Mundos paralelos IV: La mujer de papá
Por petición de algunos, ahondaremos más en esta historia de Ana y su papá, cómo se dio y como fue creciendo esa relación incestuosa y muy morbosa..
Regresamos 26 años en el tiempo. Francisco, el papá de Ana, un hombre de 46 años, vivía una vida insatisfecha sexualmente hablando, ya que su esposa con 45 años, ya con 3 hijos, entrando en la menopausia y con creencias religiosas que con los años se iban acentuando más, era cada vez peor compañera sexual de su esposo. Si bien nunca fue fogosa, ni tampoco aceptaba más que solo sexo tradicional, nada de posiciones diferentes al misionero, nada de sexo oral, etc etc, ahora era menos receptiva todavía poniendo siempre excusas para no coger. Francisco primero fue a buscar eso fuera de casa, tuvo una amante en su despacho, su secretaria, pero lo cachó su cuñada (la hermana se su esposa) y le dijo que si lo volvía a cachar en esas cosas le diría todo a su hermana y le quitarían todo, además que su secretaria cada vez estaba menos disponible porque se acababa de casar. Así que había vuelto a esa insatisfacción.
Pero poco a poco empezó a voltear a ver a su princesa, que ya a sus 17 años era toda una señorita, se notaba que no tendría tetas, pero si unas nalguitas ricas y bien paradas, y como practicaba voleibol en la escuela, también tenía unas piernas muy lindas, que se veían muy bien en sus licras que usaba para jugar. Varias veces se masturbó pensando en ella, incluso se cogía a su esposa pensando en su hija. Incluso la había tocado en algunas ocasiones de manera disimulada, y ella nunca rechazó por lo que pensó que no habría problema si iba más allá.
Ana por su lado había sido la hija consentida de papá, normalmente era linda con él, le daba besos y abrazos, y siempre sintió que merecía lo mejor, así que un día, cansada de ir en el transporte de la escuela, fue a pedirle a papá que le diera un carro, él lo pensó y ella argumentó y suplicó y después de un buen rato estar comentando sus razones, papá le dijo:
F. Ok hija, te voy a dar el carro, pero debes saber que todo en esta vida cuesta, te lo vas a tener que ganar. – le dijo Francisco a su hija.
A. Pero voy bien en la escuela y ayudo en la casa a mi mamá – respondió Ana juguetando
F. Eso es por la casa, comida y sustento, un carro es mucho más – le respondió
A. Entonces quieres que trabaje? – dijo ella haciéndose un poco la sufrida
F. No mi amor, no es necesario, yo te diré como te lo vas a ganar, estás de acuerdo?
Y Ana le dio un fuerte abrazo colgándose de su cuello para cerrar el trato, su papá la abrazó, la cargó y le dio un beso entre la mejilla y la boca. La soltó y ella se fue muy contenta. Ese día estuvieron practicando un rato en la colonia, la llevó a ponerle gasolina al carro y estuvieron todo el día juntos, le estuvo dando tips para un mejor uso, tips de manejor, etc., pero en cada oportunidad le agarraba una pierna, o a abrazaba para atraerla así él, ella no decía nada, parecía no importarle. Al terminar el día Ana le dijo que había sido el mejor día de su vida, lo abrazó, le iba a dar un beso, pero el se movió y se terminaron dando el beso en la boca, ambos rieron y se fueron a sus recamaras. Él entendió que la nena estaba lista, presentía que no habría problema si iba más allá con ella, su mamá siempre le había infundido el valor de la obediencia y un poco la sumisión.
