PILI, PUTA ADOLESCENTE (5). PLANES DE FUTURO.
Un acuerdo con unos árabes sobre las gemelas, precipita los planes de futuro del Club..
PILI, PUTA ADOLESCENTE (5).
PLANES DE FUTURO.
– ¿Con quién se tenía que reunir hoy tu padre? – pregunté – ¿Tiene algo que ver con el Club?
– Sí – dijo saboreando su cigarillo con una calada profunda – La reunión es con un abogado de unos árabes interesados en las gemelas – explicó – Ya has visto el pelazo rubio y los ojos azules, ¿no? Eso gusta mucho a los árabes, les resulta exótico. Quieren comprarlas.
– ¿Y qué va a hacer? – pregunté con interés.
– Según me ha dicho, va a tantear un precio de aquí a dos años, para venderlas justo cuando cumplan los 16, como a mí. Ya has oído antes a tu padre, el Club necesita regenerarse para poder asegurar su continuidad. He oído que la mayor de Javi ya tiene la regla y con suerte, de aquí a seis o siete meses será presentada en el Club. Se llama Evita – me contó – A la pequeña y a la hija de Dani, les quedan unos tres años. Luego está la de Miguel, que aún es pequeña. Y la de Arturo, Tania, ya tiene la edad para que le venga su primera regla … no le puede faltar mucho
– Entiendo … – dije pensativa – Así que las siguientes en ser presentadas serían Eva y Tania …
– Si todo va bien, sí – dijo Sonia – Si los árabes aceptan las condiciones de mi padre, las gemelas tendrán que ser preñadas inmediatamente … y rezar para que sean niñas – explicó – Y lo mismo con Sole, Ruth, tú y Elenita.
– ¿Y qué pasa si son varones?
– Fácil, cuando se sabe el género, se aborta y ya está – dijo como si tal cosa, dando una nueva calada a su cigarrillo – Yo ya lo he hecho dos veces.
– ¿En serio?
– Claro, sólo podemos parir niñas – dijo tranquilamente – Está en las bases del Club.
– ¿Y sabes cuánto va a pedir por las gemelas?
– Cien mil por cada una. Si aceptan que sea de aquí a dos años para poder preñarlas ya y que den a luz, las vende – explicó mientras el cigarillo humeaba entre sus labios – Incluso daría tiempo a un segundo embarazo …
– ¿Y cómo sabes tú tanto del Club? – pregunté, ya que yo era la primera vez que oía hablar de todo aquello porque mi padre solo me había hablado de adiestrarme como puta y llevarme a las reuniones de sus amigos.
– Mi padre me cuenta casi todo lo del Club. No es tan arisco como parece. Aunque delante de los demás siempre me trate como a un mierda, es solo una pose – me confesó – Sabe que el Club me debe mucho, ya que fue conmigo como convenció a todos de su creación definitiva …
– Sí, lo que ha contado papá antes – apunté.
– Él se preocupa mucho por nosotras, aunque parezca lo contrario. En las reuniones siempre está pendiente de que no nos falte bebida, droga y tabaco. Pero que esto quede entre nosotras – me dijo haciendo el inequívoco gesto del silencio con un dedo sobre los labios – Si se entera de que he contado esto, me mata.
– Vale, Sonia … soy una tumba – dije, sonriendo.
– Si se cierra el trato, y las gemelas se van en dos años … quedariais tú, Sole, Ruth, Elenita, Eva y Tania, que si todo va bien serán presentada en unos meses, máximo un año – dijo apurando su cigarrillo – Yo no estaré ya, pero si preñan a las mellizas, se puede ganar mucha pasta con ellas hasta su venta a los árabes: porno, zoofilia … jóvenes, guapas, rubias, ojos azules … ¡y embarazadas! Eso se paga muy bien – concluyó.
– ¿Y ya se ha decidido quién las va a embarazar? – pregunté, curiosa.
– Es otra de las normas del Club: sólo nos pueden preñar otros miembros fundadores del Club, exceptuando a nuestro propio padre – explicó – Es decir, en el caso de las gemelas, Marcial es el que no puede. Supongo que esta norma con el tiempo será cambiada, no creo que los nuevos acepten que a sus hijas sólo puedan preñarlas los fundadores. Sé que si el acuerdo con los árabes va para adelante, mi padre tiene decidido cambiar esta norma.
– ¿Tienes vídeos de las mellizas?
– Alguno tendré, pero puedo pedirles a ellas que nos manden alguno bueno – me dijo mientas cogía su móvil y mandaba un audio – Chicas, estoy con Pili, que el sábado será su presentación y quiere ver vídeos vuestros. De Albita y míos ya ha visto algunos … ¿podéis subir alguno al grupo que os guste especialmente?
