Por unos días, y contra mi voluntad, fui la puta de mi hermano menor.
Un chico se quiere aprovecha de que su hermana mayor le gusta exhibirse desnuda en un chat, y la chantajea y obliga a tener sexo con él, hasta que las cosas se le van de las manos y ella aprovecha para vengarse de él.
Por unos días, y contra mi voluntad, fui la puta de mi hermano menor.
Soy una fanática del sexo por la internet, debido a eso, es que terminé siendo la esclava sexual de mi hermano menor, cosa de la que, si mi novio se llegaba a enterar, me podía olvidar de nuestra boda.
Como ya les comenté soy fanática de la red, en particular del chat, mientras más caliente más me gustan, como diría un español que conocí en el chat soy “una calienta pollas”.
Hace algún tiempo entré en muchas relaciones por medio del chat, yo le había pedido a mi hermano menor que me pusiera una cámara, ya que él al igual que yo es un fanático, pero sobre más que todo en los aspectos técnicos.
Cada vez que mis padres se acostaban, de noche y a solas en mi cuarto, entraba a un chat, prendía la cámara, pero en las tomas nunca dejaba ver mi rostro, el cual ocultaba tras una máscara o un antifaz, colocaba una sábana de tras de mí no fuera a ser que algunas amigas o conocidas identificase mi habitación, me despojaba de toda la ropa, y a chatear se ha dicho.
Me divertía de lo lindo leyendo las cosas que me escribían, lo que serían capaz de hacerme si me tuvieran en sus brazos, no faltaba alguna que otra lesbiana, que trataba infructuosamente de averiguar más datos sobre mi persona.
Hasta que un día, que me encuentro totalmente desnuda en mi habitación, sobando mi coño frente a la cámara.
Mi hermano menor entró a mi habitación sin hacer ruido y me encontró frente a la computadora con la cámara enfocada sobre mi cuerpo desnudo mientras que yo misma me acariciaba despreocupadamente el coño, realmente no sabía cuánto tiempo llevaba mirándome, pero debía llevar buen rato.
Al verlo traté de disimular, pero él que no tiene un pelo de tonto ni se chupa el dedo, rápidamente me dijo que se había dado cuenta de mi juego desde hacía varias semanas, y que, si yo no quería que ni mi novio y ni nuestros padres se enterasen, debía complacerlo si sabía lo que me convenía.
En ese momento me sentí muy molesta y brava con mi hermano, con mucho coraje, mientras que me ponía algo de ropa encima, le dije que nadie le creería, y que por lo contrario yo diría que él me espiaba desnuda cuando me bañaba, y como una vez ya le habían llamado la atención por eso, pensé que se quedaría tranquilo, y esa fue la impresión que me dio por unos segundos.
Mi hermano sencillamente se acercó a mi computadora, y tras tocar unas cuantas veces el teclado, apareció en la pantalla un video, en el que salía yo primero vestida, luego colocando la sabana que acostumbraba a poner cuando pensaba prender la cámara, y posteriormente pude ver que había grabado todo, desde cuando me comenzaba a desnudar, y lo que yo hacía frente a la cámara de la computadora con un antifaz puesto, claramente se podía ver cómo me introducía los dedos dentro de mi coño, y como por un largo espacio de tiempo contoneaba mis desnudas nalgas frente a la cámara de la computadora.
En cosa de un momento mi hermano apagó la computadora y me dijo. “Tú podrás decir lo que se te antoje, pero ya sabes que una imagen dice más que mil palabras.”
En ese momento me di cuenta que me encontraba entre sus manos, resignada le pregunté que deseaba, él muy puerco me ordenó que lo masturbase, en ese mismo momento se ha sacado del pantalón su miembro completamente erecto.
Al agarrarlo sentí una sensación de asco, sabía que no estaba bien que hiciera eso, pero peor sería si mis padres o hasta mi novio se enteraban de mis aficiones por el cibersexo.
Comencé a tocar tímidamente su verga, casi la agarraba con la puntas de mis dedos, pero él me ordenó que la agarrase como era debido, y ante su presión terminé por como él decía “Agarrarla como Dios manda.”
