Me tiran de mi apartamento y encuentro otro mejor
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo
Uno mas
Hola, me llamo Juan y después de llegar de verano me encontré que mi casera me tiraba del piso por que lo necesita para dárselo a su hijo que se casaba, y tuve que hacer maletas corriendo y puse un WhatsApp urgente a tod@s mis amig@s que tenía en Valencia, y puse:
Juan. Necesito urgentemente me dejéis una habitación hasta encontrar un piso donde hospedarme, mi casera me tira del piso, por fuerza mayores. Días después y con motivo de lo que yo escribí, de entre las personas que lo leyeron hubo una que me llamo y me dijo que podía dejarme una casa vacía que tenía y usaban su hija y los amigos de este.
Ella está casada y se llama Rosa, tiene 45 años, y sé que está atrapada en un matrimonio muy aburrido, solo sostenido por la monotonía y su hija, aburrida, con escaso sexo y nula dosis de morbo.
Según intercambiábamos conversaciones cuando la veo, y todo lo que me cuenta lo guardo dentro del más absoluto anonimato, y descubrimos que no sólo tenemos muchas cosas en común, ella buscaba amig@s para motivar y mejorar su vida sexual, sin dejar de por ello a salvo su matrimonio de momento.
Por una de esas casualidades de la vida, vivimos relativamente cerca el uno del otro, lo cual añade más picante a nuestros escarceos al hacerlos potencialmente reales en nuestro subconsciente cuando nos juntamos a tomar café…
A Rosa, como a mí, le gusta el sexo, no tiene inconveniente en poner los cuernos a su pareja si se presenta la ocasión, y además es sexualmente sumisa.
Y está todavía de muy buen ver, con caderas rotundas, un culo espléndido para azotarlo y unas tetas perfectas para pellizcar en ellas.
Entonces quedamos como siempre en el bar y tomamos café y me dio la llave del piso y en una conversación amena me di cuenta como se apretaba sus piernas y la proximidad mía le hacía mojar el tanga más de lo que ella misma se negaba a admitir así que echando valor esta vez le dije.
Juan.
Vez al cuarto de baño y quítate el tanga, lo llevaras mojado.
Rosa.
No lo llevo mojado, es que estoy nerviosa en saber que vas a ocupar mi piso.
Juan.
No es el piso de tu marido y tuyo.
Rosa.
No ese piso es mío, el que me compre de soltera.
Mi marido y yo nos compramos otro al casarnos
Juan.
Y por qué no te vas a vivir con tu hija a él, y te divorcias de tu marido
Rosa.
En realidad eso quiero, pero no sé porque no lo hago será por mi hija
Juan.
Tu hija ya tiene 20 años.
Entonces mirándola fijamente quise hacer una cosa que llevaba en mente mucho tiempo, y volví a decir.
Juan.
Vez al cuarto de baño y quítate el tanga, y si lo haces cuando vengas y te sientes lo dejaras dencima la mesa y me llamaras Amo desde ese instante.
Era como un mandato ella se dio cuenta, y era una cosa que hablábamos continuamente.
Y sin decir nada me miro y a los pocos segundos se levantó y sobre cinco minutos después volvió y dejando el tanga en la mesa dijo.
Rosa.
Amo tenías razón, cada vez que venimos a tomar café, o a tener una conversación solo de saber que voy a verte me mojo.
Y he puesto los cuernos a mi marido en varias ocasiones anteriores, y me gustaría de estar contigo… Y, aprovechando mi eventual situación, decidí dar un paso más y llevar adelante una nueva aventura y dije.
Juan.
Paga los cafés deja el tanga en la mesa y vamos al piso, pero al piso donde vives no al que me alquilas.
Rosa.
Si Amo Ya era tarde noche y al llegar su marido estaba en el sillón leyendo un libro.
Y presentándomelo le dijo que me había llevado a casa, a hacer un contrato del piso que me lo había alquilado y me invito a cenar y luego escribiríamos el contrato.
Su marido siguió leyendo el libro y no me hizo mucho caso.
Rosa fue a su habitación y entonces yo le puse un WhatsApp.
Juan.
Quiero que te quedes desnuda, y cojas el camisón más transparente que tengas y vayas a hacer la cena con él, y al servir la mesa debes inclinarte para que te vea tu canalillo y note tus pezones duros contra la tela, y tu culo y tu coño desnudos bajo la tela, y vea a su mujer semidesnuda, y se ponga cachondo, pero no dejaras que te bese, ni tocarte y mucho menos cuando yo me vaya follarte.
Rosa.
Si Amo Rosa salió de su habitación y llevaba un camisón muy corto a dos palmos de la rodilla y se fue a la cocina, media hora después salió y llamando a su hija que se llama Penélope, a que viniera a cenar.
Penélope.
Si Mama
Rosa.
Pon la mesa y vamos a cenar Y acompañándola al comedor me la presento y después se fue a la cocina.
Penélope fue a la cocina y les escuchaba decir.
Penélope.
Mama ha venido un amigo tuyo a alquilarte el piso y a cenar y te has puesto un camisón y el más corto, que va a decir ese señor.
La madre mirándola solo dijo.
Rosa.
Ese Señor me conoce más que tu padre, nunca me desnude delante de él, pero me conoce más que tu padre.
Penélope callo y fue a seguir poniendo la mesa.
En pocos minutos salió Rosa con la cena y le puso la cena a su marido y cogiendo una botella de vino, dejo caer el vino en la copa de su marido, mientras cenábamos estuvimos hablando de su trabajo era banquero y yo hable del mío fotógrafo.
El presidia la mesa y yo estaba en la parte izquierda y Rosa y Penélope en la parte derecha, terminamos de cenar y su marido dijo.
Marido.
Voy a la cama y allí leeré un rato mientras vosotr@s en el salón habláis del contrato de alquiler.
Penélope después de retirar los platos de la mesa y ponerlos en el lavaplatos salió al comedor y se puso la tv, viendo una película.
Juan.
Hacemos el contrato.
Rosa me dijo.
Rosa.
