Mi nueva pequeña esposa.
Un hombre descubre a su nueva pareja. .
Después del divorcio bastante fuerte, largo y salvaje me convertí en un hombre solitario y quejumbroso. Si no hubiera sido por mi hermano me hubiese hundido en un pozo oscuro y sin fondo. Él fue mi salvavidas y quién me enseñó aún siendo yo el mayor.
El tiene 30 años, es de complexión atlética pues trabaja como monitor de gimnasio. Bronceado, trabajó como modelo siendo muy joven y que mida 180 de estatura ayudo en su profesión. Al conocer a una mujer rica que quedó prendada de sus masculinos encantos no dudo ni un segundo en casarse. Mi cuñada es 20 años mayor que él pero gracias a las cirugías bien pasa por una joven doncella.
Al volver de su larga luna de miel, me invita a desayunar juntos en familia. Al llegar al hotel donde se hospedan me presenta al resto de su familia.. un par de nenas, rubiecitas de cabello largo, de 10 y 12 años de edad. Hijas de los matrimonios anteriores de la madura esposa de mi hermano ahora hijas de él. Las nenas están muy encantadas con su nuevo padre, cada una de ellas busca su atención. Lo tocan para palpar sus fuertes músculos, el rie con alevosía lo que hace que las nenas también rían con jolgorio.
Al presentarme y decirle a las nenas que yo soy su nuevo tío, ellas fueron a abrazarme efusivamente. Cómo si les hubieran presentado un nuevo juguete. Ambas nenas me llenan el rostro de besos. Algunos de esos efusivos besos rozan la comisura de mi boca lo cuál me hace pensar erróneamente o no!?
La mujer de mi esposo siempre está ocupada atendiendo negocios y esa noche le dió aviso a mi hermano que tendría que ausentarse unos días, así que las nenas estarían a su cuidado.
La cena transcurrió sin contratiempo. Al finalizar mi hermano me acompaña a mi casa -mañana hay casa sola, así que te espero para hacer una carne asada, ok!?- no pude decir que no.
Al día siguiente mi hermano me mandó la dirección de su ‘casa’. Un residencial muy exclusivo alejado de la mancha urbana. Al entrar a la enorme casa me recibe mi hermano, quién me manda a la parte de atrás para ubicarme en donde haríamos el asado. Al llegar veo que hay una enorme alberca, un jardín rodeado con una barda perimetral verde. Dentro de la alberca se encuentra mi nueva sobrina de 10 años, vistiendo un traje de baño de dos piezas, diminuto todo el conjunto. Al salir del agua me reconoce y se acerca a mi para darme el saludo de bienvenida. Un beso de pico tierno y dulce pero que hace que mi sangre comience a calentarse. La nena se pasea por el borde de la alberca, se tira a la alberca y sale con su cuerpecito húmedo, escurriendo agua. En un punto veo que sin pena ni gloria se retira la parte superior del bañador dejando a mi completa vista su par de pezones. Diminutos, rosados, apenas un diminuto abultamiento se empieza a asomar en lo que algún día serán un par de turgentes pechos. La nena se acerca a mi escurriendo agua y con su melodiosa y dulce voz me pregunta que si ya hay comida, que tiene hambre. -no mi vida. Pero ya casi está todo. Dónde está tu hermana, no la he visto en ninguna parte de la casa.- tuve que modular mi voz para que pareciese lo más suave posible.
-mi hermana se despertó con un dolor de estomago. Pero mi papi y le está dando su medicina.- al escuchar eso una fría sensación corrió por toda mi espalda y recordé que en todo ese tiempo mi hermano no ha salido de casa. Así que dejé la carne sobre el asador y tome dirección a la casa. Al entrar me tope con un sin fin de habitaciones. Abrí muchas puertas pero en ninguna encontré a mi hermano o a su hija. Hasta que me tope con una perilla que no giraba. Mi corazón casi se me está saliendo del pecho, agudice mi oído tratando de escuchar algo y es así: un gemido opacado, un sonido casi imperceptible -papiiiiii. Que rico papi- reuniendo todas las fuerzas en mi, decidí llamar a la puerta. Todo enmudeció dentro de la habitación. Por dentro retiran el seguro de la puerta y al abrir veo qué quien abre es mi sobrina de 12 años, envuelta en una sábana de seda.
Su cabello revuelto da indicios de que algo está sucediendo dentro de esa habitación, algo prohibido pero muy sensual. Sobre la cama, mi hermano trata de cubrir vanamente su desnudez. Su cuerpo enorme luce brillante, mientras que con sus manos trata de cubrir una dura erección.
-pero qué está pasando aquí?- pregunto en un tono enérgico. Pero la desnudez de mi sobrina de 12 años me distrae por completo. Aunque una sabana de seda cubre su frente al darse media vuelta su cuerpo desnudo se revela. Contoneandose se sube a la cama y alcanza a su padrastro desnudo quien le recibe con un beso profundo en sus labios de niña. Mientras que con su mano retira la sabana que cubre parcialmente a la nena. Sus dedos acarician sus piernas subiendo e introduciendo se en ellas. Lo cual hace que la nena abra la boca dejando escapar un delicado gemido.
Mi hermano actúa como si yo no estuviera ahí. Al separarse se levanta y se dirige a mí luciendo un cuerpo perfecto formado en el gimnasio y una sonrisa de oreja a oreja. – tranquilo hermano estás niñas ya están hechas para los hombres. Y por lo que veo tu ya estás más que preparado- dirigiendo su mirada a mi entrepierna que luce una erección atrapada en mi pantalón. -crees que anoche no ví como la otra nena se restregaba entre tus piernas? Y que al levantarte tu pantalón lucía un bulto bastante visible, por suerte distraje a mi esposa para que no lo notará. Pero yo si. Así que si te doy dos opciones ve allá afuera y entretienes a la hermanita mientras yo le doy su medicina a esta o te puedes ir pero no vuelvas a buscarme- al sentenciar, mi hermano cierra la puerta de la habitación pero no coloca el seguro…
Uffff
Waoo que caliente estoy. Que sabroso.