• Registrate
  • Entrar
ATENCION: Contenido para adultos (+18), si eres menor de edad abandona este sitio.
Sexo Sin Tabues 3.0
  • Inicio
  • Relatos Eróticos
    • Publicar un relato erótico
    • Últimos relatos
    • Categorías de relatos eróticos
    • Buscar relatos
    • Relatos mas leidos
    • Relatos mas votados
    • Relatos favoritos
    • Mis relatos
    • Cómo escribir un relato erótico
  • Menú Menú
1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas (7 votos)
Cargando...
Dominación Mujeres, Orgias, Zoofilia Mujer

PILI, PUTA ADOLESCENTE (2). SONIA.

Pili conoce a Sonia para ultimar su adiestramiento de cara a su presentación formal en el Club..

PILI, PUTA ADOLESCENTE (2).

SONIA.

Al día siguiente me desperté temprano, nerviosa e impaciente. Iba a conocer a la tal Sonia, de quien mi papá hablaba tan bien y, por lo que había escuchado en la conversación telefónica del día anterior, debía ser una hembra de mucho cuidado. Una ocasión para aprender de toda una puta que iba a ser traspasada a unos rusos en unos meses.

Mis deberes matinales consistían en ponerme un enema para tener el culo limpio por si mi papi quería follármelo antes de ir al insti. Había días que estaba borracho en su habitación, con órdenes estrictas de no despertarlo bajo ningún concepto, por lo que en muchas ocasiones me iba al insti sin verlo. Otras, me regalaba su primera orina de la mañana y yo me sentía afortunada por tener un papá que me tratase tan bien. Seguro que ninguna de mis compañeras de clase tenía una relación tan estrecha con su padre.

Pero aquel día era distinto porque no iba a ir a clase. Mi padre ya se había levantado, pues no se había concretado la hora en que Paco traería a su hija a casa. Después del enema, me pegué una ducha y volví a meterme el plug en el culo. Me encendí mi primer cigarrillo del día y me puse a ver porno mientras me acariciaba el coño para ir poniéndome a tono, en espera de Sonia.

– ¡Pili, nena! – me llamó papá – Están a punto de llegar. Paco me acaba de escribir un mensaje. Está aparcando y suben los dos. Ven al comedor y les esperamos aquí.

– Vale, papi – obedecí, no sin antes mirarme en el espejo de cuerpo entero de mi armario.

Aún no he contado cómo soy físicamente. Mido 1,55 aunque espero crecer todavía algo más. Tengo buen culo, me lo he medido con una cinta métrica y salen 95 cms, 60 de cintura y una 80 de pecho, copa B. Tengo las tetas pequeñas y es algo que me avergüenza, aunque mi padre dice que ya me crecerán o que algún chulo me las pondrá de silicona. Pelo castaño, liso y cortado por encima de los hombros. Ojos marrones, grandes. Coño, piernas y axilas depiladas.

Llegué al comedor, completamente desnuda, solo con el plug en mi culito. Mi padre me miró serio, preocupado.

– ¿Qué pasa, papi? – pregunté.

– Es un día importante. Vas conocer a Paco y a su hija – me explicó – Ella es muy buena puta, como te dije ayer. Y quiero que estés preparada para cualquier cosa. He invertido tiempo y dinero en tu adiestramiento y quiero empezar a sacarte rendimiento lo antes posible.

– No te preocupes, papi, que voy a dar la talla – le dije disimulando seguridad, aunque en realidad estaba tan nerviosa que no sabía si podría a estar a la altura.

– Ya están aquí – dijo poniéndose en pie nada más sonar el timbre. Papá abrió la puerta y pasó una joven y un hombre de unos 50 años – ¡Hola, Paco!

– ¡Hola, Agustín! – respondió el hombre, dándose una apretón de manos – Así que esta es tu hija … – añadió mirándome de arriba a abajo.

– ¡Hola, señor Paco! – saludé. Mi papá siempre me había dicho que cuando llegara el momento de conocer a sus amigos fuese muy educada. Paco miró a mi padre, como si le pidiera permiso para acercarse a mí. Papá hizo un gesto de asentimiento y él se acercó.

– ¡Hola, Pili! – dijo al tiempo que ponía sus manos sobre mis tetitas. Las sobó durante un momento, en silencio.

