Madre e hijo violados
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
: madre e hijo en la carcel salvajemente violados.
SOY PEPI, tenía una vida perfecta,divorciada con 39 +1 son mis años,jefa de ventas de una aseguradora y con un sueldo espectacular , en la central de un pais de suramerica.
Mi hijo con Albert 20 años estudiaba para economista , sin trabajo era un ni-ni ademas un poco radical antisistema .
Nos llevábamos muy bien y todo era perfecto.
Vivíamos en un ático con vistas al mar.
Todo era perfecto hasta que un día cambió de golpe.
Era un sabado por la mañana, Albert y yo tomábamos el sol en la terraza cuando llamaron a la puerta.
Yo estaba tomando el sol solamente con unas braguitas ya que la terraza está protegida de las miradas de curiosos al ser el edificio más alto de la zona.
Me puse Elegante túnica de inspiración étnica, con vertiginoso escote en forma de V con muy transparente y muy corta que me tapaba apenas las braguitas y fui a abrir.
Mi sorpresa fue mayúscula cuando me encontré a cuatro policías que me enseñaban las placas y una orden de registro firmada por el Juez.
Dos policías iban de paisano y dos de uniforme.
Llamé a Albert que salió enseguida mientras los policías entraban en la casa y se ponían a removerlo todo sin el más mínimo cuidado.
Me di cuenta que Albert estaba muy nervioso .
-Voy a llamar a nuestro abogado.
– Dije mientras los policías rebuscaban por todos sitios.
-Tú no vas a llamar a nadie.
– Me dijo uno de los policías de paisano que parecía ser el que mandaba.
-Te vas a sentar ahí, y vas a estar calladita- me dijo otro- -¡Oiga! ¿Cómo se atreve a?- No me dio tiempo a terminar la frase, porque el policía me cogió del pelo rubio con fuerza, tiró mi cabeza hacia atrás y me llevó hasta el sofá sentándome de golpe.
Lo hizo con tanta violencia que mi tunica se subió dejando mis bragas blancas a la vista de todos.
-Si te mueves un milímetro de donde estas te pego una hostia que te salto todos los dientes, comprendes zorra?.
– Me dijo el policía después de sentarme.
Me dio tanto miedo al oírlo que no me atreví siquiera a moverme para bajar mi camiseta y tapar mis bragas.
Al cabo de un rato salieron del dormitorio de mihijo con una bolsa de deporte y lo abrieron delante de nosotros.
Contenía unas bolsas con polvo blanco.
Yo no lo había visto en mi vida pero a Albert pareció caérsele el mundo encima.
Nos detuvieron a los dos y nos dijeron que nos llevaban a Comisaría.
Yo pedí que me dejaran vestirme pero me dijeron que no iba a una fiesta, que así iba bien.
Así que me sacaron de casa esposada junto a mi hijo, con una tunica blanca transparente que apenas me tapaba las bragas y sin sujetador , que se mostraba mis senos y los pezones totalmente, con santalias altas .
Al entrar en el coche de la policía me vieron varios vecinos.
Me sentía humillada, ya en la comisaria.
Mi mundo se había derrumbado y yo no era nada.
Una cosa que todo el mundo podía tratar mal y humillar.
El policía me acompañó a la celda y me dejó allí sentada.
Pude ver una sonrisa burlona en su cara.
Una sonrisa triunfal por haberme humillado a una pija.
Cuando llevaba mucho rato en la celda sentada en un camastro con las piernas encogidas procurando no tocar casi nada apareció en la celda el policía que me había detenido.
El mismo que me había cogido del pelo y sentado en el sofá en mi casa.
Era un hombre de unos 50 años, muy alto y muy corpulento, que me daba miedo.
Y me dijo: -Hemos encontrado medio kilos de coca en la bolsa en tu casa.
Estáis jodidos los dos.
Os van a caer nueve años, como mínimo.
De todos modos tengo que hacer el informe para el juzgado y de eso depende todo.
¿Entiendes lo que quiero decir? Negué con la cabeza.
No entendía nada.
Estaba alucinada.
Nunca había hecho nada ilegal, soy de buena familia y me habían educado en los mejores colegios y en el respeto a las normas sociales.
