Los policías y mi mamá
Por mi culpa mi mamá comenzó a tener sexo con unos policías hasta que la dejaron preñada.
La historia que voy a contar sucedió en mi época de preparatoria y cómo cambió mi vida desde entonces. Me llamo Alan y vivo solo con mi madre, Marisol. Ella es una mujer muy sensual, con unas curvas muy definidas, un trasero gordo pero bien formado y senos grandes que le cuelgan como dos grandes sandías. Mi padre se fue a trabajar a los Estados Unidos y solo nos mandaba dinero.
Todo ocurrió un viernes. Había una fiesta de algunos compañeros de la escuela a la cual asistí. Ya era algo tarde cuando, junto con varios amigos, decidimos comprar más alcohol. Dejamos a la suerte quién debería ir por las botellas, y desafortunadamente, perdí.
Un amigo me prestó su mochila para meter allí las botellas, así que fui por ellas a una vinatería que estaba algo alejada. Al llegar, las compré sin problemas y las metí en la mochila. Salí y me dispuse a regresar, pero mi mala suerte no terminaba. Escuché cómo una patrulla se acercaba y pitaba. Al principio pensé que no era para mí, así que seguí caminando como si nada. En eso, se escuchó el altavoz de la patrulla: «Hey, tú, el de la chamarra roja, que no escuchas detente». Y justo yo era ese tipo. Me detuve y pensé que me iba a meter en problemas por la compra de las botellas.
Se bajó uno de los policías y, con linterna en mano, me dijo: «Buenas noches, ¿Que andabas haciendo?». Respondí que vine a comprar algo para cenar, abre tu mochila me dijo y, cuando sacó las botellas, me dijo: «Muéstrame tu identificación de mayoría de edad». El problema era que apenas había cumplido los 18 años y estaba en trámite, así que le dije la verdad respecto a mi credencial. Entonces comenzó a revisar más a detalle la mochila y, de una de las bolsas chicas, sacó una bolsita con un polvo blanco.
«Joven, ¿qué es esto?» dijo el policía. «Desconozco, oficial. La mochila no es mía, es de un amigo», le dije. «Así que de un amigo», respondió. Abrió la bolsa y, metiendo su dedo, probó un poco del polvo. «Joven queda arrestado por portar drogas», me dijo. «¿Drogas?», le dije, y le insistí diciendo que no era mi mochila. «Bueno, eso lo tendrás que decir cuando te presentemos», me dijo.
Me quedé blanco del miedo, no sabía qué decir. «Oficial, se lo juro, esa mochila no es mía. Si gusta, lo llevo con el dueño», le dije. «No hace falta», me dijo el oficial, y me subió a la patrulla. Luego, él también se subió. escuché al policía decir: «Joven se metió en un problema grande por traer drogas y puede ir hasta el reclusorio». Pero me dijeron que me iban a brindar la atención, cuánto puedes juntar me dijo uno de los policías.
Le dije que no traía nada, que apenas y cooperando juntamos para las botellas. Uno de los policías me dijo: «Algún familiar o alguien que le ayude, joven». Le dije que mi madre era mi único familiar, me dijo haber márcale y me la pasas, luego marqué su número y le entregué el celular al policía. Este se bajó de la patrulla, habló con mi madre y luego se volvió a subir a la patrulla. «Ya está» – le dijo a su compañero, le dio una dirección la cual era la de mi casa y encendieron la patrulla y fuimos rumbo a ella.
Cuando llegaron a mi casa, los dos policías bajaron de la patrulla y tocaron el timbre. Mi madre salió, con solo su bata de dormir puesta, los tres empezaron a hablar durante un buen rato. Uno de los policías mostró la bolsa que había encontrado en la mochila. Luego, uno de los policías se acercó a la patrulla y me bajó.
