Las mascotas del Amo
Bajo la estricta supervisión del Amo viven tres bellezas, que más que eso son solo mascotas, perras que están para la entera disposición y placer de su dueño….
El Amo bajo al sótano de su casa, encendió la luz que mantenía todo el tiempo apagada y sonó la campana, espero un par de minutos mientras a cuatro patas y como podían corrían a su encuentro sus tres hermosas perras, ninguna tenía nombre, hace tiempo atrás lo habían dejado olvidado, ahora solo eran mascotas, esclavas de su Amo, eran seres que estaban completa y exclusivamente para servir a su Señor, ninguna hablaba, pues el amo mantenía mordazas en los que una vez fueron bocas y ahora solo eran hocicos, siempre permanecían completamente desnudas pues el Amo desfrutaba apreciar a sus mascotas de esta manera y todas tenían collares que representaban lo que eran, perras, cada uno de ellos tenía una pequeña placa de metal grabado con un número, y en la parte posterior tenía un pequeño candado de plata que el mantenía cerrado, nunca, en todo el tiempo que ellas llevaban con él desde que las compro les había permitido quitarse el collar, pues el Amo sabía que esto les recordaría siempre que solo eran objetos, un simple animal para él y ellas ya no poseía derechos como humanas.
Una vez se reunieron todas las inspecciono brevemente, ellas debían mantener limpia su piel sin importar nada, para ello tenían una pequeña bañera llena de agua que el Amo cambiaba tres veces a la semana, nada repugnaba más al Amo que una perra mal oliente y apestosa, y sus mascotas lo sabían, por ello se esmeraban en limpiarse y acicalarse como podían, pues el mantenía atadas sus piernas de tal modo que siempre tuvieran que caminar sobre sus rodillas, las soltaba una vez a la semana para que se limpiaran y volvía a atarlas, y sus brazos estaban atados con un arnés a su espalda impidiendo su movimiento completo, dejándolos siempre pegados a su cuerpo, obligándolas a andar solo son el movimiento de sus antebrazos, sus manos también estaban atadas en puños pues una perra tiene patas no manos.
Mientras las inspeccionaba ellas movían su cintura en un vaivén haciéndole saber al Amo que estaban felices de verlo, él lo notaba porque el plug anal con una cola que siempre se encontraba en su ano se menaba con sus movimientos, al Amo le encantaba que sus mascotas estuvieran felices de verlo y como recompensa les permitió salir a la sala, les ordenó subir los escalones y les comentó que tenía una sorpresa para ellas, nada divertía tanto al Amo como ver el esfuerzo que realizaban sus mascotas al subir los escalones, cuando lo hicieron se dirigieron al sofá y cada una de las perras tomo su posición en el suelo, el Amo las premio con un bocadillo, estaban más que agradecidas pues su última comida había sido ya hace varias horas, las acaricio y tomo a una de sus perras del cabello para que tomara la posición de sentada, cuando esta lo hizo se bajó los pantalones y con un movimiento de su mano ella obedientemente abrió su boca, tan pronto lo hizo el Amo la penetro una y otra vez llegando hasta su garganta, provocándole ganas de vomitar a propósito más de una vez, cuando termino eyaculo dentro de su boca viendo que su mascota aceptara agradecida la semilla del Amo y se la tragara, ella feliz lo hizo, abrió su boca para que él inspeccionara y Amo se complació.
Les ordeno que levantaran el culo tocando el pecho con el suelo y levantando la cola del plug para tener una mejor vista saco el dildo que siempre traían dentro de su vagina en forma de bolas irregulares que él personalmente se había en cargado de mandar a hacer a la medida de cada una de sus perras, el Amo había verificado que estos dildos abarcaran toda la cavidad vaginal para que nunca fueran cómodos de tener pues rozaba constantemente las paredes de su útero, y lo reemplazo con un vibrador doble de un tamaño enorme, ellas sabían que su Amo disfrutaba viendo como era doloroso para ellas pero luego la vibración constate se volvía increíblemente placentera, aun así, salvo que el Amo lo deseara y lo ordenara nunca tenían permitido llegar al orgasmo.
Una vez hubo insertado todos los vibradores en su sitio y los hubo fijado con el mismo encintado con el que ajustaba los consoladores a medida se sentó en un sofá y saco su computadora, una hora después cuando él se cercioro que el dolor fuera lo suficiente en el cuerpo de sus perras los encendió al unisonó, para el Amo ver sus expresiones era fascinante, no obstante deseaba ver mejor sus posiciones de perras y tomo una cuerda que ato un extremo a cabello de cada una de ellas y el otro a un gancho que introdujo en su ano aun sin quitar el plug, y así de esta forma su espalda se curvo haciendo que sus tetas salieran más a la vista y su culo se levantó, viendo lo hermosas que se veían el Amo les tomo una foto, el timbre sonó, el Amo ordeno que tomaran su posición para recibir visitas y estas obedecieron al instante, él abrió la puerta y dos hombres entraron llevando tras de sí una enorme jaula; las perras se miraron entre ellas, sus caras no podían evitar reflejar el placer que sentían por el vibrador que tenían en sus vaginas y el dolor del gancho en su culo, sin embargo una oleada de miedo les recorrió el pecho, el Amo no era tan malo como muchos otros pero una jaula significada solo dos cosas, o una de las perras se iría o traerían a otra mascota como la nueva adquisición del Amo, a él le gustaba alardear de sus posesiones, por eso todas sus mascotas eran diferentes entre sí, ninguna tenía el mismo color de piel o de pelaje o incluso de ojos, él estaba orgulloso y por ello hacia reuniones sociales ocasionales en las que exhibía a sus hermosas mascotas.
