Nuestras putitas suecas – 1 La Fiesta
De cómo un grupo de universitarios selecciona cuidadosamente a un séquito de putitas para que satisfagan todos sus deseos sexuales y entiendan su lugar en el mundo en función de cumplirlos….
Gabriel y yo hemos sido buenos amigos durante toda la preparatoria, compartimos muchos planes e intereses lo que nos llevó a dejar nuestro país de origen para cursar la universidad en Estocolmo. Somos unidos de tiempo atrás y sin duda uno de nuestros principales intereses comunes son las mujeres y para ser más precisos coger con ellas.
Con el tiempo hemos platicado de nuestros gustos y fantasías con mujeres. Por un tiempo incluso compartimos a una por una temporada, se llamaba Tania y era toda una zorra. Ya contaré de ella otra ocasión, pero viene al cuento porque en buena medida es responsable de que hayamos dejado gustos más tranquilos y tradicionales por cosas más hardcore, no solo por que se dejaba hacer lo que fuera, sino porque lo buscaba, a veces más que nosotros mismos. Pero la historia es otra, Tania quedó en el pasado y en el futuro estaba Estocolmo.
Durante el viaje platicábamos de lo bien que la pasaríamos entre lindas suecas, seguro daríamos con varias de moral relajada y los cuerpos espectaculares parecían más abundantes que en casa, quizá sea algo común encontrar más apetitoso lo que para uno es exótico. El tema fue avanzando y las fantasías se convirtieron en objetivos y planes. Íbamos a un país nuevo, ajeno por completo y eso era también una pizarra blanca para trazar exactamente de qué manera queríamos pasar esos años y definitivamente el panorama estaba repleto de depravación, uso y abuso de mujeres. No solo queríamos mucho sexo, queríamos llevarlo al límite, queríamos hacernos de un séquito de putas dispuestas a lo que fuera, cuando, donde y como fuera, queríamos que el pasado pareciera insignificante.
Nos dispusimos a comenzar esta tarea identificando buenas candidatas, apenas estaban empezando las clases y en la Universidad había belleza abundante, pero no era el ambiente propicio para encontrar lo que buscábamos. En nuestros planes no había tiempo de ligar conocer a alguien, ven si le gusta lo que a nosotros, etc. No, se requería un mecanismo más eficiente para pasar el ganado local por un control de calidad que dejará al descubierto los especímenes prime. Y en nuestra experiencia, si quieres encontrar zorras tienes que ponerlas en el ambiente donde se les permite y se les festeja serlo. Así fue que decidimos comenzar a invertir una fuerte cantidad de tiempo y dinero (que no nos falta) en organizar una fiesta épica.
No se trataba de una reunión, no serviría tampoco una fiestecita con unas decenas de invitados de primer año. No, no, nada de eso, una señora fiesta. Una fiesta con mucho de todo, mucha gente, mucho alcohol, muchas horas, muchos detalles cuidados para cocinar el ambiente adecuado.
Conseguimos rentar una casona prácticamente abandonada que estaba a las afueras de la ciudad pero no muy lejos de la universidad. Era perfecta para la ocasión. Nos la rentaron los encargados de su vigilancia, que hasta fungieron de seguridad durante la fiesta. Ni siquiera avisaron a los dueños que hacía años que no aparecían por ahí, mejor para ellos y mejor para nosotros. Era muy grande con espacios abiertos pero también muchas habitaciones, muebles viejos que a nadie le importan ya, pero montaban el escenario perfecto para todo tipo de candentes encuentros. Con la iluminación adecuada y un DJ de primer nivel y mucho trabajo de preparación la fiesta en verdad prometía ser todo un éxito.
Nos las ingeniamos para montar una red inalámbrica, instalar cámaras ocultas en los lugares pertinentes, y nos aseguramos de dejar los espacios preparados para que se sintieran bastante acogedores, con guiños que conectaran con un ambiente salvaje y sin límites.
En varios de los cuartos se pusieron pantallas y en toda la casa se escuchaba la música perfectamente, en algunos lados más fuerte y en otros más bajo, pero eso ayuda a generar diversidad de ambientes. La fiesta quedó surtida con cantidades absurdas de alcohol y buena botana. Para invitar a desinhibirse y aprovechar la noche se distribuyen un montón de condones repartidos por todos lados y a modo de decoración pero con la posibilidad de tomar y usarse se usaron máscaras y antifaces de diversos estilos.
Todo siguió el curso esperado, la invitación masiva surgió efecto y acudieron bastantes personas, muchas. El requisito de entrada era una cuota de recuperación (más bien baja por lo que se ofrecía) y mostrar una identificación, misma que sin saberlo los invitados quedaba grabada en una de las cámaras.
La fiesta empezó normal, gente platicando, bailando y haciendo tonterías. Al avanzar la noche paulatinamente la cosa se fue poniendo más intensa, alguna pelea sin trascendencia, las tonterías típicas de gente pasada de copas y los coqueteos subiendo progresivamente de tono.
Conforme se hacía tarde se fueron algunos para los que las cosas se iban poniendo más intensas de lo que les es cómodo y se fueron quedando los que estaban más prendidos, intoxicados, cachondos o al menos curiosos. Para cuando ya era tarde había aún bastantes invitados dispuestos a sacarle el máximo provecho a la noche, lo que fuera que eso significara para cada uno, y como es costumbre en fiestas de jóvenes, otros más estaban dispuestos a ceder en sus límites personales por quedar bien y encajar.