No sabía nada de drogas ni de la bolsa que apareció en mi casa.
-Quiero decir.
– Continuó el policía.
– que depende de mi informe las cosas pueden ser de una u otra manera.
Tu hijo está jodido.
Pero tú, si yo quiero puedo sacarte de aquí esta misma tarde.
Basta con que diga que de las investigaciones practicadas hemos averiguado que tú no sabías nada de la bolsa ni de la droga.
Te tomamos declaración como testigo ahora mismo y te vas a casa.
Si te vas hoy a casa puedes ir mañana lunes a trabajar y en tu empresa nadie tiene porque saber que has estado aquí.
En cambio puedo decir que si sabías lo de la droga y entonces la cosa será distinta.
De momento pasarás la noche aquí.
Mañana por la mañana llamaremos a tu abogado y vendrá por la tarde y volverás a pasar la noche aquí y pasado mañana irás al juzgado a prestar declaración y es posible que el Juez te meta en la cárcel hasta el juicio.
-Pero yo no sabía nada.
– Dije llorando.
-Ya lo sé, pero así están las cosas si quieres salir de aquí, irte a casa y darte una buena ducha para quitarte la suciedad de la celda, solo tienes que ser una puta conmigo.
¿Comprendes?
Sí, ya empezaba a comprender lo que aquel cerdo pretendía, pero se me caía el mundo encima de estar más tiempo en la celda sucia y asquerosa y pensar que me podían mandar a la cárcel sin haber hecho nada, pero no sería la primera a la que le pasaba eso -¿Qué quiere que haga?.
– Dije con un hilo de voz y resignada a volver a tragarme el orgullo y dejar que aquel cerdo me humillara e hiciera lo que quisiera.
-Bueno, parece que nos entendemos.
Así que bájate las bragas , yo avergonzada.
Así que me trague mi orgullo y me bajé las braguitas hasta las rodillas,despues las deje en el suelo.
-Demasiado fino, quiero que lo llames coño, chumino, potorro, higo, almeja, raja&.
Vamos quiero que me digas que mire tu chumino bien abierto.
Tu raja toda mojada.
¡Dilo, puta! -¡Mira mi chumino bien abierto!.
Mi raja toda mojada…- Dije avergonzada deseando que me follara y se corriera cuanto antes y acabara toda esa humillación.
-Así me gusta pija.
Ahora quiero que te quites la tunica, quiero verte las tetas.
Me quité la tunica y me quedé completamente desnuda.
Hasta ese día pocos hombres me habían visto desnuda.
Albert y mi exmarido que tuve a los 18 años y hoy ya me habían visto dos sin bragas.
-Bien, tienes unas buenas tetas, pijita.
Ahora voy a cumplir un deseo.
Voy a ver como una niña pija como tú, se pone de rodillas con el chocho y las tetas al aire, en el puto suelo y me suplica que le deje comerme la polla.
Me puse de rodillas en el suelo delante de aquel cerdo y le dije: -¡Por favor, te suplico que me dejes comerte la polla!Se sentó en el camastro y se sacó la polla indicándome que empezara a chupársela.
Me la metí en la boca y empecé a chuparla.
La verdad es que estaba bien dotado, su polla mediría unos 18 o 20 cm.
-Quiero que babees sobre mi polla, que la llenes de saliva y que tus babas caigan por tu barbilla, por tu cuello por tus tetas.
Empecé a babear sobre su polla, a generar mucha saliva y aguantarla en la boca para soltarla de golpe y que cayera sobre mi cuello, sobre mis tetas.
Me metía su enorme polla hasta el fondo de mi garganta produciéndome arcadas.
Aguantaba la polla allí y apenas me dejaba respirar.
Acumulaba mucha saliva en la boca y cuando sacaba la polla para dejarme respirar las arcadas y la tos hacían que las babas salieran y cayeran sobre su polla y sobre mis tetas, hasta que estaba completamente mojada en el suelo de rodillas y desnuda.
-¡Que ridícula te ves así!.
Eres una babosa, pareces una niña pequeña babeando.
Dijo mientras se reía a carcajadas.
