Padre e hija enamorados

Su pequeña entró a su cuarto con intenciones sexuales.
Victor reposaba profundamente sobre su cama al rededor de las 12 pm, mientras la luz de luna entraba por la ventana iluminando un poco la habitación oscura. El continuo canto de los grillos daba lugar a una noche helada y solitaria para nuestro despechado amigo Victor.

En un silencio profundo, mientras Victor respiraba profundamente, la puerta hizo un chirrido pequeño y agudo en sus bisagras, chirrido que hizo callar hasta el grillo más cantor de aquella noche, un chirrido que hizo despertar a Victor.

Al despertar, giró rápidamente su mirada a la puerta, logrando espectar una silueta pequeña en medio de la puerta. Aquella cosa le causó repelus, sin embargo, logró detectar de quién se trataba aquella figura

– ¡Sofía! – exclamó Victor – ¿Qué haces ahí pequeña?

– Tengo miedo – dijo Sofia – quiero dormir contigo también hoy – y sin tener alguna aprobación del padre, Sofía caminó rápidamente a la cama donde reposaba él, la trepó y se metió entre las sábanas quedando encima de Victor.

La pequeña de 12 años abrazó a su padre por el cuello mientras que él rodeaba la cintura de su hija con sus brazos fornidos, quizá, buscando el consuelo que solo ella sabe darle. Y en esa posición se quedaron, sintiendo los latidos del corazón del otro acelerarse, como si supieran que algo está a punto de pasar.

– Te escuché llorar otra vez – dijo Sofia mientras rosaba su mejilla con la de su padre, intentando así que su pregunta no fuera muy directa.

Victor quedó en silencio unos segundos hasta responder «lo siento por eso, pequeña» y apretó más la cintura de Sofia con su abrazo. Ella sabía que su padre no soportaba el dolor emocional que le dejó madre al pedirle el divorcio, no entendía el motivo de tal acto insensible, solo entendía el dolor que causaba.

– Es por mamá ¿verdad? – le preguntó directamente.

Victor quedó en silencio al escuchar tal pregunta, como si hubieran hurgado en aquella llaga sin curar. Sofía al entender lo desgarradora que fue aquella pregunta, alzó la mirada y lo miró directamente a los ojos.

Aquella mirada no fue retadora, ni juzgadora, era una mirada empática y cálida, una mirada de entendimiento y de bondad. Aquella mirada hizo que entre Victor y Sofia, padre e hija, se encendiera un cariño prohibido del que jamás podrían escapar.

Sofia bajó lentamente por el cuerpo de su padre, ocultándose entre la sábana que los cubría. Victor solo miró como la cara de su hija se ocultaba mientras sentía como su short de dormir era estirado y bajado. Miró unos segundos al techo sintiendo como su miembro comenzaba a ser masajeado por debajo de aquella sábana.

Al alzar la sábana, vio a Sofia manipular lentamente su miembro mientras lo miraba con atención, como si supiera que haciendo eso podría cambiar el estado de ánimo de su padre. Sofía lo miró directamente a los ojos mientras masturbaba a su padre lentamente y este se ponía duro como piedra.

Victor sentía como la mano de Sofia subía y bajaba sobre su falo ya duro y venezo, viendo como Sofia se ipnotizaba al ver la punta cabezona de su pene, con ojos de lujuria y deseo.
Una vez con el miembro duro, Sobia abrió la boca y pasó su lengua por la punta del falo, dejando caer un poco de baba sobre esta. Victor rápidamente sintió esa bizcocidad caliente en la punta de su verga, dándose una sensación placentera que hacía enerbar sus piernas.

Sofía terminó por introducir todo el pene de su padre en su boca, comenzando a subir y bajar su cabeza lentamente mientras su mirada penetrante iba directamente al rostro de su padre. Esos ojos marrores penetraban en la mirada de su padre, marcándalo de por vida con aquella escena.

– Oh pequeña – dijo Victor con la voz temblorosa – No tienes que hacer esto.

Aun que quería, no podía ocultar el placer que sentía en ese momento. Su mirada, su voz temblorosa, sus gestos, todo delataba el enorme placer que Sofia lo hacía sentir. Ella al ver esto, se motivaba aun más a saborear esa polla paternal que con esfuerzo empapaba con sus babas, cada centímetro contaba y eso ella lo sabía perfectamente.

Mientras chupaba, succionaba y baboseaba la verga de su padre, con una mano fue quitándose la pantaloneta de dormir junto con su calzón infantil, blanco y adornado de florecitas de colores. Aun que le costó, logró quitarse sus prendas inferiores.

