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Dominación Mujeres, Infidelidad, Sexo con Madur@s

Las locas y calientes aventuras de mi mamá (capitulo 3, de viaje en Veracruz).

Continua la aventura de mi mamá con el dueño de la casa en Veracruz, está vez el viejo logra lo que quería..
Finalmente la noche llegó, aparentemente todos dormían, pero yo esperé un momento y cuando ví a mi mamá dirigirse a aquel cuartito, esperé un momento y después me dirigí ahí a ver qué pasaba.

Me asomé, con cuidado y sin hacer ruido y ahí estaba, mi mamá acostada en aquella cama vieja, completamente abierta de piernas, sus pies apuntando hacia el techo y don Abel En medio de sus piernas dándole un oral.

Mi mamá trataba de gemir quesito, pues recordaba que está vez todos estábamos en la casa así que no quería hacer ruido, pero al parecer, las lamidas de don Abel hacían difícil aquella misión.

«Mmmmmm Abelito, que rico lo haces, haces que sea imposible mantenerme en silencio, tu lengua se siente riquísima en mi panochita» decía mi mamá entre gemidos

» Mmmm es que es inevitable Luci, ver está panochita rosadita y carnosita hace que solo quiera chupar más y más» decía don Abel entre lametones,

Chupaba con hambre mientras mi mamá acariciaba su cabeza y lo invitaba a seguir chupando, en momentos, don Abel pasaba su lengua por el ano de mi mamá, haciendo que liberara gemidos bastante sensuales.

«Aaaah, Abelito, ese hoyito no se chupa» decía mi mamá entre gemidos y liberando risitas provocativas, a lo que don Abel respondía » uy mi amor, este hoyito se ve tan delicioso que seguro cagas mermelada, chiquita»

Don Abel sujetaba fuerte las piernas de mi  mamá mientras ella disfrutaba del placer que la lengua de don Abel le daba, hasta que ví como mi mamá empezó a gemir y a pujar más fuerte, don Abel le metió la lengua en su panochita, le apretó las tetas y comenzó a chupar más rápido.

«Aaah, Abelito, que rico, me voy a venir, me voy a venir Abelito» decía mi mamá, gimiendo y retorciéndose de placer.

«Vente Luci, vente, mojame la cara con tus jueguitos, déjame saborearte mi amor» al decir eso, don Abel le comía la panocha con más pasión, mi mamá no soportó mucho, tomo fuerte la cabeza de don Abel y se vino en un orgasmo intenso, podía ver cómo arqueaba la cabeza hacia atrás y liberaba sus chorros en la cara de don Abel, quien completamente extasiado chupaba y bebía lo que le caía en la boca.

Mi mamá quedó en la cama, recuperando el aliento después de tremendo orgasmo, cuando don Abel se puso frente a ella, y con la verga bien parada le dijo a mi mamá «mira como me pusiste Luci, tengo la verga bien parada,  dura y lista para darte una buena cogida mi amor»

Mi mamá, al ver semejante verga, se mordió el labio y dijo «Abelito, ya me tienes bien caliente y mojadita, venga, cógeme, méteme esa vergota dura y negra y cógeme bien duro»

Don Abel subió encima de mi mamá, ella dirigió esa enorme verga a su panocha mojada y la metió hasta el fondo empezando con la penetración, cada movimiento era intenso, don Abel subía y bajaba con fuerza mientras que mi mamá con los ojos cerrados y la boca bien abierta trataba de soportar las tremendas estocadas de don Abel, el ambiente era erótico, dos personas completamente entregadas al sexo, son Abel bufaba y mi mamá gemía y lo mordía en el cuello para evitar gemir más fuerte.

«Aaah, aaaah, aaaah, aaaah, Abelito, que rico me coges, que rico me la clavas, no pares mi amor, sígueme empalando con esa verga enorme que te cargas» decía mi mamá entre gemidos y pujidos.

