Pasado
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hasta que un día me llegó un mensaje que decía “Hola, estás por ahí?”, lo saludé y empezamos a hablar.
Todo iba normal, era una conversación normal, hasta que comenzó a decirme cosas, las mismas cosas que me decía hace 10 años, cuando yo era una jovencita con ganas de agradarle y él, era un hombre que tenía mucha experiencia, y fue con esa experiencia que me enseño todo lo que hoy sé, todo lo que sé fue porque él me lo enseño, porque él me formo a su gusto, cada experiencia sexual que tuvimos había tanta complicidad, que nos hacíamos uno.
Cuando comenzó a hablarme, luego de diez años, una noche me dijo que estaba caliente, yo quise ignorarlo, pero no pude, y caí, le dije que me dijera que sentía, me dijo que estaba caliente, y que solo necesitaba tenerme a mí, que me quería encima de él, saltando, sintiéndome, que necesitaba estar dentro mío, que necesitaba tener su pene dentro mío, que mi vagina era su obsesión, que quería tenerme de nuevo, como hace diez años, que quería comerse mi vagina hasta que yo explotara de placer.
¿Cómo no caer después de todo eso? Me sentía acalorada, tocaba mis senos, mientras él me decía todas esas cosas, y lo imaginaba chupándomelos, imaginaba todo lo que él me decía.
Quería que él me tuviera, quería ser suya nuevamente, pero él no podía saber, nadie podía.
Cada noche cuando hablábamos, desatábamos toda nuestra pasión, yo lo imaginaba a él poniéndome en cuatro y metiéndomelo duro, tirando mi pelo y diciéndome lo mucho que le gustaba tenerme así, entregada, completamente entregada a él
Una noche yo tomé la iniciativa y le dije que quería tener todo su pene en mi boca, para mi asombro, él demoró en responder, hasta que lo hizo, me dijo que eso era lo mejor que podía decirle, que yo era la mujer que mejor se lo había chupado, que le encantaría que eso volviera a repetirse, le dije todo lo que quería hacerle y que él me hiciera, le dije que quería que se corriera en mi boca y que luego el me la chupara hasta yo correrme, y que cuando nos recuperáramos, lo hiciéramos bien duro, como a él le gustaba y como él sabía que a mí me gustaba.
Lo deseaba, ya no podía ocultarlo más, lo deseaba como hace mucho tiempo no deseaba a alguien, quería ser suya toda una noche, quería que me tocara, que me besara, que exploraramos juntos todo lo que habíamos aprendido en estos diez años separados, así que no aguante más y le dije que lo deseaba tanto, que necesitaba que me hiciera suya lo antes posible, y así fue.
Recuerdo que fue un día miércoles, cuando salí del a oficina, él me estaba esperando en un parque cerca de su departamento.
Cuando lo ví, mi corazón se aceleró y mi respiración se cortó, y lamentablemente para mí, él lo notó, por lo que hizo lo que mejor sabe hacer, ponerme nerviosa.
Me saludo con la mano y cuando llegué a su lado me tomo por la cintura y me dio un beso en la mejilla, olía perfecto y yo estaba completamente entregada.
Caminamos un rato por el parque, hasta que me preguntó si quería ir a otro lugar, acepté, tomamos un taxi en el camino el con su mano tocó mi pierna y comenzó a subir de a poco mi falda hasta llegar a mi muslo, yo no podía más y mi respiración cada vez me delataba más.
Llegamos al hotel, subimos a la habitación y cuando entramos había una botella y unas copas en una hielera, me sorprendí, me dijo que había reservado todo esto para que nos relajáramos un poco, bebimos algo, nos reímos, nos relajamos, hasta que él se acercó a mí, tomó mi mano y me puso de pie, acarició mi rostro y me dijo “estás tan linda como recordaba” y cuando yo le iba a responder me tomó en sus brazos y me puso contra la pared, subió toda mi falda, me tomo de las piernas, mientras yo sentía como poco a poco su pene se iba endureciendo, me dejó en la cama y se sacó la camisa, y comenzó a desabrochar uno a uno mis botones hasta dejar mis senos al aire, los tocó, hasta meterse uno en la boca, me miraba deseoso, se paró frente a la cama, yo me acerqué y desabroché su pantalón, saqué su pene completamente duro y lo metí a mi boca, lo miraba mientras me comía completamente su miembro.
Él de pronto me corrió y me dejó estirada en la cama, se acercó a mi vagina y comenzó a comérsela, cuando yo estaba a punto de un orgasmo él se detuvo, tomó su pene y comenzó a rozar mi vagina, mientras yo suplicaba que lo metiera y él con la cabeza me lo negaba.
Me levantó de la cama me tomó en brazos y caímos juntos a la cama, ahora yo encima de él, tomé su pene y lo metí en mi vagina, y gemí, tan fuerte a medida que lo sentía cada vez más adentro.
Comenzamos a hacerlo, y era tal como lo recordaba, él me poseía, era mi dueño, me daba vueltas y me hacia explotar de placer, tal y como hace diez años, él sabía todo lo que yo quería sentir y hacer.
Fueron horas completas de placer y explorar juntos, sentir sus manos de nuevo encima mío, tomando mi pelo, dándome nalgazos, fue lo mejor que pude sentir.
Al final de la noche quedamos tumbados los dos, uno al lado del otro, él dormía y extrañamente me abrazaba, cosa que antes no hacía, yo como pude me paré, me vestí y me fui.
Quise no volver a saber de él, por mucho que él me buscó, yo iba a casarme y él no tenía porque saberlo.
Pero me dio el mejor sexo que pude tener antes de mi boda.
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