Las Perversiones del Abuelo vol. 4
El abuelo los vino a cuidar por unas semanas y llevará a sus nietos por una espiral de abusos y sexo..
Esa mañana desperté inusualmente temprano, tanto que, el Sol aún no entraba por la ventana de mi dormitorio. Lo encontré muy anormal dado que la noche anterior dormí muy poco y mal. Me pasé toda la noche soñando un enredo de situación cuanto menos perturbadoras, imágenes trastocadas con situaciones vividas como; el grotesco espectáculo de Sofía con los vagabundos del parque Libertad, junto a los angustiosos chillidos de Montse, mientras le llenaban la barriga de agua con ese enema gigante.
Tras meditarlo un momento sentado al borde de la cama, entendí que era la ansiedad e incertidumbre lo que mantenía mi cabeza dando vueltas.
No me atreví a mover de donde estaba. Por un largo tiempo me limite a ver como los números del reloj sobre la mesilla de noche avanzaban sin detenerse. Quería hacer el menor ruido posible, no tenía el valor suficiente para saber que le estaría haciendo mi abuelo a las niñas. Y de esa forma esperé en silencio frente a la ventana alzar el alba.
Sabía lo que ocurriría esta tarde, sabía que mi polla tomaría el control de mis pensamientos, sabía que no tendría la voluntad de detenerme a mi mismo y sabia con toda certeza que estaba deseoso que ello aconteciera.
Como a eso del medio día me di el valor suficiente para salir de mi habitación, caminé sigiloso hasta el salón, donde el viejo se encontraba reclinado en el sillón leyendo el periódico como si nada ocurriese, mientras, Montse desnuda le comía la polla recostada sobre él.
- al fin despiertas, te dejé algo de desayuno en la mesa — dijo mi abuelo mirando por sobre el periódico
- si…gracias? — dije sin apartar la vista del tratamiento que le daban al viejo
- abuelo, me lo puedo sacar ya — preguntó Montse quitándose la polla de la boca
extrañado la miré de arriba a bajo, no tenia ropa que podría sacarse? Me pregunté. Cuando al inclinarse separó sus nalgas con los dedos dejando ver un tapón de goma rojo.
- aún no corazón, a ver muéstramelo — dijo el viejo alzándola, la volteó y separó con ambas manos los glúteos de mi hermana, luego se incorporó del sillón para tener una mejor vista del dilatador anal que la niña utilizaba.
- Si, esta bien así, pero tienes que dejarlo unas horas más, bien?.
- Si abuelo.
- Come rápido, tienes trabajo que hacer — dijo el viejo volviendo a leer la pagina deportiva
- S…si— respondí
Sin embargo hice lo contrario, me tome todo el tiempo del mundo en desayunar, quería degustar tonto el plato que comía, como ver a mi hermana degustar la verga al viejo.
El reloj ya marcaba la una. No podía alargar más mi desayuno, me levante, recogí la mesa y me dirigí a la cocina dando un largo vistazo a Montse lamer con pasión los huevos del viejo
—ya que acabaste, ve al dormitorio de Sofía y le quitas el plug.
Asintiendo con la cabeza me dirigí al dormitorio de mi hermana, de pie frente a la puerta hice amagos de golpear pero, luego entre sin hacerlo, que podría verle que ya no le haya visto.
- Sofía, el abuelo me envió a sacarte el tapón—exclamé
Mi hermana yacía recostada sobre la cama, sin decir palabra se volteo separándose al mismo tiempo sus nalgas. Me incline sobre ella y comencé a retirar lentamente el dilatador de goma negra, cuando el plug se ensancho y comenzó a forzar su esfínter, su cara se contrajo escapándose un gemido ahogado.
Una vez retirado por completo el artilugio plástico, embetuné con la crema milagrosa del viejo su ojete que, para ese momento se encontraba enormemente dilatado.
Cuando terminé el tratamiento regresé al salón, allí me encontré a Montse recostada en el sillón con mi abuelo metiendo y sacando el dilatador de su culo mientras le comía la boca en un largo morreo
- terminé con Sofía quieres que siga con Montse?— pregunté
- no, yo me ocupo de ella, ve a descansa a tu dormitorio, ya te llamaré cuando nos tengamos que ir— respondió mi abuelo
Sin tener una buena excusa para quedarme, regresé a mi cuarto donde me dormí no sé por cuantas horas.