¡Dime que eres una babosa chupa pollas y que me suplicas que te folle el potorro! Que te convierta en mi hembra y que tú te abrirás para tu macho, para que te folle, que es para lo único que vales.
No estaba dispuesta a suplicarle que dejara de humillarme porque eso me humillaría más y a él lo excitaría así que dije: -Soy una babosa chupa pollas y ahora te suplico que
me folles el potorro.
Quiero que me conviertas en tu hembra.
Y yo me abriré para mi macho, para que me folle que es para lo único que sirvo.
-¡Ponte a cuatro patas y ábrete bien de patas, perra!
Me puse como dijo, con las piernas todo lo abiertas que podía y me obligó a bajar la cabeza, hasta tenerla a escasos centímetros del suelo, lo que hacía que mi culo se levantara y que la postura fuera muy humillante, porque dejaba a la vista mi culo y mi rajita.
Me sentía expuesta, ofreciéndome a un macho como me había hecho decir hacía un instante.
Esperé su embestida, esperé que me metiera su polla.
La noté en la entrada de mi vagina, abriéndose paso, hasta entrar dentro de mí y bombear sin parar.
Notaba como entraba toda dentro de mí, con fuerza y mis tetas se balanceaban por los impactos.
-¿Quieres que me corra en tu coño y te lo llene de leche o te puedes quedar preñada? Si te puedes quedar preñada dímelo y te encularé y me correré en tu culo.
Vamos, quiero oírte pedirme donde quieres mi leche, en tu coño o en tu culo?Como dije al principio no quería tener mas hijos por lo que llevo puesto un DIU así que no le di el gusto de pedirle que me enculara -Quiero que te corras en mi coño y me lo llenes de leche.
– Dije deseando que todo acabara cuanto ant despacho para que me vieran todos.
De pronto dijo: -Aunque estoy pensando que voy a divertirme un poco más contigo.
Salir de aquí, hoy y de rositas, merece que yo me divierta un poco más.
Vamos a ir a la celda de tu marido, para que te despidas de él.
Pero tú vas a ir desnuda, así sus compañeros de celda te verán en bolas.
Además le dirás a tu hijo delante de todos que te has dejado follar el coñito como una perra a cuatro patas y que lo tienes lleno de leche.
Pero que a cambio de ser una puta, chupar polla y dejar que te la metan en la raja y te llenen de leche, te puedes ir a casa ahora.
Luego le dirás que te toque el coño y compruebe que está lleno de leche del macho que te ha convertido en su perra.
Así sus compañeros sabrán que tu hijo y que tú eres una puta.
Me hizo salir desnuda de la celda y caminar por el pasillo hasta una celda y ordenó al policía que me había acompañado al aseo, el cual no dejaba de mirarme, que abriera.
Había cuatro hombres aparte de Albert en la celda.
Estaban sentados en un banco pegado a la pared.
El policía le dijo a Albert que se acercara que su madre tenía que decirle algo.
Los otros cuatro no dejaban de mirarme desnuda allí de pie.
Alberto se acercó.
-Dile lo que has venido a decirle.
– Dijo el policía.
Vamos, díselo o te meto en la celda y te dejo con esos cuatro para que te rompan el culo a tu hijo, puta ramera .
El negro estaba masacrando al colombiano.
Le daba golpe tras golpe, pero de pronto el colombiano le planto una patada entre los huevos que le arrancóun aullido de dolor y lo dobló en dos.
El colombiano aprovecho e inmediatamente descargo todo el peso de su cuerpo sobre la espalda del negro.
Lo desplomo en el piso sin aliento.
El colombiano se paró sobre la espalda de su oponente dando un grito de victoria.
Luego le cogió un mechón de pelo y le levantó la cabeza torciéndosela todo lo que pudo hacia atrás.
"Si no tuviese a la perra te chingaría a ti, por pendejo, negro concha tu madre", le dijo estrellándole con fuerza la cabeza contra el piso.
El negro quedo inconsciente mientras un chorro de sangre le salía por la nariz.
El colombiano se levantó y dirigiéndose a todos los demás mientras me señalaba les dijo.
"A partir de este momento esta perra es mía.
