La Profe Daniela y el equipo de fútbol
Uno de mis alumnos favoritos me invita a pasar el día en una quinta junto a sus compañeros de equipo, ellos tienen la intención de cogerme entre todos y yo tengo la intención de cogerlos a todos.
¡Hola compañeros! Su profesora favorita viene a contarles una de sus aventuras luego de mi resurgir sexual con mis alumnos de la técnica. Para mis 34 años estaba redescubriendo y disfrutando del sexo como nunca antes, mi método de enseñanza resultó ser todo un éxito, todos mis alumnos particulares aprobaban sus exámenes en el verano, lo que me otorgó una gran fama entre sus padres haciendo que ese verano tenga la agenda llena de alumnos particulares, todos los días tenía diferentes grupos de entre 5 o 6 chicos en mi casa y yo tenía ropa cada vez más y más trasparente. Aunque me hubiese gustado darle a todos esos alumnos su recompensa final, no me animaba a hacerlo ya que era demasiados, así que empecé a ser selectiva respecto a quienes recibían su recompensa final. Por ese tiempo me había vuelto adicta a los vídeos gangbang, los cuales empecé a ver por recomendación de un alumno, me encantaba ver a esas mujeres rodeadas de hombres los cuales no le daban descanso y cada vez que una verga salía de su cuerpo una nueva entraba. A veces mientras mis alumnos hacían los ejercicios, hablábamos de nuestros vídeos porno favoritos e intercambiábamos información para verlos.
En uno de los grupos que tuvo el honor de recibir dicha recompensa estaba Elías mi alumno favorito. Un joven de 17 años, futbolista que juega en las inferiores de un club importante de la ciudad donde vivo, alto, morocho y con un cuerpo depilado y muy atlético. Su verga era deliciosa, el día que aprobó su examen de matemáticas y recibió su recompensa estuvo toda la tarde en mi casa, yo no lo quería dejar ir, recuerdo tener su verga en mi boca mientras el acababa por tercera vez esa tarde, yo succionaba desesperada cada gota de semen, sentía como su verga se volvía flácida en mi boca pero no la quería soltar, seguía chupando y chupando con la esperanza que volviera a estar dura, pero no había caso el había llegado a su limite. Mientras Elías empezaba a vestirse, yo estaba desnuda desparramada en la cama viendo el espectáculo, muy feliz y satisfecha por la sesión de sexo que había tenido y tal vez fue por eso, que cuando me ofreció pasar el fin de semana en una quinta con él y sus compañeros, acepte sin dudarlo.
Sabía que él iba a una escuela privada y mixta, por lo que pensé que iba a compartir el día también con otras mujeres y eso me daba un poco de miedo, porque no soy muy bonita, pensaba que ver a los hombres dando toda su atención a otras mujeres y a mi no me iba a herir mucho en mi autoestima, pero aún así decidí ir.
El día llegó, para pasar ese día me compré una bikini roja de una pieza, con un gran escote en la parte de frente llegando casi hasta mi ombligo, luciendo muy bien mis pequeñas tetas, había tan poca tela en la parte superior que incluso, aunque siendo pequeñas, mis tetas apenas quedaban cubiertas y con el movimiento adecuado podían ocurrir «accidentes» dejando una de mis tetas a la vista de todos. Mi espalda quedaba totalmente descubierta y mi cola no se lucia mucho pero estaba satisfecha con ese bikini. Para completar mi atuendo, me puse un short de jean muy pequeño que mostraba parte de mis nalgas, una musculosa de licra muy fina y un kimono de crochet blanco. Mi intención era quitarme el short y la musculosa, para usar el kimono y así insinuar más que mostrar para ver si podía llamar la atención de algunos chicos, y así no solo tener sexo con Elías sino también con otros chicos, por lo que también empaque una caja grande de preservativos y mi fiel gel lubricante vaginal.
