Mi Semana Con Inma (Parte 2)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Nazaniel_.
Pero no podía echarme atrás. Tenia que seguir. Solo tenia una semana para corresponderle con todo el sufrimiento que ella mi hizo pasar en tres años. Pronto llegaría. Lo haría empapada en sudor, sucia…. Realmente no es que me gustase, solo quería que pasara toda la vergüenza posible.
Tocan a la puerta. Me pongo una bata y salgo a abrir a puerta. Ahí estaba con un chándal gris y unas zapatillas blancas. Le caían gotas de sudor por la frente y su respiración era algo agitada.
-Pasa…
-Te pido que desistas de continuar con esto. Es humillante.
-Acabara el próximo sábado cariño.
-Por lo menos deja que me duche.
-Ven al dormitorio…
Me siguió de la misma forma que lo hace un niño cuando es pillado por su profesor al cometer cualquier tipo de travesura. Entramos dentro y ella se quedo parada en la puerta mirando al suelo.
-Siéntate en la cama Inma.
Ella obedeció y se sentó allí. Seguía con la cabeza bajada y sin decir nada.
-¿Te ha cansado el viaje?
-Un poco.
-Se te ve cansada, ¿Quieres tomarte algo?
-No. No puedo estar mucho rato, tengo cosas que hacer.
-Bueno, te iras cuando te diga que te puedes ir ¿No crees?
Por un momento levanto su mirada del suelo, y la volvía a bajar.
-Claro….
-Háblame de ese chico que te desvirgo. ¿Te gustaba?
-Era obvio que me gustaba. Sino no me hubiese acostado con el.
-¿Disfrutaste en la cama?
-No mucho.
-¿Por qué?
-Duro poco, ni siquiera llegue al orgasmo.
-Vaya… entonces conmigo te lo pasantes mejor ¿no?
Ella no dijo nada. Se quedo callada en la misma postura, sin mover un dedo. Me acerque a ella, me puse de rodilla, y sostuve su pie. Ella lo volvió a retirar como hizo la primera vez.
-No por favor. Me da mucha vergüenza. Es asqueroso. –Me dijo.
-Durante una semana eres mía. No pierdas más el tiempo intentando convencerme de que no te haga lo que te pido. Te podía tratar muchísimo peor. Por lo menos hago que disfrutes de esto… Aun que no lo reconozcas.
-No disfruto nada. Me das asco.
-Bueno, creo que tú ahora también lo darás. –Le dije con una malévola sonrisa.
Le quite las zapatillas, y pude notar unos pies calientes tras los suaves calcetines que llevaba. Me los puse en la cara, y un fuerte olor a pies penetro por mi nariz, casi lo saboreaba. Pero mirar su cara tan sonrojada, hizo que aquello me excitara, cosa que creía que seria imposible, y una erección, estallo bajo mi bata. Le quite los calcetines y empecé a lamer sus pies, estaban tan sudados que casi lo bebía. Ella desviaba su vista por la ventana, le cogi la barbilla con delicadeza para que viera como los lamía.
-Eres asqueroso… No se como puedes disfrutar así.
-Tu también eres asqueroso, mira que mal hueles y que sucia estas.
Mentira…. Sabía extrañamente deliciosa. Mi corazón me gritaba con fuerza que quería irse con ella….
Me quite la bata, estaba completamente desnudo. Ella intentaba no mirarme el pene. La tumbe en la cama, y me puse encima de ella. Me restregaba para que notara mi piel desnuda sobre su cuerpo. La bese, ella no correspondía a mis besos, y yo cada vez los hacia mas obscenos. Lamí su cuello, estaba empapado en sudor, y pude notar su pulso, cada vez mas acelerado. Le quite la sudadera, y la camiseta, le baje un poco los tirantes y lamí sus hombros. Luego se lo desabroche, y bajo con mi lengua entre sus senos. Lamí su barriga y jugué con mi lengua en su ombligo. Luego le levante los brazos, y lamí la palma de sus manos, cuando llegue a su axila, ella intento apartarse, pero la agarre con fuerza. Tenia la cara comprimida por el esfuerzo de apartarse y por no aguantar la vergüenza de lo que le hacia. Le baje las bragas junto con los pantalones, y notaba que sus muslos radiaban puro calor. Olía bastante a su sexo y su sudor. Le di la vuelta, y recorrí su espalda con mi lengua, bajando por la columna vertebral con la punta de la lengua hasta adentrarme entre sus nalgas. Nuevamente intento apartarse, le separe las nalgas y lamí la gran cantidad de sudor que había entre sus nalgas. No me atreví a lamer su ano… por ahora.
