PODER SOBRE MARIA JOSE
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Poder sobre María José
Mi nombre es Julián y la historia es medio verdad y algo de fantasía, al leerlo tómense ustedes lo que deseen como verdad y como fantasía.
Esto ocurrió una tarde al salir del trabajo yo suelo ir a un parque y sentarme allí a darle de comer a las palomas, todos los días era lo mismo estaba en el parque sobre las ocho de la tarde y luego volvía a casa a hacerme la cena, ver la televisión y a la cama a veces cambiaba la televisión por pasar un rato en el ordenador, cuando estoy en el ordenador suelo leer historias algo picantes y de vez en cuando chatear con quien me llaman, en esto quiero decir que yo no suelo llamar a nadie, estoy abierto a todas personas que deseen hablar conmigo pero no busco a nadie será mi manera de ser.
Un día después de trabajar volví a casa y no pase por el parque ya que me encontraba algo mal y al llegar a casa me fui directamente al baño y luego a la cocina allí me hice una infusión y pase a mi despacho a encender el ordenador, entre como siempre a leer historias y creía que ese día estaría poco tiempo ya que mi estómago no estaba bien.
Sobre la media hora una persona mujer me pidió permiso para hablar y tener cam conmigo, como dije antes nunca suelo decir que no así que acepte y vi que era una chica morena, con tetas grandes.
-Hola mi nombre es María José y desearía tener conversación con usted si usted lo desea a lo que yo accedí y le dije.
-Hola mi nombre es Julián y que deseas por que deseas hablar conmigo.
Ella su respuesta fue que había abierto Facebook entro en mi carpeta y vio las fotos que yo tenía puestas en él, deseaba saber si eran ciertas o solo montajes.
Mi respuesta fue que las fotografías eran todas verdaderas y que de las fotografías que hacia siempre pedía permiso a la persona o personas para subir una o dos a Facebook.
Entonces me dijo que habían fotos le gustaban y otras con un poco subidas de tono, yo le dije si no hubieras entrado no hubieras visto esas fotos
-No si me gustan pero son fotos que creo nunca me haría yo, por cierto de dónde eres a lo que respondí de Madrid y tú.
-De Santo Domingo pero desde hace cinco meses estoy aquí en Madrid, trabajo de camarera en un restaurante.
Así estuvimos hasta las doce de la noche, me despedí pues al otro día había quedado con una clienta como podrán comprobar mi trabajo es de fotógrafo.
Al día siguiente fui a ver a la clienta y me pidió presupuesto de unas fotos que deberían hacerse en su apartamento, se lo di y fui a ver otras personas luego me fui al despacho y desde allí al parque le di comida a las palomas y de vuelta a casa a hacer la cena y de nuevo me puse el ordenador.
Al encender el ordenador vi que tenía varios e mail de María José y resumiendo me dio su número de teléfono, y deseaba tener una conversación conmigo, yo lo vi un poco como algo inesperado una mujer me conoce chatea conmigo nos vemos por cam y al segundo día cuando entro al ordenador me veo que tengo su número de teléfono, su dirección de donde trabaja no se algo raro vi, pero claro era de Santo Domingo igual allí son más tirados para adelante que nosotros no sé.
Al cabo de unos días volvió a salir por ella llamándome yo acepte chatear con ella y acepte también y al momento lo primero que me dijo fue.
-Que ocurre te di mi número y mi dirección del restaurante y no me has llamado ni has venido a tomar un café.
A lo que mi contestación fue que estaba lleno de trabajo y no podía acercarme ni llamarla, me voy por las mañanas a trabajar tomo un respiro por las tardes al salir llendo a un parque ( le dije el nombre del parque ) y luego sobre las ocho vuelvo a casa ceno y leo por el ordenador o veo televisión.
-Y dime como te encuentras ya subiste alguna foto más.
Pues me encuentro bien y no, de momento no subí ninguna foto más y así estuvimos hablando como la otra vez hasta las doce que suelo irme a la cama.