«Mmmmmm, aaaah, Luci, aprietas la panocha bien rico, haces que la verga se me ponga más dura, no quiero parar, quiero cogerte hasta que salga el sol» decía don Abel, gimiendo y besando a mi mamá.

Las embestidas se hacían más intensas, para mí mamá era cada vez más difícil gemir quedito mientras que don Abel no dejaba de metérsela.

«Aaah, aaaah, Luci, me encantas, chiquita, te amo» decía don Abel,

«Aaah, aaaah, aaaah, Abelito, que rico, no te detengas, cógeme, cógeme, cógeme» mi mamá no pudo terminar de decir su frase, pues a media cogida tuvo un orgasmo tremendo, podía ver cómo le temblaban las piernas y liberaba chorros de sus jueguitos mientras don Abel se la seguía cogiendo.

«Aaaaaaah, Abelito» dijo mi mamá, suspirando mientras se venía con intensidad, don Abel se detuvo un momento y ambos se quedaron viendo fijamente.

«Te viniste mientras te estaba dando verga, Luci?» Dijo don Abel, con cierto aire de satisfacción.

«Aaah, si Abelito, no pude evitarlo, tu verga me encanta, fue tanto el placer que me estabas dando que no pude resistir, te amo Abelito»

Don Abel al escuchar esa frase, inmediatamente la beso en los labios y, con una fuerza sacada de quién sabe dónde, se levantó, cargó a mi mamá y se la empezó a coger entre sus brazos, la sujetaba de las nalgas, podía ver la cara de mi mamá en ese instante, era placer puro, los ojos en blanco y la boca completamente abierta, don Abel la embestía fuerte mientras la cargaba, mi mamá lo abrazaba fuerte y venía con fuerza.

«Aaah, aaaaaah, aaaah, Abelito» alcanzaba a decir mi mamá, gimiendo y abrazando fuerte a don Abel quien la embestía sin piedad y con todas sus fuerzas, le apretaba sus nalgas, le metía la verga sin piedad, la besaba en los labios y le mamaba las tetas, mi mamá solo gemía y arqueaba su cabeza hacia atrás por el placer.

Pronto, don Abel recargó a mi mamá contra la pared y se la empezó a coger más duro, mi mamá era presa completa del placer.

«Aaah, aaaah, Luci, chiquita, que rico se siente cogerte, estoy hasta arriba, aaaaaaah» decía don Abel, completamente cubierto de sudor, mi mamá no decía nada, solo se dejaba llevar por los besos y las embestidas de don Abel, hasta que don Abel dijo «aaaah, aaaah, aaaaaaah, Luci, no puedo más, estoy en mi límite, no voy a soportar más».

Mi mamá al escuchar eso, se limitó a decir «aaaah, aaaah, no, no Abelito no, adentro no, adentro no» a pesar de que decía eso, no la veía poner ninguna resistencia, al contrario, abrazaba con más fuerza a don Abel, quien de repente se quedó quieto, metió su verga hasta el fondo de la panocha de mi mamá y libero un fuerte ¡AAAAAAAAAAH! seguido de un ¡MMMMMM MMM! de mi mamá, se estaba viniendo adentro de ella, la estaba llenando.

podía ver cómo don Abel temblaba mientras mi mamá tenía espasmos, al parecer, estaba teniendo otro orgasmo mientras don Abel le estaba llenando la panocha de semen, se quedaron ahí, quietos y abrazados unos minutos, hasta que don Abel la sujetó con ternura y la acostó en la cama, mi mamá estaba recuperando aire y don Abel estaba acostado a un lado de ella, recuperando aire también.

Hubo un silencio breve, hasta que escuché a mi mamá decir con un tono serio «Abel, te dije que adentro no».

«Perdóname Luci, pero sinceramente se sentía bien rico, te veías tan excitada que pensé que te ibas a enojar si la sacaba, o me vas a negar que estabas bien caliente» decía don Abel.

