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Dominación Mujeres, Fantasías / Parodias, Orgias

PILI, PUTA ADOLESCENTE (9). MI PRESENTACIÓN ANTE EL CLUB.

Pili, de 14 años, es presentada «oficialmente» al Club para valorar sus habilidades..

PILI, PUTA ADOLESCENTE (9).

MI PRESENTACIÓN ANTE EL CLUB.

Los días después de la marcha de Sonia de mi casa fueron un auténtico suplicio. Ella me había mostrado el verdadero propósito de mi vida. Ya no era convertirme en la putita obediente de papá que complace a sus amigotes en fiestas y reuniones. No, ahora sabía el riesgo que corría mi padre si yo no estaba a la altura de las exigencias del Club. Sabía que si recibía la aprobación de sus miembros, debía empezar a ser rentable para aportar dinero que garantizase su subsistencia. Sabía que sería apareada con animales y que debía convertirme en un puta adicta al alcohol y a las drogas.

Como Sonia no me había agregado al chat de la chicas, ya que debía esperar a mi presentación del sábado, puse toda mi atención en beber, fumar y drogarme desde primera hora de la mañana, ya que tenía permiso de papá para no asistir a clase. Él se había encargado de mandar un e-mail a mi tutora de 3º de Secundaria explicando que estaba enferma y que el siguiente lunes acudiría a clase, ya recuperada.

Nunca me sentí integrada en el insti. Quizás por las cosas que había visto en casa desde pequeña. No olvidéis que mi madre es puta y que, hasta que fue alquilada para ser preñada en Málaga hacía un mes, recibía clientes en casa con habitualidad. Además, desde que papá comenzó mi adiestramiento, al poco de cumplir los 13 años, no se me permitía quedar con chicos y chicas del insti. Me limitaba a ir a clase y volver. El resto del tiempo estaba en casa. No tenía amigas con quien compartir secretos y confidencias. Y era algo que anhelaba.

Había conocido en persona a Sonia, Sole y Ruth; tres encantadoras chicas de quienes tenía mucho que aprender, pero también con quienes tenía todo en común. Apenas había estado un día con Sonia, y unas horas con las hijas de Antonio, pero sentía que había conectado con ellas como no lo había hecho con nadie antes. Era como si llevase toda la vida esperando a conocerlas y poder sentirme integrada en un grupo de chicas de mi edad, con la misma educación y con idénticos intereses.

Estaba nerviosa e impaciente, deseando ver qué me depararía mi presentación ante el Club y cómo serían el resto de chicas, a quienes solo conocía por los vídeos que Sonia me había enseñado. Antes de marcharse, Sonia me había dejado una bolsita con cocaína y otra con heroína, lo justo para meterme tres rayitas al día y fumarme un chino por las noches.

El culo me dolía debido al entrenamiento que Sonia había dedicado a mi agujero trasero. Ya había tenido dos puños dentro de él (el de Sonia y el de Ruth), pero debía seguir dilatándolo cuanto pudiera. Así pues, mi rutina aquellos días previos a mi presentación ante el Club era la siguiente:

Enema y ducha, nada más levantarme. Me fumaba tres cigarrillos antes del desayuno y después de la ducha me metía en el culo uno de los consoladores de mi madre, uno que yo nunca había utilizado y que encontré en un maletín en su armario. Tenía unos 30 cms de largo y un grosor aproximado de 5 cms. Después, me ponía a ver porno y me fumaba otros tres o cuatro cigarrillos, con el objetivo de terminarme cada día una cajetilla entera. Sobre las 12 me metía mi primera raya de farlopa y, si mi papá ya se había levantado, me regaba con su primera orina de la mañana y le hacía una mamada. A partir de las 12, empezaba con las cervezas, unas cinco diarias, alternándolas con chupitos de whisky, tequila y vodka. Después de la hora de la comida, ya estaba borracha y colocada. El resto del día se me pasaba más rápido, entre la habitual follada de mi padre a primera hora de la tarde, tras la cual me fumaba un porro de marihuana y, esos dos días, caía dormida durante varias horas. Nada más despertar de la siesta, la segunda raya de farlopa del día, si parar de fumar cigarrillos. Después, a ver más porno, esta vez de zoofilia, mientras me masturbaba, siempre con el consolador gigante en mi culo. A eso de las nueve y media, cenaba con papá. Siempre con vino. Después, la tercera rayita acompañada de unos cubatas, momento en el que a papá siempre le apetecía una mamada. Ya en mi habitación, me fumaba lo que me quedaba de la cajetilla de tabaco y papá me dejaba sobre la mesilla otra nueva para el día siguiente. Antes de irme a dormir, comprobaba la dilatación de mi ojete, follándomelo con el dildo y estirándome el ano con las manos para lograr la máxima dilatación y que mi culo se acostumbrase a abrirse y cerrarse con normalidad. Después, me metía los dedos en el baño para vomitar la cena y así no engordar. Ya en la cama, me fumaba un chino de caballo, que me dejaba “muerta” hasta la mañana siguiente, siempre con el tapón anal metido en el culo.