Pasaron unas dos semanas y un día estando en el parque, sentado y dándole de comer a las palomas vino una mujer ojos verdes y un cuerpo infernal un culo en punta y unas tetas que se le salían de su camisa, de lo grande que eran y me dijo si podía sentarse a lo que yo accedí y me puse a darle de comer de nuevo a las palomas.
De pronto escuche:
-No me conoces a lo que yo respondí perdón, mirándola y me di cuenta que era María José y entonces le dije perdón no sabía que eras tú, estas muy cambiada de verte por cam a verte ahora.
-Bueno es que en casa suelo ir con trapos y cuando salgo suelo arreglarme más y dime como estas ya que llevamos unos días sin hablar.
-Bien estoy bien atareado con mi trabajo pero para eso vengo luego aquí a tener un pequeño relax, y tú.
-Bueno yo he venido a ver como estabas y hablarte de esas fotos que cuelgas ya que por Cam y chat no me atrevo a decir nada.
-Bueno dime que deseas saber.
-Primero cuanto me costaría y segundo en cuanto tiempo estarían
-Que clases de fotos le pregunte: ya que tengo varias clases de fotos desde bodas, estudio, y márquetin.
-Bueno me interesan las de estudio en forma de lujuria y demás.
-Esas fotos fueron hechas a mujeres que en un día estuvieron conmigo.
-Y eso pregunto.
-Fueron mujeres mías conteste.
-Pues cuantas veces te has casado.
-Ninguna le conteste, eran amigas, luego fueron algo más
-No entiendo pero dime cuanto costarían.
-Dinero ninguno pero tiempo creo que si costaría tomarte unas fotos como esas
-Explícate mejor.
-Me dedico a la fotografía y a buscar mujeres que luego con su consentimiento sean mis Sumisas.
Ella mirándome me dijo: en mi país eso es ser una mujer sometida.
-Pero sometida con la aceptación de ella no, si me respondió María José.
Entonces María José dijo entonces quieres decirme para fotografiarme así yo debería ser consentida a ser tu sumisa, si no no habrían fotos.
-Si eso quiero decir y perdona son casi las ocho tengo que llegar a casa y hacerme la cena etc.
-Dime te pondrás a chatear esta noche, me gustaría seguir hablando contigo.
Lo veo bien le conteste luego después de cenar nos vemos, le di un beso en la mejilla y me levante para irme y entonces di media vuelta y dije a por cierto me gusta tu camisa, pero tu falda algo más corta debería ser y me fui.
Al llegar a casa todo fue monótono cena lavar los platos y ponerme a leer nuevas historias a los quince minutos de nuevo tuve una llamada por cam de María José, encendí la cam y allí estaba ella sus primeras palabras fueron estas:
-Te gusta más así: llevaba puesto la misma camisa y una falda negra corta súper corta, entonces le dije para estar en casa no decías que vestías más cómoda.
-Si pero quería enseñarte esta falda hacia lo menos tres años que no me la ponía por lo corta que me va.
-Como veo llevas sujetador y tanga negros para mí con esa ropa esas dos prendas sobrarían.
-Que quieres decir que no te gustan me dijo.
-No quiero decir eso respondí solo digo que yo quitaría esas dos prendas,
Y sin decir nada se alzó y sin quitarse la camisa se quitó el sujetador y acechándose un poco se quitó el tanga volvió a sentarse y dijo.
-Así te gusta más.
-Yo conteste que sí.
-Bueno y retomando la conversación de esta tarde me dijiste que debería ser una sumisa tuya para poder hacerme esas fotos.
-Así es respondí yo.
-Antes de entrar a chatear contigo he estado viendo algunas fotos y he leído sobre ser sumisa y tengo cientos de preguntas en mi cabeza
Después de un rato hablando con ella nos despedimos y me dijo a lo mejor mañana voy a verte al parque.