– Oye, mi padre tarda mucho. Voy a llamarle – dije. Me levanté del sofá sin recordar que tenía un consolador de 5 cms de diámetro metido en el culo. Cuando traté de ponerme en pie, resbaló por mi recto. Sin embargo, no llegó a caer porque apreté el culo y lo sujeté. Sonia vio la maniobra.
– ¡Bien hecho, Pili! – me alabó – ¡Tráelo para acá! – me ordenó en referencia al consolador. Relajé el ano, me lo saqué y se lo di – Yo te lo cuido mientras hablas con tu padre. Y tráeme algo de beber, que estoy seca
– ¿Agua, Coca-Cola, Fanta, …? – pregunté.
– ¡No jodas, Pili! – exclamó – Vino, vermut, pacharán, … ¡lo que sea pero con alcohol!
Salí del comedor en busca del móvil, que estaba en mi habitación y llamé a mi padre.
– Papi, ¿dónde estás? Tardas mucho …
– No pasa nada, nena – me dijo – Me he liado un poco en una casa de apuestas. En media hora estoy en casa y subo las cervezas frías y algo de picoteo, que tendréis hambre. ¿Qué tal con Sonia?
– Muy bien … me está contando muchas cosas del Club y de vuestras reuniones – le dije.
– Me alegro mucho. Subo enseguida – añadió antes de colgar.
Cuando volví al comedor, con una botella de tequila en la mano, Sonia estaba despatarrada sobre el butacón de mi padre y se masturbaba con el consolador metido en el coño, mientras fumaba otro cigarrillo. Miré el cenicero y estaba lleno de colillas. Se habría fumado unos diez cigarros en unas tres o cuatro horas. Al verme se sacó el consolador del coño.
– ¡Ven, Pili! Que te lo vuelvo a meter.
Me recliné sobre ella como si me fuera a dar unos azotes en el culo. Me separé las nalgas para mostrar la entrada de mi ano. Escupió dentro.
– Te lo voy a follar un rato, ¿vale? – anunció metiéndome nuevamente el consolador hasta el fondo y comenzando a deslizarlo dentro y fuera – Así se va abriendo, que el sábado te lo van a follar bien.
– Y dime, Sonia … ¿qué os suelen meter por el culo en esas reuniones?
– Uy, nena … lo que se les ocurra – respondió – Velas, botes, calabacines, pepinos, plátanos, … ¡de todo! Una vez, en una reunión, Marcial desmontó una de las camas de sus hijas. Les quitó las patas, que iban atornilladas al somier. Eran redondas, gordas y de unos 30 cms de largo … y empezó a follarnos el culo con las patas de la cama – me explicó, en claro ejemplo de que a los miembros del Club podría ocurrírseles cualquier aberración para practicar en nuestros agujeros – Bueno, y el puño – explicó al tiempo que movía circularmente el consolador en mi culo para abrirlo más.
– ¿Te han follado con el puño?
– Sí … además les gusta mucho que nos follemos así entre nosotras. Ellos es menos frecuente que nos lo metan, pero algunas veces sí – explicó – Quitando Elenita, que acaba de ser presentada, todas recibimos puños tanto en el culo como en el coño.
– Mi madre sí me ha metido el puño en el coño, pero en el culo nunca – dije – Y mi padre tiene las manos demasiados grandes.
– ¡Pues ahora mismo te lo voy a meter yo! – exclamó – Sacó el consolador de mi culo y le dio unos lametones – ¡Toma, para tu boca! – ordenó entregándome el trozo de látex. Inmediatamente lo engullí. Sonia me escupió varias veces en el culo y apuntó su mano hacia mi interior. Sentí los cuatro dedos de la mano dentro y, poco después, el dedo gordo. Lo hizo despacio – En la reuniones no vamos a tener tanto cuidado, Pili. ¡El puño va para dentro rápido y sin contemplaciones!
– Ya imagino – acerté a decir, sacando el consolador de la boca.
– Ya tienes los cinco dedos dentro … ahora voy a deslizarlos hasta que pase la muñeca. ¿Duele?
– Un poco – dije sintiendo cómo la mano se abría paso en mi recto. Cerré los ojos y apreté los dientes, temiendo un dolor insufrible.
– ¡Ya está dentro, putita! – exclamó Sonia – Ahora voy a cerrar la mano y a mover el puño dentro para que el agujero se vaya dilatando, ¿vale?
– Vale – asentí volviendo a meterme el consolador hasta la garganta.
