MI DECISION, por ErotikaLectura
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por ErotikaLectura.
MI DECISION
Tenia pendientes unos dias de vacaciones y los estaba gastando en no hacer absolutamente nada. Esa tarde por ejemplo habia decidido ir de compras dando un paseo, disfrutando del magnifico tiempo. Iba a acompañarme una amiga a la que le surgio un problema en la oficina y no pudo escaparse, pero yo decidi seguir con mis planes.
Aunque el camino es mas largo, me meti por el parque. Me apetecia caminar despacio, lejos del trafico y hacer tiempo para encontrar abiertas todas las tiendas. Muy cerca de la salida vi un monton de papeles desperdigados por el suelo y una cartera abierta sobre un banco. Mire a mi alrededor pero no habia nadie por alli. Normalmente hubiese pasado de largo, pero ese dia iba en plan relax y me pare a curiosear los papeles del suelo sin agacharme. Eran examenes, examenes con membrete de la universidad, unos corregidos y otros sin corregir. Me acerque y eche un vistazo a la cartera sin tocar nada, estaba vacia.
Dudaba sobre que hacer y decidi recoger los examenes, al menos para que no volasen con la primera rafaga de viento. Estaba en ello cuando descubri que bajo el banco habia un billetero. Lo cogi, dentro un D.N.I. y un par de fotos, nada mas. A alguien le habian robado la cartera y se habian parado alli a desvalijarla. “Deberia devolverle todo esto a su dueño”, pense. Para colmo la direccion que aparecia en la documentacion me pillaba de camino hacia una tienda por la que tenia pensado pasar. Decidido, me dije, ire a devolverle sus cosas a (mire el carne de nuevo)… a Angel.
El portal estaba en un edificio precioso de esos antiguos, el portero de la finca barria la acera. Le conte mi historia a aquel hombre, bastante aliviada por no tener que subir a casa de un desconocido con una cartera que ni siquiera sabia a ciencia cierta si era suya. Me confirmo que conocia a Angel, que vivia alli y que la cartera era suya porque le veia salir con ella todos los dias. Me animo a subir con el para devolversela, “seguro que le gustara darle las gracias en persona, es un caballero muy educado” me dijo el portero. Desisti con la mas tipica y mejor de las excusas… “es que tengo algo de prisa”.
A los cinco minutos llegaba a la tienda dispuesta a probarme todo lo que tuviesen, imaginaos mi decepcion cuando lei en la puerta un cartelito de cambio de domicilio. ¡Pues empezaba bien la tarde!
Di media vuelta, ya habia perdido mucho tiempo, cogeria el metro para acercarme a la zona comercial mas cercana. Meti la mano en el bolsillo del pantalon en un gesto mecanico y me di cuenta de que habia guardado alli el carne de aquel hombre para tenerlo a mano a la hora de mirar la direccion. “Bueno, paso por delante de su portal de camino al metro, se lo dejo al portero y listo”.
El portal estaba cerrado y no veia a nadie a traves del cristal. No queria entretenerme mucho esperando, pero ya que estaba alli era una pena no devolverle su documentacion. Pense en lo que habia dicho el portero sobre el y me decidi a llamar a su piso. Enseguida sono un chasquido de apertura de puerta pero no contesto nadie, volvi a llamar y abrieron de nuevo sin contestar.
“No me va a quedar otra que subir” me resigne.
Sali del ascensor, la puerta estaba entreabierta. Llame de todos modos.
– ¡Pasa! ¡Pasa! – una voz masculina que sonaba bastante lejos.
– Perdone, pero… ¿puede salir? – mientras abria un poco la puerta y daba un paso dentro para que se me oyese mejor.
Estaba claro que esperaba a alguien que no era yo, al escuchar mi voz seguro que se daba cuenta de su error.
Oi pasos acercarse y en un momento se planto ante mi un hombre de unos 50 años, bastante apuesto y con expresion seria.
– Hola ¿Es usted Angel…? – empece a decir.
– Toma – me interrumpio el mientras me agarraba de la muñeca y me ponia un monton de billetes en la mano donde yo llevaba su carne.
– Creo que… – no pude terminar la frase porque me dio una bofetada.
No fue muy fuerte, ni siquiera me dolio, pero mis ojos se llenaron de lagrimas y notaba mi cara encendida. Estaba sorprendida, aterrada e indignada, por ese orden y en un grado que no me dejaba pensar. Iba a exigirle una explicacion cuando me empujo suavemente a un lado y cerro la puerta. Desaparecieron todas las emociones y quedo el terror, puro terror. Nadie sabia donde estaba y ese hombre parecia enajenado y bastante mas fuerte que yo.
