La villerita
La villerita me hace pasar la mejor noche de mi vida y se encarga de que no me olvide ella. .
Con Tomás y Bruno, habíamos decidido ir a bailar esa noche a un boliche distinto a los que frecuentábamos. Según Bruno, no era nada parecido a los de la costanera, pero como un amigo suyo era RRPP del lugar, vamos a tener mesa y bebidas gratis. Tomás y yo dijimos que sí.
Son las 2:30 cuando estamos entrando al lugar. Esta explotado de gente, la música fuertísima. Un tema villerisimo que está pegado ahora. Yo no conozco nada la música villera que se escucha ahora en los boliches a menos que sea algún tema pegado en TikTok. Con los chicos solemos salir a boliches de electrónica, cachengue, cosas así.
– ¡Che, cualquier cosa si quieren bajar avisen en el grupo, así sabemos dónde está cada uno! -nos grita Bruno por sobre la música cuando estamos por subir a la mesa VIP y el patova nos está poniendo la pulserita.
– ¡¿Vos decís que si bajamos nos chorea algún negro?! -le grita Tomás en joda. Yo me rio porque lo más seguro es que sí.
– ¡No creo amigo, pero por las dudas no te hagas el vivo! -los tres nos reímos.
Las jodas entre nosotros siguen. Nos empiezan a traer botellas, tragos, tomamos, nos movemos como si estuviéramos bailando, tiramos alguna historia en Instagram. Todo muy chill.
Tomás se me acerca y me grita al oído. – ¡Amigo, ni una linda eh! -yo me rio, ya estoy sintiendo los efectos del alcohol. – ¡Son todas re negras!
– ¡Y si amigo, este es un boliche de villeros! -me encojo de hombros. – ¡Acá te vas con sida si te comes a alguna!
Los dos nos estallamos. Bruno nos mira y se ríe, aunque no entiende de que nos reimos. Yo me prendo un porro que comparto con los chicos, sigo moviéndome en el lugar, reviso el celu y tengo un mensaje de Lola. Me pregunta si estoy en Zona Norte. Seguro quiere coger y la verdad no me vendría mal, pero no estoy ahora. Le contesto que estoy en capital que mañana nos podíamos ver.
Lola es una rubia hueca amiga de la hermana de Tomás. Nos conocimos en uno de los cumples de Martina y de ahí empecé a chamuyármela. Cada tanto nos vemos para coger, pero solo eso. Es muy pelotuda para tener algo más serio con ella pero es linda y para pasar el rato no me viene mal.
– ¡Voy al baño! -le aviso a Bruno que asiente y sigue hablando con los pibes de la mesa de al lado. Tomás esta con el celular seguro hablando con la cornuda de la novia. Pobre.
Es imposible caminar para ir al baño, demasiada gente. La música me está retumbando la cabeza porque el porro y el alcohol ya están haciendo efecto. Tardo como 20 minutos en llegar y hay una fila de la puta madre. Espero mientras boludeo con el celu. Cada tanto miro si la fila avanza y a la fila de al lado del baño de las chicas.
En una de esas cruzo mirada con una flequilluda. Me mira y me sonríe. Yo la ignoro y sigo mirando mi celu, pero no puedo evitar levantar los ojos y volver a mirarla.
No es fea, pero es clarísimo que es una villera. El flequillo te dice todo. No es muy alta por más que este usando una bucaneras con tacos. Las tetas se le están por escarpar del topcito de lentejuelas que tiene puesto, y el shorcito negro muestra el culo espectacular que tiene. Tiene los labios gordos de petera pintados de rojo intenso y unas pestañas gigantes que parecen dos escobillones. El pelo negro larguísimo le llega hasta la cola. Y las uñas que tiene parecen garras.
Una negra villera con toda la letra.
Aunque lo intento, no puedo dejar de mirarla, tiene algo que me llama la atención. Y parece que ella piensa lo mismo, porque siempre que la miro, está mirándome y sonriéndome.