Después, me pellizcó suavemente los pezones, que se irguieron instantáneamente. Me cogió con una mano por la barbilla y acercó su cara a la mía, mirándome de cerca, detenidamente. Pasó su mirada por mis ojos, mis labios, mi nariz … escudriñando cada pequeño detalle de mi rostro, como si fuera una mercancía. Sonrió, en evidente muestra de que le complacía lo que estaba viendo. De pronto, me escupió en la cara. No tenía problema con que me escupieran, pero me había pillado por sorpresa. El escupitajo me resbalaba por la nariz y los labios

– ¡Me vas a comer la polla ahora mismo, hija de la gran puta! – me dijo a escasos centímetros de mi cara. Me agarró del pelo y me obligó a arrodillarme frente a él. Se bajó los pantalones y de un golpe secó me enfundó su polla en la boca – ¡Ahora chupa, puta!

Nunca me habían tratado con semejante rudeza, pero me gustaba. Era el momento de dejar en buen lugar a mi padre y hacerle a Paco una mamada de antología. Aún no tenía la polla totalmente empalmada, por lo que succioné con energía para ponérsela dura, al tiempo que con una mano se la meneaba ligeramente. En realidad, era la segunda polla que chupaba en mi corta vida, porque antes solo había probado la de papá. Pero tenía la garganta bien entrenada con consoladores, ya que una de mis tareas era practicar las mamadas profundas. Miré de reojo a mi padre que, de pié, contemplaba la escena. También pude alcanzar a ver a Sonia, en quien aún no había podido fijarme.

Mientras mamaba aquella polla como si la vida me fuera en ello, observé a Sonia. No era para nada como me esperaba, ante las alabanzas de mi padre. Cara redonda y nariz respingona. Pelo lacio y corto, cuatro dedos por encima de los hombros, recogido por detrás de las orejas, teñido de caoba, casi rojo. Piel clara y ojos verdes. Llevaba una sola prenda, una especie de abrigo negro y largo que tapaba por completo su cuerpo, desde el cuello hasta los pies.

– ¡Chupa, perra! – me dijo Paco con su polla ya totalmente dura dentro de mi boca – Tu padre siempre habla muy bien de ti … ¡demuestra lo puta que eres!

– ¡Sluuurp sluuurp!

– ¿No vas a ser capaz de sacarme la leche, puta barata? – me preguntó mientras empujaba dentro de mi boca. Aquello había dejado de ser una mamada para ser una follada de boca en toda regla. Me incliné hacia atrás hasta notar mi espalda contra el sofá, y poder así contener sus embestidas teniendo un punto de apoyo. Paco me sujetaba la cabeza con ambas manos mientras me follaba la boca sin piedad.

– ¡Arrggghhh, arrrrghhh! – balbucí con su capullo en mi garganta. Sentía cómo mis babas me resbalaban por la barbilla y noté cómo se me pringaban las tetitas. Casi no podía respirar y aunque mi papá me había follado la boca en muchas ocasiones, nunca lo había hecho con tal violencia y energía. Comprendí que los hombres a los que tendría que complacer a partir de entonces no me tratarían con la delicadeza de mi padre.

– ¡Qué ganas tenía de usarte, Pili! – exclamó sin detener la follada de boca – Quería probarte antes de que te conviertas en una puta vieja de 20 años. ¡Se me hace tarde! – dijo de pronto deteniendo la follada de boca y metiéndose la polla en los pantalones – Tengo una reunión en media hora y ya voy justo – añadió mirando el reloj de su muñeca.

– Pásate luego, Paco – le dijo mi papá – Y nos tomamos algo mientras disfrutamos de este par de perritas.

– Quizás lo haga … no sé … – añadió mientras abría la puerta – Si me paso, te llamo antes. Si no, mañana a esta hora vengo a por Sonia.

Paco cerró la puerta tras de sí y en casa se hizo el silencio. Sonia permanecía de pie, como si nada. Y mi padre me miró con gesto serio.

– ¿Lo he hecho bien, papi? – pregunté ignorando si había mamado bien la polla de Paco. Al fin y al cabo solo se la había chupado a mi padre y aunque él y mamá me habían dado muchos consejos, en realidad, no sabía cómo les gustaba al resto de hombres que les mamaran.