Mientras que se había acomodado sobre mi cama, yo comencé a subir y bajar mi mano por sobre su erecta verga, la cual era casi del tamaño de la de mi novio.
A medida que lo masturbaba, él se fue poniendo al principio algo relajado, mientras que su cosa se ponía más y más dura entre mi mano, a medida que mi mano subía y bajaba por toda su verga.
Mi hermano me fue ordenando que le diera más rápido, con mayor fuerza, que se la apretase bastante, y de repente saltó un gran chorro de su semen, casi me da en la cara.
Yo de la sorpresa se la solté, pero nuevamente me ordenó que continuase, y a pesar de mi repulsión por esa cosa blancuzca y babosa que su pene escupía, continué agarrando su verga y masturbándolo, hasta que comenzó a gotear, y chorrearse por mis dedos, en ese momento no pude más y se la solté, para irme a lavar las manos en mi baño.
Cuando regresé a mi cama, ya se había guardado su cosa, me dijo que lo había hecho bien, pero que tenía que mejorar, que más adelante me volvería a decir que otras cosas él quería que yo le hiciera.
Cuando mi hermano salió de la habitación me entregó una servilleta toda arrugada y mojada, antes de cerrar la puerta me dijo, encárgate de eso, cuando vi de que se trataba me dieron ganas de matarlo, nuevamente fui al baño a volverme a lavar las manos y botar la servilleta en el inodoro.
Desde ese día dejé entrar al internet, lo que pude controlar casi por una semana, pero a la semana ya me encontraba nuevamente, satisfaciéndome frente a la pantalla del monitor.
Ya casi como a las dos semanas mi hermano no me había vuelto a decir más nada, y yo tontamente pensé que se le había olvidado, pero no fue así.
Mis padres ya se habían ido a dormir, cuando comencé nuevamente a dar mi función, yo para asegurarme que no me volviera a pillar, me había asegurado de cerrar la puerta de mi habitación y la que comunicaba al baño.
Pero no me había dado cuenta de que mi hermano no necesitaba entrar a mi cuarto para pillarme, sencillamente prendía su computadora, la que tenía conectada a la mía sin que yo lo supiera.
Cuando me encontraba en lo más sabroso de un contacto, mi hermano primero procuró entrar, pero al darse cuenta de que la puerta estaba cerrada por dentro, tocó la puerta del baño diciéndome. “Vamos, no me hagas enfadar, avanza y abre.”
Molesta me puse un camisón encima, apagué el monitor y luego le abrí la puerta a mi hermano, que al verme me dijo. “Quítate eso y continúa haciendo lo que estabas haciendo.”
Yo pensé en protestar, pero el encendió el monitor, en ese momento había recibido cientos de contactos molestos por haberme retirado.
Contra mi voluntad me volví a sentar en mi silla y comencé mecánicamente a pasar mis dedos por sobre mi coño, mientras que mi hermano me observaba a un lado del monitor, sin que saliera ante la cámara, a medida que yo misma me sobaba, él comenzó a decirme una de las tantas cosas, que me escribían mis contactos.
La verdad es que me fui relajando, al punto que nuevamente comencé a disfrutar de estar pasando y metiendo mis dedos dentro de mi vulva.
Cuando más inspirada me encontraba, con los ojos cerrados dándome sabrosamente sobre mi inflamado clítoris, sentí los calientes dedos de mi hermano, acariciando todo mi coño.
Segundos antes había cerrado la comunicación de la computadora, y de inmediato se puso a tocarme el coño, cuando sentí sus dedos sobre mi piel me asusté.
No pensé que mi hermano se atreviera a tanto, pero la sensación era tan y tan sabrosa que me quedé disfrutando de sus caricias sobre mi vagina, sus dedos suavemente me rozaban los labios de mi vulva.
Eso me hacía estremecer de tal manera que deseé que continuase haciéndolo, lentamente fue introduciendo alguno de sus dedos dentro de mí, para sacarlos completamente húmedos, y volver a introducírmelos nuevamente.
Yo había tenido mis encuentros con mi novio, pero por lo general eran algo rápido por las circunstancias, y los momentos que buscaba para estar conmigo.
