Por querer hacerme la loca, me internaron en una clinica psiquiatrica,
Una chica en un ataque de histeria manifiesta que se quería suicidar, por lo que la internan en una clinica psiquiatrica, en donde se va convirrtiendo en la puta de los pacientes y empleados, hastaz qaue sale preñada..
Me hice la loca y terminé siendo puta profesional.
Hace varios años, cuando apena había cumplido dieciocho, mi novio terminó conmigo porque me encontró besándome con un amigo de él.
Lo cierto es que, en más de una ocasión, no tan solo nos besábamos, sino que, en medio del besuqueo, y las caricias que me daba el amigo de mi novio, yo terminaba abriéndole mis piernas de par en par, y dejando que él me penetrase, sin importar el lugar.
En una ocasión nos encontramos accidentalmente, en la biblioteca del instituto, sin decirme nada me tomó de la mano y me llevó a uno de los reservados de estudio grupal, y tras cerrar la puerta, comenzamos a besarnos desesperadamente.
Hasta que la excitación que sentía hizo que yo misma me bajase los pantis, al tiempo que él me continuaba besando ardientemente, introdujo varios de sus dedos dentro de mi húmedo coño.
Por un corto rato apretó mi clítoris entre su pulgar e índice, hasta que ya no pudiendo aguantar más me subí la falda que tenía puesta, y abriendo mis piernas lo invité a que me penetrase.
Cuando no era que ante la más pequeña insinuación me ponía a mamar su verga ya fuera en su auto o en alguno de los vacíos salones del instituto, mientras que, al pobre de mi novio, jamás le permití que me llegase a tocar de la misma manera que lo hacia su amigo.
Cuando mi novio terminó conmigo, me sentí sumamente triste, y deprimida, se puede decir que me dio un ataque de histeria, y sin pensarlo dije que me quería suicidar.
Lo que realmente era una mentira, cuando mis padres me escucharon decir eso, terminé hospitalizada en Psiquiatría, aunque al hijo de la gran puta del Psiquiatra le dije toda la verdad, que mi intención solo era convencer a mi novio de que regresara conmigo.
Cuando me hospitalizaron, me puse a dar gritos y como una loca, pensando que asustaría a los que estaban a mí alrededor, volví a decir que me iba a matar, si me hospitalizaban.
Creo que no había terminado de decirlo, cuando tres hombres fornidos, vestidos de blanco me saltaron encima y siguiendo las órdenes de una enfermera, me acostaron en una camilla, me sujetaron de pies y manos, me condujeron a una pequeña habitación.
La misma enfermera, frente a esos tres tipos, no tan solo me levantó la falda, sino que me bajó completamente los pantis, frente a todos ellos.
A pesar de mis gritos, y mientras esos tres hombres me mantenían bien sujeta, me puso tres inyecciones, en mis nalgas, a lo lejos podía escuchar a mi madre llorando, y a mi padre consolándola, diciéndole que era lo mejor para mí.
Finalmente me debí quedar dormida, hasta que, al día siguiente, al despertar, me encontré que me habían quitado toda mi ropa y puesto una bata, otra enfermera me entrevistó y lo primero que me dijo fue. “Cada vez que te de un ataque de histeria, volverán a inyectarte en las nalgas y dejarte sujeta en la cama por las cuatro extremidades.”
En ese momento estaba a punto de ponerme a gritar, pero al saber que si lo hacía me volverían a inyectar, decidí quedarme tranquila, la enfermera me indicó el tiempo que debería estar hospitalizada, y cuál sería mi tratamiento y horario.
A siguiente día, me di cuenta de la manera que uno de los ayudantes psiquiátricos, me veía, así que apenas pude me le acerqué, y sorpresivamente le di un tremendo beso, con la idea de fastidiarlo.
Yo esperaba que él en algún momento, me regañase, me rechazara, o le notificara a la enfermera del piso de la travesura que yo había hecho.
Pero no fue así, apenas dejé de besarlo, él continuó besándome, al tiempo que prácticamente me cargó dentro de una habitación, donde había un tipo acostado, que por lo que después supe, se encontraba en estado catatónico, no se movía para nada, es más ni atención nos puso cuando entramos a su habitación.
En el piso de la habitación del tipo ese, el ayudante psiquiátrico, continuó besándome y acariciando todo mi cuerpo, al principio me quedé sorprendida, ya que no esperaba que él actuase de esa manera.
Así que mientras él me besaba de manera bien salvaje, metió su mano bajo mi bata y agarró mi coño divinamente, yo ni tan siquiera lo rechacé, todo lo contrario, deseé intensamente que continuase, por lo que apenas pude abrí todos los batones de mi bata dejándola por completo abierta, y casi de inmediato también como pude me quité los pantis.
Quedando prácticamente desnuda, entre sus brazos, mientras que él únicamente extrajo su miembro del pantalón, y en un abrir y cerrar de ojos, ya me había penetrado con su verga.