– ¡Ya hablaremos, Pili! – atajó – Ahora tenemos una invitada en casa – dijo mirando a Sonia – ¡Hola, Sonia! Pasa, siéntate … ponte cómoda … estás en tu casa – le ofreció mi padre, educadamente.

– ¡Hola, Agustín! – respondió en tono complaciente. A continuación, se quitó la especie de abrigo que llevaba puesto dejando su cuerpo totalmente desnudo. Era más o menos de mi estatura y tenía generosas carnes. Caderas anchas, piernas torneadas y tetas algo caídas pero grandes y redondas – ¿Dónde dejo esto, Agustín?

– Dámelo que yo te lo guardo – dijo mi padre – No te lo vas a volver a poner hasta mañana – dijo sonriendo.

– En un hay coca y en el otro caballo, por si os apetece colocaros – advirtió a mi padre, entregándole el abrigo y sacando de uno de los bolsillos el móvil, que apoyó sobre la mesa.

– De acuerdo, Sonia – dijo papá saliendo de la habitación – Os dejo a solas un momento para que os vayáis conociendo. ¿Quieres algo, Sonia?

– Una cervecita y un cigarro no me vendrían mal … que mi padre no me deja fumar en el coche.

Sonia se sentó en el sofá, donde yo también me había sentado después de la follada de boca que me había hecho su padre. No era guapa ni tenía un cuerpo especialmente bonito. No veía razón para que aquella chica del montón tuviera tanta fama y que incluso su padre fuera presumiendo de que la habían comprado unos rusos.

– He oído hablar de tí, Pili.

– Espero que bien – respondí.

– En nuestro mundillo todos los padres hablan maravillas de sus hijas – me explicó – Pero yo no me fío, ¿sabes? Prefiero juzgar a las personas por lo que veo.

– Y de momento, ¿qué ves en mí? – pregunté, dejando mi admiración por ella de lado, al ver que físicamente no era para tanto. Su mirada me atravesó, era como si quisiera indagar en mi interior.

– ¿Desde cuándo follas?

– Desde los 13, hace año y pico. ¿Y tú?

– Mejor no te lo digo. No me creerías.

– ¿Es verdad que te han comprado unos rusos?

– Sí, me van a preñar dentro de unos meses – me explicó con gesto orgulloso, como si aquello fuese un logro.

– Mi madre está en Málaga para que hagan eso con ella. Dice papi que con una barriga bien grande es cuando más se paga por una puta – le expliqué.

– Así es, Pili. Eso es justamente lo que van a hacer conmigo. Voy a ser la putita preñada de unos mafiosos rusos – me dijo mirando de reojo hacia la puerta por donde había salido mi padre – Cuánto tarda tu padre … me muero por una cervecita y un cigarro … – me dijo impaciente.

– A lo mejor le han llamado … o algo … y por eso tarda – dije tratando de buscar una explicación a su tardanza – Si quieres te lo traigo yo.

– Por favor, Pili – me dijo impaciente.

No tardé más de medio minuto en regresar con el paquete de tabaco, el mechero y dos cervezas. Desde la cocina pude escuchar a mi padre hablando por el móvil en su habitación. Ni siquiera intenté descifrar la conversación, después del cabreo monumental de mi padre el día anterior. Dejé las latas de cerveza sobre la mesita del comedor, cogí un cigarrillo para mí y le ofrecí otro a Sonia. Se lo puso entre los labios y se lo encendí. Al momento encendí el mío y le di la primera calada. Sentí cómo mis pulmones se llenaban de nicotina y de los productos químicos que tan adictivos hacen al tabaco.

– ¿Llevas un plug puesto, Pili? – me preguntó Sonia, mientras abría la lata de cerveza y le daba un primer sorbo.

– Sí – respondí – Veo que lo has notado.

-Date la vuelta … que voy a quitártelo – me dijo con seguridad. Obedecí y me giré dejando mis posaderas a la altura de su cara. Me separé las nalgas y Sonia tomó la base del plug con una mano, mientras seguía fumando con la otra.

– Sácalo sin miedo. Tengo ya el culo bien dilatado – presumí. Noté cómo me retiraba el plug de un golpe seco. Cuando me giré para ver su cara, tenía el plug metido en la boca y lo succionaba lentamente.

– Tu culo sabe muy bien, Pili – dijo pasándome el plug – ¡Chúpalo tú y compruébalo!

