PESADILLA EN UN BARCO MERCANTE. Capitulo I y II
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por marinerosado.
La historia que quiero contarles mi primera experiencia sado realizada contra mi voluntad (YR por mi nombre en siglas) y la de mi esposo (JH). Les cuento que mi pareja y yo somos apasionados por el mar. Vivimos en la segunda isla más grande del mar caribe. Siempre visitamos la playa denominada Palmar de Ocoa y solemos pasear en nuestra embarcación un zodiac de color gris con motor. Me encanta cuando salimos quedarme solo con la parte de debajo de mi bikini (top less) y así tomar el sol por todo el cuerpo dotando de un color de piel bien tostado mis senos.
Esa mañana de sábado paseábamos en la bahía, yo llevaba la parte de debajo de un bikini color blanco. En el lado norte de la bahía estaba anclado un barco mercante de transporte de gas propano, el cual se guarece en esa zona para esperar turno de entrada a puerto y así protegerse de los vientos.
Mi esposo sugirió navegar cerca del barco para así apreciar su envergadura. Ya cerca me levante y me coloque mi parte de arriba del bikini, a fin de que nadie del barco pudiera verme semidesnuda. Al acercarnos notamos que algunos de los tripulantes estaban al borde del barco y nos saludaban. Uno de ellos bajo unas escaleras de cuerda y madera bajando por ella para conversar con nosotros. Nos acercamos y nos agarramos de la escalera. La persona nos dijo que había bajado solo para invitarnos a subir a que conociéramos el barco. Nos pareció interesante y decidimos amarrar nuestro zodiac y subir. Cuando me agarre a la escalera fue cuando me di cuenta de la altura que había que subir para llegar tope. Pero aun así comenzamos a subir, yo de primera, el marino segundo dirigiendo como deberíamos hacer la escalada, y después mi esposo. Fue tremenda subida parecíamos alpinistas subiendo una inmensa montaña.
Llegamos al borde y había unas 8 personas esperándonos, dos de ellos me tendieron la mano para que subiera el último escalón y pasara a la proa. Tendí mis manos y ambos me halaron y sin mediar media palabra uno de ellos me agarro por detrás aprisionando mis dos brazos e inmovilizándome.
Yo grite preguntando qué pasaba?
Pero la persona hizo caso omiso y siguió sujetándome fuertemente diciéndome al oído: tú serás la puta y esclava de este barco, harás todo lo que cada uno de nosotros queramos o de lo contrario tu castigo puede tener consecuencias fatales para ti. Trate de zafarme pero fue imposible.
Entonces pensé dentro de mí: ¡esto se va a terminar cuando mi esposo suba!
Y les dije: mi esposo no va a permitir esto. Y uno de ellos me propino una tremenda bofetada cortándome la boca y diciéndome: cállate perra, aquí tú eres una esclava y te obligaremos a estar sumisa sin voluntad y ni deseos. De inmediato me pusieron unas esposas a mis muñecas muy apretadas. Así también lo hicieron a mis tobillos. Quede parada con los brazos atados en mi espalda y mis dos piernas bien unidas que casi no podía dar un paso. Estaba a merced de estos malditos delincuentes.
Todavía había en mí la esperanza de que todo esto acabara cuando mi esposo subiera. Pero mis esperanzas se desvanecieron cuando inmediatamente el subió y sin percatarse de nada, cuatro de ellos lo agarraron y procedieron a inyectarle algún producto que supuse que sería una droga o un tranquilizante. Solo pasaron algunos minutos cuando él estaba totalmente atontado con una mirada hacia el horizonte como si estuviera soñando. En este momento me di cuenta que lo habían drogado con una dosis muy fuerte.
El que parecía el líder del grupo, se me acerco y me dijo: como haz notado perra, ustedes están secuestrados y ambos serán nuestros esclavos. Aquí somos 18 tripulantes de varias nacionalidades y cada uno de ellos tiene el derecho de hacer con ustedes los que desee. Y Uds. tendrán que obedecer todos los caprichos de este barco. Y sino, puta del carajo, te venderemos en un país cualquiera donde no puedas regresar a tu vida jamás.
Llore, me repuse sintiendo la impotencia que me daba no poder hacer nada ni siquiera moverme. Le dije llena de coraje: si me dejan en otro país volveré al mío y los declararé a las autoridades.
