Mi nueva experiencia con una pequeña prostituta
Después de haber probado a dos pequeñitos, ahora fui a por su prima de 12..
¡Buenas, foro!
En esta oportunidad les traigo les seguiré contando de mi experiencia con dos prostitutos de 9 y de 10 añitos. Me presento nuevamente, mi nombre es Sebastián, soy uruguayo y tengo 31 años de edad. Desde hacía ya varios años que me sentía atraído por chiquilines, era el tipo de porno que me gustaba consumir, fantaseaba, morboseaba y me vivía pajeando pensando en esas situaciones pero nunca me había animado a llevarlas a cabo hasta que, gracias a un amigo virtual, conocí a un cubano llamado Julián que ofrecía este tipo de servicios.
En el relato anterior les conté cómo surgió esta posibilidad y si bien es muchísimo más costoso que un servicio de escort tradicional, vale cada centavo e incluso pagaría más porque no hay dinero suficiente para satisfacer los deseos de uno, esos culitos delicados y sin pelos, esas piernas suaves, las tetitas de un nene rechonchito, su pancita inocente y ese aroma delicioso de piel nueva no tiene comparación alguna.
Con el tiempo me hice gran amigo del cubano, me volví un fiel cliente de esos dos hermanitos, también cubanos, llamados Yon y Alvarito. Era y es muy rico coger con ellos, son muy putos y eso me encanta, también el factor de que sean hermanos es muy excitante; toda mi vida fui heterosexual y de hecho ellos fueron los únicos “hombres” con los que he estado. No me llama la atención tener sexo con hombres (de verdad) pero ellos han sido la excepción, además son tan maricones que ni erecciones llegan a tener.
Al ser un buen cliente y amigo, y al también tratarse de un tema tan delicado, el cubano empezó a confiar en mí; conoció mi casa y permitió que los servicios fuesen en mi sótano que estaba bien limpio y aislado, en varias ocaciones contrataba los servicios de los niños por todo el fin de semana que iniciaba el viernes a la noche y finalizaban el domingo a la tarde, los pequeños putitos venían en una camioneta negra hasta mi casa e iban directo al sótano a ser cogidos por mí.
Si bien no era todos los fines de semana que esto sucedía porque era muy caro, cuando podía hacerlo gastábamos por fin de semana cerca de dos cajas de preservativos de 10, lamentablemente pero por una obvia cuestión de precaución, no me los podía coger a pelo pero eso no evitava que les violase la boca a ambos a vergazos, me encantaba levantarles la mano y sentirme poderoso, les pegaba en el culo, en la cara, los escupía, los humillaba continuamente, me encanta romperles el ano haciéndole un ‘feet on face’, ya que al ser tan pequeñitos ellos podía hacerlo sin ningún problema; pero no todo era violento, también hacíamos el amor los tres con mucho cariño, lentamente y con muchos besos, ellos me besaban y yo les correspondía con mi lengua, nos reíamos mientras les hacia cosquillitas, ellos siempre me llenaron de elogios diciéndome que era muy lindo y que se sentían honrados de que los eligiese constantemente.
Cada vez que hacíamos el amor los dos dejaban escapar un pequeño
-Te amo, papi, te amo.
Si bien dicen que no hay que creer en amor de putas, yo sentía que me lo decían sinceramente y yo también los quiero mucho ya que ellos complacieron todas mis fantasias, aunque sea por plata. También no era yo el único que dominaba en esa relación, ellos también me dominaban y me inmobilizaban, se sentaban en mi cara, cabalgaban con mi lengua adento de su culito…
¡Ufff! Esos culitos, podría pasarme horas contando de esos hermosos culitos con sabor a inocencia, seguramente sea porque sus glándulas no están desarrolladas completamente pero son una locura total y la perdición de cualquier macho, sin ningún gusto o aroma fuerte.
En fin, llegó un fin de semana en el que tenía ganas de coger con Yoncito, uno de los hermanos, no siempre hacíamos trío, a veces tenía más ganas de cogerme a uno más que a otro. Llamé a mi amigo Julián, el que le maneja la agenda a las putitas estas, y le pedí turno.
-Julián, amigo. ¿Cómo estás? Tendrías un turno con Y, paso a eso de la medianoche. – Escribí en un mensaje.