Le di otra calada al cigarrillo antes de meterme en la boca el plug que había llevado en mi culo hasta unos momentos antes. Sonia dejó el cigarrillo sobre uno de los ceniceros, antes de separarme las nalgas y meterme la lengua en el culo. Empecé a comprender que las alabanzas que recibía tenían que ver más con su actitud que con su físico. Me metió la lengua en el ojete sin el menor reparo y me folló el culo. Sentía su respiración en mi interior y su nariz chocando contra mis nalgas. Suspiré. Su lengua se movía con agilidad dentro de mi ano y mi coño empezó a mojarse. Tomó la lata de cerveza que no estaba abierta y la apuntó hacía mi culo.

– ¿Crees que entrará? – me preguntó.

– No creo, es demasiado grande – dije sacándome de la boca el plug que aún estaba chupando. Entonces, le dio otro sorbo a su cerveza y con un maniobra rápida y acrobática se despatarró sobre el sofá, mostrándome su entrepierna. Recogió la piernas con sus brazos, en una postura que sólo había visto en vídeos porno, y se separó las nalgas dejando ver la entrada de su dilatado culo.

– ¡Méteme la lata, Pili! – ordenó. Me coloqué de rodillas entre su piernas y apunté la lata hacia su ano – ¡Presiona sin miedo, que ya lo he hecho otras veces!

Por increíble que parezca, la lata se fue abriendo camino en su culo. Ella me miraba desafiante, como si quisiera demostrarme lo que buena que era. Tenía media lata dentro del ano cuando escuché la voz de mi padre.

– ¿Ves, hija? A esto me refería ayer cuando te decía que nos gusta meter cosas dentro de los agujeros de nuestras hembras – me explicó – Tienes que tener el culo bien dilatado, como Sonia, para complacer a quien quiera hacer algo así contigo. Eres carne y agujeros, Pili … tus emociones, tus dolor, tu angustia, tu felicidad … no importan. Sólo importa que puedas y sepas complacernos.

Sonia había expulsado la lata de su agujero trasero con la misma facilidad con que había entrado. Comprendí que aún me quedaba mucho por aprender y que Sonia era la puta perfecta para enseñarme. Sin miramientos, sin delicadeza. Necesitaba saber qué podrían hacerme los amigos de mi padre en la fiesta del sábado o cualquier cliente cuando papá decidiese prostituirme y sacar rendimiento por mí. Entre tales cavilaciones, Sonia deshizo la acrobática postura, quedando sentada en el sofá, como si nada. Tomó otro sorbo de su cerveza y le dio una calada a su cigarrillo.

Avergonzada por no estar a la altura, agaché la cabeza y abrí la lata de cerveza que Sonia había tenido en su culo unos segundos antes. Le di un trago largo y busqué mi cigarrillo, aún humeante sobre uno de los ceniceros.

– ¿Así que te vas con los rusos? – preguntó mi padre, al tiempo que se servía un whisky.

– Sí, Agustín … os voy a echar de menos – dijo con tono triste – ¿Por qué no dejas la botella aquí para que le demos unos tragos? Ya son las doce y me apetece algo más fuerte … – propuso.

– Qué puta borracha estás hecha … – dijo mi padre dejando la botella de whisky sobre la mesa-

– Me voy con los rusos si no me preñan antes …

– ¿Cómo? – preguntó mi padre.

– Me quieren para preñarme, como a tu mujer – explicó – Si me hacen un bombo antes de la cuenta, el trato se viene abajo y mi padre tendrá que pagar un pastón por romper el acuerdo.

– ¡Pero entonces no nos podemos correr en tu coño! – exclamó papá.

– No es lo más aconsejable, pero a veces no se puede evitar – dijo pegando otro trago a la botella.

– ¡Joder, Sonia … el sábado pasado me corrí dentro de tu puto coño! – exclamó mi padre – Eso se avisa y te usamos solo la boca y el culo.

– Te corriste tú, Javi y Pepe – añadió – Pero aún hay tiempo, faltan casi tres meses meses. Si tengo alguna falta, aborto y problema resuelto.

– Pero luego no te vas a poder quedar preñada de los rusos tan rápido como ellos esperan – intervino mi padre.

– Gajes del oficio – respondió con resignación – Saben que soy puta y que existe el riesgo de que alguien me preñe. El trato es que no lo esté cuando se haga mi entrega, el día de mi cumpleaños – añadió dando otro sorbo de la botella.

