Las Perversiones del Abuelo vol. 3
El abuelo los vino a cuidar por unas semanas y llevará a sus nietos por una espiral de abusos y sexo..
Desperté a eso del medio día sin ninguna intención de levantarme, eso hasta ver la nota dejada por el viejo sobre mi mesilla de noche, en ella ponía que: saldría temprano y no regresaría hasta entrada la tarde y que, cuando me levantase debía jugar al enfermero otra vez y aplicarles la famosa crema a mis hermanas. Al pensar en hacer guarradas con las niñas me dio el ánimo suficiente para levantarme y salir de mi habitación.
A Sofía la encontré revoloteando en el salón, le dije lo ordenado por mi abuelo y pedí que se quitara el pantalón del pijama, inclinara y abriera las nalgas. Sofía titubeante coloco sus pequeñas manos en ambas cachas y dando un ligero jalón dejó al descubierto su maltratado orificio, entonces recordé las enseñanzas de Paco del día anterior.
– Sofía, tienes el culo lleno de lefa, ven al baño y te ayudo a lavarlo – le dije
La niña entro al baño quitándose el resto del pijama, ya en la ducha le pedí que se abriera otra vez las nalgas mientras le lanzaba chorros de agua directo al culo tal como lo hice ayer con Montse, le introduje los dedos para lavarle concienzudamente el recto que se encontraba notoriamente irritado y enrojecido, Sofía apretó los ojos mientras metía y sacaba los dedos de su agujerito girándolos para lavar todo lugar posible.
– relájate, así dolerá menos – le dije enterrando profundamente los dedos en su ano que se dilataba con sorprendente facilidad
Luego, tomé la toalla, la sequé lo mejor que pude y embetune el área con crema.
Antes que pudiese vestirse, le pedí que me acompañara a la habitación de Montse.
Allí estaba mi hermana, acostada, desnuda tapada con una delgada sábana y profundamente dormida, pedí entonces a Sofía que separara las nalgas de Montse para así poder revisarle el agujerito, me sentí decepcionado al verlo inmaculadamente limpio, aunque descaradamente abierto, sostuve sus nalgas y le dije a Sofía que aplicara la crema, lo hizo titubeante al comienzo untando circularmente los bordes del ano, pasado unos segundos y ya tomando confianza fue introduciendo lentamente los dedos dentro del agujero, tardando mas tiempo del necesario para cubrir el área, le esta tomando el gusto pensé, y decidí que siguiera con los menesteres. Así sosteniendo las piernas de la niña, la voltee para dejar libre el camino a su vagina, separando los labios espere que Sofía hiciera su parte, mi hermana cubrió todo el chocho con una capa de esa blanquecina crema y sin que le dijera nada, hundió sus dedos en el coñito de la pequeña Montserrat que, para ese momento, se encontraba despierta. Ella solo se quedo mirando el cielo raso esperando que terminaran de hurgar tan afanosamente su sexo.
Al terminar su labor y antes que tomara su ropa, le entregue una playera manga corta que ya había seleccionado anteriormente para que vistiera, como esperaba, se la colocó quedando del largo suficiente para cubrir precariamente sus muslos, cada vez que ella se inclinaba podía deleitarme con la hermosa vista de su intimidad que quedaba vulgarmente expuesta a quien quisiera mirar.
Avanzada la tarde regreso el viejo, para mi sorpresa venia pésimamente acompañado por nuestro pervertido vecino del frente, al tío lo había descubierto fisgoneando lascivamente a Sofía, incluso, una vez intento levantarle el vestido alegando un problema con la manguera mientras regaba el jardín.
– he vuelto – dijo el viejo nada mas atravesar la puerta y mirándome preguntó – ¿has atendido a las niñas?
– Si – respondí inmediatamente – le di algo de comer a Montse y ahora está dormida pero… –
– Que bien, – dijo antes que pudiera continuar – mientras llagaba me encontré con el señor Antonio y él me comentó que perdió las llaves de su casa, desgraciadamente por la hora que es, el cerrajero no vendrá a abrir su puerta hasta mañana, por lo que, me tomé la libertad de invitarle a pasar la noche con nosotros, espero no sea problema para vosotros chicos? –
– No para mi – respondió Sofía sin apartar los ojos de la pantalla del televisor
– Para nada – acoté con recelo, me arrepentía de ponerle semejante playera y con razón, luego de ver al agradable vecino con la mirada perdida en los muslos de mi hermana
– Por favor, tome asiento – dijo cortésmente mi abuelo ofreciéndole el lugar junto donde Sofía yacía
– Gracias – respondió Antonio acariciando descuidadamente el muslo desnudo de mi hermana mientras se sentaba
No hacia falta que advirtiera a mi abuelo del vecino, el viejo desgraciado se había percatado de las indecentes miradas que el hombre le daba a la niña y tal vez, por eso lo dejo entrar y lo peor de todo, pasar la noche con nosotros.
– Sofía corazón porque no me pasas las gafas que deje frente a la tv – dijo mi abuelo.
Entendí perfectamente lo que el viejo depravado pretendía y cuando mi hermana se inclino a recoger las gafas sobre la mesilla, la playera no poseyó la tela suficiente para cubrir su culo, quedando a la vista del degenerado vecino, pude advertir cono una fuerte erección infló su pantalón en una fracción de segundo. Sofía, sin percatarse de ello caminó los pasos necesarios para entregarle las gafas a mi abuelo y luego se regreso a su puesto junto a Antonio.