Mientras Sonia me follaba el culo con el puño, con el fin de dilatármelo poco a poco, y babeando por el efecto del consolador en mi garganta, traté de recopilar lo que sabía del Club y de sus integrantes:
El Club está compuesto por seis miembros fundadores: Paco, Pepe, Marcial, Antonio, Fernando y mi padre. Y por otros cuatro que se incorporaron posteriormente: Javi, Daniel, Miguel y Arturo Todos deben aportar a sus hijas cuando reciben el adiestramiento adecuado. El adiestramiento comienza a partir de la primera menstruación y consiste en hacernos sumisas y complacientes con los hombres, en general, y con nuestros padres, en particular. En la presentación ante el Club, debemos tener una experiencia sexual mínima, como chupar pollas, follar por el coño y por el culo, tragar meados y lefa. También debemos haber probado las marihuana, el hachís, la cocaína, la heroína y otras drogas comunes; además de fumar en torno a una cajetilla de tabaco diaria y tomar bebidas alcohólicas con asiduidad. Todos lo miembros fundadores ya han presentado al Club a sus hijas: Sonia, Sole, Ruth, Mamen, Yoli, Alba y Laura; y solo quedaba yo por ser presentada.
Después de unas reuniones mensuales, los miembros valoran las aptitudes de cada nueva puta, debiendo haber follado un mínimo de tres veces con cada miembro del Club, habiendo sido montadas por al menos tres animales distintos, haber realizado tres servicios como putas o como esclavas sexuales y haber tomado drogas y alcohol delante de los miembros del Club. Todo eso debe hacerse antes de cumplir los 16 años. De lo contrario, el padre de la puta que en cuestión no pase estas pruebas mínimas, será expulsado del Club, obligado a abandonar el país y a entregar todo su patrimonio; lo que impone a todos sus integrantes a hacer lo posible por cumplir con lo pactado y que sus hijas reciban el adiestramiento adecuado y, cuanto antes, mejor.
La denominada “capea” es la reunión anual del Club y consiste en convivir un fin de semana completo en una finca donde se hace uso de todas nosotras, de la forma y manera que los miembros del Club decidan, ya sea follándonos, ya sea cruzándonos con animales de granja. También se hacen espectáculos y competiciones entre nosotras, premiándonos con droga.
El Club puede vendernos, preñarnos o explotarnos para sacarnos el máximo rendimiento económico posible. Sonia ya está vendida a unos rusos y, muy probablemente, las mellizas pronto lo estarán a unos millonarios árabes.
Todas debemos aportar hijas para el futuro del Club, siendo preñadas por los miembros integrantes. Sonia había abortado dos veces tras comprobarse que el embarazo no era de chicas. Y ahora el Club pretendía preñar a las gemelas para que pariesen niñas antes de ser traspasadas a unos árabes al cumplir los 16.
En ese instante, el ruido de la llave en la cerradura de la entrada me sacó de tan profundas cavilaciones, abriéndose la puerta y apareciendo mi padre con varias bolsas de plástico.
– Llegas a tiempo, Agustín – dijo Sonia – Mira tu hija con mi puño en el culo.
– ¡Ohh, Pili! ¡Qué cosa más bonita! – exclamó papá al verme doblemente ensartada, pues mantenía el consolador dentro de la boca, forzando mi garganta para babear todo lo que pudiera.
– ¡Saca una foto, Agustín! Es un momento para el recuerdo: su primer puño en el culo. Papá dejó en el suelo las bolsas y tomó su móvil. Sonia apretó el brazo hacia mi interior para metérmelo más aún. Hice lo propio con el consolador en mi garganta. Quería salir guapa para la foto.
– A ver … ¡ya! – dijo papá. Inmediatamente, le mostró la foto a Sonia.
– Pásamela … que la voy a subir al grupo de chicas – comentó – Se van a morir de envidia – dijo, riendo.
– Voy a meter esto en la nevera – dijo mi padre.
– Ahora viene lo mejor, Pili – anunció Sonia – Te voy a sacar el puño. Pero no lo haré con la mano extendida, sino con el puño cerrado. Relaja bien el ojete y si te duele muerde el consolador. Pero no grites, ¿vale?
– Fffhale – respondí como pude con la punta del consolador tocando mi campanilla.
Sonia sacó el puño sin contemplaciones y por un momento creí que me había partido el culo en dos. Ni siquiera cuando mi padre me desvirgó el ojete había sentido tanto dolor. Me aferré al consolador y solté un par de lágrimas, pero ahogué el grito en mi interior, mordiendo la barra de látex con forma de polla.
– Ya está … no ha sido para tanto, ¿verdad?
– Noooo – mentí descaradamente. Me quitó el consolador de la boca y volvió a metérmelo en el culo.