A las 9hs de la mañana, pasé con mi coche a buscar a Elías por su casa para ir a la quinta, el estaba con dos amigos, me desilusionó un poco porque quería probar su verga antes de llegar, pero bueno. Los tres se subieron a mi auto y empezamos el viaje. En el camino ponían música y hablaban de sus cosas, me decían algún que otro alago pero nada fuera de este mundo. Fuimos los primeros en llegar a la quinta más o menos a las 10hs, sacamos las cosas del auto nos acomodamos, yo me quite la ropa quedando solo en bikini y kimono, recibí algunos aplausos por parte de los chicos, les hice una pequeña reverencia y nos sentamos a tomar y escuchar música mientras llegaba el resto. Uno a uno los coches iban llegando y para mi sorpresa todos los que se bajaban del auto eran varones. Para cuando llegó el tercer auto lleno de varones, le pregunte a Elías si sus compañeras iban a venir, a lo que él sorprendido me contestó que no, solo iban a venir sus compañeros de fútbol. Ahí entendí que en mi casa no se refería a sus compañeros de colegio, sino a sus compañeros de fútbol. Entonces estaban por hacerse las 11hs del día y yo ya estaba rodeada por 22 jugadores de fútbol juvenil, todos ellos de entre 17 y 19 años con un gran físico, depilados y mucha energía. Sentí como mi vagina se humedecía, me puse completamente colorada viendo a todos esos varones, pensando en sus vergas se me hacía agua la boca, podía entregarme a ellos y disfrutar hasta las 22hs de ese día cuando cerraran la quinta. Fui hasta el baño de la edificación para refrescarme un poco y tratar de controlarme, el baño era uno muy grande con mucho cubículos, pero era mixto no había separación entre varones y mujeres. Entré a uno de los cubículos para hacer mis necesidades, pensado que iba a hacer, si me entregaba solo a Elías, a unos pocos o a todos al mismo tiempo y si lo hacía como iba controlar la situación, mis pensamientos son interrumpidos cuando entran unos chicos al baño, pude escuchar como hablaban de mi uno claramente le decía «Vieron el culo que tiene la piba que trajo Elías, se lo rompería todo» otro contestaba «Me dan una ganas arrancarle el coso blanco que tiene, la malla que tiene no le tapa casi nada» otro «Yo la agarraría para tirarla a la pileta y de paso la manoseo toda» uno más cauto decía «No sean giles, miren si después nos denuncia». Al escuchar esto mi corazón latía a mil por hora, completamente excitada por la situación y con la mente nublada desde mi cubículo les dije «si se portan bien, no los voy a denunciar» pude escuchar su sorpresa y cuando salí ellos ya no estaban.
Cuando me reincorporé a la fiesta, noté como todos los chicos me devoraban con la mirada, seguro se habían enterado lo que pasó en el baño y sabían que si se portaban bien, me iban a poder coger entre todos. Aproveché la situación para jugar un poco con ellos, noté como unos estaban haciendo un concurso de pulseadas, fui hasta donde estaban y reté a Nahuel que tenía los brazos más grande de todos, me senté frente a el y automáticamente los demás chicos me rodearon por detrás, algunos apoyaban sus manos sobre mis hombros y deslizaban mi kimono. Cuando tomé la mano de Nahuel automáticamente me di cuenta que su fuerza era incomparable a la mía, los chicos atrás mío me alentaban y me daban todo su apoyo y hasta me apoyaban, esforcé mucho para vencerlo pero no pude mover ni un milímetro su brazo. Rendida, completamente acalorada y colorada les dije a los chicos que me rodeaban «le voy a dar un regalo al que le pueda ganar» rápidamente tomaron mi lugar y uno a uno intentaron vencerlo, mientras los demás alentábamos al retador de turno, entre saltos y gritos notaba como algunos aprovechaban para tocarme, otros me tomaban de la cintura para saltar juntos, yo también aprovechaba para tocar sus brazos, sus abdominales o sus pechos. Al final el último retador pudo ganarle, creo que Nahuel ya estaba agotado de tantos intentos y llegó el momento de darle su regalo, le pregunté «¿Cual querés que sea tu regalo?» todos se emocionaron, algunos pedían que me desnude o que muestre algo, yo intentaba calmarlos diciendo que no iba a hacer eso, al final el ganador eligió que su regalo sea un beso, sin dudarlo me colgué de su cuello y comencé a besarlo mientras él me tomaba de la cintura, noté como uno de sus compañeros quitaba su mano de mi cintura para colocarla en una de mis nalgas, como no me negué el ganador siguió tocándome la cola, mientras los demás festejaban y aplaudían.