– Tu madre está entendiendo lo grave de la situación y deberías agradecer después-, dijo el policía. Entonces, todos entramos en casa. Mi madre no me dirigió la palabra solo se acercó a mí para darme una bofetada que me dejó mirando doble. Por favor, oficiales, tomen asiento-, dijo mi mamá, señalando la mesa de la cocina. Mi madre empezó a preparar café para ellos, mientras yo me quedé parado en la puerta, como un niño regañado.
-En verdad les agradezco que hayan acudido primero a mi antes de llevarlo a la delegación-, dijo mi mamá. -Créeme que le daré un escarmiento por hacer este tipo de cosas-, agregó.
Bueno, señora, no es por meterle prisa, pero debemos regresar a patrullar, así que si no ve inconveniente, ¿Qué le parece si vemos eso?- Dijo uno de los policías.
-Claro, oficial. Acompáñenme, por favor. Si gustan, pueden dejar sus chalecos aquí, no hay problema-, dijo mi mamá. Los policías se quitaron el chaleco antibalas y lo dejaron en la mesa. Mi mamá los dirigió a su habitación y los tres entraron, cerrando la puerta.
Me acerqué para escuchar qué estaba sucediendo, pero al principio no escuchaba nada. Pensé que mi mamá les daría algo de dinero. Estuvieron un rato en silencio, pero a la media hora comencé a escuchar los ruidos fuertes de la cama de mi mamá acompañados con algunos gemidos de ella. No puede ser, pensé, están acostándose con mi mamá.
-Pasado como 30 minutos, uno de los policías salió de la habitación de mi mamá completamente desnudo. Entró al baño, pero dejó la puerta abierta. Así que aproveché y me asomé a ver. Mi madre estaba en cuatro sobre su cama totalmente desnuda, y el otro policía estaba montándola, flexionando las rodillas sobre ella, la estaba penetrando con fuerza mientras la sostenía de la cintura, sus enormes tetas se balanceaban al ritmo de las embestidas, mientras ella no paraba de gemir.-
Me quedé observando sin que mi mamá se percatara de mi presencia hasta que escuché a uno de ellos, el que había entrado al baño, decir desde la puerta abierta: «Vaya, así que te gusta ver cómo cogen a tu mamá». Luego, entró a la habitación y cambiaron de lugar. El primero bajó de la cama, mientras este subía y continuaba cogiéndose a mi mamá. Fue ahí cuando me di cuenta de que no estaban usando protección y se la estaban cogiendo sin condón.
El policía que había cambiado de lugar se subió al lado de cabecera y acercó su pene a la boca de mi mamá. Ella, de inmediato, abrió la boca y dejó que él se la metiera, comenzando a darle una mamada mientras él la sujetaba del cabello. Luego cambiaron de posición nuevamente. Uno de los policías se acostó en la cama, mi mamá se subió sobre él y lo penetró con su vagina, mientras que el otro policía se colocó detrás de ella y la penetró por el ano. Al principio, mi mamá parecía sentir dolor, pero resistió hasta que se acostumbró a ser penetrada por ambos uno de ellos la nalgueaban fuertemente dejando su nalga enrojecida de los golpes que recibía,
Cuando se cansaron de esa posición, el policía que estaba recostado se levantó y se la metió por el ano, mientras que el otro se levantó y se la metía por la vagina, dejando a mi mamá en una posición incómoda, pero disfrutando de la experiencia. El policía que la penetraba por la vagina se vino dentro de ella y se la sacó, dejando ver el semen brotar de su vagina. El otro policía continuó cogiéndola por el ano hasta que también se vino. Mi mamá se puso de cuclillas en el suelo y comenzó a lamer el pene del policía, como si se lo estuviera limpiando con la lengua.
Fue aquí cuando mi mamá se percató de mi presencia y se levantó, cerrando la puerta frente a mí. Seguí oyendo sus gemidos y susurros durante una hora y media más, supongo que se la volverían a coger. Cuando finalmente salieron los policías, vestidos nuevamente, tomaron sus chalecos y se despidieron de mi mamá con una sonrisa lujuriosa. Mi mamá les dijo: «Oficiales, aquí los espero cuando gusten venir son bienvenidos», mientras los miraba con una mirada perversa.
