La venganza de mi ex (PARTE 2)
salvaje y hermosa es la forma en la que ahora mi ex y yo estamos juntos en esto… juntos en una familia incestuosa con nuestra nena.
“Traeme a la nena YA”
“Que hoy no vaya al colegio”
Es lo primero que le mando a Jere el lunes a primera hora de la mañana.
Lo de anoche fue espantoso de mil maneras, pero no pude dejar de ver el video en toda la noche. Lo repetí mil veces admirando detalle por detalle todos los planos. Cada pose, palabra, suspiro. Por cada vez que lo veía, descubría nuevas cosas.
Y también descubrí una nueva yo.
A las 14 hs se aparece en mi casa con las cosas de la nena y nuestra hija. Ella está feliz de verme, se me tira encima, me besa y me dice lo mucho que me extrañó.
No entiendo como está siendo tan… ella. Como si la aberración que vi anoche no hubiese pasado.
– ¡Hola, mi amor! -la tomo en brazos con fuerza y me dan ganas de llorar.
Por el padre enfermo que le tocó, y por la madre que lo permite porque es igual de enferma que él.
– ¡Mami, te extrañé!
-Yo también te extrañé, mi bebé. Ya quería que volvieras.
-Papi también te extrañó. -ella señala a mi ex que está detrás y nos mira atento.
Su sonrisa al mirarme es siniestra. Me conoce, sabe que vi el video, sabe que lo sé y que me gustó. Que soy igual a él.
Que me enfermó la cabeza.
– ¿Ah sí? Bueno bebé, anda a ordenar tus cosas que papá y yo tenemos que hablar.
Mi nena le da un beso a su papá tan cerca de la boca que siento que lo de anoche no fue cosa de una vez. Me da su sonrisa más tierna y se va. Dejándome sola con mi pesadilla.
-Que carucha, amor. ¿Por qué me miras así? -es lo primero que me dice, cagándose de risa.
-Sos un enfermo, Jeremías. ¿Qué mierda hiciste? ¿Cómo pudiste hacerle eso a una nena? ¡A tu propia hija!
-No sé de qué hablas.
– ¡Del video, hijo de puta! ¡Lo vi mil veces, sos vos violando a nuestra hija!
-Dos cosas. Uno, si seguís gritando te voy a cagar a trompadas y dos, me alegro de que te haya gustado tanto como para verlo mil veces. -termina sus palabras guiñándome el ojo.
No puedo creer esto.
-Te voy a matar. ¡Te voy a matar, enfermo!
Por la fuerza y la sorpresa de la cachetada, termino cayendo al piso. Mi ex, ahora serio, me agarra con fuerzas del pelo, me arrastra hasta la cocina y me levanta de forma brusca, estampándome contra la encimera del lavaplatos.
– ¿Qué te dije, puta de mierda? Que si seguís gritando te voy a fajar. Te voy a ser mierda la cara, boluda y lo digo en serio. Cerra la boca que no quiero asustar a la nena.
Lágrimas brotan de mis ojos. Pienso en como pude estar tantos años con este imbécil… pero a su vez, siento la humedad apareciendo en mi tanguita.
Desde que lo vi en la puerta con nuestra hija, mi concha se convirtió en un charco.
-Déjame, Jere. Me estás lastimando.
– ¿Vas a cerrar la boca? -asiento. -Buena chica.
Con sus dedos limpia mis lágrimas y me arregla el pelo. Me agarra la cara con las dos manos y me da besos. Empieza en mi frente y sigue en el lugar donde me golpeó que siento caliente e hinchado. Termina en mis labios. Besos lentos y tiernos, luego saca la lengua y me lame los labios, para luego chuparlos. Abro la boca por instinto, estoy tan caliente.
Mi ex sonríe y agarrándome fuerte del cuello, me come la boca. Me besa salvaje, me mete la lengua hasta la garganta y me ahorca. Como me gusta.
Cuando se aleja, me escupe en la cara y yo cierro la boca, extasiada.
Se ríe. -Sos tan puta, amor. Me encanta como intentas aparentar algo que no sos, escandalizándote y dando gritos porque me cogí a nuestra hija. Sabes que te gustó verlo, te merecías verlo. Nunca te voy a perdonar lo que me hiciste y nuestra hija va a pagar por tu culpa. Para que recuerdes siempre que preferiste ser una trola de mierda barata que se coge a viejos por plata antes que una madre y esposa. Voy a violar a Ema las veces que quiera y por donde quiera. La voy a moldear a mi manera para que no salga como vos. Para que no sea una puta desagradecida.
Me pega varias cachetadas no tan fuertes, pero lo suficiente para que yo cierre los ojos y me excite. Lo necesito, lo quiero, lo amo.
-Jere…
– ¿Qué?
-Es tu hija.
-Y eso lo hace más emocionante. -sonríe, perverso.
-La estás arruinando.