Mi mamá se la quedó viendo por un momento, para finalmente regalarle una sonrisa, pero no una sonrisa normal, más bien una sonrisa de complicidad, de esas que dan a entender que no estaba bien lo que estaban haciendo, pero era tan delicioso que simplemente era inevitable, ambos se abrazaron y se quedaron así un momento, dándose besos, acariciandose, mi mamá la frotaba la verga mientras don Abel le apretaba las nalgas, compartieron un cigarro, pasaron un bien tiempo juntos hasta que mi mamá le preguntó la hora.

Don Abel se levantó de la cama, busco su teléfono y dijo «Las 3:25, chiquita, ya es algo tarde, por qué…»

Don Abel no terminó de hablar, porque al darse la vuelta, vió algo que me dejó sorprendido incluso a mi, no podía creer lo que estaba viendo en ese momento.

Mi mamá estaba en 4, moviendo las nalgas de manera provocativa, se acariciaba las nalgas, las abría al mismo tiempo que le decía a don Abel «entonces todavía tenemos chance de echarnos otro, verdad Abelito?»

Don Abel estaba completamente sorprendido, igual que yo «no mames Luci, me cae de madre, que deliciosa estás, que culote tan delicioso, heces que se me haga agua la boca y la verga también mi amor »

«Pues entonces no pierdas el tiempo, ven y cógeme otra vez Abelito, quiero sentir tu verga partiendome de nuevo» decía mi mamá, ofreciendo sus nalgas a don Abel, quien tomó su teléfono y comenzó a sacar fotos.

«Que estás haciendo cabron?» Decía mi mamá «no chingues, no le saques fotos, no quiero que andes de presumido»

» No pasa nada mi amor, solo estoy tomando unos recuerdos para consolarme cuando ya no estés por aquí»

«Ay Abelito, ya no pierdas el tiempo, ya me estoy calentando de nuevo, cógeme, cógeme mi amor » decía mi mamá en un tono tan caliente que hasta a mi se me paró

Don Abel dejo el teléfono a un lado y se puso atras de mi mamá, frotando su enorme verga entre sus nalgas, haciendo movimientos suaves que hacían que mi mamá se mordiera los labios y moviera más las nalgas.

«Ahí te va, chiquita, te voy a mandar a tu cuarto bien cogidita mi amor» decía don Abel, frotando su verga entre las nalgas de mi mamá.

«Si papi, metemela toda, hazme gemir bien rico con tu verga» dijo mi mamá.

Don Abel la empezó a penetrar de nuevo, mi mamá gemía ya sin pendiente de que la escucharan, las embestidas eran intensas, podía ver cómo mi mamá apretaba la sábana vieja de la cama mientras don Abel se la cogía con fuerza.

La cama rechina a, don Abel bufaba y mi mamá le seguía el ritmo de las embestidas.

Don Abel le acariciaba el culo mientras le metía y le sacaba la verga sin parar, pronto sus manos se dirigieron a las tetas, las  apretaba, las amasaba y mi mamá nuevamente se volvía presa del placer, estaba completamente a Merced de don Abel quien no paraba de cogersela.

Parecían animales, cogiendo y bufando, completamente cubiertos de sudor, don Abel en ocasiones le besaba la espalda a mi mamá, quien gemía más fuerte al sentir aquellos besos.

«Aaaah, aaaah, aaaah, Abelito, que rico, me encantas» decía mi mamá articulando palabras.

«Aaah, aaaah, aaaah, Luci, chiquita, te amo, te amo chiquita, aaaah, neta que rico

Pronto don Abel empezó a acelerar sus embestidas, abrazó con fuerza a mi mamá y la penetraban con más intensidad, yo sabía lo que eso significaba, estaba a punto de venirse, la va a llenar de nuevo? Pensaba yo, mientras veía que está vez mi mamá no ponía ninguna resistencia, al contrario, se movía con más intensidad al ritmo de las embestidas.