A cierta hora, se fue intercalando en los videos de las pantallas contenidos cachondos, que poco a poco, iban dando paso a videos porno de lo más guarro que hay con todo tipo de kinks. Nos tardamos bastante en escoger los videos, ya teníamos una buena colección después de años de ver porno y guardar los mejores, lo más entretenido fue combinarlos con otras cosas y dosificarlos gradualmente para ir generando calentura en el ambiente sin saltar de la nada al hardcore, al final lo que queríamos era que los ánimos se fueron calentando de a poco.
Por momentos, en ciertos lugares y de forma cada vez más generalizada el ambiente se tornaba orgiástico y los asistentes dejaron salir sus fantasías a pasear, se dejaron llevar y se permitieron muchas cosas. En general, el ambiente siempre fue más de fiesta que de orgia, aun en los momentos más intensos, siempre había mucha más gente bailando, hablando, comiendo y hasta dormida que los que estaban en un tono más sexual, pero era mucha gente, y la verdad entre un lugar y otro y a lo largo de todas las horas que duró, perdimos la cuenta de cuántas parejas hicieron algo más que un toqueteo. Algunos fueron más obvios, otros más discretos, pero de que la temperatura sube, no hay duda. A lo largo de la noche se vieron todo tipo de situaciones y comportamientos que pudimos revisar a detalle los días después en los videos y otros de primera mano. Quizá al poner lo más llamativo junto parece que todo fue depravación, no es el caso. Para muchos fue una fiesta más, muchos no se enteraron de nada , para otros fue una locura. Habrá quien perdió ahí su virginidad y quien siendo ya muy activo sexualmente no pudo pasar de un apretón de nalgas, todo depende de la perspectiva de cada uno. Pero al final, esto era pescar con red, con una gran red, y a nosotros solo nos interesaba una cosa, estamos a la caza de mujeres que cumplieran tres requisitos: belleza, lujuria y un toque especial que podía ser mostrar sometimiento o aun mejor falta total de respeto por ellas mismas. Al final la pesca fue buena, quizá muy buena. No se si es fue el lugar, no se si es que muchos viven como nosotros lejos de casa, en dormitorios o cosas de estudiantes, no lo se pero nos encontramos con más de lo que pensamos lograr en una sola noche. Al final ni siquiera pusimos atención en muchas que a priori hubiéramos considerado excelentes objetivos, niñas muy guapas que se calentaron más rápido que una cena instantánea y dieron las nalgas sin trámite, por ejemplo, pero nuestra selección fue de otro nivel.
No voy a detallar todo lo que vimos, ni siquiera todo lo que nos llamó la atención, me concentraré en los favoritos, y sobre todo, los casos que a futuro dieron frutos.
Una morrita muy rica que ya me había llamado la atención por ser muy atractiva terminó metida en un cachondeo notable. Rubia, alta, delgada pero de buenas curvas; llevaba unos jeans super pegados y una ombliguera blanca que dejaba ver un pequeño tatuaje en la espalda baja, apenas arriba del pantalón. Despedida una energía sexual muy potente, llamaba la atención, lo sabía y lo aprovecha sin pudor alguno.
Estuvo bailando muy sexy con un grupo de acompañantes, provocando a unos y a otros sin enfocarse en nadie en particular, incluso con otras niñas. En algún momento al bailar se puso de espaldas a su pareja en turno y él no pudo resistir la tentación de acomodar una buena nalgada a ese culo perfecto embutido en esos pantalones apretados. Una niña más tímida que estaba junto se sonrojo y soltó una buena risa, pero ella lejos de molestarse o cortarse demostró su total aprobación, apoyó las manos en un mueble cercano ligeramente agachada, arqueo la espalda con sus largas piernas bien estiradas y ligeramente abiertas parando bien las nalgas, como ofreciendolas. Giro un poco la cabeza y les guiño un ojo mientras se mordía un poco el labio. Parecía que era justo lo que llevaba un rato buscando y no perdió la oportunidad de hacerlo crecer. El tipo que la había nalgueado no podía dejar pasar la notable oferta y le dio otra bien dada, y aunque fue bien recibida, por supuesto no fue suficiente. Ella mantuvo su pose en la espera de más, volteo brevemente a ver a los ojos a varios de los que estaban cerca con gesto casi cínico. El afortunado original aprovecho ahora para darle una más suave, pero dejar su mano ahí y dar un buen apretón, como cargando un poco el glúteo mientras se lo saboreaba. Como ella seguía invitado a otros con la mirada, en un instante ya se turnaban tres para nalguearla. Entonces ella se movió un poco y tomó de la mano a la otra niña, la jalo coqueta y retomó su postura. Tímidamente recibió una sobada de la invitada algo cohibida, que no se podía creer que estuviera participando de esto, pero ya se estaba poniendo calentita.
Cuando todo parecía ya bastante subido de tono, nuestra protagonista sorprendió a todos llevando la situación mucho más lejos. En un gesto rápido y decidido, tomó su pantalón de ambos lados y lo bajó hasta un poco más arriba de las rodillas; la ropa interior no fue a la fiesta, y abriendo las piernas hasta donde el pantalón lo permitía regreso a su postura, que ahora dejaba también a la vista unos hermosos labios vaginales completamente depilados, rosas y turgentes y un pequeño piercing en su clítoris. Todos los cercanos estaban entre impactados y ardiendo por dentro con esta mujer despampanante y cachonda con las hormonas y las feromonas a flor de piel, los tenía a todos salivando y, ahora con más ganas, continuaron las nalgadas y los manoseos, incluidos algunos manotazos en la vulva y alguno que otro dedo explorador.
