Mi amo, yo soy su esclava
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Soy una chica de 21 años y ahora mismo tengo un huevo vibrador en mi vagina recordando el relato que estoy escribiendo, estoy muy mojada.
Acostumbro salir al parque casi todas las tardes que tengo libre, y aquel día no tenía nada que hacer, estaba aburrida, me vestí con mis habituales ropas y sali a ver el atardecer y tomar algunas fotografías y videos de la naturaleza.
Cuando por fin llegue me senté en una de las bancas públicas, en el lugar más apartado para que nadie me molestara, pero no fue así, no pasaron ni 5 minutos cuando vi al que sería el dueño de mis fantasías hasta ahora, un Negro de casi dos metros.
-Vienes sola?-Me pregunto, yo ya podía ver el enorme bulto en sus pantalones, y a diferencia de lo que todos me decían, que debía tener miedo si un hombre me encontraba sola, no estaba aterrada, más bien sentía unas inmensas ganas de sentir esa enorme polla dentro de mi, que rico se debe sentir!!
-Si-le respondí- ¿y tu?
-Para ti estaría solo y dispuesto el resto de mi vida
No pude evitar gemir, fue sólo un pequeño gemido pero lo necesario para que el sonriera y supiera que en segundos me tendría suplicando, sería su esclava, podría hacerme lo que quisiera.
-Así que ya sabes lo que quieres-me dijo.
No podía hablar, solamente estaba pensando en las distintas formas de ser penetrada en un lugar así.
Se acercó hasta que su erección quedó justo en frente de mi, agarro mi cabello Negro e inclinó mi cabeza hacia arriba
-Y ahora vas a chuparla como si fuera un maldito dulce, entiendes?
Asenti.
-Te pregunte que si entendiste.
-Si- dije en un susurro, solo quería que el dejará de hablar para poder chuparla.
Me sujeto más fuerte el cabello y yo chile de dolor y placer
-Me dirás "Si señor" o "No señor" tienes que aprender buenos modales- Me dijo con un tono tan dominante que me hizo gemir.
-Si señor, haré lo que tu quieras- Le dije en tono desesperado y empecé a desabrochar sus pantalones como si de eso dependiera mi vida, baje sus boxers y una deliciosa polla me recibió erecta, media unos 26 cm, era gruesa y deliciosa, era la polla de mis sueños.
-Es muy grande amo- le dije mirándolo desde abajo y batiendo mis pestañas
-Te gusta maldita perra?-Me pregunto jalando más mis cabellos- Ahora Tendrás que rogar para chuparla.
-Si señor, me encanta- Yo podría llorar por tener esa polla en mis labios- Por favor dejame chuparla, lo haré muy bien, te lo pido amo.
Hizo un asentamiento de cabeza como si ya no pudiera más y me empujo a su maravilloso grande y grueso pene
Empecé a chuparlo, a lamerlo y con lo que no cabía en mi boca hacia que mis manos se encargarán.
-Para ya- Me ordeno con voz ronca
Pero yo estaba tan absorta en aquel momento que no escuche y seguí chupando.
De pronto sentí una mano jalando hacia atrás
-Te dije que pararas y no lo hiciste, voy a tener que castigarte.
Saco de sus bolsillos un huevo vibrado y lo puso en mi hinchado clitoris alzandome el vestido de botones que llevaba.
Me tomo de la mano y me llevo a rastras al estacionamiento, me subió al carro ya que mis piernas estaban muy débiles y me dijo
-Ni un solo gemido, y si te corres serán 30 nalgadas, me entendiste?
-Si señor- Dije en un suspiro intentando camuflar un gemido.
El se subió al asiento del conductor y empezó a manejar mientras yo sentía que iba a explotar.
-Por favor amo- Le suplique mientras me movía frenéticamente en el asiento.
-Por favor que?
-Hazme lo que quieras pero que sea pronto por favor-Le suplique nuevamente
-Te aguantas, eso te pasa por ser una niña mala.
-Me dijo, cuando se ponía así de dominante me excitaba más.
-Lo siento-Le dije y mi voz fue de un tono erótico.
-¡CALLATE!
Fueron 10 minutos de tortura hasta que llegamos a la que suponía era su casa, era muy moderna pero no tenía tiempo para pensar en lo rico que era mi amo.
-Bajate, no te voy a ayudar.
Abrí la puerta y aprovechando que el ya estaba dentro de la casa solté varios gemidos.
Cuando mis pies tocaron el suelo, me puse a temblar y mis piernas se sentían como gelatina, logre llegar hasta la puerta entre abierta y me desplome en el suelo, cuando tome conciencia estaba en una cama grande y ya no sentía ese puntito de placer en mi hinchado clitoris, sin embargo aún quería ser penetrada por aquel delicioso pene.
-Fuiste buena niña al no gemir, pero me desobedeciste- De pronto un látigo que tenía en sus manos cayó al lado mío y grite.
-Desnudate y ponte boca abajo- Me ordeno y yo le obedeci lo más rápido que pude- ahora te voy a dar 10 nalgadas y tu las vas a contar en voz alta y agradecerme, por cada que no cuentes serán 10 latigazos, entendiste?
-Si señor- apenas dije esto sentí la primera, su mano grande cubrió todo mi trasero y gemi de dolor y placer.
-Una, g.
gracias amo- Dije, y las siguientes diez dejaron mi trasero doliendo y mi vagina más húmeda que nunca.
-Buena niña, te haz ganado un premio, quieres mi polla? – Me pregunto y no tarde en responder.
-SI! si la quiero por favor- le suplique y escuche como se quitaba sus ropas.
-Vamos a ver que tan ruidosa eres.
Me acomodo de tal modo que mi cuño quedará levantado y el tuviera una buena vista de mi hinchado clitoris y labios.
Nada me preparo para lo que vino después.
Sentí una enorme longitud en mi vagina, me sentía llena, me sentía plena, era tan delicioso que no quería que acabará nunca.
-POR FAVOR MAS RÁPIDO AHHHHHH- Grite, gemi, me moví frenéticamente buscando más si se podía.
El me empezó a penetrar más rápido, una y otra y otra vez, sentía sus bolas chocar contra mi trasero, me acomodo en todas las posiciones posibles y yo sentía que aquel era el pene más asombroso de todos.
Tuve más orgasmos de los que puedo recordar, aquel día es todo lo que quiero recordar, quiero volver a sentir su semen en mis piernas.
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