La profe Daniela (Parte 2)
La segunda parte de como siendo una profesora de matemáticas, logré que un curso de 32 varones sea el mejor de la escuela.
¡Hola nuevamente! Como sabrán usé la primera parte de este relato para explicarles la dinámica que tuve con mis alumnos y como logré que todos ellos aprobaran todos los exámenes del año, incluido el último y el más difícil de todos.
Por fin el bendito día donde tenía que darle las notas había llegado, yo estaba super nerviosa, excitada, torpe, no sabía muy bien que iba a suceder o si quería que sucediera, no lograba pensar con claridad. Me vestí como pude, con la camisa blanca de siempre, un corpiño de encaje blanco, mi Jean con el botón «Roto» y partí hacía el colegio, recuerdo sentir que el viaje fue eterno y debatía si debía darle a mis alumnos la recompensa por haber aprobado o no, una parte de mi quería hacerlo, quería entregarse al placer, otra parte de mi sabía que no iba a poder controlar la situación, yo sola, desnuda, con 32 varones hambrientos a los cuales estuve excitando durante un año, me daba un poco de miedo por lo que podía llegar a pasar, pero por otro lado yo también me estuve excitando durante un año y necesitaba que algo así sucediera.
Al comenzar la clase, todos mis alumnos estaban expectantes, yo estaba super nerviosa y muy torpe, por lo que Rodrigo se ofreció a ayudarme repartiendo los exámenes. Cuando todos tuvieron sus notas y entendieron lo que estaba sucediendo, estallaron de alegría, entre aplausos y festejos algunos vinieron a abrazarme en grupo, al verme rodeada mi nerviosismo se convirtió en excitación, así que comencé a celebrar con ellos, Jonatan me alzó sobre sus hombros y seguimos festejando como si estuviéramos en las gradas de una cancha, lo que llamó la atención de un preceptor y vino a retarnos, le expliqué que todos habían aprobado mi materia y estaban muy contentos, pasé a tener el corazón a mil pensaba que él me iba a denunciar en dirección, sin embargo, el preceptor lo entendió y se retiró del aula. Cuando nos quedamos solos nuevamente volvió el nerviosismo, los calmé e intenté tener el control de la situación, pero ellos rápidamente me recordaron mi parte del trato, debía desnudarme. Yo les recordé lo que había pasado, si se descontrolaban, el preceptor iba a venir de nuevo. Ellos no les importaba nada solo querían verme desnuda y me alentaban a hacerlo, mientras gritaban «¡Profe! ¡Profe! ¡Profe!», nuevamente volví a calmarlos pero mi corazón estaba a mil no podía aguantarme si 32 varones estaban rogándome para verme desnuda, así que para contener toda la situación los convencí de hacerlo el último día de clases, si algo salía mal yo no iba a tener que volver a verlos ya que era su último año y como último recurso podía no asistir y listo. La mayoría estuvo de acuerdo, pero un grupo quería verme ese mismo día, como en ese momento estaba muy nerviosa no paraban de temblarme las piernas así que estaba sentada en mi escritorio completamente agotada y por el calor propio de esa época de año, mi nerviosismo y los festejos me hicieron sudar bastante provocando que se trasparentase mi camisa, al darme cuenta los miré les dije ¿no tienen suficiente con esto? mientras les señalaba mis tetas, ellos se reían y por un momento creí que todo se iba a calmar pero Federico al notarme tan tensa propuso hacerme unos masajes, no me negué. Comenzó con los hombros, se sentía muy bien hasta me estaba pudiendo relajar un poco pero entonces veo a Jonatan parado en frente mío, y mientras se tomaba el bulto me dijo «profe mire, denos algo para aguantar hasta el último día» a lo que Federico cambio sus masajes de hombros por masajes de tetas, solté un gemido cuando comenzó a sujetarme ambas tetas, respiré profundo y les dije está bien, les voy a dar algo hoy. Entonces me subí a duras penas a mi escritorio y me propuse bajarme el Jean como lo había hecho durante ese año, sin embargo, note que algo no estaba bien. En mi torpeza durante la mañana me olvidé de ponerme una tanga y no me había dado cuenta hasta ese momento, ya estaba ahí no podía dar marcha atrás porque la situación se podía poner peor, así que volviendo a respirar profundo cerré los ojos y bajé mi Jean. Pude escuchar los suspiros de mis alumnos, también al estar tan húmeda podía sentir el viento al rededor de mi vagina, era éxtasis puro, toda la situación hiso que me mareara por lo que terminé la exhibición y cuando me senté todos comenzaron a aplaudirme y agradecerme por ser tan buena profesora, y me dejaron bien en claro que me querían ver el último día del año, luego de semejante dosis de éxtasis a mi me quedó bien claro que faltar ese día no era una opción.