Ese día en la noche estaba sumamente excitado, estar todo el día con su princesa, sentirla tan cerca, tocarla, y ese beso. Su esposa como siempre se durmió y no dio señales de querer coger, primero pensó en despertarla para saciar sus ganas, pero no, él quería algo diferente, y después de pensarlo mucho, de darle vueltas, de auto justificarse diciendo que ella le había lanzado indirectas, tomo la decisión, se levantó de la cama, tenía una gran erección que no podía con ella, fue a uno de sus cajones donde tenía un condón, fue al baño y se lo puso, no había tiempo que perder, y tampoco quería arriesgarse a embarazar a su hija, sería una gran catástrofe. Fue directo a su habitación, entró sigilosamente y fue a su cama, pensó no hacerlo y regresar, pero no, ya estaba ahí, no iba a renunciar a probar esa piel suave y juvenil. La destapó lentamente sin despertarla, la empezó a acariciar por encima de la pijama, ella seguía dormida, pensó en que tendría el sueño igual de pesado que la mamá, y sí, estuvo tocándola, y le metió la mano debajo de la ropa y sintió su panochita ya muy peluda. La estuvo acariciando hasta que ya no pudo tener más cuidado, se bajó la pijama y se empezó a masturbar, y le bajó a ella la suya con todo y calzón y le abrió las pineras para acariciar su rajita. Ahí fue donde despertó, primero lentamente pero luego se exaltó y estuvo a punto de gritar pero le tapó la boca, se acercó para hablarle al oído y le dijo que esa sería la forma de pagarle el carro, ella movió negativamente la cabeza y los ojos se le empezaron a llenar de lágrimas, pensó en irse y olvidar todo, pero ya no había vuelta atrás, si se iba así nada más, Ana podría decirle algo a su mamá. Así que le dijo que si no quería estaba bien, pero le iba a quitar el carro, en cambio si aceptaba lo tendría y todo lo que ella quisiera. La cabeza de Ana daba vueltas, qué hacer? Ya había hablado con sus amigas sobre sexo y decían unas que era muy rico, otras que no era la gran cosa, pensó en que no podría ser tan malo, además su papá no podría hacerle daño. Después de meditarlo unos segundos, que a Francisco le parecieron horas, ella asintió y se recostó. El sintió una gran excitación, no podía creerlo, enseguida le terminó de quitar todo lo de debajo, le abrió las piernas, se lleno la mano de saliva y empezó a recorrer toda su panocha, jugueteaba con su clítoris y recorría toda su rajita, intentó meterle un dedo pero le costó trabajo, y Ana se quejó, notó que era virgen, más felicidad, no podía creer que estrenaría a su propia hija, la idea le calentaba tanto que no esperó más, se subió a la cama, se puso entre sus piernas, tenía la verga parada y ya enfundada en el condón y fue directo a esa rajita, la puso en la entradita y empezó a empujar. Ana iba a gritar, pero se aguantó, tomo una almohada y se la llevó a la boca, él siguió empujando hasta que logró romper su virginidad, su verga entró como a la mitad, Ana cerraba las piernas y apretaba más, eso le causaba suma excitación. Empezó a bombear, le levantaba la cadera para atraerla así ella, mientras ella seguía con la almohada en la cara para acallar los quejidos, cada vez le entraba más hasta que terminó de meterle los casi 20 cm de verga, con una mano fue a acariciarle las tetitas, mientras siguió bombeando hasta que vino, quedó inmóvil dejando que su verga tuviera sus espasmos dentro de la cuevita de su hija, una vez que sintió que terminó, se salió, le quitó la almohada de la cara a Ana y la beso en la boca, le dijo que la amaba y que sabía que ese tenía que ser su secreto, ella solo asintió con la cara llena de lágrimas, en cuanto papá se bajó de la cama, ella se tapó como para ocultar su cuerpo semi desnudo, aunque papá ya lo había visto y poseído.
Los días siguientes también hubo visitas nocturnas, y durante el día Ana se mostraba un poco tensa en presencia de papá, tensión que fue bajando poco a poco, la primer semana hizo visitas diario, y después se fueron espaciando un poco, se fueron convirtiendo en una rutina para ambos y ella terminó de aceptar como algo normal, también considerando que aprendió a sacar provecho de ellas. Empezó pidiendo algunas cosas sencillas como cuadernos, cosas para escuela, ropa, hasta que le pidió un celular. Su mamá estaba molesta con Francisco porque decía que la estaba malcriando, y muy en el fondo sospechaba lo que estaba sucediendo, aunque no dijera nada, notaba que él a veces se paraba en la noche y taraba en regresar, las sábanas de Ana tenían manchas de fluidos, y vio los condones en el cajón de su esposo, pero no se atrevió a decir nada, él era el que mandaba, el que ganaba el dinero, no podría confrontarlo con algo así, además que dirían los demás, la familia y conocidos, todo lo que hablarían. Decidió hacerse la que no notaba nada, ya se le pasará el gusto (eso pensó).
