MI MUJER Y LOS MARIDOS DE SUS AMIGAS
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por cornudissimo.
Era un caluroso sábado del mes de agosto. El calor era insoportable en parte por la gran humedad que había en el aire lo que hacía que la ropa se pegase y se ciñese al cuerpo.
Esa tarde habíamos sido invitados a merendar a casa de unas amigas de mi mujer. La localidad donde estaba ubicada la casa distaba escasamente dos kilómetros de la nuestra y ese fin de semana celebraban las fiestas patronales.
Yo me puse unas bermudas y una camiseta de manga corta y mi mujer un vestido de tirantes hasta la rodilla y unas alpargatas. Esta no era la vestimenta habitual de ella pues suele andar siempre en vaqueros pero días de tantísimo calor se solía decantar por vestidos.
Llegamos a la casa en cuestión y se encontraban todos en el jardín, acomodados debajo de un gran árbol para poder sobrellevar mejor el bochorno.
Allí se encontraban las tres amigas de mi mujer, sus respectivos maridos una hermana pequeña y el padre de todas ellas.
Nos saludamos y nos acomodamos. Yo me senté al lado de los hombres y mi mujer al lado de sus amigas. Nosotros estábamos sentados en cómodas sillas y las mujeres estaban en el suelo alrededor de una vieja manta donde había revistas y periódicos varios.
Lo primero que hizo mi mujer fue quitarse el calzado, pues siempre dice que le encanta notar el frescor de la hierba en los pies, y este sencillo y simple gesto ya concentró las miradas atentas de los tres hombres. Luego se sentó al estilo indio, es decir con las piernas cruzadas y dobladas delante de ella y esta postura acentuó aun más la atención de los tres en el cuerpo de mi mujer. Yo disimuladamente observaba como ellos no le quitaban los ojos de encima a mi mujer.
Como ya dije antes ella no estaba acostumbrada a vestir así por lo que se movía con total naturalidad y soltura sin preocuparse o sin enterarse de que alguno de sus movimientos dejaba ver alguna parte de su cuerpo que quizás no debería. Se inclinó hacia delante para buscar y seleccionar una revista que ver y esto provocó, debido al escote generoso del vestido y a que no llevaba sujetador, que el pecho derecho quedase a la vista de todo el que quisiese. Todo se le veía incluido el gran y rosado pezón. Los tíos no desaprovecharon dicha ocasión y mantuvieron la vista permanentemente fija en el seno todo lo que pudieron o decir hasta que ella se incorporó. La posición sentada aunque no dejaba ver todo lo que ellos quisieran si dejaba ver gran parte de los muslos de mi mujer, muslos fuertes y apetecibles.
Mi mujer es de estatura media, cara agradable, pechos talla 100 con grandes pezones, piernas duras y firmes y lo que es mejor un culazo como pocos, duro y respingón.
Pronto nos sirvieron el café con la tarta y durante un buen rato estuvimos hablando y riendo. Yo pude observar como ellos no cesaban de mirar a mi mujer y como se cruzaban miradas cómplices.
Suso, Rogelio y Manolo así se llamaban los maridos de las amigas de mi mujer.
Suso era alto, delgado y tenía el pelo y el bigote canoso. Rogelio era pequeño y menudo y Manolo aunque era también pequeño tenía el cuerpo más musculoso pues continuaba practicando deporte.
Mi mujer se levantó y avisó a sus amigas que iba un momento al baño, los seis ojos siguieron con descaro el movimiento de las curvas de mi mujer y sobre todo el delicioso oscilar de sus nalgas.
Suso se levantó y comentó algo al oído de los otros dos y cuando hubo terminado siguió los pasos de mi mujer hacia la casa.
Segundos después los otros dos se levantaron alegando que iban a dar un paseo para estirar las piernas. Empecé a pensar en lo peor, empecé a pensar que esos cabrones irían un paso más allá de ser simples mirones e intentarían sacar provecho sexual de mi mujer.
Pero al instante me tranquilizaba pensar que no serían capaces teniendo a sus respectivas tan cerca.