-Es tu culpa. Toda tuya. Ahora, cerra el orto que no me interesa escuchar a una puta y chúpame la pija como sabes que me gusta. Estuve entrenando a tu hija para que lo haga como vos, pero le cuesta.
– ¿Hace cuanto te la coges?
Se lleva el dedo índice a los labios y hace la seña de silencio. Este enfermo de mierda siempre tocó a nuestra nena.
Por Dios.
Me agarra del pelo y me arrodilla ante él.
Jeremías es tan imponente. Mis padres nunca quisieron que esté con él y tendría que haberle hecho caso.
Mientras me agarra del pelo con una mano, con la otra se baja el pantalón y luego el bóxer. Su pija hermosa aparece haciéndome temblar y mojarme más.
-Chúpamela, puta. Y más te vale que lo hagas bien o te rompo la boca.
No tengo que hacer nada, solo dejar mi garganta disponible para él. Me coge la boca como si fuera un saco de boxeo. Violento y rudo. Me hace doler, pero no digo nada, en realidad me toco la concha por sobre el pantalón.
La saliva cae sobre mí y el piso de la cocina. Él no se detiene. Mientras me coge la garganta me escupe, insulta y pega. Me pega patadas en la panza, y cachetadas en la cara y en la cabeza con la pija y con la mano.
Me encanta, me está volviendo loca.
Me vengo dos veces y tiemblo. Él no parece notarlo o no le importa.
Me llena la boca de leche. Mucha leche que me obliga a tragar tapándome la nariz y la boca, asfixiándome.
Le pego varias veces en la pierna porque empiezo a ver negro y ahí me suelta. Yo toso con fuerza, me duele la garganta.
-Seguís siendo una perfecta chupa pija, mi amor.
Me levanta con delicadeza, me limpia un poco la cara y me besa con dulzura.
¿Cómo un tipo así puede ser dulce? No lo entiendo, pero no quiero entenderlo. Lo amo como es.
Nos besamos con pasión y deseo. En el proceso nos sacamos la ropa quedando completamente desnudos. Mi ex se aleja para admirarme. Estoy más flaca desde que cortamos, pero mi culo siempre ha sido lo que más le gusta de mí.
-Sos hermosa, mi amor.
Nos volvemos a besar, juega con mis tetas, me retuerza los pezones y luego baja a chuparlos, mordiéndolos y estirándolos con sus dientes haciéndome doler.
Grito y él me cachetea el culo por eso.
-Vení. -me pone contra la barra de desayuno y se coloca detrás de mí.
Sin pedir permiso ni tenerme consideración, me mete la pija con fuerza en el ano.
Grito de dolor y placer.
– ¡Dios, Jere!
-Uf, seguís teniendo el orto apretadito, amor.
-Me estás haciendo mal, me duele.
-Báncatela, puta.
Sus arremetidas como ayer con nuestra nena, son con bronca y odio. Me revienta el orto a pijazos y yo solo puedo gritar y cerrar los ojos con fuerza.
Me duele, me lastima, pero quiero que me garche el ano así para siempre.
-Apa, mira quién está acá.
– ¿Qué están haciendo? ¿Por qué gritás, mami?
Cuando escucho la voz dulce de mi hija de solo siete años, me estremezco porque no quiero que vea esto. Pero a la vez, pienso en el video que me mando su papi anoche, y sé que ella es tan puta como yo.
-Con tu papi estamos jugando al papá y a la mamá, mi amor… como hiciste con él ayer.
-Si, Ema. A mami también le gusta jugar a lo que jugamos nosotros tantas veces.
Escuchar eso hace que un orgasmo me atraviese el cuerpo.
– ¡Hijo de puta, tocabas a nuestra nena!
-Y le encanta. Salió con tu ADN de puta. Vení bebé, vení a ver como mamá y yo jugamos.
Mi ex sale de mi ano y se acerca agarrar a nuestra hija que cuando lo ve acercarse así desnudo, le toca la pija y se ríe inocentemente.
-Papi tu verga está dura.
-Si mi amor, para vos y mami.
Mi ex agarra a nuestra hija y la coloca en la encimera. Veo como le saca la ropa lentamente mientras le dice lo hermosa que es, como es su bebé buena y que más tarde la va a comprar muchos dulces.
Mi nena se ríe y lo abraza a su papi diciéndole que lo ama.
Yo estoy pintada, pero más caliente que nunca.
-Ahora bebé, te vas a sentar acá enfrente de mami y vas a mirar mientras los dos jugamos a la mamá y el papá.
– ¿Y quién es la mamá, papi?
-Tu mami.
– ¡No! Yo quiero ser la mamá.
-Vos también podés ser la mamá, pero es por turnos. Ahora te toca ser la novia de mami. ¿Sabes cómo se hace eso?
Nuestra hija niega. Mi ex se coloca detrás de mí y vuelve a meterme la verga en el ano.