Sí amo Yo quede un poco callado al escucharla y levantándose su hija quedo mirándola y me llevo al salón allí se sentó a mi lado y cogiendo papel y bolígrafo.
Me dijo
Rosa.
E estado esperando tus órdenes Amo desde hace días.
Me pone cachonda perdida seguir tus instrucciones Amo.
Juan.
Eso espero puta, porque apenas he empezado con ellas.
… Quiero que vayas a la habitación y mires si tu marido está dormido y si se queda dormido preguntándose por qué la zorra de su mujer está semidesnuda en casa esta noche con otro hombre.
Seguramente tendrá dolor de huevos y se la cascará.
Rosa.
Enseguida, amo voy.
Se me han puesto los pezones duros como piedras sólo de imaginármelo… puedo tocarme? Sólo un poco, por favor….
Juan.
De acuerdo puta, así además de tus tetas verá tu cara de zorra encendida de deseo…pero no más de un par de minutos, y por supuesto tienes prohibido correrte.
Tras controlar el tiempo vino y le dije
Juan.
Como ahora soy tu amo quiero fotografiarte vestida con ropa de perra.
Y muéstrame cómo están tu coño y tus tetas.
Se le notaba congestionada y sin duda excitada.
Cuando se sentó junto a mí de nuevo mire el modelo de camisón que escogió no era ni mucho menos de lo que llamaríamos lencería sexy: Era blanco, sin mangas, a dos palmos de la rodilla y con un dibujo enorme de Harry Potter en su parte delantera.
Pero lo que lo hacía interesante era que estaba tan gastado que la tela se notaba que transparentaba con facilidad a contraluz, y además el escote estaba bastante holgado por el uso y era una invitación inevitable a mirarle el canalillo.
Las tetas de Rosa, pese a la falta de sostén, lucían muy dignas y sugerentes, morenas y turgentes, y sus pezones se intuían erectos tras el algodón.
Nada más verla de arriba abajo le dije.
Juan.
Muy buena elección zorra, me parece que tu marido va a pajearse bien a gusto esta noche mientras su mujer zorrea con otro en sus narices.
Pero aún falta la guinda del pastel: El otro día estuvimos hablando del dildo que tenías en casa así que vez a tu habitación cógelo y métete el dildo anal que me comentaste y métetelo por el culo, y luego ve al frigorífico, coge un cubito de hielo y vienes y te lo pasaras delante de mí por tus aureolas y pezones hasta ponerlos completamente de punta.
Y cuando la madre se fue a la habitación vino Penélope y me dijo
Penélope.
Eres un cabrón morboso, no sólo zorreas con mi madre sino que también humillas a mi padre con palabras Yo le dije
Juan.
Te recuerdo que la que cornea a tu padre es tu madre, yo a un no le he dicho nada malo, y creo que tú eres como tu madre, eres una viciosa, una guarra salida que gozas de ver como someto y humillo a tu madre o crees que no te he visto como mirabas por la puerta y te he visto tocarte al hablar de esa manera a tu madre, y si no métete un dedo y comprueba cómo de encharcado tienes ahora el coño, puta… pero bueno, tú misma, si quieres lo dejamos aquí y ahora, y cada uno por su lado.
En eso vino la madre y había escuchado toda la conversación y no habían transcurrido ni treinta segundos cuando Rosa dijo.
Rosa.
Joder Amo, me tienes caliente como una recién casada con el culo pegado a una estufa… sé que soy una zorra y una mala esposa, pero tengo el coño encharcado, las tetas me duelen de los duros que tengo los pezones, y me muero de ganas por ser tu sumisa y que me des órdenes y correrme contigo después.
Juan.
¿Puta? Aquí el único cornudo es tu esposo, ¿entendido? a mí me llamas Amo.
Ya hablaremos luego de tu castigo.
Ahora ves a ver si sigue durmiendo tu marido.
Y recuerda, tienes prohibido dejarte tocar bajo ninguna circunstancia, ni correrte.
Mientras Penélope se quedó en el salón y yo y su madre a un no habíamos escrito nada del contrato.
Apenas habían transcurrido unos minutos cuando Rosa vino y dijo
Rosa.
Amo, al pobre casi le da un ataque cuando me incliné sobre él y le puse las tetas literalmente delante de la cara.
Abrió los ojos como platos y hasta tartamudeó cuando, retirándome presta para evitar que además de la vista se le fueran las manos hasta las mismas, le dije si no dormía a un y me dijo que en nada quedaría dormido.
Rosa.
¿Puedo tocarme un poco Amo?
Juan.
Claro perra, te lo estás ganando, pero no olvides que tienes prohibido correrte bajo ningún concepto, eso será más tarde, si te portas bien y te lo mereces.
Rosa.
Gracias Amo Rosa se sentó en el sofá del salón y empezó a tocarse enfrente de mí.
Y también estaba su hija, a los diez minutos Rosa que quito su camisón quedando desnuda completamente y siguiendo tocándose y me dijo
Rosa.
Amo desde que te he conocido ando mojada a todas horas… Tengo a todas horas jugos vaginales.
Mientras Penélope la vi cómo se echaba en el suelo y quitándose su falda y tanga cruzo sus piernas y dejando caer su mano se frotaba discretamente y se excitaba más y más mientras veía a su madre.
¿Yo no intente nada la deje hacer lo que deseaba al verla así de cachonda, menuda puta pensé? Y dije a Rosa.
Juan.
Quiero que te grabes con él móvil mientras te masturbas para mí y te doy permiso para que te corras… y cuando te hayas corrido mándame el vídeo.
Si no me mandas el video entenderé que no quieres jugar, aceptaré tu negativa y me levantare y me iré de tu casa y no volverás a saber de mí.
Tú misma Rosa se levantó y cogiendo su móvil se echó al suelo cerca de su hija y empezó a tocarse de nuevo y pasados varios minutos recibí el video en cuestión de nada.
Ver a Rosa de cuerpo entero, la cara grana de puro gozo, las ubres colgando, el coño rosado y brillante machacado una y otra vez sin piedad por sus dedos mientras gemía y me dijo
Rosa.