Tenía muchas ganas de verlo a Alvarito, él es el más rechoncho de los dos, tiene una pequeña pancita gordita que me gusta ensuciar con leche, un culito hermoso y unas tetas preciosas que me encanta apretar y mamar.
La respuesta fue que tanto Alvarito como Yoncito estaban ocupados con otros clientes durante toda la semana. Obviamente mi reacción fue de decepción porque realmente quería coger y Julián me dejado sin mis nenitos, me ofreció a otro pero no me llamaba la atención, no me sentía cómodo y no me llamaba la atención. Estaba decepcionado y harto pensando que me iba a tener que matar a pajas una semana pero justo en ese momento Julián me hace una propuesta interesante…
-Mira Sebastián, tengo una nueva recién llegada, es la prima de Yoncito y Alvarito, se llama Anyelis, 12 añitos y cero kilómetros pero con muchas ganas de empezar a trabajar. Te la dejo al mismo precio que uno de los niños y, por ser primera vez, puede ser a pelo.
En ese momento no tuve reacción, era muy excitante la propuesta saber que iba a ser el primer hombre de alguien, de tan pocos años y a pelo.
-Uff, Julián, amigo… ¡Obvio que acepto! Paso a la medianoche.
Pasaron las horas, dejé mi comida pronta para cuando volviese, me fui a duchar y a ponerme elegante porque no todos los días le quitas la virginidad a una nena de 12 añitos. Cuando estaba todo alistado, me fui. Al llegar me recibió Julián de brazos abiertos como siempre.
-¡Sebastián, amigo mío! ¡Adelante!
-¿Cómo estás, genio? – Pregunté felizmente.
Ingresé rápidamente a la casa, hice el pago y fui directo a la habitación asignada donde estaría Anyelis. Cuando ingresé vi a una nenita hermosa, con el pelo rizado y la piel morena bien caribeña, con una carita angelical y un cutis de porcelana, estaba con un top blanco que decía “Kiss me” y una minifaldita roja. Era muy delgadita, y bueno, estaba recién llegada de Cuba y allá con el hambre que se pasa es normal.
-Hola, ¿Anyelis? – Pregunté con curiosidad.
Anyelis estaba visiblemente asustada pero bueno, teníamos que seguir.
-¡Qué hermosa sos, bebé! – Le dije mientras acaricié su pelo.
Entre todo eso, ya tenía la verga dura y Anyelis seguía asustada.
-Gracias, tú también eres bello. ¿Cómo te llamas? – Me preguntó con timidez.
-Yo soy Sebastián, pero mejor decime “papi”.
Así era como me llamaban también sus primos, Alvarito y Yoncito, me excitaba mucho la posición de sumisa que había adoptado Anyelis, la vi tan vulnerable que eso me calentó muchísimo. La nena no decía más nada, así que decidí acercarme. Intenté darle un beso en la mejilla pero ella se quedó dura y tímida, generalmente no aceptaría este tipo de cosas en un servicio sexual pero siendo su primera vez, tanto sexual como vendiendo su cuerpo, entendí la situación.
Lentamente dejé deslizar mi mano por la pierna de Anyi y me fui a acostar a su lado con una sonrisa, le volví a repetir que era hermosa, intenté ser lo más delicado y tierno posible.
-¿No me das un besito, bebé? – Le dije al oido suevamente.
-Mmm… sí – accedió tranquilamente Anyi
Tomó mi nuca, me giró y empezó a darme un rico beso, su lenguita buscaba la mía muy desesperadamente, me besaba como toda una novia apasionada antes del coito, mi mano estaba inquieta por acariciar los labios vaginales mi nueva princesa de 12 añitos. Cuando llegué ahí, con mis manos entre su pollerita y su tanguita, ella cerró sus piernas y no me dejó continuar.
En ese momento pensé: “¿En dónde me metí? ¿Para qué habré aceptado?” Ya me estaba poniendo de mal humor porque la nena era hermosa, yo pagué -y mucho- como para que no quiera coger conmigo, en un momento me dije, tendré que hacerlo contra su voluntad porque de acá sin meterla no me voy.
-Ehh, Anyi pero ¿vos sabés a qué viniste acá? – Le pregunté.
