Mi Semana Con Inma (Parte 1)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Todo lo que yo quería en este mundo era estar cada mañana bajo el brillante velo de tu mirada. Se llamaba Inma, y fue objeto del más puro amor que jamás he sentido por ninguna otra mujer, y tanto amor que sentía yo por ella, me correspondía su indiferencia.
Ella tenía 25 y yo 22, era rubia, su pelo no muy largo, sus ojos negros y sus labios rojos como la sangre. Para ella no era más que un niñato insolente que quería meterme en sus bragas. Durante años solo quise su amor.
Pero después de tanto daño, tanta humillación de ser rechazado por ella una y otra vez, perdí la conciencia de mi mismo. Como un zombi, algo que no tiene por que vivir, fui pereciendo en mi cama día tras día. Dueña de mis pensamientos, ladrona de mi felicidad, jure que ese amor iba a acabar. Tanto amor como sentía por ella, seria transformado en ira. Lo años de sufrimientos que padecí por su culpa, con creces los iba a pagar con su cuerpo. Solo la castigue por no poder amarla.
Una de las veces, que colgado del árbol que había cerca de su casa, que aprovechaba para mirarla a su dormitorio y fotografiarla,vi como su madre estando sola en casa, abrió la puerta a un hombre, y mantuvieron relaciones en la cama que compartía con su esposo. Y fueron esas fotos el reclamo para tratar con Inma. Una de las noches que volvía a su casa, después de salir con sus amigas, la espere en el portal de su casa. Se asusto al verme, pero al reconocerme se acerco con vacilación y me dijo
-¡Eres un acosador, vete a tu puñetera casa y no vulvas a la mía!
-Tengo que enseñarte algo.
Le enseñe la foto de su madre con el pecho al descubierto, mientras el que parecía ser un amigo de su familia le comía los pechos.
-¿Qué coño haces tu con esto? –dijo entre lagrimas.
Rompió la foto y se guardo los restos en el bolsillo.
-Da igual que la rompas cariño, tengo muchas más. Pero te las daré todas si las quieres.
-Dámelas ahora, no se puede enterar mi padre.
-Te las dale con mucho gusto, cuando me las pagues.
-Que cabrón eres… Tengo 2000e metidos en el banco, mañana te lo daré todo.
-No quiero dinero. Quiero que seas mía durante una semana. Harás lo que te diga y no te negaras a nada.
-¡Vete a la mierda!
-Muy bien, déjame pasar, que voy a enseñarles esto a tus padres.
Me agarra de la mano antes de que llegue al timbre.
-Vale, quedamos en tu casa y me follas. Luego me das las fotos.
-De eso nada, una semana, y todo lo que te diga.
Se quedo callado durante un minuto, y entre lágrimas me dijo:
-A partir de mañana un mes, cerdo.
-A partir de hoy cariño… Chúpamela aquí mismo.
-Ni hablar, aquí no.
-O todo lo que te diga o se rompe el acuerdo.
Me miro con todo el odio que podía sentir y sin rechistar nada mas, se agacho. Note como sus pequeños deditos desabrochaban mi pantalón, y buscaban mi sexo, mi corazón parecía escapar de mi pecho. Sentí su aliento en mi pene, y seguidamente sus calientes labios lo sellaron y comenzaron a moverse arriba y abajo. Se notaba que carecía de bastante práctica, lo que hizo que me excitara aun más. Le agarre el pelo, y comencé a mover su cabeza a un ritmo mas violento.
Su saliva caía de mi pene y de su barbilla. Eyacule en su boca y comenzaron a darle arcadas. Hacia varios esfuerzos por no hacer ruido, que incluso se trago el vomito con mi esperma. Con los ojos enrojecidos, y la boca llena de saliva y esperma me dijo que me fuera. A lo que le respondí:
-Dame tus bragas antes de irte.
Se levanto un poco la minifalda y mientras se las bajaba, puse apreciar una preciosa vagina cubierta de algo de bello. Me las puse en la cara, y ella puso cara de asco y odio, cosa que ahora disfrutaba mas que verla enamorada de mí.
-Mañana ven a mi casa a las 4 en punto. –Le dije.
-Vale. Vete.
-Depílate esa mata de pelo que te cuelga de las piernas y ven arreglada.
Saco las llaves de su bolso y entro en su casa. Al llegar a mi casa, me masturbe oliendo el dulce aroma de su ropa interior, y dormí como no lo había hecho en mucho tiempo.
Segundo día.
Llamaron a la puerta de mi piso. Fui a abrir la puerta con solo unos pantalones vaqueros puestos. Tenía la esperanza de excitarla, cosa que sabía que era difícil.
Al abrirle la puerta, se metió rápidamente y cerro tras de si. Vestía con una falda negra que le llegaba por las rodillas, con medias oscuras y zapatos planos y una blusa morada, que no dejaba nada a la imaginación.
-No quiero que me vean contigo. Me das asco.
-Hola cariño, ¿no me das un beso?
Me beso con los labios cerrados, y apenas rozándome. La cogí por la cintura, la puse contra la puerta, y metí mi lengua en su boca hasta el fondo. El sabor de su boca me provoco una erección que notaba como oprimía contra su vientre.
