Malcriando a Lucia. Parte 3.
De como converti a mi hija, desde la infancia, en…. otra cosa..
Ya era bien entrada la noche y ahi me encontraba, con los huevos totalmente vacios y su contenido depositado en la dulce Lucia, que domitadaba en mis brazos. Aun no creia que hubiera podido hacer que deglutiera mi corrida aunque por sus gestos no parecia del todo contenta con ello. Eso habia que cambiarlo, lo que me recordo una cosa.
Fase 3, promover la adiccion al sexo. No tenia intencion por ahora de introducirla en el sexo, fisicamente era relativamente posible pero acabaria con ella. No. En mi cabeza habia ideado un bosquejo de plan en la que ella, sin darse cuenta, engendraria un deseo insano por el. No solo un deseo psiquico sino tambien fisico. Y habia una forma sencilla de promover esa conducta. Drogas.
Cogi el telefono y busque en los contactos. Mi camello habitual no solo era de confianza sino que su material era de primera calidad. No estaba dispuesto a tomar riesgos, necesitaba lo mejor. Le mande un SMS conciso: 3 HP 3CP 11AM. No hacia falta mas, mañana a las 11 de la mañana en mi buzon tendria 3 gramos de heroina y cocaina. La P era lo que marcaba la diferencia. Podria significar pura, o premium, o puta madre, pero el significado era el mismo, materia de calidad. Y es que con esa mierda se puede hacer alquimia de la buena, facilmente soluble y con un efecto directo y limpio. No soy un gran consumidor de drogas y mucho menos de heroina (aunque habia jugueteado hace tiempo) pero nunca habia tenido una sobredosis y pocas veces un mal viaje, y las veces que habia ocurrido era precisamente por un material defectuoso o de dudosa procedencia. Producto y dosificacion, esa es la clave.
Al dia siguiente era lunes y los trabajadores del viñedo volverian a trabajar. Hubiera preferido la soledad para poder asentarme mejor en la nueva situacion pero no queria llamar la atencion o sea que preferi que todo fluyera como siempre. Recogi a la niña y me la lleve a la sala donde le puse un pañal nuevo no sin antes acariciar y deleitarme con esa pequeña rajita que me daria tantas alegrias a no mucho tardar. La meti en la cesta y me la lleve al dormitorio donde la deje junto a la cama y cai redondo y exhausto. Habia olvidado que un bebe puede ser un gran coñazo en su peor significado y a media noche tuve que levantarme a preparar un biberon y darselo de mala gana. No huvo morbo, ni deleite, en ese momento habria estrangulado a esa pequeña ya que mi descanso es sagrado. Tendria que acostumbrarme.
Desperte bastante pronto con una dolorosa ereccion vete tu a saber porque tipo de sueño. Durante un instante no fui consciente de mi nueva situacion hasta que, al girar la cabeza, vi el capazo de la niña que aun dormia. Vale. Habia que ocultar a Lucia y sabia cual era el mejor lugar. Fui a la sala y recogi todo lo que pudiese delatar su presencia, metiendolo en la cesta y dirigiendome escalera abajo hacia el sotano.
El sotano se podria escribir en mayusculas. EL SOTANO. Era un ente con personalidad propia mezcla de todos los horrores, perversiones y crueldades que sus muros habian absorbido. Totalmente insonorizado y con un mobiliario un tanto peculiar. Cero IKEA. Al abrir la puerta metalica se abria un espacio amplio aunque no entrare en demasiado detalle, ya habra tiempo de desentrañar sus secretos. Varios artilugios en las paredes, un par de armarios, un monitor de gran tamaño, un par de camaras de video de alta definicion, un ordenador conectado en red con mi estudio… bueno, cosas. Deje a Lucia en medio de esa escena y volvi a la casa. Recogi en una bolsa de basura los restos del dia anterior, pañal incluido, y lo tire en el contedor que habia al otro lado de la carretera que pasa frente a mi casa.