Ella ya se había divertido poniendo a todos a girar, pero su calentura también crecía sin control y ya no pudo aguantarse las ganas de llevarse a la otra niña al sillón más cercano para darle toda la pasión que traía adentro. Se comieron mutuamente la boca, los senos y todo lo demás, desde adelante hasta atrás y de lo más expuesto a lo más profundo. Siempre con la guía de nuestra protagonista, pero su acompañante, aunque se mostraba más inexperta y tímida no pudo más que dejarse hacer y corresponder lo mejor que pudo. Como aderezo, algún suertudo de alrededor tenía acceso ocasional a meter mano a una u otra y sacar fotos y hasta selfies. Si bien aquí no se veía sumisión, no se puede ignorar a una mujer con esa vibra, esa figura y esa disposición de expresar su sexualidad sin límites. Teníamos claramente un objetivo fijado.
En otro momento y lugar, un grupo de amigos platicaba cerca de uno de los botaneros, mientras comían y bebían, tranquilamente uno de ellos tenía enfrente a una zorrita de rodillas, comiéndole la verga y con los pechos de fuera. Nadie, incluido el afortunado, parecía prestarle atención alguna, hasta que él mismo se terminó su cerveza, entonces le da un par de toques en la mejilla con la mano para llamar su atención y la manda por más para él y otro amigo. Ella se para se guarda los pechos y va por su encargo obedientemente. Al regresar con las dos cervezas en mano, el otro amigo, antes de tomar la suya, le saca de nuevo los pechos, les da una buena sobada que termina en un jalón de pezones y un manazo, luego toma su cerveza y le da un beso en la boca en señal de agradecimiento condescendiente. Ella entrega la otra cerveza y regresa a su labor original mientras los demás continúan entre plática y risas. Después de un rato y sin mucho alboroto, el afortunado la toma de la cabeza y le mete el miembro hasta el fondo de un golpe, se la deja ahí alrededor de unos 30 segundos y luego saca y mete todo un par de veces mientras termina dentro de su boca, luego le da un respiro, sacude su verga en la frente de ella dejando un par de gotas de semen, se la mete de nuevo para que se la deje bien limpia y tomándola del pelo le pone la boca en sus testículos. Ella los lamió por lo menos otros diez minutos hasta que algunos de los amigos se despidieron, la plática se terminó y ellos se fueron a bailar un rato. Justo lo que estábamos buscando, una putita sumisa, lista para ser usada.
En otra habitación entra una pareja que llegaron y estuvieron juntos toda la noche, no había nadie más, inician una escena de sexo más bien romántica hasta que alguien abre la puerta. Ella se molesta y comienza a gritarles que cierren mientras se cubre, pero él le da una bofetada completamente inesperada, invita a pasar a los dos que estaban por la puerta, se quita de encima de ella y les indica que están invitados a reemplazarlo. Ella está pasmada y no protesta; uno de ellos se anima, se baja los pantalones y empieza a cogersela, luego el compañero original les dice algo a todos y ella se ponen cuatro y mientras se la sigue cogiendo el recién llegado, él empieza a cogersela por la boca y el tercero saca su móvil y empieza a sacar fotos y video. Se toman turnos hasta terminar los tres hombres; los dos que llegaron después se despiden y se van. Ella empieza a protestar de nuevo, le grita y manotea molesta, él se para, le da un solo grito y ella se calma, luego él empieza a hablarle y ella lo escucha con la mirada al piso. Con cara tímida y sumisa le da un beso y se abrazan. Quizá no estaba tan lista, quizá no estaba acostumbrada, pero estaba clara la obediencia, sabía quién mandaba y aunque protestaba al final se cogió a los tres bien cogidos y terminó más de una vez. Cuando hay material, se nota.
Dos amigas de apariencia tímida llegaron juntas a la fiesta y anduvieron pasando de un lugar a otro sin interactuar con nadie más. Al principio no parecían ser de nuestro interés, ninguna de las dos. Si estaban de buen ver, pero no estaban vestidas de forma atractiva, tampoco socializaron y ni bailaron, solo platicaban entre ellas, y daban la impresión más bien de ser aburridas. Pero al avanzar la noche, conforme la fiesta se puso más sexual y empezaba a haber parejas más activas, salió a relucir algo interesante. De pronto por donde estaban ellas, había otros dos bailando muy pegados. Él le metía mano cada que podía, luego se apartaron por un pasillo y se fueron a fajar un un rincón un poco apartado y con poca luz. Ellas comentaban y se reían como un para de bobas, y cuando se apartaron los otros, una de ellas se acomodo para poder tener mejor vista, la otra se cortó un poco y se veía incómoda pero se aguanto y seguían platicando, seguramente algo al respecto. Los otros seguían en lo suyo, no es que estuvieran dando gran show, más bien buscaban ser discretos si es posible llamar así a coger en público, pero considerando el contexto y que más de una pareja tuvo total desparpajo al hacerlo a la vista y hasta turnarse en amigos, podría decirse eso de estos dos, al final estaban apartados, en su mayoría vestidos y no hacían nada extravagante que ya era más que lo que se podemos decir de otros tantos en cuanto a discreción se refiere. Para cuando ya era evidente que estaban en pleno coito, las amigas empezaron a discutir, y a pesar de la más animada e interesada de las dos, la otra se fue de la fiesta. La que quedó dejó en paz a la pareja, la mirada a los ojos de la chica fue suficiente para asustarla, y ahora sola y sin show se fue a buscar algo que tomar.
