Romina 4 (Familia unida en depravación)
La esposa del papá de Romina, termina mostrando su rostro de dominadora enferma.
Mi mente era caos puro, lujuria, morbo… no entendía nada de lo que pasaba, pero lo estaba disfrutando de una manera que jamás hubiera imaginado. Me había convertido en un juguete sucio y malsano de la mujer de mi papa y me encantaba.
Cuando quise acordar, mis piernas se vencían por el placer de varios orgasmos encadenados, estaba con mis manos en el lavatorio, como hacía unos días, con Sofía atrás mio. Pero ahora no limpiaba mi culo cagado con toallas de papel húmedo, lo hacía con su lengua, gimiendo de una manera animal, perversa. Terminé sucumbiendo. Todo lo que siguió lo sentí como un sueño lejano. Sofía sobre mi, en la ducha me meaba todo el cuerpo, se cagaba sobre mi, nos abrazábamos embarradas, pegajosas, eramos letrinas. Nos duchábamos, me limpiaba, me dejaba impecable, perfumada, cuidada, mimada como un bebé, me llevaba a mi habitación en brazos, cubierta con una suave y tibia toalla limpia. Me dejaba en la cama y me terminaba durmiendo, mezclando realidad, sueños, fantasías y pesadillas.
Por varios días no supe si aquello había pasado o no. Sofía no hacía mención ni nada que me indicara que fuera una cerda fetichista enferma. Solo me trataba con más cuidado y ternura que de costumbre. Por supuesto yo no le decía “mamá”, ni ella “hija”o “bebé”. Durante casi dos semanas mi lujuria desapareció. Seguía participando de esos juegos de ver porno con mis compañeros y compañeras del colegio, seguía actuando escandalizada y horrorizada ante cosas que ahora me parecían casi inocentes. Putas rodeadas de pollas, dobles penetraciones, lesbianas besándose y chupando sus pezones… me parecían tonterías de kínder al lado de lo que en mi mente dudaba si eran recuerdos o sueños. Curiosamente no escuché ni supe nada de mi papá y Sofía teniendo sexo por esos días. Pero entonces un día, un viernes, Sofía fue a buscarme al colegio, a mitad de clases. Logró sacarme antes de la hora y yo, preocupada, sorprendida, al subirme al auto le pregunté qué había pasado. Ella solo se limitó a mirarme de reojo con una sonrisa intrigante por unos segundos, para dar paso mostrarme su, hasta entonces para mí, faceta de dominadora sádica y hermosa.
-Sabés Romi, hija, mami ya te ha dejado varios días para que te recuperes, para descansar, pero ahora mami está caliente y necesita más, mucho más – me dijo dejándome aturdida, mientras conducía con una mano y con la otra me tomaba del cabello con fuerza, haciéndome lanzar un grito de sorpresa y dolor, dejándome ver al mismo tiempo que debajo de su falda no llevaba ropa interior y estaba completamente empapada de excitación perversa. Mi coñito se estremeció y comenzó a mojarse – Voy a llevarte a casa para tener todo un fin de semana con una perra sucia como vos, además, muero de ganas de ver a tu papa reventando tu culito hija – Al terminar de decir esto me atrajo con fuerza hacia su entrepierna, haciéndome daño y obligándome a quedar en el suelo del auto. Apartó su pierna derecha, poniéndola casi en el lado del acompañante y quedé firmemente atrapada en su entrepierna, a centímetros de su coño que olía fuerte a sexo y orina y chorreaba unas babas blanquecinas que aun en mi casi niñez adivinaba como semen.
– Chupá putita, chupa el coño de mami, que necesita ser limpiado por una mierda de nena como vos, dale – me dijo entre-dientes, sin dejar de conducir y sin importarle que fuéramos a plena luz del día por una calle muy transitada. Pegué mi boca a su encharcada concha y comencé a chupar, lamer, saborear su perversión. Seguía sujetando mi cabello, me lastimaba, pero por alguna razón yo no podía parar y me estaba enloqueciendo el morbo de ser sometida de esa manera. Su sabor era extraño, pero no solo no me desagradaba sino que me encantaba. – Te gusta eh? Sabés que tengo el coño lleno de leche del jefe del cornudo maricón de tu papá? Sabés que es un sumiso cornudo y sometido? – me decía con malicia, apretando con fuerza mi cabeza hacia su coño cada vez que decía lo cornudo y afeminado que era mi papá, tratando de hacerme daño no solo física sino psicológicamente y lo estaba logrando porque cada vez mi cuerpo se llenaba de más magulladuras y raspones y mi mente se quebraba más y más, pero me descubrí contorsionada de manera que una de mis manos lograba frotar salvajemente mi coñito, masturbándome de manera bestial. Finalmente se corrió, reprimiendo un gruñido, un gemido, mordiéndose el labio, detenida en un semáforo, aplastando mi cabeza entre sus piernas mientras un inmundo y delicioso squirt llenaba mi boca, mi nariz y toda mi cara de sus jugos pegajosos y calientes. – Ufff si, pendeja, que rico, muy bien, ahora mami está un poco más tranquila… no me vas a agradecer?.
-Si mami, gracias, que rico – dije yo aún sujetada con fuerza, sumisa, pero excitada. Sin poder ahora masturbarme por la postura incomoda en la que estaba, tirada en el suelo del auto. En pocos minutos llegamos a casa.