Al día siguiente yo como siempre fui al parque y a los pocos minutos vino ella y vestía lo mismo que me enseño por cam y sin nada de ropa interior.
Yo le dije:
-As sido así a trabajar, no me contesto me he llevado la ropa y al salir del trabajo me la puse esta ropa la llevo para que me vieras tu sin cam.
Era viernes y me propuso de ir a mi casa, yo le dije que pocas mujeres habían entrado en mi casa pero quien había entrado luego fueron mías.
Y ella dijo yo quiero ir a tu casa.
Apenas entre a la casa sin mediar palabra la lleve directamente a mi dormitorio, la tiré en la cama y comencé a refregarle mi bulto por su cuerpo.
Ella me detuvo y me dijo con un brillo de deseo en sus ojos que quería sentirse sometida, que abusara de ella, que la violase y que estaba a mi entera disposición para lo que yo quisiese.
La idea me gustó.
Esa sensación de poder me producía un morbo inexplicable que me excitaba cada vez más.
No lo dudé ni un minuto más.
Apenas entramos, la tumbe de un empujón en la cama y tome unos cinturones para atarle las piernas y los brazos a los extremos de la cama, dejándola prácticamente inmovilizada.
Tome una tijera y le corte su camisa, liberando sus enormes tetas de donde estaban y luego le quite la falda y la deje desnuda y viendo su clítoris lleno de pelos fui al baño y cogiendo mi máquina de afeitar y mirándome ella con una cara de terror le afeite todo su coño, luego mirándome con cara de lujuria vio como atentamente me quite mi ropa y cogiendo mi cinturón se lo pase por su cuerpo dándole al principio pequeños azotes que no hacían más que excitarla a un más.
Le lamí sus pezones consiguiendo se endurecieran aún más, se los mordía y ella gozaba Fui bajando con mi lengua hasta llegar a su vagina y la introduje en sus labios tragándome el mar de jugos que había en su interior, saboreando todo su sexo.
Ella solo deseaba coger mi pene lo que yo no la dejaba me vería desnudo pero no sería suyo de momento.
Fui a una habitación cercana y cogí un vibrador grueso y se lo introduje por su dolorido ano, al mismo tiempo su cuerpo se movía ante tal agresión.
La abrí de piernas y poniéndolas dencima de mis hombros y le metí el vibrador.
Ella se corrió de una manera brutal mientras yo apretaba, verla gritando de placer con toda su cara retorcida de placer, ella estaba completamente extasiada y todavía se estaba recuperando de lo que había tenido, la cogí y la lleve al suelo del comedor y fui a mi despacho y cogí la cámara de fotos una réflex y empecé a hacerle fotos yo tuve ganas de orinar y deje la cámara para ir al baño y ella me dijo que no me fuera que lo hiciera sobre su cuerpo, entonces me pare enfrente de ella y orine sobre sus tetas,cara y boca, ella termino relamiéndose y luego diciéndole donde estaba el baño, nos fuimos a duchar y a la vuelta nos quedamos en la cama acostados y antes me confesó que había tenido los mejores orgasmos de toda su vida y así quedamos dormidos.
Al siguiente día sábado al levantarme fui hacia el despacho y vi que María José ya se había levantado y estaba haciendo café con tostadas.
No le dije nada y pase las fotos desde la cámara al ordenador al poco tiempo María José me llamo para desayunar y cogiendo mi portátil fui para la cocina, desayune tranquilo ella iva desnuda pues la camisa se la había roto yo y la falda estaba tirada en el cuarto.
Al terminar de desayunar le dije se acercara a mí y le enseñe las fotografías, ella con una mirada de sorprendida decía que ella no podía ser esa la de las fotos y yo le pregunte.
-Por qué no eres tú si sabes que te las hice anoche.
-Porque en esas fotos parezco una chica salida, haz visto mi cara llena de lujuria, llena de….
