LILIANITA, HOCKEY Y SEXO
Nos hizo pasar de una (Yo fui la tercera).
LILIANITA, HOCKEY Y SEXO
Me llamo Liliana Pérez, soy colombiana y vivo en la capital.
Acabo de cumplir diez años, este relato comenzó hace exactamente dos años, (O sea que tenía ocho añitos en ese momento).
Tengo una hermana (Priscila) que me lleva cuatro años (ella tiene catorce ahora)
Yo era muy pequeña, cuando Priscila comenzó a jugar al hockey sobre césped.
Mis padres solían decir que este deporte le “forjó” el carácter, el hockey se fue convirtiendo lo mas importante en su vida.
Recuerdo que tenia que ir a jugar una final en Venezuela, pero como ningún pariente podía acompañarla, no la dejaban ir…fue tal el berrinche que hizo mi hermana que finalmente la dejaron ir a cargo del entrenador.
Por supuesto, ante ese éxito educativo, me forzaron a practicar el mismo deporte…
Al entrenador de niñas, ya lo conocía de ir a ver entrenar a Priscila, era un tipo más bien bajo, delgado y muy afeminado. (Cuando se enfurecía, parecía una mujer histérica)
Entrenaba las niñas con un orden tipo marcial, le hacia repetir a los gritos determinadas consignas, como por ejemplo (¡SOMOS TODAS UNA!) Y todas gritaban al unísono.
El día de mi entrevista, debía ir vestida con el uniforme que me habia dado el club,
Afuera del despacho de entrenador, estábamos las seis chicas nuevas.
Dos eran gemelas coreanas, habia dos colombianas, una de color y la otra de pelo claro, una pelirroja y yo.
Nos hizo pasar de una (Yo fui la tercera)
Cuando salieron las dos primeras, vi que salían ruborizados, sonrientes y se retiraban de inmediato a los vestuarios, creo que debíamos practicar luego entre nosotras.
El coach estaba sentado en su escritorio, contra la pared habia una bascula y un aparato para medir la altura.
Sin levantar la vista, me pregunto nombre y edad.
“Liliana Pérez, ocho años.”
Mientras completaba una planilla dijo
“Desvístete y sube a la báscula”
Soy super vergonzosa, pero era lo que había que hacer, subí a la balanza solo con un top y mis calzones…
Me miró y me dijo “Sin nada de ropa”
Dudé, me dio ganas de irme de allí, pero el coach era prácticamente una mujer, así que le hice caso, coloqué mi ropa interior sobre el escritorio y me pesé.
“Dime que te marca la balanza”
Era digital, giré por un segundo para preguntarle algo y tenia mi bombacha en sus manos.
Tenía ocho, pero no era estúpida, sabia todo lo referente al sexo y algunas cosas más que no debería haber sabido, gracias a la tecnología.
Despues de la pesada, me dijo que me ponga en la plataforma del medidor de altura, se paró y se colocó a mi lado, para ajustar una varilla sobre mi cabeza.
¡Tenía la pija muy parada!
Nunca supe de un gay que se excitara con una mujer y mucho menos con alguien tan chica como yo.
Se puso detrás de mi y en el movimiento de medirme, pude sentir que me apoyaba la cabeza de su pene a la altura de mi cola…
Extrañamente no me pude enojar, el hablaba como mujer, me decía que estaba un poco delgada, que mi altura era ideal para el hockey, que no veía la hora de verme jugar…
Me hizo sentar, así como estaba y mientras seguía la charla no dejaba de mirar mi entre pierna, sin disimular, aunque debo reconocer que eso me causaba cierta emoción, mas me emocionaba ver su pija parada.
Me alcanzo un palo de hockey, me hizo parar y que lo tomara, para ver cuál era mi postura.
Dio toda la vuelta alrededor de mí, sentía el calor de su mirada…
“Puedes vestirte” me dijo, yo ya no tenía vergüenza.
“Te voy a llamar Lili” me dijo, que además si obedecía en todo, sería la capitana del equipo.
(A todas les dijo lo mismo)
Me despidió con un beso en la mejilla, aunque “accidentalmente” me lo dio cerca de la comisura de mis labios.
La que mas tardó fue la pelirroja, (era la última) cuando se abrió la puerta del despacho, creímos que ya saldría, pero se asomó el entrenador diciéndonos que fuéramos para la cancha y esperáramos allí.
Del lado de atrás del despacho, habia una ventana interior con una cortina de tiras plásticas, cuando estuve adentro, pude ver que se veía el pasillo.
Fue más fuerte mi curiosidad, en vez de ir al campo de juego, di la vuelta al despacho.
La colorada estaba desnuda, estaba mucho mas desarrollada que yo, y eso que era solo un año y medio mayor.
Tenia tetita prominentes y en el papo se veían pelos del mismo color que sus cabellos.
Estaba sentada sobre el escritorio y hablaba entusiasmada…
Pude escuchar cuando ella decía:
“Mi hermana me dijo que lo haga, que así tendría éxito en el equipo…”
Él le respondió que su hermana era una de las mejores (Partencia ahora al equipo mayor)
Entonces el se bajó el pantalón… ¡Era la primera pija real que veía! Para mi era enorme, por lo menos me podía dar cuenta que no entraría en mi vagina.
La colorada le agarró la chota con sus dos manos y de inmediato se la puso en la boca, comenzó a mover su cabeza, sacando y metiéndola…El coach la tomó de la cabeza y la atrajo hacia él, en ese momento tuvo toda la pija adentro, cuando la soltó, tosía y le salían hilos de baba…
No entendí porqué hizo eso varias veces, si se notaba que era algo molesto.
Me tocaron el hombro, casi grito del susto, era la negrita que me había venido a buscar y se quedó mas sorprendida que yo de lo que veía, no nos dijimos nada, solo continuamos espiando.
Fueron pocos minutos, el coach empezó a hacerse una paja y la colo abría la boca, cada tanto le tocaba la punta con su lengua…hasta que vimos como se trasladaba una buena cantidad de semen, desde la pija a su boca. La colo hizo un gesto de asco y se notó su esfuerzo, pero se trago la leche del coach.
Temíamos que nos descubrieran, salimos rápidamente hacia la cancha.
En el camino solo nos mirábamos con la negrita, creo que teníamos hasta miedo de hablar.
La verdad la escena me habia puesto cachonda, sentía humedad en la parte de mi entrepierna.
La morena fue quien se animó y me preguntó si yo había hecho lo mismo, le dije enfáticamente que no, y sabia que ella tampoco, además no creo que el coach hubiera podido acabar más de una vez.
Las otras tres compañeras estaban sentadas en las gradas, esperándonos.
Ese fue el primer encuentro con el auténtico coach, ahora sabía que de maricón no tenia nada…
Practicamos el resto del día, durante las prácticas me olvidé de lo que había pasado y visto.
Nos enviaron a las duchas…
Era la primera vez en mi corta vida que estaba desnuda, rodeada de chicas desnudas.
Me daba algo de pudor, trataba de no mirar las partes de mis compañeras, solo me detuve a ver un poco la colorada, era la única desarrollada entre nosotras.
Cuando volví a mi casa, mi hermana me estaba esperando, ella tenía curiosidad por saber como me había ido el primer día.
Le conté casi todo, menos que me había desnudado y todo lo demás.
Me preguntó si seguiría entrenando y le dije que sí con toda seguridad.
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Alfredo Chapelco.
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