«Aaah, Luci no aguanto más, me voy a venir otra vez, voy a soltar mi leche mi amor»

Mi mamá solo se limitó a decir con voz entre cortada «aaaah, aaaah, vente….. Vente»

Don Abel aceleró más hasta que de golpe metió su verga hasta adentro de mi mama,  quien libero un suspiro enorme, estaba teniendo un orgasmo al mismo tiempo que don Abel nuevamente se estaba viniendo adentro de ella, los espasmos se apoderaron de los cuerpos de ambos, se quedaron quietos un momento hasta que don Abel se separó de mi mamá, quien se quedó en la misma posición, dejando ver cómo el semen de don Abel salía de su panochita y escurría entre sus piernas

Don Abel cayó rendido a la cama, mientras mi mamá aún presa de la excitación, trataba de recomponerse.

Me fui de ahí en ese momento, no quise seguir viendo más, entre en mi habitación y me acosté en mi cama, a los pocos minutos pude ver a mi mamá salir de aquel cuartito, dando pasos topes, en ocasiones aferrándose a la pared, hasta que entró en su habitación, lo último que alcancé a escuchar fue el sonido de la regadera, y no supe más pues el sueño me venció.

La mañana y la tarde de aquel día lo pasamos normal, en la playa, paseando y nadando en el mar, yo podía ver a mi familia divertirse, sin embargo, al ver a mi mamá sentia algo extraño, entre tristeza y enojo, me costaba trabajo ver a mi mamá, sonriente y felíz como si nada estuviera pasando, como si nadie supiera que en las noches deja que otro hombre se la coja, aunque en realidad no sabía si estaba triste,  enojado o excitado,.

Y me daba más rabia llegar a esa casa, verla sonriendo y hablando con don Abel, compartiendo sonrisas, esas sonrisas que se comparten aquellas personas cómplices de un secreto

Cuando estaban frente a nosotros actuaban normal, pero aprovechaban momentos solos para besarse, tocarse y decirse cosas.

«Hola vergón» le decía mi mamá.

«Hola culito» decía don Abel.

Esa misma tardes, mientras mi papá y mi hermano fueron a comprar cosas para la cena, fui a la cocina a buscar algo de beber y ahí los ví, a don Abel sentado en una silla y a mi mamá chupándole la verga.

«Mmmmmm, chiquita, cómo voy a extrañar tus chupadas» decía don Abel, tomando de la cabeza a mi mamá y guiando sus chupadas con sus manos.

Mi mamá se dejaba llevar, chupando con pasión y mirando a don Abel mientras se la chupaba, sin ninguna vergüenza, ella no se preocupaba por nada, solo chupaba y le daba placer a la verga de don Abel, quien la sujetó más fuerte y la pegó a su verga, descargando su semen en la boca de mi mamá, quien bebía su leche con placer.

«Aaah, Abelito, me encanta cuando me das de comer» decía mi mamá limpiándose los labios.

Don Abel la acaricio y le dijo «está va a ser nuestra última noche, así que duermes rápido a tu viejo, no me vayas a tener esperando mucho tiempo mi amor»

«No te preocupes Abelito, lo voy a empedar rápido para que se quede bien dormido, yo también quiero disfrutar al máximo de nuestra última noche » dijo mi mamá, quien se puso de pie y le dió un beso en la frente.

Así el día se pasó rápido, mi mamá hizo lo que dijo, le dió bebida de más a mi papá, quien no tardo en perder el sentido y quedarse de nuevo dormido, yo,como siempre, esperé a que mi mamá fuera a aquel cuartito, esperé unos minutos, me levanté y fui a la ventana de aquel cuartito a ver aquella última noche…

Fin del capítulo 3, el siguiente capítulo es el último, estén pendientes.

 

8 Lecturas/3 diciembre, 2025/0 Comentarios/por Josebueno
Etiquetas: cogiendo, hermano, madre, mama, playa, recuerdos, sexo, viaje
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