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Dominación Mujeres, Sado Bondage Mujer

Pesadillas de terror. La señora Isabel. parte 1

El protagonista de la historia cada noche se sumerge en una nueva pesadilla. Una vieja y sádica mujer le atormenta con castigos, humillaciones y vejaciones. ¿ Será realidad o solo será una pesadilla ?.
Este relato no pretende dar veracidad, quizás sea verdad o quizás sea mentira o ambas cosas. He descubierto que en los sueños todo es posible y en las pesadillas ocurre todo lo imposible.

 

 

Hoy me he vuelto a despertar sobresaltado en mi cama, empapado en sudor,  he vuelto a tener la misma pesadilla. Desde hace días tengo la misma pesadilla, cada día comienza donde la he dejado la noche anterior. La protagonista de mi pesadilla es la señora Isabel, representa el papel de captora en mi sueño, un papel que  lo interpreta a la perfección mostrando toda su crueldad y temperamento hacia mí .Me pregunto si realmente la señora Isabel es como en mi pesadilla  ¿Queréis conocer a la señora Isabel y mi pesadilla? Todo comenzó….

 

Hace ya 6 meses que nos mudamos al nuevo vecindario mi madre y yo. Nos mudamos por dos motivos, el primero para alejarme del barrio donde vivía en la gran ciudad, mis amistades  me estaban conduciendo por un camino peligroso y cada día a cada  paso que daba  me metía en un nuevo problema, aquella historia podría terminar mal. Mi madre decidió que nos mudásemos a un lugar tranquilo a las afueras de la ciudad, huimos de aquel piso situado en una octava planta  para ir a vivir a un pequeño chalet con jardín. El segundo motivo era que a mi madre la iban bien los negocios, había montado una peluquería y estaba empezando a ganar bastante dinero, incluso había tenido que contratar a empleadas para atender a la cantidad de clientes que llegaban a diario. Mi madre deseaba a la salida  del trabajo acudir  a una casa tranquila alejada del ruido y por supuesto dejar de estar constantemente preocupada por mí y en qué nuevo problema estaría metido.

 

Todo el vecindario nos recibió cortésmente, eran gente amable y educada, pero en todo barrio hay siempre una excepción y en este caso la excepción era nuestra vecina de la casa de la izquierda, la señora Isabel. Todos nuestros encantadores vecinos nos advirtieron, nos indicaron que nos mantuviésemos alejados de nuestra vecina ya que era una completa arpía. En el vecindario a la señora Isabel la llamaban “La bruja “. Tanto mi madre como yo pensábamos que exageraban pero con el paso de los días descubrimos que más bien se quedaban cortos sus adjetivos descalificativos.

 

¿Tenéis curiosidad por conocer y saber cómo es la señora Isabel?, ya os advierto que no es como pensáis, no es  una mujer dotada de un gran físico típico de relatos eróticos, más bien todo lo contrario. El primer día que vi a la señora Isabel quedé sorprendido, tanto por su aspecto como por su temperamento. Tenía demasiado tiempo libre en mi nueva casa. Mi madre se marchaba a la ciudad a trabajar y yo me quedaba allí en la casa, no conocía a nadie, no trabajaba, no estudiaba, tal como indiqué no llevaba un buen camino pero irnos a vivir a esta nueva casa lo había frenado. Aquella mañana agarré  un artefacto para reproducir música, cogí una caja de cervezas y me senté en una cómoda butaca en el jardín. Eso era todo cuanto iba a hacer ese día, es decir nada, vaguear por completo, hacer lo que mejor se me daba.