Cuando todo estuvo en orden me prepare un desayuno de campeones, tenia que recuperar fuerzas y mantener la alerta, nada tenia que pasar por alto. Sono el timbre del porton y por el videoportero vi que eran los trabajadores. Me los proveia un conocido de la comarca, un samaritano para los inmigrantes que daba casa y comida a los perdidos inmigrantes sin preguntar por su legalidad. Yo sabia que de samaritano tenia la S, de sabandija. Tenia tratos con las mafias de trata y se forraba a base de explotarlos en los campos por una miseria de sueldo que a ellos les parecia una fortuna. Eso los hombres, las mujeres no tenian esa suerte y solian terminar en los prostibulos mas sordidos de donde pocas veces conseguian salir. Vi la cara del capataz, un bulgaro que llevaba trabajando años con nosotros, serio y profesional. Tras de el una camioneta llevaba media docena de trabajadores entre europeos del este y africanos. En la ventanilla trasera vislumbre una larga melena azabache que produjo que empezara a salivar. Era Oana, venia 2 veces por semana y limpiaba la casa, entre otras cosas.
Sin mediar palabra abri el porton. Siempre me emocionaba su visita, me encantaba jugar con ella. Fui a mi dormitorio y de mi cartera cogi un par de billetes. El timbre de la puerta sono y la abri con mi mejor sonrisa como portada. Para ella era mi peor recibimiento y senti como su cuerpo se tensaba, justo el efecto que queria producir.
– Buenos dias señor Jacobo – dijo con voz cansada traspasando la puerta y evitando mirarme.
No le dirigi una palabra, cerre la puerta detras suyo y le chiste para que me mirara. Sin perder mi sonrisa, medida para producir en ella un miedo familiar, me acerque al mueble de la entrada y con un gesto cariñoso deje caer un billete de 50 euros mientras le mantenia la mirada.
– Señor, estoy muy cansada, ha sido un fin de semana duro – dijo con ese acento extranjero que tanto me ponia mientras notaba el brillo en sus ojos al ver el dinero.
Mi sonrisa desaparecio para dar paso a una cara de payaso triste, totalmente actuado, milimetricamente medido, y recogi el billete lentamente.
– Vale, espera, vale… de acuerdo señor – dijo en un tono de rendicion y sumision.
Devolvi la sonrisa y el billete a sus respectivos lugares y contemple como acercaba al sillon de la sala y se iba desprendiendo de su ropa rumiando entre dientes en un idioma inteligible.
Oana, mi querida Oana, la joven Oana, la yonqui Oana. De piel ligeramente oscura podria pasar por una gitana cualquiera. Pelo largo y enmarañado en una coleta que le llegaba hasta la cintura, ojos amplios como pozos de una blancura nuclear con unas pupilas negras como tizones que podrian haber sido salvajes hace no mucho si no fuera por las ojeras que les acompañaban de forma perpetua. Como el canon de mujer por el que tengo gusto no era de gran estatura, apenas llegaria al 1,60 y su cara estrecha no hacian mas que remarcar sus ojos y darle cierto aire infantil. Segun iba perdiendo ropa su cuerpo mermado se exhibia. Adicta a la heroina (y vete a saber si a mas cosas) se habia consumido rapidamente y su cuerpo habia adquirido casi la anorexia por adjetivo descriptivo. Cero grasa, fibra justa, huesos marcados en muchas partes de su cuerpo y, a pesar de ello, un culo redondo que no se habia aplanado a pesar de su esfuerzo. Quedo totalmente desnuda frente a mi mostrandome un felpudo de pelo tan hirsuto como su cabello que, aunque no eran de mi gusto, en ella parecian darle un aspecto mas degradante si cabe lo cual me agradaba. Esperaba ordenes. Con un gesto amplio señale la casa.
– ¿En serio, asi? ¿Quieres que limpie la casa en pelotas? – dijo mirandome severa y señalandome su desnudo cuerpo.
Mi unica respuesta fue mi sonrisa. Con gesto de resignacion se puso al tajo aunque sospechaba que albergaba esperanzas de que ese fuese mi unico deseo del dia. Nada mas lejos de la realidad. Por un lado esperaba que se agotara mas de lo que estaba y por otro queria que la limpieza de la casa ya estuviera hecha, por si las moscas. Vi como se alejaba hacia el cuarto donde estaban los productos de la limpieza y note como sus andares denotaban incomodidad. Un fin de semana duro, claro, debe serlo viviendo en unos hangares llenos de hombres y sin nadie que te defienda, ¿verdad?. Solo pensar como una manada de lobos africanos habrian usado su cuerpo me disparo la libido por las nubes. Mientras ella empezaba su tarea yo me prepare una copa, primero un chupito de tequila directo al gaznate seguido de un combinado que lleve conmigo mientras seguia sus pasos por la casa. Queria mantenerla en tension continua. Un par de horas y varios tragos despues parecia haber terminado, viviendo solo no puedo ensuciar demasiado y su trabajo de limpieza era relativamente sencillo. La espere en la sala y apure el ultimo trago mientras entraba. Parecia realmente cansada, justo como la queria.