Sofia le mostró sus calzolcitos blancos a Victor, quizá señalando el hecho de que estaba lista para lo siguiente que ocurriría. Su padre vio tal acto como algo tierno y dulce, una señal permisiva que le daba paso a algo más que una mamada, a algo más sentimental.

Victor agarró el calzón y rápidamente se alzó para darle un morreo a Sofia. Fue un poco brusco, la pasión hizo que su instinto floreciera, y tal como hacía con tu ex esposa, introdujo su lengua de golpe en la boca de Sofia mientras ella aun tenía babas combinadas con semen de su padre que botaba entre gotas. Tal beso lleno de amor hacía que que Sofia de gemidos pequeños, gemidos de un placer que solo una hija le pude hacer a su padre.

Luego del morreo, Sofia bajó de golpe a seguir chupando el falo de su padre. Victor tenía una mano sobre la cabeza de Sofia, siguiendo el ritmo del sube y baja, y con la otra mano sostenía el calzón que su hija le había obsequio. Y en un acto instintivo, Victor olfateó profundamente esas bragas, colocándoselas en la cara y respirando profudamente mientras su hija observaba con amor tal acto.

Sin previo aviso, Sofia dejo de empaparle con sus babas el falo a tu padre, subió a sentar encima de él dejando que su coñito y el pene de él rocen un poco. Con sus partes, Sofia sintió lo empapada que tenía su verga, una vizcocidad calientes y le hacía sentir rico cada que movía la cintura, una sensación electrizante que recorría toda su pelvis haciendo que su columna tiemble.

Victor de dejaba de ver las piernas blanquiñosas de su hija, con sus manos las recorría continuamente pasando la yemas de sus dedos por sus muslos y dejando otra mano en su cintura para guiarla con el roce de su verga y el coño de ella.

Victor la miró a los ojos, admiró esa mirada cálida y dulce, parecida a la de ex esposa, y agarró su verga por el cuerpo y colocó la punta de su cabeza sobre las partes de Sofia. Entre titubeos ella dijo -Estoy lista- y Victor dio un pequeño empujón haciendo que la punta de su verga entre lentamente en ella.

Sofia sintió como esa verga que previamente estuvo chupando, entraba lentamente y la abría una vez más. La sensación se repetía y el placer igual, haciendo que que Sofia cierra los ojos y abre la boca para soltar un gemido continuo mientras su padre la penetraba lentamente, seguido de un mete saca lleno amor y seducción.

Victor comenzó a bombear a Sofia, entre gemidos y jadeos comenzaron a hacer el amor. Victor de dejaba de penetrar a su hija desenfrenadamente a la vez que movía sus manos de un lado a otro, para tocar sus senos, sus piernas, agarrar fuerte su cintura, agarrarle la cara de besarla. Se convirtió en un animal, un animal enamorado de tu propria estirpe.

Sofia no dejaba de cabalgarle a su padre, moviéndose de atrás a adelante, dando sentones que hacían que su cabello rebote al ritmo de estos, admirando a su padre. El amor que sentía por él se fortalecía con cada embestida que le daba. El mete saca con su padre se había vuelto su adicción, su desenfreno en el acto más básico del ser humano. Cada caricia, cada beso, cada embestida solo fortalecía más y más un amor prohibido, un amor incestuoso.

En el último acto de amor, esta vez con Victor encima de ella, Sofia abría sus piernas para su padre mientras él la embestía con ímpetu. Una mirada caliente y varios gemidos continuos hicieron que su padre explotara a chorres dentro de ella, llenando hasta el último rincón de su útero. Sofia se aferró a las sábanas empuñando las manos mientras sentía los chorros de leche que soltaba su padre dentro de ella. Sentía como su verga palpitaba dentro de ella, como la empapaba y llenaba por completo. Aquel acto fue el último de aquella noche apasionada, una noche de amor.

Al terminar, Victor sacó su verga lentamente sin dejar de admirar el sudor y cansancio de Sofia, ese sentimiento puro de satisfacción se contemplaba en ella, eso lo hacía sentir bien, eso reconfortaba a Victor.

Se acostó al costado de Sofia y ella, casi por instinto, volteo a abrazarlo y dale el último morreo de la noche. Luego de aquello, ella se quedó encima de él sintiendo como su corazón se calmaba, como su respiración cesaba lentamente hasta quedar dormido. Al sentir la tranquilidad de su padre, no pudo evitar soltar una sonrisa de alegría, una sonricita de satisfactoria mientras cerraba los ojos y hecha a dormir en los brazos de su padre estando desnuda.

Continuará…

Si les gustó háganmelo saber, y si no igual háganmelo saber jajaja la prox incluyo a la madre.