-Ponte a cuatro patas.
-No me hagas nada en el culo por favor… eso no lo aguantaría.
-Haz lo que te digo cariño.
Con vacilación obedeció, y puso su culito en pompa. Notaba como la espalda le subía y bajaba debido a la fuerte respiración que tenia en ese momento. Realmente no quería que le hiciera nada en el ano. Metí mi cara entre sus piernas, y di un lametón a su vagina, su sabor era tan intenso que me dejo perplejo unos segundos. Reanude la marcha y empecé a lamérselo suavemente. Y luego a chuparlo de forma exagerada. Cerraba los deditos de sus pies e incluso apretaba momentáneamente su vagina contra mi boca. No pare hasta contar lo que creo que fueron dos orgasmos. Me tumbe a su lado boca arriba, y pare a descansar. Ella se desplomo en la cama como un árbol al que han talado.
-Súbete encima de mí, y restriégate. Haz que me incite…
-Tardo un momento en hacerlo, intentando recuperar el aliento. Puso una pierna a cada lado de mi cuerpo, y empezó a flotarse. Era delicioso notar su piel suave y sudada resbalando por la mía. Al cabo de un rato, empezó a flotar su vientre con fuerza contra mi pene. Me di cuenta de lo que intentaba, que era que eyaculara y no intentara fornicarla.
-Ya basta… ¡Te he dicho que ya basta cariño!
-Yo hacia lo que me has dicho.
-Ya lo se, y lo hacías muy bien. Por eso para cuando te lo diga. ¿Como te gustaría que te follara hoy?
-Me da igual.
-¿A si? Pues abre las nalgas que te folle el culo.
-No, eso no…
-Pues decide la postura tu, y nada de misionero ni cosas demasiado simples.
-¡Yo que se! No me apetece nada que te acuestes conmigo otra vez. ¿Cómo quieres que piense en una postura que me gustaría?
-O lo haces, o la elijo yo, y ya sabes como será.
Se volvió a quedar mirando al suelo un momento sin decir nada.
-Vale. –Dijo. – Túmbate boca arriba y ya hago yo lo demás.
-Me tumbe en la cama como me dijo, ella se subió encima, se dio la vuelta, y se sentó de espalda encima de mi pene, lo agarro, y se lo introdujo suavemente. Luego se echo atrás, apoyándose con sus brazos y empezó a moverse rápidamente. No podía creer que fuese ella quien había elegido esa postura, no había tenido sexo igual en mi vida. Cuando estuve a punto de eyacular, la levante y la tumbe sobre la cama. Puse mis piernas a cada lado de su cabeza y eyacule dentro de su boca, ella empezó a escupirlo, pero le metí el pene mas o menos por la mitad.
-¿Quieres limpiármela?
-¡No!
-Que solo quede tu saliva.
Ella empezó a lamerla, pero las arcadas eran constantes y le costaba, le advertí que la tenia que dejar limpia antes de irse, y comenzó a mamármela. Cuando la dejo limpia, me levante de encima de ella. Fue a coger su ropa, pero cogi sus calcetines y sus bragas antes de que lo hiciera ella.
-Esto me lo quedo yo.
-Devuélvemelo.
Lo metí en el cajón de la mesita de noche y me volví a tumbar en la cama. Ella se vistió bastante disgustada y se fue hacia la puerta. Se volvió y me dijo:
-¿Mañana a que hora?
-A esta también.
-¿Duchada?
-Me da igual, mañana cuando vengas tu duchare yo.
Salio dando un portazo y yo me quede planeando la mañana siguiente.
Cuarto Día.
Vi como cruzaba la calle para entrar en mi bloque, me dirigí a la puerta y la deje entreabierta. Después fui al baño y abrí el grifo de la bañera, cuando empezó a salir el agua caliente, puse el tapón y mientras miraba como se llenaba, imagina su cuerpo desnudo ahí mismo. Era un pensamiento bello, pero recordar para lo que entraría hizo romper la dulzura.
Oí como cerraba la puerta de la entrada, y se dirigía al dormitorio, tras unos pasos perdidos, llego al cuarto de baño.
-Quítate la ropa y métete aquí.
