No eres más puta, porque no eres más grande.
Una mujer le cuenta a su marido el sin numero de veces que ella le ha sido infiel..
Todo comenzó cuando mi marido estando borracho me preguntó si yo alguna vez le había sido infiel, y como en ese momento yo también me encontraba bien borracha, en lugar de decirle que no, le dije la vedad o sea que sí, y en un sin número de veces.
Luego de eso no volvió a tocar el tema durante una semana, pero a la semana estando los dos en buenas condiciones, mientras cenábamos, me lo volvió a preguntar, a lo que yo haciéndome la pendeja, le dije que no, pero él quiso que yo me recordase que la pasada semana le había dicho que sí, y que además también le dije que un sin número de veces.
Yo seguí haciéndome la tonta, diciéndole que no recordaba haberle dicho eso, que estaba tan borracha esa noche que, si me hubiera preguntado que, si tengo hijos, lo más seguro es que le hubiera respondido que sí, recordándole que eso no era cierto.
Pero a las pocas semanas mi marido volvió a insistir, y así estuvo haciéndolo un sin numero de veces, hasta que ya cansada de tanta preguntadera de mala gana le dije que sí le había sido infiel.
Pensé que, en ese momento, por lo menos me mandaría al carajo, y nos separaríamos, pero no fue así, con toda su calma, abrió una botella de ron, y sirviendo dos tragos me dijo que le contara cómo, cuando, donde, y con quien le había sido infiel.
La verdad es que al principio yo no quería hablar de eso, pero a medida que comenzamos a beber, como que mi lengua se me soltó, y comencé a ir contándole detalladamente las veces que le he sido infiel, pero además también le dije la razón de porque le había sido infiel.
Lo cierto es que no le conté todas y cada una de las veces que me acosté con otros hombres, solo le conté las veces en que él me había prácticamente abandonado, o sea como unas tres veces que se fue de viaje, y no me quiso llevar, con el cuento de que era por cosas de negocio.
Y las dos veces que estuvo hospitalizado, por excederse bebiendo y comiendo, por lo que tuvo que guardar reposo por par de semanas, ya que su cardiólogo así se lo había ordenado.
En las tres veces que se fue de viaje de negocio, yo simplemente me vestí elegantemente, y me fui al bar de uno de los hoteles de lujo, al rato alguien me sacó a bailar, me invitó unos tragos y finalmente terminamos en su suite.
La primera vez, estaba bien consciente de lo que hacía, nos besamos, y a medida que me siguió besando comenzó acariciar todo mi cuerpo, al mismo tiempo que me fue quitando la ropa sin prisa, hasta que yo quedé completamente desnuda y él permanecía completamente vestido.
Me fui recostando en la cama, esperando que él se comenzara a desvestir, pero en lugar de eso, colocó sus manos en mis rodillas, separó mis piernas, y sin decir una sola palabra dirigió su boca a mi depilado coño, para de inmediato comenzar a mamármelo.
Cosa que siguió haciendo por largo rato, hasta que me hizo disfrutar de uno de los orgasmos más fuertes que he disfrutado, después de eso, vi que sacó su miembro me tomó por los tobillos, levantó mis piernas y las separó, y cuando menos me lo esperaba comenzó a pasar la cabeza de su adormilado miembro por entre mis nalgas.
Pero en cosa de pocos segundos se le puso bien erecta caliente y dura, su propia saliva la usó a manera de vaselina, y sin detenerse comenzó a penetrarme, y la verdad es que me dolió un poco al principio, pero a medida que me siguió penetrando, incrustó una de sus manos dentro de mi coño.
Esa noche disfruté como una loca, de todo lo que él me estaba haciendo, grité gemí, lloré, pero de placer, y al terminar viniéndose dentro de mí, casi de inmediato se dirigió al baño a lavar su verga.
Mientras que yo al poco rato lo seguí, y mientras me encontraba sentada en el bidet, y justo cuando él comenzó a secársela, se la agarré, y me la metí en la boca, para dedicarme a mamársela hasta que finalmente se volvió a venir, pero por completo dentro de mi boca.
Luego me di una sabrosa ducha, me vestí y bajamos juntos al lobby del hotel, nos despedimos, y sin más ni más regresé a casa.
En la segunda ocasión que fui al bar del hotel, me encontré con un tipo, algo joven, pero que al igual que yo bebió mucho, y bailamos hasta más y no poder, pero al llegar a su habitación, ahí lo esperaban como cuatro o cinco chicos de su edad.
Lo cierto es que entre todos ellos y yo mantuvimos una especie de orgía, ya que apenas entré a la habitación, yo misma por lo borracha que me encontraba me quité toda la ropa.
Esa noche al tiempo que uno de ellos me penetraba por el coño, otro hacía lo mismo, pero por mi culo, y a un tercero me dediqué a mamar su verga, y así seguimos, únicamente dándome un respiro para medio asear, mi culo y mi coño, en esa ocasión regresé a casa cerca de las tres de la tarde, luego que todos y cada uno de ellos hizo conmigo lo que le dio la gana.
En la tercera ocasión, me encontré con una pareja, que después de estar bebiendo y bailando con ellos, la mujer me invitó a que fuera con ellos dos a su habitación, y para mi fue la primera ocasión en que tenía sexo con otra mujer, mientras su marido nos observaba.
En cambio, las dos veces en que estuviste hospitalizado, no fui al bar hotel, es más ni salí de casa, ya que, en una de esas ocasiones, me encontraba en la piscina, cuando llegó el viejo jardinero, y simplemente me provocó acostarme con él.
Por lo que me quité en biquini, y haciéndome la que no me había dado cuenta de que él había llegado, salí del agua, cuando el jardinero me vio por completo desnuda, de inmediato me di cuenta de que su miembro se encontraba erecto, por lo que tal y como me encontraba me le acerqué, y recostándome en la tumbona, separando mis piernas lo invité a que se me acercase.
Aunque lo cierto es que me llevé tremendo susto, cuando él se bajó los pantalones, ya que su miembro sin exagerar es prácticamente el doble del de mi marido, pero aun y así disfruté de sus atenciones.
Y en la otra ocasión solo se me ocurrió pedir que me trajeran una piza a casa, y el chico que me la trajo lo recibí con una de mis trasparentes batas de dormir, y tras pagarle y viendo la manera en que me veía lo invité a pasar, y si quieres te doy todos los detalles de lo que hicimos.
Mi marido se me quedó viendo de pies a cabeza, y acto seguido comenzó a quitarse la ropa, para luego comenzar a penetrarme por el coño, pero con una saña, que me produjo un gran placer, al tiempo que no dejaba de repetirme lo puta que yo era, y que no era más puta por no ser más grande.
Ahora cuando tiene que salir de viaje, lo primero que hace es separar mi boleto de viaje.
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