Mi vida golfa
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por anon1mo77.
La ruptura con Laura fue dura, para todos seguro que esperada, salvo el interesado: Yo. Todo venia por aquel relato tan fuerte y duro pero que lejos de retorcer mis entrañas me había excitado tanto que no podía dejar de sentir una agitación tan extrema. Pero… no podía entender como podría ella haber publicado aquel relatado con aquella historia de sometimiento y humillación sin haber dado señales de ser ella asi. No lo sé. Pero me excito si. Aquella forma tan brusca de tomar una mujer sin apenas pestañear, practicar más que sexo duro. Follarsela sin mas, como si fuera un trapo, como si ella solo fuera un trozo de carne sin sentimientos. Aquello superaba lo menos aceptable a mi forma de ser… Ya le preguntare… el porqué de su relato. Sin embargo cuanto mas lo leía mas me excitaba, lo releía y unas ansias de volverme a masturbar me llenaba todo el cuerpo. Ahora, solo de pensarlo me empalmo. Pero, no hubo pregunta.
Laura era mi amante, mi amante virtual. Mi primera amante virtual, y como todo lo primero siempre deja más huella. Durante la semana nuestras conversaciones siempre eran calientes, muy calientes, y gracias a quien me fui metiendo en los relatos eróticos. Fueron pocos meses pero muy intensos, casi que habria parecido toda una vida con ella, pero aquel lunes todo iba tornar. Lunes mañana y antes de hacer mi pregunta tenia un correo. Un correo de despedida, que no la buscara mas, no estaba enfadada, ni habia tenido una mala actitud, eran otros motivos, bla bla bla blablablá…. Su perfil ya no existía, ni rastro de todos sus relatos… pero y despues de un tiempo hablando con amigos comunes alguien me supo dar respuestas. Resumiendo, se habia entregado a servir como sumisa. Que queréis que os diga, ¿llorar? los hombres no lloran. ¿Suplicar? los blandos no suplican. Pero llore. Suplique.
Hoy sabiendo lo que se no cometería ese error porque se que una vez tomada la decision ni siendo el Dominante mas apuesto tendria posibilidad del beneficio de la duda. Aprendi rapido, eso es lo que he hecho en toda mi vida: aprender y hacerlo con rapidez. Entre foros páginas y experimentos (tan intensos como caliente) fui recabando cuanto necesitaba todo a la vez que me sentia mas que fascinado por un mundo al que lo que mas me gustaba era lo estructurado y protocolario. Ese respeto que hoy esta perdido y se haya mas que visible y latente en un mundo que ha ganado adeptos con los años. Que me lio.
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Pinzas… asi todo comenzo. Cuando vi la primera mujer con pinzas senti un cosquilleo y un deseo incontrolable de tocarme, tan empalmada como dura, palpitante con unos impulsos de masturbarme… asi me recordaba a la primera mujer que vi con pinzas en sus pezones.
Era Domingo. Y los juegos como siempre son los Domingo por la tarde. Verano. Calor. Los dos en cama viendo la tv, y un flash me cambio la apática siesta. Estaba desnuda. Con sus prominentes tetas al aire solo con sus bragas, solo fue cuestión de pestañear para abalanzarme sobre su abdomen y meterle mano. La queria mojada. Caliente. Cachonda. Excitada, lujuriosa, antojosa, ardiente… pero sobre todo: receptiva.
Una vez que mis dedos resbalaban con facilidad entre su raja tenia mas que claro que sus pezones estarian duros, pero queria mas. Queria probar las pinzas con ella. Me incorpore y empece a mamar sus pezones. Los pezones mas duros no podían estar. Aquello me calentó tanto que no pude evitar succionar con mas fuerza. Un quejido de dolor exhalo. Eso me calentó mucho mas. Alterado. Agitado. Frenético. Queria mas… Necesitaba mas. Su estado de excitacion era mas que deducible: mojada con sus pezones empitonados junto a su respiración agitada y acelerada… vamos Fogosa es decir poco, hoy diría sin duda: Perra.
Aquel estado siempre se traduce en unas ansias de practicarme sexo oral como desesperada. Pero su plan iba ser diferente. Me levante para su extrañeza y al cabo de unos minutos volvi para su sorpresa con algo inesperado: dos pinzas de madera. (El tremendo dolor que padecio al acabar aun me pone erecto el miembro. No se el tiempo que pasaria acariciandoselos para aliviar el tormento que debio padecer, pero a cambio un terrible gusto impregne que en muchas de nuestras prácticas sexuales se han vuelto habituales el uso de pinzas).
Las vio y no sabía que iba hacer y con pocas palabras deje que volviera a chupar mi polla esperando al momento que se coloco en la postura de costumbre y puse la primera pinza en su teta. Indescriptible. Chupo y mamo con frenesí para soltar mi pene de su boca acelerada por esa extraña sensación que a la vez le producia placer me miro y pregunto si me gustaba, solo dije que queria practicar algo diferente.
Sentia miedo de su rechazo, pero no. Accedio, y coloque la segunda, como un motor diésel al que le mezclas gasolina así de alterada y agitada se puso y mientras su boca deleitaba mi polla sus manos tocaban sus tetas, imaginaba que del éxtasis por su primera vez, del dolor que debía sentir (y sintió) todo a la vez que empece practicar sexo oral. Labios carnosos. Humedos. Mojados. Succiones y con los roces de la lengua pronto su clítoris dio señales de vida.
Estaba entregada al placer a la lujuria tanto que fue de esas pocas veces que acabo corriéndose muy prematuro pero aquellas pinzas parecian provocarle mas ganas pocas veces sacaba brillo a mi polla como esta vez. apretaba con las manos que retiraba la piel dejando el capullo tan a la vista que aquellas sacudidas acabaron por convertirse en un rapido orgasmo deleitandose con toda la Leche que derramaba a la vez que se hacia con ella en la boca. Tanta lujuria y frenesi acabo en un siesta.
Estaba agotada y mientras adormecía tuve un pensamiento para Laura, como habría sentido ella su primera vez.
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