– Sofía ¿no? ¿Qué edad tienes? – preguntó el tío
– Tengo 9 años, me faltan 2 meses para cumplir los 10 – respondió mi hermana
– Estas a puertas de tu cumpleaños, que bien…sabes? Tienes unas tetas grandes para tu edad – dijo el vecino acariciando descaradamente los senos de mi hermana por sobre la delgada tela de su playera – Tengo una sobrina de tu edad y no las tiene tan grandes como las tuyas –
Mi hermana estaba sin palabras se notaba en sus ojos temor, temor de ser violada nuevamente y podría estar en lo cierto, voltee a mirar al viejo con una expresión de molestia pero, este solo se limito a embozar su típica sonrisa sádica.
– ella siempre me deja chupárselas y le fascina que lo haga, me dejarías hacerlo
también, apuesto a que te agrada – continuó el vecino.
Y dicho eso, sin esperar respuesta le levantó la playera hasta quitársela por completo para luego pegar su boca a los rosados y pequeños pezones de la niña que se dejo hacer como paralizada.
Golosamente se los metía en la boca succionando y tirando de ellos mientras con la lengua recorría todo el volumen de sus senos engulléndolos con desenfreno, las gotillas de baba escurrían por el pecho de Sofía para terminar encharcándose en su vientre.
Cuando se aburrió de degustar la teta derecha continuó con la izquierda ofreciéndole mismo tratamiento.
Gracias a la distribución de los muebles mi ubicación quedaba perpendicular a la de Sofía ofreciéndome una excitante vista del espectáculo que brindaba mi hermana.
Con mis ojos encendidos de furia voltee a ver al viejo exigiéndole que detuviera el abuso. Si bien, me ponía a mil la sola idea de ver a mis hermanas bien folladas, el vecino ese me caía como puntapié en los cojones.
En eso, el viejo se levantó, me alivie enseguida creyendo que haría algo pero, mi decepción fue grande cuando cogiendo su vaso con restos de vino tinto, se dirigió a la cocina.
– ¿quieres una copa de vino? Que no se diga que soy mal anfitrión- dijo el viejo sonriendo
– No gracias vecino, yo prefiero tomar leche – respondió Antonio retirando su boca de la teta izquierda de Sofía quedando unida a él por un hilillo de baba. Cuado terminó de hablar volvió a engullirla ávidamente
– Si, a Sofía también le gusta la leche – acotó mi abuelo encaminándose a la cocina
El desagrado por el vecino me era mas fuerte que el morbo de ver como chupaban, mordisqueaban y sobajeaban las tetas de mi hermana por lo que, seguí al viejo a la cocina.
– puedes por favor, desacerté del vecino – ladré
– que te pasa? – respondió mi abuelo – creí que te gustaba eso o es que, no te agrada el vecino.
– maldito viejo, que hace, lee la mente? – pensé-, como te enteras?
– él me lo dijo – respondió – desde esa vez que, intento meterle mano a Sofía mientras regaba. Jajaja, no te metas chaval, además, Sofía lo esta disfrutando…si no recrees ve a ver.
Incrédulo regresé a la sala, allí me encontré al desagradable del vecino sentado sin pantalones con la polla al aire mientras Sofía se la engullía apasionadamente.
– Que mierda le enseñó este viejo depravado, debió ser cuando se quedo solo con
ella, el día que el club le abrió los agujeros a Montse – cavilaba sin poder creer con que profesionalismo mamaba mi hermana.
Su lengua recorría el tronco de la pija hasta llegar al glande que, metía en su boca succionando suavemente mientras su mano jugueteaba con sus huevos, en un momento Antonio sostuvo la cabeza de Sofía empujándosela a su perineo clavándole la polla hasta la garganta y en un gruñido soltó tal cantidad de lefa que le escurrió por la comisura de los labios, Sofía sacándose el nabo de la boca tuvo que tragar los restos de semen que tenia en la garganta entre arcadas a punto de vomitar.
– hay tienes, leche para que crezcas sana y fuerte – dijo el vecino entre carcajadas
– gracias por eso – respondió mi abuelo dando cortos sorbos al vaso- mira pequeña, te quedo restos de leche ahí – dijo el viejo indicando la polla flácida de Antonio
Sofía de arrodillo y metió el pene semi erecto del vecino en su boca, limpiando y chupando hasta la ultima gota de lefada. Eso fue todo lo que pude soportar, me retire a mi habitación, dando un seco golpe a la puerta me encerré en ella.
A eso de las 2 am. Desperté con unas fuertes ganas de orinar, como no quería que me vieran abrí suavemente la puerta y observe para todos lados, la casa estaba a oscuras y completamente en silencio, las ganas de orinar superaban por mucho las de fisgonear por lo que, me deslice al baño donde solté un largo chorro de pis, ya mas aliviado, era hora de indagar que coño ocurría en mi casa.
Lo primero fue ir al salón a buscar al vecino, la luz que se filtraba por la ventana era suficiente para ver que el tío no se encontraba en ningún lado, regrese a inspeccionar el cuarto de Montse. Mi sorpresa fue mayúscula al ver que mi hermana tampoco se encontraba allí, mi cabeza daba vuelta al suponer lo que había pasado. Primero, corrí a la habitación de Sofía, gracias a la luz de la ventana pude ver claramente al desgraciado del vecino acostado sobre la ropa de cama junto a ella, ambos desnudos y el maldito la tenia abrazada por la espalda con sus dedos hundidos en el coñito de mi hermana, luego fui al cuarto de mis padres que ahora ocupa ese viejo endemoniado, la puerta estaba entre abierta y la luz encendida, al mirar dentro, pude ver al viejo recostado de lado follándole suavemente el culo de Montserrat mientras la niña gimoteaba sordamente
– abuelito por favor déjame descansa. Todavía me duele por lo de ayer, por favor para – suplicaba Montse entre lagrimas
– que va, tendrás que aguantar, si esta es solo la tercera vez que lo hacemos, la noche recién comienza – respondió el viejo miserable
– no, no mas por favor – suplicaba la niña
– esto es el entrenamiento no te das cuenta, quiero que sus agujeritos se puedan abrir fácilmente, así cuando llegue el día de la fiesta del club, no les duela…mucho – dijo mi abuelo entre gruñidos de un nuevo orgasmo – el sábado todos ustedes participarán…será muy divertido ya veras, ya verán –
retrocediendo lentamente regrese a mi cuarto, donde me quede dormido pensando en las palabras del viejo.
