Las locas y calientes aventuras de mi mamá (capitulo 2, de viaje en Veracruz)

Continua la aventura caliente de mi mamá con el dueño de la casa en Veracruz..
Seguimos con esta aventura entre mi mamá y don Abel.

Me acerqué al cuartito aquel dónde había visto todo aquella noche, los gemidos me hacían acercarme más, era obvio, esos gemidos eran de mi mamá, cuando me asomé por la ventana me quedé en shock.

Mi mamá estaba montando a don Abel, podía ver a detalle lo que pasaba, lo montaba como una vaquera, subiendo y bajando sin parar, podía ver sus nalgas rebotando mientras don Abel la sujetaba fuertemente de la cintura.

«Aaah, Luci, que rico, me encanta como te mueves, me sacas el aire cada que te dejas caer, pero me encanta» decía don Abel con la voz entre cortada por los movimientos de mi mamá, quien lo seguía montando y gimiendo.

Mi mamá seguía con sus movimientos, montando a don Abel con lujuria y llevando las manos de don Abel a sus tetas, podía ver a mi mamá sujetando su cabello con ambas manos mientras dejaba que don Abel le apretara las tetas y metía su verga más adentro de ella.

«Mmmmmm Luci, que rico te mueves, me vas a hacer venir bien rápido mi amor» decía don Abel tratando de aguantar los sentones que mi mamá le daba.

«Aaah, aaaah, aaaah,  Abelito, me ensartas bien rico, cada que tu verga entra hasta adentro siento como descargas eléctricas» decía mi mamá aún manteniendo el ritmo de sus sentones.

«Mmmmmm, así Luci, síguete clavando en mi verga, quien me iba a decir, tan seria que te veías y resulta que te encanta la verga» decía don Abel, agitado por los sentones que mi mamá le daba.

«Aaah, aaaah, mmmmmm Abelito, es que ya tenía tiempo sin coger, aaah, necesitaba una buena verga, se siente tan rico que no puedo callar mis gemidos» decía mi mamá entre gemidos y pujidos.

«Mmmmmm, no te preocupes Luci aaaah, gime todo lo que quieras, no hay nadie que te escuche así que deja salir tus lindos gemidos»

«Aaah, me encanta como me coges, pero hay que terminar rápido aaaah, no quiero que mi esposo llegue de repente y nos vaya aaaah a descubrir» decía mi mamá con algo de pendiente.

«Aaah, no te preocupes mi amor, lo mandé a el y a uno de tus hijos con unos amigos a pescar, van a llegar en dos horas, así que tengo dos horas para darte verga » decía don Abel.

Al escuchar eso, mi mamá sonreía de satisfacción, inclinándose para dejar que don Abel le chupara las tetas, «que precavido eres Abelito, aquí tienes tu premio por tu preocupación» decía mi mamá, ofreciéndole las tetas a don Abel, quien no desaprovechaba la oferta y se pegaba a ellas como.un becerro.

Mi mamá gemía al sentir los chupones de don Abel en sus tetas y aceleró sus movimientos, gemía más fuerte al recordar que nadie estaba cerca, Don Abel prácticamente era el dueño del cuerpo de mi mamá, le chupaba las tetas, le apretaba el culo con ambas manos y la besaba en los labios mientras se la cogía, pronto don Abel empezó a pujar con más fuerza.

«Aaaah, Luci, ya merito, ya merito me vengo, ya va a salir mi lechita, ya no aguanto más»

Mi mamá al escuchar a Don Abel, inmediatamente se sacó la verga de su panochita y para mí sorpresa ¡Se la empezó a mamar! Se la chupaba con fuerza mientras don Abel la veía completamente extasiado.

«Aaah, aaaah, aaaah, Luci, Luci aaaah» en eso don Abel tomo de la cabeza a mi mamá y levantó la cintura, se estaba viniendo en la boca de mi mamá, gemía y pujaba mientras le llenaba la boca de leche a mi mamá, quien no se veía nada molesta, al contrario, succionaba la verga de don Abel, exprimiendola y provocando que don Abel soltará más leche.