El interlocutor se rio con una carcajada llena de sarcasmo y me volvió a dar un golpe en la cara y caí al piso del barco pues no pude retener el equilibrio atada como estaba. Me ayudaron a levantar y me dijo: ¡puta del carajo es que no has entendido! Mira a tu esposo ¿dónde está su voluntad?
Le da la orden a otro de ellos y le dice pon al puto de esposo de ella a que mire hacia acá.
Y el agarro mi parte de arriba del bikini y me la quito de un solo tirón, quedando mis senos totalmente al aire, los agarro y apretó con fuerza haciéndome llorar de dolor. Y me dijo vez puta que nosotros sabemos eliminar la voluntad de los seres humanos. Míralo como ve lo que yo te hago y puedo hacer lo que quiera y él ni siquiera se inmuta. Dentro de poco el será el que nos ayude a que te hagamos de todo a ti. Ese marido tuyo te sostendrá para permitirnos hacerte las cosas más aberrantes que se nos ocurran. Su voluntad será complacernos en todo y solo por mendigar un poco de droga cuando lo hagamos un asqueroso adicto. Ya verás puta del carajo.
Continúo diciendo: bien deja de llorar que todavía nadie te ha hecho nada. Dijo riendo: vamos a llevarlos a ambos a su lugar de descanso…. Y volvió a reírse.
Yo casi no podía caminar atada como estaba y a mi esposo lo llevaban dos de ellos, casi cargado por que no podía sostenerse solo. Llegamos a un cuarto estrecho con una sola ventana pequeñísima. El lugar tenía un baño, un toilet ambos descubiertos y una llave que fungía como ducha. El lugar para dormir es un grupo de cartones en el piso.
Uno de ellos trajo una cadena e intento ponérmela en el cuello, para lo cual me rebele, pero estaba atrapada y al final el logro ponérmela alrededor de mi cuello, apretándola bien y poniéndole un candado. Casi no podía tragar pues la cadena estaba demasiado justa. Con el extremos de la cadena agarrada la persona me halaba para que me acercada a una orilla de la habitación donde estaban los cartones en el piso. Me halo hacia el piso y me caí de rodillas pues no podía mover mis manos ni mis pies. La bestia esa, porque así debo llamarlo, puso la cadena como a medio metro del piso pasándola por un hueco en el acero de la pared y allí colocando otro candado. Procedió a soltar mis piernas dejando mis manos en mis espaldas unidas por las esposas. Casi no tenía movimiento pues lo más alto que podía pararme era hincada. No podía llegar siquiera al sanitario. Con mis senos desnudos quede hincada llorando.
A mi esposo le pusieron las esposas en sus muñecas también atadas a la pared de acero del barco. Algo retirado de mí. El seguía en el limbo pareciera que no se había dado cuenta de nada. Los malvados lo desnudaron completo y lo dejaron tirado sobre los cartones. El no hacia ningún movimiento.
Las horas pasaban lentas supongo que serían como las 12 del mediodía. Mi panorama y el de mi esposo era tenebroso, definitivamente no tenía ni idea de lo que nos esperaba. Es un mundo que uno no puede imaginarse, lleno de sadismo, asquerosidades y atrocidades, y sobre todo porque uno se convierte en un animal preso sin derechos solo para satisfacer las necesidades y desviaciones de otros.
PESADILLA EN UN BARCO MERCANTE. Capitulo II
En la celda que nos tenían no podía ni respirarse bien, se sentía por la hora un calor sofocante, yo tenía todo mi cuerpo sudado incluyendo mi parte de abajo de mi bikini, que por ser blanco y estar húmedo dejaba ver bastante más de lo que yo quisiera. Estaba acostada sin poder levantarme pues mis manos estaban atadas atrás de mi espalda y eso no me permitía levantar o sentar. Con la cadena en mi cuello sin poder moverme mucho pues cualquier movimiento me causaba dolor por la cadena cortando mi piel. Había llorado un mar de lágrimas y rogaba porque alguien viniera en ayuda.
Una hora más o menos después se abrió la puerta, dos desconocidos que no había visto entraron con comida. Me preguntaron si tenía hambre, pero la verdad en esa situación no apetecía nada. Con un movimiento de cabeza dije que no, y ellos dijeron: puta por esto estarás castigada sin comer ni beber hasta mañana, puta loca. Mi esposo ni siquiera miro lo que le ofrecían, él estaba en otro mundo. Mi preocupación era que le dieran una sobredosis y pudiera morir.
