Queridos amigos. El regalo.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Falopio.
Hace poco volví a saber de estos amigos que les perdí la pista por que se perdió mi cel, ellos cambiaron de ciudad pero no hay nada en internet que no pueda buscarse, ahora que nos encontramos de nuevo volvimos a revivir muchas cosas que nuestra amistad ocasionó, llevan una vida hermosa y bueno, dentro de las bondades de la vida, lo que van a leer a continuación fue parte del inicio de una amistad, después de estos sucesos no se repitieron más de esta naturaleza porque al final de cuenta solo fue una fantasía cumplida pero nos llenó de grandes momentos de placer y creó una amistad de por vida. Dedicado a ellos, espero la lean, de todas maneras se las mandaré a ver si no me cuelgan por ello!
-Eres un cabrón bien hecho-, me dijo mientras se colgaba de mi cuello y me comía la boca y mi lengua mientras él solo observaba.
-Gracias papito lindo. Mi mejor regalo de aniversario- dijo soltándose de mi cuello y se dirigió a él, lo abrazó con tanta ternura y alcancé a escuchar –te amo mi amor, eres lo mejor que me ha pasado en la vida.
Gracias, de verdad, me dijeron ambos cuando cruzaron el umbral de la puerta, ella se despidió con un beso en mi mejilla y él con un apretón de manos, abrazados se perdieron en las escaleras cuando el alba empezaba a despuntar, mi rostro empezaba a manifestar un leve cansancio acompañado de un sueño que ya me lo merecía.
A él lo conocí en este basto mundo de internet donde solemos ser libres, libres de las opresiones sociales que nos tachan de indecentes si nuestras fantasías cruzan los límites de la normalidad y libres de buscar donde aterrizar preciosas experiencias, muchas veces, con personas afines oprimidas en las mismas circunstancias.
Nos hicimos amigos, hablamos de tantas cosas, de política, de borracheras, de mujeres, hasta de que artista, llámese cantante o actriz cogería mejor, la parte más interesante se volvió cuando hablamos de parejas, más bien, de ella, la de él, se sintió en completa libertad de que por fin nadie lo juzgara ni lo tachara de loco o, maniático o algo similar.
Ella, en su descripción, era la mujer normal, él era el inquietante, el que tenía fantasías y buscaba la manera de despertarle a ella un poco más de deseos, de lujurias, de pasión, de que viviera y pudiera sentirse mujer, mujer plena, mujer sin tabúes, mujer con los mismos derechos que nosotros, en todos los aspectos y más que nada en el aspecto íntimo. Obviamente esto a él lo ponía muy excitado y le hacía el amor con más ganas.
-Ya que estás loco, te voy a confesar algo, me gustaría, no se, quizás igual estoy loca, me excita solo de pensar que un día algún loco se meta a la casa y me obligue a coger con el, un completo extraño, que me haga suya a la fuerza, creo que tendría muchos orgasmos, a lo mejor del miedo o a lo mejor de lo excitante que sería, ¿te imaginas amor? Creo que esa parte me enciende mucho, estoy loca, ¿verdad?
-jajajaja, si estás loca mi amor pero, hhhmmmm, me excita la idea pero ¿sabes?, me gustaría que cuando eso pasara yo llegara de improviso y los viera, que te cogiera, que te obligara y a lo mejor yo escondido y tu cogiendo con el asaltante a la fuerza, no se, creo que me la jalaría al ver como te mueves a la fuerza, como te ponen y esos orgasmos que le vas a regalar…
-Hay amor, tu si estás loco, sigues con tus fantasías de compartirme ¿verdad?, tócame, hiciste que me mojara, cógeme…
Jamás le pregunté de su físico de ella, a una mujer no se le admira por su belleza física sino por saber explotar su distinción de ser mujer, bueno, yo y mis ideales, no les voy a mentir que un buen culo igual es de admirarse pero de ahí a que sepa disfrutar como mujer muchas veces, me ha tocado, que dista mucho, no es garantía, en fin.
Ah, eso si, le pregunté de la fecha de aniversario de ella, y resultó ser muy próximo, justamente pegaba con mis vacaciones y algo maquiavélico se empezó a formar dentro de mi, mi parte perversa y dominante tomaron forma.