Con mi hermano la verdad, lo menos que pensé que se trataba de mi hermano menor, debido al disfrute cerré mis ojos nuevamente, pero al volver abrirlos, me di cuenta que él había dejado caer al piso de mi habitación, sus interiores.
Mi hermano se encontraba sobando su propia verga con su mano izquierda, mientras que con la derecha continuaba introduciendo sus dedos dentro de mí.
Por un rato él continuó haciendo eso, y yo lo disfrutaba al máximo, se fue acercando a mi cuerpo, y dirigiendo su erecta verga a mi coño, yo me encontraba sentada, completamente reclinada y con las piernas bien abiertas sobre el sillón tipo butaca ejecutiva, que tenía en mi cuarto.
Realmente pensé en negarme a continuar con eso, pero me sentía, tan bien y era tan y tan sabroso, el que mi propio hermano menor me acariciase el coño, y estuviera a punto de introducirme su caliente verga, que me quedé en silenció esperando disfrutar más.
A medida que me comenzó a pasar la cabeza de su miembro por sobre mi vulva, me sentí verdaderamente excitada, y desesperada por tenerlo dentro de mí.
Antes de continuar metiendo su verga en mi coño, comenzó a besarme, y yo que soy su hermana mayor debí negarme hacerlo, pero no lo hice contrario a eso, chupe sus labios y su lengua a medida que la introducía dentro de mi boca.
En ese momento continúe sintiendo como su verga se abría paso entre los pliegues de mi vulva, realmente me excitaba el que mi hermano menor me estuviera haciendo el amor en esos momentos, quizás el solo hecho de ser prohibido me hacía desearlo más y más a cada momento.
Cuando terminó de penetrarme, realmente me sentí realizada en ese momento, yo comencé a mover mis caderas de lado a lado y él a meter y sacar su verga de mi cuerpo, nos besábamos intensamente, sus manos me acariciaban toda, y yo a él.
En cierto momento temí que se fuera a venir muy rápido pero mi hermanito menor me sorprendió, me agarraba por las caderas con fuerza, apretándome contra su desnudo cuerpo, de manera divina.
Yo gemía de placer, cada vez que su verga me penetraba, mi hermano por su parte me comenzó a decir lo divina que estaba, lo sabrosamente que me movía, y lo puta que yo era.
Eso último me lo decía de tal manera que me gustó enormemente escucharlo de su boca, a medida que me besaba o me mordisqueaba los pezones de mis tetas.
Los dos llevábamos ya un buen rato en esa posición cuando mi hermano, me dijo que me pusiera de rodillas sobre la silla, de inmediato sacó su verga de mi mojado coño, y yo me coloque como él me lo indicaba.
Sin perder tiempo me volvió a penetrar, lo sentí divino dentro de mí, una de sus manos me comenzó a apretar mi clítoris de manera tal, que he disfrutado de un delicioso orgasmo como nunca antes lo había hecho, ni aun con mi propio novio.
A medida que me lo empujaba y sacaba toda su verga de mi coño, yo continuaba moviendo mis caderas, hasta el punto donde él ya no pudo aguantarse más y se vino dentro de mí.
Apenas terminó se retiró a su habitación dándome un sabroso beso antes de marcharse, luego entré al baño y tras asear mi coño con agua y vinagre, por si acaso.
Además, me di una buena ducha, esa noche me la pase toda la noche pensando en lo que había hecho con mi hermano.
Al día siguiente era un día viernes, nos vimos en la mañana como si nada hubiera pasado entre nosotros dos, mi novio me pasó recogiendo para llevarme a clases, cuando regresé a la casa tras salir de la universidad.
Encontré a mi hermano en la escalera del patio trasero de la casa, me dijo que los viejos habían salido y que regresarían el día domingo en la tarde, ya que fueron a pasar ese fin de semana en la casa del campo, donde ni a mí ni a él nos gustaba acompañarlos por lo aburrido que la pasábamos.
Mi novio por su parte se había ido con sus padres, a una boda de un familiar de ellos, y no regresarían también hasta el domingo, por lo que nos quedaba la casa a mi hermano y a mí el resto del fin de semana.