Me levante y me dirigí a la casa al llegar a la entrada escuché voces en el interior lo que originó que me escondiese detrás de un arbusto. Desde ahí alcanzaba a ver el pasillo de entrada y una habitación. A ambos lados del pasillo había tres habitaciones una al lado derecho y dos a la izquierda, siendo una de ellas la cocina y la otra la que yo alcanzaba a ver por la ventana. Al fondo del pasillo se encontraban las escaleras que suben al primer piso y la puerta del baño.
En el pasillo solamente se encontraba suso ojeando una revista y creo que sumamente nervioso pues no dejaba de mover las piernas.
La puerta del baño se abrió y de el salió mi mujer, la cual al llegar a la altura de suso le sonrió y le preguntó si estaba buscando algo. – si concretamente a ti, estoy pintando un cuadro y me gustaría que tu me ayudases y me asesorases – dijo el.
– Sin ningún problema cuando quieras – respondió ella. – lo tengo aquí en esta habitación lo quieres ver – inquirió el, – por supuesto –
Los dos entraron en la habitación y yo tuve que moverme un poco para poder observar bien lo que allí dentro sucedía.
Allí estaban todos Suso, manolo, Rogelio y mi mujer, – donde está el cuadro? – preguntó ella, – la verdad es que lo vamos a pintar los tres y aun no empezamos – dijo suso – y quereis que yo os ayude?- volvió a preguntar. – si eso seria lo mejor, tu pones el lienzo y nosotros los pinceles – y al decir esto suso se agarró fuertemente el paquete. Mi mujer observó con detalle el gesto tan masculino de suso y poniendo cara de desaprobación dijo – te crees muy simpático, verdad suso, pero no tienes puta gracia – y dicho esto se giró y abrió la puerta con la intención de irse. Al instante manolo cerró la puerta y le dijo – no te vayas anda, enséñanos tus dotes de pintora – – vete a la mierda y déjame salir – respondió ella, manolo insistió un poco más – venga tía enróllate, sabemos que lo estas deseando, no te hagas la estrecha- y al tiempo que decía esto su mano recorría dulcemente su culo, mi mujer al momento le soltó una bofetada y le dijo que se estuviese muy quieto.
vaya vaya la gatita es fiera, pero no te preocupes que hoy te vamos a domesticar- dijo suso, – quien coño te crees que eres, quien coño te crees que eres? Crees que puedes venir aquí, a nuestra casa vestida como una zorra, calentarnos como putos perros y marcharte sin mas?, llevas tiempo jugando con fuego y hoy te vas a quemar – le espetó suso.
La agarró fuertemente del pelo y tirando de su cabeza hacia atrás comenzó un gran morreo. Manolo se abalanzó sobre sus pechos queriendo desnudarlos, pero sin llegar a conseguirlo debido a la posición en la que la mantenía suso, – joder suso estate quieto, la quiero desnudar y no soy capaz – suso obedeció al instante e incorporó a mi mujer lo suficiente para que los tirantes del vestido se deslizasen, – joder que perasssss, como me gustan, mirad que pezones, ya vereis cuanto tardo en ponérselos duros como mi polla- dijo manolo abalanzándose sobre ellos. Rogelio siguió desnudándola hasta que quedase cubierta solamente por unas diminutas braguitas, braguitas que fueron destrozadas al instante. – mirad tios como tiene ya la zorra los pezones, mirad como se los puse, que peras tios, que peras – seguía vociferando manolo. La hicieron desfilar por la habitación para observar su belleza y de seguido suso le dijo – ahora te toca a ti trabajar desnudanos, despacio muy despacio, empezando por las camisas -, mi mujer comenzó a suplicar, a pedir que la dejasen marchar que no siguiesen, algo esto que no surtió ningún efecto. Ahora le tocaba acariciarlos, le habían pedido que le lamiesen los pechos, los pezones y al momento empezaron a oírse los primeros gemidos de placer.
– Ahora quítanos los pantalones, despacito, sin prisas – le ordenó suso. A continuación las manos de mi mujer comenzaron a acariciar sus muslos, sus pies, sus rodillas, hasta que suso le ordenó que les arrancase los boxes. Mi mujer volvió a pedir por favor que la dejasen marchar, que no siguiesen adelante con aquella situación. Pero pronto estaban los tres cabrones totalmente desnudos y con sus polla bien armadas. Rodearon el cuerpo de mi mujer y la obligaron a pajearlos.