¿Está claro?" La mayoría asintió con la cabeza.
Otros dieron un gruñido pero nadie se le enfrentó.
El colombiano dejó al negro postrado en el suelo y se me acercó lentamente.
"Ya tienes dueño, perrita" me dijo mientras me acariciaba el lomo y el culo.
El olor de su cuerpo sudado me puso todavía mas arrecho.
Vi la sangre que salía de sus heridas y acerqué mi boca para lamérselas sumisamente.
El colombiano sonrió.
"Así me gusta perrita, ya sabes cual es tu lugar" me dijo complacido.
Suavemente me fue poniendo en posición.
Me metió un escupitajo en el culo para lubricarlo nuevamente.
Puso su verga en mi ojete y empezó a hacer presión.
Yo empecé a gemir rogándole que me la meta.
Me cogió de las caderas y de una sola arremetida me la enterró hasta la mitad.
Di un aullido de dolor.
Los otros convictos nos miraban hipnotizados.
"¿Te dolió mucho?" me preguntó el colombiano con mucha ternura.
Asentí con la cabeza.
"¿Quieres que la saque?" Me preguntó.
"¡No! ¡Por favor!" Le supliqué inmediatamente.
"¡Quiero ser su perra! ¡Quiero darle placer! ¡Para eso estoy aquí!" Se levanto un murmullo de aprobación entre los convictos.
Unos sonreían, otros se cogían los paquetes y se los frotaban.
El colombiano también sonrío, me cogió nuevamente de las caderas y enterró el resto de su verga en mi culo.
Sentí que me habían empalado.
Nunca antes había tenido una verga tan grande, tan gruesa y tan dura en el culo.
A cada momento sentía que me iba a desmayar pero el colombiano seguía embistiendo como un animal.
Empezó a jadear.
La sangre que salía de sus heridas caía sobre la piel blanca y lampiña de mis piernas confundiéndose con la sangre que me empezaba a salir del culo.
"Lo esta rompiendo de verdad" comentaban los reclusos.
"Lo va a hacer mierda".
Yo empecé a llorar de dolor y felicidad.
Había soñado tanto con este momento.
Lo había planeado todo tan meticulosamente.
Había cuidado hasta el mas mínimo detalle pero finalmente estaba allí, donde quería: convertido en la perra de los convictos de una cárcel.
El colombiano dio un alarido de placer y se vino.
Podía sentir como salían los chorros de semen de su verga.
Al principio salía tanto que pensé que estaba meando dentro mío pero luego me di cuenta que era un semental, que se estaba corriendo como un caballo, llenándome con su leche.
Finalmente se desplomó sobre mi lomo.
Dió un gran resoplido y se quedo allí por un momento.
La verga se le fue encogiendo y de repente salió con un ¡plop! Un chorro de lechada me salió del culo y cayó sobre el piso.
Me incliné y empecé a lamerla.
Los convictos estaban arrechísimos.
Podía ver mi hijo violadoy con el culo roto .
.
-Me he dejado follar el coño como una perra a cuatro patas y me lo han llenado de leche.
Pero a cambio de ser una puta y chupar polla y dejar que me la metan en la raja y me la llenen de leche, me puedo ir a casa ahorra.
Tócame el coño para comprobar que está lleno de semen del macho que me ha convertido en su perra.
Lo dije llorando de humillación porque era demasiado tener que humillarme delante de mi marido y abrir las piernas para que él mismo comprobara que, efectivamente, me había dejado follar y estaba llena de semen.
Albert no hizo ningún movimiento y entonces el policía dijo: -¡Tú, perra, abre las piernas para que te lo toque y compruebe que está lleno de leche de tu macho! Y tu cornudo pásale la mano por el coño o la meto aquí dentro para que se la follen todos estos!Abrí las piernas y como Alberto parecía no decidirse le cogí la mano y la pasé por mi coño del que notaba como salía semen que resbalaba por mis muslos.
El policía se rió y dijo: -Ves, Albert esto es lo que os pasa a los chicos malos.
Que llegamos los buenos y nos follamos a las putas perras de vuestras mujeres.
Bueno, la putita de madre y yo nos vamos.
