientras él aprovechaba para tocar una de mis tetas con la punta de su lápiz, yo no lo frené solo miré lo que estaba haciendo luego lo miré a él y le pedí que se concentrara en el examen, el me contestó que era difícil si me la pasaba caminando de un lado a otro porque no podían dejar de pensar en mi cola, a lo que otros alumnos estuvieron de acuerdo. Yo no podía entender cual era la obsesión que tenían con mi cola no era muy llamativa para el resto de hombres, pero me encantaba que mis alumnos me hicieran notar todo el tiempo que les gustaba. Me apoyé sobre una de las paredes del aula, y cuando uno me lo recriminó, yo le contesté «para que no se sigan distrayendo con mi cola», creo que ahí todos entendieron que me gustaba la atención que recibía. Al llegar a mi casa corregí los exámenes y nuevamente todos habían aprobado, no entendía como porque no hacían trampas al parecer el querer verme la cola era la motivación que necesitaban para ser buenos en matemáticas. Cuando les entregué sus exámenes de nuevo mostraron una euforia increíble, los calmé, les recordé las reglas me subí a mi escritorio y esta vez si no solo les mostré mi tanga sino también me bajé el Jean hasta las rodillas dejando toda mi cola a la vista de 32 alumnos completamente enardecidos, algunos me pedían que me diera media vuelta para verme de frente o que me quitara toda la ropa, pero me negué a todo porque no era parte del trato, lo único que si accedí fue a agacharme un poco tocando mis tobillos para que pudieran ver toda mi cola, mientras yo solamente me reía y me dejaba llevar por la situación.
El resto del año fue pasando más o menos con la misma dinámica todos siempre muy aplicados para recibir sus recompensas, pero poco a poco me fui volviendo adicta a la atención que me daban. Si pasaban al pizarrón y habían bien los ejercicios yo los besaba, siendo Rodrigo el más intenso llegando a agarrarme de la cintura incluso me intentaba dar varios besos, yo solo me reía y me lo sacaba de encima, también había ideado un sistema de puntos y mientras más ejercicios resolvieran en clase yo me desabrochaba un botón de la camisa, siempre eran dos o tres botones por lo que no llegaban a verme mucho, pero yo aprovechaba y adoptaba alguna pose para que me viera bien el escote, incluso apretaba mis pechos con los brazos para que se marcaran. Los roces eran más habituales e intensos los cuales yo permitía siempre con una risa picarona, y si alguno de mis alumnos no me tocaba las tetas o la cola del alguna forma yo me insinuaba para que lo hicieran, me gustaba tener la atención de todos, no me gustaba cuando alguno de ellos no me prestaba atención porque me recordaban que yo siempre había sido la «amiga fea». A todos les había quedado claro que no me molestaba que me tocaran las tetas cuando en una clase Federico se acercó a mi escritorio para preguntarme algo desde el inicio el me agarro una teta en frente de todos, incluso cuando terminé de responder su duda el seguía sujetándome la teta, así que sin quitarlo miré su mano con la que me apretaba, el se dió cuenta y le dije «hay otros compañeros que también tienen dudas» mientras los miraba a los demás y me reía, siempre colorada y con el corazón a mil por minuto. Alguna veces de «distraída» no me abrochaba bien los botones de la camisa para que me vieran el corpiño y nunca faltaba el aguafiestas que me lo hacía notar para que lo arreglara yo simplemente le agradecía lo miraba fijamente mientras me desabrochaba varios botones de la camisa para volver a abrocharlos en el orden correcto, incluso llegue a romper el botón del Jean que usaba para hubieran «accidentes» y mis alumnos pudieran verme las tangas que usaba. Y cada vez que todos aprobaban un examen, la recompensa era mostrarles mi colita, a medida que pasaron los exámenes yo se las mostraba más tiempo, en algún momento contemple dar una clase sin mi Jean, pero me contuve. Para fin de año el curso estaba muy intenso, de tanto rosarme con sus vergas ya sabía quienes la tenían más grandes, algunos habían llegado a darme besos con lengua y apretar mu culo sin disimulo, también a pedido popular empecé a usar corpiños de encaje sin armado para que se notaran mis pezones sobre la camisa, como se darán cuenta entre tanta intensidad yo casi nunca pensaba con claridad y en muy pocas ocasiones lograba mantener el control de mis impulsos, por lo que cuando me hicieron la propuesta para el examen de fin de año no pude negarme. Ellos me propusieron desnudarme completamente si todos aprobaban el examen integrador de fin de año, nuevamente acepte sabiendo que es muy difícil y era prácticamente imposible que todos aprobaran, me gustaba la atención que me daban pero desnudarme por completo era demasiado hasta para mi.
El día del examen integrador llegó y esta vez al ser un examen tan importante le pedí a uno de los preceptores que me ayudara a vigilar a los chicos así nadie hacía trampas. El examen finalizó, yo estaba completamente segura que nadie hizo trampas y volví a mi casa para corregir los exámenes. A fin de año en argentina hace mucho calor por lo que me di un baño, me puse una musculosa de tiras y una tanga para corregir todos los exámenes. A medida que pasaba uno tras otro mi corazón se aceleraba, todos estaban aprobando, seguí corrigiendo no sé en que momento pero empecé a acariciarme el clítoris sobre mi tanga mientras los exámenes pasaban. Cuando estaba corrigiendo el último examen, llegué a tener un orgasmo y cuando volví en mi caí en la cuenta que mis 32 alumnos habían aprobado, la imagen de estar completamente desnuda en el curso vino a mi mente y me rendí al placer. En la próxima clase iba a tener que desnudarme frente a mis 32 alumnos.
Sé que este relato tal vez no es tan explicito, pero necesitaba que entendieran la dinámica que tuve ese año con mis alumnos, para que puedan entender como llegué a esa situación de fin de año.
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