Primero una, luego otra y otra mas, las tres pollas se iban turnando en las manos de mi mujer. – siiiiiiiiii, que gustooooooooo, como la measssssss putaaaaaaaaaa – empezó a gritar manolo. Mi mujer seguía con la rueda de pajas y cada vez que le tocaba el turno a manolo los gritos de placer subían de tono, estaba excitadísimo, – joder me voy a correr, no aguanto masssssssss zorraaaaaaa- vociferó manolo, – joder tío aguanta un poco que es un desperdició correrse en sus manos – le aconsejó suso. Manolo inmediatamente obligó a mi mujer a que dejarse de pajearlo, puesto que si no la corrida iba a ser inminente.
– bueno tía ya sabemos que haces unas muy buenas pajas, ahora vamos a ver como la chupas – comentó suso.
La arrodillaron y acercando los tres sus pollas a su cara, consiguieron que los dulces labios de mi mujer continuasen el trabajo que habían comenzado sus manos. Una a una las tres pollas fueron engullidas, chupadas y saboreadas por la boca de mi esposa.- diosssssssss como la chupassssssssss, esto si que es una mamadaaaaaaaa, esto si que es una puta mamadaaaa- gritaba suso, aunque manolo seguía siendo el mas excitado – joder no aguanto mas, si no me corro me van a reventar los putos huevos – dijo manolo, – ves tío, ese si es un buen lugar para correrse – respondió suso.
Mi mujer al oir esto quiso desprenderse del trozo de carne que se estaba comiendo, pero no fue capaz. Manolo fue mas rápido y con sus dos manos agarro fuertemente la cabeza de mi mujer y empezó una follada brutal. Los huevos chocaban fuertemente contra su barbilla y las penetraciones eran tan profundas que mi mujer sufría continuas arcadas.- diossssssss, chupamelaaaaaaaaa putaaaaaaa, chupamelaaaaaaaa, que me corrooooooooo, joderrrrrrrrrrrrrr – manolo no paraba de gritar, – venga tío haz que se trague toda tu leche, llénale la puta boca – dijo por fin rogelio. Y tras una profundísima embestida manolo permaneció quieto, con toda su gran polla dentro de la garganta de mi mujer. Como dijo él vaciándole totalmente el depósito.
Manolo finalmente retiró su miembro de la cara de mi mujer y al instante ella comenzó a babear gran cantidad de semen.
Suso la incorporó, la tumbó en la cama e inclinándose entre sus piernas comenzó a saborear su cochito. Mientras manolo y rogelio daban cuentas de sus pechos, pechos que a estas alturas se encontraban sumamente marcados e irritados. Durante unos cuantos días tendría que evitar poner escotes si no quería que todo el mundo viese las grandes marcas que estos cabrones le estaban dejando. Manolo sobaba de manera intensa su pecho se lo chupaba, se lo mordía, se lo apretaba de una manera similar a un ordeño.
Suso se levantó y giró su cabeza a ambas direcciones como buscando algo. Abrió un cajón, luego otro pero parecía que no encontraba lo que buscaba. Se dirigió a la cocina y al rato salió con algo en la mano que yo no avistaba a ver bien. Se fue acercando y por fin pude observar lo que traía en la mano. Dios mío no podía ser, no quería imaginar lo que iba a hacer con aquella cosa. Había cogido un pepino de un gran tamaño y grosor. Mi mujer seguía sin percatarse de las intenciones de suso. Le introdujo la punta del mismo en su vagina y al instante ella se incorporó deshaciéndose de las dos alimañas y comenzó a pedir desesperadamente que se estuviese quieto, que dejase de penetrarla con aquello. – vamos a preparar el terreno cariño – le dijo. Los otros dos al ver lo que había comenzado a hacer suso lo animaban, venga tío méteselo todo, hasta el fondo, que la zorra saboree un buen pepino.