Terminado ese pequeño juego busqué a Elías. Estaba en la parrilla de la quinta junto a un grupo preparando un asado, Elías me tomó de la cintura pegándome a su cuerpo, no me resistí tomándolo de la espalda. Me puse a hablar con los chicos y notando que me desnudaban con la mirada me «tape» con el kimono, que al ser de crochet se dejaba ver mi bikini entre las aberturas. Varios chicos iban y venían de vez en cuando algunos me tocaban los hombros mientras hablábamos, otros me rozaban, otros me devoraban con la mirada, Elías solo me miraba y sonreía. Uno de los chicos que más charla me sacó fue Alejo, un joven muy guapo que nunca se quedaba sin temas de conversación, a el se le sumó un chico llamado Franco, entre chistes y risa Franco me dio un pequeño empujón amistoso tocando una de mis tetas, obvio no les dije nada, luego Alejo comenzó a hacerme preguntas sobre mi bikini, yo abrí mi kimono para mostrarle mi bikini y luego lo volvía a cerrar para volver a abrazarme a Elías mientras me reía de toda la situación. La charla seguía entorno a mi ropa entonces Franco preguntó si mi bikini era cómodo ya que parecía muy apretado, les expliqué que era muy cómodo y siguiendo abrazada a Elías con mi mano izquierda deje caer sobre mi hombro el kimono ofreciéndoles la mitad de mi bikini para que pudieran tocar la tela, ellos no perdieron el tiempo y comenzaron a explorar la tela de mi bikini sin ningún tipo de resistencia, con sus dedos me tocaban, estiraban la tela del bikini y luego la soltaban, seguían el contorno del escote y la parte inferior, rosándome las tetas y mi vagina, uno de ellos hacía círculos con su dedo en la zona de mi pezón. Alejo me preguntó si la parte de adentro era tan suave como la de afuera y sin pedir permiso, puso uno de sus dedos dentro de mi bikini en la zona de mi pecho, Franco tampoco se quedó atrás haciendo lo mismo, sentía sus dos dedos jugar con mi pezón mientras yo les decía «vieron que es muy suavecito el bikini» entonces escuche un «A ver» y otro chico se sumo a tocar mi bikini y luego otro, yo solo me quedé ahí quieta con cara de póker y les dije «¿en serio chicos? parece que nunca tocaron un bikini». Al ver eso Elías saco su mano de mi cintura, pensé que se había enojado pero en ves de eso me apretó una nalga con mucha fuerza, tanto que solté un pequeño gemido de placer. Pensé en iniciar la acción en ese momento pero la comida ya estaba lista.
Cuando nos reunimos en la mesa para almorzar, me senté al lado de Elías y sin perder el tiempo empecé a acariciarle su verga por debajo de la mesa. Había carne y alcohol como para alimentar a un ejercito, todos empezamos a comer y a beber, cuando me empecé a sentir llena dejé de comer, pero los chicos se encargaban que mi vaso siempre estuviera lleno de alguna bebida alcohólica. Yo no era de beber mucho, por lo que al terminar el cuarto vaso ya estaba borracha, tanto que no noté cuando el chico que estaba a mi izquierda puso su mano sobre mi pierna y yo respondí poniendo mi mano sobre su verga. Recuerdo que uno de los chicos pidió más carne pero lo interrumpí diciendo «Chicos tienen que guardar espacio para el postre» Todos me miraron extrañados, algún ingenuo preguntó que postre había traído, pero con una sonrisa en la cara les contesté «no, chicos yo soy el postre». Todos estallaron de alegría mientras que yo me reía y apretaba mis tetas con mis brazos.