No pasó mucho para que entendiera que esta fiesta no era como las que ella frecuentaba. Por su aspecto inocente y tímido y la edad que se aparentaba, se notaba que todo el ambiente era nuevo para ella. Probablemente recién ingresada a la universidad y tal vez venía de un entorno mucho más tranquilo, tal vez algo pueblerino, yo que sé.
De repente se detuvo en un pasillo, cerca de una puerta y pegaba la oreja cuando nadie la veía, algún sonido del interior le hacía morderse los labios y lucía nerviosa. Luego pasaron unos tres amigos que deben haber entendido lo que pasaba y en tono burlón hicieron algunos gestos obscenos a la chica que de nuevo se asustó y se fue de ese lugar.
De ahí en adelante esta pequeña zorrita se dedicó el resto de la fiesta a buscar por un lado y por otro donde podía ver discretamente algo de acción. Al estar revisando los videos nos divertimos encontrándonos en una y otra escena. Era como jugar al libro aquel de donde está Wally, pero en versión video, y en más o canciones que las que no, si alguien cogió a la vista, nuestra Wanda anduvo por ahí, escondidita, tímida, como quien no quiere la cosa, como quien ve para otro lado.
Fue hasta tierno notar que en todo el tiempo, su mano derecha no salió nunca del bolsillo de su pantalón deportivo. Como les dije, no estaba muy arreglada para la ocasión, pero los pants holgados cumplieron otro propósito, o al menos eso parecía creer ella. Le deban acceso “encubierto” a sobarse la entrepierna.
Estuvieron literalmente horas tocándose. De una escena en vivo a otra, o hasta con algún video, el sutil movimiento de su mano no paró nunca. Se mordía el labio y apretaba las piernas mientras sus dedos seguían siendo los fieles compañeros del o que seguramente era una rajita empapada. Al final, ya tarde, cuando no pudo más se metió a un baño, se encerró ahí un rato y terminó con el trabajo. Pero no estaba sola y esto nos lleva a la siguiente historia.
Borrachos y borrachas hubo bastantes, muchos fajaron, muchos cogieron, unos en pareja otros en grupo, unos una vez y otros varias, pero hubo una en particular que fue todo un evento no apto para sensibles. Este pobre despojo de muchacha llegó sola, y no había pasado una hora cuando ya estaba bien borracha. Bailaba, copa en mano, con quien se dejara y a la primera oportunidad le restregaba las nalgas a quien se le pusiera cerca. No tenía una personalidad muy magnética, pero guapa si estaba. Traía una falda corta y le lucían muy bien las piernas, su pelo destacaba porque, a diferencia de la mayoría de la fauna nativa, tenía el pelo oscuro y rizado. Beso a muchos y le estuvieron metiendo mano todos los que quisieron.
Se perdió un rato, suponíamos que estaría por ahí cogiendo con alguien, era inevitable para como iba la cosa, pero ya más tarde nos enteramos de más y pudimos acomodar una cámara en el lugar de los hechos para grabar lo que pasaba.
Esta criatura, ya después de haber pasado por más de uno terminó tirada en un baño. Cansada de bailar y coger, y borracha como estuvo toda la noche, se quedó dormida en el piso con los calzones en un tobillo, la falda en el torso y la blusa en el cuello, despeinada, con el rimel corrido y la entrepierna chorreada de semen y sus propios fluidos.
Luego de un rato se empezó a correr la voz. La zorra que se habían estado agarrando estaba en estado lamentable y a merced de todos. Poco a poco pasó de ser un bulto en el baño a ser toda una atracción de esa sección de la fiesta. Algo le sucede a la gente que cuando se pierden los límites de una situación, se vuelve contagioso y en el espíritu de manada se pierde la noción de la responsabilidad personal.
Primero subieron algunos a sacarle fotos como si de conseguir un souvenir se tratara. Luego pasaron a los manoseos, subían a tocarla, le metían los dedos en el coño, tomaban los restos de semen y se los metían a la boca. Un tipo de coleta de caballo se puso creativo, se quitó la liga del pelo y le metió uno de los pechos en ella. También empezaron a rayarle primero la cara y luego por todas partes con un plumón indeleble. Patética como estaba, todo iba a ponerse mucho peor, o mucho mejor, según se vea.
Ya a estas alturas ya no estaba dormida, se fue despertando y solo los veía y se dejaba hacer. Al principio no le daba ni la fuerza ni la cabeza para hacer nada más, pero lo sorprendente es que entre más despertaba más cooperaba. Para sus visitantes se convirtió en un juguete perverso, primero su estado y después su actitud los motivó a hacerle cosas cada vez más extremas. Los juegos con su cuerpo se volvieron más agresivos y más humillantes, empezaron a ver cuantos dedos le podían meter, primero en la vagina pero no tardaron en empezar con el culo. Hubo una foto con 5 dedos metidos en su ano, pero uno de cada quien y todos sonriendo a la cámara, menos ella que tenía cara de dolor pero se dejaba sin protesta. Le metieron diferentes objetos que se encontraron por la casa y les gustaba dárselos a chupar después de haberlos metido por el culo. Mientras unos la jalaban para un lado y otro, y la agarraban por las tetas que apretaban y zarandeaba, o la jalaban desde sus agujeros como bola de boliche y otros se estuvieron masturbando y le terminaban encima. Sus rizos ya eran una colección de mecos y le dieron otros tantos a comer.