- chico es hora— gritó el viejo desde el umbral de la puerta
- ya voy— respondí adormilado
Me arregle lo mejor que pude intentando desperezarme, cuando al fin salí, mi abuelo me esperaba junto al coche que nos llevaría, el vehiculo era una van modificada de apariencia casi de limusina con los vidrios ahumados
- vamos venga entra ya, que se hace tarde—exclamo el viejo apresurándome
Entré en el coche raudo, sentándome en el primer asiento que encontré, estuve un par de segundo mientras mis ojos se acostumbraban al cambio de luz, entonces vi a mis hermanas sentadas, desnudas en los asientos laterales junto a dos tíos que le sobajaban todo el cuerpo
- ya podemos irnos— dijo el viejo posándose dentro al tiempo que cerraba la portezuela de un golpe
- están muy lindas tus nietas— dijo el hombre que manoseaba a Montse
- es cierto y esta tiene una tetitas deliciosas—acotó el que sostenía a Sofía
- serán muy populares esta noche.
- hablando de eso, quienes asistirán?—inquirió el viejo
- los de siempre, ah si, creo que Milkovac invitó a los senegaleses. Pero no te inquietes, lo trajo por un problema con los chinos de barrio rojo.
- ya, si es así no hay de que preocuparse—dijo el viejo con cara de alivio
- Carlos puedo?—preguntó el tipo que sostenía a Montse
- Si, adelante
Entonces el tío alzó a la niña dejándola recostada a la altura de su polla, acunado sus piernas, dejándola en posición fetal sobre su barriga. Con su mano izquierda separó las nalgas de Montse, mientras hundía el dedo índice de su mano derecha en el culo de mi hermana
- Mario, joder no creerás lo apretado que tiene el culo esta pequeña—dijo riéndose entre dientes—me la fallaría aquí mismo.
- Ni te le ocurra, el coche es muy estrecho, además no tengo ganas de verte la polla aún.
Los tíos y mi abuelo se rieron bulliciosamente, al tiempo que el coche salía de la ciudad y se adentraba en los caminos secundarios, rodeados de gigantes abetos ensombreciendo el camino a nuestro alrededor. Recorrimos ese camino por al menos una hora. En todo ese tiempo los individuos no dejaban de juguetear con el ano de las niñas. Mi polla estaba a reventar escuchando los gemidos de mis hermanas. Si bien, el interior del coche se encontraba sumida en una amparable oscuridad, no me daba la confianza suficiente de meneármela allí mismo.
El coche entonces viro, adentrándose por un camino privado de graba blanquecina que, ascendía hasta la cima de una suave colina donde, poco antes de llegar, fuimos detenidos por una valla de seguridad, estuvimos allí unos minutos hasta que esta se abrió para que la limosina entrara, rodeamos el jardín de lo que parecía ser una enorme mansión. Asumo que debía ser enorme, aunque la oscuridad de la noche y los árboles me imposibilitaba verla en su totalidad.
El coche aparcó junto a otros en una esquina de la residencia y sin perder tiempo la portezuela se abrió.
- Carlos baja ya— dijo Manú asomando la cabeza por la portezuela
Miré al tío con desprecio, aún no olvidaba lo que le hizo a Montse unos días atrás. Mi abuelo descendió primero, luego las niñas, tras ellas los tíos extraños y por ultimo fue mi turno, Manú miró a mis hermanas desnudas de arriba a bajo.
- Pero que buenas están, Carmen porque no te ocupas de la chicas—dijo por sobre su hombro
- Enseguida—respondió una mujer delgada, de piel clara y cabello marrón, llevaba un vestido de fiesta tan escotado que dejaba asomar parte de sus areolas rosadas
La mujer tomó a las niñas por las manos y las introdujo dentro de la mansión, seguidas por Mario y su amigo al cual no se su nombre.