Para ese sábado, faltaban 8 días.
- buenos días abuelo –
– buenos días Rafa – respondió el viejo – ¿quieres desayunar? –
– me gustaría bañarme primero –
– Montse esta bañándose, creo que agradecería tu ayuda, tiene unas manchas blancas en el culo –
– Se las habrás hecho anoche folleteando? – pregunté.
– Nos viste, lo suponía, por eso dejé la puerta abierta y la luz encendida – continuó – me gusta el culo de Montse, aún mantiene una asombrosa estreches después de tantos rabos que han pasado por el pero…no sé, prefiero el de Sofía, puede ser porque, fui el primero en abrírselo.
– Por cierto, donde esta ella? –
– Sofia? Está al frente, con el vecino, no lo creerás pero, encontró las llaves esta mañana, y en forma de agradecimiento la invitó a tomar leche caliente.
– Ya – dije enojado
– Que? te molesta que Sofía le chupe la polla al vecino y no a ti, ¿Por qué no haces que Montse te chupe la tuya… ¿no te aburre hacerte pajas mientras otros se follan a tus hermanas?Para mí siempre fue el morbo voyerista el que me guiaba, era la barrera psicológica que me protegía del peso moral de violar a mis hermanas, nunca las toqué, solo cooperé para que otros las violaran. O tal vez no tenía el coraje de hacerlo y después escuchar las recriminaciones de las niñas.Luego de ducharme y lavarle a Montse el culo lleno de lefa por tercera vez en lo que va de la semana, nos fuimos a desayunar, como si fuese una mañana normal solo que, el viejo obligó a la niña a tomarlo completamente desnuda, así podía acceder con mayor facilidad a su chocho para comérselo, tal y como lo hizo minutos después del desayuno, sentó a mi hermana en el sillón y colocando su piernita en paralelo con su hombro izquierdo hundió la cara en el coño y comenzó a lamerlo enérgicamente, deleitándose con los ahogados gemidos dados por Motse cada vez que su lengua envolvía el clítoris de la niña, continuando así por minutos hasta que, mi hermana dando temblores espasmódicos se corrió.
El cuarto orgasmo de Montserrat coincidió con la hora del almuerzo, mi abuelo entonces por fin la dejó tranquila así, despatarrada y con el aliento entre cortado. Limpiándose con la mano los jugos que mi hermana le dejó por toda la cara, el viejo enfilo a la cocina a preparar algo de comer.
– Rafa, ve en busca de Sofía esto estará listo pronto – gritó el viejo sacando la cabeza por el pasillo
– voy – respondí.
Era alrededor de la una y media de la tarde, en un típico vecindario de los suburbios y, a parte de un perro que correteaba a 5 casas de distancia, la calle estaba tan desierta como el Sahara. Crucé mi jardín, la calle, el jardín de Antonio y golpeó su puerta sin que nadie me respondiera, la empujé levemente y esta se abrió de par en par, entré en silencio, curioseando por el recibidor, la sala y la cocina.
El sonido de un rechinar ahogado me invitó a adentrarme en la casa. Conforme me acercaba al cuarto principal el sonido era cada vez mas claro.
El rechinar de la cama era lo único audible en el silencio de la vivienda, acercándome al dormitorio se podía advertir claramente gemidos y jadeos, sin pensarlo me aproxime al marco de la puerta. Encontré allí a Sofía acostada boca arriba, con el tío tendido sobre ella manteniendo una pierna por sobre su hombro mientras, taladraba sin compasión el coño de mi hermana.
Sabía lo que el vecino estaría haciendo con mi hermana pero, verlo era otra cosa, quedé petrificado unos segundos por el asco que me daba la escena.
– Ah, chico ¿necesitas algo? – preguntó Antonio girando la cabeza sin dejar de follarle el chocho
– S…si, necesito a Sofía, el almuerzo esta servido – dije titubeante
– Espera un minuto estoy a punto de correrme – respondió acelerando aun mas las embestidas
– Ya déjeme, que me duele el chochito – susurraba agónicamente Sofía
No atine a moverme, solo me quede ahí parado, sin decir una palabra, apreciando anonadado el golpeteo de sus cojones contra la vulva de Sofía, escuchando los gruñidos del hombre y los chillidos agónicos de la niña, hasta que pronto el bastardo del vecino vació sus huevos dentro del coñito de mi hermana. Una vez terminada su faena, la desmonto y se dirigió presuroso al baño.
– dios, tenia unas ganas locas de mear, ya puedes llevártela, dile a tu abuelo que se lo agradeceré mas tarde –
sin esperar más levanté a Sofía y nos fuimos de allí, mi hermana estaba cansadísima por lo que trastabillaba a cada paso, hacia horas que le estaban daban una follada de lujo. Con el frenesí de salir rápidamente de esa casa, solo cuando llegamos al jardín me di cuenta que Sofía iba como dios la trajo solo que, con lefa escurriéndole por las piernas, mire a ambos lados y avance sosteniéndola para que no tropezara y cayera.
A mitad de calle veo a uno de esos vagos que deambulan y pernoctan en el parque.
Si bien, el sector donde vivimos es de clase trabajadora alta el parque Libertad a 6 calles de aquí, se ha convertido en el último año en alberge de vagos, aunque la policía ha intentado erradicarlos los joputas siempre vuelven y mendigan en las casas contiguas, como ahora. Afortunadamente está aun muy lejos y no nos ha visto.