-Ay, sí, sí amor pero esperame que todavía no me termino de preparar. Perdón, papi, ¿no quieres que te lo chupe? – Me dijo con su hermoso acento cubano.
Ahí me gustó, que ella tome iniciativa. Sonreí en ese momento y dije con tono baboso:
-Seeee, bebita. Es lo que más quiero.
Empecé a despojarme de mi camisa, abrí el cierre de mi pantalón y bajé mi boxer, dejando caer en toda la cara de Anyi mi verga erecta, ya bien sucia de precum y mis huevos gordos para darle lechita a la nena cubana.
-Ay, papi, es muy grande me dijo.
Empezó lamiendo mis huevos, después pasó al tronco de mi pija, lo comía con su boquita hermosa hasta que llegó a la cabeza de mi pija toda enchastrada ya, la escupió y sus ojitos se pusieron bizcos al empezar a mamarmela.
En la habitación sólo se oía el sonido de la boca de Anyi al engullir mi verga, tragaba y tragaba hasta el fondo, me tenía fascinado con su manera de mamarla, la tocaba con su pequeñita mano, tenía las uñitas pintadas de color violeta, su manito de piel bien tostada por el sol del Caribe hacia contraste con mi pija blanca, estaba siendo mamado y pajeado de manera magistral por una nenita de 12 años. Mi líquido preseminal se mezclaba con su saliva por toda su manita.
No hacia falta que apretase su cabeza para que me la comiese más y más, ella solita podía hacerlo, chupaba como una desesperada. En esos momentos empecé a tocar mis pezones mientras era mamado por Anyi, me excita mucho tocar mis zonas erógenas mientras me la comen toda.
-Aaaggghhh, ahhh ¿te gusta chupar pitos, bebé?
-Mmmm – era la respuesta de Anyi con mi pija dentro de su boca.
-Sí, nenita, qué rico, qué hermosa sos princesa, qué bien la chupás… – decía yo con voz de baboso, estaba muy caliente.
En esos momentos, Anyi agarra mi verga con su manito derecha y con su manito izquierda acariciaba mis bolas, me di cuenta en esos momentos que la muy maldita estaba pajeándome para hacerme acabar y ver si así evitaba que quisiese hacerle otra cosa, por suerte tengo control sobre mi cuerpo y decidí apartarla.
Anyi en esos momento se quedó un poco desconcertada, no sabía que había pasado, me fijé en el temporizador y todavía nos quedaba un rato de la hora.
-¿Qué pasó, papi? ¿No te gustó la chupada? – Me preguntó desconcertada.
-Sí, hijita hermosa pero el papi quiere probar acá. – Le dije mientras mi mano iba hacia su vagina.
Se la toque sin previo aviso, tenía una tanguita, no estaba húmeda ni nada, con mis dedos corrí la tela y empecé a acariciarla. Anyi estaba nerviosa de nuevo.
-Me dijeron que eras virgen, para ser virgen la chupás muy bien.
-Gracias, papi. Soy virgen sí.
-¿Y quién te enseñó a chuaparla así? – Decía mientras mis dedos tocaban sus tiernos labios vaginales, hace tanto que no acariciaba una concha y era la de una chiquilina de 12 años.
-En Cuba, papi. Allá se lo chupaba a gringos por plata. – Me respondió con vergüenza.
-¿Sólo se las chupabas? ¿Eran muy viejos? – Le pregunté mientras la incomodaba, me excitaba incomodarla.
-Sí, papi. Eran mayores que tú. – Respondió con la voz entrecortada Anyi.
-¿Y nunca probaron acá? – Dije mientras deslicé mi dedo índice dentro de los tiernos labios de Anyi
-No, no. Ahí nunca papi.
En ese momento decidí tomar las riendas de la situación y a la fuerza le quité su ropa interior, levanté su minifaldita roja y, un poco contra su voluntad empecé a lamer su conchita, uff… no puedo describir con palabras lo que sentí en esos momentos, ese sabor a nuevo, con mi lengua noté que realmente era virgen, busqué su clítoris desesperado, era un sediento en el medio desierto buscando un poco de agua.