- escuché que los Senegaleses están aquí—dijo mi abuelo
- así es, pero descuida, cuidaré que no se encuentren con tus nietas. Con el pollón que se gastan—dijo Manú gesticulando con las manos, marcando un tamaño considerable—de todos modos, no creo que tengan ganas después de trabajarse a la hija de Chin
- Con que es él
- Si, le quedo debiendo 500 mil a Anatoli, y tu sabes como se pone cuando no le pagan
- Pobre chica, ya la reventaron?—preguntó el viejo
- No, la están preparando
- Bueno, voy a tomarme un trago—concluyó el viejo entrando en la casa
- Te gustaría ver a los Senegaleses no?—dijo Manú mirándome la polla—no mientas, se nota que se te puso dura al escuchar como los negros reventarían a chica.
Agaché la mirada, me había descubierto, no encontré más alternativa que responder
- puedo ir a ver?— pregunté avergonzado
- desde luego, pero antes tienes que ponerte esto— acotó colocándome un brazalete de plástico amarillo fluorescente—nunca te lo quites mientras estés aquí, a no ser que quieras que te peten el culo
- nunca me la quitaré
Manú me condujo al interior de la mansión. La puerta de dos alas conducía a un recibidor decorado en su centro con una mesa redonda y un jarrón con relieves en azul turquesa, la puerta contraria al de entrada y al igual que esta, eran de roble tallado de dos alas.
Manú dio un golpecito en la madera, un joven desnudo a excepción de una pajarita negra, abrió la puerta y nos dejo ingresar, dentro se escuchaba música clásica muy baja.
El salón era muy grande de techos elevados y paredes orladas en telas de cielo raso a piso, de las que estaban descubiertas colgaban cuadros de paisajes siberianos y retratos de personas que no conocía, unos hombres de traje negro y con un semblante que, te infartarías si los encontraras en un callejón oscuro, recorrían los salones, deben ser de seguridad, pensé.
Unos cuantos sillones salpicados completaban el decorado, los cuales estaban ocupados por hombres en su mayoría viejos y barrigones, todos ellos sosteniendo niñas de entre 7 a 15 años entre sus manos, acomodándolas en diferentes posiciones, algunos se prendaban de sus tetas, otros les lamían sus coñitos y otros hacían que ellas les chuparan la polla.
- Manú quieres un trago?—preguntó mi abuelo, mientras una niña rubia de cabello largo, de unos 12 años esperaba junto a él con una bandeja llena de bazos de coñac, y al igual que las
otras niñas que recorrían el salón ofreciendo tragos, estaba totalmente desnuda.
Preste más atención en la advertencia de Manú y miré con atención las muñecas de las personas que deambulaban frente a nosotros, así era, todos los invitados del club lucían el brazalete amarillo mientras que, los chicos y chicas desnudas no lo llevaban.
Detrás nuestro salió una mujer de unos 45 años, de cabello negro con algo de sobrepeso y tetas turgentes. La mujer cogió a la niña rubia y la acercó a su teta izquierda
- chupa bien cariño y seré buena contigo.
La niña se aferró al pezón de la mujer chupando y lamiendo con ahínco, la mujer acaricio el cabello rubio de la niña con ternura
- ven hermosa, tengo otra cosa más para que chupes—diciendo eso, la mujer se llevó a la niña subiendo las escaleras
- ven —dijo Manú siguiendo a la mujer, hasta que ella entro por una puerta, nosotros continuamos tres puertas más allá
- aquí es—dijo el hombre —intenta no hacer mucho ruido estando dentro.
Al atravesar el umbral me encontré varias personas observando a dos negros como el carbón, enormes y musculados sosteniendo a una niña asiática de unos 13 años tirada de espaldas sobre una enorme cama redonda, mientras nos acercábamos a la cama para disfrutar la follada que estaban por darle.
Manú me indico a una mujer tumbada en un rincón del cuarto casi en posición fetal, llevaba la ropa rasgada y en todo momento escondía su cara con las manos. Ocultándose
para que no la vieran llorar o simplemente no quería ver lo que le harían a la muchacha
- vez a esa mujer—dijo Maú—es Lian su mamá. Anatoli quería que estuviera presente cuando violaran a su hija.
