MI AMIGO LAZARO Parte 8 – 9
Todo comenzó cuando mi amigo Lázaro me contó de la infidelidad de mi padre y sus deseos de follarse a mi madre .
FRACTURAS
La semana pasó tensa, la relación con Verónica fue fría, no quería hablarme y se mantenía junto a mí lo mínimo. Intente acercarme, hablarle, saber si ella estaba bien pero, me rechazaba. Mamá por su lado no estaba al tanto y la propia Vero me lo dejaba en claro. Se la pasaba cerca de ella en todo momento, riendo y haciendo bromas, dejándole saber que follar con mi amigo fue estupendo.
Celos otra vez? No, esta vez es decepción, decepcione a mi hermana y se la mandé a los brazos de Lázaro, la traicioné, ella me quería a mí y yo… yo quería a Magenta.
Lo que siento ahora, es frustración y enojo, enojo con migo mismo, enojo por mis decisiones, enojo por mi estupidez, enojo por tener celos.
Y mi amigo sigue beneficiándose de mis mujeres.
Una noche Verónica entro a mi cuarto, se sentó a los pies de mi cama y.
- Yo te quería a ti —dijo cabizbaja.
- Lo siento.
- Quería que tomaras mi coño.
- Lo sé.
- Quieres follar conmigo ahora? —dijo mirándome con lujuria.
Esta vez no iba a dejar pasar el momento; a la mierda Magenta, cuando tenga su coño lo tendré y se que será mió. El coño, el celestial coño de mi diosa será mió pero, esta vez no perderé la oportunidad de follar con mi hermana, no la decepcionaré otra vez.
La desnude con cuidado y la recosté, me monté sobre ella y la besé; le besé el cuello, los hombros, el pecho, sus pequeños senos que chupe y mamé y la penetré. Esta es mi primera vez, la primera vez que mi pene se refugia en el interior de una mujer y se sintió calido y acogedor.
Como puedo explicar la sensación de estar en las nubes, en la cima del mundo, tan alto que puedes tocar la constelación de Musk con el dedo y después, hundirte en lo más profundo de la tierra, más abajo que el mismísimo infierno.
Las conté, se lo patético que debo ser pero, las conté y fueron quince, quince veces saqué y metí mi verga dentro de Vero antes de correrme. Lo estas pensando, lo sé, yo también, hurra rompí mi puto record, y para que quiero follarme a Magenta si me corro antes de meterla? Patético.
Me recosté junto a mi hermana abrazándola.
- Puede sonar niñata pero, en serio quería darte mi virginidad —dijo con tristeza en su voz—, me comporte como una tonta, estaba celosa cuando me enteré que te guardabas para follarte a esa.
- Yo también fui un idiota, debí ser más comprensivo y ser tu primera vez, nuestra primera vez pero —dije besando sus labios—, me puedes dar tu culo.
- Lo siento —acotó bajando su voz— no puedo.
- Como? Por qué?
- Se lo prometí a Lázaro, le dije que cuando estuviera lista seria mi primera vez por el culo.
- —el puto Lázaro otra vez.
Nos dormimos abrazados, a la mañana siguiente follamos otra vez, no, no diré cuanto duré, no quiero que me juzguen.
La mañana comenzó como cualquier otra mañana desde que mi padre se fue y mi amigo se follo a mi madre.
Mamá nos preparó el desayuno, mis hermanas y yo nos fuimos al colegio, el año ya acababa y nos tocaban los exámenes finales.
Al volver a las tres de la tarde mamá no estaba, supuse enseguida que se encontraba en el piso de mi amigo.
Esto era lo que quería? Cómo se degeneró todo? Recuerdo cuando tomaba una birra con Lázaro viendo un partido de fútbol, cómo llegamos aquí? Cómo llegamos a que mi amigo tomara el coño y el culo de mamá y la virginidad de Verónica.
Mamá llegó una hora después.
- Luis, me ayudas con la vajilla.
- Voy, mamá —respondí bajando la escalera.
- Lava los platos mientras yo aspiro el salón.
- Mamá, donde está Vero?
- Con Lázaro, en su piso.
Con Lázaro, en su piso, “cabrón hijo de puta” gritando en mis pensamientos, otra vez ese cabrón se está tirando a mi hermana. La verdad, no me sorprendía, ya esperaba que mi amigo siguiera follándose a la niña, es más, tampoco me sorprendería que llegara con el ojete abierta esta vez, lo que si me sorprendió fue la naturalidad con la que mi madre afirmó que su hijita pequeña se encontraba encamada con su amante. Lo aceptaba sin reparos ni tapujos. Que continuaría? Me aterraba, un trío madre e hija y el cabrón? Roberto? Evolet? Basta.
