Mi nueva pequeña esposa 5
Mi nuevos días..
Después de lo acontecido mi hermano, Bruno y yo nos hicimos… Más cercanos.
Por la mañana nos veíamos en el gimnasio, al volver a casa nuestras esposas ya nos estaban esperando. Si la mamá de las nenas no salía temprano, no se hacía nada. Pero la mayoría del tiempo su madre no estaba hasta el anochecer. Así que aprovechamos para bañarnos todos juntos. Utilizamos el baño principal que es más grande y tiene un jacuzzi en el cuál 2 adultos y dos nenas fácilmente pueden entrar.
Mientras mi hermano y yo lavamos nuestros cuerpos, nuestras esposas tallan con sus bocas nuestras vergas.
De pie mi hermano toma el rostro de su nena de 12 años y macerá su boca con su verga gorda. La nena hace su mejor esfuerzo por tragar todo pero en un punto termina tosiendo y casi ahogándose. Su cuerpo húmedo ya tiene marcas de leche del primer orgasmo de mi hermano Bruno.
-ya es hora que se alisten para irse a la escuela mis amores- Bruno les dice a las nenas y están poniendo su cara de frustración deseando no ir. Por mi parte estoy sentado en el jacuzzi mientras mi hermosa pequeña esposa, me cabalga como solo ella sabe hacerlo, sus manitas están apoyadas en mi abdomen, mientras ella sube y baja por mi verga, el masaje que estoy recibiendo me tiene al borde de la locura y del orgasmo. Mis manos toscas retuercen suavemente sus pezones haciendo que la nena de 10 años sonría con jocosa lujuria.
Decidimos los adultos terminar la sesión para que las nenas puedan terminar de preparar sé. Las erecciones dentro de nuestros pantalones dan fe de que aún la faena no termina. Mi hermano se queda en casa para acomodar. Él decidió prescindir de un servicio de personal así no estaríamos preocupados por qué alguien nos pudiese descubrir.
En el auto mi nena me acompaña en el lado del copiloto mientras yo manejo. La nena de mi hermano va atrás escuchando música y sumida en sus propios pensamientos.
Mi mano derecha está metido en el sexo de mi copiloto de 10 años, sus piernas cerradas tratan de evitar que yo entre y esto es debido a que mis dedos se mueven dentro de su vaginita, que sigue húmeda y al masajear su interior le provocó oleadas de placer. Sus manos se aferran a mi brazo y su cuerpo se entumece por completo, sus músculos se tensan al llegar al siguiente orgasmo provocado por mis dedos dentro de ella. Por fortuna no es muy fuerte como para que mi nena se moje su ropa pero si intenso como para que se convulsione sobre el asiento delantero. -ya llegamos- dice la nena tras de nosotros y acomoda su ropa y mochila para salir disparada de la parte de atrás. Mi esposa espera unos segundos para tranquilizarse mientras le doy besos en su cabellera de la misma forma en que un padre besaría a su hija pequeña. El resto del día trascurre normal.
Al salir de la escuela, es mi hermano Bruno es quién va por nuestras pequeñas esposas. Un mensaje de texto entra a mi celular que dice: LA AGUILA NO VIENE AL NIDO. LAS POLLITAS CENAN PESADO HOY. Al leer el mensaje se me eriza la piel, mi verga que no le ha bajado ni un apice la erección desde la mañana se entumece aún más dentro de mi pantalón. Me imagino todas las delicias que le haré a mi nena de 10 años, quién ha resultado ser toda una putita.
Al salir del trabajo manejo lo más rápido que puedo para llegar a la casa, al pasar por el puesto de vigilancia, mi pantalón ya va manchado de precum. Entro a la enorme casa y veo que nuestras esposas no están en la sala de estar haciendo su tarea, porque ante todo son niñas buenas que hacen sus deberes.
Busco en la habitación de mi esposa y ahí la encuentro guardando su ropa, desnuda. Sus glúteos redondos y en crecimiento resaltan del resto de su cuerpo delgado, sus piernas largas y delgadas me invitan a poseerla. Y así lo hago.
La abrazó por detrás, mis dedos se introducen en su pequeña vagina la cual con sorpresa siento que aún está húmeda. -me extrañas te mi amor?- le pregunto mientras que con mi otra mano acaricio el resto de su cuerpo y mi boca se apodera de su delgado cuello.