Uno de los negros se reclinó en la cama, metiendo su cara entre los muslos de la asiática, mientras el otro ya sin camisa, se bajó los pantalones dejando al aire una tranca de al menos 28 centímetros. El hombre deslizo a la niña hasta dejarla con su cabeza colgando, entonces, haciendo fuerzas para que abriera la boca le fue introduciendo la polla lenta pero constantemente, en mi posición podía ver como su cuello se expandía, mientras el cipote del negro se abría paso por su traquea, la niña agitaba frenética sus brazos intentando separarse del pene invasor, el musculado negro al notar que su polla no entraría más, la retiró de un golpe, oportunidad que la niña utilizó para poder tomar una bocanada de aire.
La libertad le duro muy poco ya que, a si como la sacó, volvió a introducirla con el mismo ímpetu comenzando un vertiginoso mete-saca, el hombre no quería que le chuparan la polla sino que, derechamente le estaba follando la garganta, la niña con profusos lagrimones intentaba respirar cada vez el negro le desocupaba la traquea.
Al cabo de unos minutos, el negro desmontó la boca de la adolescente, dejándola chorreante de babas y lagrimas, entonces el otro negro que le estaba comiendo el coño, bajó del catre y girando a la joven asiática, la ubico con el culo al borde de la cama, tomó su tranca que, era incluso más grande y ancha que la de su hermano y untándola con un escupitajo la situó en la entrada de su coñito.
El grito que dio la joven fue desgarrador, así como el hombre debió desgarrarle la vagina, al meterle semejante estaca de carne congestionada dentro de su coño con un solo golpe de cadera.
Sin esperar que la niña se recuperara de tal estocada, inicio un bombeo salvaje.
La joven asiática gritaba, chillaba, lloraba y suplicaba que la dejasen en paz
- mira como se contorsiona, estos tíos son espectaculares — me susurro al oído un chico unos años mayor que yo— las putas nuevas son las mejores.
Asentí con la cabeza mirando de lado a lado en busca de Manú, pero no le encontré en ningún lugar
- espera a ver cuando Abdhu le rompa el culo, es la parte que más me gusta…por cierto soy Javier y tú?—
- Rafa— respondí muy bajito
- Un gusto Rafa—
Nos mantuvimos en silencio unos minutos viendo como el negro mantenía los embistes en una cadencia endemoniada, hasta que sin anunciarlo. El Senegalés rugiendo como un animal furioso libero una profusa descarga de leche en el interior de la niña.
- aquí viene —dijo Javier
En efecto, el hombre desmontó a la niña, dejándole el lugar a su hermano.
Abdhu volteo la joven situándola boca abajo con las piernas colgando y el culo en pompa, en ese momento el otro negro con la verga aún rezumando semen, levantó a la madre de la infeliz joven y sosteniéndola del cuello, le obligó a ver como su hermano enfilaba la polla ciclópea en dirección al culo de la adolescente, la madre lloró amargamente al observar, cuando, el cipote color ébano profanaba el ano virginal de su pequeña hija.
La adolescente lanzó un grito ensordecedor al sentir como el pene se incrustaba cual largo era dentro de su adolorido esfínter, cuando los huevos del hombre chocaron contra el perineo de ella, empezó a taladrar ferozmente el agujero de la joven, quien chillaba desesperada.
- no te lo dije— exclamó Javier sonriendo triunfal—estas putas son escandalosas y las nuevas son las mejores, se que hay otras dos nuevas, aún no las he visitado pero ya lo haré.
Obviamente se refería a mis hermanas, las cuales había olvidado por completo, mientras el gigante negro levantaba a la joven asiática apoyándola contra su pecho al tiempo que la sostenía por debajo de los brazos, dejándola sentada y empalada en su inhiesta verga que ya se encontraba lubricada por el rojo rubí de la sangre que brotaba del recto de la joven.
Cada vez que la dejaba caer sobre su congestionado rabo, le empujaba el vientre levantándoselo desde dentro.
Quede alucinado por un momento viendo como, la enorme verga del negro traspasaba a la pequeña ninfa, perlada en sudor, con sus pezones erectos coronando sus pequeñas y puntiagudas tetas, quien en todo momento aullaba de dolor para las delicias de su público expectante.
Me escabullí entre los tíos que, con pollas al aire se pajeaban impúdicamente al compás de sendos bramidos.
- deténganse se los suplico, mi culo…mi culo me rompen el culo, basta por favor.