Amo como me pones soy tu puta quiero que me folles.
En ese momento escuchamos decir a Penélope.
Penélope.
Me corro, me corro….
Me miró fijamente a los ojos y yo para para mantenerla nerviosa y dispuesta me limité a contestarle.
Juan.
Bien hecho puta.
Y dije
Juan.
Mañana os espero a las cinco de la tarde en la cafetería que hay cerca de donde me alquiláis el piso.
Y quiero que vengáis las dos vestidas con vestidos veraniegos sin mangas y con buen escote, con falda por encima de las rodillas.
Sin ropa interior y pintadas discretamente, sois unas putas, pero no queremos que nadie más lo sepa de momento, ¿verdad cerdas? y ya veré qué hacer contigo… mirando a Penélope.
Y limpia el charco que has hecho al correrte.
Y sin esperar la contestación me levante y fui hacia la puerta y me fui al piso ya que me dio Rosa la llave nada más entrar en su casa.
A la mañana siguiente nada más despertar me duche y baje al bar a desacuñar y mientras pensé sin perder de vista mis planes para la tarde, más tarde pedí el menú y comí ligero y me fui a casa y dormí una pequeña siesta para estar en forma por la tarde.
Me desperté con el tiempo justo para ducharme, afeitarme, mudarme de ropa e ir en busca de Rosa y Penélope.
Lo cierto es que no sabía si vendrían las dos, ya que las cinco de la tarde era una hora un tanto intempestiva para tener una aventura, pero Rosa es el tipo de casada que carece de vida social fuera del matrimonio y a la que de repente le resultaría difícil explicar una salida.
Llegué al bar deliberadamente tarde, apenas unos minutos, pero los suficientes para aumentar su ansiedad, y nada más entrar las vi en el fondo del local, en un rincón más o menos apartado del mismo, mirando las dos hacia la puerta con evidente nerviosismo; nerviosismo que se acrecentó nada más verme y al acercarme a su mesa sonriente, inclinarme sobre ellas para besarlas en la mejilla y susurrarle al oído de Rosa
Juan.
Buenas tardes zorra, has venido.
No esperaba menos de ti.
Tranquila, relájate y disfruta, que vamos a pasarlo muy bien los dos.
Rosa, tenía sofocada, la respiración agitada, debatiéndose aún entre la excitación y la vergüenza, no respondió, pero se estremeció perceptiblemente al sentir la punta de mi lengua rozar el lóbulo de su oreja y mi mano sopesar rápidamente sus tetas buscando sus pezones aprovechando que mi cuerpo hacía de pantalla situado como estaba inclinado y delante de ella… me senté en medio de las dos y tras echarles un vistazo detallado a las dos dije
Juan.
La verdad puta tienes un cuerpo muy apetecible, que más de una jovencita quisiera para sí.
Y con disimulo mire a su hija al decir estas últimas palabras.
Resaltado más si cabe por su vestido, sin mangas, de falda estampada a medio muslo por debajo y corpiño malva por arriba y les dije.
Juan.
Habéis venido vestidas cómo os ordené, al menos lo que puedo ver.
Y bajando mis dos manos hacia abajo metí mano por sus vestidos y toque sus coños, comprobando que no llevaban ropa interior y Penélope dijo.
Penélope, Amo hemos estrenado la ropa para usted, espero que le guste.
Me dijo ella cabizbaja, mirándose las manos entrelazadas nerviosamente sobre la mesa.
Juan.
Seguro que sí, guarra, seguro que sí… pero para salir de dudas mejor verla cuanto antes, así es que vete al lavabo de minusválidos y espérame en él con el vestido sobre las caderas, el culo en pompa, la cabeza baja y las tetas colgando.
Penélope me miro de nuevo a los ojos y viendo mi vista se calló y fue hacia el lavabo y cuando se levantó yo dije.
Juan.
¿Acaso estás sorda? Me dijo tu madre que buscaba aventuras, que quería jugar, experimentar el morbo de lo prohibido y el sentimiento de la sumisión… y tu ¿Qué buscas guarra?
Penélope.
No amo, es sólo que aquí, en un lugar público, me da reparo…
Juan.
Tú decides, no voy a forzarte a hacer lo que no quieras, pero si no estás dispuesta a obedecer perdemos el tiempo, y con tu madre tengo bastante a mí ni me sobra tiempo ni me faltan putas.
Le dije, iniciando el gesto de levantarme para irme.
Apenas me levanté, ella se inclinó hacia mí, tuve así una fugaz vista de su impresionante canalillo, agarrándome del antebrazo y susurrándome.
Penélope.
No se vaya amo, haré lo que me mande
Juan.
Pues ya estás tardando puta.
Me senté de nuevo en la silla y dije.
Juan.
Vez al baño ya, que en un par de minutos te seguiré yo: cuando oigas que llaman a la puerta con un toque largo y dos cortos descorre el cerrojo y colócate como te he indicado… si por cualquier motivo no abrieses o no te encontrase como te he ordenado me marcharé y no volverás a saber de mí jamás, puta.
Tras apenas un instante de duda, Penélope se levantó sin contestar hacia el lavabo.
Mientras esperaba para seguirla aproveché para contestar un par de WhatsApp y pedir la cuenta al camarero y dije a Rosa.
Juan.
Paga la cuenta zorra voy a ver cómo está tu hija.
Apenas el pago yo me levante y me dirigí hacia la parte trasera del local y llamé a la puerta de la manera acordada.
Tras un instante que me hizo temer lo peor oí descorrerse el pestillo, y tras girar la cabeza para comprobar que nadie me veía me introduje rápidamente en el baño, nada más entrar la vi, de espaldas a la puerta, apoyando las manos en la pila, cabizbaja, el pelo, que le colgaba suelto, me impedían verle apenas el rostro, reflejado sobre el espejo… su culo se veía realzado por las sandalias de medio tacón y la postura de monta en la que se exponía, al ser la pila del baño de minusválidos más baja de las habituales, su cabeza estaba a la par que sus caderas, y esa, junto al menos uso de ese tipo de aseos, había sido la principal razón de mi elección-, y la blancura de las nalgas contrastaba con su ropa.