No sé qué decir en realidad parezco una perra salida…
-No deseabas fotos así pregunte:
-Si yo veía las fotos de otras personas y me gustaban pero viéndome a mí parezco una perra como antes dije.
-Eso quiero que seas.
Quiero que seas mi perra, mi sumisa ahora entiendes y ella suspirando me dijo sí.
Nuevamente de nuevo la lleve al comedor el deje en el centro de la habitación y yo la contemple sentado en mi butaca, era una butaca normal.
Y llamándola y viendo mi expresión de la cara no me hagas daño por favor lo tome a suplica más que a una petición.
-Ven aquí le dije y caminando tres pasos vino hacia mi arrodíllate le dije y se arrodillo y estando frente a mi le dije un poco más cerca y arrastrando sus rodillas vino hacia mí y acachando su cabeza comenzó a tocarme mi polla, y ahora pon las manos en la espalda, soltó mi polla y puso sus manos en su espalda y desde ahora me vas a llamar Señor espero te acuerdes.
-Si Señor así lo hare.
Y llendo a mi cuarto cogí un látigo de cuero trenzado y poniéndome detrás de ella ya como sumisa, levante el brazo, el látigo silbo en el aire e impacto en su espalda quien deseo moverse pero quedo quieta, en el movimiento giro involuntariamente su cuerpo mostrando sus tetas y sus pezones rojizos y estando de nuevo en posición volví a un nuevo azote golpeando su delicada piel de la espalda, un prolongado gemido salió de su garganta.
Le dije Sabía que sería completamente inútil pedir clemencia o compasión.
Sería azotada hasta que yo considerara que era suficiente.
Cuántos azotes recibiría.
¿Diez?, ¿Veinte? ¿Cincuenta?
Las tres marcas de su espalda se estaban hinchando.
Ya eran un pequeño cordón que la cruzaba de lado a lado.
Yo no me detuve hasta que la espalda de mi sumisa estaba cubierta de rayas.
Entonces me puse frente a ella.
La agitada respiración le hacía subir y bajar las tetas con rapidez.
Los pezones parecían más hinchados que nunca.
¡Si María José supiera la imagen que apareció ante su vista su cara demacrada! Cogí y de nuevo le hice fotos y luego la deje tendida en el suelo ella se durmió.
Para el día siguiente después de desayunar y volverle a enseñar las fotos, el castigo consistiría en atarla a una columna muy fuertemente, permaneciendo varias horas completamente inmovilizada.
La conduje al comedor y le obligue a apoyar la espalda contra un grueso poste.
Todavía le dolían los latigazos del día anterior.
Le ate sus manos por detrás de la columna y luego comenzó a pasar otra cuerda primero rodeando su cintura y luego todo su cuerpo amarrándolo a la columna.
Al llegar a su cuello luego de arrollar con dos vueltas el mismo, continuó anudándolo detrás para luego pasar la misma cuerda por su boca y frente a sus ojos.
De esta manera mi sumisa quedaba completamente inmovilizada, con la cuerda que mantenía su boca abierta y sus ojos cubiertos también por la soga.
Yo me pare frente a ella.
La ate también así pero completamente desnuda para admirar la belleza de sus curvas.
La deje permanecer el resto del día así y luego dejándola caer al suelo le volví hacer de nuevo fotos.
Luego la lleve a la ducha y nuevamente la lleve a una habitación allí había una cama pequeña y la eche sobre ella y la deje dormir al próximo día le entregue una camisa mía se la puso, se colocó su falda y sus zapatos y fue al trabajo.
Yo me duche y fui al mío mis nuevas clientas y clientes monotonía de siempre y luego me dirigí a una ferretería e hice unas copias de las llaves del patio y de casa, cogí el móvil y llame a María José.
Ella contesto si y yo le chille diciendo siiiii, entonces escuche una puerta y volvió a decir Si Señor y yo le dije cuando salgas ves directamente al parque.