 

La señora Isabel apareció en el jardín de su casa, separada de la mía simplemente por un pequeño muro que hacía de mediana de separación entre las casas. La discreción en aquellas casas era  mínima, el muro era bajo, hasta la cintura de una persona , se podía observar que hacía cada vecino en cada instante. Lo primero que me sorprendió fue su edad y su aspecto físico. La señora Isabel tendría unos 60 años, quizás 65, quizás 70 o quizás más…. Nunca he llegado a saberlo. Denotaba su edad por su rostro curtido,unja mujer de edad madura que podría ser mi abuela. Su tamaño de cuerpo era grande, más bien obeso y corpulento. Aquella mujer tendría un peso superior a 100 kilos, bastante corpulenta con unos brazos y piernas carnosos. Vestía un delantal rosa de tamaño grande que cubría su cuerpo hasta las rodillas y dejaba sus brazos carnosos al descubierto por los hombros. Llevaba unos guantes de goma largos enfundados en sus manos y unas botas altas de lluvia para protegerse del barro y la humedad. Agarraba una pequeña paleta de jardinería entre sus guantes. La señora Isabel se pasaba horas a diario cuidando su jardín, era su principal afición, aunque tenía otra afición más oscura que todavía yo no conocía.

 

Al cabo de unos minutos la señora Isabel se dirigió a la mediana de separación entre su casa y la mía. Su rostro regordete  curtido con arrugas y su mirada seria se dirigieron a mí.

 

  • ¡¡ Me estas molestando, apaga esa música y deja de fumar y de beber ¡¡, ¿es que no te han enseñado modales?-  Me recriminó con un tono de voz

 

La tranquilidad que estaba disfrutando en mi jardín se echó a perder en un momento. Quien era aquella señora para entrometerse en que hacía o dejaba de hacer. Mi lado de joven delincuente se encendió a fuego lento, nunca permitía que nadie me dijese lo que tenía que hacer, excepto a mi madre, aunque no la hacía el menor caso.

 

  • A usted que la importa, siga jugando con su pala y su arena en su jardín y deje de molestarme a mí – La contesté con un tono chulesco irrespetuoso. Estaba avisado de aquella arpía por los vecinos y pararía los pies a aquella vieja desde el primer momento.

 

  • Veo que no tienes educación, tu madre no ha hecho bien los deberes contigo, no ha sabido educarte – Me volvió a recriminar y esta vez incluyendo a mi madre en la conversación.

 

Igual que una cafetera que hierve a fuego lento comencé a enfadarme por su comentario. Me levante de mí asiento y esta vez la contesté de forma más dura y de forma humillante:

 

  • Una puta vieja como tú no va a estropearme el día, métase en su casa y póngase a hacer ganchillo – La contesté faltándola al respeto por completo buscando humillarla. Conseguí mi objetivo, empecé a observar como salía humo de la cabeza de aquella vieja señora, su mirada seria se tornó a furiosa, estaba completamente rabiosa por mi contestación y como la había plantado cara ofendiéndola.

 

  • Si yo fuera tu madre te rompería el culo a correazos ahora mismo, cuando llorases desconsoladamente pidiendo perdón… ¿sabes lo que haría ?… azotarte aún más fuerte hasta que te quedases sin lágrimas, te aseguro que no volverías a faltarme al respeto – Su mirada furiosa me miraba fijamente apuntándome con el dedo de su guante de forma amenazante, hablaba muy enserio.

 

 

Se hizo el silencio, debo admitir que su amenaza o advertencia me provocó cierto temor. Pasados unos segundos comencé a reírme a carcajadas.

 

  • Te quedaras con las ganas puta vieja…. Ahora sigue jugando con tu arena – Me acerqué al artefacto de la música y aumente el volumen para molestarla más mientras me encendía otro cigarrillo y agarraba una nueva lata de cerveza, comencé a regocijarme de ella. Notaba el odio hacia mí en sus ojos, aquella abuela estaba  completamente furiosa, cerraba fuertemente su puño en su mano enguantada a modo de rabia y contención de su ira. Había ganado a aquella puta vieja, no volvería a molestarme nunca más.

 

Aquel encontronazo verbal  entre la señora Isabel y yo fue el primero de muchos. Podría hacer una larga lista de discusiones entre ambos, yo no tenía nada que hacer y pasaba los días en el jardín de mi casa y la señora se pasaba el día en su jardín atendiendo sus flores y plantas con suma dedicación. Cada día era una nueva discusión, de la que siempre ganaba yo, tenía más labia y menos modales que la vieja señora. Ella me reprochaba mi comportamiento y yo terminaba burlándome de ella.

 

  • Algún día te enseñare modales y te aseguro que suplicaras entre lágrimas perdón, te lo prometo –  Me recriminaba cada día mientras me burlaba de la vieja y voluptuosa señora.

