Las Perversiones del Abuelo vol. 2
El abuelo los vino a cuidar por unas semanas y llevará a sus nietos por una espiral de abusos y sexo..
Esa noche solo pude dormir un par de horas. Mi preocupación por las palabras que escuche tras esa puerta no me dejaba tranquilo, las palabras que dijera mi abuelo a ese extraño del otro lado de la línea telefónica.
Alrededor de la 10 am. Desperté a sobresalto con la presencia del viejo.
El de pié al lado de mi cama me miraba con ojeriza.
– levántate rápido tenemos que salir, te espero en la sala – me gruñó hoscamente
– si, si ya voy abu… – no termine de completar la frase, mi abuelo solo dio la vuelta y se marchó de mi habitación
Me di una ducha rápida y luego de vestirme pero antes de salir, pasé por el cuatro de Sofía, silenciosamente miré por su puerta y la vi dormida muy arropada en su cama, corrí a la sala. En mi mente mantenía una exaltación y temor en porcentajes que me era imposible calcular y al llegar a la sala se me hizo más evidente la incertidumbre que tan excitado me tenía.
Allí estaba mi abuelo de pié junto a la puerta, deseoso que yo llegara, a su lado Montse en silencio, llevaba un vestido rosa hasta las rodillas abotonado con broches, me pareció extraño ya que, nunca le vi con el antes, volví a tener la extraña sensación de que todo esto lo tenia planeado de ante mano y yo le ayude a llevarlo a cabo.
Unos segundos después paró un taxi frente a nuestra puerta, abordamos el coche. Los tres nos sentamos en el asiento de atrás a lo que, el viejo se fue todo el camino miran por la ventanilla, pensé que, aun se encontraba cabreado con mi hermana por el golpe de la noche anterior ¿y este será su castigo?. Unos 20 minutos después nos detuvimos frente a un chalet enorme, con un jardín lleno de arbustos de buen tamaño y un par de perros gigantes que ladraban alertando a sus dueños. Bajamos del taxi y el viejo tocó el timbre, casi de inmediato nos abrió un hombre de unos 50 años, no muy alto, pero se notaba que llevaba unos cuantos kilos de grasa de sobra, vestía una camisa celeste y un bóxer verde.
– Carlos…al fin llegas, adelante – dijo el tío que, más tarde me enteraría que su nombre era Manú, manteniendo una agradable sonrisa nos invito a pasar.
– Pero que cara tienes tío ¿apuesto que te patearon los cojones otra vez? – replicó, lo conoce bien parece
– No te hagas el listillo, tienes todo preparado? – preguntó el viejo
– Si, pero con el poco tiempo que me diste tuve que traer gente no muy apropiada para esta ocasión, son un poco “salvajes”– dijo Manú mientras nos escoltaba por un corredor estrecho
– Lo que sea estará bien – respondió mi abuelo
– Ya veo, si que te dieron fuerte ¿eh? – dijo Manú con una risilla que más parecía una mueca – ¿esta es tú nieta, no estará muy joven? – replicó agachándose y colocando su mano sobre el pecho de la niña, sobando sus tetas en forma de canica por sobre el vestido rosa
– Tu has lo que te digo y disfruta – respondió el viejo degenerado.
– Bueno, aquí estamos.
Habíamos llegado a un amplio salón ataviado con cortinas rojas y cuatro sillones a juego empotrados de a dos en las paredes laterales, junto a unas mesillas llenas de revistas y libros que, daba la desagradable impresión de ser la sala de espera de un dentista, frente a nosotros una puerta flanqueada por dos jarros con espigas multicolores.
– tengo cosas que hacer, siéntate allí mientras aguardas a tú hermana – dijo el viejo indicándome el sillón contiguo a la pared de la puerta con los jarrones.
Me senté donde me indicaron y observe como el viejo se despedía de nuestro anfitrión luego se agacho diciendo algo al oído de la niña sin que yo pudiese escuchar.