Viajé días anteriores a la ciudad de ellos, me queda a dos horas de la mía, tomamos una cerveza, bromeamos, nos conocimos, aclaro, solo él y yo, a ella no la quise conocer para no perderme el encanto y más que nada por todo lo que estaba por ocurrir. intercambiamos número de teléfonos y mi plan empezó a tomar forma.
Solo un favor – le dije, la sorpresa de su aniversario ni tu te la esperas, pero pase lo que pase, por favor, no intentes nada.
No me asustes, cuando menos adelántame algo, ¿no?
Bien, llévala a algún motel después de cenar y dile que esa noche van a coger como nunca, que le harás el amor hasta que amanezca, no se, cosas así, ¿te parece?
Me estás excitando, solo espero que estés dentro de la habitación o entonces si, si que se va a sorprender y mi fantasía se hará realidad-, jajajaja, sonrió conmigo.
Si amigo, la tuya si pero ella es la que cumple años, le di el apretón de manos, un abrazo y nos despedimos como grandes amigos., se quedó pensativo, ni él mismo se imaginaba lo que vendría después.
Llegué el mismo día del cumpleaños de ella, por la tarde, le hablé a mi amigo y me dijo el motel adonde la llevaría, el plan empezó a tomar forma, verifiqué mi pasamontaña, sogas, pinzas, vibradores, etc, la sola idea de poseer una hembra ardiente, cumplirle su fantasía sin que esté enterada, ufff, me provocaba una erección que procuraba aguantarme para más tarde.
11:24 de la noche llegan al motel, ya me había puesto de acuerdo con la recepción, vaya, me co$$$to convencerlos pero valía la pena. “La ilusión” se llamaba además, bendito nombre para tanta perversidad que mi mente ya había desarrollado
Esperé como unos 10 minutos, caminé hacia la habitación, saqué mi pistola (obviamente no era de verdad), me puse el pasamontañas y toqué la puerta, la sorpresa incluía una botella de vino metida en un poco de hielo que llevaba en la otra mano. Toqué la puerta, del otro lado se escuchaba un absoluto silencio.
¿Quién?- preguntaron cuando toqué la puerta. Cortesía del motel, alcé la voz, una botella de vino por su aniversario.
Hay amor-, alcancé a escuchar, te luciste, wow, ¿les dijiste de mi cumpleaños? mi vida, que lindo. Y abrieron la puerta.
La empujé con fuerzas, la cerré detrás de mi, mi pasamontañas me daba un aire misterioso, la pistola en la mano y a medias luces, ella estaba sin blusa y pegó un grito que le hice señas que se callara mientras le apuntaba a él. Puse la botella con el hielo sobre la mesita donde estaban ya algunas ropas de él y empuñe mi arma con las dos manos amagándolos a ambos.
Por favor -decía entre lágrimas- no nos haga nada, por favor, llévese todo lo que quiera, se lo suplico.
Cállate, cállate puta y cierra el pico, siéntate ahí y tú, tu no intentes hacerte el valiente que te pego un tiro, noté su rabia de él, se los dije, no se lo esperaban.
Ella se sentó temblando de miedo, él no hacía nada se mantenía con el rostro encendido, vaya cuadro, lo mejor estaba por venir.
Le tiré un pedazo de soga.
Amárrala, amárrala con las manos detrás de la silla y si no te callas, le dije a ella, si no te callas será lo último que hagas, ¿entendiste puta? Meneó su cabeza afirmando positivamente, su respiración estaba muy agitada y caían lágrimas por su rostro, era hermosa, morena, algo llenita, buenas tetas se le veían, lindas piernas, una mujer perfecta para mi.
¿Es tu marido puta, eh? ¿Es tu marido o tu amante? ¿Le puedo meter un tiro y no te importa? Ella lloraba más, me acerqué a ella, a él no dejaba de apuntarle, le tomé el rostro, le alcé la cara y enjuagué sus lágrimas con mis dedos, shhhh, le dije, si cooperas no les pasará nada, ¿estamos?. Permanecía con la cabeza hacia abajo y no decía nada. La tomé del pelo y le alcé la cara. ¿Entendiste perra? Le grité en su cara y le planté un beso, un beso que no me quiso corresponder, la jalé más del pelo y abrió sus labios, le metí la lengua, buscaba la suya, la encontré, se la chupe, me correspondió al instante.