Mi mamá no me dirigió la palabra ni me miró cuando salí a la cocina la siguiente mañana. Simplemente regresó a su habitación y se encerró. No tuve más remedio que irme a dormir. Al día siguiente, vi que tenía varios mensajes de mis amigos enojados por que no regresara con las botellas de alcohol. Simplemente les dije que me detuvo la policía, pero no les conté todo lo sucedido.
Cuando salí a la cocina, mi mamá estaba cantando alegremente mientras escuchaba música. Me saludó de pasada y luego me comenzó a reprender por el tema de la droga. Me castigó sin dejarme salir con mis amigos y sin dinero para gastar. Parecía muy alegre después de haber sido follada por dos policías.
Pensé que el tema había terminado ahí, pero estaba muy equivocado. Pasó una semana y un día regresando de la escuela, vi una patrulla fuera de casa, pero no le tomé mucha importancia. Pero cuando entré a la casa, vi a uno de los policías de la otra vez sentado en la mesa de la cocina, y enfrente de él, su compañero, que tenía a mi mamá abierta de piernas, subida sobre la mesa. Se la estaba cogiendo, y ella estaba desnuda de la cintura para abajo, pero con su blusa alzada sin sostén, con sus tetas enormes al aire. El policía que se la estaba cogiendo se las presionaba con fuerza sin dejar de embestirla. Mi mamá, sin dejar de coger, me dijo que me fuera a mi habitación y luego pasó de mí, continuando en lo suyo. gimiendo como una perra en celo.
Subí a mi habitación, pero a la hora tenía tantas ganas de ir al baño que no pude aguantar más. Fui al baño y, al salir al pasillo, vi a los dos policías nuevamente cogiendo a mi mamá en un sillón de la sala. Los tres me vieron, pero continuaron con lo suyo. Solo pude ver cómo tenía las nalgas todas rojas, imagino que la habían nalgueado constantemente. Entré a orinar y seguí escuchando los gemidos de mi mamá.
Cuando salí del baño, mi mamá estaba de rodillas en el suelo de la sala. Uno de los policías la penetraba mientras ella le hacía una mamada al otro policía, que se encontraba sentado en el sillón. Luego, mi mamá se levantó y se sentó sobre el policía sentado en el sillón. Este se la metió por el culo, y ella comenzó a brincar sobre él, subiendo y bajando mientras el otro policía se entretenía chupando una de sus enormes tetas. Mi madre subió un pie al sillón y acomodándose mejor, comenzó a hacer movimientos circulares con el pene del policía dentro de su ano. Se movía muy rico, y me imagino que el policía pensó lo mismo, porque no pasó mucho y se terminó viendo dentro del ano de mi mamá.
Mi mamá se levantó, tomó papel higiénico y se limpió por encima los residuos de semen que brotaba de su ano. Luego, el policía que aún no se había corrido la recostó en el sillón, levantó las piernas de tal forma que sus rodillas tocaban sus tetas y comenzó a penetrarla por su vagina con movimientos rápidos y metiéndosela hasta el fondo. En ese momento, mi mamá me dijo que tanto miras, ya lárgate a tu habitación. Así que reaccioné y me fui de nuevo a mi habitación. Aun así, sus gemidos se podían escuchar por toda la casa. Entrada la noche, se detuvieron sus gemidos, unos minutos después, aproximadamente, solo escuché como salían de casa y encendían las luces de la patrulla, las cuales se veían desde mi ventana. Salí de mi habitación, y mi mamá al parecer se estaba dando un baño. y los policías se habían marchado.