– compórtense bien y haced todo lo que Manú les diga – dijo mi abuelo marchándose.
Manú plantándose detrás de Montse la cogió por sus hombros y la dirigió frente a la puerta entre ambos jarrones, el hombre girando la manija abrió la misma de par en par.
Inclinándose levemente le susurro al oído, palabras que por la distancia se me hacia imposible escuchar, la niña se quedo petrificada por el miedo, con su vista perdida en el interior de aquel cuarto.
Uno a uno fue soltando los broches del vestido rosa, hasta arrancándoselo por completo, dejándola totalmente desnuda.
– mírenla se a meado – dijo una voz entre carcajadas desde el interior del cuarto
Me incorpore sin que se dieran cuenta y pude ver como mi hermana con una expresión de terror absoluto le escurría el pis entre sus piernas sin siquiera darse cuenta.
– entra preciosa que, aunque este lleno de meado igual disfrutaremos de tu coñito – dijo Manú empujando a la niña dentro de la habitación, cerrando la puerta tras él.
Una vez cerrada salté del sillón como atado a un resorte, intenté mirar por la cerradura pero, me fue imposible. Por lo que, pegue la oreja a al puerta intentando escuchar algo.
Un silencio sepulcral se extendió por más de de 10 minutos, cuando creía que la puerta era demasiado gruesa para poder escuchar algo a través de ella cuando, un fuerte chillido me despego de allí espantado.
– joder que coño tan sabroso.
– espera, que voy yo primero.
– estas loco, si vas primero con esa tranca tuya la partes en dos, que vaya Gonzalo
primero.
– que nadie le toque el culo que es mió.
segundos después de oír eso, mi pija se puso tan dura que dolía, es que no me lo podía creer, dentro de la habitación habían al menos 5 o 6 tíos juntos a mi hermanita desnuda, violándola en turnos y yo aquí fuera sin poder ver nada. La excitación y el morbo me ponían como moto, y como el viejo hijo de puta me traicionaba así?, yo que le ayude a abusar de Sofía, yo le llevé el culo de Montse directo a su polla me trata así?. Tendría que estar ahí dentro, viendo en primera fila como violan a mi hermana por todos sus agujeros pero, estoy aquí. Ese viejo me las pagará.
Pensaba en mil y una formas de vengarme de viejo infeliz cuando un grito desgarrador me volvió a la realidad, se oía malísimo pero, pude intuir que ya la habrían penetrado, luego unos chillidos que seguro eran de dolor acompasaron al rechinar de muebles a lo que supongo era una cama.
– deja de resistirte que más fuerte voy a darte – gritó un hombre seguidos de una fuerte palmada, un llanto ahogado se mezclaba con gritos desgarradores y suplicas de la niña.
– Por favor ya déjenme, duele, me duele basta por favor – aullaba mi hermana.
– Eso, sigue suplicando, me encanta que supliquen.
– Yo te voy a dar más fuerte para que sientas verdadero dolor – decían entre risotadas.
Y así continuaron por más de 2 horas, sin amainar el salvaje rechinar de muebles, los quejidos agónicos ni las inconsolables suplicas de dolor de mi pequeña hermana.
Me había masturbado 3 veces escuchando la espectacular violación dentro del cuarto y mi polla continuaba en su máxima erección, pensaba volver a pajearme cuando la puerta se abrió sin aviso, Manú salio desnudo, con su polla morcillona rezúmaba fluidos, demostrando que ya se había aprovechado de mi hermana. Me miró tendido ridículamente en el suelo con los pantalones enrollados en los tobillos y la pija apuntando al cielo, meneando la cabeza, Manú me hizo señas para que mirara dentro de
la habitación unos segundos antes que la puerta se cerrara.