Así pasé el Miércoles, el Jueves y el Viernes antes de mi presentación, borracha y drogada en espera de tan deseado momento. En la mañana del Sábado papá me dio una especie de capa negra, con capucha. Me la probé y me llegaba hasta los pies, arrastrando por el suelo. Por delante, se cerraba con unos cordones, dejándome tapada por completo de cabeza a pies.

– Esto es lo que debéis llevar todas en los trayectos hacia la casa donde hagamos las reuniones – me explicó papá – Hazte un enema, dúchate y ponte esto. En una hora salimos.

¡Qué ilusión! ¡Por fin había llegado el día más esperado! ¡Mi presentación ante el Club! Obedecí a mi padre y en una hora estábamos subidos al coche. Antes de arrancar, me puso un pañuelo negro en la cabeza, atado a mi nunca, que me tapaba los ojos.

– Esto es para que no veas adónde vamos – me explicó – Las reuniones se hacen en las casas de los miembros del Club, aunque estamos valorando alquilar un lugar neutral, alejado de Madrid. Por seguridad, es mejor que las chicas no sepáis dónde se hacen las reuniones.

El trayecto se me hizo interminable a pesar de que no debió de ser más de media hora. Supuse que iríamos a algún pueblo de la periferia. Papá me contó que había habido un cambio de planes por culpa del acuerdo con los árabes sobre la venta de las gemelas. En principio, Antonio, Fernando y Miguel no iban a ir a esa reunión, al tener compromisos previamente adquiridos; cosa que sabía por nuestro encuentro esa semana con Sole y con Ruth, que estaban contratadas ese Sábado para una monta de perros en una finca de Toledo. Ellas mismas nos lo habían contado a Sonia y a mí. Sin embargo, Paco les había pedido a todos que anulasen sus compromisos para poder asistir, al tener que tomar decisiones que debían ser conocidas y aprobadas de forma urgente.

Cuando llegamos, papá me cogió por una mano y me condujo, a ciegas, hasta el emplazamiento donde tendría lugar la reunión. Caminamos unos metros, subimos algunos escalones y volvimos a caminar algunos metros más. Después, me quitó el pañuelo de los ojos y la capa, quedando totalmente desnuda.

Estaba en una especie de patio interior, con suelo de adoquines y un huerto en un extremo. En un banco de madera estaban sentadas las chicas, desnudas. Frente a ellas había una pequeña mesa rectangular con una caja de madera, varios mecheros y ceniceros. A unos 5 metros, frente al banco donde estaba sentadas las chicas, había una especie de cenador, elevado un escalón por encima del resto del patio. Una mesa rectangular lo presidía, con un banco corredero en forma de U, donde estaban sentados los diez integrantes del Club. Todos iban vestidos de forma casual, con camiseta, vaqueros y zapatillas. Papá me indicó que me sentase con las chicas. Así lo hice. Sole, Sonia y Ruth, que ya me conocían personalmente, me hicieron un tímido gesto de saludo con la cabeza. Me senté entre Sonia y Ruth. Paco tomó la palabra.

– Buenos días a todos y gracias por venir, especialmente a Antonio, Fernando y Miguel – dijo mirando a cada uno de los que iba mencionando – Sé que teniáis otros compromisos, pero era importante que nos reuniéramos hoy todos porque tengo varias cosas que comunicar y necesito vuestra aprobación para llevarlas a cabo. Además – prosiguió – tenemos que valorar el estado de nuestras finanzas y tomar algunas decisiones de cara a un futuro a medio-largo plazo para el Club.