Se llevaron los platos y el agua dejándonos nuevamente abandonados. No mucho tiempo después entro el que dirigía. Abrió el candado de la pared y me halo por la cadena para que me parara, yo le suplique que nos dejara ir y de inmediato reacciono violento diciéndome: puta perra es que no vas a aprender aquí yo soy tu amo y tú no puedes dirigirme la palabra solo asentir o negar con la cabeza. Pero para que aprendas te voy a imponer un buen castigo. Salimos de la habitación yo mire a mi esposo rogándole con mis ojos que me ayudara pero él ni me miro. Me llevo halada por el barco, yo iba semidesnuda y todos miraban y reían. Llegamos a un mástil o algo así y allí ordeno que me ataran al mástil.
Me pusieron de frente al mástil, mis brazos estirados hacia arriba con las esposa puestas, mi cuello también halado por la cadena y apenas podía estar en puntillas. Entonces ordeno a uno de los marineros azotarme con una manguera gruesa. Yo no podía creer lo que estaba ordenando, es más estaba tan concentrada en mantener mis pies alto para no ahorcarme que no prestaba atención a lo que decía hasta que sentí el primer latigazo. La intensidad fue tan grande que nunca no pensé que fuera posible tanto dolor. Ese primer latigazo que me cortó la piel golpeo mi lado derecho de mi nalga llegando hasta mi pierna derecha. El dolor fue impresionante es un ardor como si la piel se quemara y a la vez se cortara en pedazos. Me corto hasta la respiración. Empecé a llorar lo más bajo que podía pero de inmediato otro, y otro hasta llegar a 10 latigazos que sentí que me habían partido en pedazos. Creo que en algún momento me desmaye.
Él se me acerco me tiro de mi cabellos y me dijo: ahora si vas a obedecer perra. Yo con todo el dolor moví mi cabeza asintiendo en el movimiento que él me permitió hacer mientras tiraba de mis cabellos. Déjenla colgando para que se queme del sol, que mucho le gustaba a ella tomar el sol en su bote con las tetas afuera, puta del carajo.
Empujo con fuerza mi cabeza sobre el mástil que me mantenía colgada. Me quede sola en pleno sol con todas las laceraciones de los latigazos recibidos. Pensé dentro de mí, que lo peor que podía pasarnos era que estos delincuentes me violaran pero que luego nos dejarían ir y mis fantasmas solo serían de una violación abusiva pero que terminaría en algún momento. Ahora me doy cuenta que esto no es cuestión de violación va más allá es convertirse en esclava para el resto de mis días. Por eso no me han violado, solo me están convirtiendo en una esclava infrahumana, un objeto de satisfacción, algo que debe permitir todas las bajezas, y convertirse en un excremento sin pensamientos.
Ya llevaba como 3 horas colgando de este oxidado mástil, desesperada por la quemadura de sol y las laceraciones que me causaron los fuertes latigazos propinados por esos abusadores. Y llego de nuevo el jefe y me pregunto que si tenía sed, calor y necesidad de un baño, y asentí con mi cabeza pensando que después de esa paliza y castigo iban a ser condescendiente conmigo. Craso error el mío. El jefe les dijo a los que lo acompañaban unos 3 hombres: ella tiene sed… démosle algo de tomar para que se hidrate.
Me agarro por el cuello y me hizo arrodillar en calor del metal del piso del barco y les dijo: vengan y denle líquido a esta puta…. Me agarro por el cabello sosteniendo mi cabeza fuertemente para que no pudiera moverla y me ordeno que abriera la boca sino quería otro castigo al que me habían dado. Arrodillada abrí mi boca y vi cuando el primero de los 3 saco su pene y lo acerco a mi boca. No pude aguantar y quise torcer mi cara pero no me dejaban. Entonces me tomo el cuello con las dos manos y comenzó a ahorcarme. No podía respirar y esto me asusto muchísimo pues no sabía hasta donde podía llegar. Me soltó y dijo: por última vez abre la boca o atente a las consecuencias.