– Te vas a coger un buen pedo si sigues así, Sonia – advirtió mi padre.

– ¡NOS VAMOS A COGER UN BUEN PEDO! – recalcó ofreciéndome la botella. La cogí y le di un buen sorbo. Me encantaba beber y emborracharme, pero nunca lo había hecho tan temprano – ¿Quién va el sábado, Agustín?

– Albita, las mellizas y vosotras dos – dijo mi padre.

– Joder Albita lo que ha cambiado en poco tiempo, eh … – dijo Sonia – Desde que probó los perros en la capea del Verano pasado, parece otra. Ha cogido mucha soltura.

– ¿Perros? – pregunté extrañada.

– ¿Aún no la has cruzado, Agustín? – dijo mientras mi padre se encogía de hombros – Pili, te queda mucho por aprender. Alba es más joven que tú y me contó el otro día que ya se la han follado ocho o nueve perros distintos.

– ¿Tú has follado con perros, Sonia? – pregunté.

– Sí, cariño – interrumpió mi padre – No hagamos de esto un interrogatorio.

– No pasa nada, Agustín. He venido aquí a enseñar a Pili lo que le espera el sábado – explicó, quitándole importancia – ¡Claro que me han follado perros! Y se la he chupado a un pony en la capea del verano pasado y no me lo follé porque no se dejaba. ¿Te acuerdas, Agustín? Mamen y Yoli intentando sujetar al animal para que yo pudiera chupársela – dijo soltando una carcajada – La hostia puta, lo que nos reímos. ¡Joder, si hay un vídeo de eso! Me lo pasó Marcial – recordó tomando el móvil sobre la mesa y buscando en los archivos durante unos segundos. Mi padre se sentó junto a nosotras para contemplar el vídeo en el móvil de Sonia.

La grabación estaba muy agitada pero podía distinguirse a un grupo de hombres en bañador y chanclas rodeando a un pony de color blanco. El animal estaba tranquilo, pero cuando Sonia aparecía en pantalla, totalmente desnuda y descalza, y acariciaba el enorme pollón del animal, éste comenzó a revolverse. Aparecieron otro par de chicas, las dos con pelo rubio recogido en coleta, también desnudas y descalzas, que intentaban sujetar al pony mientras Sonia, en cuclillas, trataba de acercar el pollón a su boca.

– Mira, ahí están Mamen y Yoli – apuntó Sonia señalando la pantalla del móvil. Una de ellas sujetaba al animal por la cabeza mientras la otra lo hacía por el rabo. Sin embargo, el pony no se quedaba lo suficientemente quieto como para que Sonia acertase a mamarle la polla. Se agachaba una y otra vez buscando con la boca su enorme cipote – ¡Jajaja! – reía Sonia con la reproducción del vídeo, ante la atenta mirada de mi padre. Los hombres de la grabación, seis o siete, animaban a las chicas, las vitoreaban con expresiones indistinguibles, al tiempo que reían, mirándose los unos a los otros. De pronto, Sonia consiguió meterse la tremenda polla del animal en la boca. Casi no le cabía, debido a su grosor, pero logró meterse el capullo durante unos segundos al tiempo que sacudía con ambas manos aquel enorme pollón. El pony volvió a moverse y la polla se salió de la boca de Sonia, que se puso en pié e hizo un gesto de desdén al animal y, encogiéndose de hombros, se fue hacia el grupito de hombres, que empezaron a sobarle las tetas, el culo y la entrepierna. Las otras dos chicas soltaron al pony y se apoyaron sobre una de las vallas, con el culo en pompa, meneándolo y separándose las nalgas con las manos para llamar la atención de los hombres. El vídeo se cortaba en ese momento.

– !Cómo pedían polla Mamen y Yoli! – dijo mi padre entre risas.

– Al final conseguí chupársela un poco – reía Sonia – Si la capea de este año se hace antes de que me vaya con los rusos, prometo que me lo follo.

– ¡Jajaja! – rio papá.

– ¡Qué bien nos lo pasamos, joder! – exclamó Sonia, mientras dejaba el móvil sobre la mesa – Ahora que lo pienso … ¿no estaba tu mujer ese finde?

– Sí, fuimos los dos – reconoció mi padre.