-Lo que vas a hacer es sentarte ahí mientras mami te da besos en tu conchita como te gusta que yo lo haga.
– ¿Sabes hacer eso, mami? -sus ojos verdes se abren grandes, sorprendida.
Yo involuntariamente me rio.
-Si bebé.
-Chúpale conchita de nena a tu hija mientras yo te rompo el orto y te lo lleno de leche. -me susurra Jere en el oído.
Y yo solo puedo asentir, sabiendo que voy a hacer lo que sea que él me pida.
Le abro las piernas a mi hija y dejo su conchita abierta y maltratada frente a mi cara. Su papi se la debe haber cogido tantas veces.
Huele a nena. Delicioso. Es lampiña y de un rosado oscuro. Sus labios chiquitos y su hoyito también pero ya abierto.
Le paso la lengua varias veces para saborear su sabor, y me obsesiono. Mientras mi ex me hace un anal rabioso, le chupo la concha a mi hijita también de forma rabiosa.
Ema se ríe y suspira. Me agarra el pelo y cierra sus ojitos. Le gusta, le encanta. Definitivamente es puta como yo.
– ¿Viste como le gusta a la pendeja de tu hija que le chupen la concha? Yo la hice así.
-Enfermo de mierda.
-Como vos puta de mierda.
Me pega varias veces en el orto dejándomelo rojo y marcado. Tiene la pija durísima y sé que ya le está costando mucho no acabar.
Cuando sale de mí, me agarra la cabeza alejándome de la concha de mi hija.
-Quiero que me la entregues para que me la coja. Abrile la conchita para que yo le meta la verga.
Mis ojos brillan. ¿De dónde salió este hombre enfermo? Me volví a enamorar.
Agarro a Ema y la coloco sobre mí, llevándola a upa hasta el living, sentándome y sentándola a ella sobre mí. Le abro sus piernitas y con los dedos le abro la concha, dejando su hoyito abierto más abierto para su papi. Ella solo se ríe, pero cuando ve la pija de su papi se le oscurecen los ojos.
– ¿Me vas a coger papi? ¿Ya es mi turno de ser mamá?
-Si bebé. Ahora le toca a tu conchita disfrutar. La conchita de papi.
Jere se agarra la verga, la escupe y lentamente entra en nuestra hija. Ella se queja, pero lo acepta como una campeona.
Él es lento y tierno con sus penetraciones. Mientras se coge a nuestra hija, me mira fijamente a mí. Sus ojos oscuros, diabólicos.
-Mira lo enferma que sos. Mira como aceptas que arruine a nuestra nena y se te moja la concha. Me dejaste cogerte el culo y ahora me dejas llenarle el útero de leche a nuestra hija de solo/siete años. Sos una enferma de mierda, amor. Nunca me tuve que haber metido con vos. Puta de mierda, esposa de mierda y mamá de mierda.
– ¡Cállate!
-Te encanta que te lo diga. Seguro que ahora deseas ser vos la que esté recibiendo mi pija hasta las entrañas. Lo querés. ¿Querés que te llene de leche y te haga otra nena? ¿O un nene? Un nene que me vas a entregar para arruinar y romperle el culito. ¿Cómo no te diste cuenta el enfermo con el que estabas cuando nació nuestra hija? O tal vez sos más enferma que yo y te parecía bien que me pajeara con los pañales usados de nuestra bebé.
Sus palabras y su mirada son suficientes para que explote en un orgasmo que moja todo el sillón y el culito de mi hija.
Él se ríe. -Sos una puta de verdad.
-Te amo Jeremías, Dios. -cierro los ojos, frustrada, todavía caliente y con mucho amor por él y mi hija. -Perdón por hacerte cornudo, lo juro en serio que no lo haré más.
-La venganza llegó demasiado lejos, eh.
-Por favor…
– ¿Qué querés?
-A vos. Lléname de leche.
Niega. -La venganza sigue y tu castigo es que de ahora en más la única que va a recibir mi leche dentro de su útero es mi hija hasta que sea lo suficientemente mayor para darme un bebé. ¿O no mi niña?
Mi hija asiente. -Si papi, quiero un bebé tuyo.
Esas palabras de la boca de una nena de siete años son suficientes para que mi ex con un grito gutural le llena la conchita de leche y se entierre más en ella. La leche es tanta que rebalsa de su hoyito, aunque todavía él no haya sacado su pija.
– ¡Dios! -grita con los ojos cerrados y la cara roja. Cuando los abre, mira a nuestra nena a la cual le acaricia la cara y luego a mí. -Mis putas, mías para siempre.
Y lo demuestra cuando años después de un matrimonio incestuoso y feliz con nuestra única hija, la embaraza a sus dulces quince años, dándonos la dicha de otra nena para seguir el legado de ser sus putas.
telegram: luvshelo tw: qeenxdoll 🙂
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