Todos le escuchaban atentos, muchos ignorantes por completo de algunas de las noticias que Paco les iba a trasladar, y que yo, como sabréis por capítulos anteriores, había tenido la oportunidad de saber casi antes que nadie.

– En primer lugar – prosiguió – Quiero dar la bienvenida a la hija de nuestro amigo Agustín, que por fin hoy será presentada al Club. ¡Es Pili! – añadió.

Al pronunciar mi nombre, todos se giraron hacia el banco donde las ocho estábamos sentadas y comenzaron a aplaudir en gesto de bienvenida. No sé si se me notó, pero sentí que me ruborizaba.

– En segundo lugar, como sabéis, he estado buscando nuevas formas de financiación para el Club y esta semana me he reunido con abogados de un millonario árabe – explicó – He llegado a un acuerdo, previo consentimiento de nuestro compañero y amigo Marcial, para vender a Yoli y a Mamen por 200.000 Euros en dos años, es decir, si todos dais el visto bueno al trato, el lunes firmaremos la venta y, por tanto, la fecha del traspaso definitivo tendrá lugar justo dentro de 2 años. A mano alzada, por favor …

Los nueve miembros restantes levantaron la mano en señal de total conformidad con el acuerdo alcanzado por Paco.

– Aprobado, entonces – dijo – El Lunes firmaremos la venta y nos harán entrega de la mitad del dinero. La otra mitad se hará en el momento del traspaso. El 50% de esta cantidad, como sabéis, es para el Club y la otra mitad para su padre. Con lo cual, por este concepto, el Club ingresará el Lunes 50.000 Euros.

– Esto no lo sabía – susurré a Sonia al oído.

– ¡Schhh! – calla, me dijo en voz baja.

– Ahora, debemos tomar una decisión importante para la continuidad del Club – dijo tomándose una pausa – Preñar a nuestra putas – añadió solemnemente.

– Yo estoy de acuerdo – expuso Marcial – Hay que renovar la mercancía y la mejor manera es que nuestra putas nos vayan dando nuevas putas para el futuro. De lo contrario, de aquí a unos años todas habrán sido traspasadas y no tendremos mercancía – explicó.

– A mí me parece bien – dijo Antonio – Paco sabe que ya hemos recibido ofertas por mis hijas y no sabemos el tiempo que podremos retenerlas.

– Yo también estoy de acuerdo – dijo Pepe, el padre de Albita.

– A ver, los miembros más nuevos, ¿qué opináis?

– Supongo que con las nuestras será lo mismo cuando sean presentadas, ¿no? – preguntó Javi.

– Así es – confirmó Paco – Creo que lo justo sería que estableciésemos un tiempo desde su presentación hasta que sean preñadas. ¿Os parece? – preguntó. Todos asintieron con la cabeza – ¿Seis meses? ¿Un año?

De pronto, se formó cierta discusión. Todos hablaban a la vez y no se podía distinguir lo que decían unos y otros.

– ¡Tranquilidad! – gritó Paco. Todos callaron – A ver, Fernando … ¿qué tienes que decir?

– Gracias, Paco – dijo tomando la palabra – Me gustaría disfrutar de mi puta durante más tiempo. Fue presentada hace tres reuniones … ¿y ya la queréis preñar? Lo mismo le pasará a Agustín … supongo. Su hija es presentada hoy … ¿cómo la vais a preñar ya?

– No, Fernando … no es eso lo que se ha dicho – dijo Paco – Quizás me he explicado mal. A las gemelas hay que preñarlas ya, por razones evidentes. Y a Sole también porque, después de Sonia, es la mayor – explicó – En seis o siete meses, se preñará a Albita y a Ruth. Y de aquí a un año, sería el turno de Elenita y Pili, si pasan con éxito y reciben el visto bueno de todos. Porque te recuerdo que tu hija aún no lo tiene.

– ¡Vale, vale … de acuerdo! – exclamó Fernando – Entonces sí. Que yo pensaba que estabais hablando de preñar a Elena ya. Pero … ¿qué hago con mi ex cuando vea a la niña embarazada?