– ¿El finde “romántico” que me dejasteis aquí sola y encerrada? – intervine, enfadada por el engaño.

– ¡Esos humos, Pili! – atajó mi padre – ¡Que te los quito de dos hostias!

– ¿Ese finde no fue cuando Antonio intentó aparear a un cerdo con sus hijas? – preguntó Sonia haciendo memoria – ¡Joder, iba tan puesta que ya no me acuerdo si eso fue este verano o el anterior … – añadió soltando una carcajada.

– Fue este, Sonia … fue este – reconoció papá – Lo intentó con sus hijas, pero el muy cabrón del cerdo no se dejaba – dijo entre risas.

– Ya me acuerdo, joder … fue en el pajar. Alguien me estaba dando por el culo cuando las dos agarraron al puto cerdo y fue … ¡joder, Agustín! – exclamó recordando la escena – ¡Fue tu mujer la que consiguió meterse en el coño la polla del cerdo!

– Sí, fue Mari … ¡jajaja! – reconoció mi padre – Sole y Ruth intentaban hacerlo pero no conseguían que el bicho se estuviera quieto y tumbado de lado para que una de las dos pudiera engancharle la polla al cerdo – explicó mi padre – Los gorrinos tienen el pene largo y fino – añadió a sabiendas de que yo nunca le había visto la tranca a un cerdo – Alba, Mamen, Yoli y tú estabais ocupadas por allí, follando en el pajar con alguno de nosotros y cuando, entre las dos consiguieron paralizar al cerdo, Mari aprovechó, le trincó la polla, se despatarró y se la metió en el coño.

– Joder, sí … es lo malo de ir tan colocada, que luego tengo lagunas – dijo Sonia – Pero sí, joderrrr, recuerdo que tú empujabas al cerdo contra Mari mientras Sole y Ruth protestaban porque querían que el cerdo se las follase a ellas. ¡Jajaja!

– Al final el puto marrano se corrió en el coño de mi mujer – dijo papá – No veas la cantidad de leche que soltó el muy cabrón. Le petó el coño a Mari, le rebosaba la lefa del puto cerdo por las piernas. La dejó pringada y chorreando. La duchamos allí mismo entre varios y luego la tiramos a la piscina porque daba asco metérsela después de follarse al puto cerdo – contó.

– Es cierto – dijo recordando Sonia – La measteis entre tres o cuatro – ¡Ay, qué risas con el puto marrano! – suspiró Sonia.

– De eso no hay vídeo – apuntó papá – Es una pena … esos momentos tenían que estar grabados para poder recordarlos mejor.

Yo escuchaba atónita todo aquello. Aunque había sido educada en que soy un trozo de carne que sirve para dar placer a todo aquel que tenga polla, siempre había pensado en humanos. Incluso en el porno que papá me preparaba para ver cada día, nunca habían aparecido animales. Y mi padre y Sonia hablaban de follar con perros y con cerdos como si fuera lo más normal del mundo. Pero tenía que hacerme a la idea de que eso es lo que me esperaba. Algún día, en alguna de esas reuniones de los amigos de papá, … cualquier cosa podía suceder, por lo que estaba viendo. Lo cierto es que en la grabación que había presenciado, las chicas reían y se comportaban con normalidad y sus propios padres las animaban a todo aquello.

– Jodeerrr, Agustín … cómo me ha puesto el vídeo de la capea. ¿Nos dejemos de cháchara y empezamos a follar? – añadió abriéndose de piernas sobre el sofá.

– ¡Vamos, nena! – ordenó mi padre – ¡Cómele el coño a Sonia!

– Sí, papi … – dije obediente. Metí mi cara entre sus piernas y lamí su depilado chumino. Hacía casi un mes que no me comía un coño, desde que mi madre tuvo que irse a Málaga. Era el segundo coño que me comía en mi vida y pude detectar que no sabía como el de mamá. Este era aún mejor. No estaba muy mojado, pese a haber dicho que se había puesto muy cachonda y tenía los labios vaginales muy abultados y el clítoris redondo.

– ¡Come, perra! – me dijo Sonia – Pronto te follarán todos los del Club.

– Pásame la botella, Agustín – le dijo a mi padre, que obedeció y así, mientras le comía el coño ella daba sorbos de whisky – Sácanos una foto así y se la mandas a mi padre. Seguro que se empalma en medio de la reunión esa a la que ha ido.