– Señor, he terminado – dijo con voz esperanzadora.
Saque el segundo billete de 50 euros y los puse junto al otro. Sabia que ella lo miraba contandolo en chutes, jugaba con ventaja.
– Ya, me suponia que habria algo mas. ¿Aqui? – dijo resignada.
Asenti levemente, me acerque y la agarre por el cuello con fuerza. Era tan fino que casi podia rodearlo con una sola mano. La arrastre hacia el sofa sin esfuerzo y la tire sobre el. ¿Cuanto podia pesar? ¿40 kilos? ¿Menos? Me encantaba su livianidad. Tras la sorpresa tomo una bocanada por ese pequeño momento de asfixia y lanzo una maldicion es ruso, o lo que sea. Con una mano le tape la boca y en la otra jusnte los dos dedos centrales donde deposite una buena cantidad de saliva. No soy un hombre alto pero mis manos son rudas, gruesas por genetica. Dos dedos suponen casi el tamaño de una polla promedio y, tras lubricar esos dos dedos (un acto de amabilidad por mi parte) los ensarte sin mediar palabra en su coño. Note la vibracion de su grito en la mano que la amordazaba. Hundi los dedos hasta los mas profundo y procedi, no a sacarlos y meterlos, sino a moverlos arriba y abajo en un esfuerzo de dilatar ese agujero lo justo para, en cuestion de segundos meter un tercer dedo. Ella se debatia pero jugaba con ventaja, no tenia fuerza. Mi mano izquierda sujetaba su cara firmemente mientras la diestra atrabesava su coño con una fuerza que no podia resistir. Mantenia mi cara lejos de sus manos que empujaban y arañaban mi brazo. Pobre, me daba cierta lastima que pensara que tenia opciones.
Un minuto estuvo asi mientras su coño se iba dilatando mas y mas y notaba como un cuarto dedo podria entrar sin problemas. Pare. Saque los dedos de golpe mientras su coño espulsaba liquido, y es que una mujer puede lubricar por puro instinto defensivo. Me encanta la naturaleza femenina. Me incorpore y la deje espacio. Ella, libre de la mordaza, empezo a respirar ansiosamente mientras me dedicaba sus insultos mas obsecnos. No entendia nada. Me acerque a la comodo donde estaba la pasta y jugue con los dedos sobre los billetes. 100 euros, esos son muchos chutes. Las lagrimas corrian por su cara y sus mirada se torno dura, agresiva, me odiaba. No era la primera vez que los veia asi, no me asustaba para nada. Hundio su cara entre las manos en un intento por tranquilizarse mientras su cuerpo vibraba de nervio y rabia contenida. Yo solo podia fijarme en como su felpudo brillaba por los fluidos y un ligero hilo de humedad caia al suelo. Levanto la mirada, me miro, miro el dinero y volvio a tenderse sumisa sobre el sofa mientra abria las piernas.
– Termina rapido hijo de puta, solo te pido eso, haz lo que quieras pero que sea rapido – dijo mientras su cara humeda por las lagrimas se apoyaba sobre el cojin del sofa y desviaba la mirada hacia un punto en el infinito.
