Noche
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Legolina.
Paso el tiempo y lo encontré, se llamaba Elías y le abrí ante el un mundo desconocido, lleno de vendas, esposas, pinzas para los pezones y arneses. El se convirtió en mi compañero de juegos, yo, buscaba y encontraba en el todo lo necesario. Una noche decidimos pasarla en un pequeño hotelito situado a las afueras de la ciudad.
Me vestí para la ocasión.
Látigo
Cuero
Mordazas…
Entramos en la habitación, no encendí la luz y empecé a notar como sus manos acariciaban todo mi cuerpo, como mis pezones se ponían contentos al notar su calor.
Pégame, pégame ¡ le repetía al oído
Él empezó a pegarme, abofetearme para terminar marcándome.
Le pedí que me marcara, que me regalara aquella sensación que tanto me gustaba.
Él lo hizo
Me pego.
Sentía un inmenso dolor, las lagrimas salían de mis ojos para terminar en mi piel desnuda. A la vez que me pegaba para marcarme me empujo y me puso a cuatro patas sobre el colchón, me bajo las diminutas braguitas y a continuación me penetro salvajemente, lo note, note como entraba y salía como me llenaba. Pasaba el tiempo lentamente mientras yo giraba la cabeza y le observaba, le observaba como empujaba mi cuerpo contra el suyo. Yo ya no podía estar más excitada.
Se detuvo
Continuo pegándome cachetadas para luego tumbarse sobre mí con mi espalda sobre el colchón y así seguir torturándome. Que placentera sensación, pensaba…
Al final, exhaustos, terminamos durmiéndonos, uno encima del otro, sudados, respirando fuertemente, agotados.
La mañana llego y el se fue…se fue y todo quedo impregnado en mi cuerpo, y a día de hoy todavía me estremezco al recordar tal cantidad de sensaciones.
Al recordar ESA NOCHE.
Desde aquí un mensaje para ÉL: no me dejes…continua junto a mí para que te pueda seguir mostrando cada noche cuanto me gusta sufrir en tus manos.
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