Ellos me sujetaron y sacaron de mi asiento, me arrastraron por la quinta con la idea de tirarme a la pileta, pero pude soltarme y comencé a correr esquivándolos, solo para jugar un poco más con ellos, mientras corría ellos me acorralaron intentado sujetarme pero me resistía, sentí como uno pasó su brazo entre mis piernas, rozando mi vagina completamente húmeda y con su otro brazo me sujetó bien fuerte apretándome las tetas, me levantó casi sin esfuerzo me llevaba hacía la pileta mientras el resto de jóvenes festejaba y felicitaban a su amigo por la «presa» que había conseguido, mientras que yo reía y le pedía que me soltara. Su brazo rosando mi vagina me hacía sentir en la gloría pero quería jugar un poco más, así que me solté y volví a correr. Ellos eran más rápidos me acorralaban y empujaban hasta que me volvieron a atrapar mientras uno me sujetaba de mis dos piernas otro me sujetaba de mis dos brazos, me quitaron el kimono y me llevaron a la pileta, mientras me tiraban cerveza en la cara, yo intentaba tomar lo que podía. Ya estaba muy cansada como para seguir el juego por lo que me rendí y dejé que me tiraran en la pileta. Uno a uno iban saltando a la pileta, me rodeaban me tomaban por la cola o la cintura, intentaban besarme, pero yo los corría les decía que todavía teníamos tiempo que no vayan tan rápido. Al escuchar eso siguieron dándome cerveza de una botella, me coloqué en un borde de la pileta uno de ellos empezó a tirarme cerveza en mi escote y sin pedir permiso empezó a beber toda esa cerveza que me tiró, luego se acercó otro corrió una de las tiras de mi bikini dejando mi teta a la vista de todos, me tiró cerveza en esa teta para luego comenzar a chuparla con gran entusiasmo, al segundo, tenía dos chicos chupándome las tetas, mientras otro me tiraba más cerveza sobre mi pelo, yo solo gemía de placer. Los aparte de mis tetas, me volví a acomodar el bikini tapando mis pezones duros, seguí tomando cerveza mientras escuchaba a uno de los chicos decir «Como se hace desear esta puta» yo me senté en el borde de la pileta puse mis brazos hacia atrás sacando pecho y levante una de mis piernas, para que pudieran ver como mi bikini se hundía en mi vagina . Elías me tomo de las piernas me las abrió, corrió la parte de abajo del bikini y comenzó a chuparme la vagina, yo intentaba apartarlo pero tenía más fuerza, algunos chicos salieron de la pileta y rodeándome trataron de sacarme el bikini, mientras uno me corría las tiras del bikini, otro me apretaba los pezones, yo intentaba volver a acomodarlo y no dejar que me lo quitaran pero eran demasiadas manos, entre la calentura que tenía, más la lengua de Elías jugando con mi clítoris les dije «Bueno chicos si tanto me quieren ver desnuda yo me saco el bikini, pero ustedes también se desnudan». No pude terminar la frase cuando vi que todos ya estaban con sus vergas bien erectas al aire, nadie tenía ropa, por lo que no me quedó más remedio que desnudarme, primero bajé las tiras, dejando que cayeran sobre mis hombros mostrándoles mis tetas, luego me di media vuelta sacándome la parte de abajo mostrándoles mi colita en todo su esplendor, para luego dar un salto a la pileta. Automáticamente todos me rodearon, sentía sus vergas rosándome por debajo del agua, me moría de ganas por probarlas, algunos me besaban, otros me metían sus dedos dentro de mi vagina, otros me agarraban o chupaban mis tetas, yo estaba en la gloria disfrutando del momento, tocando sus vergas me di cuenta que tenía para probar vergas de todas las formas y tamaños. Fui pasando de boca en boca hasta que me topé con Nahuel, el puso sus dos manos sobre mi cabeza y con gran fuerza metió mi cabeza debajo del agua quedando a la altura de su verga, por más que quisiera no me podía resistir era mucho más fuerte que yo, el empujaba mis labios con la cabeza de su verga queriendo entrar en mi garganta, cedí y terminó cogiendo mi garganta debajo del agua, lo cual era muy excitante. No pude aguantar mucho ya que no tenía aire, le hice señas con mis manos y dejó de sujetarme la cabeza, cuando volví a la superficie, vi a uno de los chicos sentado en el borde de la pileta, y yo automáticamente me prendí a su verga, comencé a chuparla de abajo hacia arriba con mi lengua y cuando llegaba a la punta le rosaba el glande con mis dientes, él solo gemía de placer, al mismo tiempo sentí como alguien se colocaba atrás mío y con sus dedos comenzaba a jugar con mis pezones, mientras que con su verga rosaba mi vagina buscando entrar para penetrarme. Como tardaba mucho sus amigos le recriminaron, él contesto que era muy difícil abajo del agua. Me tomaron de los brazos me sacaron del agua y Elías me cargo sobre sus hombros me tomó de las piernas dejando bien arriba mi cola, mientras los demás nos seguían, me daban cachetazos en la cola.