La nena se estremece, siento su cuerpecito convulsionar. Y un diminuto quejido sale de su boca como una afirmación. -dónde está tu hermana?- porque donde está ella está mi hermano muy probablemente teniendo sexo desenfrenado y es que ellos dos se entregan al placer por completo. Con su dulce voz entrecortada me indica que están en una de las habitaciones. Así que tomo a mi esposa entre mis brazos y voy para con ellos. Unos sonidos característicos me indican el lugar en el que están. Al abrir la puerta me encuentro con mi hermano sobre su nena de 12 años, completamente abierta de piernas mientras el arremete con todo el peso de su cuerpo. El sudor me indica que ya llevan tiempo haciéndolo, mientras que la humedad sobre la cama es signo de que la nena ya lleva algunos orgasmos.
Al verlos mi nena de 10 y yo sonreímos con picardia, mis dedos se mueven dentro de ella y le beso la boca -vamos a alcanzarlos- le digo y la depósito sobre la misma cama en qué están copulando su hermana y padrastro.
Para esto mi ropa ya hace tirada en el pasillo de la casa. La cama es de tamaño matrimonial. Así que dos nenas bien tendrían espacio para retozar, pero al estar acompañadas de dos adultos de complexión gruesa, aquello está full.
Abro las piernas de mi pequeña esposa y expongo su pequeño y delicado sexo lo contempló unos segundos y luego lo devoró con frenesí. Mi nena me toma del cabello con ambas manos empujando mi cabeza, aquello me enciende. Con mis dedos introducidos en su pequeña cavidad le declaro todo mi amor, el amor más puro y sincero que un adulto puede tener a su pequeña zorra de 10 años.
Mi hermano ahora está de rodillas, frente a él está su esposa de 12 años a cuatro patas, como la perrita que es. Recibiendo todo el amor que tiene su padrastro por ella. La nena está extasiada mientras mi hermano le revuelve el interior con su grueso pene. Aquello me pone muy cachondo. Sin mediar palabras, me levanto y con ayuda de mi mano tomo mi miembro y lo empiezo a tallar en el pubis de mi pequeña esposa, su cara es roja, sus mejillas encendidas y su boca abierta me indican que ya está más que lista.
Empujó solo un poco mi cadera y de una mi glande del tamaño de un nabo se va abriendo camino por un hinchado y diminuto estrecho húmedo. Mi esposa arquea su espalda, levantando su abdomen, sus piernas se mueven con frenesí y sus manos se abren y se cierran rápidamente. Sus ojos están completamente cerrados. No llevo ni una tercera parte de mi miembro dentro de ella cuando siento los espasmos de un orgasmo. Uffffff divino.
Un alarido fuerte me saca de mi placer mental, volteo a ver a mi hermano quien parece una estatua brillante. Su cuerpo sólido, marcando buena cantidad de músculos. Está como espasmado, sus manos aferradas a una diminuta cintura de una nena que también parece congelada. Ambos entregados a un orgasmo simultáneo, en el segundo siguiente mi hermano vuelve a respirar, llenando sus pulmones de vida. Abre sus ojos grandes y vuelve a dar unas últimas estocadas, antes de sacar su miembro mojado y con restos de leche cubriendo su glande del color de una cereza madura.
Mi miembro está un poco más allá de la mitad de su longitud. Arropado por una estrechar e hinchada vagina infantil. Sentido una presión alrededor de mi verga. Mi esposa está tratando con todas sus fuerzas de recibirme por completo, pero también su cuerpecito rechaza mi miembro. Y no es para nada. En la mañana despachamos a las nenas a la escuela bien servidas, no tuvieron mucho tiempo para recuperarse.
Mi boca se apodera de un par de incipientes pezones los cuales devoro con lujuria. Mi esposa está convulsionando se una vez más. Al lado de su hermana que está recuperando el aliento y las fuerzas.
Un chorro de meos y precum femenino moja mi pubis. Aquello es la gloria para mi, así que saco de una mi miembro y se escucha un característico PLOP , cuando mi miembro abandona su cálido coño. Me arrodilló y me acerco hasta la cara de mi esposa y sacudiendo mi miembro unos segundos arrojó desde mi uretra mi placentero orgasmo. Esté va directo a depositarse a la boca y mejilla de mi esposa, quien se talla su entrepierna a la vez que sus piernas temblorosas se sacuden después de otro orgasmo.
Ambas nenas se quedan en la cama recuperando el aliento. Mientras mi hermano me entrega mi ropa para volver nos a vestir. –su mamá ya me habló hace rato, viene por ropa para salir de viaje y no regresa hasta dentro de una semana– al terminar la frase una sonrisa se dibuja en mi rostro y en el de mi hermano mientras vemos cómo nuestras pequeñas esposas se levantan débilmente de la cama con el cabello alborotado y húmedo.
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