– ¡Ahí dentro! El culito siempre lleno, Pili – dijo riendo mientras me daba una palmada en las nalgas
Me puse de pie y anduve como pude hasta sentarme en el sofá, para que el consolador se quedase dentro abriéndome bien el ojete. Me dolía, pero también sabía que era la única manera de conseguir prepararlo para las prácticas aberrantes que los miembros del Club podrían hacerme el sábado.
– Mira, con la emoción de follarte el culo con el puño ni me he dado cuenta de que me han entrado mensajes en el grupo de chicas – comentó Sonia ojeando su móvil – “¡Cabrona, cómo te lo pasas!”, dice Mamen. “Pórtate bien, cacho puta”, dice Yoli. Me han mandado tres vídeos. ¿Los vemos, no?
Antes de que pudiera contestar, mi padre volvió a entrar en el comedor con tres cervezas y una bolsa de patatas fritas. Sonia abrió la lata y le dio un sorbo largo. Yo hice lo mismo.
– Veo que las cosas van estupendamente – dijo papá emocionado – Tu culo estará listo para el sábado.
– Dalo por hecho, Agustín – aseguró Sonia, cogiendo la bolsa de patatas y comiendo varias con ansia.
– Tengo buenas noticias de tu padre, Sonia – dijo papá sentándose en el sofá junto a mí y poniendo su mano sobre uno de mis muslos – ¿Os cuento?
– ¡Ya estás tardando! – exclamó Sonia.
– Veréis … Paco tenía hoy una reunión con unos abogados …
– Sí, iba a negociar una posible venta de las gemelas a unos árabes – se anticipó Sonia – Se lo estaba contando antes a tu hija.
– ¡Joder, sabes tú más que yo!
– Algo sé, pero no cómo ha ido la reunión – dijo Sonia.
– Me ha llamado tu padre y … ¡están vendidas! – dijo sonriente, esperando ver nuestra reacción.
– Pero es no es buena noticia – dije – Porque tendrán que abandonar el Club.
– Sí, pero dentro de dos años – explicó mi padre – Eso garantiza la continuidad del Club durante mucho tiempo. Pero, Sonia, no le digas nada a las gemelas. Paco y Marcial quieren que sea una sorpresa. Quieren contárselo ellos personalmente.
– No diré nada, tranquilo – dijo Sonia – ¿Precio?
– Cien mil por cabeza.
– ¿Y lo de poderlas preñar? – preguntó Sonia sin dejar de comer patatas.
– Ah … ¿también sabías eso?
– Sí, eran las condiciones que quería mi padre para cerrar el trato.
– Sí … es otra de las decisiones que hemos tomado. Llevamos tiempo dándole vueltas y la única manera de tener siempre mercancía es preñando a todas – explicó – Aún tenemos que ponernos de acuerdo en algunas cosas, cómo quién preñará a quién. Y lo haremos con orden, no todas a la vez – explicó papá – Primero se preñará a las gemelas y a Sole, que es la mayor después de ti, Sonia. Parirán antes de los 16 y Sole podrá ser vendida entonces. Cuando estén de seis o siete meses se preñará a las demás. El sábado lo someteremos a votación.
– Es buena estrategia – dijo Sonia bebiendo un trago de cerveza y soltando la bolsas de patas fritas, vacía. ¿Ves, Pili? Te lo dije. Os van a preñar a todas.
– A Tania, la hija de Arturo, por fin le ha venido la regla – comentó papá – Así que ya puede comenzar su adiestramiento.
– ¡Qué bien! – exclamó Sonia – ¿Qué años tiene la putita?
– Doce.
– Muy buena edad para empezar … – añadió Sonia encendiéndose otro cigarrillo – Con suerte en menos de un año podría ser presentada.
– Javi lo tiene más complicado con Evita – explicó papá – Le pasa como a Fernando, tiene la compartida por semanas con su exmujer y eso dificulta mucho un adiestramiento continuado. A tu padre le preocupa mucho eso. Sobre todo que la madre se dé cuenta de algo. Va a hablar con los rusos, a ver cómo se puede solucionar el tema …
– Arturo no tiene problema con eso, ¿verdad? – dijo Sonia aferrada a su cigarrillo.
– No, está soltero y adoptó a Tania siendo una bebé. Es rumana – me explicó papá.
– Agustín, tengo unos vídeos de las gemelas que quiero enseñar a tu hija – dijo Sonia, cambiando de tema – ¿Quieres verlos con nosotras?
Papá asintió y Sonia se sentó en el sofá, entre mi padre y yo. Nos dispusimos a ver los vídeos que las gemelas le habían enviado, no sin antes apurar su cigarrillo y terminarse de un trago su lata de cerveza.
Continuará …
Twitter (X) @CarolFdezPuta
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