Lo hizo de inmediato y se metió en la bañera. Cogi una esponja, y comencé a mojarle la espalda. Luego sus pechos, sus brazos, su sexo… Cogi mas jabón y metí la mano entre sus nalgas, empecé a limpiarle a fondo el ano. Ella se quejaba.
-No me gusta que me des ahí.
-Estas sucia cariño, y te quiero bien limpita.
Al terminar, le dije que saliera, y la seque con la toalla, luego la lleve hasta la cama y le dije que se tumbara.
-¿Recuerdas el trato?
-Si…
-Pues no quiero ni una queja.
La tumbe de lado, subí una de sus piernas, y me puse entre ellas. Le acaricie los muslos, y deslice mis dedos hasta su vagina, luego los lleve hasta su ano, y empecé a acariciarlo. Ella estaba completamente molesta. Apreté la yema de mi dedo para que notara la presión.
-¡No! ¡Déjalo!, sabes que no me gusta.
-Inma, no quiero volver a oírte decir una queja. ¡Cállate y déjame tocarte el culo en paz!
Puse mi cara contra sus nalgas y lamí su ano, luego lo chupe con fuerza. Ella no paraba de quejarse y moverse. Agarre con fuerza sus nalgas, y profundice con mi lengua sobre su ano.
-¡AHHH! Para… ¡Para ya!
Me incorpore un poco, he introduje progresivamente mi dedo índice por su esfínter. Ver su cara de contracción hizo que casi eyaculara de verla. Luego empecé a sacarlo y meterlo.
-¿Te gusta?
-No… me duele.
-Pronto pasara el dolor, pero te tendrás que relajar para ello…. Espera, deja que lubrique el dedo.
Le saque el dedo y lo lleve hasta su boca.
-Lame.
Con asco, empezó a lamerme el dedo. Cuando considere que estaba bastante bien mojado, volví a metérselo. Luego la puse boca arriba, con un cojín encima de sus nalgas. Me subí encima, e introduje mi grande por completo en su ano. Un leve grito afloro de su garganta. Y lenta, pero continua, fue la introducción de mi pene por aquella estreches, ardiente, y deliciosamente inmoral cavidad que era su ano.
-¿Te gusta que te folle el culito Inma?
-¡Ahhhh!
-No voy a parar hasta correrme dentro…
Y así fue, al sacar mi pene, abrí su ano para contemplar como emergía mi semen de su culito.
-Ha sido excitante. Lo repetiremos.
-No me lo hagas más por favor. –Dijo entre lágrimas.
-Pero a mi me ha gustado, y ya que te tengo durante una semana. Aprovechare para pasarlo lo mejor posible contigo.
-Cabrón…
-Eres un encanto cariño.
Fui al cuarto de baño a lavarme y cuando volví todavía seguía tumbada en la cama. Me tumbe a su lado, y puse mi brazo sobre ella, luego empecé a acariciar su espalda, cuello y brazos. Y cuando pareció recuperase se levanto, y se dirigió al servicio. Al rato salio vestida, y se sentó en la silla que había junto a mi cama. Con la cabeza agachada y las manos junto a las piernas me dijo:
-¿Por que me haces esto?
-No se…
-Confórmate ya con esto, dame las fotos y déjame en paz, por favor.
-¿Sabes?, mi sufrimiento por ti fue mas duradero y retorcido que el tuyo ahora.
-¿Pero qué hablas?
-Sabes muy bien, que yo te quería y tú te burlabas de mí, me despreciabas…
-Eso no es cierto. Simplemente no me gustabas…
-Ya… lo que tu digas.
-Déjame por favor.
-No. No hasta el sábado. Te lo prometo.
Se callo durante un minuto. Y levantando la mirada me dijo:
-¿Me quieres aun?
-No lo sé Inma.
-Yo creo que no, no me harías esto si me quisieras.
Me levante, y me senté de rodillas enfrente de ella. La bese en los labios, como tan dulcemente imagine que lo haría durante años. Ella no me correspondió con el suyo. Se levanto y fue a la puerta. Yo me quede clavado de rodillas en el suelo.
-¿A la misma hora?
-Si…
-¿Algo más?
-No….
Se fue, se fue pasivamente, y yo me quede abrazado a la silla donde minutos antes ella había estado sentada. Que duro era aquel amor. Tan extraño. Fatigante. Pero cuando la tenia allí, me hacia sentir tan vivo….
Autor: Nazaniel_
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