-Enséñame las fotos, o no continuo con esto.
La lleve hasta un armario y saque algunas fotos. Mientras las miraba, se le empañaron los ojos de lágrimas. Se las quite y las volví a guardar.
-Quieres mucho a tu madre eh.
-¿Es que tu no quieres a la tuya?
-Claro, por eso se que harás todo lo que te diga. Siéntate en mi cama.
Le quite los zapatos, y comencé un suave masaje de pies. Ella no parecía disfrutar.
-¿No te gusta que te toquen los pies?
-No.
-¿Te da vergüenza?
-Puede…
Le quite las medias, y lamí uno de sus pies. Ella quito el pie de inmediato.
-¿Olvidaste el trato?
Volví a llevarme su pequeño pie a la boca, lo lamí, e incluso chupe sus deditos. Olía bastante bien, recién salida de la ducha. Mire a su cara y la tenia completamente sonrojada. Luego desabroche mi pantalón y saque mi pene, puse sus pies sobre el, y empecé a masturbarme.
-¿No te gusta Inma?
-Es asqueroso.
-Mastúrbame bien…
Pasado un rato, me puse en pie, le cogì por los tobillos, y la puse boca arriba en la cama, completamente abierta de piernas. Comencé a hablarle manteniéndola en esa postura.
-¿Te han follado muchos cariño?
-Solo uno.
-¿Cuántas veces?
-Una vez…
-¿Por qué no lo has hecho mas veces?
-No me gusta hacerlo.
-¿Prefieres masturbarte?
-Si… – Su cara se puso tan roja como sus labios de sangre.
-Muy bien. –Le solté las piernas y le quite la falta y las bragas. Y me senté en una silla que había junto a la cama.
-Mastúrbate.
-¡¿Como?!
-Quiero que cierres los ojos, y que te masturbes y no pares hasta que te corras.
Deslizo su mano entre su entrepierna recién rasurada, y comenzó a flotarse suavemente. Durante unos minutos, ese fue el único movimiento que hizo. Le advertí que no se iría hasta que acabara, y tras un momento, empezó a reaccionar. Comenzó a mover sus piernas, y ocasionalmente, una mano acariciaba fugazmente uno de sus pechos. Poco a poco comenzaba a entrar en calor, y se empezaban a oír sus primeros jadeos. Le temblaban las piernas, y unos suaves espasmos recorrieron su cuerpo. Se incorporo en la cama, abrió los ojos y me dijo:
-Ya esta.
-Vuelve a tumbarte.
Me acerque a ella, le separe las piernas y me eche sobre la cama. Olía bastante a fluidos corporales, y había dejado unas pequeñas gotas sobre las sabaras. Puse los labios sobre su vagina, y un acto reflejo de ella, se aparto de mis labios. Pero pronto comprendió que debía aguantarse quieta. Recorrí todo su sexo con mi lengua, luego la abrí bien, y lamí a fondo. Jugué con la punta de mi lengua en su clítoris, luego me chupe un dedo y lo introduje suavemente por su vagina. Abrió bastante la boca, y se agarro a las sabanas de mi cama, mientras le metía y sacaba el dedo, le chupe suavemente el clítoris, hasta que no pudo aguantarlo lo mas, y un segundo orgasmo tubo lugar en mi boca.
-Al final, hasta estas disfrutando.
-Deja que me vaya ya…
-Quítate la blusa y el sujetador. Quiero verte completamente desnuda.
Hizo caso inmediato, y se desnudo por completo. Sus senos eran tan redondos y perfectos. Una fina capa de sudor los hacia brillar y no pudo contener el impulso de abalanzarme sobre ella y meter en mi boca tan delicados pezones. Los lamí y chupe durante rato. La abrí de piernas, y la agarre sus muñecas por encima de su cabeza. Le introduje mi pene de un golpe y se lo hice con fuerza y lo más rápido que podía. Sus gemidos me volvía más loco aun, y con mas fuerza se la metía, hasta que no aguante mas, saque mi pene y un chorro de esperma cayo sobre ella.
-¿Te ha gustado? –Dije entre jadeos.
-Eres una bestia…
Ella se levanto, cogio su ropa y fue al servicio a lavarse. Yo me quede exhausto en la cama. Cuando volvió, ya estaba vestida y parecía estar mas nerviosa que cuando llego.
Desde la puerta del salón me dijo:
-Y ¿Ahora que?
-Vuelve mañana.
-¡¿No has tenido suficiente?!
Suspiro con resignación y miro fijamente la puerta durante un momento. Se volvió y me dijo:
-¿A qué hora?
-Vente sobre las 9 de la tarde. Quiero que vengas en chándal, que vengas andando desde tu casa y que no te duches.
-Serás guarro. ¿Para qué quieres que venga asi? Me niego, es asqueroso.
-Lo harás Inma, recuerda lo que pasa si no lo haces. Lo harás…
-Joder…
Salio dando un portazo e indignada por mi proposición. Yo me quede dormido desnudo sobre la cama, esperando con ahínco el Día siguiente….
Autor: Anonimo
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!