 

 

Aquella mañana de un día cualquiera me resultó muy extraño no ver a la señora Isabel en su jardín como cada día. Echaba de menos nuestras discusiones y sacar de quicio a la vieja señora Isabel, era mi entretenimiento en aquella casa. De pronto escuche un pequeño ruido y la voz de la señora Isabel “ por favor, ayuda… necesito ayuda “ solicitaba desde el interior de su casa. Algo había pasado a la vieja señora. Puedo ser un delincuente y un sinfín de adjetivos que me descalificarían pero no negaría la ayuda a alguien que lo necesitase. Me apresuré corriendo a casa de la vieja señora Isabel, salté la mediana y me adentre en su casa. En ese preciso instante tras la puerta de la entrada al interior  alguien se abalanzó sobre mí por detrás, noté como unos guantes de goma me tapaban la boca y me inyectaban algo en la yugular con  una jeringuilla.

 

Me deshice de los brazos que me sujetaban, me día la vuelta y observé a la vieja señora sujetando una jeringuilla entre sus manos enguantadas. Traté de huir de la casa pero en apenas unos segundos perdí todas mis fuerzas, aquello que me había inyectado era instantáneo y su efecto me dejó sin fuerza alguna y caí al suelo completamente consciente pero sin poder moverme. Mi mirada tumbado en el suelo observaban las botas altas de lluvia que portaba la señora Isabel, se inclinó hacia mí en cuclillas y observé su rostro curtido por la edad :

 

  • Te prometí que un día pagarías todas tus faltas de respeto hacia mí, ese día ha llegado, te voy a enseñar modales – Intenté levantarme del suelo pero no podía, no tenía fuerza alguna. La señora Isabel me agarró por los brazos y comenzó a arrastrarme hasta el fondo de la casa, de donde salían unas pequeñas escaleras que descendían bajo la finca. Conocía aquel camino, su casa al igual que la mía tenía un sótano. Al final de la casa descendían unas escaleras y llegabas al sótano de la casa bajo la vivienda.

 

 

Me introdujo dentro de su sótano, era un sótano viejo con las paredes descascarilladas, suelo de cemento, una luz proveniente de una bombilla que colgaba del techo. Me dejó en el centro de la habitación mientras se dirigía de nuevo hacia la puerta. Cerró la puerta y colocó un candado grueso en la puerta, se guardó la llave en su escote por debajo de su delantal y en el interior de  su sujetador. Se dirigió hacia una estantería que había en el sótano y agarró un nuevo par de guantes de goma. Se quitó sus guantes de goma que usaba para su jardín  y agarró unos guantes viejos y usados que había en la estantería. Comenzó a enfundarse el par de guantes mientras me miraba como permanecía inerte en el suelo sin poder moverme debido a la inyección. Aquellos guantes desprendían un fuerte olor y estaban completamente sucios, su color original era amarillo pero de tanta suciedad y grasa que acumulaban eran marrones, eran repugnantes los guantes que se estaba enfundando en su brazo carnoso, la quedaban terriblemente apretados a sus brazos carnosos y flácidos de abuela. Tiró del extremo con fuerza para terminar de ajustárselos, se acercó a mi agarrando unas esposas metálicas entre sus manos.

 

Agarró mis manos y las condujo a mi espalda, colocó las esposas metálicas en mis manos y las cerró con dureza. Ahhhhh me quejé levemente, apenas podía hablar, la inyección me había paralizado,  no tenía fuerzas para nada, no podía ni pestañear, aquella sustancia  que me había inyectado era muy fuerte. Cerró las esposas en mis manos a mi espalda con dureza.