Las visitas de los policías continuaron, a veces llegaban juntos o uno solo, y en ocasiones incluso con otros policías. A mi mamá no parecía importarle, siempre terminaba dándoles las nalgas a los que llegaban de dos que eran pasaron hacer tres y llegue haber hasta a 4 tipos cogiéndosela, había momentos que solo llegaban se la cogían, se iban y por la noche regresaban de nuevo como si fuera mi casa un tipo de prostíbulo. No tardó mucho en tener sus consecuencias; la vida ninfómana de mi mamá. Un día, dio positivo en una prueba de embarazo. Sinceramente pensé que ella detendría el embarazo, pero se dejó endulzar los oídos por los policías, quienes le dijeron que se harían cargo de ella y del bebé. En realidad, básicamente pasó de ser una amante a ser un tipo de prostituta que recibía dinero de ellos a cambio de dejarse coger.
Cuando mi padre llegaba a comunicarse a la casa por teléfono, ella actuaba tan normal, con tanta hipocresía. Decía cosas como que te extraño, me haces falta y espero verte pronto. Tenía que admitir que en cierta forma era algo gracioso escucharla decir eso cuando de este lado ya se le veía el estómago del embarazo. Había momentos en que trataba de entenderla, me imagino que al no estar mi padre con nosotros, ella reprimía su libido al no tener un hombre que se la cogiera. No obstante, me preguntaba cómo iba explicarle cuando regresara mi padre que había otro integrante más en la familia.
Pasaron los días y mi mamá seguía con sus aventuras sexuales, pero cuando ella tenía 7 meses de embarazo, algo sucedió. Era un sábado por la mañana cuando salí con mi mamá a comprar la despensa de la semana. En eso recibió una llamada, era mi padre, le dijo que había llegado, estaba en el aeropuerto e iba de camino a casa. Cuando colgó, mi mamá estaba alterada, y era evidente el por qué. Hasta se le olvidó el tema de las compras, salimos del supermercado y comenzó a hacer llamadas, pero cada que colgaba, terminaba más mal. No sabía qué estaba haciendo o a quien le marcaba, pero al final solo tomamos un taxi y regresamos a casa. Ella comenzó a echar su ropa a una maleta.
«Alan, empaca tus cosas», me dijo, y le pregunté por qué. «¡¡Qué empaques te estoy diciendo!!», me gritó. La verdad no le hice caso. Mientras ella guardaba sus cosas volvió a marcar a alguien, pero puso el altavoz. Era la voz de un hombre, me imagino que era uno de sus amantes policías. Ella le dijo que si podía irse con él, pero este le dijo: «Estás loca, yo tengo familia. No pienso poner en juego a mi familia por una puta». Mi mamá se enojó más y comenzaron a discutir por teléfono. El tipo solo le dijo: «Haber, no chingues. Te voy a transferir dinero, pero no quiero saber de ti ni me vuelvas a marcar». Y colgó.
En eso, mi padre llegó literalmente y la encontró haciendo las maletas. Mi padre vio su estómago, y mi mamá trató de poner excusas hasta culpándolo a él por su ausencia. Mi padre me echó de la habitación y se quedaron los dos discutiendo. Luego, mi padre salió de casa, azotando la puerta. Mi mamá estaba llorando, y yo solo la abracé. Esa noche me quedé a dormir con ella, y esa misma madrugada me desperté al escuchar que estaba llorando. Le pregunté qué sucedía, y solo me dijo: «Nada, perdona por despertar. Vuelve a dormir».
