Otro día
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Maturanga.
Me siento tranquilamente, y con voz calmada y firme pronuncio una única palabra.
-Desnúdate.
Te haces la remolona, pero mi mirada te deja claro que no tienes otra opción. Una a una tu ropa va cayendo al suelo, y te quedas solamente una medias negras. Arrodillada y esperando la siguiente orden.
Me tomo mi tiempo, disfruto de tu cuerpo y tu obediencia.
-Ven. -pronuncio por fin.
A cuatro te acercas y como una gatita mimosa apoyas la cabeza en mi muslo para que te acaricie el pelo, mirándome expectante.
Me desabrocho y mi polla salta como un resorte, tu tienes la culpa de que este tan dura.
-Chupa. – Pero una vez más ha que obligarte a que hagas lo que estas deseando.
Agarrándote del pelo, con mano firme te voy dirigiéndote para que pases la legua a todo tronco, obligándote a lamer lo huevos cargados de leche.
-No dejes de mirarme a los ojos.
Es un espectáculo ver tu expresión cuando primero mamas el capullo húmedo y brillante por el líquido preseminal, como un animal hambriento. Intentas tragarte un tronco demasiado largo y grueso, la saliva se te escapa, se escurre por la comisura de tu boca.
-Babéala bien porque tu saliva es el único lubricante que voy a usar.
Entonces comprendes lo que va pasar.
Te separo con brusquedad y con cierta rudeza hago que te siente sobre mi, agarrando te por las caderas y usando los pulgares para abrirte los cachete del culo y obligarte a que te siente en mi polla que lentamente se clava en tu culo.
Quiero que te duela un poco al entrar, quiero oírte gemir y lloriquear, hasta que estas complétamente empalada. Se te han saltado las lágrimas pero cuando paso mis dedos por tu coño descubro que allí también estas "llorando".
Mueves las caderas en círculo, mientras que mis manos acarician tu vientre, amasan tus pechos y estiran tus pezones con crueldad.
Dedos que juegan con tu coño y se mantén en tu coño mientras esta mi polla esta bien clava en tu culo, ahora tienes los dos hoyitos llenos a la vez.
Empiezas a perder el control y te arqueas hacia atrás, aprovecho para besarte el cuello, para girarte la cara y lamer tus lágrimas. Te beso y muerdo suavemente tus labios.
La excitación crece y los movimientos se hace cada vez más salvajes. Tus flujos empapaban tus muslos y escurren hasta mis huevos. Puedo sentir como aprietas mi polla dentro de ti, puedo sentirla a través de la fina carne que separa la vagina del ano, cuando mi dedos se clavan en tu interior aun más buscando tu punto G. Para robarte un orgasmo, y luego otro y otro… hasta que quedas cansada y sudorosa, pero esto no ha terminado.
Arrodillada ante mi y tirándote del pelo para que me mires, derramo en toda mi leche en tu boca, pero tienes prohibido tragártela.
Vamos a salir a la calle, si dejar que te laves, hago que te vistas con unos leggins negros, sin nada debajo, que se meten en tu rajita y estilizan tu lindas piernas.
Caminar entre la gente, los hombres mirándote con deseo y las mujeres con envidia, con mi leche aun en la boca sin que nadie lo sepa. Se que pasaras vergüenza, pero yo estaré a tu lado llevándote orgulloso del brazo, y de vez en cuando te pediré que abras la boca discretamente para comprobar que no la has tragado hasta que yo te de permiso.
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