Poco a poco ya le había metido la mitad, – vaya, vaya con la putilla mirad como traga y seguro que aun le entra más – dijo suso. Mi mujer seguía suplicando que la dejasen, que no continuasen. Al rato se encontraba con todo el gran pepino dentro, era increíble lo que estaba viendo, nunca imaginé que a mi mujer le entrase todo aquello. – a ver si te gusta esto – dijo suso y comenzó a girar el pepino lentamente, a un lado y a otro. – Nooooo diosssssss paraaaaaaaaa, no sigas – chillaba mi mujer, pero suso no hacía caso y cada vez hacia girar con mas rapidez la legumbre. – noooooooo por favor, ahhhhhhhhh -, – por que quieres que pare, eh putilla, por qué, quizá por que te vas a correr de gusto zorra y no quieres eh, es eso, a que sí – pregunto suso y sorprendentemente mi mujer respondió que si que era eso y que no quería correrse, – si al final son todas iguales, son todas unas pedazo putas, dale mas caña suso joder – dijo rogelio y suso aceleró aún más los giros del pepino. Mi mujer se aferraba fuertemente a las sábanas y pronto comenzó a mover con energía la pelvis, como queriendo tragarse todo aquel pedazo de legumbre, – joder con la tia, como se folla al pepino – dijo manolo – yo ya lo sabía, esto si que es una hembra masturbándose y esperad cuando nos la pasemos nosotros, ya veréis – mi mujer cada vez se movía con más y más rapidez hasta que empezó a gemir y a chillar, teniendo un estruendoso orgasmo.
Suso retiró el pepino y con el salió gran cantidad de jugos vaginales, lo arrojó a un lado y diciendo ahora me toca a mi, se acomodó entre las piernas de mi mujer y le clavó su gran polla hasta los huevos. – Siiiiiiii, al finnnnnnnnn, siiiiiiiiii, no sabes cuanto tiempo llevaba esperando este momento, no sabes cuantas pajas me hice imaginando este momento, no sabes cuantos polvos le eché a mi mujer imaginando que eras tu y al fin te tengo, al fin te estoy follandddddooooooo, siiiiiiiii, zorraaaa mueveteeeee – mi mujer empezó a acompasar los movimientos de suso lo que conseguían producirle más placer si cabe.
Suso estaba totalmente fuera de si – como follasssssss, como follassssssss, esto si que es una hembra y no lo que tengo en casa, como te mueves putaaaa, como te mueves, diossssssssss – suso metió sus manos debajo del culo de mi mujer y la levantó lo suficiente para facilitar más sus penetraciones. Estaba a punto de correrse, tenia la cara desencajada y de vez en cuando acercaba su boca a la de ella para pegarle un morreo. – me corroooooooo, diosssssssssss, que polvazo, diossssssssss te voy a llenar de leche, diosssssssssss – intensificó aún mas sus penetraciones hasta que se corrió como nunca dentro de la vagina de mi mujer. Se dejó caer exhausto encima de ella y al cabo de unos minutos se incorporó.- os toca a vosotros – dijo suso.
Rogelio se acercó al cuerpo de mi mujer y comprobó como tenía el chocho rebosante de la corrida de suso, – joder que cabrón está llena de tu corrida y como meto yo ahora ahí mi polla – dijo rogelio, – mira que es fino el niño, a me importa una mierda que esté llena de semen, mas va a tener cuando acabé de follármela yo – dijo manolo recostándose en la cama. – anda zorrilla a ver como me cabalgas -, mi mujer se colocó de pie encima de la cama y fue descendiendo despacio hasta que la polla de manolo se fue acomodando dentro de su coño repleto de leche. – ssssssiiiiiiii está toda dentro verdad puta, pues ahora muévete, mueve el culo como tu sabes – mi mujer empezó a mover su culo, sus caderas, sus pelvis de tal forma que arrancaba gritos de placer intensos de las entrañas del macho. Rogelio se situó detrás de ella y comenzó a besarle el cuello, la boca a sobarle las tetas, los pezones a acariciar el clítoris, él también estaba sumamente excitado y necesitaba follar, penetrar el cuerpo de mi mujer.
Mientras manolo seguía deleitándose con los movimientos de ella, – siiiiiiii putaaaaaa, golfa, como te mueves, diossssssss tenías razón suso esta si que sabe follarrrrrrr – pero algo interrumpió los movimientos acompasados de los dos amantes.
Rogelio se había colocado encima de la cama detrás de ella, la había inclinando hacia delante y había puesto la cabeza de su polla en la entrada del culo de ella. La quería encular. Mi mujer suplicó con más fuerza que nunca que no lo hiciese, que ella nunca había echo tal cosa,- no me jodas que tienes el culo virgen, que nadie te ha enculado, pues hoy te vas a estrenar – y empezó a empujar su miembro hacia el interior del ano de mi mujer. – ahhhhhhhh me duele, me hace dañooooooo, mucho dañooooooooo – gritaba ella.