Mi sonrisa se mantenia imperturbable. Me desnude lentamente y mi polla, continuamente erecta desde que habia entrado por la puerta, hizo aparicion con el resplandor que provoca el liquido preseminal. Abri un cajon de la comoda y saque una caja de condones. No pensaba follarme a esa zorra piojosa a pelo, no estoy tan loco. Delicadamente cubri mi polla con una de las gomas y me acerque a ella. Nunca dejaria que esa puta gitana me chupara la polla y dejarle tan facil su venganza. No. Con una mano la recogi como un muñeco y la puse de pies, agarre su cabeza y la hundi contra el respaldo del sofa dejando su culo en pompa a mi total disposicion. Sin duda un culo precioso con un ano oscuro y ligeramente abultado por el uso. Deje caer un regero de saliva, justo en el centro, hoy me sentia generoso y lo iba agredecer. Mientras sujetaba su cabeza contra el sofa recorri con la punta del glande su la raja del culo, poco a poco, creando espectacion en ella. Cada vez que me acercaba a su ojete sentia como sus gluteos se apretaban en señal de peligro. Unos segundos tarde en apuntar a ojo, preparar la embestida y ensartarle brutalmente la polla en su culo justo en el momento en que ella tensaba los musculos. El peor momento para hacerlo, para ella, porque yo senti como la presion de todos sus enfinteres me recibia en un abrazo duro y caliente. Un aullido salio de su garganta y senti como intentaba huir de mi pero no tenia escapatoria. Me mantuve unos segundos asi y, cuando su grito inicial termino cambie la postura de las manos y agarre con una su pequeño cuello y con la otra su huesudo hombro. Afiance la presa y comience con una follada brutal, sacando casi totalmente la polla en cada embestida para sentir como rompia todos los muros que su culito de ponia. Notaba los musculos de su cuello tensarse y tire de el hacia mi hasta curvar su espalda en un angulo extremo y poner su cara a mi altura. Su ojos estaban abiertos como platos pero ya no desprendian odio sino suplica. Habia miedo en ellos. Solte su hombro y empece a bajar por su torso y deslizaba mi mano entre sus tetas, pequeñas pero blandas, que bailaban al ritmo que marcaba mi polla. Unos pezones oscuros y gruesos despuntaban en ellos y, en mi viaje de paso, peñizque cada uno de ellos con furia.
Mi mano izquierda mantenia la presa en su cuello y, profesionalmente, aflojaba los justo para permitir el paso de aire pero no lo suficiente como para que pudiese gritar o gemir libremente. Mantenia un sonido gutural de ahogo asincopado al ritmo de mis embestidas. Mi mano termino su camino hasta su coño dejando unos pezones doloridos y, al llegar a su destino, formo un trio de dedos gruesos en la entrada de su coño. En un gesto la levante en el aire usando mi polla como palanca (era tan ligera) y su cuello como punto de impulso y, al dejarla caer de nuevo, la embestida en el culo y la penetracion con los dedos fue al unisono. Era tal la delgadez de su cuerpo que mi mano y mi polla se sentian mutuamente en su interior mientras comence a hacerla rebotar contra ellas sin dejar que sus pies volvieran a tocar el suelo.
No pude aguantar mas y en un ultimo golpe de ariete derrame toda mi esencia mientras mordia su oreja estando apunto de romper su cartilago. Solte la presa de su cuello y deje que se desplomara en el suelo como la muñeca rota que era mientras yo me djaba caer en el sofa exhausto y feliz, completamente satisfecho. Tosio durante un buen rato mientras recuperaba aliento. Dificultosamente se levanto, poco a poco, e intento insultarme sin poder articular palabra aun. Viendose totalmente inutil, ultrajada, empapada de sudor y aun asfixiada fue recogiendo su ropa y, tropezandose con ella misma un par de veces termino saliendo de la casa no sin antes recoger el dinero de la comoda. Claro, eso nunca, todo menos los chutes.
Observe la escena donde habia quedado un reguero de flujo rojizo que habia dejado en el suelo cerca del sofa y unas gotas dispersas en su camino hacia la salida. Habia sido un buen polvo, si señor. Observe mi polla aun con el condon puesto, hinchado por la cantidad de corrida que habia soltado. A punto estuve de deshacerme de el cuando me un flashazo cruzo mi cabeza. ¡Lucia! Conduje mis pasos hacia el sotano mientras soltaba la goma de mi polla poniendo mucho cuidado en que ni una gota se derramara. Cuando abri la puerta Lucia me saludo con un berreo de gusa extrema.
– Cariño, tranquila, mira lo que traigo para ti.
Maravilloso, sigue sigue!
y la parte 4 !!!!?
(por favor)
Uffff que bueno sigue, no pares de criar a esa nena. Y contarnos los detslles