La imagen me quedo grabada en la retina, el cuarto estaba completamente acolchado, 2 sillones de cuero negro se ubicaban cerca de la pared izquierda, en ellos 2 tipos de unos 35 años, uno de contextura media y cabello corto tipo militar, el otro un poco más fuerte con varios tatuajes, ambos meneándose la polla. Una fuerte luz en el centro del cuarto iluminaba una gran cama redonda, en ella yacía un viejo de unos 65 ó 70 años calvo con unos mechones canos alrededor de las orejas y colgándole una prominente barriga, sentada a horcajadas sobre su verga yacía mi hermana, un tío delgado de pelo largo curvado detrás de ella la sostenía de las axilas y en movimientos lentos y circulares la levantaba y dejaba caer haciendo el trabajo necesarios para que el viejo se la follara, sentado en una orilla de la cama otro viejo barrigón y cabello cano le metía y sacaba el dedo del culo lenta y profundamente, Montse, temblando asustada, daba penosos lamentos de dolor, mientras, de pie a unos metros de la cama se encontraba un sujeto, no mas de 18 años con el nabo tieso, tirando fotos de todo ángulo posible.
La puerta inexorablemente se cerro dejándome excitado a más no poder pero, la culpa comenzaba a crecer en mi mente, sentía que todo era culpa mía, fueron mis acciones o mejor dicho la falta de ella lo que ocasionaron a este suceso, culpa de mi retorcida mente y la del viejo pervertido. Y mis hermanas están pagando mis actos.
Estuve unos 15 minutos tirado frente a la puerta cuando, ruidos de pisada me hicieron voltear
– sigues allí – dijo Manú – ven entra, te invito al club del culo roto.
Abrió la puerta y ambos ingresamos, esta vez mi hermana se encontraba de lado, acostada en la cama con la pierna derecha en alto por sobre el hombro del tío más joven, este le embestía el chocho a buen ritmo ocasionando que Montse diese chillidos largos y agudos. Intente abalanzarme, decirle que la dejara, que apenas tenia 7 años no podían hacerle esas guarradas pero, la pinta de macarras de los tíos sentados en los sillones tras de mi, me hicieron desistir.
No me atreví a hacer nada mas que, continuar viendo como el tío este se corría en el interior de mi hermana y al terminar, uno de los sentados, el lleno de tatuajes se levantó y frotando su polla en la vulva de la niña, queriendo lubricar su verga con los fluidos que escurrían de allí para luego, buscar frenéticamente la entrada de su esfínter. Refregando la polla en la raja de la niña se la introdujo de un golpe de cadera todo el largo de su pene en el culo de Montse, mi hermana dando un grito a pleno pulmón se aferro a las sabanas y como pudo soportó los salvajes embistes por al menos 20 minutos.
– mamita, papito por favor ayúdenme, me hacen daño – murmuraba mi hermana entre llantos.
En un momento el tatuado la sujeto de las caderas y dando empujones lentos pero profundos continuó con un mete y saca constante, sin poder aguantarse más dio un gruñido sordo y vació sus huevos en el interior de Montse, habiendo terminado.
El vejete gordo y canoso tomo su lugar girando a la niña, colocándola boca arriba y cubriéndola con toda su humanidad, engancho la pierna derecha de mi hermana con su brazo y subiéndolo a la altura de su pecho la penetró por el coñito desvirgado hace solo unas horas.
El canoso empezó a follársela a conciencia, se podía escuchar como sus cojones bolsudos chocaban contra el perineo de mi hermanita, así siguió por unos minutos abrazándola para asirla mejor, en todo momento quería encontrarle la boca para introducirle la lengua, Montse esquivándolo giraba su cabeza histéricamente de un lado a otro. La imagen morbosa desencadeno mis más bajó instintos, descaradamente me acerque al lugar y sosteniendo la cabeza de mi hermana evité que la niña pudiese moverla y escaparse de las acciones de viejo. Oportunidad que él tomo para lanzarse contra su boca, lamiendo y mordiéndole los labios, llenándoselos de babas y haciendo máxima presión rompió la resistencia de sus labios metiendo su lengua en la boca de la niña. Lamió y chupó golosamente la boca y lengua de Montse.