– El tema de las madres de nuestras putas es algo que debo comentar con vosotros a solas – dijo mirando de reojo hacia donde estábamos sentadas – No quiero que nuestras putas se enteren de esto, pero te anticipo que los rusos ya están buscando una solución a este problema. Entonces … ¿todos de acuerdo?

Todos asintieron, comentando en voz baja cuestiones que no se alcanzaban a escuchar desde donde las chicas estábamos sentadas.

– ¡Menudo coñazo! – me susurró Ruth – Esto es lo peor de las reuniones – La miré y asentí con gesto complaciente, aunque a mí me interesaba bastante todo lo que se estaba hablando en la reunión – Estoy deseando comerme una polla … ¡Voy a desconectar! Luego me haces un resumen.

– ¡Jiijiji! – reí por lo bajo para que los miembros del Club no nos oyeran cuchicheando.

De pronto, Ruth abrió una caja de madera que había sobre la mesa. Dentro había cigarrillos y porros ya liados. Cogió un porro, el mechero y se lo encendió. Sonia, Yoli, Mamen y Sole la imitaron. Alba y Elenita cogieron un cigarrillo. Me quedé mirando sin saber qué hacer y Sonia me dio un codazo para que fumase algo. Cogí un cigarrillo, no quería estar fumada en mi presentación y no enterarme de nada. Así pues, todas nos pusimos a fumar tabaco y marihuana mientras la reunión continuaba.

– Otra cuestión importante es decidir quién va a preñar a nuestras putas – expuso – Como sabéis, solo los miembros fundadores pueden preñar a las que ya tenemos, toda vez que ninguno de los miembros nuevos aún habéis aportado mercancía. Cuando vuestras hijas sean presentadas, adquiriréis el derecho a poder preñar a las hijas de otros miembros – explicó – Marcial, ¿a quién has elegido para que preñe a Yoli?

– Sería un honor para mí – dijo Marcial tomando la palabra – que seas tú, Paco, quien preñe a mi hija Yoli.

– El honor será mío, Marcial. Así pues, por favor – dijo dirigiéndose a todos – Hoy podréis usar a Yoli pero no os corráis dentro de su coño – Y … Marcial, dinos … ¿a quién has elegido para Mamen?

– A Fernando.

– Será un honor – dijo Fernando en señal de aceptación.

– Antonio, ¿a quién eliges para Sole?

– A Pepe.

– Acepto – dijo Pepe con decisión.

– Acabaremos siendo todos familia – cuchicheó Ruth, dando caladas a su porro.

– ¡Calla! – cortó Sonia.

– Otra de las cuestiones a debatir es el alquiler de un sitio para estas reuniones – expuso Paco – Los que tenéis esposa no podéis organizarlas, así que lo ideal es que se hagan en un local adaptado a nuestras exigencias y que no levante sospechas. Tendrá un coste extra, pero ahora mismo podemos permitírnoslo, incluso que las reuniones mensuales sean de todo un fin de semana – explicó. Todos estuvieron de acuerdo – Luego os pasaré reseñas de los sitios que he mirado – añadió – Antes de pasar al examen mensual de las putas, ¿alguien quiere plantear alguna cuestión?

– ¡Yo! – exclamó Pepe – Esta semana me pagaron un buen dinero por aparear a Alba con un mastín. Se me ocurrió hacer un regalo al Club, para nuestras putas, y he comprado esto – dijo poniendo sobre la mesa una mochila, que abrió y de la que fue sacando unos collares de cuero con tachuelas metálicas y un par de argollas. En cada una aparecía un nombre hecho con dichas tachuelas: YOLI, SONIA, ALBA, … hasta había una con PILI – La idea que quiero proponeros es que estos collares se entreguen a las putas que pasen la prueba de aceptación de los miembros y que la lleven como un signo distintivo en nuestras reuniones.

– Me gusta la idea – dijo alguien.

– Por mi vale – dijo otro.

– ¿Todos de acuerdo? – preguntó Paco – Todos levantaron la mano en gesto de aprobación – Entonces, entreguémoselos ya … ¿no? Pepe, haz los honores.

– ¡Sonia! – exclamó Pepe. Sonia dejó el porro sobre el cenicero y se acercó a la mesa de reuniones. Pepe le puso el collar, apretado sobre su cuello y lo cerró.