Suso dirigiéndose hacia la cocina comentó que se estuviese tranquila que eso era solo al principio. Rogelio seguía empujando lentamente su gran polla hacia el interior de ella y ella seguía vomitando gritos de dolor. Suso le acercó a rogelio una botella de aceite y le dijo – échale un poco ya verás como te ayuda – rogelio vació un chorro de aceite en el culo de mi mujer con la intención de facilitar la penetración, – mira que mi mujer tiene el culo estrecho, pero esto es demasiado. Si estuvieras mas con nosotros lo ibas a tener mas abierto que la boca del metro – dijo rogelio. El aceite comenzaba a hacer su función y rogelio ya había metido casi toda su polla dentro. Manolo y rogelio se miraron y al unísono los dos comenzaron sendos movimientos de penetración, los cuales arrancaron de mi mujer gemidos y muecas ahora de placer.
Era asombroso lo que estaba viendo mi mujer estaba montándose un verdadero y apasionado trio, rogelio y manolo se la estaban follando a la vez de manera celestial.
De repente sucedió algo totalmente inesperado. Se abrió la puerta de la habitación y ante todos apareció el abuelo. Realmente era el suegro de ellos pero cariñosamente y familiarmente le llamaban todos el abuelo. Era un hombre de unos 73 años bajo y regordete.
Su cara quedó helada al ver semejante escena. La gran amiga de la familia estaba en la cama con dos de sus yernos y con un tercero a la espera.- pero que es esto, que sucede aquí – preguntó, mi mujer se apresuró a pedirle ayuda, a suplicarle que los obligase a dejarla en paz. – nada abuelo, no pasa nada, solo estamos pasando un buen rato los cuatro – el abuelo no conseguía salir de su asombro , – pero peroo los dos a la vez? – dijo mirando fijamente a mi mujer, – los dos y aun no la damos complacido, abuelo no sabes como folla la amiga – dijo manolo recostado en la cama y sin cesar con sus movimientos de penetración,
– Anda abuelo anímate, únete a la fiesta – le dijo suso, – yo ya no estoy para estas aventuras, a mi ya se me pasó el arroz – dijo él, suso insistió un poco más – venga, ya verás como respondes, seguro que hace mucho que no estas con una tía como esta – el abuelo quedó dudando y acercándose a la cama respondió – la verdad hace mucho que no estoy con una hembra de estas características y por intentarlo no pierdo nada – se pegó a la cama y se dejó caer los pantalones, asomando unos calzones azules de felpa.
– se bajó los calzones y a la vista de todos quedó su fláccido miembro.
Suso le dijo a mi mujer que empezase a jugar con el, que empezase a trabajarlo.
Mi mujer alargó un brazo lo suficiente para que la polla del abuelo quedase al alcance de su mano, lo agarró y comenzó a acariciarlo.
Poco a poco la polla empezó a tomar forma y poco a poco el abuelo iba aumentando su grado de excitación, – siiiiiiii, cuantoooooo haceeeeee , cuanto hace que no me la menea una zorra como tuuuuuu, siiiiiii, sigueeeeeeeeeee – el abuelo disfrutaba como un enano.
Mientras manolo y rogelio la seguían bombeando sin compasión, rogelio cada vez con más fuerza debido a que el culo de mi mujer se había dilatado lo suficiente para permitir una circulación fluida de su polla. – manolo como vassssssss, yo me voyyyy a correr – gritó rogelio, manolo estaba empapado en sudor y no cesaba de jadear – yo tambiennnnnnn, yo tambiennnn, joder abueloo como follaaaa estaaaaa rameraaaaaaa-
El abuelo había cambiado tanto su cara como la forma de su polla, la tenía ya totalmente dura y gorda. Primero se corrió manolo dando verdaderos gritos de placer y luego rogelio más en silencio y aferrándose fuertemente a los pechos destrozados de mi mujer.
Los trozos de carne deshabitaron los orificios de mi mujer y ella al incorporarse pudo observar como tanto de su coño como de su ano fluían cantidades de semen.