Por un largo rato permanecimos tirados en el piso, yo gimiendo y disfrutando del tremendo placer que ese tipo me producía, moviendo mi cuerpo, mientras que él no dejaba de meter y sacar por completo toda su dura y caliente verga, de mi coño.
Hasta que ambos alcanzamos un divino clímax, tras el cual por un buen rato nos quedamos en el piso de la habitación del paciente ese, quien al parecer ni cuenta se daba de lo que sucedía a su alrededor, y de lo que habíamos hecho, prácticamente bajo su cama.
Después de que recuperé el aliento me vestí, no sin antes en ponerme de acuerdo con el ayudante de terapia de volver a encontrarnos, al siguiente día.
Los encuentros con mi ayudante de terapia eran prácticamente a diario, hasta que en una ocasión al parecer uno de sus compañeros se dio cuenta del jueguito nuestro, y nos sorprendió en plena acción.
Solo se nos acercó y nos dijo. “O me dejan participar o ya mismo voy con la jefa de enfermeras.” Eso significaba que, si nos descubrían, mi amante perdía su empleo y yo a mi amante, y la posibilidad de salir pronto del hospital.
Así que antes de que él dijera algo, abrí mi boca y le hice señas al recién llegado para que se me acercase, de inmediato, sentí su cálido miembro, rosándome los labios, y como si estuviera desesperada me dediqué a mamar su verga al tiempo que mi amante continuaba dándome sabrosamente por mi coño.
Al momento de venirse el tipo ese lo hizo por completo dentro de mi boca y garganta, por lo que terminé tragándome toda su leche, sin que eso me llegase a incomodar, en nada.
Desde ese momento, el otro ayudante de terapia, también se convirtió en amante mío, o mejor dicho yo me convertí en la puta de ellos dos.
No tardé mucho tiempo en convertirme en la putita de la sala, ya que hasta uno que otro paciente también se acostaban conmigo.
Había días en que ni tan siquiera me ponía nada bajo la bata, para ahorrar tiempo, pero en una ocasión llegó un paciente nuevo que, a diferencia de los otros, comenzó a buscarme conversación, y cuando comenzamos a hablar, lo único que me dijo fue que deseaba acostarse conmigo para clavarme su verga por el culo.
Yo hasta ese día nunca le había dado mi culo a nadie, pero su franqueza, me impresionó tanto, que cuando insistió en clavarme por el culo, lo tomé de la mano y entramos a la habitación del paciente catatónico, y en lugar de tirarnos al piso, nos acostamos prácticamente sobre él.
Yo me quité la bata y me puse en cuatro patas, y casi de inmediato comencé a sentir sus dedos ensalivados acariciando mi ojete.
No tardó mucho en que sus dedos comenzaron a penetrarme, y como era algo completamente nuevo para mí, comencé a disfrutarlo, hasta que de momento sacó sus dedos y me empujó su verga por mi culo.
Cierto es que me dolió, pero a medida que continuó metiendo y sacando su verga, yo comencé a mover mis caderas, hasta que el nuevo paciente con una de sus manos me agarró el coño divinamente, mientras que el paciente que se encontraba acostado en su cama, al parecer ni cuenta se daba de lo que sucedía.
Después de eso, mientras estuve hospitalizada, él y yo nos convertimos en pareja, aunque yo no dejaba de verme con otros pacientes y los ayudantes de terapia, lo que a él no le molestaba para nada.
En ocasiones mientras algún de ellos me tenía clavada por el coño, mi novio no dejaba de darme sabrosamente por el culo.
Así estuve par de meses hospitalizada, hasta que finalmente me dieron de alta, cuando salí del hospital, a la semana me llevé tremenda sorpresa, ya que como no me bajaba la regla mi madre me llevó a su ginecólogo, había quedado embarazada, y no tenía la menor idea de quien realmente era el padre.
Por aquello de que no fueran hablar mal de mí, llorando les dije que, durante algunas noches, mientras me encontraba sedada, sentía entrar a alguien a mi habitación, que me desnudaba y luego se me trepaba encima.
Al principio me pasaba toda su lengua por todo mi cuerpo, y a pesar de lo sedada que me encontraba le pedía una y mil veces que no me hiciera daño.
Luego separaba mis piernas, y sin poder hacer nada por evitarlo él me penetraba una y otra vez, y al irse me decía que, si yo hablaba de lo que había pasado, entraría una noche y me mataría.
Mis padres se comieron el cuento, pero después de que di a luz, como prácticamente me desentendí del niño, por irme a fiestear de noche.
En consecuencia, mis padres criaron a mi hijo, y como yo seguía saliendo todas las noches, a putear con mis amigos, me votaron de casa.
Como lo único que se hacer bien, es abrir las piernas o ponerme a mamar, conseguí un lugar en una casa de putas, donde sigo trabajando hasta el sol de hoy.
Que rica historia
Que envidia le tengo a tu novio de la clínica que se estuvo comiendo tu culito todo ese tiempo 😋