Esto debía finalizar ahora, la gracia había llegado muy lejos, se que fue mi culpa y así como lo inicié yo lo terminaré.
Acabé de lavar la vajilla y antes que mamá me encargara otra labor me desaparecí, a hurtadillas salí de casa y me dirigí a la de Lázaro, entré con la llave de repuesto, sin hacer ruido. Me adentre en el apartamento escuchando los quejidos de Verónica, si, allí estaba, en la cama, de misionero, mi amigo la cubría casi en su totalidad, moviendo su cadera en una hipérbola constante, adentro, afuera y vuelta adentro, chocando con su pubis, rebotando contra su pequeño cuerpo.
Me escondí en el cuarto de invitados hasta que terminaron, Lázaro se levantó y se dirigió al baño, entonces lo intercepté.
- Se acabó —le dije.
- De que estas hablando colega?
- Tu sabes de que estoy hablando, este no era el trato, tu cambiaste el trato una y mil veces a tu beneficio.
- Es porque mi hija no te dio el coño? Tranquilo campeón, este fin de semana te follará hasta que revientes.
- Eso ya no me importa —elevando la voz— la que tienes allí dentro es mi hermana, cuantas veces te la has follado? Hasta te prometió el culo.
- Celoso?
- Y una mierda, esto se acaba, has que pase o yo lo haré.
La tarde pasó tensa, Verónica me miraba de soslayo, como sabiendo que había ocurrido. En la noche entro a hurtadillas a mi cuarto.
- Fuiste al piso de Lázaro verdad? —me confrontó.
- Por qué?
- Me viste?
- De que hablas?
- Me viste follando con Lázaro? Me viste mientras me penetraba? Te quedaste viendo como nos quedábamos viendo cuando hacia el amor con mamá?
- S…i, te vi —dije tartamudeando.
- Y? te excitó ver como me llenaba con su pene, como me horadaba la vagina, con que ímpetu se abría paso en mi cuerpo, como me follaba con más pasión que a mamá.
- Que hablas? Vero, escúchate.
Me arrojó a la cama y deslizo mi bóxer, dejando mi masculinidad libre, libre para ser capturada por su boca. Me la chupó con un frenesí, con una lujuria que me dejó sin palabras, inmerso en un universo de sensaciones indescriptibles, antes que alcanzara mi clímax me soltó, se bajó los calzones y se encaramó sobre mi ingle; se introdujo mi polla y comenzó a cabalgarme, no sé como o donde lo aprendió, tampoco estaba para hacerme las preguntas, lo hacia lento y profundo evitando que me corriera, luego se recostó sobre mi pecho y dijo.
- Tengo una idea —susurrándome al oído—, te traeré a Evolet.
- Como? —respondí sin poder hilar dos pensamientos juntos.
- Si, te traeré a Evolet, podrás ser su primera vez, que mejor que su hermano para tomar su virginidad.
- Pero, ella querrá? —no sabia que decía.
- Si, me ha dicho que le gustaría follar tal como folla su mamá —acotó con alegría—, le gustaría sentir un pene dentro de ella.
- .pero
- La convenceré, ella estará encantada de hacerlo contigo y tu podrás tener un chocho virgen, que dices?
- Vale, hagámoslo —el placer era tal que podría haberme pedido el hígado y hubiese aceptado con gusto.
Con dos movimientos me hizo venir después que acepté.
Mierda que he echo?
Verónica cumplió su palabra dos días después. Estaba nervioso, tengo que admitirlo, esto era lo que quería terminar y lo estaba agrandando, soy un caso perdido.
Habían pasado dos días, ya podía pensar mas claro y seguía con la intención de acabar con todo, eso hasta las doce treinta de la noche del viernes, mis hermanas entraron a mi habitación. Me encontraba sentado al borde de la cama, cuando vi a mi pequeña hermana. Evolet, estaba notoriamente nerviosa, ansiosa, me miró con sus ojitos enormes y brillantes, como conejito asustado.
Vero situada detrás de ella le quitó la bata, dejándola desnuda; tan pequeña, frágil, mi polla despertó y mi mente se volvió un desierto, sin pensamientos, solo instinto; Vero se veía confiada, decidida, excitada, tomó a Evolet por los hombros y la empujó ubicándola frente a mi. Ya no podía contenerme, la acaricie y besé: pasé mis dedos por la espalda, bajando por sus estrechas caderas y apretujando sus nalgas; pequeñas y firmes. Luego, la giré y acomodándola en la cama me arrodille entre sus piernas y lamí su hendidura como tantas veces lo hice antes, solo que esta vez iba en serio, iba a violarla, iba a cogérmela.