Fue lo ultimo que oí antes de cerrar la puerta tras de mi. Aunque quería quedarme y ver la cruenta follada de los Senegaleses a la pequeña asiática, me preocupaban mis hermanas. Además quería ver como se las follaban a ellas también.
Salí por aquella puerta blanca y comencé a vagar por el pasillo, las puertas gemelas se extendían por el segundo nivel.
Sin saber donde estarían, inicie una exhaustiva revisión puerta por puerta.
En la primera que abrí, me encontré a una niña de unos 11 años amordazada y amarrada con tiras de cuero negro a la cama mientras, un tío de unos 50 años se la follaba a gusto.
En la segunda había una mujer de unos 30 años, con un enorme dildo de plástico rojo amarrado por un arnés a su pubis, de pie en la esquina de la cama embestía fuertemente el culo de un chaval de unos 10 o 12 años. Mientras con su mano masturbaba frenética la pequeña polla del crío, deseaba quedarme un rato más pero, no tenia tiempo que perder asimismo, cruzo por mi mente la idea que eso podría pasarme a mi si perdía el brazalete amarillo.
En la tercera puerta estaba un chaval, de unos 16 años echando un especular polvo a una niña de unos 8 o 9 años,
- así no, cuantas veces tengo que decírtelo…arriba y abajo— grito un hombre acercándose a la cama con el móvil en la mano— este hijo tuyo es un gilipollas, si, se que también es mió pero, todavía no sabe como follarse a su hermana— exclamó al móvil
Al parecer los dos hermanos follaban bajo instrucciones de sus padres, por que los míos no eran así, me pregunté
En la cuarta puerta había un grupo de hombres haciendo un círculo mientras se masturbaban como locos, al centro del círculo una chica, no podía calcular muy bien su edad por la multitud que se le agolpaba pero, no superaría los 16 años, lo que si pude ver, fue que arrodillada con la boca abierta se tragaba toda la lefa que le iban soltando dentro, era un bukkake tremendo por la cantidad de semen que le escurría por la comisura de los labios
Así fui revisando puerta tras puerta hasta, divisar a Manú en la otra ala de la mansión.
Atravesé corriendo el hall entre el zócalo de la escalera
- buscas a tus hermanas?—me preguntó al instante que llegué a su lado
- están dentro.
Ingrese por la misma puerta blanca que salio Manú.
Dentro me encontré varias personas rodeando una enorme cama. Sobre ella estaban mis hermanas montando cual amazonas, penetrándose hasta el fondo unas vergas yertas.
Me zambullí entre las personas acercándome al catre, el gimoteo y suspirar de las niñas me provocaba una situación de autentica irrealidad.
Cuando llegue a su lado los tíos ya habían cambiado de posición a mis hermanas que ahora, a cuatro patas eran folladas enérgicamente, el sonido de los cojones retumbar chocando una y otra vez contra la vulva de mis hermanas, me ponían a mil.
Otros 10 o 15 minutos en esa posición y los hombres inundaron el culo a mis hermanas con su leche recién ordeñada, sin terminar, los hombres fueron empujados y obligados a quitarse mientras otros 2 ocupaban sus lugares.
Los tíos sacándose sus vergas tiesas y duras se las metieron por el culo, empezando a balacearse adelante y atrás, detrás de él se colocaron otros hombres esperando su oportunidad de fallárselas también.
- Esto tardara un rato, porque no vas dar una vuelta mientras— exclamo Manú
- Esta bien—dije resignado
Pensé regresar donde la mujer del arnés pero, había transcurrido mucho tiempo y ya debería haber terminado, por lo que opte a bajar y ver lo que ocurría allí.
En la planta baja sucedía lo mismo solo que con más público. Los sillones desimanados por la estancia eran ocupados por parejas fallándose a vista y paciencia de todos.
El grupo que tenia cerca fue el que me dio mas morbo de todos, era un trío, una cría de unos 10 años chupando la polla a un hombre de unos 40 años tan bien tonificado como dotado mientras, una mujer de unos 70 años le comía el chocho como una experta.
- venga mamá quieres que te la repase a ti ahora.
- Espera un momento, no sabes lo sabroso que tiene el coñito la niña.