– Te he pagado ya. Ahora eres mia. Como no me fio para nada de tu agencia voy a suponer que no te han informado de mis gustos y vas a ser un desastre como todas las que han mandado hasta ahora. Para evitar que me desagrades demasiado y me estropees la diversion no quiero oirte decir ni una palabra. Si te arriesgas a hablar y no es para decir algo que me excite te amordazare y azotare hasta que me canse.
Me dijo esto mientras mantenia una mano sobre mi boca, no hacia fuerza, pero simplemente el miedo, su contacto y su voz ronca paralizandome con esas palabras me impedian reaccionar. En medio del terror aparecio la explicacion para todo aquello. Estaba esperando a una puta. Pero yo no era la puta, ¿y como iba a decirselo si no me dejaba hablar?
Estaba pensando eso, un poco mas esperanzada, cuando me agarro con fuerza la mano que tenia libre y la puso en su entrepierna sin quitarme la mano de la boca. Estaba excitado, lo note a traves de su ropa. Y, curiosamente,… me agrado saberlo.
– No me pongo cachondo tan facilmente, debes tener algo que le gusta a mi subconsciente, putita. – sin parar de frotar con mi mano sobre su bragueta.
Ese comentario me gusto aun mas. Aunque no entendia mis motivos, a pesar de su brusquedad, de llamarme putita y de tratarme como tal, me sentia halagada. Uni ese pensamiento con el terrible malentendido que estaba viviendo y visualice mi situacion, alli petrificada y muda, tocando el miembro erecto de un desconocido con una mano y un puñado de dinero en la otra y me parecio de lo mas gracioso y surrealista todo, asi que ¡sonrei!
Noto mi sonrisa bajo su mano y dejo de taparme la boca para empezar a acariciar mis labios con sus dedos que se mojaron levemente en la humedad inicial de mi boca entreabierta, los pellizco suave pero firmemente. Sus ojos no perdian detalle de mi expresion. Me intranquilizaba sentirme tan atraida por todo aquello. Me apetecia lamer sus dedos, pero no hice nada. ¡Aquello era una locura, tenia que marcharme de alli ya!
– Espera…, es que… – “plas”, otra torta. Esta vez un poco mas fuerte.
– ¿Quieres desafiarme? ja ja ja ja, puede ser divertido…, sobre todo para mi. – Me lo dijo riendo, muy cerca de mi cara, mientras me agarraba por la mandibula con fuerza.
Rozo con sus labios los mios. Saco la lengua y la paso a lo largo de mi cara, desde la barbilla a la frente, dejando un rastro de su saliva. Notaba su olor en mi cara, ese olor puramente sexual que tiene la saliva en momentos de excitacion. Cerre los ojos para no llorar de impotencia por mis sensaciones. Contra toda logica mi cuerpo se empeñaba en excitarse. Notaba mis pezones endurecerse y rozar contra el sujetador, notaba un cosquilleo entre mis piernas, notaba mi sangre alterarse sensibilizando y calentando mi piel.
Sin soltar mi cara ni dejar de mirar mis ojos cogio mi mano y la metio en mi bolso para que dejara alli el dinero.
– Puedes dejar el bolso y la chaqueta en ese perchero – y me solto.
En ese momento tuve que tomar mi decision, pude aprovechar para hablar o para irme sin mas. Se que en ese momento hubiese podido explicarlo todo, pero no lo hice. Me quite la chaqueta y la colgue junto con mi bolso. Queria seguir.
Me agarro de la cintura del pantalon y tiro de mi. Entramos en el baño y empezo a desnudarme. Lo hacia con mucho cuidado mirandome atentamente cada vez que me quitaba una prenda. Mi vergüenza por saberme observada se convertia en excitacion al comprobar la aprobacion que reflejaba su cara.
– Arrodillate – dijo cuando se canso de mirarme.
Me puse de rodillas y el empezo a quitarse la ropa ante mi. Yo apenas me atrevia a levantar la cara. Vi su polla hinchada cuando se quito el calzoncillo. Se acerco y la froto contra mi cara, yo no me movi y el resoplo de gusto.
– Me gusta tu perfume, pero les dije que no queria que te pusieses ninguno. Tendremos que arreglarlo.
Saco el cinturon de su pantalon y se metio en la bañera.
– Arrastrate hasta aqui – se habia sentado en el borde de la bañera con la espalda contra la pared.
Fui hasta alli de rodillas.