Aunque lo de la noche anterior me pareció una salvajada de parte mía, realmente deseaba que mi hermano se quedase tranquilo, pero no fue así, me encontraba viendo la TV.
Cuando se me acercó y me ordenó que me desvistiese, y puntualizó que mientras estuviera en la casa andaría completamente semidesnuda para él verme cuando se le antojase.
Yo pensaba protestar, pero antes de que lo hiciera, volvió a decir. “Acuérdate una imagen vale más que mil palabras.”
Por lo que a regañadientes me comencé a despojar de la ropa que tenía puesta en el medio de la sala, cuando estaba en pantaletas y sostén, me indicó que me quitase las pantaletas, pero me quedase con el sostén puesto, la verdad no tenía sentido ese pedido de él.
Luego me indicó que fuera a mi habitación y me buscase una tanga que yo pensaba que más nadie en la casa sabía que la tenía, sencillamente era negra pequeña, y abierta al centro, dejando que se viera por completo mi coño, me la puse y volví a ponerme a ver la TV.
El programa que estaba viendo apenas y había comenzado cuando me indicó que deseaba verme masturbándome a mí misma, en el sofá en que me encontraba sentada, y así lo hice con la esperanza de que se le pasase rápido las ganas de hacerme pasar una mala tarde.
Comencé a pasar mis dedos por sobre los labios de mi vulva a la manera que lo hacía cuando me encontraba frente a la cámara de la computadora, por un largo rato él me estuvo observando sin decir ni hacer nada aparte de verme durante todo el tiempo, como yo misma metía mis dedos y acariciaba mi coño completamente.
Pensé que nuevamente mi hermano desearía meterme toda su verga, por lo que queriendo salir de eso lo más rápidamente posible, me puse más seductora en mi manera de actuar y de mirarlo.
Él se me fue acercando como la vez anterior, abrió la cremallera de su pantalón, pero al sacar su verga me ordenó que se la mamase, así no más.
Coloqué mi boca sobre su verga y de manera totalmente mecánica comencé a pasar mi lengua por sobre su glande, pero eso a él como que no le gustó, ya que me agarró con fuerza por mi cabello y me gritó. “Tú no eres bruta, verdad sabes que es lo que yo quiero así que hazlo.”
No me quedó más remedio que darle gusto, tragándome gran parte de su verga, a medida que se la mamaba, me iba indicando que ir haciendo.
Que, si abre las piernas, y acaríciate el coño mientras me mamas la verga, yo traté de hacerlo con algo de rapidez, para hacerlo acabar pronto.
Pero no me resultó, por un largo rato permanecí pegada a la verga de mi hermano mamándosela de forma y manera tal, que era evidente que él se estaba divirtiendo a gusto y gana, pero yo no.
Hasta que me concentré en lo que estaba haciendo, y a pesar de tener su verga dentro de mi boca me había olvidado de él.
Hasta que por poco me ahoga al momento en que se vino dentro de mi boca, y sujetó mi cabeza para que yo no sacase su verga, me obligó a tragar gran parte de su semen, tras lo cual se arregló el pantalón y se fue a su habitación, dejándome con esa rara sensación en mi boca.
En ese momento me sentí sumamente mal, me había convertido en la esclava sexual de mi hermano y en esa ocasión contraria a la otra no me agradó para nada.
Rápidamente me dirigí al baño y yo misma me produje el vómito, con el fin de expulsar su semen de mi cuerpo.
Esa misma noche, me dirigía a dormir cuando mi hermano me llamó a su habitación, en su mano mantenía un objeto que me pareció que era de goma, me lo entregó y me dijo vete a tu habitación y comienza a meterte esto por el culo, luego caigo por tu cama.
Más que un comentario de su parte, era una orden de que preparase mi culo, y que de seguro me daría por ahí, no soy una santa, de hecho, mi novio y yo hemos mantenido ese tipo de relaciones con el fin de que no quede preñada.
Pero que mi hermano menor me ordenase eso y de la manera que lo hizo, de verdad me molestó bárbaramente.