 

  • ¿Te duelen y aprietan las esposas ?….. cuando lleves horas con ellas puestas el dolor aumentará, voy a asegurarme te aprieten todo lo posible – La señora volvió a apretar un poco más las esposas sonriendo con una mirada perversa. Cerró las esposas con llave y se las guardó en el bolsillo de su delantal. Agarró mis pies y comenzó a atarlos con una cuerda resistente y áspera. Aquella vieja señora sabía hacer nudos de una forma perfecta, estrangulo mis tobillos con la cuerda y dejó mis pies fuertemente atados, sería imposible liberarme de aquella cuerda. Se dirigió de nuevo a la estantería del sótano y agarró una cadena gruesa de metal muy resistente. Ancló un extremo de la cadena a una argolla que había incrustada en la pared del sótano junto con otro nuevo candado. Agarró entre sus guantes un nuevo objeto de la estantería, tenía todo perfectamente preparado, todo había sido planificado por la vieja señora a conciencia. El nuevo objeto era un collar grueso de animal, lo anudó a mi cuello y lo cerró fuertemente entre las hebillas, colocó un candado entre las hebillas y el otro extremo de la gruesa cadena para que no se soltara . Me inmovilizó como un animal con la cadena sujeta a mi cuello y anclada a la pared, apenas tendría un metro de movimiento.

 

Estaba realmente asustado, estaba completamente inmovilizado y aunque recuperase mis fuerzas no podría escapar de aquella cadena tan gruesa anudada a mi cuello, esposas y candados. Poco a poco fui recuperando mis fuerzas, el efecto de la inyección era pasajero. Empezaba a poder articular palabras:

 

  • Suéltame ahora mismo puta vieja – La recriminé sin todavía poder levantar demasiado la voz. La vieja señora introdujo su mano enguantada por debajo de su delantal y se bajó sus bragas sacándolas por sus botas de lluvia altas. Eran unas bragas blancas completamente sucias, se podía observar la suciedad con tonos de color amarillo y marrones. Sus bragas estaban sucias con manchas de restos de su culo y coño. Agarró las bragas entre su mano enguantada y se inclinó en el suelo donde me encontraba inmovilizado. Cerró mi nariz pellizcándola con su guante con fuerza y al pasar unos segundos no tuve más remedio que abrir la boca para respirar. Introdujo sus bragas echas un ovillo dentro de mi boca, eran de una talla grande e inflaban mi boca, ella apretada con sus dedos de goma para que entraran por completo hasta el fondo de mi boca.

 

  • Abre más la boca o no te dejaré respirar… tú decides- No tuve más remedio que abrir de par en par la boca mientras continuaba pellizcando mi nariz .Cómodamente introdujo sus bragas hasta el fondo de mi garganta. Degusté un sabor repugnante a caca y orines de la señora, estaban realmente sucias, su sabor era rancio y detestable. Agarró un rollo de cinta americana de color gris y comenzó a cerrar mi boca con la cinta alrededor de mi cabeza y rostro, dio una vuelta, otra vuelta, otra más… gastó medio rollo de cinta manteniendo tensa la cinta de embalar a mi boca dejándola muy apretada, era una sensación agónica.

 

  • Ahora ya no tendré que escuchar más tu palabras de tu sucia boca , se acabaron tus faltas de respeto, te aseguro que nadie te va a escuchar – La vieja señora Isabel comenzó a reírse.

 

  • Voy a comprobar si es efectiva tu mordaza, jajaja – Se rio mientras noté su mano enguantada sujetando mi pelo entre sus guantes. Me agarró bruscamente del pelo y levantó mi cabeza del suelo manteniendo sujeto por el pelo entre su mano enguantada. Su guante de goma no resbalaba y producía un dolor intenso, pellizcaba mi pelo de una forma dolorosa, tanto que resbaló una lagrima de mis ojos. Mantenía mi cabeza sujeta por el pelo en el aire de forma agresiva entre su mano enguantada.

 

  • Si consigues gritar o emitir una sola palabra te libaré – La vieja señora comenzó a burlarse de mí, traté de gritar pero era imposible con aquella mordaza tan efectiva hasta mi garganta, al intentarlo lo único que conseguí es degustar más sabor a caca y orines de sus bragas, era repugnante, no conseguí emitir sonido alguno.

 

  • Mmmmm parece que no puedes pedir ayuda…. Ahora estamos solos tu y yo y nadie te va a escuchar…. Te voy a enseñar modales. Tal como te prometí te voy a romper el culo a correazos, vas a desear no haberme faltado al respeto…. Lo mejor de todo, ¿sabes qué es? – Me preguntó a sabiendas que no podía articular palabra alguna ni sonido, estaba completamente silenciado e inmovilizado.