– Si en cualquier momento quieres parar debes decir “rojo”, o mostrarme tus dedos cruzados. ¿Lo entiendes?
Asenti muy seria, mirandole a los ojos y me sonrio.
Me puso una mano en cada uno de sus costados, las palmas abiertas en contacto con su cuerpo y poniendose el cinturon me ato a el. Yo estaba de rodillas con la mitad del cuerpo fuera de la bañera. Mis muslos pegados a los azulejos frios, mi vientre apoyado en el borde y mis brazos en sus piernas, la cara muy cerca de su sexo tieso. Abrio el grifo, y agarro la manguera de la ducha que estaba descolgada. Cuando noto que el agua estaba tibia me rocio con ella y comenzo a enjabonarme. Sus manos resbalaban por mi cuello, por mis hombros, por mi espalda, por mi vientre y mis pechos como modelandolos. Mi cara quedaba aplastada por momentos contra su cuerpo, su polla juguetona chocaba contra mi rostro. El agua caia por mi cara dificultando mi vision y el ruido de la ducha me ensordecia. Quise actuar, hacer algo. Le busque con la boca y el me ayudo. Dejo sus caricias y guio mi cabeza sin dejar de echar agua sobre nosotros. Su polla resbalaba por mis labios empapada de agua y saliva. Mi lengua la apresaba cada vez que podia para retenerla un poco mas dentro de mi, pero el me tenia agarrada por el pelo y marcaba el ritmo de la felacion. Me costaba respirar sin tragar agua. Entonces llamaron al timbre y me entro el panico. Me esmere en darle el maximo placer para que no fuese a abrir. Llamaron de nuevo, los timbrazos sonaban insistentemente.
Solto el cinturon y salio de la bañera.
– No abras – casi le suplique.
– Ni loco iba a abrir ahora, pero me encanta que me lo pidas asi.
Se agacho tras de mi y acaricio la cara interna de mis muslos en sentido ascendente. Metio los dedos entre mis piernas y descubrio lo excitada que estaba.
– ¡Te esta gustando de verdad, puta! Si lo se no te pago. – el tono de su voz denotaba lo satisfecho que se sentia.
Planto su mano abierta sobre mi sexo y la movio en circulos mientras presionaba. Yo gemi y el introdujo un par de dedos en mi coño. Empezo a tantear en mi interior frotando la yema de los dedos contra mis paredes vaginales. Mis caderas decidieron ir por su cuenta y comenzaron a moverse.
– ¿Cuantos te han follado hoy, zorra? ¡Contesta!
– Ninguno, ninguno,… follame tu, por favor – le dije entrecortadamente porque estaba a punto de correrme.
– Mmmm, estoy notando como te corres en mis manos. ¡Que lujo de puta me ha tocado hoy!
Y era cierto, me estaba corriendo gracias a sus dedos. No podia parar de gemir mientras mi orgasmo se alargaba y alargaba.
– Levanta de ahi – me rodeo la cintura con el brazo y me ayudo a ponerme en pie.
Las piernas me temblaban por la posicion que habia mantenido y por el placer que aun no se habia disipado. El agua que empapaba mi pelo se habia enfriado y goteaba sobre mi cuerpo. Me sento sobre sus rodillas de cara a el y me seco acariciandome con la toalla. De vez en cuando mordisqueaba, besaba o lamia mis pechos, yo aprovechaba para pegar las caderas contra el y notar el roce de su polla.
– Ven, vamos a la habitacion – dijo bajandome e incorporandose.
Y me fue dando empujoncitos en el culo por el pasillo para guiarme.
Nada mas entrar en el cuarto me llamo la atencion una extraña vestimenta que aparecia estirada en la cama.
– Veras que bien te sienta. Deja que mire como te lo pones – me dijo al darse cuenta hacia donde se dirigia mi mirada.
Aquello era una especie de malla calada que cubria todo el cuerpo ajustandose a el. Tenia una gran abertura alargada entre las piernas que permitia el acceso a mis dos agujeros inferiores y otras dos aberturas dejaban al descubierto mis pechos. En el cuello, las muñecas y los tobillos se abrochaban unas cintas de cuero con pasadores. Me costo un poco ponermelo pero cuando lo hice y me mire al espejo me encanto lo que vi. A Angel tambien parecia gustarle, me seguia con la vista como hipnotizado.
– Ponte de rodillas y camina por la habitacion – debia sentir una gran excitacion porque de vez en cuando no podia evitar acariciar su tremenda verga.