– ¡Gracias! – exclamó Sonia.

De inmediato, y una a una, fueron llamando a Mamen, Yoli, Sole y Alba, que recibieron sus collares y volvieron a sentarse con el resto. Le tocaba el turno a Ruth, que se acercó a la mesa y recibió el collar con su nombre.

– ¡Gracias! – exclamó, al igual que el resto – Me encanta pero … ¿cuándo follamos?

Todos rompieron a reír, incluso nosotras. Ruth se quedó de pie, sin saber muy bien qué hacer, indecisa entre bajarle los pantalones a cualquiera de los miembros y ponerse a chupar pollas como una loca o volver a sentarse con el resto.

– Siéntate, Ruth! – gritó Antonio – Perdonad a esta puta … – dijo disculpándose – … es muy impaciente.

– No pasa nada, amigo – dijo Paco – Ya queda menos, Ruth – le dijo mientras ella volvía con nosotras – Ahora, pasemos al examen de las putas.

Tomó la palabra Marcial para hablar de sus hijas. Dijo que estaba muy contento con ellas, que desde la última reunión se habían estado inyectando más heroína, que el acuerdo alcanzado con los árabes le hacía muy feliz y que había ganado 5.000 Euros con ellas durante ese mes, de los cuales 2.500 eran para el Club. Sacó un sobre con billetes, lo puso encima de la mesa y lo deslizó hasta Paco.

A continuación, habló Antonio, quien comenzó pidiendo disculpas por la impaciencia de Ruth. Después, dijo que las dos iban muy bien, que estaban bebiendo cerveza, ron y tequilla a diario y que fumaban cada una una cajetilla de tabaco al día. Sobre sus ganancias con ellas, dijo que había conseguido tres servicios para Sole y tres para Ruth, incluidas dos montas de perros para su hija pequeña. En total, 2.300 Euros, de los cuales 1.150 eran para el Club. Al igual que Marcial, sacó un sobre con dinero que entregó a Paco.

Tomó la palabra Pepe, el padre de Albita, quien dijo estar muy contento, ya que estaba pasando por dificultades económicas pero que su puta empezaba a ser rentable. Explicó que Alba estaba fumando bastante tabaco y que bebía a diario cerveza, vino y whisky. Además, se fumaba un par de chinos a la semana para acostumbrarse a la heroína. Había conseguido 2.500 Euros, de los que 1.250 eran para el Club. Añadió que Albita tenía mucho futuro en las montas de animales y que la pareja que la había contratado para el mastín, ya la tenía reservada dos noches en el siguiente mes y, además, que iba a ser montada por un caballo la semana siguiente. Todos aplaudieron y nosotras miramos a Alba, que sonrió, sintiéndose halagada.

Fernando dijo de Elenita que estaba muy contento con ella, aunque no podía adiestrarla tan bien como quisiera, ya que dos semanas al mes las pasaba con su madre. Por eso, la ingesta de alcohol, tabaco y drogas tenía que ser más progresiva. Aún no la había podido sacar rendimiento, pero esperaba que en unos meses empezase a generar dinero. Muy orgulloso, señaló que Elenita ya había sido montada por dos perros, dos pastores alemanes, esa semana y que Paco y papá habían sido testigos, además de haberse grabado en vídeo.

Tomó la palabra mi padre, quien señaló que esperaba que su hija hoy pudiera satisfacer a todos en su presentación y que, por favor, no tuvieran ningún miramiento con ella. Añadió que yo estaba muy ilusionada y que deseaba ser muy rentable para él y para el Club.

Por último, Paco dijo de Sonia que en el último mes había realizado siete servicios que le habían reportado 4.500 Euros, poniendo encima de la mesa un sobre con dinero, que amontó junto al resto. Tomando el dinero, lo contó. Ocho mil trescientos Euros, era lo recaudado por Sole, Ruth, las mellizas, Albita y Sonia, pues Elenita y yo aún no dábamos beneficios. Paco explicó que con entre ese dinero, lo que quedaba de las aportaciones de los nuevos miembros y el dinero del traspaso de Sonia y las gemelas, había un fondo de 187.000 Euros, lo que garantizaba la continuidad del Club durante, al menos, un par de años.