Evolet soltaba de sus labios suaves ronroneos, volviendo todo más excitante, arcano, prohibido. Vero vertió lubricante en mi polla inhiesta y la acaricio untando todo el volumen, dejándola lista para el trabajo.
Me tumbé sobre Evolet, abriendo sus piernas con algo de dificultad mientras me acomodaba y dejaba mi polla enfrentada a su gruta, lentamente fui introduciendo el capullo, mi hermanita se tensó al sentirme profanado sus genitales, yo avancé, vero recostada a nuestro lado sostenía de la mano a la pequeña, y seguí avanzando.
Evolet soltó un gemido sordo y ya todo mi pene estaba resguardado en su interior, podía sentir como su vagina se estremecía a mi alrededor, apretando mi verga como queriendo engullirla y me perdí en el éxtasis más absoluto, estaba tan ensimismado en mi tarea de taladrar el, hasta ahora virginal chochito de Evolet, que no me percaté de la desaparición de Verónica, ni el arribo de mamá.
Solo me percaté del grito y su mano cruzando mi cara, caí a un lado de la cama, desnudo, mi pija se agitaba espasmódicamente envuelta en lubricante, fluidos y gotitas de sangre, mi cara ardía.
- Cómo pudiste? —gritó mamá.
- Y…o, yo —las palabras no emigraban de mi boca.
- Es tu hermana —reclamó.
No entendía que ocurría, veía a mi madre gritándome y sacando a Evolet de un brazo. Como en cámara lenta: mi corazón retumbaba en mi pecho y las lágrimas pugnaban por salir disparadas.
Cómo acabó así? Esto era lo que quería? Cómo se degeneró todo? Recuerdo cuando tomaba una birra con Lázaro viendo un partido de fútbol, cómo llegamos aquí?
Mi madre gritaba y el nudo en mi garganta crecía.
Mi madre gritaba y Verónica temerosa se escudaba con la jamba de la puerta.
Mi madre gritaba y Verónica estaba en el pasillo.
- Degenerado —gritó mamá —, bien lo dijo Lázaro.
Mi madre gritaba y Verónica de pie fuera de mi habitación.
Mi madre gritaba el nombre de mi amigo.
Y lo comprendí todo.
REVELACIONES
- Degenerado —gritó mamá —, bien lo dijo Lázaro.
Mi madre gritaba y Verónica de pie fuera de mi habitación.
Mi madre gritaba el nombre de mi amigo.
- Lázaro —farfullé
Ese era yo, desnudo; desnudo ante mi madre, desnudo ante mis miserias, desnudo ante mis pervertidos instintos, desnudo ante mi verdadero ser, desnudo ante el universo, desnudo ante mis enemigos.
Y grité, un grito interno, tan fuerte, tan apabullante que me dolieron las cuerdas vocales; un rugido lleno de ira al que nadie escuchó.
- Te estas vengando de mi? es eso? —interpeló— Lázaro me lo advirtió pero no quise creer.
- Lázaro? Hablas del tipo que folló a tu hija?! —grité con toda la mala leche.
- No hables de él —gruño mamá— sabes que me hizo prometer? Lo sabes? Me hizo prometer que: pasará lo que pasará te perdonara y no te tirara a la calle.
Eso era obvio. Y ese era yo, el conejillo de india, el jodido pedrito alertando que se acercaba el lobo, el palo blanco, aquel que culpan de los delitos de otro. Amenacé con terminarlo todo y esto fue lo que recibí a cambio, que me sacaran de escena, que me vetaran, que me convirtieran en un paria sin voz ni voto.
Caí en una trampa preparada por mi querido amigo Lázaro y… y mi hermana?
Verónica llegó con la idea justo después de mi confrontación.
Soy un imbécil, les di dos días para que le calentaran el oído a mamá con quizás que historia y me regalé intentado follar con Evolet, dándole la oportunidad a que Vero se escabullera del cuarto y fuera a buscar a mamá. Ese era yo, el imbécil.
“Verónica todavía estará enojada por querer follar con Magenta antes que con ella? O será otra cosa?” me preguntaba escuchando de fondo los insultos de mamá.
- Nunca creí que intentaras violar a tu hermana, eres un miserable degenerado, un cerdo, igual que tu padre, debería tirarte a la calle como a un perro igual que a él —sentencio mamá—, dale las gracias a Lázaro que no lo hago, ahora quédate aquí, no quiero ver tu cara.
Ese era yo, el exiliado. Y ese fue mi viernes por la noche, que tal el tuyo?