Di una vuelta por la habitacion para que me observase desde todos los angulos y me dirigi hacia el con la boca entreabierta y la punta de mi lengua fuera, mis intenciones eran claras. Entonces, el se levanto, me agarro del pelo y me tiro en la cama. Ato mis tobillos a mis muñecas con las correas de aquel disfraz, luego paso una correa larga por las argollas del cuello y ato a ella los tobillos tambien. Mi postura asi expuesta era incomoda ademas de humillante.
– No puedo mas, me tienes loco de deseo – pero aun asi se entretenia en deslizar su polla desde mi clitoris hasta mi ano.
Estaba deseando sentirle dentro, aquello era lo mas excitante que me habia pasado en la vida, sabia que no tardaria en correrme en cuanto me penetrase, incluso era posible que me corriese antes de que me la metiese si seguia asi por mas tiempo. Entonces lo hizo, la metio despacio pero hasta dentro, como deleitandose en conocer el camino. Mis movimientos eran limitadisimos y aun asi no podia parar quieta, queria mas y mas deprisa. Por fortuna para mi era cierto que el estaba muy excitado. Sus movimientos no tardaron en cobrar fuerza y velocidad. Yo me corri gritando y el saco su polla e inmediatamente la metio en mi culo y siguio con el ritmo fuerte y rapido que llevaba. Eso dolio bastante pero enseguida el dolor se convirtio en placer de nuevo, tenia el siguiente orgasmo alli mismo y lo aproveche, este fue mas intenso incluso que el anterior. Las contracciones de mi orgasmo le ayudaron a conseguir el suyo. En cuanto noto que iba a correrse saco la polla y apunto hacia mi cara; su leche me salpico el pelo, la cara, el cuello y goteo sobre mi abdomen, el lo restrego sobre mi piel.
En cuanto recobro el aliento me solto las correas. Mis articulaciones estaban doloridas, pero yo estaba pletorica. Descanse un rato sobre la cama, el estaba tendido a mi lado mirando al techo. De repente se levanto, abrio el cajon de la mesita y saco unas pequeñas tijeras.
– Me gustaria guardar un mechon de tu pelo – me dijo.
Debi poner una cara de total incomprension.
– Guardo un mechon de las mujeres que me dieron experiencias memorables, quiero guardar el tuyo.
Segui sin contestar.
– Te lo pagare aparte, por supuesto – asintiendo como si de repente hubiese entendido mi silencio.
– Vale – y cogi un mechon finito de la zona de la nuca para que no se notase mucho.
Guardo el mechon con cuidado en una funda de plastico que coloco en una especie de album de fotos. Me fije que tenia otros cinco mechones guardados.
– Voy a pedir en la agencia que te manden siempre a ti – era todo un halago que me dijese eso.
– Veras,… es que voy a dejar la agencia. – no sabia muy bien en que lio me estaba metiendo.
– No me extraña, eres tan buena que por tu cuenta te ira mucho mejor. Ya tienes tu primer cliente fijo. No te vayas sin darme tu telefono de contacto. – se habia tirado en la cama de nuevo y charlaba relajadamente sin darse cuenta de que mi cabeza estaba funcionando a toda maquina para salir airosa de aquella conversacion.
– Si no te importa me gustaria ducharme – se me ocurrio que asi ganaba tiempo.
Mientras me duchaba volvi a decidir sobre todo aquello. Para mi tambien habia sido extraordinario y no queria desaprovechar la ocasion de repetirlo. Cuando sali le encontre en una especie de despacho, los examenes que habia traido hacia unas horas estaban desparramados por la mesa y el estaba colocandolos. Apunto mi numero en una agenda y saco un billete.
– Por el mechon.
– Ese te lo regalo. – le dije sin aceptar su dinero.
Llevo un año viendome con Angel sin descubrir el engaño. Me llama cada vez mas a menudo, incluso me ha llevado algun fin de semana de viaje, siempre pagandome generosamente. Ese dinero no lo toco mas que para comprar ropa y juguetes eroticos que uso en nuestros encuentros.
Hace unas semanas que esta bastante raro. Se, por comentarios y preguntas que me hace, que le molesta pensar que presto mis servicios a otros. Parece sentimentalmente atraido por mi. Por una parte estoy ilusionada, porque yo le amo, y por otra parte no quisiera cambiar nuestra situacion. Y ahora me encuentro dividida entre mis ganas de contarselo todo e intentar una relacion estable con el o seguir callada, seguir fingiendo y seguir disfrutando como una loca por ser unicamente su puta.
Un relato de Erotika Lectura.
erotikalectura@hotmail.com
Autor: ErotikaLectura
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