Nuestra madre completamente desnuda y borracha nos dijo. Qué bueno, uno me lo mete por el coño y el otro me lo mete por el culo.
Una mujer completamente desnuda y borracha, deja que sus dos hijos se aprovechen de la situación permitiéndoles tener sexo con ella por el coño, el culo y la boca. .
Nuestra madre nos dijo. Qué bueno, uno me lo mete por el coño y el otro me lo mete por el culo.
No sé, si es porque nuestros padres se divorciaron siendo nosotros todavía unos niños, o porque mi madre es alcohólica de fin de semana, la cosa no es que mi hermano menor y yo no amasemos a nuestra madre, pero vivíamos bien molestos con ella.
Ya que desde niños era algo común para mí hermano y para mí, el verla llegar borracha, después de trabajar, aunque nos acostumbramos, a llevarla a la cama, yo no dejaba de sentirme mal por eso, y entiendo que mi hermano menor también.
Las mil y una vergüenzas que pasamos, difícilmente se las podemos perdonar, imagínense que su madre llegase no tan solo borracha, sino que casi sin ropa a su casa, y no en una ocasión aislada, sino que por lo general la mayoría de los viernes o sábados por la noche.
Al cumplir mis dieciséis años, y mi hermano sus catorce, teníamos tanto resentimiento contra ella, que ya no nos molestaba en las condiciones en que llegaba a casa, por lo que procurábamos no verla.
Y así me la pasé hasta mis dieciocho años, en que una noche mientras que mi madre llegaba como de costumbre bien borracha, mi hermano y yo nos topamos con ella al momento que pensábamos salir con unos amigos, molestos por el retraso la llevamos hasta su dormitorio y la tiramos en la cama, tal como había llegado.
Cuando éramos niños nos dedicábamos a quitarle toda la ropa, pero en ese momento su aliento alcohólico, a mi en particular me molestaba.
Por lo que la dejé en la cama, pero de manera bien torpe, ella comenzó a desvestirse, lo que hizo que tanto mi hermano como yo nos detuviéramos a observarla.
Al principio fue por pura curiosidad, pero a medida que la fuimos viendo como su ropa iba a dar al piso de la habitación, se puede decir que ambos nos quedamos extasiado ya que no estaba usando más nada bajo su vestido.
Tan desnuda como estaba se quedó finalmente acostada en la cama, sin sentido, con sus piernas completamente abiertas mostrándonos sin querer todo su peludo coño.
Justo en ese momento nuestros amigos tocaron la puerta, por lo que salimos de inmediato, pero durante toda la noche, por lo menos yo no pensé en otra cosa que, en el peludo coño de mi madre.
Cuando regresamos ya en la madrugada, al asomarme a su habitación, al parecer se había levantado y puesto su bata de dormir, por lo que algo molesto conmigo mismo, me fui a dormir.
Pero nada más al acordarme en mi cama, del cuerpo de mi madre desnuda, pensando en su coño, comencé a masturbarme como un loco.
Aunque después de venirme, me sentí mal, por haberme hecho una paja, pensando en ella.
Pasó muy lentamente esa siguiente semana, pero al llegar el viernes, comencé a desear locamente que mi madre llegase bien borracha.
Mi interés era el volver a verla desnuda, por lo que cuando la sentí tratando de abrir la puerta, inmediatamente me abalancé abrir la puerta para ayudarla.
Ella realmente estaba bien borracha, que me vio como si no me viera, de inmediato llegó mi hermano, mientras que ella dando tras pies la fuimos llevando hasta su habitación.
Al principio, no me había dado cuenta, pero al momento de agarrarla, coloque su brazo izquierdo sobre mi cuello, y la rodee con mi brazo derecho finalmente colocando mi mano sobre su teta derecha.
Pero a medida que caminábamos torpemente, al comenzar a tocar, mis dedos me hicieron notar que era lo que estaban tocando, casi de manera inmediata, los retiré.
Pero de igual forma los volví a colocar, pero en lugar de colocarlos sobre la tela del vestido, metí mis dedos bajo la tela del vestido, sentí su teta entre mis dedos, su caliente pezón, que comencé a sobar con la punta de mis dedos, a medida que seguíamos caminando rumbo a su cama.