Me senté en la cama, ella permanecía atada en la silla cerca de mi y él sin hacer nada, ella bajo de nuevo la cabeza y a él le hice una seña con mi dedo pulgar en forma de que estaba bien, vi que se serenó y sonrió, supo que era yo al instante y obviamente iba a cooperar en todo.
Oye, le dije a ella, mírame cuando te hablo, alzó su rostro aun medio lloroso, que hermosa se veía aun, oye, tienes 2 minutos para decir que haces aquí con este tipo, si es tu marido o tu amante, anda, explícame, voy a llevarme su auto, le dije todavía, tú, me dirigí a el, dame las llaves del carro y no te quieras pasar de vivo, las buscó en su pantalón y me las alcanzó. Las guardé en mi pantalón.
Bien, estoy esperando que me digas que haces aquí con el y dime lo que quieras decir, anda, no tengas miedo de expresarte, dime lo que quieras, tienes dos minutos y empezó la cuenta.
Me quedó mirando con furia y entre llantos y empezó a hablar, es mi marido, es mi esposo y no te importa que hago con el, eres un maldito que se metió en nuestra vida ahora mismo, por favor, no nos hagas daño, solo me trajo para celebrar mi cumpleaños, por favor, llévate lo que quieras pero no nos hagas daño, prometo no mencionarle a nadie lo que acabamos de pasar en este maldito lugar, llévate el auto pero respeta nuestras vidas, Señor, por favor, se lo suplico. Más hermosa aun se veía.
Me levanté y me planté delante de ella, ¿Cómo acabas de llamarme perra?, Enseguida se le notó el miedo otra vez. Lo que escuchaste, no tengo otra palabras para ti, eres un… suena mi mano en su rostro, le acabo de dar una bofetada, maldita estúpida, y le planto un beso de nuevo hasta morderle los labios, se quejó.
La vuelvo a besar y me corresponde, delicioso.
Él permanece sentado a un costado de ella y sin hacer nada, me acerco a él y le amarro las manos también, ahora los tenía a los dos amarrados, a él para evitarme cualquier problema, bueno, solo hice la finta, realmente nunca lo amarré. Él ya sabía.
Pues, celebremos, le dije, tomé la botella de vino y la traje con ella, ¿quieres?
Volví con pedacito de hielo en la boca y la vuelvo a besar, hhhmmm, beso frio con su aliento que me dejó perplejo, que rico.
No llores, no tiene caso, de todas maneras no vas a poder nada y celebremos- dije con cierto sarcasmo y una sonrisa de miedo.
Le desabroché la falda, bajé su cierre y poco a poco se la fui quitando, llevaba una tanguita transparente rojita de hilo, que hermoso espectáculo. Hice lo mismo con su brassier, se lo quité y sus tetas quedaron a mi merced, traje el traste con el hielo, tomé uno con mis manos y se lo pasé por sus labios levemente, exhaló un suspiro, las gotas frías cayeron por su cuello, hacia sus tetas, por su vientre y pegó un respingo, delicioso.
Bajé otro trozo de hielo y empecé a masajear sus tetas, los pezones se le pusieron durísimos y abría sus labios emitiendo unos quejidos deliciosos.
Puse mi vientre en su rostro, sentía su respiración y mi verga ya estaba en todo lo alto y durísima, me bajé el pantalón y el bóxer, mi verga saltó en su rostro, la tomé del pelo y la obligué a que me la mamara, pobre de ti que intentes algo más que mamármela perra, la sentencié.
Su boca apretó mi verga bien parada y con líquidos preseminales que ya tenía y me empezó a dedicar una rica mamada, pufff, riquísimo.