Las tetas le colgaban grandes y rotundas, con los pezones claramente endurecidos… verla no más así, sometida y dispuesta, me la puso en el acto dura como el acero.
Pese a la premura de tiempo me recreé un momento en contemplarla, y le dije.
Juan.
Así me gusta, zorra, que seas obediente… las zorras obedientes siempre tienen premio…
Y llendo hacia ella comencé a tocar en su coño con la mano izquierda mientras con la derecha me desabotonaba los vaqueros y me abría la bragueta para liberar mi polla.
Nada más comenzar a tocarla noté su alto grado de excitación: su coño estaba completamente empapado, y no más sintió mí mano sobre sus labios abrió instintivamente las piernas mientras un gemido escapaba involuntariamente de sus labios.
Girando su rostro hacía atrás, la excitación lo hacía más bello aún, viéndola morderse los labios y entrecerrar de gusto los ojos al contacto de mis dedos con su clítoris, me susurró con voz ronca
Penélope.
Amo métemela, que estoy más salida que una mona y no tenemos tiempo que perder Pero yo contesté a sus requerimientos con una sonora palmada en su nalga, que dejó la marca de mi mano rojiza sobre su piel, y agarrándola del pelo con la zurda tiré de ella hacia atrás, mientras con la derecha comencé a pasar mi glande sobre su excitado coño lentamente, arriba y abajo, y le contesté
Juan.
Zorra, yo decido cuándo y cómo te la meto, por qué agujero, incluso si quiero o no hacerlo; y de querer me importa un bledo que haya nadie fuera esperando para usar el baño, y si alguien estuviera espiando y viendo cómo te monto tu aguantarías, ¿entendido? Penélope, tan cachonda como lista, cambió rápidamente de actitud y dijo
Penélope.
Sííí… tú mandas, pero por favor, fóllame soy tu perra, Amo Yo, que para entonces tenía un calentón, con el glande completamente lubricados de líquidos vaginales, no me hizo de rogar más y de un seco golpe de caderas se la metí hasta el fondo… Penélope consiguió reprimir un grito, pero jadeó de gusto con voz queda
Penélope.
Diossss, qué gusto….
joderrrr….
Amo.
Apurados por el tiempo como estábamos, y sabiendo que habiéndose rendido a mí la primera vez no faltarían ocasiones futuras para coitos más elaborados, no me anduve con rodeos: le solté el pelo, e inclinándome sobre su espalda le agarré ambas tetas amasándoselas y pellizcándole los pezones mientras mis caderas aumentaban el ritmo y le susurraba a su nuca
Juan.
¿Te gusta puta, cómo te follo? Mírate, una en el espejo una mujer formal dejándose follar como una vulgar perra en celo… mírate y dime qué eres.
Penélope, sudorosa y fuera de sí comenzó a orgasmar nada más levantar la vista hacia el espejo y verse sometida y follada… con los ojos en blanco, el bajo vientre y el culo retumbando como si tuviesen vida propia, abierta la boca como si buscase aire desesperadamente y agarrándose al lavabo para evitar perder pie, para evitarlo dejé de sobarle las tetas y pasé a agarrarla por las caderas y dijo
Penélope.
Diossss, soy una puta, Sííí… que gusto…….
Agggggghhhhhhhh Y tapándole la boca con una mano para evitar que sus gritos advirtiesen a toda la gente del local, aproveché para retirar mi polla del coño, la saqué pringosa por completo y dejarla caer desmadejada sobre el suelo, apoyada sobre la pared, abiertas las piernas, sudorosa y semidesnuda.
A continuación me arrodillé frente a ella y comencé a meneármela furiosamente mientras le ordenaba.
Juan.
Ahora abre la boca, saca la lengua y mírame a la cara, zorra.
Nada más lo hizo, estaba medio mareada por el reciente orgasmo, lo cual acentuaba el morbo para mí, me corrí furiosamente sobre su cara y sus tetas, ahogando en gruñidos mi clímax… tras varios chorros de semen corrían por su pelo, la comisura de sus labios, su canalillo… apenas acabé me vestí, y adecentaba mi ropa y me dirigía a la puerta.
Al llegar a ella me volví a mirarla, todavía semiinconsciente por su potente orgasmo, me seguía con la vista sin articular palabra y ya con la mano en el pomo de la puerta me despedí diciendo.
Juan.
Ha sido un placer, Perra.
Ahora me iré con tu puta madre arriba a ver el piso.
Si quieres más, ya sabes dónde buscarme y espero no te laves y todos los chorros que no has bebido déjalos en tu pelo y cara….
Al salir del lavabo me fui a la mesa donde esperaba su madre y le dije vamos al piso ya vendrá ella si lo desea.
Y saliendo por la puerta fuimos hacia el piso.
Nada más llegar al piso, mande desnudarse a Rosa, y llevándola a la habitación de matrimonio la ate a la cama, Rosa de principio protesto con la mirada pero hace ya unos días que Rosa acepto ser mi sumisa y es mi juguete personal por decirlo de alguna manera, y ella sabía que sus protestas caerían en saco roto.
Y desnudándome yo empecé a follarla por detrás después de quitarle su dildo, mientras con mis manos iva pegándole en sus nalgas, sus nalgas poco a poco fueron poniéndose color rojizo y su culo lo vi algo ensanchado y le dije
Juan.
Perra he pensado en dar tu dildo a tu hija y tú te compraras uno más grande que te ensanche más ese culo de perra que tienes.
Rosa.
Lo veo bien Amo.
Y sacando mi polla, desate a mi sumisa y poniéndola de cara volví a atarla y empecé a meter mi polla por su coño.
Y empecé a follarla con dureza y mientras con mis manos exprimía sus tetas, y después de unos minutos saque de nuevo mi polla de su coño y sentándome en su boca le mande chupar mi polla diciendo.
Juan.