Cuando volví en mí, apenado solté la cabeza de mi hermana y retrocedí entre las risotadas de los tipos que me rodeaban.
Entonces, el canoso dando un seco golpe de cadera que a la pequeña le hizo abrir la boca para recuperar el aire, se detuvo en seco, desmontándola y apretando fuertemente su nabo se acerco a la cabeza de mi hermana soltándole un profuso chorro de lechada directo a su boca, un segundo y tercero cayó en su barbilla y cuello. Luego colocando su mano entre la boca y la nariz apretó obligándola a tragar toda la lefa, Montse la tragó saltándole las lágrimas y dándole terribles arcadas al punto de vomitar.
– acostúmbrate a su sabor, antes de salir de aquí tragaras más – dijo el canoso bajándose de la cama
el hombre de corte militar se acercó a la cama mirando a mi hermana
– mierda, ya esta toda pringada es un asco – dijo advirtiendo el cuerpo de mi hermana bañada en semen y sudor del viejo
– es cierto – dijo Manú – Paco llévala y que tome un baño.
el más joven la levanto casi en volandas sacándola del cuarto
– oye tú, acompáñalo y baña a tú hermana, y no olvides ningún lugar –me ordenó Manú
– tienes un buen culo chaval, me gustaría rompértelo – dijo el delgado pelucas.
– hoy no, Carlos dijo que nos encargáramos de su hermana, no de él – replicó Manú.
– tal vez en la fiesta del Sábado – dijo el viejo calvo.
No me había percatado que, aun llevaba los pantalones enrollados sobre los tobillos y el culo al aire. Me los subí a toda prisa y salí siguiendo a Paco.
¿A qué fiesta se referían? Pensaba mientras entrábamos a un amplio baño, Paco accionando la ducha metió a Montse dentro empapándola y entregándome el gel de ducha dijo
– vamos a que esperas, lávala…tienes que dejarla presentable, aún no termina.
comencé a enjabonar, frotándole todo su cuerpo, queriendo quitar todo resto de semen, saliva y sudor depositados en ella, prestándole mayor atención a sus diminutas tetas, culo y chocho
-así no gilipollas – gritó Paco, lanzando chorros de agua directo a su enrojecido e inflamado coñito.
Con la ayuda de sus dedos comenzó a vaciar los grumos de lefa del interior de la pequeña. Visto que ya lo tenía completamente limpio, la giró para realizar la misma operación en su culo. Me indico que le separara las nalgas, dejándome una vista espectacular de su agujerito: este encontraba tan dilatado que, con tan solo apartar las nalgas le quedaba un boquete que fácilmente le cabrían 3 dedos. Procedió entonces a introducir sus dedos ayudados por el agua, lavó concienzudamente el recto de la niña que lloraba desconsolada.
Una vez terminó, la cubrí con la toalla secándola lo mejor que pude.
– esta bien así?- pregunté a Paco.
Él la tomó y recostándola en el inodoro se arrodillo entre sus piernas y apoyándolas sobre sus hombros, comenzó a comerle el coño pasando su lengua por la vulva de la pequeña, mordisqueando sus labios vaginales, para luego asirse a su clítoris dándole fuertes sorbetotes, la niña resistió unos minutos para luego convulsionar aparatosamente estremeciéndose y jadeando profusamente.
Paco retiro su cara de entre las piernas.
– ese fue un orgasmo – dijo el joven limpiándose la boca.
Mi hermana quedo despatarrada jadeando fuertemente, Paco la cargó entre sus brazos llevándola de vuelta al cuarto maldito.
Al entrar vimos que solamente quedaba el tipo delgado de cabello largo.
– aquí viene mi culito – dijo acostando a mi hermana boca abajo en la cama.