Se la saqué de la boca, la volví a besar. Voy a desatarte y no vayas a hacer nada valiente que te lleva la chingada, ¿ok? Está bien. Lo prometo. Le quité la soga y sus manos quedaron libres. Agárrame las nalgas- le dije y se la volví a meter hasta el fondo de su garganta, ooohhhhhh, que rica mamada me estaba pegando, él solo veía la escena sin poder hacer nada.
La paré junto conmigo, la abracé, dejé que un pedacito de hielo se derritiera por toda su espalda mientras nos besábamos de nuevo, bajé una mano por su vientre despacito mientras le pellizcaba las tetas hasta que mis dedos se metieron en su sexo, una rica panochita que estaba, hhhmmmmm, toda mojada, entró uno de mis dedos y emitió un rico quejido, uuuffff, quítatela, le ordené y al instante lo hizo y por impulso abrió un poco más las piernas, le metí otro dedo, dos dedos movía en su interior y la humedad que tenía estaba, hhhhmmmm, le saqué los dedos y los llevé a su boca, los chupé junto con ella.
Alcancé la botella de vino, la destapé y vacié un poquito en su boca que intentó tomar todo pero se les escurrió por las comisuras de los labios, aun la tenía del pelo agarrada, así como estaba le di la vuelta, sus nalgas quedaron pegadas a mi pelvis, la llevé con el marido que estaba sentado amarrado viendo la escena.
Abre las piernas, puta, ábrelas, dale de beber a este cabrón, anda, ábrelas y ponle la puta panocha en la boca.
El marido pego su cara en la entrepierna de ella y le metió la lengua, le masajee las tetas, se las pellizcaba y él se la chupaba de una manera golosa, ella emitía quejidos deliciosos.
¿Te gusta puta?, ¿eso te gusta verdad?, oohhh, si, papi, así, que rico.
Tócate, tócate mientras te la chupa, voy a soltarlo de las manos y él hará lo mismo que hiciste conmigo, no intenten nada valiente, ya se los dije.
Lo solté a él, tomé la botella de vino y me senté delante de ella, él seguía mamándole la panocha y ella abierta de piernas, la agarró de las nalgas y enterró prácticamente su boca en su panocha, ella seguía gimiendo y tocándose el cuello, las tetas, el vientre, era precioso ese momento.
Dedéala- le dije mientras empinaba la botella y me servía un trago, métele dos dedos a la puta. Al momento le metió los dedos y ella tomó su cabeza de él con las dos manos y la empujó más hacia ella, maravilloso.
Me paré y me puse detrás de ella, metí la pistola en el hielo un ratito, la saqué y se la empecé a pasar por la espalda, pegó un respingo por el frio, dejé caer un poco de vino por toda su espalda que rápidamente se perdió entre sus nalgas, hhhhhmmmmm.
Párate, le dije a el y tu, me dirigí a ella, tu siéntate en el suelo, nos veía de reojo cuando cada quien, a un costado, le pusimos las vergas en su cara.
Mámalas puta, vamos, ¿te gusta eh?, pues vamos, a mamar puta.
Uffff, sentir su aliento, su boca, su lengua, como combinaba su rostro al sacarse una y volver a la otra, era riquísimo, prácticamente mis pistolas estaban a todo lo alto, la de abajo atrapada por una boca y la otra la tenía apuntando a su cabeza. Nos habrá dado unas ricas mamadas como unos diez minutos, maravilloso momento.
Ahora acuéstate, le dije a él, y tu, tu te montas en el, quiero ver como cogen, ponte en la orilla de la cama para que tenga más accesibilidad, el reflejo en los espejos hacía la escena más bizarra, yo sudaba copiosamente con la calentura encima y el maldito pasamontañas encima.
Al montarse en la verga de su marido dejó escapar unos hilitos de placer, estaba mojadísima la puta, y empezó a moverse encima de el mientras se quejaba riquísimo.
Vacié otro poco de vino en su espalda que se escurrió hasta en medio de sus nalgas abiertas y por la verga del marido, ese culo, ese culo me pedía a gritos.
Tomé el último pedacito de hielo que quedaba y se lo pasaba por sus nalgas, por el culo le intenté meter un dedo y lo frunció al instante.