Cuando entramos en la casa, el viejo ya tenía el almuerzo servido y Montse comía placenteramente, nos sentamos a la mesa y ya que Sofía aun rezumaba semen, dejó un charquillo en el tapiz de la silla. El viejo miró de reojo el coño inflamado y enrojecido de mi hermana cubierto de un líquido viscoso blanquecino
– pero que cerda eres Sofía ahora, te levantas y limpias la silla con tu lengua – rugió mi abuelo
Sofía temblando se arrodillo junto a la silla y sacando la lengua cuan larga pudo, lamió el tapiz absorbiendo toda la lefa que había, hasta dejar la silla lo mas limpia que pudo. Bajó la severa mirada de mi abuelo no tuvo mas alternativa que tragar todo lo que había acumulado en la boca, la he visto tragado semen otras veces pero, aun no se acostumbraba al sabor y entre arcadas se obligó a deslizar el líquido por su garganta.
Los días siguientes tanto Sofía como Montse parecían resignadas a que el viejo y sus amigos las abusaran, incluso les prohibió llevar ropa en casa, ni mas cruzar la puerta debían desnudarse, así el viejo podría sobajearlas cuando quisiera.
Eso se volvió una perversa y monótona rutina y claro, me fascinaba el morbo de ver a mis hermanas sentadas junto a mi abuelo, completamente desnudas convulsionando por los orgasmos que el viejo les proporcionaba masturbando a ambas unas 8 o 10 veces al día.
Eso hasta la media tarde del día jueves, donde de un momento a otro el viejo se levantó del sillón y apagando el televisor nos contó su fascinante plan, iríamos a tomar el fresco al parque Libertad.
Me encerré en el baño de mis padres por un largo tiempo, la idea me parecía entupida no tenia ninguna intención de salir al mundo exterior, ni menos acompañados por el viejo degenerado ese pero, que podía hacer?.
Cuando al fin me digné a aparecer en la sala, me encontré con Montserrat, ella llevaba un polo manga corta blanco y una falda vaporosa lila hasta mas arriba del muslo. Inmediatamente intuí lo que el viejo pretendía.
Apostaría mi reino a que la niña no llevaba ropa interior, con una falda así de corta cada vez que soplase viento se levantaría dejando expuesto el culo a quien mirase en ese momento, entonces, corrí curioso a ver como vistió a Sofía.
A ella la encontré saliendo de su cuarto, al igual que Montse lucia un vestido casi transparente bermellón de tirantes, extrañamente uno de ellos quedaba exageradamente suelto cayendo juguetonamente por su hombro, dependiendo del movimiento que realizara mi hermana, se le podría ver parte o la teta completamente desnuda.
Cerca de las 4 y media de la tarde mi abuelo alistó un bolso con unos sándwich, algunos refrescos y tomamos calle con rumbo al parque, como lo intuí cada vez que el viento corría se levantaba el vestido de las niñas, para delicia de los chicos que ocasionalmente caminaban tras nosotros, el viejo nos distraía con historias o cuentos de su infancia, las típicas historias repetidas que los viejos suelen contar una y mil veces como si fuera la primera vez. Se supone que es culpa de la demencia senil ó el alzheimer, por mi parte siempre he creído que, es una de las ventaja que llega con la vejes. Y sirve para joder a los familiares en reuniones de fin de año.
Aproximándonos al parque se podía apreciar la inseguridad que se vivía allí, tal como advertían nuestros padres para que no nos acercásemos. El parque media unas 5 calles cuadradas de senderos serpenteantes entre grandes y frondosos olmos, planos de césped y arbustos que literalmente amurallaban sectores ocultándolos a la vista, todo ello salpicados por bancas que servían para que los vagos durmieran mas cómodos que en el suelo.
Caminamos unos minutos adentrándonos en el parque hasta sentarnos en la primera banca limpia y deshabitada que encontramos, allí nos quedamos observando los coches que pasaban a la distancia, la tarde oscurecía a prisa y aunque el viejo y yo flanqueábamos a las niñas sentándonos en las esquinas del banco, la aprensión que sentía por esta situación aumentaba a cada minuto, mientras la penumbra tomaba el control del parque tanto que, ni las pálidas luces lograban iluminar el lugar dejando sombríos manchones de oscuridad.
Ya habíamos comido y bebido todo lo que el viejo traía en su bolso, gracias a eso secretamente guardaba la esperanza de marcharnos de allí lo mas pronto posible ya que, el tío que hacía unos minutos se sentó frente nuestro, lucía una apariencia de depravado que salía corriendo. Mi abuelo aguardo un momento a que el sujeto escalofriante se embelesara con los cuerpos de las niñas antes de hacer su movimiento.
– Mira, te ensuciaste la falda – dijo levantando a Montse, para luego sacudir su
falda, entre palmadas descuidadas se le enredó la tela alrededor de sus dedos, levantándola hasta la cintura, dejando su culo a la vista del extraño, animado por este suceso, el tipo se nos acercó y con una mueca en forma de risa, le dio leves palmaditas en las nalgas de Montse como intentando sacudir migas de pan que se le hubiesen pegado
– disculpe pero, le puedo ayudarle a limpiar a su hija? – pregunto el tipo manteniendo su mano en el culo de mi hermana
– con gusto – respondió el viejo – pero no es mi hija es mi nieta
– ah, es muy guapa, que edad tiene? –
– tiene 7 años – respondió mi abuelo
– no los había visto por aquí antes, son nuevos? – preguntó el sujeto
– no, llevamos años viviendo aquí cerca es que, no venimos muy a menudo por la mala fama que ha recibido el parque – respondió – y usted vive cerca? –
– si, tengo un piso en el edificio tabula, es aquí frente en el número 22 –
– bien, venga asiento…-
– Fernando – respondió el tío – pero no hay espacio en la banca –
– No es problema, venga Montse siéntate en las faldas del señor Fernando – dijo
el viejo, mi hermana se sentó en las piernas del pervertido y este aprovechó de sobarle los glúteos por entre la cortisima falda.