Mientras se quitó el top que llevaba, Anyi empezó a gemir de gusto, ya dejó de resistirse, y con sus piernitas apretaba mi cabeza y me hacia comerle toda la conchita, estaba suavecita y bien limpia, se notaba que se había duchado hace un ratito nada más.
En esos momentos no daba más, era ahora o nunca, la conchita de Anyi estaba bien húmeda, me paré y la tomé del cuello con mi mano izquierda y con la derecha le acomodé mi pija cabezona y sin ningún látex de por medio en la entrada de su conchita, se la pase bien, le pegué con mi pija unas tres veces y escupí.
-Ayy, papi no por favor. – Me dijo Anyi en ese instante.
Obviamente estaba caliente y no iba a ceder ante el pedido de un puta por la cual yo ya había pagado, así que hice caso omiso a todo lo que me dijo y procedí a introducir mi pija en esa concha virgen.
-Ahhhhhhhhhh, qué rico Dios – Dije mientras sentía como se deshacía todo el hímen de Anyi.
Era verdad, era virgen la nena, y yo lo estaba rompiendo, me sentía campeón del mundo, qué rico era eso, toda la situación, Anyi incómoda y yo disfrutando. Empecé a moverme lento, con toda mi verga dentro de la diminuta vagina que estaba dejando de ser virgen en esos instantes.
-Ayyy, papi, por favor no más. – Suplicaba Anyi.
-Seeee – Era lo único que respondía yo embrigado de placer.
Mientras me la cogía, me puse encima de ella, la inmovilicé con mi cuerpo, Anyi se quejaba, no quería pero empecé a darle despacio para ver si se callaba así.
-Ayy papi, me duele mucho, papi. – Decía Anyi
En esos momentos me estaba poniendo incómodo ya, así que tomé mi bóxer y con eso le tapé la boca.
-Ahhh, qué rico bebé, qué hermosa que sos. – Le decía a Anyi con tono baboso mientras ella la tenía toda incrustada en su conchita.
Quería ser lo más baboso posible para que Anyi no se olvidase de mí. Ahí fue que empecé a embestirla fuerte, ella tenía toda la boca tapada con mi boxer, sólo veía sus ojitos y su cuello estaba tomado por mí mano.
-Seee, bebé, sí mi amor – Decía en cada violenta envestida.
-Aaaaammm – Era lo único que podía emitir Anyi.
En esos momentos ya estaba muy caliente, no podía más, era el momento de rellenarle la vagina así que seguí con las envestidas y en cuestión de segundos:
-Aaaaaaahhhhh, sí, bebita, sí recibí a tu papá. Sos toda mía, bebé. – Le dije a Anyi mientras me refregaba sobre su cuerpo.
Ella estaba bastante dura, me quité de encima para ver como su conchita ya estrenada escupía mi semen, se le salía todo, era hermoso mezclado con sangre de su virginidad que se había ido, una fantasía coger a pelo con una nenita así, pensé que no lo iba a lograr hasta tener mi familia incestuosa tan deseada pero no.
Me acerqué a quitarte mi boxer de la boca de Anyi y le di un beso en sus labios.
-Me encantó hijita, voy a volver.
Dentro de mí pensaba: Ojalá haya quedado embarazada así diésemos inicio a mi familia incestuosa; tener hijos en serio y poder cogérmelos era uno de mis más profundos y oscuros deseos.
Cuando me paré recordé que la muy maldita me quiso hacer acabar para evitar que me la cogiese, me dio mucha rabia en ese momento así que no dudé en darle un cachetazo y ahí fue cuando le crucé la cara porque a los niños hay que hacerlos respetar a los mayores.
-Mirá, puta, los clientes acabamos cuándo y dónde queremos, no cuando vos quieras porque no querés que te la metan. ¿Entendiste? Que te sirva para la próxima. Y agradecé que no te la metí por el culo. – Le dije mientras la tenía agarrada del cuello.
Me paré y le escupí en la cara para que se entere quién manda aquí y me fui a vestir, ya había finalizado nuestra hora.
Me vestí, me despedí de Anyi que se había ido a duchar y así me volví a casa a cenar para mañana seguir trabajando porque los placeres estos no se pagan solos.
Felicitaciones Amigo mucho morbo y excitacion comparto contigo las ftsias perversas son un estímulo muy fuerte. Somos compatriotas un saludo