Así lo hizo ella nada más salir acudió al parque y metiéndome yo mano a mi chaqueta saque un sobre y se lo entregue allí habían treinta fotos, ella callada cogió el sobre y fue mirando una a una y en cada foto que veía ponía una expresión al terminar mirándome le dije deseabas las fotos ay las tienes y dime como te ves.
-Señor ya lo dije me veo con cara de perra, lujuria
-Entonces se acabó.
-No Señor eso no quiero decir yo, yo deseo seguir teniéndote como Señor mucho más tiempo y echándome las manos al bolsillo le dije toma estas llaves ves a casa haz las maletas y vendrás a vivir a mi casa una temporada y luego ya me dirás.
-Si mi Señor eso hare, y ahora veste y haz lo que te he dicho vivirás en mi casa y seguirás llendo a tu trabajo y ahora déjame que voy a echar comida a las palomas.
-Si Señor en nada nos vemos en su casa y levantándose se fue hacia su casa, yo fui echando a las palomas y cuando se hizo la hora fui a casa.
Al llegar a casa me encontré que mi sumisa ya estaba allí había dejado las maletas en la habitación donde la acosté y estaba desnuda con un delantal en la cocina preparando la cena, me acerque a ella le di un azote en el culo y ella dándose la vuelta me dijo.
-Hola Señor en diez minutos tendrás la cena e echo hervido y de segundo lomo con patatas, yo me senté en el comedor y me puse a ver la televisión, sobre las nueve y media estaba cenando y mi sumisa cenaba en la cocina en una mesa pequeña.
Al terminar de cenar fui a su habitación y mire la ropa que había traído y cogiendo una blusa y una falda corta con medias cortas y zapatos planos le dije mañana iras con esta ropa a trabajar, no es de colegiala pero es lo más parecido a ello.
Ella mirándome me dijo Sí Señor.
Y nos fuimos a la cama.
A media noche sobre la una la llame y le entregue un collar que se lo hice poner y luego le dije que cuando viniera del trabajo lo primero que haría sería colocarse su collar como buena sumisa la lleve al comedor y primero azotaría las tetas de la sumisa con unas disciplinas hasta dejarlas rojas y luego, vendándole los ojos, procedería a penetrarla con un consolador.
Continúe el castigo hasta alcanzar el número de veinte azotes.
Las tetas de la sumisa estaban cubiertas de marcas rojas, sus pezones colorados.
Entonces procedí a afeitarle de nuevo el pubis.
Finalmente fue retirado todo el vello.
Le dije a mi sumisa que le daría castigos duros pero nunca más la penetraría si no fuera con algún consolador.
Y después de ser castigada le dije en cuanto estés en casa debes permanecer sin ropa y después de los azotes en espalda y pecho te penetre con el consolador.
Es parte de tu castigo y lo hare con frecuencia lo del fin de semana fue una caricia para lo que será de hoy en adelante.
Quiero que me abras las piernas y me muestres lo que tienes allí que se llama clítoris.
Quiero que digas “Por favor Señor míreme mi clítoris y observe su estado”
-¡No puedo decir eso mi Señor!
-¿Prefieres que te diga que recojas las maletas y vuelvas a tu casa.
¡No! ¡Por Favor!
Tienes que decirlo, es una orden.
Por favor Señor míreme… míreme… míreme mi clítoris y observe su estado.
Así es como quiero que me obedezcas.
Mi sumisa separó las piernas.
Vi sus labios vaginales.
Deberás acostumbrarte durante el tiempo que dure a obedecer.
Y diciendo esto fui hacia la habitación recogí un consolador automático y le dije se lo pusiera mañana con la ropa que le dije.
Y la mande a la cama.
Al día siguiente antes de irse a trabajar la mire vi que llevaba puesta la ropa y levantando la falda vi llevaba el consolador lo puse al uno y viendo que si iva apague y la mande irse al trabajo.