Dos curiosas que escucharon lo que estaba pasando y que le traían mala onda porque más temprano les anduvo frotando las tetas y las nalgas a los a los amigos con los que querían ligar aparecieron en escena. Comenzaron con burlas y luego insultos. Recuperaron el plumón y se pusieron a escribirle PUTA por todas partes, remarcando mucho uno en la frente. Luego se dieron vuelo con las bofetadas, primero a turnos y luego las dos a la vez sin darle descanso mientras le gritaban: guarra de mierda; zorra asquerosa; eres una basura; maldita puta sucia y patética; eres un jodido juguete desechable. Ella no pudo más y rompió en llanto, tantas cachetadas una tras otra más los gritos a los que no les faltaba razón, la abrumaron, y lloró profunda y desconsoladamente. El llanto fue catártico, liberó toda la emoción atorada desde hacía tiempo. Ellas le lanzaron varios salivazos a la cara, un par en la boca que le hicieron abrir y sacaron unas fotos llorando con la cara roja como una brasa y hecha una desgracia, luego se fueron.
Los demás se cortaron un poco con el llanto, pero cuando salieron las otras dos, la zorra no hizo más que, hincada como estaba, secarse las lágrimas, bajar la cabeza un poco, pero subir la mirada, como un cachorrito. No se fue, ni se cubrió, ni articuló palabra, y quedó claro que el sobresalto había pasado y no tenía intención de terminar con la situación, si acaso, había terminado de asumirla y de hacerse una con lo que pasaba.
Unos se fueron, pero llegaron otros. Afuera solo se decía que había una zorra sin límites que se dejaba hacer de todo, y no faltaba quien quisiera aprovechar tan singular situación. Algunos que llegaron con tragos la hicieron tomarse tres cervezas al hilo y de nuevo agarró vuelo la borrachera que ya se había pasado. La vista de la cerveza que le tiraban encima y le hacían tomar llevó a otras ideas, y la metieron en la tina. Se pasó el resto de la fiesta siendo un mingitorio más del baño, trago litros de meados. Cuando ella misma tuvo ganas y quiso usar el wc, la obligaron a voltearse y echarlos en su propia cara. Así pasó el resto de la noche.La orinaban, luego le daban verga por la garganta, le terminaban en la cara, le terminaban en la garganta, los orines que le soltaban en la garganta. Uno que otro manoseo, una que otra bofetada o azote en las tetas, pero la verdad ya no cualquiera se atrevía a tocarla más allá de meterle el rabo en la boca, estaba hecha un asco.
Al final se volvió a quedar dormida, agotada. Le pusieron tapón a la tina y le siguieron meando encima, al escusado ya ni quien se le acercara, solo nuestra tímida amiga de antes, que se enteró de esto ya al final. Entró, cerró, y se bajó los pantalones, se sentó en el escusado con las piernas bien abiertas y por fin pudo sentir sus dedos directamente en su clítoris. Debe haber estado hinchada de tanta sobada, pero con la mirada clavada en la chica de la tina, se frotó frenéticamente por un minuto más y al fin lanzó un grito tremendo que de inmediato la conectó con la vergüenza. Con la cara sonrojada se salió del baño y se fue de la fiesta.
Ya tarde, quedando pocas personas, una parejita comenzó a llamar la atención de los que andaban aún cerca con un juego que empezó de manera espontánea e inocente y se puso muy caliente. Una morrita tomó uno de los de los antifaces que andaban por ahí disponibles y se lo coloco. El antifaz no era muy explícito en su figura y tenía solo un par de tonos de un mismo color, pero tenía orejas y nariz que sugerían un perrito/a. Ella, siendo coqueta, le guiño un ojo a su acompañante, sonrió con la boca ligeramente abierta dejando ver un poco la punta de la lengua como interpretando un jadeo, sus manos juntas y dobladas hacia abajo como dos patitas y la colita parada y contoneándose.
Ella era pequeña de estatura, rubia, de cara dulce, tendiendo a redonda y con una nariz ancha pero más bien bonita en conjunto y de figura bastante antojable por sus curvas, y que su faldita tableada y blusa de tirantes presumía muy bien.
Su gesto coqueto fue bien recibido y cayó como chispa en pólvora. El compañero llevaba horas de múltiples antojos y no había logrado concretar gran cosa, pero su paciencia rindió frutos y esto empezaba a pintar muy sexy. Le siguió el juego y le dio algo que probablemente ella ni esperaba ni sabía que quería pero tuvo muy buen resultado. Lo primero que hizo con ella fue decirle algo que le le saco una sonrisa, probablemente algún elogio o algo pícaro y acto seguido comenzó a acariciarla suavemente en la parte posterior de la cabeza, entre caricia y palmadita, como haces con una mascota. Ella respondió favorablemente, intensificó el jadeo y se le acercó hasta ponerse muy pegadita con él. El juego había comenzado, los dos estaban a bordo y faltaba ver hasta donde llegarían.
Estuvieron así un rato, muy juntos, entre caricias y gestos, pero relativamente tranquilos, platicaban con otros amigos mientras él tomaba su trago y comían algo de lo que aún quedaba de botana, con la peculiaridad de que a ella la botana se la daban en la boca, como quien le da un premio a su perrita y ella agradecía con algún gesto, lo que causaba reacciones y comentarios de los demás. En algún momento a petición de alguien ella ladró y levantó risas y aplausos y se volvió algo común en adelante y así se fue metiendo en su papel.