Pero no me quedaba otra opción que obedecerle, de lo contrario, tanto mis padres como mi novio, de seguro se enterarían, y tan solo me faltaba medio semestre para terminar mi carrera en la universidad, para luego casarme.
Cuando llegué a mi cama lo primero que hice fue embadurnar en vaselina, esa cosa que mi hermano me había dado, luego a pesar de la rabia que tenía, comencé a penetrar mi culo con esa cosa de plástico.
Lo que a su vez fue dilatando el cerrado esfínter de mi culo, por unos momentos me lo introduje y saqué, pero finalmente me lo dejé metido hasta donde pudo entrarme.
Al rato llegó él, completamente desnudo, se subió a mi cama y sin decir nada me tomó por las caderas, tras colocar su verga sobre mí hueco me la ha empujado, sin miramiento alguno, por suerte ya mi ano se encontraba algo más que dilatado, por lo que realmente más me incomodó lo que estaba haciendo con mi persona y en contra de mi voluntad.
Mi hermano por un rato estuvo metiendo y sacando casi por completo su verga de mi culo, mientras que yo resignada a mi suerte permanecía en cuatro patas, aunque en otra situación disfrutaría abiertamente del momento, pero como ya les dije lo hacía en contra de mi voluntad.
Mi hermano cuando menos lo esperaba, me ha dado una fuerte nalgada, y me ordenó que me moviera, lo que a regañadientes hice, además ha metido su mano dentro de mi coño y comenzó a hurgarme con fuerza, pero de manera tal que lo comenzaba a disfrutar.
Poco a poco me fui realmente excitando al grado que comenzaba a disfrutar el momento plenamente.
Yo estaba ya de lo más inspirada cuando me ha sacado su verga y de inmediato regó mi cuerpo con su semen, realmente pensé protestar, pero sabía que de hacerlo las consecuencias serían peores para mí.
Nuevamente mi hermano se retiró de mi habitación, sin decirme una sola palabra, esa noche me di una buena ducha, pero no lograba conciliar el sueño.
Por lo que prendí la computadora y me presenté en un chat, a los pocos momentos me acariciaba frente a la cámara y me introducía los dedos dentro de mi coño, logrando de esa manera calmar la ansiedad que momentos antes mi hermano me había provocado.
Cuando realmente estaba bien agotada de tanto masturbarme, me fui a dormir, al día siguiente cuando me desperté, mi hermano me había dejado una nota en la pantalla del monitor, decía. “Ponte esa ropa, que deseo que me acompañes a pasear, a las siete de la noche.”
Ignorando cuales eran sus planes, y a donde me quería llevar, decidí hacer lo que me ordenaba, en mi silla frente a la computadora, había nada más una falda corta y una pequeña blusa, al terminar de vestirme, recibí una llamada telefónica de parte de mi hermano.
Me preguntó que me había puesto y le dije, que lo que me había dejado sobre la silla, pero también me preguntó que tenía bajo la falda.
Le dije que unas pequeñas pantaletas de algodón y bajo la blusa mi sostén, por unos segundos se quedó en silencio y luego me preguntó dónde él había dejado escrito que me pusiera esas dos cosas, entendí de inmediato que me quería sin nada de ropa íntima.
Por lo que apenas colgué el auricular, me las he quitado para no contrariar a mi hermano.
Esperé fuera de la casa por unos momentos, y a los pocos minutos llegó, me subí al auto de mamá que era el que mi hermano usaba por lo general, y apenas arrancó me ha subido la falda para comprobar que no usaba nada bajo ella.
Luego me dijo. “Abre bien las piernas quiero verte el coño cuando yo quiera.”
Por lo que me senté con mis piernas lo más abiertas que pude mantenerlas dentro del asiento del auto, el resto del camino no hizo ningún comentario, lo que hasta cierto punto me mantuvo algo nerviosa, sin saber que esperar de él en esos momentos.
Hasta que llegamos a un pequeño bar en las afueras de la ciudad, al entrar el sitio de por sí me pareció de mala muerte, pero dentro era peor de lo que se podía ver por fuera.