– sabes? Tengo unos juguetes que le pertenecían a mi sobrina, si quieres, te los voy a buscar – preguntó Fernando a mi hermana.
– Para que se molesta amigo, que Montse le acompañe y así ve si le gustan o no – dijo el viejo
– buena idea, ven pequeña vamos por los juguetes – dijo el pervertido tomando a mi hermana de la mano y llevándosela a su piso
mi ira estaba por estallar, lo único que quería era levantarme y gritarle a la cara, aunque Sofía estuviese allí
– abuelo tengo que hacer pis – dijo Sofía como no entendiendo la situación, mientras, las palabras de mi hermana me cortaron en seco
– espera a llagar a casa – respondí rápidamente antes que al viejo degenerado se le ocurriera otra locura
– es muy lejos, no alcanzará a llegar – acotó el viejo – amigo, donde hay un
baño por aquí – preguntó a una pareja de andrajosos mendigos que pasaban frente a nosotros, la mujer tendría unos 48 años, cabello largo enmarañado y grasoso, el hombre unos 30 y algo, no se notaba muy bien la edad por la sucia y desgarbada barba, ambos sucios y malolientes ataviados con harapos desgarrados tanto o más sucios que ellos
– aquí no hay baños – farfullo el tío con voz seca y rasposa de años perdido en el interior de una botella
– y como lo hacen – inquirió el viejo
– tenemos un espacio oculto que utilizamos para eso – contesto la mujer
– me hacen el favor de llevar a la niña con ustedes para que use su baño –
– sin problemas –
no daba cabida a lo que escuchaba o veía, la vagabunda con una risilla perversa tomó la lánguida mano de mi hermana y casi arrastras, la llevó con ella al interior del jardín sobredimensionado, entre la penumbra de los árboles, mi hermana volteando miraba al viejo con una expresión que rallaba entre sorprendida y temerosa.
– pero que cojenes crees que estas haciendo, viejo hijo de… – ladré furioso
– calla ya capullo, mejor síguelos o perderás el espectáculo – sentencio mi abuelo cruzando las piernas
mi mente quedo en blanco unos segundos antes de correr sigiloso tras ellos. A cierta distancia los seguí, viendo como la pareja de vagos arrastraba a mi hermanita a través del césped hasta unos matorrales de buen tamaño, advirtiendo su destino aceleré mi paso y reptando sobre el pasto me arrime entre los setos quedando en una perfecta ubicación para ver y escuchar lo que allí pasase, la escasa luz que traspasaba el espeso ramaje, una vez acostumbrado los ojos a la oscuridad, era suficiente para vislumbrar en detalle a la mujer arrodillándose junto a Sofía
– ya pequeña aquí puedes mear tranquila – dijo la mujer
– espera yo le ayudo – dijo el hombre hamacado a mi hermana sosteniendo el
peso de mi hermana con sus piernas mientras el brazo izquierdo le sostenía las piernas de la niña por debajo de las rodillas dejándole el culo al aire y en volandas
– pero si no trae calzones – exclamo el hombre
– señora, por que tiene su mano ahí? – preguntó mi hermana
– dale pequeña, mea de una vez – dijo la mujer metiéndole la mano y acariciando la vulva de Sofía
mi hermana no aguanto mas y soltó un profuso chorro bañando los dedos de la vieja degenerada que continuaba con la mano entre las pierna de la niña
– has dejado un buen charco corazón, Jacinto por que no le limpias el chocho a la niña –
– te lo limpiare con la lengua para que quede mejor – dijo Jacinto dejando a Sofía en el suelo, el vagabundo inclinándose sitúo las piernas de mi hermana por sobre sus hombros, para luego clavar su cara entre las piernas de mi hermana
– no…quítese por favor – suplicaba la niña
– me gustan tus tetitas corazón – exclamo la mujer bajándole los tirante y con sus
dedos mugrosos comenzó a juguetear con los respingones y rosados pezones de mi hermana, para acto seguido lamerlos y succionarlos con ímpetu
– ahora te toca a ti corazón – dijo la mujer mientras se despojaba de los andrajos
que vestía, dejando al descubierto unas insólitas ubres exuberantes, con unos pezones gruesos y marrones, tomándose la teta con la mano se la ofreció para que Sofía la mamara.
La niña que aún intentaba retirar la cabeza del vago que se batía entre sus piernas, forcejeando con él sin éxito.
Entonces la mujer sosteniendo la cabeza de mi hermana, se la guío sin dificultad al pezón obligándola a succionarle su tetorra, los minutos pasaban y ahora era la otra teta a la cual mi hermana se adhería obligada por la asquerosa mendiga
– lo haces muy bien corazón ahora me gustaría ver como lames – exclamó la
mujer quitándose lo que podrían llamarse pantalones, apoyándose apresuradamente en el césped, Jacinto liberó la gruta de la niña y volteándola, la ubicó sobre el chocho de la mujer que, yacía con las pierna escandalosamente separadas, como veía que la niña evitaba que su boca hiciera contacto con la vagina de la mujer; de la cual habría que imaginarse el hedor que debió emanar de ella.
Jacinto haciendo presión sobre mi hermana forzó a que la pequeña terminase por hundir su boca en la vagina de la desagradable mujer, esta al sentir los labios de mi hermana empezó a balancear su pelvis para que sus labios vaginales rozaran los labios de la niña
– chupa o te lastimare – dijo el hombre con su voz áspera
– haré lo que me pida pero, no me lastime – farfullaba Sofía
entre los suspiros de la mujer y los movimientos rítmicos de Sofía, se deducía que la niña cumplía su obligación con creces.