En un momento, se empieza a tocar el pelo y le da una calada al vaper trucho que tiene en la manos. Cuando suelta el humo, me mira fijamente a los ojos y saca la lengua riéndose.
La ignoro. Me niego a que una villera me ponga la pija dura. Nunca estuve con una y jamás lo haría. Que asco.
Cuando es mi turno de entrar al baño, voy rápido sin mirarla. Esta todo asqueroso pero bueno, en todos los boliches es igual.
Me saco la pija que todavía la tengo un poco dura por la negrita esa, y empiezo a mear. No me termina de salir el chorro cuando la puerta detrás mío se abre.
– ¡Esta ocupado!
-Ay disculpá mi amor.
Lo rápido que doy vuelta la cabeza cuando escucho voz de mujer hace que me maree todo.
La villera de antes esta enfrente mío. Tiene la sonrisa más de trola que vi en mi vida. Me mira de arriba abajo y cuando sus ojos se enfocan en una parte de mi cuerpo, es que me doy cuenta de que tengo todavía la chota al aire.
– ¿Qué haces acá? Salí. Este es el baño de hombre.
Ella me mira con una de sus cejas levantadas. -Si te vi afuera mirándome toda, ¿qué te haces el ofendido?
-Nena salí ya, me vas a meter en problemas.
– ¿Con quién?
-Los patovas.
Se ríe. -Ni cuenta se dan.
-Que carajos me importa, salí ya. Negra de mierda.
-Uh, se enojó el chetito. ¿Por qué no te callas y me dejas chuparte la pija?
La sorpresa en mi cara debe ser demasiada porque ella se ríe con fuerza y se acerca más a mí.
– ¿Qué decís boluda? ¡Salí de acá ya!
-No si no me dejas chuparte esa pija hermosa que tenés. Yo sabía que iba a ser rosadita. -sin yo esperarlo, siento como sus uñas larguísimas recorren el largo de mi pija. La hija de puta traicionándome como siempre, esta durísima. -Ay mira, te haces el ofendido y la tenés re dura. Me encanta.
-No me toqués.
-No te voy a tocar, te la voy a chupar.
No llego a decir nada que la hija de puta se pone de rodillas en el piso mugriento y se mete toda mi pija en la garganta. Es tanto el placer que siento, que se me pone toda la piel de gallina y tengo que sostenerme de las paredes del cubículo para no caerme.
– ¿Qué hacés?
Es lo único que atino a decir porque después de eso estoy sumergido en el placer más intenso que sentí en mi vida. Nunca en la vida me habían chupado la pija así.
Mi chota toca el fondo de su garganta. Cuando la saca porque se está ahogando, me sonríe y se lame la baba que le cae de la boca. Me la escupe, me pasa la lengua por lo huevos y se saca las tetas del top para comenzar a tocárselas, a jalarse los pezones. Estoy en el cielo. Me la chupa como una profesional, los ojos se me van para atrás, e inconscientemente, le agarro la cabeza.
– ¿No que no querías, chetito?
-Cerra el orto, villera de mierda.
Me olvido de donde estoy y de quien soy y hago lo que esta puta reventada estuvo buscando desde el minuto cero, le violo la garganta. Mi pija toca el fondo de su garganta varias veces en las que no la dejo respirar. Lagrimas caen de sus ojos, la baba sale por todos lados arruinándole el maquillaje. Me toca la pierna para que la deje respirar, pero yo niego con la cabeza.
– Chupá puta, ¿no te gusta? ¿No te gusta ser una trola de mierda?
Cuando la suelto, empieza a toser y me mira con odio. -Sos un imbécil.
Le pego un cachetazo no lo suficientemente fuerte para lastimarla, pero si para girarle la cara. Pienso que se va a levantar e irse, pero para sorpresa o alegría mía, se empieza a reír y me mira.