A mi hermano de inmediato lo saludaron un grupo de tipos mal encarados, pero nos sentamos en una mesa algo apartada, sin más ni más pidió de beber, y de inmediato comenzó a acariciar mi cuerpo, frente a los presentes.
Me daba la impresión de que se estaba luciendo frente a sus amigos conmigo, a medida que me acariciaba y besaba en la boca, sentía que levantaba mi corta falda, dejando ante la vista de los demás gran parte de mis muslos.
Al poco rato todos nos miraban de manera insistente, pero mi hermano parecía no darse por enterado de la situación, él continuaba besándome y acariciando mis piernas y senos, como si yo fuera una cualquiera.
Realmente me sentía muy incómoda, no tanto por el lugar sino más bien por las personas presentes, que no dejaban de mirarnos, mi hermano continuó bebiendo, y obligándome a mí también a beber, de la misma manera que él lo hacía.
Entre sus besos y caricias ya me tenía bastante molesta, pero yo actuaba como él me lo había ordenado, dando la impresión de que me gustaba.
Finalmente, se le ocurrió que era hora de marcharnos, lo que en el fondo agradecí enormemente, pero cuando nos estábamos metiendo al auto, un par de tipos nos han asaltado, a mí me pusieron una navaja en la cara mientras que me tapaban la boca, y a mi hermano le dieron un solo golpe en el estómago, que le sacó todo el aire y lo tiró al piso, luego le apuntaron con un arma de fuego, y tanto a él como a mí nos empujaron a un oscuro callejón.
Rápidamente sustrajeron la cartera de mi hermano, mientras que a mí el de la navaja me sujetó con fuerza, el del arma dijo. “Sino te quedas quieta, le metemos un tiro a tu novio.”
Pensaba decirles que era mi hermano, pero de seguro habían visto como nos comportábamos dentro del local, por lo que dejé de forcejear.
En pocas palabras nos dijeron ya que teníamos poco dinero, si no queríamos que nos hicieran más daño, los dos debíamos colaborar, mi hermano recién y recuperaba el aliento, estaba bien pálido y asustado.
En ese momento me vio casi a punto de llorar, y me dijo. “Has lo que los señores te pidan por favor, mira qué sino de seguro nos matan.”
El verlo actuar así de esa manera me dio gracia en el fondo, tan machote que se ponía cuando quería aprovecharse de mí, y ahora lloraba como un crío.
Yo decidí sacar provecho, por lo que cuando mi hermano y el del arma fueron al auto a ver que se podían llevar, aproveché y le pedí al de la navaja que me tenía sujeta por el brazo, que me hiciera el favor de hacerle una broma a mi compañero, el pillo intrigado me preguntó qué clase de broma, y le dije. “Sencillamente en lugar de hacerlo conmigo le hagan creer, que con quien se van a divertir es con él, le dan oportunidad de que escape y los tres nos llevamos el auto, luego yo hago lo que me pidan.”
Del auto sacaron el radio, y unos cuantos casetes de música, a mi hermano lo sentaron en el piso del callejón a mi lado.
El de la navaja, hablo con el que portaba el arma, y este pareció estar de acuerdo con lo que yo le había planteado a su compañero.
Ya que cuando regresaron, solo dijeron quítate toda la ropa, y yo comencé a soltar los botones de la pequeña blusa, pero en ese momento el de la navaja dijo. “Tú no, que se quite la ropa tu novio.” mi hermano bastante asustado se comenzó a desnudar pensando que únicamente querían toda su ropa.
Ya se había quitado todo incluso hasta sus interiores y medias, cuando el de la navaja, pasó su mano por sobre las nalgas de mi hermano y dijo. “Este parece que tiene un culito virgen.”
Le dio una fuerte nalgada, su compañero el del arma, comentó. “Mientras que tú le comes el culo, yo quiero que me mame la verga.”
Al tiempo que decía eso se la agarraba por sobre el pantalón, mi hermano de inmediato pensó de seguro, que los tipos lo que deseaban era comerle el culo a él, y no a mi como era de suponer.
En un breve descuido realizado con toda la intención por los dos tipos, mi hermano ha salido corriendo completamente desnudo como estaba dando gritos, dejándome sola en compañía de esos dos delincuentes.