El sujeto se sentó sobre las piernitas de Montse, quedando su congestionado nabo frente al culo de la pequeña, usó una mano para separarle los glúteos y con la otra lubricó su verga a punta de saliva y apuntando el pene a la entrada del esfínter dijo:
– amo la alfombra mágica.
– por favor señor no otra vez, seré buena niña pero por favor no más – suplicaba Montse
al sentir el glande perforándole el esfínter.
– hermanito ayúdame – musitó Montse mirándome dificultosamente con su cara
incrustada a las sabanas – duele…me rompe…puedo sentir como me rompe el culito.
– si mi amor, estoy desgarrando tu dulce ano y seguiré destrozándolo hasta que no
vuelva a cerrase – respondió el pelucas.
El tipo sin compasión alguna ensarto su verga de unos 20 ó 21 centímetros entera, de un golpe en el recto de mi hermana. Dando un grito desgarrador y con su cara desencajada rompió en un desconsolador llanto, sus lágrimas resbalaban por sus mejillas pero antes de caer sobre las sabanas, el tipo se las enjugo con la mano mientras la abrazaba acostándose sobre la espalda de la niña, desde mi posición lo único que veía era el culo del pelucas subiendo y bajando repetidamente, follándole el culo con ritmo constante.
Mi hermana se sentía morir, su agujerito se acababa de cerrar gracias al agua fría de la ducha y ahora el canalla se lo profanaba violentamente otra vez.
Mientras aumentaba sin descanso la velocidad de la cabalgada que recibía su esfínter, aumentaba el rechinar de la cama y los aterrorizados chillidos de mi hermana.
– largaos de aquí, no me gustan los mirones – gritó el pelucas.
– venga vamos, Nico no le gusta que le miren follar, pero te diré algo, cuando acabe con tu hermana tendrá el ojete como abrevadero de patos – dijo Paco sacándome del cuarto.
Me llevo a la cocina donde estaban los demás reunidos bebiendo birras y comiendo. Unos 40 minutos después entró Nico, lo primero que vi, fue su cipote semi erecto y perlado por los fluidos con notorios rastros de sangre, le volvieron a romper el culo pensé.
– Su culo si que estruja el nabo – dijo Nico riendo sádicamente – quien sigue?
– ese seré yo – respondió Manú encaminándose al pasillo.
Manú estuvo encerrado con mi hermana por unos 30 minutos. Cuando al fin salio ordenó dejar descansar a Montse unas horas.
De la cocina me condujeron a un salón donde todos se sentaron en pelota a charlar. Inquieto me preguntaba cuanto más mi culo estaría en riesgo, ya que Nico no paraba de mirarme lascivamente. Su fascinación por romper culos rivalizaría con la de mi abuelo, debiendo ser enemigos en este retorcido club suyo.
Muy avanzada la tarde se reiniciaron los largos viajes al cuarto donde yacía mi hermana, en un momento creo haberme dormido ya que, Paco me despertó violentamente. Me condujo otra vez a la habitación de los jarrones, mirando por las rendijas que dejaban las cortinas que cubrían las ventanas noté que, la calle estaba totalmente oscura y los invitados se habían marchado hacía mucho.
– una vez terminen te dejo a la cría en la ducha, tu tendrás que bañarla igual que la vez anterior, debería haberme ido hace horas.
– esta bien – le respondí a Paco al tiempo que abría la puerta del cuarto endemoniado
la escena allí me impacto, Manú tendido en la cama sujetaba a Montse de las muñecas, la niña a horcajadas galopaba sobre su verga, encaramado detrás de ella el vejete calvo le enterraba el cipote en el culo sin compasión. A simple vista pareciese que follaban entre ellos, tenias que agudizar la mirada para ver a mi hermana escondida entre las grasosas barrigas de aquellos degenerados, mi hermana como desmayada se dejaba hacer, solo balbuceaba suplicas entrecortadas y soportaba agónicamente la brutal doble penetración.