Mi madre momentáneamente a mi hermano y a mí nos daba una de esas miradas, pero que no ven, a medida que seguíamos casi cargándola hasta su habitación, comencé a pensar en otras cosas que hacer aparte de verla desnuda.
Apenas entramos al cuarto, la tiramos sobre la cama, prendí la luz y tanto mi hermano como yo la observamos detenidamente, como de costumbre era tal su borrachera que, aunque no estaba dormida, difícilmente podría decir que estaba despierta.
Sin perder tiempo, le bajé el zipper de su vestido, y de inmediato ayudado por mi hermano se lo terminamos de quitar, quedando ella con su ropa íntima, la que paso a paso comencé a también quitarle, bajo la curiosa mirada de nosotros dos.
Primero el medio fondo oscuro que estaba usando, luego de manera seguida las panti medias y las pantaletas, y por último el sostén.
Cuando la tuvimos del todo desnuda frente a nosotros, de manera cuidadosa lentamente le abrí sus piernas, por lo que tanto mi hermano como yo nos quedamos con la boca abierta, por un buen rato observando su coño.
No podía dejar de ver como debajo de esa mata de pelos negros y ensortijados, se encontraba la raja de mi madre, como yo me encontraba más cerca me atreví a pasar suavemente mis dedos por sobre sus labios de su vulva.
Al ver que ella permanecía sin reaccionar me atreví a tocar un poco más y más, al tiempo que mi hermano no nos quitaba la vista de encima.
En cosa de segundos sentí esa tremenda incomodidad dentro de mi pantalón, mi verga se encontraba súper erecta y bien dura, tanto que, sin pensarlo dos veces, la saqué de su encierro, y mi hermano casi de inmediato hizo lo mismo.
En ese instante mi madre medio abrió los ojos, me dio una mirada diferente a las que me había dado el resto de la noche, se sonrió ligeramente y me hizo señas para que me acercase más a ella.
Yo sin saber qué hacer precisamente, algo entre temeroso y excitado me le acerqué, fue cuando ella con su voz de borracha nos dijo. “Los dos son unos hijo de puta que se quieren coger a su propia madre.”
Sus palabras nos dejaron pasmado, pero mi mamá sin perder tiempo ni el tino, agarró mi verga entre sus dedos, y comenzó a moverla de manera que casi rosaba su coño.
Pero a medida que ella seguía haciendo eso, yo fui acercando mi cuerpo más al de ella, hasta que comencé a sentir como el sabroso calor de su coño, envolvía toda mi verga.
Mi hermano a todas estas a medida que mi verga se fue penetrando el coño de mi madre, comenzó a pajearse, sin dejar de vernos.
Mi excitación era bárbara, por las muchas cosas que me estaban pasando, por una parte, se lo estaba metiendo de verdad, verdad, a mi propia madre, hasta esos momentos mi actividad sexual, sólo se había limitado a una que otra paja ocasional.
Pero nada de tener a una verdadera mujer desnuda, entre mis brazos, además, la manera en que ella había comenzado a mover su cuerpo me puso mucho más excitado.
Sin contar las cosas que me comenzó a decir a medida que se lo metía y sacaba de su caliente y mojado coño. “Dame más duro papacito, que rico coges hijo de puta.”
El escuchar sus palabras, y casi de inmediato que comencé a besarla y a chuparle sus tetas, nos pusieron a los dos como un par de locos, al tiempo que mi hermano acercó su verga a la boca de ella, y de inmediato nuestra madre la agarró y sin perder el tiempo se la llevó a la boca, y se dedicó a mamársela.
En medio de todo, no podía creer que yo mismo, me estuviese cogiendo a mi madre en su propia cama, pero qué rica estaba la condenada borracha, me imagino que ella debió alcanzar un tremendo orgasmo, ya que me ha dejado todas sus uñas marcadas en mi espalda.
Al tiempo que yo disfrutaba de acabar dentro de su peludo y negro coño, mi hermano lo hacía dentro de la boca de ella, pero apenas acabó se retiró del cuarto, dejándome a mí solo con ella.