Sabía que no estaba jugando así que abrí mi boca hincada como estaba cerré mis ojos y sentí cuando el hombre que tenía en mi frente me entro todo su pene en mi boca. Después de entrarlo varias veces se detuvo y puso su glande en mi labio inferior y procedió a mearse dentro de mi boca. Esto me produjo nauseas pero de inmediato el jefe me dijo trágatela toda para que no te jodas. Así tuve que tragar toda la orine de los 2 primeros hombres. Luego el último de los 3 la derramo sobre mi cara y me baño todo mi cuerpo. El jefe dijo: así maldita perra, tienes que aprender. Deprimida, adolorida, bañada, ultrajada seguía hincada delante de ellos.
Bien dijo el jefe ahora te tengo una sorpresa….
La expectativa me causaba terror, pues ya sabía que nada bueno seria. Me llevaron a un camarote que supongo lo usan como enfermería en caso accidentes. Aquí pensé que pretendían curar mis heridas, pero otra vez mis pensamientos eran demasiados ingenuos. Procedieron a sentarme en una silla de metal, con mis manos atadas al respaldo de la silla. Las piernas, a nivel de tobillos, fueron atadas en ambas patas de la silla. Entonces el jefe dijo: que venga el herrero. Minutos después entro un hombre fuerte de color oscuro y pregunto al jefe.
¿A qué se debe el llamado?
El jefe le dijo: es que te tengo trabajo aquí con esta puta, que ha sido difícil de controlar y para ello quiero que hagamos el trabajo de las argollas y la cadena de manera que podamos controlarla mejor.
Cuando escuche esto nunca pero nunca imagine lo que podría pasarme. El herrero saco una caja de pesca y un anzuelo bastante grande. Lo puso al fuego para esterilizarlo. Supuse que me iban a pegar eso caliente para hacerme sufrir y con todas mis fuerzas trate de zafarme pero fue imposible.
Entonces se me acerco el Herrero, sentado frente a mi y me dijo no te muevas puta, para que hagamos esto lo menor posible. Yo estaba todavía semidesnuda, solo con mi parte de abajo del bikini. No me imaginaba de qué estaba hablando. Entonces me agarro uno de mis senos y lo apretó con fuerza, luego beso y succiono mi pezón hasta que este se erecto completamente.
Dijo: así es que quiero verlo…. Y agarrando mi seno con la mano izquierda trajo en la derecha el anzuelo, comencé a llorar y mis lágrimas corrían por toda mi cara, no podía moverme ni suplicar pues sería peor. Así el herrero comenzó a perforarme un pezón con el anzuelo. Es inexplicable el dolor que se siente cuando esto se hace a sangre fría. Luego de iniciado no se puede echar marcha atrás pues el anzuelo no permite ser devuelto, así que con toda su calma y goce me fue penetrando el pezón derecho. Parecía que era interminable pero todo tiene fin. Luego de traspasar el anzuelo tomo unas pinzas para pasarme una argolla, de las que se ponen en el cordel para que no coja vueltas, y la fue incrustando por el hueco que había hecho el anzuelo. Corria mucha sangre de mi pezón que bañaba sus dedos. Así también de doloroso paso al pezón derecho terminando con otra argolla.
Pensé que había terminado de sufrir, pero no fue así. El herrero se paró busco madero (con lo que dan muerte al pescado) y lo puso entre mis dos pierna abriéndome las rodillas mucho más de lo que podía por estar atada a las patas de la silla. Pero la introdujo a fuerza, esto me causo un raspado en el lado interno de mis piernas. Se sentó en una butaca baja frente a mí y soltó las ataduras de mi bikini en los lados. Era la primera vez que estaba desnuda completamente con las piernas abiertas totalmente. Me abrió mis labios mayores buscando mi clítoris, y la verdad que tenía un pánico extremo pues no quería ni imaginarme lo que pretendía hacerme.
El tomo de nuevo el anzuelo y procedió a perforarme mi clítoris. El dolor fue inaguantable a tal punto que me desmaye. Cuando me desperté tenia puesto 3 argollas, un par en mis senos y una en mi clítoris unida por una cadenita fina pero muy fuerte en forma de cruz entre los dos senos y una que bajaba hasta mi clítoris. Donde se unía la T había otra argolla por donde ellos me colocaban la cadena para jalarme y dirigirme.
mARINEROSADO
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