Mi hija, mi puta (Dia 2)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por JAYDEE.
El día anterior me había excedido un poco (pero con una belleza como ella ¿Quién puede culparme?). Entré al cuarto con una bandeja en las manos, ella de inmediato se refugió en la esquina de la cama. Llevé la bandeja hasta el buró. Mire hacia donde ella estaba, se había orinado en la cama, era normal llevaba encerrada más de 24 horas desde que se desmayo por el dolor de la violación. Retiré la sábanas sin decir nada y las arrojé al piso junto a la puerta. Ella seguía muy confundida, se podía ver en su carita asustada de 11 años.
Sonriendo me bajé los pantalones e hice eso que tantas veces había hecho en secreto: Me masturbe hasta eyacular sobre su desayuno. Me senté en la cama con el plato en las piernas la tome del cuello y comencé a darle el desayuno lleno de semen a la fuerza. Ella se resistía un poco, pero igual se lo tragaba (tenía más hambre que miedo).
Al terminar el desayuno, puse pornografía (de humillación y dominación, pero no infantil) en el televisor y salí del cuarto.
Pasadas 5 horas regresé. Quité la pornografía, me acerqué a ella, le quite a la fuerza toda la ropa (excepto sus calzoncillos) y me fui de nuevo. No regrese hasta el día siguiente.
Quería quebrantarla, confundirla, quería que deseara la muerte. Al volver regresé con un kit de enfermería y una bandeja con su comida favorita (nuggets de pollo) . La tomé a la fuerza (estaba débil por el hambre así que fue aún más fácil), la acosté sobre mis piernas y comencé a curar las heridas de su ano y su vagina. Esto la desconcertó, y aunque el yodo le dolía, podía ver como sentía alivio en la heridas. El terminar la colación por fin le hablé:
-¿Quieres comer?-
Su carita llena de miedo y con surcos de lagrimas apenas se movió tratando de decir si.
-Dije, ¿Quieres comer?
Bajando la mirada dijo -si-
Encendí la pantalla, puse la laptop a un lado, y la bandeja al otro, senté a mi hijita Carolina completamente desnuda entre mis piernas y reanude la emisión de pornografía infantil.
-Dime Carito, ¿qué ves?-
-¿Co… cómo?-
-Si, qué es lo que ves en la pantalla-
…
-Quieres comer ¿o no? Pues te lo tienes que ganar siendo obediente. Dime, que ves en la pantalla.
-… ve… veo a una niña.
Si, como es ella.
-E… es delgada… y… y pecosa, blanca…
-Se parece a ti ¿verdad?… dime ahora ¿qué hace la niña?
-Baila-
-Y qué más-
-Se quita la ropa-
-¿Y?
-Se toca…-
-¿Por qué crees que lo haga?
…
-Pues lo hace porque es una puta, es la puta de sus papá, por eso es que lo obedece.
Cambié el video.
-Ahora qué esta pasando-
-…pa… pá…
-Te pregunte algo putita- le dije mientras apretaba su brazo.
-E… están orinando a una niña, me respondió mi hijita con la mirada baja-
-Y ¿Comó le están diciendo todos esos hombres?-
-Le están diciendo puta…-
-¿Ya entiendes? Las putas tiene que hacer todo lo que les dicen y más si con putas de su papis. ¿Lo entiendes? Tú eres una puta, una ramera, eres menos que basura, ahora eres mi propiedad… pero si obedeces te puede ir muy bien, te puedo complacer. Claro que si eres desobediente bueno, ya sabes lo que pasó.
Tomé su carita delgada y hermosa, subí mi mano por su sube torso y presioné su pecho, ese pecho diminuto pegado a las costillas, en donde lo único que sobresalía era un pezoncito inflado, que decía que sus pechos estaban por empezar a crecer -Qué quites ser, una puta feliz o una puta infeliz-
-u…mmm… una puta feliz…-
-Entonces dime, quien eres-
Su hermoso rostro se desconcierta por un momento, pero de inmediato lo entiende. –
-Soy tu puta papá-
Ni en mis sueños más loco de masturbación hubiera podido imaginar que mi propia hijita de 11 años me dijera eso. Qué dijera que era una puta, MIIIII PUTA.
-Pues vamos a empezar-
Saqué 5 pequeños vibradores de mi cajón (esos que sólo son una esférica con un cable) y de nuevo puse pornografía de humillación.
-Ahora Carito, pon mucha atención a los vídeos, porque todo lo que diga la mujeres que son, eso eres tú, y mientras juego contigo lo debes decir.
La senté de frente al televisor, me hinqué y le abrí su piernitas, sus muslos delgados y blancos que terminaban en una vagina diminuta, virgen y limpia, sin un sólo rastro de vellos. Me acerque a olerla y el hedor a jugo vaginal orina casi me vuelven loco, ya tenía la verga tan dura como la podía tener. Me alejé para ver su rostros de nuevo y sus ojos fijos en la pantalla y su boca pequeñita sin expresión me dejaron ver que su alma ya comenzaba a romperse. Perfecto.