Todo se aceleró más cuando ladrando le indico a su amigo/amo que quería algo de tomar al ladrar con la vista fija en el vaso que él tenía, y haciendo una indicación con la mano/pata como rascando. Su llamado fue atendido rápidamente, pero la bebida no se la dió en un vaso, en cambio, vació un bowl que solía tener algo de botana, y luego de sacudirlo le preparó ahí su bebida y la puso sobre el piso. Ella apretó un poco el entrecejo y con cara de duda pero divertida con el juego y curiosa de qué más pasaría se puso en cuatro y comenzó a beber.
Por suerte estaban en un área de jardín que tenía algo de pasto, lo que aligeró la incomodidad en sus rodillas. Una vez que se puso en cuatro, ya no había marcha atrás, para los demás fue dejarla de ver como alguien más del grupo haciéndose la chistosa, y fue un poco como perderle el respeto y tener permisos que antes no se hubieran dado. Para ella fue descubrir que someterse le movía cosas, que le daba curiosidad y morbo, para nosotros fue el signo inequívoco de un objetivo claramente alineado con lo que buscábamos, un espécimen perfecto para la colección.
Ahí estaba ella en cuatro patas tomando de su plato, o tratando, que no era fácil. La posición y la falda corta eran extremadamentes sexis, apenas un ligero movimiento hacia adelante lograba dejar ver su ropa interior justo en la entrepierna y está a su vez se plegaba sobre los labios baginales regordetes dejando adivinar su forma y todo esto enmarcado en dos gloriosos muslos, que aunque no muy largos, si estaban muy bien torneados y remataban en un suculento culito respingón. En resumen un manjar de belleza y sumisión adolecente.
Con la temperatura de la situación en aumento y el respeto por la criatura, tanto de su amigo, como de los cercanos y el suyo propio en franco declive la cosa se puso sexual muy rápido. Antes de que la bebida pudiera empezar a aliviar su sed, ya le había acariciado el culo y la concha su amigo y otro más. Otros dos se dieron a la misión de conseguirle correa y lo consiguieron rápidamente adaptando una cuerda que marcaba un área como limitada ya que estaba el jardín algo encharcado en esa parte. Ella se dejó poner la correa y se dejó tocar, sonreía coqueta y contoneaba el culo, pero por dentro había una buena dosis de ansiedad y desconcierto. Esto no era lo que ella había pensado o buscado y nunca había participado en nada similar, sin embargo estaba cachondísima, y el alcohol también hizo su parte para ayudarla a dejarse ir cada vez más y terminar dominada por su propia lujuria. Una decisión llevó a otra, permitir algo abrió la puerta de lo siguiente y en cada pequeña lucha por parar o seguir iva perdiendo voluntad y agencia.
Terminó lo que pudo de la bebida con muchos trabajos entre lo difícil que es beber con la lengua y los jaloneos para colocarle la correa al cuello, entonces intentó levantarse, pero la mano decidida de quien tomaba la correa fue contundente al detenerla. Emitió un pequeño chillido fruto de la molestia que el jalón le generó en el cuello, junto las cejas con carita de perrita regañada, pero no dijo palabra y aceptó la indicación. A tres pasos de ella alguien la llamó chiflando y con una palmada en el muslo, ella lo volteo a ver dudosa, pero de inmediato su amigo del principio que ahora tenía la correa en mano como orgulloso dueño la llevó hacia él y le dijo: “sientate”, “buena chica, dale la patita”. Ella fue recompensada con aplausos y palmaditas en la cabeza a lo que respondió jadeando y sacando la lengua como con una sonrisa. Luego la siguió paseando en cuatro por el jardín y conforme se acercaban a alguien algunos de daban una palmadita en la espalda o le rascaban bajo el cuello siguiendo el juego de la perrita, pero a ojos de otros ella, más que perrita, era una putita busucona, cachonda y sabrosa que había que aprovechar y preferían darle una apretada de chichis o manosearle el coño. Otro más creativo se divirtió lanzándole comida al piso como si fueran premios, ella rápidamente los buscaba y los comía, le soltaron la correa y se los fue lanzado más lejos, ella corría por ellos y regresaba a pedir más ladrando. Que gozada verla así.
Luego como es inevitable en toda fiesta, al estar tomando, llegaron las ganas de orinar. Ella ingenuamente intentó pedir que la dejaran ir al baño con señas, así como cuando consiguió su bebida, pero el baño no es lugar para perritas. Más tardó ella en darse a entender que él en visualizar lo que tenía que pasar. Se hizo el tonto un rato haciendola sufrir mientras se aguantaba y finalmente le dijo: “¿Necesitas hacer pipi?” Ella se alivió por un momento, pero de inmediato vino la siguiente instrucción, “Vamos, que esperas” mientras le señalaba el pasto. Se veía inquieta y no sabía muy bien qué hacer pero la ganas ya eran insoportables, su correa la detenían firmemente y al final solo pudo acomodarse un poco y soltar. El, por si no tuviera ya bastante atención y humillación aviso a la gente lo que pasaba y subió su falda corta para que todos la vieran ahí en posición de rana, como orinan las perritas hembras, orinando en el jardín. El liquido amarillo primero imprgno su calzón y despues cayo al jardin formando un buen chorro. Lo último que salió con menos fuerza terminó de empapar la prenda. Su rostro estaba rojo como brasa ardiente y su vergüenza era sublime, pero aún tenía espacio para crecer. Él la reprendió con voz fuerte y le dijo “Mira lo que hiciste, perra sucia. Por eso las perras no usan calzones” y procedió a quitarles sus zapatos, y sus calzones empapados que tomó con la punta de los dedos y cara de disgusto. Los lanzó al piso cerca de su cara, la jalo de la correa y le puso la cara junto a los calzones sucios, con la otra mano le presionó la cara en ellos y le dijo de nuevo “ves lo que haz hecho, sucia.” Alguien aprovechó unos papeles que tenía a la mano, los enrollo y se los dió, él sonrió, la hizo levantar bien el culo y le dio cuatro o cinco azotes en las nalgas ahora desnudas con EL CHURRO de papel y le dijo con fuerza “Queta ahí”. Cerca estaba una hielera grande que ya casi no tenía hielo, pero tenía bastante agua helada, tomo agua en el cuenco que había usado para darle de tomar,y regreso con ella. Le subio bien la balda que ahora le cubría del ombligo para arriba, le hecho la mitad del agua helada por el culo, lo que le puso todo la piel de gallina y le saco un gemido quejumbroso y luego continuo echandole agua con la mano alternando con frotar sus partes para limpiarlas. Fue un espectáculo hermoso verla ahí en el pasto en cuatro patas, con las rodillas separadas mientras la enjugaba y la frotaban, abriendo bien sus nalgas y su conchita para limpiarla bien, pero también para exponerla bien.