Ese día yo quede con una clienta y le dije acudiera al restaurante donde mi sumisa estaba como camarera ella así lo hizo y yo al entrar me acerque a la mesa donde estaba mi clienta y nos pusimos a hablar, me vino una camarera y pedimos dos cafés con leche y yo unas tostadas, la camarera fue a la barra y se lo pidió a mi sumisa, yo según estaba hablando con la clienta metí la mano en mi bolsillo y accione una flecha poniéndolo al uno, de inmediato vi como mi sumisa salto y sin querer derramo un poco de café, echo este a la pila y se puso hacer otro al momento acudió la camarera y nos entregó los cafés con leche y a mí la tostada, y al irse a la barra de nuevo yo accione la flecha y mi sumisa volvió a dar un pequeño salto y mirando hacia las mesas allí me vio tomando café con leche, quedo sorprendida y yo sonriendo volví a accionar la flecha al número tres, volvió a saltar y la compañera le dijo ocurre algo te veo colorada, ella dijo que no y colocándose en la pila estuvo allí unos segundos largos, luego yo levantándome me despedí de la clienta y fui hacia la barra y llamando a mi sumisa le dije dos cafés con leche y unas tostadas y ella acercándose hacia mí me dijo cinco euros Señor.
Pague y mire a través del cristal que había en la barra donde se coloca las botellas y vi la pila y el suelo, mi sumisa se había corrido dentro de la barra, entonces salí del restaurante y dando unos pasos saque el mando y lo puse a cero, cogí el móvil y el llame y me dijo sí Señor.
-Quiero que vuelvas a la salida del trabajo vuelvas a casa y no te cambies hasta llegar yo, si Señor respondió.
Cuando llego a casa la espere la esperaba en el comedor y al verla le dije se quitara la ropa delante de mí, sus piernas estaban chorreadas de su corrida entonces la ate las piernas, bien separadas, exponiendo su clítoris y le fije los brazos y el cuerpo para inmovilizarla.
Tome un algodón impregnado en alcohol y lo pasó por los labios dela vulva.
Comenzaron los gemidos de la sumisa.
Luego tomando unas pinzas cocodrilo las colocó en cada uno de los labios exteriores y también en los interiores.
La sumisa gemía.
Luego otras dos pinzas se ubicaron en los pezones.
Señor, le pido que cesen los castigos.
Espero la próxima vez que nos veamos en el restaurante aguantes y no te corras y mandándola a su habitación el resto del día permaneció en ella desnuda y creo que medito sobre lo ocurrido
La voluntad de la sumisa estaba siendo destruida.
Aceptaba que su Señor le diera órdenes y ella las cumplía, aun las más degradantes.
Sin embargo quizás la mayor fue en la mañana siguiente.
Yo entre en su habitación y luego la conduje al comedor.
Sumisa, ahora me pedirás que te sodomice.
Recuerda que si te niegas recibirás algunos castigos que serán inolvidables.
¡No puedo soportar más torturas!
Entonces sabes lo que debes hacer: repetir “Señor, le pido que sodomice el cuerpo de esta sumisa rebelde”.
¡No puedo decir eso!
¿Prefieres que te torture hasta que no lo puedas soportar más?
No, no, por favor.
Mi cuerpo está lleno de marcas, no me torture más.
Ya sabes lo que debes hacer.
Amo, le pido que me sodomice.
Yo la obligue a doblarse sobre la mesa, dejando su culo expuesto y le lubrique la entrada del culo.
Consciente de lo que le esperaba se relajó todo lo posible mientras exponía el ano mientras unas gotas de vaselina lubricaban la entrada.
Poco después el glande pugnaba por entrar en el estrecho agujero y el olmo bastión de la sumisa caía frente a mí.
Pero ahora cuando debía separar sus piernas para ser penetrada de nuevo con un consolador por su coño ya no sentía repulsión, por el contrario comenzaba a gozar de recibirla por la vagina, pero la penetración por el culo era más de lo que podía suponer.
Yo, con movimientos acompasados metía el consolador.
Así permanecí unos minutos hasta que retire el consolador del coño de la sumisa.