– ¡Sluurp, sluurp! – balbucí mientras lamía su coño. Bajé unos centímetros para lamer su ojete y mi lengua se coló en su culo como la lata de cerveza un rato antes. Entonces, Sonia apretó su esfinter, atrapando mi lengua y mostrándome la fuerza con la que podía maniobrar. Sin duda sabía cómo exprimir una polla con el culo.

– Los rusos quieren perforarme el clítoris, los labios vaginales y los pezones – dijo Sonia con mi lengua metida en su culo – Dicen que las putas gustan más así.

– Tatuadas también dan mucho juego – apuntó mi padre.

– Por eso mi padre no me deja tatuarme nada, para que sean los rusos los que lo hagan – explicó dando otro sorbo a la botella – Seguro que me llenan el cuerpo de palabras de esas que no entienden más que allí.

– Jajaja – río mi padre.

– Agustín, ¿te vas a sacar la polla o qué? Creo que tu niñita necesita que la encules – sugirió Sonia.

– Me río porque tu padre acaba de ver la foto que le he mandado y me ha contestado – dijo papá mirando su móvil – “Me cago en ese par de putas baratas. En cuanto termine aquí, me voy para allá a darles su merecido”.

– Bah, seguro que no viene – dijo Sonia – Ha quedado con Fernando esta tarde. Van a llevar dos pastores alemanes para Elenita y no se lo quiere perder. Va a ser su primera monta.

– Entonces no contemos con él – dijo mi padre sacándose la polla – Con lo que le gustan esas cosas a tu padre …

– Le he dicho que haga un vídeo. A ver si se acuerda porque esos momentos son memorables y para la nena siempre va a ser un recuerdo bonito su primera vez – dijo Sonia – Ven, Agustín … deja que te la mame un rato antes de que se la metas a tu hija

Papá se acercó a Sonia por un lateral del sofá y le arrimó la polla a la boca. Ella la engulló por completo hasta que los huevos tocaron en su barbilla. Yo seguía lamiendo su ojete y su coño, pero podía ver con claridad la maestría con que Sonia se comportaba. No soltó la botella de whisky en ningún momento y aguantó con la polla en su garganta más de medio minuto. Cuando la sacó, un chorro de babas y de líquido preseminal de papá resbaló por su barbilla. Inmediatamente, le dio otro trago a la botella, la cual iba a finiquitar en breve, y volvió a meterse la polla de mi padre en la boca.

– ¡Métele la polla ya a tu hija, que lo está deseando! – exclamó Sonia.

– Pili … ¡ponte en cuatro sobre el sofá! – ordenó mi padre.

– Sí, papi – obedecí sacando mi lengua del coño de Sonia y adoptando la postura sugerida. Papá me la metió por el culo y empezó a follarme – ¡Qué bien, papi! ¡Qué gusto!

Sonia desapareció del comedor. Ya había dado buena cuenta de la botella de whisky, que rodaba por el suelo vacía.

– Papi, ¿a mí también van a follarme perros y cerdos? – aproveché a preguntar al quedarnos solos.

– Claro, nena – dijo mi padre mientras me follaban el culo – Y más pronto de lo que crees.

– Pero … ¿me gustará?

– Más te vale porque lo vas a hacer igualmente. ¿O acaso crees que tienes opción? – sentenció mi padre – Para eso te estoy adiestrando y, sinceramente, creo que he sido un poco blando contigo. En ese vídeo que has visto hay dos más jóvenes que tú.

– ¿Las mellizas esas? – pregunté recordando el vídeo del pony y las dos chicas que trataban de calmarle para que Sonia se la chupase.

– Si, hija. Tú eres mayor que ellas por unos meses – explicó papá – Y aún no has probado nada de eso.

– Creía que yo era la más joven de las hijas de tus amigos.

– La mayor es Sonia, que va a cumplir los 16 en unos meses – explicó – Y la más pequeñas es Elenita, un año menor que tú. Ya te he explicado que la máxima rentabilidad se os saca cuanto más pronto empecéis. La mayoría de ellas ya está dando dinero a sus padres.

– Lo siento, papi – dije en tono de disculpa – Prometo que voy a aprender muy rápido para que ganes mucho dinero conmigo.