Después de estar un buen rato, tendido a su lado me levanté de la cama, pero con un sentido de culpa tremendo, pensando como la volvería a ver a la cara a mi mamá después de habérmela cogido, aprovechándome de que ella estaba completamente borracha.
En la mañana del sábado, al despertarme, procuré vestirme rápidamente y salir de la casa, sin ver a mi madre, pero al poner el pie en el pasillo me encontré a mi hermano de frente, y casi de inmediato apareció ella en la puerta de la cocina.
Nos vio a los dos, como si nada hubiera pasado, nos dio los buenos días y la bendición, después como de costumbre, nos dijo que ya estaba listo nuestro desayuno.
Lo cierto que para mí en particular fue todo un sufrimiento, pero a medida que fue pasando el día, pensé que quizás ella no se acordase de todo lo ocurrido, y me fui quedando mucho más tranquilo.
Esa noche cuando mi hermano y yo salimos, ardía en deseos de hablar con él todo lo ocurrido, pero por el hecho de tratarse de nuestra propia madre con quien yo me había acostado, me costó mucho trabajo el no hablar sobre eso.
Pero de repente mi hermano me dijo. “No quiere hablar de lo que pasó anoche.” yo bien nervioso le dije que no, pero mi hermano, me dijo. “Está bien, pero luego no te molestes conmigo cuando yo no te diga lo que me pasa.”
Sus palabras de verdad me afectaron, ya que aparte yo sabía todo sobre él, incluso que su mejor amigo es maricón y que mi hermano y otros le dan por el culo.
O sea que no teníamos secretos entre nosotros, y justo cuando yo pensaba volver a decirle que eran cosas de él, me dijo. “Se trata de lo que pasó anoche con mamá, claro de que más iba a ser.”
Al escucharlo decir esas palabras, no me quedó más remedio que afirmar con mi cabeza, tapándome la cara, por lo que él continuó diciendo. “Ella estaba bien borracha.” y yo le respondí que sí.
Mi hermano siguió diciendo. “Eso no es nada nuevo, al menos no había llegado con un hombre.” y como si dentro de mi hubiera una bomba a punto de estallar, le dije rápidamente. Es que no te das cuenta de que los dos usamos a nuestra madre como si fuera una puta.”
Al terminarme de escuchar mi hermano se ha quedado sin palabras, por un buen rato, hasta que finalmente me dijo. “Yo no me la cogí en cambio tú sí.” Yo volví a contarle todo, sin aumentar ni quitar nada, y le recordé que él la puso a mamar su verga.
Después de eso no tocamos más el tema, hasta que casualmente el siguiente viernes, los dos nos encontrábamos en casa viendo un video.
Cuando a eso de la una de la madrugada, llegó mi mamá, más borracha que de costumbre, entre i hermano y yo la ayudamos a levantarse del suelo, mientras que él sin que yo le dijera nada se colocó al otro lado de ella, y entre los dos la llevamos a su dormitorio.
Tras dejarla en la cama tal como estaba vestida, ya nos retirábamos de la habitación sin decir palabra, cuando la escuchamos a ella decirnos de manera bien borracha que la ayudásemos a desvestir.
Tanto mi hermano y yo nos miramos, y sin pensarlo mucho comencé a ayudarla a desvestir a ella, que torpe e infructuosamente, trataba de bajar el zipper de su vestido.
Mi hermano nuevamente me observaba nerviosamente, mientras que yo me limité nada más a quitarle el vestido, tras lo cual la acosté en la cama y tomando a mi hermano por el brazo lo comencé a sacar de la habitación.
No habíamos llegado a sentarnos en la sala, cuando en el cuarto de mi mamá escuche un fuerte golpe, de inmediato los dos corrimos a su habitación, ella estaba sentada en el piso ya sin su sostén tratando de quitarse las pantimedias y las pantaletas al mismo tiempo.
Fue cuando mi mamá dirigiéndose a mi hermano y a mí nos dijo en un tono bien raro. “Ayúdenme.”
De inmediato yo a pesar de la vergüenza de tener a mi madre semidesnuda frente a nosotros dos, la ayudé a sentarse en la cama, y sin decir nada mientras ella me observaba con una sonrisa estúpida de borracha, le terminé de quitar toda su ropa íntima dejándola del todo desnuda.