Dicho lo cual, Paco levantó la sesión y Ruth corrió hacia la mesa de juntas. Aún ninguno de sus miembros se había puesto en pie. Se deslizó bajo la mesa y al primero que cogió, Arturo, le bajó los pantalones y comenzó a comerle la polla como si no hubiera un mañana.

– ¡Joderrr, sí que tenía ganas de polla la muy puta! – exclamó alguien, mientras todos reían.

Yoli y Alba ya se habían levantado del sofá y se dirigieron hacia la mesa, imitando a Ruth. Javi ya se había quitado los pantalones e interceptó a Alba antes de que llegase a la mesa.

– ¡Ven aquí, perra! – exclamó cogiéndola por el cuello y sobando sus tetitas con energía – ¡Te voy a hacer de todo!

Yoli ya estaba a cuatro patas sobre el suelo y Paco, el encargado de preñarla, se la enchufó en el coño por detrás. Sole se abrió de piernas, aún sentada en el banco, ofreciendo su coño a Fernando, el encargado de preñarla, quien se dirigió hacia ella y se la metió en el chocho de un golpe fuerte de caderas, mientras le gritaba “¡Préñame, por favor!”

El resto de hombres venían en grupo hacia nosotras. Alguien me escupió en la cara, no sé quién, y sentí manos de varios sobando mis tetitas, mi culo y mi coño. Fue Marcial quien me metió dos dedos en el coño y comenzó a masturbarme con energía. Sonia sonreía, observando la escena, mientras mi padre sobaba sus tetas. Me cogieron en volandas ente varios y me llevaron dentro, a una estancia amplia y bien iluminada. Me tiraron al suelo y, casi sin poder incorporarme, alguno de ellos me cogió del pelo y llevó mi cabeza hasta su polla, metiéndomela hasta la garganta.

– ¡Te vamos a dar tu merecido, puta! – exclamó alguien, cuya identidad no pude distinguir.

– Sí, pedazo de zorra! – dijo otro que me sobaba el cuerpo – Llevamos mucho tiempo esperando esto.

– ¡Gluuurp, gluuuurp! – tragué polla.

– ¡Ahora yo, hija de puta! – me dijo el otro que estaba junto a mí, agarrándome con fuerza por el pelo e incrustándome su rabo en la boca.

– !Arrrrghhhh!

Los dos tipos me follaban la boca sin darme respiro, se turnaban cada medio minuto en mi boca y envestían con fuerza dentro agarrándome por el pelo. Cuando por fin pude mirar de reojo a mi alrededor, vi a Sonia de rodillas chupándosela a mi padre, que grababa con el móvil lo que me hacían. Me sentí bien, parte de un grupo, de una comunidad que disfrutaba de la vida y que me habían dado la oportunidad de formar parte de todo aquello. Miré a mi papá que, con gesto orgulloso, sonreía al verme dar la talla delante de sus amigos.

Recordé el vídeo de Albita, el de su presentación, en el que mi padre y Paco la destrozaban literalmente a palos y a pollazos. La propia Sonia me había reconocido que para todos los integrantes del Club, aquello fue decepcionante. La expresión había sido que “Alba había estado floja”. Yo no quería que nadie pensase eso de mí, así que me propuse dar gracias siempre que pudiera, estar activa ofreciéndome a cualquier guarrada y siempre sonriente.

– ¡Puta perra! – dijo el que tenía su tranca en mi boca, sacándola y obligándome a ponerme en pie, al tirarme de los pelos. A continuación, me dio un bofetón y me escupió en la cara.

– Gracias … – dije, a sabiendas de que estar agradecida era ganar puntos con ellos.

– ¡Qué hija de puta! – exclamó el otro que me pellizcaba las tetitas – ¡La has adiestrado bien, Agustín!

– ¡Ven, puta zorra … que te vamos a follar! – exclamó el primero, a quien solo entonces pude darme cuenta de que se trataba de Daniel. Me tiró al suelo y me forzó a ponerme a cuatro patas. Primero me dio una palmada violenta en las nalgas y, a continuación, de rodillas tras de mí, me la metió en el culo. El otro, Antonio, se puso frente a mí. No tuvo que hacer nada porque en cuanto vi su maniobra, me metí la polla en la boca antes de que pudiera decir nada.