¿Qué pasa puta?¿No te gustá? En ese instante se estrelló una de mis manos en sus nalgas poniéndolas rojitas al instante, dejó de moverse y pegó un alarido.
Ohhhh, papi… así, que rico, dame otro, más, dame más. Había descubierto una vena de placer al darle esas nalgadas, no me tuvo que rogar de nuevo y mis manos se ensañaron con sus nalgas poniéndolas todas rojas y no les cuento los orgasmos que tuvo pero salpicaban cuando se la metían y sacaban. Aproveché para meterle un dedo, dio para uno más en el culo y los gritos que pegaban eran una sinfonía de sonidos para mi placer.
Pegué mi verga a su culo y empecé a taladrarlo despacio, la manera que succionaba cuando se movió fue riquísimo, cayó prácticamente sobre el torso del marido y me metí bien hondo dentro de ella, pegaba unos gritos riquísimos y alcanzó unos temblores de alarido, esos si que eran unos orgasmos, creo que hasta se orinó la puta porque dejó la cama toda mojada.
Le mordía la oreja, el cuello, la teníamos prácticamente penetrada por ambos lados y gozaba de una manera riquísima.
Ohhh, papi… oohhh, siiiiii, denme leche… estoy calientísima, cójanme más, que ricooooo… ooohhh, que puta… siiiiiiii, asiiiiiiiii, asiiiiiiii, que ricooooooooo.. joder, coño… esto es una maravilla… cojánme más… mmmmassssssssss…
Creo que voy a venirme, dijo el, no aguanto más.
Vente papi… dame toda tu leche, deja mi puta panocha llena de leche macho mio, cabrón, lléname el culo de leche, oooohhhhhhh, esto es maravilloso, joder…..
Oohhhhhhh, pegó él un grito cuando se vino dentro de ella y yo no pude aguantarme más, mi verga se inflamó más de la cuenta y mis chorros de leche se dispararon dentro de ella, quedó, literalmente, llena de leche, agotada, nosotros cansados, me salí de ella, ella siguió acostada encima de el y escurría de su panocha y su culo mucha leche. Fantástico.
Le puse las últimas gotas de vino en su trasero y se revolvieron con leche.
Se paró inmediatamente y le dije que se fuera a limpiar al baño y que no intentara hacer nada y menos gritar si quería ver vivo a su marido.
Ya me vieron la cara ustedes dos, ya tengo su auto y no volverán a verme. A pesar del cansancio y placer en su rostro aún se le veía cierto miedo.
Felicidades putita, le dije mirándola firmemente, rica sorpresa te preparó tu marido, eh!
¿Queeeeeeee? ¿Tú sabias de esto cabrón?
Ambos nos reíamos de ella.
Son unos… malditos, los odio a los dos y cerró la puerta del baño de un golpe. Escuchamos unos llantos y la regadera que se abría.
Esperamos unos minutos hasta que abrió la puerta, tomó la pistola donde la había dejado.
Ahora si maldito, la pasé bien, es cierto, vaya sorpresa que me diste, se dirigió a él, pero tu, me señaló, tu no vas a vivir para contarlo y tiró del gatillo.
Hermoso letrero salió disparado y quedó colgando de la punta de la pistola y más nos reíamos.
Arrrggghhhh, te odio y se abalanzó contra mi, la sujeté de las manos y volví a besarla mordiéndole los labios de nuevo, un beso que se volvió salvaje con sus mordidas, sentí que se le quitaba lo tenso, acaricie sus cabellos y volvimos a besarnos mientras el marido se metía al baño.
Cariño, vámonos de aquí, en casa tengo whisky, más hielos– le dije sonriendo y algo de tequila. Salimos los tres rumbo a mi casa, ellos dos adelante y yo detrás del auto.
Carajo, ustedes si que saben, tengo una pinche calentura que van a tener que cogerme más para calmarla, los tres sonreímos al instante.
Mi casa es de dos plantas y prácticamente nos amaneció nadando entre los placeres que dos hombres pueden darle a una mujer ardiente.
Ya cuando nos despedíamos, ella se colgó de mi cuello -Eres un cabrón bien hecho-, me dijo y me comía la boca y mi lengua mientras él solo observaba.
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