“Ahora si, ya estás limpia de nuevo, te toca tu premio.” Se puso de rodillas, se sacó la tranca y la ensartó. Uno más, siguió el ejemplo y le dio de mamar. Mientras se la cogían cada cual por su lado chocaran las palmas y animaban a los espectadores a aplaudir y vitorear. El que le daba por la boca, a veces la zacapa para que lo lamiera desde los huevos hasta la punta y se ponía muy cachondo cuando le pedía que ladrara y ella obedecía, luego de nuevo hasta el fondo.
Atrás mete y saca sin reparos, nalgadas enérgicas y una buena estrujada de nagas. En algún momento, le empezó a sobar el ano con la punta de un pulgar, y a veces lo metia un poco. Un espectador dijo, “a esa perra le falta una colita”, y se hizo con un pedazo más de la cuerda que habían usado de correa, la cuerda era más o menos gruesa. Le ató un nudo en un extremo del tamaño de una pelota de golf y se acercó a colocarla. El amigo que se la estaba dando, sin detenerse, le abrió las nalgas con las dos manos, el de la cuerda se escupió en una mano, y le empezó a sobar el culo dilatando con un par de dedos.
Del lado de enfrente, viendo lo que se venía, no pudo más con la excitación, le encajo el falo hasta el fondo de la garganta y exploto dentro sin dejar de presionar la cabeza hacia su vientre. Ella, a medio ahogarse, hizo tal aspaviento tratando de tomar aire que terminó escurriendo semen por la nariz y con los ojos llenos de lágrimas. En un instante estaba la garganta libre, y con el aire fresco llegó también una oleada súbita de conciencia. Se vio a sí misma con su antifaz de perrita, semidesnuda, en cuatro patas, cogiendo a la mitad del jardín de una fiesta en el que hacia uno minutos habia descargado la vejiga frente a todos, a uno metro frente a ella sus calzones amarillos y empapados, con la cara pringada de semen de un extraño que había pedido ladrando, y mientras tono esto le llegaba de golpe a la mente entrava y salia de su vagina la verga que se habia estado saboreando toda la noche y alguien más le aflojaba el culo con los dedos. En ese momento siento la presión de la cuerda anudada en la entrada posterior, no fue un tacto, ni amable, ni agradable. La textura era algo rasposa, la lubricación era pobre y la dilatación insuficiente. La presión se intensificó junto con su dolor, un profundo gemido angustioso fue al mismo tiempo la motivación para que lo empujaran con más fuerza y el nudo cruzará la parte del dolorido esfínter y quedará alojado en el recto. Entonces todo vino junto, bulla y comentarios humillantes, el dolor en su ano que cedía sutilmente el paso a una sensación de ligero alivio combinada con la penetración vaginal, ahora más vigorosa,y sobre todo apretada por el mismo nudo que la presiona hacia abajo estimulando más su punto g, sus gemidos en aumento, el ritmo en aumento, su amigo la tomó por la cola, la jalo un poco haciendo de nuevo presión en su esfínter y al tiempo que le daba una nalgada que le ardió hasta el alma y le grita “correrte perra”. Fue una explosión hermosa, se chorreo toda en una eyaculación femenina de antología y no creo que ni ella supiera si tuvo un orgasmo o diez.
Se dejó caer a un costado y por un momento parecía muerta, la muerte chiquita le dicen.
Pasados los orgasmos, se bajó la calentura, el “amigo” ya enfrió, no supo qué hacer con lo que había pasado y simplemente se fue y con él algunos más. La chica se cubrió un poco con su falda pero aun no tenia fuerza para pararse, entonces vino el tiempo de la primera cosecha.
Lo que con las otras chicas sería un proceso largo, con ella se dió de inmediato. A diferencia de las otras escenas que vimos más bien en los videos, una buena parte de esta la vi en persona. Si la hubiera mandado a hacer no la habría querido diferente. En cuanto me enteré de que alguien jugaba a la perrita y el amo sabía que era oro y que tenía que acercarme. Tengo debilidad por las sumisas en general, pero siempre quise una perrita.