- Y no lo sabré si lo acaparas para ti—respondió el hombre
Me quede de piedra madre e hijo se follaban a la niña, que clase de degenerados son estos tíos, me pregunte y al voltearme, me respondí…de mi clase de degenerados.
En la sección contrapuesta a la mía, puede ver nuevamente a la mujer del dildo arnés, otra vez se follaba a un chico casi de la misma edad del anterior. Lo mantenía recostado de espalda en el sillón mientras sosteniéndole la pierna izquierda sobre su hombro, le penetraba enérgicamente el ingente consolador por el culo del muchacho, este jadeando contenía el embiste soltando calientes gemidos de placer.
Esta vez no pensaba perderme el espectáculo de la mujer, su cabello rubio pastoso por el sudor, se mecía con el movimiento de bamboleo, cayendo sobre unos senos pequeños redondos y firmes que acompasaban un cuerpo delgado y tonificado. No sé que me hipnotizaba de ella, si su exquisita figura, o su hombrada actitud en el polvazo que estaba echando.
Lucía como una guerrera Vikinga, acertando estocada tras estocada contra aquel culo enemigo. Perdí completamente la noción del tiempo, absorto, intentando comprender que satisfacción podría obtener follando de tal manera al chaval. Eso hasta que vi sus ojos y el sadismo proyectado en ellos.
Los minutos se volvieron horas y la mujer continuaba en su labor, ya había cambiado varias veces de posición para aliviar el cansancio y la monotonía. Los gemidos del joven se convirtieron en ahogados gritos de dolor, sus esfínter se estiraba y contraía al compás del continuo mete y saca, ni las gotas de sangre adheridas al dildo lograban lubricarlo para evitar, de algún modo el padecimiento anal del chaval. La mujer sin importarle lo más mínimo continuaba con el vertiginoso folleteo.
- ya están terminando —dijo Manú— veo que, le ofrecieron otro culo a Miroslava.
- Si —respondí atolondrado
- Venga vamos, ella estará allí, reventándole el culo hasta que le ofrezcan otro, esa mujer esta loca—sentencio
- Carlos vendrá pronto, arregla a tus hermanas mientras regresa—termino dirigiéndome al piso superior mientras él entraba por una puerta al lado de la escalera.
- Eso haré—dije subiendo, pero mi mente estaba con Miroslava
- Al fin las encontré—dijo Javier mientras me dirigía por el pasillo
- El que?—respondí
- Las otras dos putas nuevas—respondió—estaban muy buenas, por eso llamé a loa Senegaleses para que las cataran.
Gilipollas hijo de puta pensé, con la preocupación que el viejo y Manú las escondieron para que los negros las encontraran y este cabrón los llevó de la mano
- estoy muriendo de sed, esta es la primera vez que vengo y no tengo idea donde esta todo—dije con la sangre hirviendo
- te entiendo, esta es mi tercera vez pero, al menos conozco la cocina, venga te acompaño.
Bajamos las escaleras hablando de lo que hizo con mis hermanas, con cada palabra que salía de su puta boca, más ansias tenia de volarle los dientes pero, tenia otros planes para él. En el último peldaño trastabille descuidado, asiéndome de su muñeca para no caerme
- estas bien?—preguntó
- si gracias
Seguimos caminando, sin darse cuenta que le había arrebatado el brazalete. Llegamos a la cocina, bebimos unas gaseosas y continuamos charlando
- el baño donde esta?—pregunté
- por aquella puerta—indicándome al otro lado de la estancia
- me esperas?.
- Si, te esperare sentado aquí—
Era mi oportunidad de vengarme, corrí donde Miroslava, la mujer secándose el sudor de sus senos, continuaba taladrando el culo al joven
- señora, Anatoli dice que tiene un culo fresco para usted.
- Ya era hora, este me tiene hastiada pero, dime donde esta?.
- Sentado junto a la cocina
- Gracias—respondió Miroslava desmontando al chaval
La mujer caminó con su consolador balanceándose de lado a lado en dirección a donde Javier me esperaría, para completar la parte dos de mi plan, me acerque al primer agente de seguridad que me encontré, era un hombre alto musculoso y calvo
- la señora Miroslava necesita su ayuda con un joven—el tío me miró fijo, parecía que con solo sus ojos me interrogaba
- están junto a la cocina—exclame temeroso, el hombre dio una sonrió que más parecía una mueca y se dirigió a la cocina
lo seguí caminado lentamente tras él y a la distancia, puede ver cuando, entre Miroslava y el guardia volteaban a Javier colocándole el culo en pompa y a disposición de su rabo de plástico, el grito que pegó el joputa cuando la mujer le ensaltó el dildo fue descomunal. Reí para al mismo tiempo que soltaba su brazalete apachurrado para luego regresar corriendo al cuarto donde estaban mis hermanas.