Me llevó hasta una reposera banca de plástico, donde me acosté, tapé torpemente mis tetas me cruce de piernas, las movía de un lado a otro para que pudieran ver mi vagina y les pregunté «¿ay chicos que quieren ahora?» mientras me reía, sabiendo que se venía una cogida muy salvaje. Elías me respondió «Ya sabes lo que va a pasar, abrí las piernas dale» Esa última orden me excito demasiado, yo les pedí que buscaran en mi cartera los preservativos y mi gel para comenzar la acción, Pude escuchar como uno de ellos decía «A bueno la putita vino preparada con todo». Cuando todos ya tenían sus preservativos y yo mi vagina bien lubricada, les dije «chicos nada de videos, y no le cuenten a nadie, porque el que come cayado come dos veces», entonces abrí las piernas de par en par para que empezaran a penetrarme.
El primero como era de esperar fue Elías que me penetró con relativa facilidad llegando hasta el fondo, yo solté un gran grito de placer y lo abracé con mis piernas y mis brazos. Los jóvenes suelen tener mucha energía al momento de tener sexo, ahora imaginen la energía y la fuerza que tiene uno que juega al futbol casi a nivel profesional. La fuerza de sus embestidas eran de otro mundo, yo solo podía gritar de placer y con mis piernas intentaba hacer que llegue más adentro mío, tuve un orgasmo muy intenso gritaba y me retorcía de placer, pero el con su fuerza podía controlarme, aumentó la intensidad de sus embestidas, sabía que estaba por acabar por lo que comencé a besarlo, mientras disfrutaba de su lengua jugando con la mía, él acabo dándome las últimas embestidas y fueron tan fuertes, que rompimos la reposera de plástico en la que estábamos, cortándome un poco la espalda, pero no le di importancia. Me llevaron a otra reposera y cuando estaba por entrar el segundo chico, les dije «muchachos tengo tres agujeros y dos manos aprovechen». Uno se colocó en la reposera, yo apoyé mi espalda contra su pecho dejando que me penetrara la cola, mientras quedaba boca arriba para seguir recibiendo vergas de todos lados, otro chico me sujetó con fuerza las piernas, las levantó y comenzó a penetrarme por la vagina, mientras yo hacía lo posible por chupar y masturbar las vergas que me rodeaban. De nuevo sentía como sus salvajes embestidas me iban a partir en dos, sentía sus huevos rebotando contra mi cuerpo y cada vez que me sacaban una verga de la boca aprovechaba para tomar aire, gemir un poco y seguir con una nueva verga. Todo era una locura, no tenía el control de nada, esos chicos estaban haciendo conmigo lo que querían, a mis 34 ya no tenía un buen estado físico, por lo que no les podía seguir el ritmo, entre mi cansancio, sus embestidas y el placer de mis orgasmos sentía como las piernas dejaban de responderme. Cuando los dos chicos que tenía adentro mío acabaron, fueron reemplazados por otros dos, esta vez cambiamos de pose, el chico que tenía abajo comenzó a penetrarme por mi vagina mientras que el otro me penetraba la cola, creo que estos chicos tenían mucha experiencia con la doble penetración porque la sincronización que tenían era espectacular, estaba disfrutando sus embestidas como nunca, hasta que le hicieron una señal al chico de turno al que le estaba chupando la verga. El chico al que se la estaba chupando me la metió hasta el fondo de mi garganta, con una mano me tomaba la cabeza para no poder zafarme, mientras con la otra mano me tapaba la nariz, al mismo tiempo el chico que tenía abajo me apretó el cuello con sus dos manos asfixiándome, y antes que pudiera reaccionar, el que tenía penetrándome la cola me tomo de los dos brazos para que no pudiera moverme. Estuvieron así un rato, no podía respirar, no podía moverme, me ahogaba con esa verga en mi garganta, mientras que los chicos que me penetraban, lo hacían con una velocidad y una fuerza descomunal, yo solo podía emitir algunos gruñidos de placer y dolor, trataba de soltarme pero era inútil, cuando sentía que iba a perder el conocimiento los chicos me penetraron hasta el fondo y me soltaron haciendo que tenga un orgasmo increíble yo no paraba de convulsionar sobre uno de ellos, lo cual no les importó y volvieron a penetrarme mientras yo seguía disfrutando del orgasmo. Cuando estos chicos acabaron yo estaba deshecha, sin fuerzas y más que satisfecha, pero recién estábamos comenzando y tuve una sensación de miedo cuando vi a los chicos que ya habían acabado con sus vergas nuevamente erectas, el resto del día fue muy largo.