Así se hace, puta de mierda, chúpame mi polla, ponla a punto para ese estrecho culo que tienes.
¿Quieres mi polla en ese culo que tienes, puta de mierda?
Rosa.
¡Dios, sí Amo! En eso escuche la llave de la puerta era Penélope que había entrado y dije.
Juan.
Zorra estamos en la habitación de matrimonio.
Penélope entro y vio a su madre atada en la cama y a mi dencima su cara como me chupaba su madre la polla, yo mire a Penélope y vi que a un llevaba semen por el pelo, y la cara, le mande sentarse en una silla y mirara lo que hacía su madre conmigo.
Ella estaba en estado de shock, y creo que multitud de preguntas se agolparon en su mente como por ejemplo.
¿Mi madre es sumisa? ¿Realmente le está chupando la polla? de repente pensó, ahora todo parecía posible.
Yo volví a decir a Rosa.
Juan.
¡Suplícamelo, perra!
Rosa.
¡Oh, por favor, Amo, fóllame mi culo! ¡Lo necesito yaaa…! Y Penélope permanecía sentada en la silla.
Juan.
“¿Sabías que tu madre también es una puta lesbiana?” En ese instante Penélope noto como confundida y rabiosa.
No supo ella lo que yo quería decir y mirándome y pensando lo que yo había dicho provoco un escalofrió en su columna vertebral y aumentara su confusión y pregunto ella.
Penélope.
En realidad quien eres tú.
Juan.
“Tu Amo, mejor dicho vuestro Amo” Entonces desate a Rosa y la incline en el suelo a cuatro patas y le dije a Penélope,
Juan.
Abre ese cajón y veras un arnés con un vibrador póntelo y acércate aquí.
Cuando Penélope se acercó le dije.
Juan.
Folla a tu madre por su culo.
Rosa se hallaba a cuatro patas, e iva a ser follada por Penélope.
La expresión que se dibujaba en el rostro de Rosa no estaba del todo clara.
Podría ser tanto una expresión de placer como de dolor.
¿Estaba siendo follada por su hija otra perra? ¿Cómo había podido ocurrir cosa semejante? Ella pensaba que la iba a follar yo, pero la estaba follando su hija.
Penélope coloco sus manos en los hombros de Rosa y dijo
Penélope.
Ahora no eres más que mi puta.
Pues nuestro Amo me ha mandado follarte por tu trasero.
Rosa trato de apartarse, pero el control sobre sus hombros era firme.
Rosa.
Por favor Amo follame tu.
Juan.
La resistencia es inútil, puta y si te resistes te castigare.
Rosa.
¿Por qué la zorra de mi hija me está follando y no tu Amo? De repente, Penélope empujó a su madre y la echo al suelo y, antes de que se moviera se sentó sobre su pecho.
Y llendo yo a donde estaban me acache y le propine una sonada bofetada
Juan.
Mira, perra.
Cállate o tu puta hija de comerá también tu coño, y por supuesto, recibirás más en tu culo.
Y como puedo comprobar tu hija ya era una ansiosa puta lame coños antes de conocerte yo a ti.
Rosa.
No te creo Amo.
Penélope saco el móvil de su bolso, giró la pantalla hacia Rosa una foto.
Rosa soltó un ahogado grito.
Ella creía que nada más podría sorprenderle tras lo ocurrido en los últimos minutos… pero se equivocaba.
La foto era de Penélope, en una sala de cine, y se la estaba chupando a su padre… y no a cualquier hombre… ¡Su propio padre y su marido! Entonces yo mirando la foto dije
Juan.
Las apariencias engañan.
Mientras Penélope dejaba el móvil en el suelo.
Juan.
Así que ahora, ¿vas a ser una buena puta y las dos mantendréis la reputación de zorras en secreto si yo no digo lo contrario?
Rosa.
¿Me estás calentando?
Juan.
Piensa en que estás haciéndolo conmigo y no con tu hija.
Penélope.
Estate quieta ahí.
Arnés con un vibrador Y sacando el vibrador del culo de su madre, se levantó y se quitó el arnés con el vibrador y se desnudó despojándose de su vestido.
Al hacerlo, descubrí que no llevaba ropa interior.
Como ya comenté antes, era una puta y poniéndose de nuevo el arnés se puso detrás de su madre y volvió a meterle el vibrador por su culo.
En ese momento Rosa aprovecho el momento para intentar ponerse en pie, pero Penélope puso una pierna sobre su espalda cuanto empezó a incorporarse.
Juan.
¿No te había dicho que no te movieras?
Rosa.
No soy su perra Amo, si no tu perra
Penélope.
No soy tu Ama, pero en este momento mi Amo me dio poderes Poniéndome su mano en su boca y dándole un bofetón que la hizo callar.
Juan.
Para perra no te he dado órdenes que le pegues Y llevando un sillón donde estaba Rosa a cuatro patas dije
Juan.
Lame los dedos de mis pies.
Colocando mis pies cerca de su boca y dije.
Juan.
Eres un poco más terca que la puta de tu hija.
Y sé lo que te gusta los insultos, ¡Eres una zorra de mierda!
Rosa.
Nunca dije que no lo fuese Amo.
Encogiéndose de hombros y manteniendo su boca en mi dedo
Juan.
Ahora ponte a lamer los dedos de mis pies, puta.
Rosa suspiro, abrió su boca y comenzó a lamer mis dedos del pie.
Juan.
Buena chica.
Tras un rato, aparte mis pies y me puse desnudo cerca de su cara y dije.
Juan.
No te preocupes, mi madura zorra.
Apuesto a que va a gustarte tanto como a tu zorra hija.
Y le dije
Juan.
Ahora vas a comerme mi polla, mientras tu hija te está metiendo ese arnés por el culo.
Pero antes le toque su coño y dije
Juan.
¡Vaya! Parece que ver la foto de tu hija con tu marido te tiene mojada.
Rosa.
Noooo Amo pienso en ti, pienso que lo estás haciendo tú y mi húmedo coño esta así por mis pensamientos.
Esto me decía mientras yo con mis dedos separaba sus labios vaginales.