Las clases continuaron con la intensidad habitual, pero como se supone que esas clases son para recuperar puntos no tenía nada nuevo para enseñarles y como todos habían aprobado básicamente tenían hora libre, por lo que usábamos el tiempo para hablar yo les explique que siempre había sido la «fea» en todos mis grupos de amigas y que nunca había recibido tanta atención, ellos no lo podían creer y me decían cosas muy lindas y tiernas que me gustaron un montón. Me preguntaron si me gustaba que me vieran y yo les confesé que me gustaba mucho y también confesé que todos los «accidentes» con los botones de mi camisa o mi Jean eran a propósito. Hacíamos algunos juegos y las recompensas eran las mismas de siempre, algún beso, alguna tocada de tetas, lo único diferente esos días es que me dejaron tocar sus vergas por primera vez en el año y si se lo preguntan, si toqué las 32 vergas de mis alumnos, fue un momento mágico.
Y por fin llegó el último día de clases, ni por un segundo dude en faltar ese día. Me bañe temprano, me puse la ropa de siempre, esta vez me aseguré de usar una tanga, y marche al aula. Cuando llegué nadie decía nada supuse que todos estaban nerviosos, para evitar que algún entrometido como el preceptor entrara al aula, trabé la puerta y me aseguré que no se pudiera abrir. Esta vez no me iba a subir al escritorio, les ordené que corrieran sus pupitres para hacer espacio en el medio del aula, ellos lo hicieron con mucho cuidado para no hacer ruido. Les dije que dejaran un espacio en el medio, ellos hicieron un semicírculo, dejándome todo el espacio central para mi, yo me quité los zapatos, les recordé las reglas, respiré profundo y fui hasta el centro, ellos me rodearon completamente comenzaron con el toqueteo, pero les recordé que venía a desnudarme, que me dejaran espacio para poder hacerlo, ellos retrocedieron un paso como mucho, y yo comencé. Tenía la mente completamente nublada, a penas podía coordinar mis dedos pero comencé desabrochando uno a uno los botones de mi camisa, me la quité suavemente, deje que se deslizara hasta el piso y por primera vez frente a todos, quedé en corpiño que hacia lo que podía, entre mis pezones duros y mi traspiración el corpiño era prácticamente transparente. Seguí por me Jean, lo bajé un poco como siempre lo hacía, pero esta vez dejé que siguiera cayendo hasta mis tobillos, incline mi cuerpo y me lo quité completamente, pude sentir algunos gemidos incluso pude ver que algunos ya tenían sus vergas afuera, si seguía con esto la situación se podía descontrolar mucho más de lo que había anticipado, eso lejos de asustarme me excito por demás. Al incorporarme bajé las dos tiras de mi corpiño y poco a poco se fue deslizando por mi cuerpo hasta caer al piso, yo use uno de mis brazos para taparme los pezones. Y por último con la mano libre que me quedaba, me bajé la tanga blanca, con mucha dificultad por la humedad que tenía, una vez que cayó al piso me tapé la vagina con esa mano. Así que ahí estaba completamente desnuda rodeada de mis alumnos a los cuales había excitado durante todo un año, había cumplido mi parte del trato, pero quería más y ellos también. Estaba completamente excitada y nerviosa, de nuevo me sentía muy torpe, así tuve que juntar fuerzas y valor para levantar los dos brazos y entregarme a mis alumnos, cuando lo hice, cuando por fin levanté los dos brazos entregando todo mi cuerpo, sentí que algo dentro mío se rompió, sentí éxtasis puro y mi cuerpo dejó de ser mi cuerpo. Todos se abalanzaron sobre mi ya no podía distinguir quien era quien, solo me tomaban y comenzaban a besarme, mientras uno