mientras transcurría la tarde, uno a uno los chicos fueron cogiéndome, penetrándome por todos mis agujeros, yo solo podía gemir y disfrutar de los orgasmos. A medida que pasaban se fueron volviendo cada vez más salvajes y violentos, me asfixiaban con sus grandes y fuertes manos, me daban cachetazos en la cara, en mis tetas o en mi cola, yo les pedía que fueran más despacio, y por un momento bajaban la intensidad y luego volvían a aumentarla apretando mis tetas, mi cola y mi cara con más fuerza. Cada vez que llegaba a un orgasmo intentaba zafarme para poder descansar un poco pero era inútil, simplemente me sujetaban con fuerza y volvían a penetrarme. El momento que más disfruté, fue cuando entre dos me penetraron de parada, me colgué sobre uno de ellos mientras era penetrada por mi vagina y luego un segundo paso su brazo por mi cuello asfixiándome y penetrándome por atrás, en esa posición si podía moverme un poco, y llegué a disfrutar mucho del orgasmo que esos dos varones me dieron. En un momento de la tarde, los que me penetraban por la cola dejaron de usar preservativo, cuando sentí al primero llenarme la cola de leche fue un camino de ida, a partir de ese momento les pedí a todos que me acabaran dentro de mi cola. Quería probar adentro de mi vagina también, pero tenía miedo de quedar embarazada. Cuando el sol empezó a caer, ya había perdido la cuenta de cuantas veces me habían penetrado, sentía mi cola llena de semen, mi cuerpo, mi cara y mi pelo estaban todo pegajoso por el semen y la cerveza que me habían tirado, y todavía quedaban un par de horas más, estaba succionando la verga de uno de los chicos mientras era penetrada, cuando ese chico me saco su verga de mi boca para acabar en mi cara, uno de los que me estaba penetrando me sujetó la cara y con sus dedos abrió mis parpados, para que el semen llegara a mis ojos, sentí un gran ardor y les pedí que no lo volvieran a hacer. Uno de los chicos quiso cogerme el solo, así que me agarró me arrastró por el suelo, puso mis piernas sobre sus hombros y me penetró hasta donde mi vagina le permitió llegar. Su embestidas eran muy potentes, sus huevos chocaban contra mi cola haciendo ese ruido tan particular, yo solo podía gemir y pedirle que por favor lo hiciera más despacio pero a el no le importó y siguió así hasta que acabo, luego volvieron las doble penetraciones, pero esta vez fue diferente, porque los muy intensos me hicieron una doble penetración vaginal. Como mi vagina estaba tan dilatada no fue doloroso, yo solo me recosté sobre el pecho de uno de ellos y disfruté. Cuando terminaron, aproveché para intentar ponerme de pie con las pocas fuerzas que me quedaban quería buscar algo para beber, pero fue en vano, no podía coordinar las piernas, caí rendida al piso me puse boca arriba y sentí que nuevamente era arrastrada por la quinta hasta quedar rodeada de vergas. Las horas y las vergas fueron pasando, a muchos ya no se les paraba pero aun así aprovechaban para apretarme las tetas o mi cola, o darme unos buenos cachetazos, tampoco faltaba el que me intentaba llenar mi vagina con sus dedos y a veces eran varias manos al mismo tiempo, hasta intentaron meterme todo un puño, pero no lo lograron. Ya quedaban pocas vergas, pero eran también las más salvajes, no solo me pegaban o me ahorcaban, también me tiraban del pelo con una fuerza que pensaba que me lo iban a arrancar, también me mordían con tanta fuerza que llegaron a lastimare. Todo eso lejos de molestarme me excitaba todavía más, los últimos orgasmos que tuve fueron también los más intensos. Al caer la noche yo estaba desparramada en el piso, tenía una botella de cerveza en mi culo, varios preservativos llenos de semen atados a mi pelo, mientras que chupaba y succionaba la verga de mi alumno favorito Elías, cuando termine de tragar la última gota de semen sentí como su verga se volvía flácida en mi boca y di la noche por terminada. Ya no podía más, me recosté en el piso y cuando me preguntaron si estaba bien, yo no podía hablar, me faltaba el aire y solo tuve fuerzas para levantar mi brazo y hacer la señal de «bien» levantando mi pulgar, todos me aplaudieron y celebraron mi desempeño.