Luego de ver ese espectáculo, Paco me llevó al baño a preparar los implementos, minutos después llegó cargando a Montse, la deposito en la ducha y despidiéndose se marchó, bañé a la niña tan bien como pude. Momentos antes de vestirla apareció Manú
– venga vamos, los llevaré a casa.
Los 3 abordamos el coche, yo me senté en el asiento trasero, Manú conduciendo y mi hermana que aún iba desnuda se sentó de copiloto.
Manú condujo por calles vacías y mal iluminadas, de un momento se detuvo, sin explicar nada obligó a Montse a descender y a caminar sola y desnuda por aquellas calles desiertas y sombrías. Le dio unos metros de distancia para luego seguirla furtivamente.
La suerte de la niña se acabó a unas cuantas calles cuando 2 chicos con apariencia de okupas de unos 16 ó 18 años la interceptaron, Manú se aproximo con el coche lo más cerca posible para poder escuchar y ver mejor.
– que haces por aquí monada? – Preguntó uno de ellos.
– por qué estas desnuda?.
pero mi hermana solo miraba al suelo sin decir una palabra.
– hey, responde – dijo el otro revisando detenidamente el cuerpecito de la niña,
especialmente sus pequeños pechos. Cuando finalmente llego a su culo.
– Javi, mira, parece que a esta niñata le gusta que la follen – replicó separándole las cachas. Debió verle el ano inflamado, dilatado y enrojecido tras el bestial castigo que recibieron sus orificios durante toda la tarde.
– A la putita le gusta que le cojan duro – dijo magreándole con fuerza los glúteos, el
otro chico agachándose, comenzó a lamerle los diminutos bultos que mi hermana tenia por tetas.
Su boca y lengua recorría sus rosados botoncillos de izquierda a derecha succionando de forma persistente como, intentando mamar una leche inexistente.
-tenemos que invitar a los demás – dijo el chico separando su cara de entre los glúteos de Montse y volteando hacia la casa frente a ellos – hey, salid todos venid a ver lo que encontramos –
del interior de la casa salieron 8 ó 10 jóvenes del mismo rango de edades, algunos más pequeños incluso. Los chicos la rodearon tan eufóricos y salidos como los otros y entre todos la introdujeron a la casa.
Manú entre carcajadas encendió el coche y en unos minutos se detuvo frente a mi casa, al oír el motor mi abuelo abrió la puerta. Entré hecho una furia el viejo al notarlo me siguió detrás
– ese joputa dejo a Montse con un montón de okupas – vocifere.
– tranquilo, Manú sabe lo que hace, ya la traerá de vuelta, ahora, vete a dormir y no jodas – dijo mi abuelo regresando a la puerta, continúo así la amena charla con el
desgraciado de Manú.
Preocupado por todo lo sucedido quise ver como se encontraba Sofía. Entré a su cuarto, extrañado reparé en que, aún seguía dormida semi tapada, con sumo cuidado levante la sabana y vi que dormía totalmente desnuda, un mal presentimiento cruzo mi mente. Por lo que lentamente aparté sus nalgas y confirmé mi corazonada, su ojete se encontraba totalmente irritado y restos de semen escurrían de el.
El viejo infeliz no desaprovecho la oportunidad y se folló a mi hermana quizás cuantas veces.
Esa noche no pude dormir preocupado por la seguridad de Montse, repasaba la cantidad de siluetas que había visto salir de aquella casa y calculaba cuantas folladas más se llevaría mi hermana antes que el degenerado de Manú la sacara de allí.
Al amanecer escuche el coche de Manú detenerse, y la puerta de calle abriéndose, era él que traía devuelta a mi hermana menor. La dejó en su dormitorio y yo, al fin logré dormir.
Una maravilla!
Wow, me corrí al saber que todavía otros jóvenes seguirían usando esos ya no virginales oyos
Que suertuda