Rosa.
Por favor Amo, para… mis dedos le hacían sentirse bien.
Juan.
Oh, pero si solo estoy empezando.
Tener su coño a sólo unas pulgadas de distancia de mis dedos, y metiendo mí dedo dentro de su coño, la tenía en un estado de nerviosismo que le impedía pensar con claridad.
En cambio, me quedo mirando fijamente mi polla y sacando mis dedos de su coño le dije.
Juan.
Ahora, chupa mi polla, puta y quiero que aceptéis, de una vez por todas, vuestra posición como mis sumisas.
Rosa.
Si Amo.
Y Rosa empezó a chupar mi polla y mirando a Penélope ella dijo.
Penélope.
Si Amo seré tú sumisa, tu perra.
Mientras yo sujetaba la cabeza mi zorra Rosa con la mano y la apretaba hacia mi polla, y empezó a lamer mi polla y tras un breve tiempo yo solté su cabeza y comencé a decir.
Juan.
Eso es, puta.
Y mirando a Penélope dije
Juan.
Únete a tu madre y chupa mi polla con ella.
Penélope saco la polla del culo de su madre y quitándose el arnés se puso al lado de su madre y cogiendo mis huevos empezó a chuparlos.
Juan.
¡Delicioso! Teneros a la dos una chupando mis huevos y la otra mi polla Y mirándolas dije
Juan.
¡Seguir lamiendo! Agarrando la cabeza de Rosa y enterrándola profundamente en mi polla.
Rosa cerro los ojos y siguió lamiendo.
Y se centró en hacer que lograra correrme yo.
Juan.
Eso es, mi madura sumisa, chupa a tu Amo.
Así, puta… chúpame mi polla igual que hace tu hija con mis huevos.
De tal madre… tal hija.
Siguieron lamiéndome, chupando y penetrando con su boca y lengua, deseosas de hacer que me corriese, pero vi como Rosa le caían sus jugos por sus piernas.
Su aroma y su sabor resultaban embriagador, creando sentimientos en mí y con mi mano le di un bofetón en su cara y dije.
Juan.
Perra te has corrido antes que yo y sin mi permiso Y corriéndome yo mirando a Penélope dije
Juan.
¿Quieres beberte mi corrida, puta mía? Sus palabras salieron de su boca antes de yo correrme.
Penélope.
Sí Amo si deseo beberme su semen.
Juan.
¡Pídemelo de otra manera!
Penélope.
Por favor Amo, córrete en mi cara.
Rosa.
Por… por favor Amo… déjame que termine de darte más placer… Y sin decir nada Penélope se sentó en el suelo y poniendo su cara bajo mi polla y me corrí mientras con mis dedos cogí sus tetas y las estuve pellizcando.
Juan.
Muy bien, puta… Ya viene, mi sumisa mamá… Y poniéndose al lado de su hija me corrí parte en Rosa también y vi como Penélope se levantó y segundos después se corrió en la cara su madre y mirándola le dije.
Juan.
Levántate y no pares de lamer a tu madre hasta dejarla limpia Penélope me obedeció chupando a su madre sus propios jugos, esto parecía a un más delicioso verlo y dije luego a Penélope.
Juan.
¡Gatea hasta el salón, mi puta.
Y mirando a Rosa dije
Juan.
¿Tú también quieres correrte, puta?
Rosa.
Sí Amo.
Y acercándome a ella jugué con mis dedos en su coño, y le dije
Juan.
¿Por qué estás tan caliente.
Rosa.
No lo sé Amo… Mientras mis dedos se deslizaban dentro de ella y diciéndole
Juan.
Te gusta.
Rosa.
Sííí Amo… Mientras tres dedos míos invadieron su coño.
Juan.
Por lo tanto, eres una sumisa y, sin saberlo, has estado buscando un Amo ya que, con toda probabilidad, tu marido es del todo ajeno a tus necesidades sexuales.
¡Joder! ¡Estás ya tan mojada que seguro que podría meterle todo el puño!
Rosa.
Bueno Amo, solo hay una forma de averiguarlo.
Rosa grito pero ya era demasiado tarde.
Su coño se dilató aún más cuando yo empuje todo mi puño en su interior.
Rápidamente el placer desplazó al dolor y creció a medida que yo le metía mi puño en su interior.
Unos minutos más tarde, bajo la influencia del puño, su respiración se hizo entrecortada y comenzó a balbucear.
Rosa.
Oh, Dios! ¡Joder! ¡Joder! Gritaba, hacía rato que el dolor había dejado paso a un intenso placer.
Juan.
Solo las muy putas se corren con un puño.
Rosa.
¡Joderrrrrrr Amo…! Grito cuando el orgasmo le golpeó duramente mientras su cuerpo se tambaleaba.
Juan.
En realidad eres como la puta de tu hija.
Sacando yo el puño de ella provocando un explosivo sonido.
Su débil cuerpo se mantuvo inmóvil mientras las oleadas de placer se alejaban de ella.
Entonces levantándome las mande a la ducha y a los pocos minutos fui yo y me duche con ellas.
Y les mande se vistieran y se fueran a su casa, sin antes decirle a Penélope que me diera las llave de la casa y que podría venir cuando quisiera pero estando yo en ella.
Y luego le dije
Juan.
Y ves al salón y coge el dildo que hay en la mesa y te lo metes en tu culo sin quitártelo hasta que yo diga.
Penélope.
Si Amo.
Unos minutos más tarde me di cuenta de que por fin se habían marchado y, por me fui acomodando en el sofá y descanse un rato, luego recogí mi ropa y me dirigí a la cocina, y eche todo a la lavadora y después llendo a la nevera cogí una cerveza y llendo de nuevo al salón me senté de nuevo en el sofá y me quede dormido después de echar unos tragos a la cerveza.
Durante el transcurso de las semanas, me fue completamente imposible hablar con ellas por mi trabajo debía pensar con claridad.
Tenía un montón de fotos que mirar y mirar varios audios para los videos.
También luego supe que el coño de las dos estuvo excesivamente húmedo.