Mientras los chicos levantaban todo para salir de la quinta yo me recosté, en una de las pocas reposeras que quedaban sin romper, para descansar un rato, mientras un grupo de chicos me hacía unos mimos y masajes. Antes de irnos me invitaron a ver sus partidos y a visitarlos en los vestuarios cuando terminen, yo dije que lo iba a pensar. Me quite la botella de cerveza que tenía en mi cola, me dejé los preservativos en el pelo porque me pareció graciosa la imagen, me vestí y empecé el viaje a mi casa. En el coche los chicos estaban muy cansados y yo también, por lo que fue un viaje tranquilo. Cuando llegamos al bajarse, Elías y sus amigos aprovecharon para darme unas últimas manoseadas y unos besos, yo estaba muy agotada así que los dejé disfrutarme un ratito más antes de irme. Al llegar a mi casa fui al baño y el espejo esta vez si me dejó sin palabras. No solo tenía semen escurriendo por mis piernas también tenía manchas de semen, sangre, marcas de dientes, raspones y cortes por todo mi cuerpo, olía a cerveza, sudor, semen y cloro de la pileta. Me sentía pegajosa y muy asquerosa pero cuando me quite los preservativos de mi pelo, decidí tomar ese semen, no quería desperdiciarlo. No pude ni bañarme me quede dormida en el piso de mi baño. A la mañana siguiente sentía un dolor muy intenso en mi vagina, tanto era el dolor que apenas me podía poner en pie, por lo que me bañe y decidí ir a la clínica, ahí me dijeron que tenía un desgarro vaginal y por mi aspecto pensaron que había sido abusada, yo con mucha vergüenza les expliqué a los médicos y enfermeros que había tenido una orgía muy intensa pero consentida, ellos algo curiosos me preguntaron algunos detalles, como me generó mucho morbo les conté un poco. Al final tuvieron que hacerme una mini intervención quirúrgica y me dijeron que por unos meses debía evitar tener relaciones sexuales para que mi vagina sanara bien.
Llegado marzo, antes que empiecen las clases, conocí la lista de mis nuevos alumnos en la técnica y para mi suerte, nuevamente eran todos varones. También conocí a la nueva profesora de historia, que también se llamaba Daniela y solo por ese detalle minúsculo nos empezamos a llevar muy bien. Ella era un poco mas bajita que yo, no muy linda de cara, pero se notaba que iba al gimnasio, luciendo unas piernas tonificadas y un culo enorme, y al igual que yo también era ligerita de ropa. Una tarde en mi casa mientras preparábamos los materiales para el inicio de clases, la platica se fue dando y ella me confesó que hace mucho tiempo no no recibía una buena verga, al punto de que aceptaría a cualquiera conta de una buena cogida, yo le conté la experiencia que había tenido con el equipo de futbol y el porqué no podía tener sexo por un tiempo. Ella atónita me preguntó por más detalles, yo le conté todo lo que había pasado obviamente no le dije la edad de esos muchachos, noté como se excitó con mi relato y tal vez fue por esa excitación o la escasez que venía atravesando, pero me pidió que la invitara a la próxima orgía que tuviera. También pensé en contarle mi método de enseñanza, pero no quería asustarla, tal vez lo haga más adelante.
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