Pero él quería más, quería saciar todos los antojos que con la frígida de su mujer no había podido, además ya estaba harto de usar condón. Así que fue con su secretaria y le pidió que le consiguiera unas pastillas anticonceptivas. Cuando ella se las dio, fue con Ana y se las dio para que las empezara a usar, ella obviamente sabía de lo que se trataba, pero le extrañó que quisiera que las tome, si usaban preservativo, pero no le dio más importancia y las empezó a tomar, en unos días no hubo visita de papá, aunque ya se había acostumbrado a tener que atender a papá en ese aspecto, era un alivio poder descansar de esa obligación. Pero a los pocos días, un fin de semana, su mamá se fue a ver a su hermana que estaba enferma, y sus hermanos con sus respectivas novias, así que tendrían la casa para ellos solos toda la tarde. Él moría de ansias por estar con ella, al fin podría estar dentro de su hija sin ninguna protección, en cuanto se fueron la llevo a su recamara, ella le dijo que como quería hacer eso en la misma cama donde lo hace con mamá, él le dijo que no le diera importancia, pero la verdad era que si le causaba mucho morbo a él, por eso decidió hacerlo así. Le empezó a quitar toda la ropa hasta dejarla completamente desnuda, como siempre lo habían hecho a obscuras en el cuarto de Ana, no había tenido la oportunidad de verla completa, ni ella a él. Él también se desnudó, y saltaba a la vista su gran verga, erecta a todo lo que da, llena de una mata de pelo abundante. Ella al verla no pudo evitar sorprenderse, sus amigas que le habían hablado de sexo decían que los que les habían tocado no tenían tan grande la verga, con algo de decepción. Pensó en la envidia que sentirían si supieran que ella ya había tenido una de ese tamaño muchas veces, soltó una risita, y él le preguntó “así que te gusta mi amor, hoy la vas a conocer completita”. En unos minutos iba a saber a lo que se refería. Él se acostó y le pidió que se sentara en su cara, ella le dijo que no haría eso, pero él se levantó y la jaló, y le volvió a ordenar que se sentara en su cara, a ella eso le parecía repugnante, pero lo terminó haciendo, poco a poco fue poniendo sus nalguitas en la cara de su papá, cuando estuvo lo suficientemente cerca, sintió primero el aliento caliente de papá, y luego sintió su lengua en su vagina, ella se intentó levantar pero papá la jaló y la atrajo hasta sentarla bien en su cara, empezó a lamer su rajita como un desesperado, y la nariz rosaba el culito, olía rico, no aguantó más la tentación y le lamió el culo, ella dijo “papá no seas cochino” pero el no escucha, solo quería seguir lamiéndole ahí. ella nunca se había sentido tan vulnerable y tan invadida en su intimidad, ni siquiera cuando la cogía en las noches, pero extrañamente, empezó a gustarle, ese gesto de repulsión fue convirtiéndose en gemidos leves de placer. Él le pidió que lo masturbara mientras, así que ella empezó a masturbarlo mientras él seguía lamiéndola. Ya estaba muy caliente ella también, sentía toda mojada su panocha, pensó que todo era la saliva de papá pero también ella había lubricado bastante, papá igual estaba a full, sentía cerca el climax, le dijo que ahora se sentara en su verga, ella obedeció, hasta ese momento siempre lo habían hecho solo de misionero, así que esto era nuevo para ella, la guio para que se sentara en la punta y poco a poco, tomándola de la cintura la fue guiando para que bajara. Su vagina ya estaba amoldada a la verga de papá, pero esta vez entró con mucha más facilidad hasta que se la comió toda, la guiaba para que ahora subiera y bajara y ella agarro muy buen rito mientras gemía ahora ya más fuerte, lo estaba disfrutando como nunca hasta ese día, sentía un gran placer y su cuerpo no podía parar de moverse, era como si tuviera voluntad propia. Él le empezó a apretar las nalgas y se las abría, ella le causaba aún más placer y se movía más rápido, de repente sintió que le empezó a meter un dedo en el culo y en ese momento sintió como su cuerpo se estremecía y empezó a gemir muy fuerte y se quedo paralizada, su vagina