Al salir corriendo el del arma dio un tiro al aire, y luego su compañero y yo nos dirigimos al auto a toda prisa, todos muriéndonos de la risa, por la cara que había puesto mi hermano, cuando se dio cuenta que era a él a quien supuestamente querían joder.
A mí me sentaron entre ellos dos, y el de la navaja que fue el que se puso tras el volante, preguntó al otro a donde se dirigían, el del arma no se le ocurría ningún sitio.
A mí se me ocurrió decirles que fuéramos a mi casa, por una parte, mi hermano de seguro tardaría bastante en llegar, estaba completamente desnudo, bastante tomado, no se atrevería a buscar ayuda con facilidad, luego que la policía lo encontrase pasaría otro buen rato dando una explicación, y por otra parte, realmente no sabía de otro sitio en que me sintiera tan segura como en mi casa.
A medida que nos dirigíamos a mi casa, el del arma la guardó, y sacó un pequeño cigarrillo de marihuana, que lo encendió de inmediato, el de la navaja que iba manejando con su mano derecha comenzó a pasarla sobre mis muslos, y rápidamente se dio cuenta que me encontraba sin pantaletas, el de la navaja le dijo al del arma “Ves te lo dije esta anda sin pantaletas, a lo que el otro solo respondió. Es verdad, tenías razón cabrón.”
Las manos de los dos comenzaron a pasarlas una y otra vez sobre mi desnudo coño, mientras que los dos se alternaban el cigarrillo entre ellos, hasta que yo pedí que me dieran una jalada, así que a medida que me sobaban el clítoris, y me introducían sus dedos dentro de mi vagina, yo comencé a disfrutar de tremenda nota.
Además, mi coño, ya había comenzado a ponerse bastante húmedo, y yo sencillamente respondía dando pequeños gemidos.
Pensé, para ser esclava de mi hermano, prefería que esos dos extraños se acostasen conmigo.
Apenas llegamos a la casa, uno abrió la puerta del estacionamiento y metieron el auto, ya dentro de mi casa me sentí realmente más tranquila, la nota de marihuana que tenía era divina, además de toda la cerveza que mi hermano me había obligado a tomar.
Llevé a mis dos nuevos amigos a mi propia habitación, una vez que los tres estuvimos en mi cuarto, los dos me saltaron encima, prácticamente arrancándome la poca ropa que tenía encima puesta.
Como sé que no hay cosa más excitante, que una le diga que no a un tipo cuando están a punto de tener relaciones, hasta cierto punto me resistí a sus avances, y ellos comenzaron a someterme usando algo de fuerza, pero sin realmente lastimarme.
Eso lo he aprendido de las muchas veces que le he dicho no a mi novio, se pone como un toro, y valga la comparación, no se queda tranquilo hasta que logra metérmelo de alguna manera.
Tanto uno como el otro me tenían como un sándwich, mientras uno me abrazaba por dé tras, el otro me abrazaba y chupaba mis tetas por delante, mientras que yo me entregué por completo a ellos dos.
El primero se había bajado sus pantalones e interiores hasta las rodillas, y comenzaba a tratar de meter su verga dentro de mi culo algo desesperado, yo le pedí que se tranquilizase y aproveche un segundo para agarrar el pote de vaselina que tenía sobre mi mesa de noche, se lo entregué y le pedí que me pusiera un poco en mi hueco y en la cabeza de su verga, al tiempo que su compañero, ya se había quedado por completo tan desnudo como yo, y comenzó a meter su verga dentro de mi coño.
Jamás pensé que algún día esa secreta fantasía mía se realizara, y menos en mi propia cama, el estar con dos muchachos al mismo tiempo, mientras que uno me daba por el culo el otro me daba por el coño.
Al principio nos encontrábamos acostado de costado, pero en cierto momento uno de ellos propuso que cambiásemos de posición, quedando él acostado boca arriba sobre mi cama, yo ensartada por su verga dentro de mi coño, y el otro dándome sabrosamente por el culo.