Se bajó y atrás yo, deshecha, mojada, con mis ropas sucias y desacomodadas. Se acercó a mí y tomando mi cuello apretó un poco, abrí mi boca y la vi desde abajo, pues con mi 1,40 mts y ella con su casi 1,70 era como una gigante para mí. Escupió lentamente en mi boca y me besó con lujuria, haciendo que nuestras lenguas se mezclen y me vea obligada a tragar sus babas. Luego me tomó de nuevo del cabello y me llevó casi a rastras al interior de la casa, Yo me empecé a quejar y una vez dentro, solo se giró hacia mí y me dio una sonora y picante bofetada que hizo arder mi rostro, lancé un grito y casi comencé a llorar. – Ni se te ocurra llorar pendeja, ahora sos mía, mi perra, mi puta y vas a hacer lo que yo te diga y cuando yo te lo diga sin quejarte, está claro?. – me dijo pegando su rostro al mío, apretando de nuevo mi cuello. Hice si con la cabeza, conteniendo mis lágrimas, sintiendo el ardor y al mismo tiempo una excitación nueva. Mis pezoncitos casi dolían dentro de mi camisa de lo duro que estaban y mi clítoris hinchado y sensible como nunca me estimulaba solo de notar la tela de mis braguitas empapadas. – Ahora subí y andá a mi habitación, y me esperas ahí. – Me soltó y subí sin decir nada, estremecida, sintiendo como gotas resbalaban desde mi coñito por mis muslos. Mi voluntad había desaparecido por completo y todo lo que podía sentir en mi cabeza eran las órdenes y deseos enfermos y salvajes de la mujer de mi papá.
Al entrar a su habitación quedé paralizada. En todo el torbellino de situaciones que había vivido en los últimos 20 o 30 minutos ni me había pasado por la cabeza que pudiera encontrarme a papá… y ahí estaba, desnudo, atado en su cama, amordazado y con los ojos vendados y con una descomunal erección palpitante. Entré casi en pánico por un instante, me giré para salir corriendo pero me detuve, mi papa hacia sonidos, pero no de miedo, no de sufrimiento, estaba gimiendo, caliente. Lo miré y se movía, movía su pelvis arriba y abajo, como penetrando a una fantasmagórica mujer. Su polla latía, chorreaba sobre su vientre. La cama estaba empapada, olía fuerte a sexo y orina. Ahí todo se me hizo un poco más claro. Seguro habían estado follando luego de varios días y en medio de sus depravaciones Sofía le contó que yo era una cerda puta fácil, el se excitó y ella le dijo que me llevaría para mostrarle que tan puta era yo. Ella nos dominaba a los dos, nos usaba para sus deseos mas bajos. Pensaba todo eso y no podía dejar de mirar la polla gorda y dura de mi papá. Entonces noté que Sofía estaba detrás mio. Puso sus manos en mis hombros y susurró en mi oído.
-Le dije a ese cornudo de mierda que le llevaría una puta que conocía porque tenía morbo de verlo sometido por una nena que le mostrara lo poco hombre que es. Pero en el camino me entretuve con su jefe. Sabías que a esa mierda que es tu papá le gusta chupar mi coño como hiciste vos, luego de que me lo llenen de semen? Ahora ya no tengo leche de macho en mi coño asi que no tiene nada bueno para chupar, pero se me ocurrió que vos le podes dar algo rico para tragar.- me decía, me acariciaba, me enloquecía, yo hipnotizada escuchaba todo lo que decía y me desarmaba en lujuria. Sin más, fui a la cama, quitándome la ropa, había adivinado lo que Sofía quería. Me monté lentamente sobre el cuerpo de mi papa, bien formado, marcado, fuerte, sudoroso, mojado, meado. Se estremeció y empujó mas fuerte con su pelvis, haciendo que su polla choque contra mi cuerpo, mi pecho plano de nena sin tetas, mi vientre, mi coñito mojado, subí hasta su rostro, el gemía. Por sobre mi hombro vi que Sofía filmaba todo, no me importó. Quité la mordaza de mi papá que comenzó a gemir y a decir que si, que que rico…. Entonces con mis piernas abiertas, con mi culo justo sobre su rostro, me solté, apoyadas mis manos en la pared, me hice pis sobre mi papa y a los pocos segundos empecé a cagar, soltando una catarata de mierda pastosa. La cámara del móvil de Sofía mostraba la asquerosa y perversa escena, de la nena cagando en la cara y boca del papá atado, mientras la polla brutalmente dura, comenzaba a soltar chorros y chorros de leche que caían en su cuerpo, en la espalda de la nena y en la cama, poco antes de que Romi terminara sentada en la cara empastada de mierda de su papa, para removerse, buscando la estimulación de su coñito y se corriera rápidamente, haciendo que soltara gemidos de nena sin parar.
Al terminar el video de casi 10 minutos, lo envió a algunos de sus contactos. Iba a ser un delicioso fin de semana.
Iba a ser un largo
Esperando la siguiente parte ¿hay mas?
Hermosa historia y muy bien contada, hace mucho no leo algo tan bueno, todas tus historias son muy estimulantes, segui así