Una noche Rosa, en la cama con su marido, tratando de recuperar su sexualidad, se hundió bajo las sábanas y comenzó a chuparle la polla, algo que rara vez hacía y nunca de una manera tan directa.
Tras un par de minutos, se sentó dencima de él, y poniéndose sobre su polla, algo que nunca había hecho antes.
Pero el, se corrió con demasiada rapidez, algo bastante común en él, sin que ella, siquiera, se acercase al clímax.
Y se masturbo en silencio mientras que su marido, como siempre hacía tras el sexo, roncaba profundamente.
Se corrió rápidamente, esto me lo puso Rosa por WhatsApp.
Yo solo le conteste.
Juan.
No me pediste permiso para follar con tu marido y no pediste permiso para masturbarte ya hablaremos.
Cuando llegó un fin de semana y no tenía yo trabajo mande un mensaje a Rosa y le dije
Juan.
Esta mañana quiero verte en mi casa.
Cuando Rosa entro en la casa yo la sujete por una mano haciendo que se volviera de nuevo hacia mí, y dije
Juan.
¡De rodillas, perra! Desafiante le mantuve la mirada aunque sus rodillas temblaban y dije.
Juan.
Tienes que obedecer como una buena puta, te masturbaste y te follastes a tu marido sin mi permiso.
Tras unos instantes de indecisión por mi parte, ella apoyó sus manos sobre mis hombros y se arrodillo.
Antes se quitó unos pantalones cortos y enseñándome su coño yo la observaba y entonces si se arrodillo.
Juan.
Ahora acércate y chúpame mi polla Ella vino de rodillas y yo me encontraba ya desnudo y cogiendo mi polla se la metió en su boca y vi como si tuviera una necesidad de obedecer, sus mejillas ardían, rojas.
Pero estaba dispuesta a chupar mi polla.
Juan.
Estás bien.
Rosa.
Si Amo.
Juan.
Bien.
Pues chúpame mi polla zorra, vamos mi puta los dos sabemos que lo estas deseando.
Y apenas se había inclinado cuando yo sujete la parte posterior de su cabeza y la conduje hacia mi polla, empezó a chupar, chupo durante unos quince minutos mi polla y yo estaba a punto de correrme cuando oí el timbre de la puerta.
Y mande a Rosa abriera desnuda como estaba y entonces escuche unas voces pero una no la conocía las voces eran de Rosa y Penélope pero la tercera no la conocía.
Juan.
¿Pero qué ocurre aquí…?
Rosa.
No pasa nada, Amo, es Penélope que vino con Mirian una amiga suya.
Juan.
Ooo… bien… Pero otra vez avisa que vienes con compañía puta.
Penélope.
Si Amo lo hare.
Juan.
Y tu puta sigue chupando.
Que es lo que estabas haciendo.
Rosa obedeció pese a la presencia de Mirian, y yo me pregunte ¿Habría alguien más que conociese mi secreto? Un par de minutos más tarde descubrí que Mirian era toda una fuente, ya que sus piernas se cubrió de flujos y de repente su orgasmo la golpeó.
Mientras se corría.
Yo sostuve la cabeza de Rosa con fuerza apretándola contra mi polla y corriéndome trago mi semen y luego me limpio mi polla y finalmente la solté.
Me levante y llendo hacia Mirian dije.
Juan.
Me gustaría saber qué piensas.
Mientras tomaba su vestido y lo levantaba y separando su tanga dije.
Juan.
Vi que te corriste enseguida y tus piernas están de flujo y tu coño esta mojado.
Ella hizo una mueca de desagrado al oír la palabra “coño”.
Juan.
Ahora quiero que salgas tú y Penélope de mi casa, y volváis a entrar.
Mirian puso una cara de avergonzada y caliente y mirando a Penélope, se marcharon de mi casa, Mirian estaba confundida y frustrada más que cuando llego a diez minutos después Penélope llamo de nuevo a la puerta y mientras Rosa se aseaba yo fui a abrir y Penélope con la cara acachada dijo.
Penélope.
Buenas Amo.
Pido perdón por lo de antes, y he venido con una amiga que se llama Mirian Yo les abrí la puerta les deje entrar y saludando a Mirian las lleve al salón, y allí dije
Juan.
Estas perdonada y ahora que estas aquí suaves que debes desnudarte nada más entrar en mi casa.
Penélope empezó a desnudarse y Mirian me miro con ojos muy abiertos, pero no le dije nada, entonces vino Rosa del baño que acababa de asearse y tenía a Penélope y Rosa desnudas enfrente de mí y Mirian mirando con flujo y corridas en sus piernas, sentada en un sillón.
Y le dije a Rosa.
Juan.
Vez a la cocina a preparar café bien cargado, que falta hace.
Un par de minutos después Penélope dijo.
Penélope.
Amo voy a ayudar a mi madre.
Cuando vino Rosa y Penélope de la cocina, Rosa silvio café para tod@s, y tras pasar diez minutos y el café estar medio terminado me dirigí a Penélope y dije.
Juan.
Vez a la habitación de matrimonio y ponte lo que hay en la cama.
Penélope.
Si Amo Cuando Penélope vino de la habitación Mirian al ver a Penélope soltó un ahogado grito, Penélope estaba completamente desnuda, llevando un arnés unido a un consolador.
Mirian.
¿Qué es lo que estás haciendo Penélope?
Penélope.
Jugar con lo que mi Amo me ha mandado.
Acercándose a Mirian e inclinándose sobre ella le dio un beso, Mirian noto sus labios suaves y, sin pensar en lo que hacía, le devolvía el beso…
Juan.
¿Qué es lo que te ha contado Penélope?
Mirian.
Tan sólo que ella es su esclava y que harás sin vacilar todo lo que usted le pida.
Mientras Penélope soltaba los botones del vestido de Mirian.
Juan.
Y tú qué opinas y que eres de ella.
Mirian.
Yo soy la mejor amiga de mi Penélope, y mi opinión es que no conozco este mundo pero si lo he leído en las redes y he visto videos.