– Eso espero – sentenció acelerando el ritmo del mete-saca en mi culo – Si no, tendré que venderte para comprarme una puta más rentable. Seguro que Antonio me vende a Sole o a Ruth …

Me quedé triste por las palabras de mi padre, pero tenía razón. Todas aquellas chicas tenían más soltura y experiencia que yo, incluso algunas siendo más jóvenes. Ya habían estado en orgías y en fiestas con un montón de hombres, follaban con animales y daban rendimiento a sus padres. Tenía que ponerme las pilas para no quedarme atrás. Me propuse aprender todo lo que pudiera de Sonia en las siguientes 24 horas, abrir mi mente por completo y dejarme llevar para que mi papá se pudiera sentir orgulloso y ganar mucho dinero conmigo.

En ese preciso instante, Sonia irrumpió por la puerta del comedor. Llevaba un par de bolsitas en un mano y mi consolador de látex en la otra.

– Perdón, pero es que no encontraba mi abrigo y me he topado con este consolador en una habitación, creo que la tuya, Pili – explicó – Me voy a poner una rayita ya – añadió sentándose en una de las sillas del comedor – Esto es caballo, Agustín … por si os apetece.

– ¿Qué es el caballo, papi? – pregunté.

– Es heroína, hija … una droga – explicó papá.

– ¡Un momento! – exclamó Sonia – ¿Aún no has probado el caballo, Pili? – preguntó alarmada.

– No, aún no – dijo papá sacándome la polla del culo y sentándose sobre el sofá – No quería precipitarme con algunas cosas.

– ¡Joder, Agustín! Que quedan cuatro días para el sábado y allí van a estar Marcial, Pepe y mi padre, con lo viciosos que son. Y Albita y las gemelas, que se ponen hasta el culo de todo – dijo Sonia, acorralando a mi padre, que se tocaba las sienes con los dedos, en gesto de preocupación – Sabes los requisitos del Club. Antes de los 16, Agustín.

– Lo sé, lo sé … no he tenido mano dura y voy con retraso – dijo cabizbajo.

– Mi padre me dijo que hoy venía para ultimar detalles, pero veo que a Pili le quedan bastantes cosas por probar … ¿Has fumado maría?

– Sí, la he probado – intervine – Tengo un poco en mi habitación. Si quieres nos hacemos unos canutos – intenté decir para desviar la atención de mi padre.

– ¿Unos canutos? ¿Unos canutos? – se burló – ¡Anda … y ven aquí! Vamos a meternos unas rayas! Que tenemos trabajo para rato – dijo con resignación mientras preparaba el polvo blanco que nos íbamos a meter por la nariz.

Continuará …

126 Lecturas/16 octubre, 2025/0 Comentarios/por agosto10
Etiquetas: amigos, cumpleaños, follando, follar, hija, madre, mayor, padre
Compartir esta entrada
  • Compartir en Facebook
  • Compartir en X
  • Share on X
  • Compartir en WhatsApp
  • Compartir por correo
Quizás te interese
Una medicina para niños 4
Robando, su casa y su virginidad anal
Juan me hizo el amor
Mi destino: mi descenso hacia la esclavitud
Mi Hija y Su Liberal Madre
Recordando experiencias del pasado
0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.

Buscar Relatos

Search Search

Categorías

  • Bisexual (1.264)
  • Dominación Hombres (3.776)
  • Dominación Mujeres (2.821)
  • Fantasías / Parodias (3.034)
  • Fetichismo (2.517)
  • Gays (21.494)
  • Heterosexual (7.764)
  • Incestos en Familia (17.468)
  • Infidelidad (4.315)
  • Intercambios / Trios (2.997)
  • Lesbiana (1.118)
  • Masturbacion Femenina (875)
  • Masturbacion Masculina (1.740)
  • Orgias (1.915)
  • Sado Bondage Hombre (429)
  • Sado Bondage Mujer (168)
  • Sexo con Madur@s (4.003)
  • Sexo Virtual (248)
  • Travestis / Transexuales (2.348)
  • Voyeur / Exhibicionismo (2.366)
  • Zoofilia Hombre (2.143)
  • Zoofilia Mujer (1.637)
© Copyright - Sexo Sin Tabues 3.0
  • Aviso Legal
  • Política de privacidad
  • Normas de la Comunidad
  • Contáctanos
Desplazarse hacia arriba Desplazarse hacia arriba Desplazarse hacia arriba