Decidí regresar a lo mío, así que clave mi cara entre esa pucha deliciosa de niña de 11 años y comencé a comérmela como un animal , a mamarla y succionarla y morder esos subes labios carnosos. Ella movía un poco su pelvis. Aún cuando una niña odie lo que le están haciendo, no puede evitar sentir placer cuando le lamen la vagina… eso hace que se odien a si mismas por disfrutar algo tan asqueroso… por eso me encanta.
Seguí mamando la vagina diminuta de mi hija mientras ella veía como humillaba a una mujer tras otra en la pantalla. Tomé el primer vibrador y lo metí en mi hija. Le dolí por que su himen seguía ahí, pero el vibrador era muy pequeño y logró entrar sin mayor esfuerzo. Lo encendí.
Pude ver como Carito se desconcertaba, no sabía que estaba pasando, sabía que odiaba todo lo que le hacía pero algo se sentía bien, algo dentro de ella le estaba dando placer, y su asqueroso padre también al lamer su pucho. No me aguanté y de inmediato metí el segundo vibrador. Los dos vibradores chocando entre si dentro de su estrechísimo coño debía darle mucho mucho placer pues mientras seguía mamando puse saborear sus jugos saliendo.
No me mal entiendan, ella no lo estaba disfrutando como en todos esos estúpidos relatos que claman que a las niñas pequeñas les gusta el sexo. No, ella odiaba todo lo que le pasaba, pero no tenía otra opinión, yo la estaba OBLIGANDO a que su cuerpo sintiera placer… y a que se odiar por eso.
Su respiración se agitaba y su cara tenia una mueca de dolor… le dolía sentir rico. Metí el tercer vibrador. Tuve que empujarlos más al fondo porque apenas cabían.
-Dime Caro, ¿qué eres?
-hmm… am… u… una puta-
-No, no, eso ya lo sé. ¿Qué más eres?-
-Aaahjmm… una zorra-
-Qué más?
-P… perra-
Escucharla decir eso con su tierna voz de niña me excitaba como loco. Clavé mi cara en su ingle y mame aun más rápido y fuerte.
-Qué más, qué más-
-…Una mmm… prostituta estúpida-
-Mmmm siii, eres una puta muy estúpida. Dilo, repítelo una y otra vez –
-Soy una puta m… mu estúpida, so… soy una uta muy estúpida… soy u… una mmmmmhj una puta mu muy estúpida…-
No podía más, tenía firmemente aferrados los muslos de mi putita a cada lado de mi cabeza y le mamaba su pucha como a una sucia zorra, mientras ella repetía una y otra vez que era una puta estúpida… El cuarto vibrador entro a la fuerza. Rompí si himen.
Ahora además del placer, sentía dolor… eso es lo que quería, que ella no sepa que sentir, ni si está bien o está mal, quería que su cabeza fuera un lio. Confundida entre el dolo y el placer, confundida entre odiarse y odiarme. Sólo quería degradarla, humillarla, volverla nada más que un objeto. Una sucia puta de mierda, MI sucia puta de mierda… mi hija.
Me alejé para ver la hermosa imagen. De la vagina angelical de mi hija colgaban cuatro cables de colores. Y ella movía su pelvis, sin saber que era lo que sentía, abrumada. Mientras se concentraba en la imagen de 3 hombres cogiéndose a una adolescente. Volteó su rostro hacia mi, las lagrima comenzaron a caer a borbotones y sólo pudo decir:
-Papi…-
Quería decirme que no podía más, que se sentía sucia y humillada, que no sabía qué más hacer, ni como pararme. Estaba en el mejor sueño erótico de toda mi vida.
Metí mi verga en su boca y usé su cara como la de una puta perra, ya no podía más, quería maltratarla mucho, pero estaba tan excitado con la imagen de mi hija siendo humillada que me iba a correr en cualquier segundo. La jalé con fuerza hacia mi tomándola de las orejas para penetrarla lo más salvajemente que pude y que una cuantas embestidas me leche llenó su garganta. Estaba tan atrás que no podía ni tragarla, sólo se escurría hasta su estomago (y un poco a sus pulmones pues empezó a toser). Cayó de rodillas aun con los vibradores colgado de su sucia pucha y comenzó a toser mucho. Yo estaba más que satisfecho. Saque de un golpe los vibradores de su vagina (lo cual felizmente la lastimó), dejé los nuggets de pollo, tomé la laptop salí del cuarto y sólo regresé para llevarle, sábanas limpias, ropa nueva y una tazón con helado.
-Esto es lo que se ganan las putas buenas- La bese en la boca y me fui.
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