Aprovechando que mi hermana se encontraba boca abajo sobre el césped degustando el coño de la mujer. Jacinto comenzó a hurgar su culo separando las nalgas
– quien lo diría, ya le han trabajado el culo – exclamo el mendigo entre risas
– y que esperas, rómpele el culo a pollazos – dijo la mujer
Jacinto presuroso se quito la parte inferior de sus harapos dejando al descubierto una verga de unos 17 o 18 cm. Babeando su herramienta se acomodó entre las nalgas de Sofía y sin advertencia, comenzó a enterrarle el glande en su ano, los gritos de mi hermana fueron ahogados por el coño de la vagabunda.
Con un fuerte movimiento de cadera, Jacinto logró hundir todo su cipote en el esfínter de la niña que chillaba y se estremecía desordenadamente, por mi posición solo lograba ver el culo del vago subir y bajar a un compás constante
– he rosa…Jacinto te esta dando de nuevo – dijo la voz de un hombre entre la oscuridad
– que están haciendo? Y por que no invitan? – dijo otro vago que ingresaba entre los arbustos
– he chino, ven a ver esto – grito el vagabundo cuya cara era enmarcada por una profusa cicatriz en su mejilla derecha.
Asombrado quedé viendo como otros dos mendigos se unían a la fiesta, los tres hombres rodearon a mi hermana avivando la actuación de Jacinto y Rosa.
Entonces el hombre apodado chino sacó su polla y arrodillándose junto a Rosa se la ofreció para que ella la chupara.
La mendiga así lo hizo y de un movimiento se la tragó hasta los cojones.
Jacinto sosteniendo a Sofía de los brazos la levantó dejándola a ahorcajada sobre la polla de vagabundo, el tipo de la cicatriz tomó el lugar de Sofía en el coño de Rosa y sacándose la polla por la bragueta, se la metió de un golpe en la gruta de la mujer.
Jacinto ya había tenido suficiente y entre un agónico graznido descargo en el interior de Sofía, la niña no alcanzo a tocar el suelo pues, cuando el degenerado de jacinto la soltó el mendigo libre, un tío que cubría su cabeza con una gorra de lana repugnantemente sucia y, que ya se encontraba con los pantalones enrollados en los tobillos, se hizo de ella y apuntando su miembro a los labios de Sofía, presiono para que esta se la chupara, jacinto ayudando a su amigo oprimió la nariz de la niña obligándola a respirar por la boca, oportunidad que el hombre tomó para introducir su herramienta hasta las amígdalas, no se tardaron en llegar las náuseas y arcadas, viendo la reacción de mi hermana pude adivinar que no fue por la violencia de meter y sacar el cipote de la boca, sino, por el asco de tener que chupar aquella polla sucia y pestilente.
Entre la mamada forzada de mi hermana y los gemidos de la follada que recibía Rosa, no aguantaba mas, la polla ya me rompía los pantalones, tenia que sacarla y cascarmela o se desprendería cangrenada. Con cuidado baje mi cremallera y al intentar bajarme los pantalones moví las ramas a mi alrededor, desgraciadamente el ruido fue tan fuerte que jacinto lo oyó
– que sucede Jacinto? – preguntó el hombre con la polla en la boca de mi hermana
– creo que hay alguien allí – respondió mientras rastreaba minuciosamente los alrededores
temiendo que me encontrasen, salí sigilosamente y corrí a la protección del grueso tronco de un árbol, allí me quede agazapado un par de minutos esperando que terminaran de buscar por los alrededores.
Eran alrededor de las 20 horas y la oscuridad reinaba en el solitario parque, solo los chillidos y gemidos de las mujeres que continuaban siendo folladas detrás del enmarañado tramado de ramas y hojas eran audibles hasta donde yo me encontraba.
No podía estar perdiendo mas tiempo por temor a ser descubierto, debía volver a mi ubicación y mirar lo que sucedía.
Arrastrándome silenciosamente regresé a mi ubicación y corriendo suavemente las hojas que me bloqueaban la vista.
Vi algo que aun me da repulsión recordar.
El vagabundo de la cicatriz yacía a 4 patas sobre la hierba mientras Sofía le lamía con aversión el culo, pasaba la lengua por toda la raja partiendo de los negros y velludos cojones hasta el inicio de su espalda prestándole mayor atención al agujero del culo,
Al tiempo que el tío de la gorra le follaba por el coño con una cadencia endemoniada.
Rosa manejaba el trabajo lingüístico de Sofía jalándole con sus largas y mugrosas uñas los pequeños y tiernos pezones de mi hermana cada vez que demoraba o perdía ahínco en su labor, tiraba y retorcía las sonrosadas coronas de aquellos insipientes limoncillos que tenia mi hermana por tetas.
Por cada una de las demostraciones de control, Sofía chillaba y se agitaba de dolor al tiempo que las lágrimas escurrían por sus mejillas, su llanto era más que dolor, era el asco de estar realizando tal acto para aquellas desagradables personas,
– a un lado General, es mi turno – dijo el hombre apodado chino, y
situándose en la misma posición que su amigo, esperó a que la depravada de Rosa moviera a mi hermana, cambiándola del culo del General por el del chino, las nauseas que le provoco a la niña aquel repugnante culo, la llevaron al punto del vomito, solo el dolor que magistralmente le proveía Rosa pellizcando los delicados pezones, lograba mitigar las arcadas que amenazaban a la niña.
– no seas tan remilgosa corazón, si sabes que te gusta lamer culos- decía la mujer entre risas
Debo reconocer que, aquel panorama tan depravado y decadente, me excitó de una manera tal que, mi pija estaba a punto de reventar nuevamente, con mayor cuidado que la vez anterior bajé mis pantalones y comencé a masturbarme como un loco.