Eran las nueve de la mañana del sábado, creo que la confrontación de anoche fue muy intensa ya que no veía a nadie en la casa, me escabullí sin que me notaran. Por mi puerta, la escalera, el pasillo, la puerta exterior hasta el piso de “mi amigo”.
Estaba acabado, nadie a estas alturas podía dudarlo pero, no me rendiría sin pelear. Iba a enfrentar a Lázaro con todo lo que me quedaba y si tuviese la oportunidad de hundirlo, lo haría, aunque cayera con él. Esta era mi misión kamikaze.
Abrí la puerta con la llave de repuesto y.
- Lázaro, cabrón hijo de puta! —grité— sal!
- Pero si es el pequeño Luís —respondió Magenta— papá no está —sentándose en el enorme sillón rojo bermellón, abriendo sus piernas y restregándome sus desnudes— veo que estas ofuscado, que te ocurrió?
- Creo que lo sabes —respondí arrastrando la palabras.
- Si lo sé —río—, nunca podrás ganarle a papá, él esta tres pasos delante de ti desde el principio, entiendes? —haciendo gestos con la mano.
“Desde el principio?” cavilé, desde el principio.
-Recuerdo cuando tomaba una birra con Lázaro viendo un partido de fútbol y el me dijo-
- Para ayudarte a ti.
- Que? te la quieres tirar —pregunté.
- No encuentro la hora.
- Que? te la quieres tirar —pregunté.
- Así disipas un poco, que tus padres han estado discutiendo todo el día.
- Y eso? —pregunté sorprendido.
- Debe ser por la tía que dejaba entrar los sábados, mientras ustedes estaban en el entrenamiento de tú hermana – dijo Lázaro.
- Que? te la quieres tirar —pregunté
- No encuentro la hora.
- Y tú…por qué no me lo dijiste antes?
- No podía – respondió el vecino—, no estaba en mis planes
- Espera, espera, a que te refieres con eso? —pregunté —no dirás que tú. Tuviste algo que ver con que mi madre se enterara del amorío de mi padre?
- Y no fue fácil te diré.
- Que? te la quieres tirar —pregunté
- No encuentro la hora.
Como pude ser tan gilipollas?
- Tú…tú eras la otra —mascullé
- No eres tan tonto como pareces pequeño Luís.
- pero…como?
- Eso es fácil, papá se entusiasmo con Isabel desde que la vio, y a papá no se le escapa ninguna a la que le echa el ojo —continuo mientras se masturbaba— tardó un poco, quería que fuese voluntario pero, tu mamá se hacia la difícil, entonces, te vio a ti —señalándome con su dedo lleno de fluido.
- El gilipollas —dije.
- No te menosprecies, le llegaste a agradar sabes? Por ti encontró un punto débil y yo lo ataqué —gimiendo—, tu papá se me resistió unos días pero, al igual que a papá, nadie se me escapa, lo demás ya lo sabes.
- Son unos jodidos bastardos.
- Deja ese moralismo barato pequeño Luís —volvió a gemir—, tú me querías follar, no? Se la comías a tus hermanas y te follaste a una, al fin, tú armaste el plan, todo esto es gracias a ti. Cabróncete eyaculador precoz, dime, te la jalabas viendo a tu madre follar con otros?
- Esto no se quedará así —grité.
- Y que vas a hacer? Ya estas cagado —soltó un suspiro—, papá tiene el control de tu familia, te mandaron a la mierda como a tu viejo —río—, ahora te queda esperar, esperar a que papá pierda el interés, mientras, disfruta al ver como papi y sus amigos usan los agujeritos de tus mujeres, anda y aprovechas y te la jalas viendo como las hacen gritar.
La puerta del dormitorio se abrió y salio un chico, de unos veinte, veinte y algo, rubio, con apariencia de pijo surfista, desnudo con la polla erecta, se acomodo junto a Magenta y la atravesó con su daga de carne, ella gruño.
- veté a tu casa pequeño Luís, vete y cáscatela a mi salud.
Nmms, me dio depresión a media paja, pero tremenda historia te estas montando. Espero con ansias la siguiente parte (no seas tan malo con el niño xd)
Me encantó 10/10. Espero fervientemente, la continuación de esta saga. Ese descenso, cada vez más profundo, a la perversión por parte de la familia de Luis. Además, de ser testigo del sufrimiento de Luis, que solo puede observar como pierde a su familia, cada día que pasa.
No me dejes con la ansiedad en el cuerpo… Espero la siguiente parte. Aunque entiendo, cuando mencionaste que esta saga es reciente y por tanto, ibas a demorar un poco.
Creo que nunca habrá continuación… 🙁