De golpe como si ella se hubiera despertado, pero más borracha de lo que estaba, abrió sus piernas y nos dijo a los dos de manera de reto. “A que ustedes no saben cómo se llama esto.”
Sin esperar la respuesta e introduciendo sus dedos dentro de su coño, dijo. “Esto es un verdadero coño, ¿lo quieren probar?”
Ya en ese corto instante mi excitación fue rápida, y la de mi hermano ni se diga, nos vimos a la cara y después la volvimos a ver a ella, que gesticula y hablaba sola, diciendo. “Cuando una busca un macho no aparece ninguno.”
En ese mismo momento tanto mi hermano como yo, nos hemos quitado los pantalones e interiores, nuestras vergas apuntaban directamente, hacía la borracha de nuestra mamá.
Ambos nos fuimos acercando, hasta que nos dimos cuenta de que ella era una y nosotros dos, y yo no pensaba cederle mi lugar a nadie, y creo que mi hermano tampoco pensaba eso.
Fue cuando mi madre, en su acostumbrado tono de borracha dijo. “Qué bueno hijos, uno me lo mete por el coño y el otro me lo mete por el culo.”
El nada más decir ella eso, la imagen que vino a mi mente fue tan excitante que, sin perder tiempo de inmediato dije. “El culo, le quiero dar por el culo.”
Mi hermano, con una tremenda sonrisa en su rostro no dijo nada, a pesar de su condición, cuando agarró mi verga mi mamá de inmediato la ha metido dentro de su boca, por un corto instante me ha dado una sabrosa mamada.
De inmediato, sacándose mi verga de la boca se colocó en cuatro y con habilidad que me dejó sorprendido, dirigió mi verga entre sus nalgas, las que en cosa de segundos se la ha tragado toda.
Casi de inmediato nos quedamos acostados de lado, mientras que mi hermano, comenzó a introducir su verga dentro del coño de nuestra madre.
No sé cómo lo hicimos, pero los tres nos movíamos al mismo tiempo, divinamente disfrutaba yo de estar dándole por el culo a mi mamá, mientras que ella gemía, se quejaba, se reía y nos decía de hijos de la gran puta para bajo.
Mi hermano quizás por ser la primera vez que estaba con una verdadera mujer, y lo morbosa de la situación, se vino en cosa de poco tiempo, mientras que yo continuaba disfrutando del culo de mi madre, sabrosamente.
Él creo que pensó en retirarse, pero mi mamá lo ha tomado por su verga y sin perder tiempo la ha dirigido directo a la boca de ella.
Yo no salía del asombro, al ver lo sucia que se comportaba mi madre, pero eso me excitaba mucho más todavía.
Por lo que con mayor fuerza arremetía yo contra su sabroso culo, el que ella movía divinamente de lado a lado, y apretaba sabrosamente, cada vez que yo metía verga.
Después de un corto rato, dejó de mamar y mi hermano se lo volvió a enterrar dentro, mi mamá seguí diciéndonos groserías, insultándonos, pero riéndose, a medida que la seguíamos clavando, hasta que ella alcanzó un gritón orgasmo.
Después de eso, yo también eyacule, pero dentro de su sabroso culo, y mi hermano me supongo que habría vuelto a terminar.
Mamá quedo agotada o extenuada, nosotros dos nos levantamos, la dejamos tal como estaba, con una sonrisa entre sus labios, y nos marchamos de la habitación.
Ya afuera del cuarto mi hermano se quedó en silencio, no dijo ni una sola palabra, mientras que yo simplemente le dije. “Esto queda entre nosotros dos, y no se lo vayas a contar al maricón de tu amigo, no quiero que nadie se entere.”
Como en la otra ocasión, hasta la mañana del día siguiente me sentía mal, culpable por habernos aprovechado de la borrachera de mamá y permitir que eso pasara.
Pero en la mañana al verla actuando tan alegre como una colegiala enamorada, como por arte de magia se me ha quitado esa tontería.
Todavía mi mamá sigue bebiendo y mucho, pero mi hermano y yo estamos ahí para ayudarla a desvestir, meterla en la cama, y hacer que pase un buen rato.
Me ha parecido un relato fantástico.