 

  • Te lo diré yo ya que no contestas…. Puedo azotarte cuanto me plazca y tu permanecerás calladito y quietecito, te aseguro que voy a ser más dura que nunca antes lo haya sido, nadie me ha faltado al respeto como tu…. Voy a dejarte el culo morado y me dan igual tus llantos ….. es más si lloras aumentaré la dureza…..detesto los llantos, así aprenderás que no te sirven de nada los llantos…. Cada vez que llores te azotaré mas fuerte ,jajaja – La señora liberó mi pelo de entre sus guantes y se acercó a la estantería del sótano. Agarró una correa marrón gruesa y la dobló a la mitad. Aquella correa era vieja, usada y gruesa, no era la primera vez que la usaba. Se acercó hasta mí sujetando la correa entre sus guantes de goma.

 

  • ¿cuantos azotes debo darte para comenzar ?….. 25… 50… 100….. dímelo tu – La señora se burló de nuevo de mí, no podía hablar ni articular sonido alguno, solo degustaba el sabor rancio de sus bragas sucias.

 

  • No contestas… entonces decidiré yo…. 100 para empezar. Hay algo que debes saber de mí, siempre cumplo cuanto prometo, nunca falto a mi palabra.Te prometo que vas a recibir 100 correazos duros y no pararé hasta que recibas el ultimo, ya sabes que si lloras…. Aumentaré la dureza…. No lo hagas por tu bien y asume tu castigo porque si lloras…. Te prometo que si tengo que dejarte el culo lleno de sabañones y ampollas lo haré… mmmm creo que lo disfrutaría mucho – . Intenté escapar o gritar pero era imposible, no podía moverme del suelo encadenado y amordazado. La vieja señora Levanto su correa en alto sujetándola por sus guantes de goma y:

 

ZAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS   – Uno. Descargó su correa provocando un fuerte dolor en mi culo que lo dejó marcado.

 

 

  • Mmmmm voy a divertirme mucho , voy a hacer tu castigo lento y doloroso….. tenemos todo el tiempo que sea necesario, nadie va a venir a buscarte y como puedes comprobar no vas a pedir ayuda…. – La señora levantó su correa gruesa de nuevo en el aire y la descargó sobre mi culo fuertemente.

 

ZAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSS – Dos.

 

Cada azote era como un avispero de abejas picando mi piel, el dolor era muy intenso Deseaba suplicar piedad pero imposible con mi mordaza, no podía emitir sonido alguno, mi boca era un vertedero de basura llena de las bragas sucias de la vieja señora Isabel.

 

 

  • Te dije que si yo fuera tu madre aprenderías modales…. Hoy soy tu madre y voy a enseñarte a respetarme…. Soy tu mamaíta,jajjajaja – Levantó de nuevo la correa y volvió a descargarla con fuerza sobre mi culo.

 

Llevábamos una hora en el sótano y estaba recibiendo un buen castigo lleno de correazos intensos y dolorosos. La azotaina era larga y lenta, tras cada azote recriminaba mi comportamiento, aquella señora no paraba de hablar.  Apenas llevábamos 50 correazos, la mitad  y ya estaba llorando, el dolor era muy fuerte y la vieja señora Isabel se burlaba constantemente de mí. Aumentó su dureza con la correa  tal como había prometido si lloriqueaba . Cada azote era más y más doloroso, empezaba a ser insoportable su castigo. Era una verdadera pesadilla.

 

En ese momento escuché el motor del coche de mi madre regresando de su peluquería, en aquel sótano se escuchaban los ruidos exteriores. Mi madre no me encontraría en casa y quizás vendría a buscarme, pero estaba completamente equivocado, nadie sabía que estaba en el sótano de la vieja señora Isabel. Intenté gritar pero no podía con mi boca inflada por su bragas sucias y la cinta americana apretada impidiendo pudiese escupirla.

 

La señora Isabel también escuchó a mi madre, se inclinó hacia mí y volvió a sujetarme por el pelo con brusquedad provocándome un gran dolor con su brusco tirón de cabello. Sus tirones de pelo te hacían saltar una lágrima debido a su brusquedad.