Podía escuchar el sonido de mi mamá tragandose el semen «gulp, gulp, gulp» seguía tragando leche hasta que don Abel terminó, entonces mi mamá sacó la verga de don Abel de su boca y mientras se limpiaba los labios, le sonreía, gesto que don Abel le devolvió.

Yo estaba en completo shock, ver a mi mamá chupando la verga de otro hombre y recibiendo la leche con placer era algo que me estremeció, incluso tenía mi verga bien parada mientras veía todo aquello.

«Uffff, mi amor» decía don Abel tratando de recuperar el aliento «que rico estuvo todo, que rica cogida tuvimos hoy»

«Mmmmmm si Abelito » decía mi mamá aún limpiándose el semen de sus labios, «estuvo muy rico, de verdad que me siento muy bien después de esta rica cogida»

Mi mamá se acercó y abrazo a don Abel, ambos se quedaron abrazados un buen rato, se escuchaban los tronidos de sus besos mientras se abrazaban.

«Muchas gracias Abelito, de verdad que está cogida me ha levantado mucho el ánimo, que rico me cogiste» decía mi mamá mientras se reía y le daba piquitos a don Abel.

‘a mi también me gustó mucho cogerte Luci, que rico es meterte la verga, me gustó mucho como me la mamaste y te tragaste mi leche, pero la verdad, yo te la quería echar adentro de tu panochita mi amor» decía don Abel mientras la besaba y le acariciaba el culo.

«Jajaja como crees? No me puedes echar tu leche adentro Abelito, aunque no lo creas,, aún soy fértil, no quisiera llevarme un sustito» decía mi mamá acariciando la cara de don Abel.

«En serio? Entonces todavía puedes tener hijos Luci?» Decía don Abel

«Así es Abelito, mi maquinita todavía funciona, así que nada de lechita adentro » ambos se rieron y se besaron

«De todas maneras Luci, hoy me dejaste bien seco, no tengo nada de leche, me la sacaste toda, chiquita » decía don Abel acostado con cierta satisfacción.

Lo que pasó después me sorprendió, pues mi mamá se acercó más a don Abel, y sosteniendo su verga con una mano le dijo «seguro que ya no tienes leche? Yo creo que todavía tienes tantita» mientras decía eso, le acariciaba los huevos a don Abel, quien se estremecía el sentir las caricias de mi mamá sobre sus huevos.

«Ay Luci, estás haciendo que la verga se me vuelva a parar» decía don Abel con la voz agitada.

» Ahorita vamos a ver si ya no tienes leche » y en el acto, mi mamá se bajó y de nuevo se la empezó a mamar a don Abel, se escuchaba ese sonido húmedo de las chupadas, mi mamá se la estaba comiendo toda, don Abel solo pujaba y la tomaba de la cabeza.

«Aaah ay Luci, que rico mamas mi verga, aaaah, neta que rico» mientras don Abel le decía eso, mi mamá se la seguía chupando, mirándolo a los ojos mientras se comía su verga, poco a poco ví como mi mamá aceleraba sus chupadas y don Abel solo temblaba sobre la cama, sintiendo el placer que mi mamá le ofrecía con su boca.

Entre chupadas, mi mamá hacía pausas para hablarle a don Abel, para calentarlo «échale Abelito, suelta tu lechita, dame de desayunar, échame tu lechita en la boca» siguió chupando hasta que don Abel la sujetó de la cabeza y, dejando salir un fuerte mugido, se vino de nuevo, llenando la boca de mi mamá otra vez, mi mamá parecía borrega pegada al biberón, mamando y tragando la leche de aquel viejo cabron.

«Aaaah, tragatela toda, Luci» decía mientras  hundía más la verga en la garganta de mi mamá, quien de repente soltaba arcadas, pero no se despegaba, pronto don Abel terminó de venirse y mi mamá volvía a hacer aquellos sonidos «gulp, gulp, gulp» tragando la leche de don Abel.

Después de un rato, mi mamá le preguntó la hora a don Abel, al darse cuenta que faltaba poco para que mi papá, mi hermano y los amigos de don Abel llegarán de la pesca, se levantó de la cama, ambos se levantaron y se empezaron a vestir.