Me estaba dando la espalda así que no podía verla, pero solo la abracé y sentí como ella tomó mi mano. Me volví a quedar dormido. Al día siguiente, ella misma me pidió que me quedara a dormir nuevamente con ella, y así fue durante el resto de la semana. Pero todo se salió de control una noche cuando estaba recordando todo lo sucedido. Venían a mi mente las imágenes de ella cogiendo con esos tipos, como se veía y como se movía. Al tenerla así de cerca en la misma cama donde varias veces se la cogieron, me comenzó a excitar. Al principio me sentí mal por sentir excitación por mi mamá, pero mi cuerpo hacía todo lo contrario. Cuando me di cuenta, estaba teniendo una erección. No sé si ella se dio cuenta, pero sentí como me pegaba más sus nalgas contra mi entrepierna. Tentando el terreno y con lo caliente que estaba, bajé mi mano, la puse sobre su trasero y comencé a acariciarla lentamente. Luego subí mi mano a una de sus tetas, ella solo traía una bata, así que me fue fácil meter mi mano por debajo y comencé a presionar y jugar con su pezón, la escuche decir en voz baja, no tan duro, al oírla decir eso lo tomé como una clara prueba de aceptación por parte ella, y continúe tocando.
Bajé nuevamente mi mano y fui directo a su entrepierna. Sentí primero su ropa interior, pero metí mi mano por debajo, sintiendo sus vellos de su vagina. Comencé a acariciarla, ya pasar mis dedos por encima de ella. continúe así y mi mamá comenzó a gemir levemente cuando introduje uno de mis dedos dentro de ella, no aguantaba mas así que me baje el pants y comencé a arrimarle mi pene en sus nalgas cuando dé repente sentí como paso su mano por detrás, lo tomó y comenzó a acariciarlo estuvimos un par de minutos así. me acerque a su oído y sin pensarlo dos veces le dije que se pusiera en 4 cosa que hizo se levantó y se puso así, me levante detrás de ella, le subí la bata y por fin tenía a mi vista su rico trasero comencé pegando y frotando mi penene entre sus nalgas, vi como su vagina brillaba por sus fluidos y de inmediato sin poder contenerme más tome mi pene y se lo introduje por su vagina, lo cual provocó que su cuerpo de ella y el mío se estremecieron, sentí en su interior calidez y húmedas y comencé como por instinto a mover mis caderas entrando y sacando mi pende con movimientos lentos que poco a poco fui elevando de ritmo la tome por la cintura y comencé a meterla toda, mi mamá comenzó a gemir y su respiración se escuchaba agitada lo cual provoca mas excitación en mi así que la comencé a penetrar más rápido hasta que de un disparo me vine dentro de su vagina, no quedamos unos segundo así hasta que se la saque, ella se sentó en la cama y yo me deje caer acostado sobre la cama ella se recostó a mi lado y me abrazo, no nos dijimos nada solo nos quedamos callados recuperando el aliento hasta que el sueño nos venció.
Por la mañana desperté y mi mamá no estaba a mi lado salí de la habitación y estaba en la cocina, al verme me saludo alegremente hola hijo buenos días me dijo, te quería llevar el desayuno a la cama pero me ganaste, acercándose me dio un beso en la boca y me dijo bueno siéntate te lo sirvo en la mesa ya que estas aquí, wow pensé que bien se siente ese tipo de atención, desayunamos pero ninguno tocó el tema de lo que había sucedido, solo estaba juguetona con sus pies por debajo de la mesa, la verdad me gustaba mucho lo que estaba sucediendo, esa noche volví a quedarme con ella, pero esta vez ella se había acostado totalmente desnuda así que le metí mano por todos lados, la bese y manoseo cuanto pude, le abrí las pierna y comencé a lamer su vagina y ella luego me devolvió el favor haciéndome una rica mamada para después comenzar a coger. Por su estómago de su embarazo, era muy cuidadoso con ella. Al principio la puse de misionero, pero sin encimarme en ella la penetré y cogimos así hasta que ella me pidió que se la metiera por el culo. Así que se puso en cuatro, al principio por mi inexperiencia me costó meterla, pero con su ayuda logré meterla. Era una sensación distinta a su vagina. Estuvimos cogiendo así hasta que vine dentro de su ano.
Pasaron los días y continuamos cogiendo, hasta que dio a luz y tuvo a su bebe. Le paramos, pero en cuanto la dieron de alta y pudimos volver a tener sexo, retomamos nuestras noches de placer.
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