Luego del chino fue el turno del tipo de gorra, después el de la cicatriz, Jacinto y Rosa a continuación de este, quien gemía como gatita en celo cada vez que Sofía deslizaba su lengua desde su clítoris hasta el agujero del culo, Jacinto servicialmente se ubico por sobre la espalda de Rosa y con sus dedos separo los labios del coño de la vagabunda para que las lamidas de Sofía fueran mas profundas, como la niña estaba desocupada de la cintura para abajo el tío de la cicatriz inclinándose separó las nalgas de mi hermana preparándose para introducirle su rabo en el ano de la niña.
– a un lado, que es mi turno probar este culito tan sabroso –
– es toda una delicia, no cabe duda – respondió Jacinto
Una vez completada la estocada, prosiguió con un movimiento lento pero vigoroso, tanto que con cada embiste la cara de Sofía impactaba con el culo de Rosa quien daba unos chillidos de gusto, mientras los sollozos de mi hermana eran interrumpidos por los gritos ahogados de dolor, cada vez que el tipo de la cicatriz arremetía sin piedad contra el maltratado recto de mi hermana.
– dios como aprieta, podría follarla toda la noche –
– no presumas, hace años que no puedes hacer eso – respondió riendo el chino
Tan cachondo como estaba, mi polla ya no daba más, me había corrido 6 veces y los mendigos no pretendían terminar su orgía incluso, por la actitud de los otros 2 vagos, sin duda pretendían ocupar el lugar del tío de la cicatriz una vez este terminara.
Como estaba cansadísimo del trabajo manual, en silencio gateando me aleje de los arbustos regresando a la banca donde deje al viejo, esperando encontrarle sentado junto a Montserrat.
Fue grande mi sorpresa cuando hallé la banca vacía, deambule en busca de ellos infructuosamente, eso hasta que recordé al hombre peculiarmente perturbador que se llevó a Montse a su piso, tal vez, el viejo fue en su busca pensé mientras corría a la casa del hombre, presuroso subí la escalera, una vez frente a la puerta, le di 3 golpes aguardando respuesta.
– ya estas aquí – dijo mi abuelo abriendo la puerta, iba desnudo con la verga morcillona y viscosa – venga, entra ponte cómodo Montse ya viene – continuó el viejo – y dime, que tal Sofía –
– tú sabes que le esta ocurriendo – respondí
– Me imagino, me imagino –
– Puedo utilizar el baño – pregunté, tenia la imperiosas ganas de mear y lavarme el rabo con agua helada y con suerte, se iría el ardor que sentía,
– Por su puesto – respondió el viejo – es la segunda puerta a la izquierda.
Presuroso abrí la puerta indicada sin más pretensiones que, encontrar un bater, ducha y poco más pero, no contaba con el sátiro del viejo, y lo que encontré fue a mi hermana tendida sobre el borde una cama, con los pies rozando el suelo, inmovilizada ya que sus muñecas y tobillos estaban amarrados a la cama, dejándole el culo en pompa, de este le salía una cánula que conectaba a una válvula y esta a su vez terminaba en un cubo. Este tío es un fetichista amante de los enemas, había visto videos así antes y como era costumbre desde que llego el depravado de mi abuelo, esta era la primera vez que lo veía en vivo.
– por favor no mas, me duele mi barriguita – suplicaba Montse con su cara enterrada entre las sabanas
– no, no, no todavía estas muy sucia mi pequeña – respondió el tipo acarreando un galón de agua
si bien, me encontraba de pie a unos metros de él, parecía no verme.
Fernando completamente desnudo se acercó a la cama y empezó a depositar el agua dentro del cubo, luego, se arrodillo ante el trasero de mi hermana y hundió la cánula unos centímetros más en el interior de su recto al tiempo que Montse aumentaba los gritos, sosteniéndola para que esta no se saliese, comenzó a bombear la válvula provocando que el agua rellenara sus intestinos entre las suplicas de Montse.
Esto me parecía un chiste de mal gusto. Estaba flipando al ver lo que el desgraciado le hacia a la niña.
Esta era mi categoría de videos preferida y lo único que quería es sacarme la polla y masturbarme frente a ellos pero, me dolía tanto la herramienta por jalármela como un energúmeno que, el solo hecho de endurecerse dentro del pantalón era insoportable.
Por lo que me limite a escuchar el llanto y las suplicas de Montse, y ver la sádica expresión del tío mientras bombeaba constantemente agua a los intestinos de la pequeña
– por favor deténgase, seré buena niña, no siga por favor déjeme ir al baño – bramaba Montse
– solo un poco más, ya veras como te gusta – exclamaba el hombre sin parar de pulsar el globo de plástico negro
– noooo….ya no más –
entendí que el tipo tenia serios problemas cuando, en plena tortura liquida comenzó a lamerle las lagrimas que escurrían de los ojos fuertemente cerrados de mi hermana.
Montse se sacudía histéricamente intentando liberarse de sus ataduras, claro que eso era prácticamente imposible pero, me dio la oportunidad de percibir lo abultado que tenia el abdomen, a causa del agua que a presión continuaba ingresando por su ano.
Cuando se agotó el agua en el interior del cubo, Fernando con sumo cuidado retiro la cánula y de un golpe introdujo su congestionada polla hasta los huevos. El alarido que soltó la niña fue desgarrador
– hermano ayúdame¡ – gritó Montserrat mirándome con su cara desencajado y unos ojos abiertos al máximo –
Montse me había visto. Me quede de pie congelado, no sabia que hacer, ni mucho menos la segunda ves que me pidió ayuda
– por favor Rafa, ayúdame me duele, me duele mucho –
fue hay cuando Fernando tomó conciencia y volteó a verme con ojos de maniático, un escalofrío recorrió mi cuerpo y solo atine a alejarme de allí retrocediendo lentamente, para inmediatamente salir corriendo al salón donde me esperaba el viejo.