Me despedí de Albert y le dije que hablaría con nuestro abogado cuando llegara a casa y salí de la celda sin poder para de llorar.
Recogimos mi ropa y me dejó vestirme, aunque con la poca ropa que llevaba.
Me sentía sucia y humillada y el semen que salía de mi rajita me estaba manchando las bragas y las sentía pegajosa, pegadas a mi sexo, lo que me causaba una sensación de asco y humillación.
Fui a su despacho, firmé la declaración, donde decía que yo no sabía nada.
Me devolvieron las llaves de mi casa y me pude marchar.
El inspector me dio 10 euros para que pudiera coger un taxi y me dijo que era por los servicios prestados.
Me fui de allí lo más rápido posible, cogí un taxi y llegue a casa.
Llene la bañera y me metí dentro para quitarme la suciedad, el semen que salía de mi coño, y había manchado las bragas y me hacía sentir sucia y pringosa y me relaje cuanto pude intentando olvidar todo lo que había pasado ese día.
Lo que no sabía era que mis humillaciones no habían hecho más que en un mes o dos pudieran ponerle una fianza y que tendría que tener el dinero preparado.
A los tres días fui a ver a Albert a la prisión porque era día de visita.
Había una cola enorme ante una puerta metálica en la que había un funcionario.
Otro funcionario iba recorriendo la cola y a las mujeres jóvenes
las hacía salir de la cola y ponerse en el otro lado.
A algunas las saludaba porque las conocía de otras veces.
Llegó hasta mí y me sacó de la cola y me puso en la otra en la que sólo había cuatro chicas.
Nos hicieron pasar a una sala de espera y a tres de las chicas les dijo el funcionario que entraran a un habitación que ellas ya sabían y a la otra chica y a mí nos dijo que esperáramos que ahora nos lo explicaban.
La puerta de la habitación se quedó entreabierta y pude ver a una de las chicas que estaba apoyada en una mesa y tenía la minifalda arremangada totalmente en la cintura de manera que quedaba con el culo al aire y como llegaba un funcionario por detrás y empezaba a follársela.
Entonces llegó un funcionario y nos hizo entrar a otro despacho a la otra chica y a mí.
-Vosotras sois nuevas, ¿no?- Preguntó.
La dos asentimos con la cabeza.
-Bueno mirad habéis visto a las otras chicas? Pues aquí para proteger a vuestros maridos hace falta colaboración vuestra.
Si no colaboráis es posible que tenga un accidente aquí dentro o alguien de dentro les haga daño, ¿entendido?Ya me imaginaba que clase de colaboración nos iba a pedir ese cerdo.
Así que le pregunté: -¿Qué quiere que hagamos? -Poca cosa, sólo pedimos que os quitéis las bragas y nos las entreguéis y luego que os subáis la mini falda y os pongáis con el culo en pompa apoyadas en la mesa y os dejéis follar.
Sólo os follaran dos funcionarios a cada una.
Eso si lo hacemos sin condón y nos corremos dentro, si no queréis quedaros preñadas o tomáis precauciones o nos pedís que os lo hagamos por el culo.
Vosotras mismas.
-Me alegre por segunda vez en pocos días de llevar el DIU y no darle el gustazo a esos cerdos de pedirles que me encularan y se corrieran en mi culo.
Decidí acabar cuanto antes así que metí la mano bajo mi minifalda y me quité las bragas y se las di al funcionario, el cual sonrió satisfecho y me subí la falda poniéndome con el culo en pompa y al aire y las piernas un poco abiertas.
La otra chica que parecía reacia, decidió imitarme y cuando las dos estábamos en esa posición me dijo que ella no tomaba precauciones pero no quería hacerlo por el culo.
Yo le dije que era mejor eso que quedarse embarazada pero que hiciera lo que quisiera.
Al cabo de un rato en esa postura llegaron dos funcionarios y se pusieron uno detrás de cada una de nosotras.
-¿Por donde quieres que te folle por el culo o por el coño?.
– Me dijo el que estaba detrás de mí.
-Por el coño.
– Le respondí.