La polla del abuelo ya no estaba siendo sobada por las manos de mi mujer pero seguía dura, como en espera de su turno.
Se sentó en una silla y le dijo a mi mujer que se acercase, – una oportunidad como esta de follarse a una pedazo de hembra y de golfa no se puede desaprovechar, así que date la vuelta – le ordenó a mi mujer. Ella se dio la vuelta y se sentó encima del abuelo de tal forma que su polla la perforó profundamente. – siiiiiiiiii, joderrrrrrrrr, zorraaaaaaaaaa, cuanto tiempo hace que no pego un buen polvooooooo, que gustooooo, mueveteeeeeeeeee, mueveteeeeeeee – vociferaba el. Mi mujer estaba de cara a los tres cabrones que habían comenzado aquella tarde de sexo brutal, aquella tarde que nunca se les olvidará, aquella tarde en la que follo como nunca había follado antes y pudo ver la sonrisa que los tres tenían en su cara.
El abuelo la inclinó hacia delante hasta conseguir ponerla a cuatro patas en el suelo,- así como dos perros, cariñoooooooo como follaaaaaaaaaassss cabronazaaaaaaaaa – manolo le aconsejó que jugase con sus tetas que eran absolutamente extraordinarias y el abuelo obedeciendo alargó sus brazos hasta cubrir con sus vastas manos sus pechos,- siiiiiiiii que perasssssssss, que pezones, que gustooooooooo -.
Estaba totalmente absortó en lo que allí estaba viendo y solo me despertó el comprobar que alguien se acercaba a la casa, era isabel la mujer de rogelio.
Entró en la casa y las voces que se oían dentro de la habitación llamaron poderosamente la atención. Se acercó a la puerta y por la rendija que dejaba la puerta, pues no estaba totalmente cerrada, pudo ver lo que en aquel habitáculo sucedía. Se quedó de piedra al ver a su mejor amiga follando con su padre, con su cuerpo repleto de semen y su marido y sus dos cuñados totalmente desnudos. Isabel llegó justo a tiempo para ver como su padre se corría dentro de mi mujer, – ahhhhhhhh siiiiiiiiii me corroooooooo, putaaaaaa – y sin sacar su polla del ya rebosante coño de mi mujer le pegó otra gran corrida.
Así estuvo unos tres minutos, sin moverse, y la sorpresa fue para todos mayúscula cuando el abuelo, sin haber sacado su polla del interior de mi mujer, volvió a penetrarla, – joder para el abuelo, aguanta mas que nosotros eh tíos, se la va follar otra vez sin sacarla – dijo rogelio, – es que hacía tanto tiempo que no follaba con una zorra como esta, que bien se mueve la jodida – y poco a poco fue intensificando sus penetraciones.
Isabel estaba llorando al ver esa escena, nunca había imaginado tal cosa, aunque aún no había visto todo. Rogelio se arrodilló a escasos centímetros de mi mujer de forma que su polla quedase al alcance de la boca de ella y la invitó a que se la mamase, – siiiiiiiiii que deliciaaaaaaaa, como la chupasssssssssss, esto si que es una mamada y no lo que hace mi mujer -, suso también se acercó a ella y le ordenó que lo pajease.
Que espectáculo estaba dando mi esposa, el abuelo follándosela, a suso pajeándolo y a rogelio haciéndole una mamada. Ahora si que isabel lloraba desconsoladamente, no podía ni quería ver lo que estaba viendo.
Suso fue el primero en terminar pegándole una gran corrida en las tetas, luego terminó rogelio, regándole la cara con toda su leche y por ultimo el abuelo se corrió otra vez en su interior.
Los cuatro se vistieron, le agradecieron profundamente la maravillosa tarde que les había echo pasar y le recomendaron que se fuese a limpiar y por supuesto que no dijese nada de lo que allí había sucedido. Y que cuando ellos quisiesen, repetirían. Antes de despedirse los cuatro le dieron un ultimo morreo de felicitación.
Isabel se fue llorando al piso de arriba y yo me volví al jardín.
Al poco llegaron los tres cabronazos riendo efusivamente y al llegar a mi lado me dijeron si estaba aburrido, – fue una pena que no vinieras con nosotros, seguro que lo ibas a pasar mas que bien – me dijo suso.
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