Matar y cogerme a mi mejor amiga

Si pudieran hacer lo que sea durante un día y al terminarse despertar en sus camas y que nada hubiera pasado ¿Que harían?… Bueno, esto es lo que haría yo.
Amo a mi mejor amiga con toda mi alma, es la chica más hermosa y perfecta que conozco en todos sentidos, jamás he intentado nada más con ella porque valoro su amistad más que cualquier otra cosa. Pero hace tiempo tengo está fantasía de vivir un día sin consecuencias en el cual la hago mia completamente.

Ella es chaparrita 1,50 m algo gordita, cachetona, preciosa, con la piel blanca y ojitos rasgados, unos labios gruesos, unas tetas grandes perfectas y unos pies de diosa bellísimos.

Así que la invité a salir. Fuimos al cine a ver una película muy tonta de terror que ni siquiera nos gustó pero nos divertimos mucho, al salir era tarde y fuimos a mi auto para llevarla a su casa pero al entrar pareció marearse.

-Estas bien?- le pregunté

-Si- dijo sobando su cabeza -siento que todo me da vueltas, creo que estoy mareada.

-Relajate, todo estará bien- dije acercándome a ella- cierra los ojos un segundo.

-Tu le pussssiste…- dijo balbuceando -le pusiste algo a mi bebida?- alcanzó a decir antes de caer inconsciente.

Conduje hasta una cabaña que rente fuera de la ciudad. Baje a mi amiga del auto y la senté en una silla dentro de la cabaña para esperar a que despertara antes de matarla, de lo contrario no sería divertido.

Cuando ella despertó estaba muy desconcertada. Solo alcanzo a preguntar

-¿Qué? ¿Que pasó?

Inmediatamente puse mi brazo al rededor de su cuello y empecé a ahorcarla con tanta fuerza que pude haber roto su tráquea. Ella forcejeo y se retorció por unos segundos antes de caer inconsciente de nuevo y la mantuve así por unos minutos hasta estar seguro de que estaba muerta.

Entonces la subí a la cama y comencé a desnudarla muy lento, besando cada parte de su piel en el proceso. Le quite su chaqueta para besar sus hombros y su cuello mientras respiraba su aroma, ese aroma tan delicioso que siempre desprendía su piel, olí su cabello como si fuera la flor más aromática del mundo.

Levanté sus brazos dejando al descubierto sus axilas, hundí mi nariz en ellas y respire profundamente para luego lamer las, me quedé un rato oliendo su delicioso aroma, ese sudor de mujer, de niña linda que tanto me encantaba. Comencé a levantar su blusa lentamente, besando su ombligo y subiendo lentamente mientras poco a poco descubría sus tetas tan hermosas. Arranque su sostén liberando esas tetas enormes y deliciosas que rebotaron de manera exquisita y me prendí de uno de sus pezones, unos pezones café claro redonditos y deliciosos como pequeños malvaviscos que chupe por horas como un hambriento bebé mientras con mi mano apretaba y sobaba su otra teta.

Cuando terminé de comerme sus pechos baje de la cama para quitarle sus botas, esas botitas de gótica y luego le quite sus calcetitas para dejar al descubierto dos preciosos y perfectos pies rosaditos que estuvieron caminando conmigo por la plaza todo el día, suaves, húmedos y olorosos pies de Diosa que sin dudar me puse en la cara y los olí hasta que perdieran su aroma y los lami como loco hasta que perdieron su sabor, sintiendo sus pies acariciando mi cara, sintiendo su aroma y chupando sus deditos deliciosos mientras me masturbaba con muchísimas ganas. Baje sus bragas lentamente sin quitarle su minifalda negra, abrí sus piernas y hundí mi cara entre ellas para comerme su rica vagina, ese manjar tan delicioso que a los hombres nos vuelve locos, aún calientita, aún algo húmeda y con ese aroma de una chica después de todo un día caminando. No tenía un solo pelo y eso me fascinaba, no se cuando tiempo estuve pegado a esa concha hermosa porque perdí la noción del tiempo, comiendo mi comida favorita mientras tocaba sus deliciosas tetas. Solo pare cuando mi verga no aguantaba más las ganas así que hice colgar su cabeza por el borde de la cama, abrí si boquita hermosa con mis dedos y metí mi verga directamente hasta su garganta. Dios mío, era el mejor juguete sexual que haya tenido en la vida, follando la garganta sin resistencia de la chica más hermosa del mundo con sus tetas enormes al aire, cada embestida que le daba a su garganta hacia rebotar sus tetas, lo que me excitaba más. Comencé a subir el ritmo bastante, solo escuchaba el sonido de su garganta húmeda abriéndose y cerrándose cuando entraba mi verga en ella, tome sus tetas muy fuerte y comencé a follarla más dura y más rápido, hasta que no aguante más y me vine justo en el fondo de su garganta. Mi putita estaba teniendo su última cena, una ración de leche que se desbordó tanto que salió de su boca y escurrió por su cara. La limpie un poco con una toalla y volví a bajar para comerme su vagina como si no hubiera un mañana, lo único que me entristecía era que ella no gemía por estar muerta. Volver a comerle la conchita me calentó así que abrí sus piernas, y comencé a penetrarla sin detenerme hasta que sentí un obstáculo, hice mucha presión y mi verga entró de golpe hasta el fondo, había roto su himen, mi mejor amiga había muerto vírgen y yo ni siquiera lo sabía. Eso solo me calentó más y comencé a cogérmela con muchísima fuerza, escupiendo su vagina para lubricarla y chupando sus tetas a mi gusto mientras ella solo permanecía inmóvil y hermosa como nunca antes la vi, tome uno de sus pies y me lo puse en la cara mientras me cogia su conchita tan rica, me metí su pie hermoso a la boca asegurándome de disfrutar cada parte de mi juguete hermoso. Cuando estaba a punto de venirme decidí detenerme. Le di la vuelta a mi juguete sexual y comencé a comerle el culo como un loco, lubricado su pequeña y apretada entrada con la que no tendría nada de piedad. En cuanto estaba bien lubricada puse mi verga en su ano estrecho y con toda la fuerza que pude la metí hasta el fondo y comencé a cogerla como si quisiera hacerla sufrir, mientras la nalgueaba y la volvía a ahorcar como si aún siguiera viva. Me cogí ese culo apretado y aún caliente, tan duro, tan rápido, la hice completamente mía por todos lados, hasta que no podía más, sentí como mi cuerpo perdía fuerza y mis piernas temblaban. Está putita estaba recibiendo mi segunda carga de leche, está vez en su culito. Chorro tras chorro se sintió una eternidad hasta que me caí sobre su cuerpo y me quedé dormido sobre ella. Al despertar volví a comerme a besos cada parte de su cuerpo frío pero seguía siendo delicioso y al cumplirse 24 horas el día se reinicio. Puedo volver a hacer y disfrutar lo mismo una y otra vez, porque es vivir mi día sin ninguna consecuencia, mi amiga de nuevo está viva y nadie recuerda nada excepto yo o puedo intentar algo nuevo con ella, o con cualquier otra. Y nada ni nadie puede detenerme.