Ni me acerqué a la puerta para escuchar lo que me temía, los bramidos de mis hermanas eran más desgarradores que toda las veces anteriores. Al abrir la puerta quedé perplejo viendo la perversa escena que se llevaba a cabo en el interior, los dos negros en pelota como bestias salvajes follaban a las niñas sin compasión. Mientras Abdhu mantenía a Montse acostada en la esquina de la cama, él con las piernas flexionadas y apoyando sus manos en las piernas de mí hermana intentaba introducirle su pollón en la boca, quería follarle la boca como se lo hiciesen a la joven Asiática pero, Montse la tenía mucho más pequeña y dificultosamente le entraba el glande. Aún así el negro forzaba la mandíbula de la pequeña produciéndole fuertes arcadas cuado la verga golpeaba su campanilla, a lo que él negro se la retiraba para que cogiera un poco de aire para luego, volver en rápidas y enérgicas arremetidas donde le iba encajando su nabo cada vez más adentro de su garganta.
Mientras eso sucedía, el muy cabrón de su hermano acostado sobre la espalda de mi hermana le metía sin piedad la verga en el culo de Sofía, lejos era ella, la que más mal lo pasaba, ya que, con aullidos de dolor recibía los potentes embistes, dilatándole el esfínter hasta limites insospechados.
Viendo como mi hermana se aferrada a las sabanas, con los ojos apretados y la cara desencajada lloraba y suplicaba que parase pero, los Senegaleses estaban acostumbrados a violar niñas bestialmente.
Entre los gritos y ruegos de Sofía y la follada de garganta de Montse, no tuve más alternativa que liberar mi polla y pajearme, con las horas que llevaba aguantándome, tarde minutos en descarga mis huevos en la alfombra pero, era tanta mi excitación que ni siquiera se me bajó la pija, por lo que empecé otra paja descomunal.
Los minutos pasaban y el culo del negro sobre Sofía no paraba de subir y bajar. Por los gemidos y gritos que, esta vez eran de piedad, podía solo imaginar el daño que el cipote del negro estaría haciéndole al ano de mi pequeña hermana, claro que eso, no me detenía de cascarmela sin remordimiento.
El primero en correrse fue Abdhu. He de agradecer a los gruñidos del negro que me hicieron prestarle atención en el momento justo, cuando él vació los cojones en la garganta de Montse, debió ser tan profuso que un chorro de lefa que, una parte de ella salio expulsada por la nariz de mi hermana, ocasionando que la niña tosiera profusamente botando grumos de semen.
Abdhu se levanto dibujando una sonrisa, le dijo algo en su idioma al otro negro, este le respondió en el mismo idioma aumentando la cabalgada. Sofía abrió los ojos horrorizada mirándome fijamente, como intentando decirme algo, creo que me suplicaba que detuviera el pollón que le destrozaba el esfínter pero, al verme frente a ella con los pantalones arremangados en los tobillos y masturbándome furiosamente, las esperanzas que su hermano mayor hiciese algo, se desvanecieron al instante.
Las lágrimas que comenzaron a caer por sus mejillas dieron paso a gritos histéricos llamando a nuestra madre. El negro se dio cuenta de lo sucedido y en confabulación levantó la cabeza de Sofía, en el instante que solté el chorro de lefa caliente bañando la cara de mi hermana.
Tardaría otros 5 minutos en correrse en las entrañas de la niña. Al final la desmonto y me hizo ver como le quedó el agujerito. Alucinado vi que se encontraba cubierto de semen y manchas de sangre, irritadísimo y tan dilatado como para que me entrara mi mano, hay que ver la megapolla que manejaba aquel negro. Los dos hermanos tan empelota como se encontraban desaparecieron por la puerta, segundos después ingresó Manú con mi abuelo
- mierda eso es lo que temía— dijo el viejo mirándole el culo a Sofía y la boca a Montse
- tranquilo Carlos, haré que Merce se encargue de ellas, veras que estarán como nuevas, antes de que te las lleves.