-¿Si?, ¿quieres que te folle el coño? ¿Qué pasa que eres tan puta que tomas precauciones para no quedarte preñada o es que te gustaría que un macho como yo te preñara?No dije nada y el funcionario me dio un azote en el culo con la mano que me hizo dar un respingo.
-¿No sabes que tienes que contestar cuando te pregunten, es que no tienes educación? -Perdón señor.
Tomo precauciones para no quedarme embarazada.
– Dije de forma sumisa para evitar que volviera a pegarme.
-No es eso lo que quiero que contestes.
– Dijo dándome un nuevo azote aún más fuerte.
– Lo que tienes que contestar es que eres una puta que toma precauciones para que no la preñen, porque le gusta abrirse de piernas para que la fol Mientras tanto el otro funcionario le preguntaba a la otra chica: -¿Y tú eres tan puta como ésta o no tomas precauciones? -No, yo no tomo precauciones.
– Dijo casi con un hilo de voz.
-¿Y que quieres que te encule o quieres que te preñe, zorra? -Quiero que me encule.
– Dijo finalmente la chica.
-Muy bien.
¿Tu culo es virgen o ya te lo han follado? -Es virgen, señor.
-Vaya, vaya, voy a estrenar un culito.
Mira por ser virgen te voy a hacer un favor.
Dijo riendo y dirigiéndose al otro funcionario dijo: -¿Me prestas a tu puta un momento? Quiero que le chupe el culo a mi puta para que esté mojadito y entre mejor mi polla.
-Claro.
– Dijo el otro funcionario.
Esto no lo hemos hecho nunca pero será divertido verla comerle el culo.
Me resultaba humillante hacer algo que nunca había hecho.
Nunca había tenido contacto sexual con otra mujer y el hecho de chupar su culo delante de los funcionarios era muy humillante.
Pero había aprendido que discutir sólo servía para cabrearlos así que me dirigí hacia ella, me agaché y abrí sus nalgas y empecé a pasar mi lengua por su culo intentando ponerle mucha saliva, por lo menos mi humillación iba a servir para que a la pobre chica le doliera un poco menos cuando le follaran el culo.
Cuando había ensalivado su culo bastante y se veía caer mis babas hacia su rajita y por sus muslos, me dijeron que parara y dirigiéndose a la chica, uno de los funcionarios dijo: -Bueno, ahora tú para agradecerle lo que ha hecho por ti le vas a dar un morreo y a meterle la lengua hasta la garganta y le tocas un poquito el coñito para que se ponga contenta.
La chica obedeció y empezó a besarme, metiéndome la lengua y tragándose el sabor de su culo que yo le acababa de chupar.
Como yo tenía la falda subida pasó su mano por mi rajita.
Y me metió un dedo.
Lo hizo suavemente y al menos sirvió para que me humedeciera un poco -Ya está bien, ahora poneros en posición que no tenemos todo el día y vamos a follaros.
Las dos nos volvimos a poner con el culo en pompa esperando y ofreciendo nuestra intimidad para que nos follaran.
El que estaba detrás de mí, se bajó los pantalones y los calzoncillos y dejó a la vista una polla de un tamaño considerable que apoyó en la entrada de mi rajita y empezó a empujar poco a poco abriéndose camino hacía mi interior.
Allí estaba resignada a que me follaran en esa postura humillante e incluso a colaborar moviendo mis caderas y mi culito para que ese cerdo se corriera cuanto antes, porque sabía que aún tenía que follarme otro funcionario.
Cuando me estaba follando de pronto la chica de al lado lanzó un grito desgarrador.
Giré un poco la cabeza y vi que el funcionario estaba intentando abrirse paso en el culo de la pobre chica.
Tenía una polla enorme, mucho más grande que la del mío.
-No, por favor, no me la metas más, me duele mucho, me duele mucho!.
– Decía la chica llorando.
-¡Calla, puta! Pero como veía que su polla no entraba en el culo pese a que le había producido un desgarro y empezaba a sangrar dijo.
– ¿Prefieres que te folle el coño y te deje preñada?La chica que no podía soportar el dolor, se decidió a pedírselo: -Sácamela del culo por favor, y métemela en el coño si quieres.
-Así no.