En el momento en el que su compañero se fue ella cambió por completo de mood, todo era una pesadilla, en un segundo lo que había sido un juego cachondo que se había descontrolado ya era un infierno. Estaba agotada y vulnerable, con una borrachera que se convertía en cruda, y sobre todo en cruda moral. ¿Qué clase de puta era? ¿A quién se le ocurre hacer algo así? Entre su situación actual y la retirada de sus amigos el golpe a la autoestima fue duro y mis palabras llegaron a ella como patadas a un hombre caído. “Mírate nada más, perra asquerosa. Otra vez toda mugrosa. ¿Eres una perra o una puerca? No te puedes quedar ahí tirada como una callejera, levántate vamos a limpiarte”. Las palabras apenas iban cobrando sentido cuando una cubeta de agua completamente helada le caía encima de su cuerpo sucio de diversos fluidos corporales propios y ajenos y algo de lodo del jardín en manos y rodillas, luego otra media cubeta, esta vez acompañada de los golpes de algunos pequeños hielos que quedaban flotando en la hielera. Empapada de pies a cabeza, desconcertada y asustada, estalló en llanto desconsolado, mientras temblaba por una mezcla de frío, debilidad y miedo. Entonces procedí a quitarle lo que le quedaba de ropa, que no era mucha, su falda tableada hecha rollo en la cintura y su blusa, pero no le retiré la cola ni la correa. No parecía de acuerdo, pero en un par de tirones quedó en pelotas y vimos por primera vez sin estorbos su cuerpo desnudo. Era una escultura. Menudita de tamaño pero de formas exquisitas y en especial, sus pezones duros y su piel erizada por el frío intenso, lucía hermosa. Tome lo que quedaba de agua fría y como le habían hecho más temprano termine de asearla, esta vez con más énfasis en su cara y sus genitales que era lo más sucio. Había algo especialmente humillante en el aseo de su cara, mientras le lanzaba agua y la frotaba sin cuidado e incluso le metía los dedos a la boca para revisar y limpiar. Luego ya lambada, levante su ropa del piso, la tire en la cubeta, tome a la perrita en brazos como a un cachorro que rescatas en la calle y me la lleve.
Me dirigí a un cuarto que habíamos reservado para guardar nuestras cosas. No tenía muebles, solo una mesa grande y su piso estaba alfombrado. La criatura sollozaba y temblaba de frío. No sabía qué esperar, pero de entrada un poco de privacidad y la temperatura más templada del interior se deben haber sentido confortables. La coloqué en el piso y se encogió adoptando posición fetal. La alfombra estaba polvorienta pero era de buena calidad y se sentía suave al tacto y bastante mullida. Le dije que esperara ahí, probablemente no habría hecho otra cosa de todas maneras, regresar desnuda y mojada al frío de afuera a encontrarse con quien sabe quien no parecía la mejor opción, y no se veía en condiciones físicas ni emocionales para buscar soluciones a su situación de manera muy activa. En unos minutos regresa con tres mantas viejas que tomé de la casa, las tenían cubriendo muebles grandes para evitar que se empolvaran mucho. Les di una sacudida luego se una para secarla, primero con una buena frotada por todo el cuerpo y luego la use para su pelo. La más grande la acomode en el piso, formando una especie de nido, con la tercera la envolví a ella cuidando de cubrirla bien para que recuperara calor y la puse sobre la camita que había preparado.
En la última media hora había pasado de una exploción de morbo y excitación descomunal, con un clímax demasiado intenso a una situación de cansancio, frío, vulnerabilidad y soledad abrumadora. Pasó de ser una niña coqueta, a cachonda descontrolada, a una perrita en celo, a algo parecido a una callejera abandonada y desamparada. La montaña rusa de emociones y el cansancio físico no le dejaron mucho espacio para pensar o hacer nada. Solo quería, más a nivel instintivo que racional,estar calentita, cubierta y a salvo. En la medida que empezó a sentirse así fue relajando un poco el cuerpo cubierto por la manta que sostenía firmemente con las dos manos. Yo me senté junto a ella y le acaricie la mejilla y el pelo por un rato hasta que la venció el sueño y salí a ocuparme junto con Gabriel de los últimos asuntos de la fiesta que ya terminaba.
Así terminaba la noche, o la fiesta porque ya la noche era madrugada hace rato. Ese día se cumplió el objetivo original, se revelaron varias zorritas con madera para lo que queríamos. Al revisar los vídeos logramos detectar a estas seis, que por lo pronto podemos distinguir como, la cachonda, la sirvienta, la prestada, la tímida, el despojo y la perra. Las seis atractivas, cada una en su estilo, las seis lujuriosas y las seis dispuestas.
Como plus, teníamos al menos otra docena de grabaciones comprometedoras, que además de entretenidas, seguro serían útiles en el futuro.
De todas teníamos grabadas también sus identificaciones, con nombre completo, algunas dirección y otras su escuela. Unas eran de la misma universidad pero no todas y algunas tenían identificaciones de otros lados, pero al final logramos encontrar a las 6 importantes, y armar una lista de las otras, algunas de las cuales que nos fuimos encontrando con el tiempo.
Ya les contaré poco a poco como se fue integrando el grupo, tanto de los amigos que se unieron a Gabriel y a mi, como de la carne, los jugetes sexuales de dos patas y tres agujeros que nos conseguimos y lo bien que la pasamos esos años inolvidables.
Por ahora y para empezar, teníamos a dos de ellas aquí en la casona. El despojo y la perrita estaban a la mano y listas para empezar. Venía un fin de semana muy interesante, serían nuestros primeros días con ellas y hay mucho que contar tan solo de ese fin de semana, pero será en la siguiente entrega.
Si eres mujer y disfrutaste el relato, deja un comentario. Dime quien de las seis es la que te pone más y quien la más parecida hasta ahora.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!