«Voy a bañarme, tu también báñate Luci para que mi socio no se vaya a dar cuenta de lo que hicimos» dijo don Abel, acercándose a mi mamá, besando su cuello y acariciando su culito con ambas manos.

«Claro que sí mi amor, nos vemos más al rato» dijo mi mamá, ambos se acercaron otra vez, se dieron un beso bien tronadito y después mi mamá salió de aquel cuartito, obviamente no me vio porque me escondí, pero en cuanto se metió a su habitación, salí con cuidado y me diriji hacia la playa.

Mientras caminaba por la orilla del mar, aquellas imágenes giraban por mi cabeza, mi mamá y don Abel teniendo sexo, mi mamá chupándole la verga a don Abel, aquellas frases calientes que decían, iba tan distraído que ni cuenta me di que mi papá me hablaba, el, mi hermano y los amigos de don Abel estaban bajando de la lancha.

«Que estás haciendo aquí Pepe? Pensé que estaba con tu mama en la casa de don Abel» decía mi papá

Yo quería decir lo que estaba pasando, pero por alguna razón, me límite a decir «me aburrí de estar ahí y quise venir a caminar un rato»

«Jajaja cabron, te hubieras venido con nosotros a pescar, mira todo lo que agarramos » decía mi papá mostrándome una hielera llena de peces, pero yo estaba pensando en todo lo que acababa de ver.

Caminamos hacia la casa de don Abel, y al poco tiempo, ese viejo cabron apareció.

«Que paso? Cómo les fue en la pesca?» Decía don Abel totalmente tranquilo, como si no hubiera hecho nada, como si yo no supiera lo que había pasado entre el y mi mamá.

«A toda madre» decía mi papá, presumiendo la hielera llena de peces.

Pronto salió mi mamá, recién bañada y aparentemente tranquila «que paso gordo? Te fue bien en la pesca?»

«Claro que sí flaquita » decía mi papá presumiendo sus pescados, hoy comes pescadito fresco, vieja.

Mi mamá se veía completamente normal, como si no hubiera hecho nada, como si hace rato no le hubiera mamado la verga a don Abel.

«Eso chinga, ahorita se los preparo, van a quedar bien chingones» decía don Abel mientras nos invitaba a entrar, pronto la tarde llegó y todos estábamos en la sala comiendo y platicando, en medio de la plática, mi mamá fue a la cocina a buscar unos platos, y enseguida, don Abel dijo «le voy a decir donde están los platos limpios para que no se vaya a equivocar» y salió detrás de ella, la plática estaba tan amena que nadie de nosotros nos dimos cuenta que se estaban tardando, así que yo, sin decir nada, fui a la cocina y me acerqué en silencio, solo para ver a don Abel dándole tremendos arrimones de verga a mi mamá.

Estaba detrás de ella, besando su cuello, apretando sus tetas y frotándose a ella como si se la estuviera cogiendo.

«Mmmmmm Luci, estoy bien caliente, neta que ya tengo la verga bien parada» decía don Abel mientras se la frotaba a mi mamá.

«Abelito, espérate, aquí no, nos va a ver mi esposo, o los muchachos, controlate» decía mi mamá mientras lo alejaba.

«Es que estás bien rica, quiero cogerte » decía don Abel casi queriendo bajarle el shorts a mi mamá ahí mismo.

«Al rato en la noche, cuando se duerma mi viejo nos vemos en tu cuartito»

«Está bien, entonces nos vemos en la noche » dijo don Abel, se dieron un beso y mi mamá salió de la cocina, no sin antes recibir una nalgada de don Abel, quien se tuvo que quedar ahí a esperar que se le bajara su erección.

Yo me escondí detrás de la cortina para que mi mamá no viera que estaba ahí, pronto llegó la noche y para variar, mi papá había bebido de nuevo y otra vez estaba acostado en su cuarto, bien briago,  otra vez todos dormían, pero yo de nuevo me levanté y me diriji a aquel cuartito, a ver qué iba a pasar está noche.

Nos vemos en el capítulo 3, cualquier comentario es bienvenido.