Mientras las perras esperaban a ver que sucedía el Amo les pago a los hombres y estos se fueron, todas dieron un suspiro de alivio, ninguna seria vendida o regalada por el Amo, él rio al ver sus caras, ahora solo quedaba ver qué clase de mascota nueva seria, por supuesto el Amo prefería comprar a sus perras ya entrenadas, pues detestaba hacerlo él mismo, pero, en todo caso, era un hecho que sería doloroso para la nueva perra, pues el Amo era muy estricto y riguroso, cuando este abrió la jaula una pequeña perra menuda de piel increíblemente blanca y reluciente de pelaje platinado salió de la jaula, el Amo había pedido específicamente una de ese tipo, deseaba una poseer un animal de una especie exótica, así que al cabo de un mes de hacer su pedido se la habían conseguido, le había costado un poco más que sus otras perras, pero hacia más feliz al Amo, la nueva perra era aún una cachorra y eso era más emocionante para el Amo, pues nunca había tenido una tan pequeña a la que le enseñaría a punta de dolor a respetarlo a él y a sus reglas.
Caminado hacia un cajón de la mesa tomo una fusta de cuero y un collar con el número 4 grabado en él, lo puso al redor de la nueva perra y cerro el candado, el Amo como había hecho con todas las anteriores, destruyo la llave y la boto a la basura, pues estas nunca más eran necesarias, luego con la fusta en mano la golpeo en la espalda para hacer que mostrara el culo, no importa cuán obediente eran las nuevas perras del Amo, él siempre la entrenaba el primer mes a punta de dolor para que sus mascotas aprendieran ordenes rápidamente; luego fue en busca de un nuevo plug anal con cola y se lo puso sin dilatar previamente o sin lubricar, la perra chillo y como ya aprendería, el Amo odiaba que sus perras se quejaran y lo incomodaran así que con otro golpe de la fusta la hizo callar, la amordazo y ato sus manos, brazos y piernas mientras veía la cara de dolor de sus otras perras pues en ningún momento había apagado los vibradores, esto lo divirtió aún más, pero volvió a su nueva perra, como había hecho antes con sus otras mascotas cogió un especulo y la abrió de una sola vez, ella chillo y el Amo la hizo callar de una patada en el culo, luego prosiguió, tomo una regla que tenía para sus perras y la introdujo hasta el final de la vagina de su perra, midió y tomo notas, al día siguiente ordenaría un dildo a su medida.
Pero por ahora era momento de estrenar su nueva adquisición, así que introdujo un cubo de hielo en la vagina de su perra y un poco de gel frio, esto haría que la vagina se contrajera para darle más placer al Amo, pues él odiaba tener que usar un agujero débil y abierto, sin embargo amaba abrir los agujeros hasta su máxima extensión posible, así, penetro a su nueva perra y la follo tan fuerte que sus gritos se escuchaban aun debajo de la mordaza, sin duda el Amo disfrutaría marcar esa blanca piel, y mientras él terminaba y eyaculaba dentro de su perra una de sus mascotas grito de placer, acaba de llegar al orgasmo sin su permiso, esta noche disfrutaría azotando no solo una sino dos perras, pues sus mascotas no podían sentir placer alguno sin su permiso, debía recordarle que ella solo era un trozo de carne para ser usado por y para el disfrute de su Amo.
Y así, atándolas a ambas a una soga que se encontraba en el techo empezó a azotar primero a una, luego a otra, por casi media hora, turnándose de látigos y fustas, las más dolorosas que tenía, hasta que vio como la piel de ambas quedaba grabada de líneas rojas y punzantes, el Amo sonrió satisfecho y las bajo, luego con una orden sus perras mostraron su culo y el retiro los vibradores y coloco los consoladores de cada una, los ajusto y vendo para que por ningún motivo se salieran del lugar al que pertenecían, y los pateo un poco para comprobar que llegaban hasta lo más profundo de las vaginas de sus perras, volvió a sonreír satisfecho y luego busco un consolador con el tamaño más acertado posible para su perra nueva, pero antes de colocarlo en ese rosado coño tomo un poco de una crema que hacía que la zona se calentara hasta provocar una picazón insoportable y lo impregno de esta por todo lado, luego lo metió en su sitio y lo ajusto con la cinta y al igual que a las otras, lo pateo un poco para que terminara de hundirse.
Esta noche el Amo estaba muy contento así que saco a sus cuatro perras con una correa al jardín para que hicieran sus necesidades y las volvió a entrar luego de que este se hubo fumado dos cigarrillos en medio de la fría noche, pero, no las hizo bajar al sótano y en cambio las dejo dormir en la sala, no sin antes ponerles a sus cuatro mascotas unas pinzas en los pezones que contenían un bello moño a juego con el color de sus colas, ellas sabían que bajo ningún motivo podían quitárselo en la noche, pues a la mañana siguiente él deseaba ver sus pezones rojos por la tortura continua de las pinzas, también todas, salvo la nueva perra, sabían lo que conlleva desobedecer a su Amo, por ello ninguna lo intentaría, pero a su nueva mascota en vez de dejarla libre como a las otras la encerró en la jaula en la que había llegado, él disfrutaba de solo pensar en el pequeño espacio en el que pasaría la noche sintiendo el escozor en el interior de su vagina a causa de la crema sin siquiera poder hacer algo al respecto, es pensamiento dibujo una sonrisa en su boca; esa noche el Amo durmió aún mejor que de costumbre, feliz con su nuevo trozo de carne, y pensó que con esta perra quizá merecía la pena buscar que se reprodujera, pues un cachorro de una mascota excéntrica y exótica seria sin duda un cachorro de la misma categoría y cuanta suerte tendría si este llegara a nacer hembra, con este pensamiento el Amo se acostó en su cama, sin duda él estaba dichoso.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!