 

  • Tu mama no va a salvarte… no sabe que estas aquí y no vas a poder llamarla…. En un momento lo vas a comprobar – . La vieja señora Isabel dejó su correa en la estantería y se dirigió a la puerta de salida del sótano. Sacó las llaves de su escote y abrió el sótano. Se marchó dejándome allí encadenado y amordazado. En unos minutos escuché la voz de la vieja señora Isabel dirigiéndose a mi madre desde su casa a través de la mediana de separación del jardín.

 

 

  • Tu hijo se marchó hace unas horas, vinieron unos amigos en coche a buscarle y se montó, dijeron algo de la ciudad – Le indicó la vieja señora Isabel a mi madre. Escuché como mi madre maldecía, había vuelto a liarla y meterme en problemas. Mi madre había sido engañada por completo, ahora creía que me había marchado con mis antiguas amistades que tantos problemas me creaban.

 

La vieja señora Isabel regresó al sótano, cerró de nuevo la puerta con llave quedando ambos encerrando dentro, con la diferencia que era ella quien portaba las llaves. Toda precaución era poco, estaba completamente encadenado y amordazado y con la puerta de salida cerrada, no podría salir de allí nunca por mi propia voluntad. Empecé a observar como la señora se despojaba de su delantal  y posteriormente de su sujetador. Quedó desnuda a excepción de sus botas altas negras de lluvia que llegaban hasta las rodillas. Me mostró su enorme coño peludo de vieja y  se dirigió hacia la estantería y agarró de nuevo sus guantes de goma marrones malolientes y apestosos. Esta vez no agarró la correa de piel, agarró un cable largo de goma. Se dirigió hasta donde me encontraba inmovilizado y comenzó a enfundarse sus guantes:

 

 

  • Ahora nadie va a venir a buscarte cómo has escuchado…. Tenemos todo el tiempo que sea necesario para que aprendas modales…. – La vieja señora comenzó de nuevo a enfundarse sus guantes sucios de goma largos en sus brazos carnosos y flácidos. Parecía que la goma de los guantes iba a reventar en cualquier momento de lo apretados que la quedaban, pero así era como deseaba que la quedasen, bien apretados con facilidad de movimiento en sus manos. Agarró el cable largo de plástico  por el extremo entre la palma de su guante.

 

  • Todavía te quedan 50 azotes…. La mitad…… este cable de plastico deja unas marcas terribles, es muy doloroso….. la última vez que lo use uno de mis esclavos acabó llorando desconsoladamente por tan solo 20 azotes….. imagínate por 50 azotes  y con el doble de fuerza….. es lo que te mereces…. No vas a poder sentarte en un mes en una silla, voy a ocuparme de que así sea…. ¡¡ Pero tengo una gran idea ¡¡ cada vez que lloriquees como hasta ahora….los azotes no contaran ….. lloriquea y los azotes recibidos no servirán de nada…. Tendría que empezar de cero una y otra vez…. Mmmm voy a divertirme mucho contigo…. Tu castigo va a ser muy largo, voy a disfrutarlo mucho  – La señora levantó su cable de plástico y me azotó duramente en mi culo. El dolor fue terrible, insoportable .Comencé a vivir una verdadera pesadilla llena de sufrimiento.

 

 

En ese momento me desperté encharcado en sudor. Aquella había sido mi primera pesadilla. Mi culo me ardía terriblemente, me dirigí hasta el espejo pero no había marca alguno, tan solo había sido un sueño. Aliviado me preparé un café y salí al exterior del jardín. La vieja señora Isabel estaba atando  sus plantas para levantarlas  con un cable igual que el de mi pesadilla, tan solo era una coincidencia me dije para mí mismo . Todo había sido una pesadilla. Al menos eso creía yo, aquella noche continuaría.

 

Continuara…..Segunda parte ya publicada.

 

Para cualquier comentario : [email protected]

 

44 Lecturas/17 agosto, 2025/0 Comentarios/por sumissogummi
Etiquetas: amigos, culo, hijo, madre, madura, mama, vecina, vecino
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