tenía espasmos y papá sintió como le apretaba más la verga mientras tenía un orgasmo, y él empezó a chorrearse al mismo tiempo, levantó la cadera para meterla lo más que se pudiera mientras sentía como llenaba a su hija de su semen, ella seguí inmóvil recibiendo todo lo que su papi le daba y al final se acostó sobre su papá, sus cuerpos desnudos quedaron inmóviles por un buen rato. Cuando al fin tuvo fuerzas para levantarse, Ana se bajó de su papá soltando un chorro de semen que cayó encima de él, y ella tenía la parte interna de ambas piernas empapada, no sabía de donde había salido tanto fluido, pero no le importó, se abrazaron y se durmieron por un buen rato. Después Ana sintió como papá la empezaba a acariciar toda nuevamente, ella aún sentía la piel sensible por tanto placer, pues había tenido su primer orgasmo. Despertó y lo vio lamiendo sus tetitas mientras se masturbaba, ya la tenía dura otra vez, cuando él notó que ella había despertado le dijo que quería enseñarle algo nuevo, y llevo su verga a la cara de su nena, ella le dijo que no, que no le gustaba, y él le respondió que como decía que no le gustaba si no lo había hecho antes, o sí? A lo que ella dijo que no, pero que sus amigas le habían dicho que era algo desagradable. Él se rio, y le dijo que de qué cosas anda hablando con sus amigas, que si anda de caliente, y le dijo que lo probara y casi a fuerza le metió la verga en la boca, ella terminó aceptando, la fue guiando para que poco a poco se la fuera metiendo y sacando de la boca, le puso una mano para que los masturbara, mientras el con una mano guiaba el movimiento de la cabeza de su hija y con la otra acariciaba sus tetitas, y luego su panochita, poco a poco fue metiendo más y mas su verga y ella hacia ademán de vomitar, aunque no lo hacía, en su mirada le pedía que parara, pero eso hacía que lo calentara más, y él seguí cogiéndola por la boca por otros minutos, de repente se salió y empezó a echar chorros de semen en su cara, ella se sorprendió porque no lo esperaba, intentó taparse la cara pero él no la dejó hasta que echó el ultimo chorro de semen. Le parecía hermosa ahí, desnuda y con su cara llena de semen. Le dijo que fuera a bañarse y arreglarse porque no quería que los fueran a sorprender así. Él hizo lo mismo y así fue el día que la hizo tener su primer orgasmo pero que igual el probo lo que tanto había querido hacer.
A partir de ese día, las visitas que le hacía de noche ya eran sin condón, dándose gusto llenando esa cuevita ya de 18 años con su semen, y no solo eso, también se venía en sus tetitas, su cara, sus nalguitas, su panochita ya sin vello, pues le había pedido que se la depilara. Cuando ella estaba en sus días y él tenía ganas, entonces se saciaba con sexo oral hasta que lo hacía correrse, algunas veces se venia dentro de su boca, pero siempre se enojaba ella cuando hacia eso, pero siempre se le terminaba pasando. Ambos sabían que ella era ya su mujer, con ella saciaba sus mas pervertidos deseos, y ella casi siempre obtenía lo que quería, y aunque la mayoría de las veces no era así, a veces si lo disfrutaba y lograba tener algunos orgasmos. Aunque también se sorprendía, porque ella siempre vio a los hombres como unos cerdos, animales que solo pensaban en sexo, incluso sus hermanos a quienes les había descubierto revistas de mujeres encueradas, y los llegó a ver masturbándose, todos menos su papá, y ahora descubría que él era el más depravado y lujurioso de todos.
Con el tiempo, cuando Ana fue teniendo más edad, fue buscando la forma de estar con ella a solas, como cuando le compró a los 19 su carro nuevo, nuevamente su esposa se opuso porque le parecía excesivo, y que él siempre le concedía lo que ella quería, como único argumento le dijo que el otro estaba muy viejo y ya fallaba mucho, que no querría que le pasara algo a su hija por una falla del carro en alguna gran avenida, la mamá solo se limitaba a aceptar, había sido completamente desplazada en las decisiones, atenciones y cuidados de él, ahora todos eran para Ana, pero somo siempre, se quedó callada.