Penélope fue mi mejor amiga y la única.
Mientras Penélope termino de abrir el vestido de Mirian y se le veía su sujetador negro sus palabras me sorprendieron y vi como al mirar yo su sujetador ella se sonrojase.
Juan.
Te encuentro atractiva Eso la hizo sentir bien.
Mientras yo me acercaba mi boca a su pecho, y ella protesto débilmente.
Mirian.
No deberíamos hacer esto…
Juan.
Haz cruzado la puerta de mi casa y no puedo rechazar un regalo tan hermoso.
Y bajando mi cabeza mordía su pezón y ella gimió mirando a Penélope.
Mirian, Pero… pero esto está mal…
Juan ¿Lo está? Moviendo mi cabeza hacia mi otro pecho y volviéndole a morder.
Mirian, Sííí… Me logro contestar mientras mi cálido aliento la derretía.
Mirian.
Siempre he deseado que llegase este momento pero no lo esperaba así.
Y tomándola de la mano la levante del sillón y la eche al suelo y guiando mi mano hacia su sujetador se lo arranque y metiendo la mano por el vestido le arranque el tanga también e hice que su vestido se lo quitara y poniéndola de rodillas en el suelo dije.
Juan.
Chúpame la polla so zorra.
Ella estaba aturdida y con confusión y su innegable calentura volvió a invadirle y obedeció sin dudar mi orden, abriendo ansiosamente su boca y tomando allí mismo, mi mientras Penélope llevaba su arnés con la polla de plástico.
Yo la sujete del pelo y la guie y ella no dejaba de mirarme, excitada y deseando coger mi polla con su boca, y deseando que yo la follase.
Tenía su coño chorreando de deseo.
Después de unos minutos chupando mi polla la mire y le dije
Juan.
A cuatro patas.
Ella saco mi polla de su boca y dijo
Mirian.
Sí, Amo.
Juan, Amo… me gusta cómo suena de tus labios.
Mientras Penélope se situaba detrás de ella y deslizaba su juguete de plástico por el ojete del culo y escupiendo Penélope varias veces y metió dentro de ella el vibrador y Mirian chillo.
Mirian.
¡Oh, sí…! Gimiendo cuando empezó Penélope a follarla… Cuando comenzó a disfrutar siendo follada por su mejor amiga.
Penélope.
Me estoy dando cuenta zorra que eres muy sexy.
Sujetando sus caderas y comenzando a moverse con fuerza.
Y Mirian mirándome me grito
Mirian ¡Amo fóllate a tu puta! ¡Hazme tu perra, Amo! Yo entendí lo que me pedía, así que continué escuchándola y note que su orgasmo se acercaba y dije
Juan.
¡Vamos, córrete! ¡Córrete asquerosa puta! ¡Córrete sobre la mejor amiga que tienes.
Al mencionar tu mejor amiga provoco que su orgasmo se disparase y Penélope en ese instante estaba en el suelo preparada y callo dencima de ella.
Mirian.
¡Joooooooder… Sííí…! Una vez se hubo corrido, Penélope se retiró de ella y quitándose el arnés froto la polla del vibrador arriba y abajo sobre el chorreante coño de Mirian y después cogiendo su vestido hizo lo mismo y Mirian débilmente protesto.
Mirian.
Nooo…
Juan.
No te atrevas a lavar este vestido Y mirándola con ojos profundos ella dijo
Mirian.
Está bien Amo.
Acepto a regañadientes, de nuevo abrumada, pero esta vez enamorada, por su Amo luego Penélope cogiendo el arnés y empujando a Marian de nuevo al suelo se colocó sobre ella y dijo.
Penélope.
Ahora cómemelo, puta.
Miriam no dudo en hacerlo en esta ocasión, una vez que lo hizo, comenzó a lamer con avidez.
Penélope.
Así… Gimió la puta de Penélope.
Penélope.
¿Esto te gusta, verdad?
Mirian.
¿El qué? Pregunto entre lametones.
Juan.
El saber que Penélope y tú sois dos putas sumisas.
No me contesto.
Entonces yo mirando a Penélope ella retiró poco a poco su coño de la cara de Mirian y ella intento inclinarse para continuar lamiendo.
Su hambre por satisfacer a Penélope era la única cosa que ocupaba su mente.
Y Penélope puso la mano sobre la cara de Mirian alejándola de su coño.
Juan.
No más coño hasta que me contestes y me digas la verdad.
Mirian.
Sí, me gusta Amo que Penélope y yo seamos unas putas, sus putas.
Juan.
Lesbianas.
Mirian.
Sí, putas lesbianas también.
Penélope nuevamente acercó su coño a su cara.
Mirian.
Gracias Amo por dejarme seguir.
Juan.
Eres una puta sumisa incluso mayor que tu amiga Mientras Penélope comenzó a frotar su coño contra la cara de Mirian.
Mirian lamio y chupo lo mejor que pude, y en poco menos de un minuto sintió los jugos deslizarse sobre sus labios.
Siguió lamiendo hasta que ella, finalmente, se apartó y mirando a Rosa la vi cómo se masturbaba desde hace tiempo y dije.
Juan.
Mierda, no me puedo creer que Mirian también te posea.
¿También te tiene a ti? Pregunté mirándola a los ojos.
Ella me sonrió.
Y Penélope inclinándose sobre Mirian la beso, y dijo
Penélope.
Espero que podamos repetir más adelante.
Mirian.
Yo también.
Devolviéndole la sonrisa y el beso.
Las tres se fueron a su casa y después de la cena recibí un mensaje de Penélope diciéndome que estaba en el cumpleaños de una amiga con Mirian y si había un momento me la presentaría.
Entonces yo pensé que si tenía poco trabajo con lo de la fotografía y las cosas ya estaban ya lo suficientemente descontroladas, mirándolo de otra manera a medida que más y más personas entraran a mi casa a formar parte de mi juego.
Y a la mañana siguiente recibí una llamada desde el móvil de Penélope.
Bertha.
Hola buenas me llamo Bertha y llamo desde el móvil de Penélope ya que.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!