- Gracias hombre, ven te invito un trago—respondió mi abuelo saliendo y llevándose a Manú con él
La fiesta estaba acabando y mientras limpiaban a las niñas, me di la última vuelta por la segunda planta de la mansión. Manú fue el que me encontró deambulando hora y media después
- venga ya crió, tu abuelo esta en el coche junto a tus hermanas—
Ansioso bajamos por las escaleras y al llegar al salón principal, voltee inclinándome para observar por el pasillo de la cocina
- me esperas un momento — le dije a Manú encaminándome por el pasillo
Y allí lo vi, el pequeño hijo de puta seguía debajo de Miroslava con los ojos en blanco llenos de lágrimas y sollozando muy despacito, aguantando la cabalgada que la mujer le continuaba dando.
Mi vikinga con una aparente sobredosis de alguna droga muy potente, embestía como poseída el culo sangrante del chaval. Recordé las palabras de Manú “ella estará allí, reventándole el culo hasta que le ofrezcan otro” y ese no será el mió.
- las dos putas nuevas eran mi hermanas gilipollas de mierda— le dije al oído
Saliendo de allí riéndome a todo pulmón. Abordé el coche donde ya estaban mis hermanas y el viejo, y nos fuimos de la Mansión de Milkovac.
Ya de regreso en nuestra casa, nos encontramos con un mensaje en el contestador automático del teléfono, era la voz de mi madre hablando con un notorio dejo malhumorado, el mensaje era claro. La compañía de mi padre tuvo serios problemas económicos por lo que, sus aventuras en china se acabarían ese mismo día, por lo que, en 3 días a más tardar regresarían al país.
Esa llamada marcaría la última vez que vería a mis hermanas desnudas. Luego, a los precisos 3 días mis padres regresaron. El mismo día en que mis padres llegaron a la casa, el abuelo retornó a la suya, nosotros guardamos silencio y actuamos lo más normal posible, para que nuestros padres no sospecharan nada.
Y pasaron los días, las semanas, los meses, los años y nunca volvimos a hablar del tema, supongo que las niñas con el tiempo olvidaron lo sucedido en esas semanas, lo que es yo, nunca lo olvidé.
Mi abuelo murió 6 años después que nos “cuidara” tan afanosamente.
Todo el mundo muere no?. Mis padres también corrieron la misma suerte, mi padre de un infarto viendo un juego de football a los 68 años, creo que se emociono mucho luego del gol aquel, y mi madre le siguió 4 años después mientras dormía, no sufrió, quiero creer que se reunieron donde quiera que van las almas al morir.
Sofía se casó a los 25 años con un chico que conoció en la universidad, tuvo 2 hijos niño y niña, son felices, lo sé por las tarjetas que me envían cada navidad.
A los 19 años Montserrat se fue a estudiar al extranjero, a parte de que se casó con un tío por allá, no he sabido mucho más de ella en todos estos años.
En cuanto a mi, yo me casé a los 27 años con el amor de mi vida y duré con ella 40 felices años, hasta que el cáncer me la arrebató, 2 años después un accidente de transito se llevo a mi único hijo, él pasaba por un mal momento económico por unas deudas de juego, incluso estaba a pasos de ir a la cárcel, me lo dijo su esposa meses después. La dejó a ella y a sus 2 hijos, deseo creer que fue un accidente y que no se suicido, pero en ocasiones me resulta difícil.
Pero…quieren saber mi secreto oscuro?, desde ese día en la mansión de Milkovac me volví el miembro más Joven del club del culo roto y al final, terminaría ocupando el lugar de mi abuelo.
Fin
Esta saga me encantó, al igual que todos tus relatos. Casi siempre estoy pendiente, cuando subes un relato nuevo. Por otro lado, me encantaría que continuaras la saga de «Mi amigo Lázaro», quedó pausada en la mejor parte de la historia. En fin, te felicito por estos excelentes relatos.
Quiero ir a un lugar así
Ya quisiera tener un abuelo así
Ufffff brutal!!!