Dime quiero que me folle el coño, que me conviertas en tu hembra y me dejes preñada para tener un cachorro de mi macho.
-Quiero que me folles el coño, que me conviertas en tu hembra y me dejes preñada, para tener un cachorro de mi macho.
– Dijo la chica llorando tanto por el dolor que tenía en el culo como por la humillación que estaba sufriendo.
< para preguntarle a la chica como estaba.
-Tengo el culo destrozado.
Me duele y lo peor es que puede haber dejado embarazada.
No nos dio tiempo a hablar mucho más porque la puerta se abrió y entraron otros dos funcionarios que repitieron la operación.
Otra vez tuvimos que humillarnos diciendo que éramos unas putas, que deseábamos ser convertidas en sus hembras, en sus perras y éramos felices de ser folladas por un macho como ellos.
Pero éste tenía la polla bastante pequeña, me dieron ganas de burlarme de su mierda de pollita, pero preferí no cabrearlo, pero la verdad es que no me estaba enterando mientras me la metía comparado con la del otro funcionario y porque además estaba llena de semen… Pero en cambio cuando se corrió lo hizo con mucha más cantidad que el otro.
Estuvo mucho rato corriéndose, parece que llevaba mucho tiempo sin follar y estaba descargando todo el semen acumulado dentro de mi que después de dos corridas estaba llena de semen que rezumaba de mi rajita.
Cuando habían terminado de follarnos nos hicieron permanecer un rato en la misma postura con el culo al aire y
en pompa hasta que llegó el funcionario que nos había explicado las cosas y nos dijo: -Bien, parece que os habéis portado bien.
¿Sabéis por qué os hemos pedido las bragas y vais a ir a ver a vuestros marido y tu hijo sin bragas? Pues porque vuestras bragas las llevan ahora mismo ellos.
Vosotras entrareis en los locutorios en que están ellos, separados por un cristal blindado y comprobareis que llevan puestas las braguitas.
Os desnudareis completamente y permaneceréis de pie en pelota picada, sin taparos.
Unos amigos de vuestros maridos y tu hijo os observaran a través del cristal y elegirán a dos de vosotras.
Las dos elegidas deberán venir la semana que viene a un bis a bis en el que se dejaran follar por tres internos, cumpliendo todas sus órdenes.
Mientras tanto los maridos de las dos serán las putitas de la prisión.
Deberán ir con bragas y serán tratados como putas.
Pero sólo chuparan pollas.
Se les respetará el culo.
Pero si las elegidas no acuden al bis a bis, entonces las putitas de vuestros maridos serán follados por todos los internos que quieran hasta destrozarles el culo.
¿Entendido?
Asentimos con la cabeza porque no nos quedaba más remedio y nos acompañaron a los locutorios donde pude ver que algunas ya estaban allí desnudas.
, así que yo hice lo mismo me quité toda la ropa y la dejé sobre la silla y esperé que llegara Albert.
Rezaba porque no me eligieran a mí, porque estaba harta de soportar humillaciones y ser follada por tres presos me aterraba… Pero no tuve suerte, escuché a un funcionario decir por megafonía que sólo se oía en esos cinco locutorios las elegidas son la del locutorio nº 5 y el locutorio nº 3, las demás pueden vestirse para iniciar la visita al interno, las dos elegidas deben permanecer desnudas durante toda la visita y hasta nueva orden.
Miré aterrada el número que había encima de la puerta de mi locutorio, rezando porque no fuera ni el 3 ni el 5.
Comprobé que el fatídico 5 se dibujaba en la puerta y no pude resistirlo, me eche a llorar desconsoladamente y así me vio Albert cuando llegó.
Iba desnudo y sólo llevaba puestas mis braguitas.
-Lo siento, cariño.
– Me dijo Albert al verme llorando.
– Si no quieres venir la semana que viene, lo entenderé, no te preocupes.
Me limpié las lágrimas y le dije que si vendría pero que no volvería a la prisión a visitarlo porque no podía soportar más humillaciones.
Pensaba que con la humillación de dejarme follar por tres presos sucios y repugnantes, además de las que ya llevaba sufridas, era sufi que la semana siguiente iba a volver a ser humillada.
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