– ¿Me encanta, me pegas otra vez?
Dios.
Ni le respondo, la agarro fuerte de los pelos, la pongo de espaldas contra una de las paredes sucias y empiezo a pegarle cachetazos en el orto.
-Sos muy trola, ¿cómo te llamás?
-Camila. ¿Y vos amor?
-No te importa, puta. Bájate el pantalón. -lo hace con desesperación y la tanga también. Yo termino de bajarme el mío y el bóxer. Mierda. -No tengo forro, la concha de mi madre.
-Métemela igual.
Mi cabeza da vuelta. ¿Esta villera me pidió que le meta la pija sin preservativo? ¿Está loca?
– ¿Ah sí? ¿No estas apestada vos sucia?
-No amor, limpita para vos.
– ¿Y me vas a dejar acabarte toda la conchita? -le susurro en el oído mientras le paso toda la pija por la concha. No veo nada, pero esta depiladita y se siente sueve.
-Uh si amor, acábame toda la conchita. Haceme un bebito tuyo mi amor.
-Zorra de mierda. No me pienso hacer cargo de un hijo tuyo.
-No me importa amor, solo quiero sentir tu lechita caliente dentro mío.
Esto es un sueño.
-Me estas volviendo loco.
No lo pienso dos veces (aunque debería), y le meto a pelo la pija. Se siente tan caliente y mojada, que tengo que respirar profundo y contar hasta 10 para no venirme. La villera empieza a mover el orto volviéndome loco. La agarro más fuerte del pelo, y le aprieto las tetas gigantes que tiene, deteniéndola.
-Deja de moverte.
– ¿Por qué amor? ¿Me vas a echar toda la lechita ya?
-Si.
-La quiero, dámela todo.
-No, pará.
Le tapo la boca para no escucharla más, y empiezo a garcharmela como si mi vida dependiera de ello. La villera grita, pero no se escucha nada por mi mano amortiguando sus gritos. Le meto la pija rápido y duro sin ninguna compasión. Su conchita me aprieta todo y se sienta tan mojadita. La verdadera zorra.
-Sos una hija de puta, mirá cómo me mojas toda la pija. ¿Te gusta sucia? -ella asiente y yo me pongo loco porque siento como me aprieta la pija mucho más. Empiezo a cogérmela a lo bruto, le muerdo el cuello, le maltrato las tetas y le tiro del pelo para que le duela. Ella grita, pero no se escucha nada. Su culo rebota contra mí y se me viene la idea de cogérmela por el ano, pero no. No me voy a arriesgar más. Además, ahí sí que no duraría nada.
No aguanto mucho, me contuve lo más que pude y la puta no ayuda con esa concha de diosa que tiene.
-Me voy a venir putita, te voy a lechear toda.
Le quito la mano de la boca. -Si amor, échamela toda en la conchita. Déjame embarazada bebé, quiero un hijo tuyo.
-Sos muy puta.
-Para vos amor. ¿Me la vas a dar? Me vas a llenar la conchita. Dale, la estoy esperando.
No me contengo más y me vengo como nunca. Le inundo la concha de leche como nunca en mi vida lo había hecho con ninguna. Me tiembla todo el cuerpo y no puedo evitar soltar un grito de sorpresa mientras tengo los ojos cerrados. ¡Dios mío!
-Me llenaste toda amor. Que rico.
Al escuchar eso es cuando caigo. Abro los ojos y la miro a la villera que me está mirando con una sonrisa gigante mientras se relame los labios y se acomoda la ropa. Se me estremece el cuerpo cuando veo como mi leche le baja por las piernas.
-Me encantó mi amor. Si querés volver a verme, búscame en Facebook. Camila tu morochita. Te voy a avisar si me hiciste un bebito.
Con eso, se ríe burlona y me da un beso en el cachete, mientras se va caminando como si nada cuando yo todavía estoy tratando de respirar.
¿Qué mierda acabo de hacer?
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