Como deje la puerta abierta los lamentos de dolor, gritos y suplicas de Montse se oían con claridad en el salón, donde el viejo aún en pelotas leía un antiguo periódico pierna arriba sin decir media palabra.
Los minutos pasaban y no disminuían ni las suplicas ni los ruidos de la cama que amenazaba con romperse, solo incrementaban mis ganas de orinar. Muy de malagana me levante y dirigí al cuarto de baño real, después que vacié la vejiga, me lavé el rabo en agua fría y como pensaba, el ardor se fue poco a poco, ya mas relajado volví a la sala pero, esta vez todo esta en silencio
– Rafa, es hora de marcharnos – grito mi abuelo ya medio vestido para que Fernando oyera
– ya se va amigo? – preguntó el depravado saliendo del dormitorio
– si, después se nos hace muy tarde –
– su nieta es espectacular, logre hacer tres sesiones con ella –
– cuanto me alegro –
– s..i, eso quería preguntarle, no puede dejar que pase la noche aquí? Llegamos a 3 litros y, me gustaría ver si alcanza los 5 –
– no sé – respondió el viejo
– venga, yo la llevo a su casa –
– tendría que ser temprano, tengo que hacer este sábado y la quiero descansada –
– si, si, si ningún problema –
– bien, hasta mañana –
– hasta mañana –
Fernando regreso a su dormitorio mientras el viejo y yo salíamos de su piso cerrando la puerta tras nosotros, al bajar la escaleras iba mentando a su puta madre que por desgracia era mi bisabuela, no lo podía creer, el muy infeliz había dejado a mi pequeña hermana con ese fetichista sado que intentaba meterle 5 litros de agua en su tripa y se iba así sin más…bueno, yo también lo hacia, no era tan diferente a él o si?
Cruzando la calle de regreso al parque, el viejo me ordenó que fuese en busca de Sofía, lo que me dejó pensativo, como se supone que lo haría? No fui capaz de salvar a Montse de un pervertido, como sería capaz de salvar a Sofía de un grupo de ellos.
Corrí bajo la cortina de árboles, hasta la cerca de matorrales donde me lesione el rabo horas atrás, agazapado miré a través de ellos escudriñando mientras mis ojos se acostumbraban a la oscuridad.
Allí vi a Sofía, lánguida sin emitir ningún ruido, solo se desplazaba de arriba a bajo por las envestidas que le daban, estaba como desmayada mientras dos tipos se la follaban salvajemente emitiendo gruñidos y roncos gemidos pero, estos sujetos no eran los vagabundos de antes, es más, no eran para nada mendigos, eran unos tíos jóvenes y de buen vestir, no sé cuanto tiempo estarían violándola que, en unos segundos el tío que le perforaba el coño se corrió entre gruñidos, seguido de cerca por el que yacía tumbado junto a la niña metiéndole el cipote en la boca.
Ambos se levantaron, limpiaron sus herramientas y se fueron
– estaba buena la putita – dijo uno de ellos pasando junto a mi
– si, lastima que después del Robert se desmayara –
– lo sé, al menos esa panda de vagos nos cobró menos que a los otros –
no me lo creía, esos vagos de mierda vendieron a mi hermana a quien sabe quien.
Cuando ya se había alejado la suficiente, salté la barda de ramas y corrí junto a la niña
– Sofía, Sofía despierta hermanita – dije sacudiéndole
– Espera chico, te ayudo – dijo un hombre saliendo entre las sombras
– Es tu hermana? – preguntó
– Si – respondí moviendo la cabeza
El hombre al no encontrar la ropa de Sofía le cubrió la espalda con su abrigo, y entrelazando los brazos de la niña en su cuello la levantó sosteniéndola con su pecho, como quien sostiene un cartón de cervezas, con el traqueteo Sofía reaccionó abriendo los ojos y moviendo perezosamente la cabeza
– Que ha pasado? – Preguntó mi hermana somnolienta
– adelántate así me muestras el camino, yo te sigo – dijo el hombre
acatando la orden, me adelanté unos metros hasta llegar al aparente camino principal, donde me detuve unos segundos esperando que me alcanzasen, extrañado observe al hombre agitar unos rítmicos movimientos con la niña, mientras se aproximaban note que, entre aquel sube y baja, se podían escuchar los cortos y agónicos gemidos de mi hermana, no había duda, el cabrón se estaba follando a Sofía mientras caminaba.
– me duele, deténgase, me duele mucho – suplicaba Sofía
– ya niña, ya casi terminamos
No quise cortarle la inspiración por lo que, reanude la marcha unos pasos delante de ellos. Continuamos así, caminando lentamente hasta toparnos con el viejo a mitad de camino, el hombre se espantó al ver venir a mi abuelo pero, el viejo depravado se hizo el desentendido, y dándole las gracias por su ayuda comenzamos a avanzar. Y así, los tres tomamos camino rumbo a nuestra casa.
Gracias al horario, las calles estaban completamente vacías, por lo que nadie escucho los sollozos y gemidos, o el gruñido del hombre al vaciar sus huevos en el interior de Sofía a menos de 2 calles antes de llegar.
Cuando se corrió, el hombre le entrego Sofía al viejo, aludiendo que debía irse pues, era muy tarde.
Ni bien entramos a la casa el viejo nos ordenó acostarnos, sin comer o bañarnos.
A la mañana siguiente Fernando trajo a Montse muy temprano, la niña como zombi caminaba sin ninguna reacción, mi abuelo la llevó a la cama donde ambas se quedaron hasta la tarde del viernes, cuando el viejo se encerró con ellas en el baño preparándolas para lo que se venia.
El último sábado del mes estaba a la vuelta de la esquina y lo único que tenia que hacer era sentarme y esperar.
Sacando lo de la mujer y el enema me gusto