A medida que me cogían sabrosamente, no sé cómo se las arregló, pero ha prendido otro cigarrillo de marihuana, y al mismo tiempo que ambos me lo metían y sacaban, el cigarrillo nos lo intercambiábamos repetidas veces.
Yo estaba como loca, movía mi culo como una desesperada, y les pedía que me dieran más y más duro, uno me comenzó a decir que yo de verdad era la mar de caliente, que tenía un coño divino, y que con mi boquita debía mamar bien sabroso.
El otro por su parte no dejaba de decir al tiempo que me penetraba repetidas veces. “Que culito, que culito, que culito.”
En esos momentos yo había alcanzado una gran cantidad de divinos y sabrosos orgasmos, cada vez que los sentía, daba un sabroso grito de satisfacción.
Cuando ellos finalmente se vinieron dentro de mí culo y coño, los tres nos quedamos un buen rato en mi cama, hasta que a pesar de la nota que tenía me dirigí al baño a lavarme, no fuera a ser que la gracia me saliera morisqueta y me fuera a embarazar por pendeja.
Cuando regresé nuevamente estaban fumando otro cigarrillo de marihuana, y yo sin más ni más me acosté entre los dos, para también darle unas cuantas jaladas.
En ese momento como que me dieron ganas de continuar teniendo sexo, pero mis amigos se encontraban algo fuera de forma, pero se me ocurrió ayudarlos un poco, pero antes decidí lavar sus vergas, por lo que regresé al baño y traje una ponchera con agua toallas y jabón.
Nuevamente en la cama comencé a lavar sus vergas, y a medida que lo hacía estas comenzaban a responder nuevamente, pero aún les faltaba él toque especial, lo que, tras lavarlas y secarlas, se las comencé a masturbar las dos al mismo tiempo, ambas se comenzaron a poner más y más duras.
En un arranque de originalidad de mi parte, sin que me llegasen a decir nada, he comenzado a lamer las vergas de ellos dos de manera alternada.
Ambos sencillamente se recostaron sobre mi cama mientras que yo les lamía y chupaba sus vergas.
En cierto momento comencé a sentir como uno de ellos me besaba y chupaba mi sexo, que rápidamente se encontraba humedecido, mientras que él otro lamía mi culo y pretendía meterme su lengua por mi hueco.
Así pasamos un agradable y grato momento, el sentir sus lenguas mientras me chupaban mi clítoris, nuevamente me hicieron disfrutar, de sabrosos orgasmos.
Eventualmente a medida que se los estaba mamando, sentí sus chorros de leche caer tanto dentro de mi boca, como fuera de ella.
Serían como las seis o siete de la mañana, cuando se marcharon de mi casa, había quedado con ellos en volver a verlos pronto.
Me bañe, abrí las ventanas de mi habitación para que la peste a marihuana se desapareciera, también las del auto de mi mamá para que no quedasen rastro de la presencia de mis dos nuevos amigos, en ese momento me acordé de mi hermano, pero francamente no me preocupé mucho por él, ya que bastante me había jodido, y todo lo que pasó era a causa de su manera de ser.
Como a eso de las once del día llegó una patrulla a mi casa, en ella lo traían, cuando el policía me preguntó si lo conocía le dije que sí, y solicitó permiso para entrar a mi casa, y comenzar a entrevistarme. “Según su hermano, a ustedes dos los asaltaron, cierto o falso.”
Yo respondí que era cierto. “Que eran como cinco hombres, cierto o falso.” Por seguir el juego dije que cierto.
“Que lo obligaron a desnudarse, y que en ese momento pudo escaparse peleando con uno de ellos.” A eso respondí que no me había dado cuenta ya que dos jóvenes que pasaban se presentaron en mi ayuda, ya que mi hermano me había dejado abandonada a mi suerte.
Hoy en día mi hermano, ya no se mete más conmigo, mis padres no le perdonan lo que hizo, (dejarme abandonada) de paso le regalé su computadora a mis nuevos amigos.
Mi ahora esposo los conoció, y les está muy agradecido por haberme salvado de aquellos malhechores.
Como verán todo ha vuelto a la normalidad, solo que ahora de cuando en cuando comparto con mis amigos.
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