besaba mi boca, otros besaban mi cuello, otros mis orejas, otros mis tetas, sus manos y dedos estaban por todos lados, en mis tetas, mi cola y mi vagina, empezaron a agarrarme y apretar fuerte mi cuello, mis manos eran sujetadas y las llevaban a sus vergas, que nunca era la misma porque apenas tomaba una me agarraban el brazo y lo llevaban a una nueva. Comencé a sentir muchos dedos luchando, queriendo entrar en mi vagina así que abrí un poco las piernas dándoles la bienvenida, pero eran muy brutos y erráticos seguramente eran la primera vez que tocaban una, yo me libere unos segundos para pedirles que tengan más cuidado. En ese mismo instante escucho la voz de Jonatan ordenando al grupo, me pusieron frente de él y no tardó nada en meterme dos dedos dentro de mi vagina, por todo lo demás yo estaba casi inmovilizada, alguien me sujetaba fuete del cuello y entre varios me sujetaban de los brazos y manos todo era muy excitante, Jonatan sabía lo que hacía, no solo metía y sacaba sus dedos, también apretaba en el punto exacto para darme placer por lo que no tarde casi nada en tener un gran orgasmo. Yo me retorcía de placer esto hizo que algunos me soltaran, casi caigo al piso pero nuevamente alguien me sujetó del cuello no me dejo caer y con gran fuerza me llevo hasta su boca, ahí empezó un tour, terminaba de besarme con uno y alguien más me tomaba del brazo o de mi pelo y me llevaba a su boca, ya no entendía que estaba pasando solo disfrutaba, sobre todo como ellos se peleaban por llevarme, me tironeaban de un lado a otro una boca, luego otra y luego otra, parecía no tener final, pero de tantos tironeos perdí el equilibrio y caí al suelo. Hubo un segundo de silencio, pero al levantar la cabeza vi una verga parada, nunca supe de quien era, solo sé que me trepe a su pantalón y me metí esa verga en mi boca, hubo un estallido de alegría. El dueño de esa verga sujetó mi cabeza con ambas manos y comenzó a penetrarme la garganta, mientras alguien me ahorcaba casi no podía respirar, cuando sintió que se iba a correr apretó bien fuerte mi cabeza llevando le verga hasta mi garganta donde descargó todo lo que estuvo acumulando en el año, yo no estaba acostumbrada a tragar semen por lo que escupí una gran cantidad, cuando volví a reincorporarme me vi rodeada de vergas, no importa donde mirara solo había vergas que se peleaban por entrar en mi boca. Yo me puse en cuatro patas y abrí la boca para que entraran, sentía como se peleaban y me encantaba, hasta que uno gano la batalla y me la metió toda, en ese momento pude escuchar como estaban planeando penetrarme, y en un momento de lucidez me quite la verga de la boca y les pedí que no lo hicieran, ya que no teníamos preservativos, ellos muy obedientes accedieron así que volvieron a penetrarme con sus dedos, sentir un montón de dedos adentro tuyo no es tan excitante como parece así que tuve que quitarme nuevamente esa verga de mi boca para explicarles como hacerlo. Mientras los chicos empezaban a entender como penetrarme con sus dedos y tocar mi clítoris yo estaba chupando mi quinta o sexta verga, mientras una séptima y una octava se frotaban en mi cara esperando su turno, no sé en que momento pero mis manos terminaron haciendo pajas, ahí estaba yo una profesora de 34 años chupando y pajeando las vergas de mis alumnos. Mientras chupaba la séptima, el octavo no se aguantó y me acabó en la cara, el séptimo al ver eso la sacó de mi garganta para acabar, yo abrí la boca lo más que pude para tragar todo el semen que pudiera, ya le estaba agarrando el gusto, también sentía como me acababan en todas las partes de mi cuerpo, incluso