Se lo metí por delante y por detrás
Los castigos eran siempre generalmente en la vagina aunque algunos eran por el culo.
Por ese motivo mi sumisa ya no se sentía el dolor cuando era castigada, sino que pensaba en lo que luego vendría.
Disfrutar.
Ella fue llendo a trabajar yo iva a trabajar y nos veíamos en el jardín y de allí íbamos a casa juntos.
Unos días después fue colgada de sus muñecas.
Sus pies estaban a escasos veinte centímetros del piso.
Yo me acerque portando cuatro modelos de látigos que usaría sobre la sumisa.
Tome en mis manos una fusta.
El culo sería el destinatario de los primeros azotes.
Empuñe con firmeza la vara y con todas sus fuerzas lo descargue contra las nalgas de la sumisa.
Un fuerte gemido llegó el lugar.
Estaba decidido a azotarla hasta que todo su cuerpo quedara cubierto de marcas.
Ese sólo era el comienzo.
Luego de los veinte azotes en el culo con la fusta, tome un látigo de cuero trenzado.
Con él castigaría la espalda, pero debido a la longitud de la cola también marcaba el vientre.
Otra veintena de azotes.
Luego tomando otro látigo de cuero, pero con nudos cada cinco centímetros me dispuse a castigar la parte delantera de la sumisa, desde el vientre hasta arriba de las tetas.
Cada impacto dejaba una línea roja con puntos más grandes en las ubicaciones de los nudos.
Debido a la extensión a castigar allí descargó cerca de cincuenta azotes.
La sumisa ya ni gemía.
Estaba exhausta.
A un faltaban las piernas.
Para ello yo decidí usar unas disciplinas.
Le dio un movimiento giratorio al cuerpo de la sumisa de manera tal que los azotes caían ora en la parte delantera, ora en el costado, ora atrás.
Cuando considere que estaba suficientemente marcada, pare
En los días sucesivos debió soportar ser azotada mientras estaba colgada de sus tobillos, montar caballetes, tener sus tetas comprimidas, etc.
Además era diariamente cogida, la mayoría de las veces por su coño y otras por el culo.
Luego le puse una regla y era que todas las noches, durante la cena, debía informarme como lo pasaba en el trabajo y qué castigo se le había de aplicar a la sumisa y qué comentarios merecían hacerse.
La sumisa debía continuar en el subsuelo siendo castigada.
Aproximadamente dos semana desde venir a casa el cuerpo de la sumisa estaba con marcas de todo tipo.
A partir de ese momento debió presentarse todas las noches, a la hora de la cena delante de mí desnuda, mostrando las marcas recibidas.
Pasaron varios días desde que vino a casa.
Había sufrido todo tipo de torturas, incluyendo las más crueles ya fuera con los viejos instrumentos o los más modernos.
Las marcas cubrían por completo su cuerpo.
La parte menos castigada había resultado su coño, ya que yo no quería privarse de su uso.
La misma sumisa agradecía que esa parte no fuera el destino tormentos para así poder gozar de las penetraciones diarias claro está con consolador.
Una mañana llegue y quería confirmar que a un faltaba tiempo para su real adiestramiento.
Buenos días sumisa día hoy quiero conversar contigo.
Nos dirigimos al comedor y le pregunte como estas.
No me molesta recibir algunos castigos, en especial algunos azotes en el culo, ya que eso me calienta un poco y podré servirle mejor Señor.
¿Y qué me dices de otros castigos?
Los que quiera mientras dejen mi coño y ano en condiciones de recibir el consolador de Señor.
Eso me alegra, desde el día de hoy compartirás conmigo todo y cenaras conmigo en la esquina de la mesa y permanecerás desnuda como siempre.
Al siguiente día mande llamar a un taxi y nos recogió a mi sumisa y a mi… fuimos al restaurante a cenar y desde entonces seguimos nuestras páutelas….
cuantos fantasmas