– ¡Graba, Agustín! – dijo Antonio – !Mira cómo nos follamos a tu puta hija!

– ¡Dadla caña! – exclamó mi padre, a quien ahora no podía ver, pero que esperaba que siguiera grabando todo.

Daniel me daba por el culo con energía y Antonio me follaba la boca. Pude darme cuenta de que en esa estancia sólo estábamos nosotros tres y Sonia, que le comía la polla a papá. Me sentí genial. Me gustaba. No estaba desbordada, por el momento. Aunque sabía que aquello no había hecho más que comenzar.

– ¡Jajaja! – se escuchó reír a Ruth escandalosamente, mientras entraba en la estancia perseguida por uno de los miembros del Club.

-¡Ven aquí, perra … que te voy a poner fina! – dijo Miguel, que era quien la perseguía.

– ¡Mira la nueva, qué bien se lo monta con dos pollas! – exclamó Ruth al verme con la chorra de Daniel en el culo y la de Pepe en la boca – ¿Nos unimos? – le dijo a Miguel con picardía.

No le dio tiempo a responder porque antes de que pudiéramos darnos cuenta, se había puesto a cuatro patas sobre el suelo, junto a mí, pero en sentido contrario, invitando a Antonio a que la follase por detrás, bien por el culo, bien por el coño.

– ¡Papi, fóllame! – le pidió. Apenas tuvo que moverse unos centímetros para sacármela de la boca y metérsela a Ruth por detrás. Miguel ocupó el lugar de Antonio en mi boca – Papi, ¿por qué no me metes el grumazo de lefa bien dentro y me preñas?

– ¡No digas gilipolleces, puta! – cortó Antonio, al tiempo que le daba una fuerte palmada en el culo – Quien te preñe es algo que se decidirá más adelante.

– ¡Jooo, yo quiero una barriga ya! Papi, si me preñas tú tendrás una hija y una nieta a la vez … y yo una hija y una hermanita … ¿no te gusta la idea? – se quejó Ruth, al tiempo que mi padre soltaba a Sonia y se la metía en la boca a Ruth.

– ¡Calla ya, puta asquerosa! Que no haces más que cotorrear – dijo papá, metiéndole la polla hasta la garganta.

– ¡Aghhhh! – exclamó Ruth babeando.

Sonia se acercó a mi trasero, se puso de rodillas y, con un maniobras rápida, sacó la polla de Daniel de mi culo y la metió en mi tierno chumino. A continuación, comenzó a perforarme el culo con el puño.

– ¡Ahhh! – exclamé al notar cómo se dilataba mi agujero trasero, soltando por un momento la polla de Miguel.

– ¿Te duele, puta? – preguntó con desdén Sonia – Agustín, graba bien cómo me follo con el puño a tu hija …

– Sí, Sonia … estoy intentado grabar todo lo que puedo – dijo papá, con la polla en el culo de Ruth.

– Ya lo tiene dentro, la muy hija de puta – dijo Sonia con su puño en mis entrañas, comenzando el mete-saca, acompasándolo con las envestidas en mi coño de Daniel.

– ¿Dónde están los demás? – preguntó Antonio a Miguel, ya que acaba de entrar desde el patio.

– A Yoli, a Mamen y a Sole se las están follando Paco, Fernando y Pepe … a ver si las dejan preñadas – explicó Miguel – Arturo se está follando a Elenita y Javi a Alba.

No pude contenerlo más. Me corrí. Y no pude fingirlo. Estaba feliz. Tenía los tres agujeros llenos, como nunca los había tenido antes y pensé en que aquello no había hecho más que comenzar. Iba a estar follando todo el día. Pensé que aquello era lo mejor que me había pasado en toda mi vida, que no podría experimentar mayor placer y excitación nunca. Me equivocaba. Aún me quedaban muchas cosas por probar en el día de mi presentación al Club.

Continuará …

Twitter (X) @CarolFdezPuta

E-mail: [email protected]

53 Lecturas/1 noviembre, 2025/0 Comentarios/por agosto10
Etiquetas: amigos, anal, baño, hermanita, hija, madre, mayor, padre
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