mis manos estaban llenas de semen. Antes que volvieran a pelearse por mi boca, me imagine toda manchada de semen y que así iba a tener que volver a mi casa, ahí sentí electricidad por todo mi cuerpo, una nueva verga me estaba dando duro y parejo en mi garganta, y los varios pares de dedos que tenía penetrando mi vagina lo estaban haciendo del modo correcto, por lo que empezó la antesala del orgasmo mas grande que había experimentado hasta la fecha, solo necesitaba frotarme el clítoris como a mi me gustaba para lograrlo, pero mis manos estaban presas, me las sujetaban con fuerza para que los siguiera masturbando. Cuando me estaba dando por perdida, alguien toca la puerta del aula, en ese momento algunos me soltaron pero yo lejos de asustarme aproveché mi brazo liberado para empezar a masturbarme como si no hubiera un mañana, la verga que tenia en mi boca se fue por lo que tenía que aguantarme el gemido apretando bien mis labios, pero era imposible quería gritar bien fuerte como una buena puta quería disfrutarlo, quería que todos sepan que estaba teniendo el orgasmo más grande de la historia, para mi fortuna Federico se dió cuenta y con su grandes manos me tapo boca mientras me hacía señas para guardar silencio, yo lo miré a los ojos y seguí, entonces tuve ese magnifico orgasmo, convulsionaba de placer, mis alumnos apenas me podían sostener, sentía que me iba a morir, Federico hizo bien al tapar mi boca por lo que solo se escucho un gran gemido ahogado, yo estaba completamente colorada de pies a cabeza, mi corazón a mil, caí rendida al suelo todavía frotando mi clítoris teniendo pequeños espasmos del gran orgasmo que había tenido, sentía todo el piso mojado seguramente mescla de mi sudor, fluidos vaginales y el semen de mis alumnos, pase varios minutos en esa pose hasta que por fin volví en mi. Por un momento tuve miedo creyendo que mi ropa iba a estar toda manchada, pero algún alumno muy inteligente la junto y la dejo sobre mi escritorio.
Yo me levanté en silencio y con las pocas fuerzas que me quedaban fui caminando hasta mi escritorio, algunos intentaban tomarme nuevamente, pero yo me negaba, otros me recriminaban porque no habían podido acabar, y aunque me moría de ganas de hacerlos acabar, les dije «tendrían que haber aprovechado el momento». Yo comencé a vestirme lentamente sin mediar una palabra con los chicos, algunos me invitaban a sus casas a «estudiar» o a sus piletas, pero yo negaba todo con la cabeza, alguno intentaba tocarme pero yo les sacaba las manos, quería volver a tener el control de la situación. Cuando terminé de vestirme, destrabé la puerta y antes de marcharme les dije «ni una palabra a nadie». Cerré la puerta y no volvía ver a ninguno de ese curso.
Al llegar a mi casa, llamé al otro colegio donde debía dar clases y me reporté enferma, fui hasta el baño, me desnudé y la imagen en el espejo era increíble, tenia marcas por todo el cuerpo, sobre todo en mi cuello, manchas de semen seco por todos lados, mi pelo, mi cara, mi espalda, tenía los ojos irritados supongo que por el semen que me tiraron en la cara, mi cola estaba completamente roja de los cachetazos me que dieron, mi vagina me ardía muchísimo, me hubiese gustado tener un contador para saber cuantos dedos entraron ese día, por alguna razón tenía dientes marcados en mi teta derecha, nunca supe quien ni en que momento me había mordido. Pero ahí estaba rendida ante la mejor experiencia que tuve en mi vida, y por raro que parezca este método de estudio para hacer que todos mis futuros alumnos sean buenos en matemáticas
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