Terminó comprándole el carro que la nena quería, juntos se fueron a dar una vuelta en él para “calarlo”, y sí, pero después entraron a un Motel, era la primera vez que la llevaba a un lugar de esos, pero quería desquitarse a gusto, sin prisas. Le había pedido a su secretaria que le consiguiera algunas cositas, ella lo terminó haciendo lo que le pedía por miedo a que la corriera. Estando en el motel, le dijo que esta vez harían cosas nuevas, primero le dio un conjunto muy lindo, rojo de encaje, con una tanga y liguero, le dijo que se lo pusiera, ella lo hizo, le pidió que se lo modelara y ella lo hizo, luego se hicieron sexo oral en un 69, y luego sacó un consolador, era color carne, muy grande, más grande inclusive que la verga de su papá, se lo dio y le dijo que se masturbara con él, ella no entendía para qué, pero le hizo caso, se acostó boca arriba, abrió las piernas y poco a poco se lo fue metiendo, medía 22 cm, y su papá le pedía que se lo metiera todo, ella hacía lo que podía pero le costaba trabajo, poco a poco fue agarrando un buen ritmo con el juguete mientras el se acercó para que se la siguiera mamando, ella lo hizo y el la cariciaba toda, se veía hermosa con ese conjunto, dándose placer solita y mamando verga, nuevamente, como algo ya muy común, se vino en ella, salpicando buena parte de su cuerpo y la cara. Se tomaron un descanso, pidieron algo al cuarto y después otra vez volvió a la carga. Ella no podía creer que no se cansara de coger, a veces se fastidiaba, pero siempre terminaba accediendo a todo. La puso de perrito, le empezó a hacer sexo oral, ella disfrutaba mucho eso, aunque cuando le lamía el culo sentía una mezcla de desagrado y un poco de placer. Después le dijo que se metiera otra vez el consolador así en esa posición, ella lo hizo, él estaba atrás de ella viendo, y de repente sintió un chorro frio en el culo, quiso voltear y él le dijo que siguiera en lo suyo, y de repente, sin avisar, se la empezó a meter por atrás, ella se empezó a quedar y se sacó el dildo, pero el le dijo que no se lo sacara, que siguiera, y que se dejara, ella lo hizo pero cada que papá regresaba a meterla ella intentaba detenerlo, diciéndole que le dolía, pero él le decía que se le iba a pasar, que le iba a gustar, y la volvió a empinar, hasta que se la logró meter toda, ella gritaba, y le pedía que se detuviera, pero el no quería, estaba disfrutando de ese hoyito apretado, solo le decía “aguanta mi amor, ya casi acabo” y sí, esos gritos y suplicas lo excitaban más, además de ese culito apretado, virgen lo hicieron terminar muy pronto, ni un minuto duró, cuando terminó ella fue corriendo y llorando al baño, sentía que le iba a ganar, aunque solo sacó semen. Regresando, con lágrimas le dijo que era un puerco, y él solo le dijo, “pero ya tienes tu auto nuevo, todos ganamos”, le extendió los brazos, ella fue aun llorando, se sentó en sus piernas, se recostaron y durmieron otro rato, después se fueron y llegaron a casa con el auto nuevo de la princesa.
Así transcurrieron los años, cuando tuvo suficiente edad, a los 22 más o menos, escucharon del implante y la hizo que se lo fuera a poner lo que fue de mayor tranquilidad para ambos, sin tener que tomar pastillas y él podría seguirse vaciando sin ningún miedo dentro de su princesa. La hacía comprarse disfraces de sirvienta, enfermera, colegiala, etc, le gustaba que se los modelara, cogerla con ellos puestos y llenarselos de semen. También le pedía que se comprara conjuntos sexys para él. Le pedía que en casa anduviera en faldita o shortsito, y ella obedecía, aunque a mamá a veces le pedía que no lo hiciera, pero él la mandaba callar siempre “tú qué te metes?, déjala si así se tiente cómoda, y terminaba callándose lo que pensaba.
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