Saliendo de la friendzone
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Crusnik.
Lucía es mi mejor amiga: Una mujer hermosa, 25 años, ojos caramelos, cabello castaño oscuro, curvas perfectas y de una sensualidad natural de movimientos es mi amor platónico.
¡Lástima que tenga pareja!
Siempre la quise más que como una amiga, sin embargo ella no me miró con otros ojos.
Aprovechando que su pareja se fue de viaje decidí visitarla.
Vive en casa con su madre y hermana.
Sin embargo, el día de la visita me aseguré que ellas habían salido.
Siendo verano llevaba un polo de tiras con un escote que permitía ver sus encantos y un short para apreciar sus piernas contorneadas, depiladas y suaves.
Conociendo lo coqueta que es vertí el spray en un frasco de colonia y se lo di.
Se lo aplicó en el rostro y de inmediato se quedó estática, de pie, paralizada como una estatua.
Me acerqué y empecé a besarla en su cuello, bajando mis labios por el nacimiento de sus senos, mientras mis manos acariciaban sus nalgas por encima del short.
Luego mi boca arremetió en la suya mientras mis brazos estaban alrededor de su cintura.
Lo había logrado.
Sus labios cobraron vida y sus manos empezaron a acariciar mi cabello.
Era un volcán en la erupción de la pasión.
Lucía no podía ni hablar sólo era instinto de pasión puro, ronroneaba como gatita en celo.
Se arrancó el polo dejando ver su brasier, con sus grandes y redondas tetas.
Fui bajando mi boca y con los dientes le quite el sostén.
Empecé a lamer el nacimiento de sus tetas, mientras mis manos la cogían de la cintura y buscaban el botón para quitarle el short.
Tomé sus tetas las lamí con todas mis ganas.
Su cuerpo oscilaba, sus gemidos aumentaban.
Le tapé la boca con un apasionado y dulce beso y seguí dedicándome a chupar cada rincón de sus pechos.
Estaba que no podía más, así que dirigí a su concha, mi mano se metía en su calzón acariciando los tupidos y dorados bellos de su pubis.
y se le chupé la concha hasta cansarme.
Estaba mojadísima y no paraba de gemir.
Lucía se dejaba hacer.
Con su boca me besaba el cuello y sus manos acariciaban mi espalda.
La arrinconé a la pared, me arrodillé y con mi lengua empecé a chapotear en su vagina, bulba y clítoris.
Ella gritaba y gemía cogiéndome del cabello.
Con una mano me quité el pantalón, me levanté, abrí sus piernas cogiéndola de la cintura y se la clavé rápido y brutal.
Adentro y afuera.
Ella movía las caderas de adelante y atrás gritando como una loca.
“¡HHMMM tan apretado!" –Grité como los labios de su coño se cerraron alrededor de mi tieso miembro.
– "Sí, por favor eso es, sí AAAAAGGGGGHHHH tan asombroso.
tan apretado.
tan húmedo y caliente".
Gemí como ella seguía montando a mi polla adentro y fuera.
Entonces finalmente me vine dentro de ella.
Luego la llevé al sofá, la puse con las manos en el sillón y pies en el suelo.
Clavándosela rápidamente de afuera hacia adentro mientras la nalgueaba con una mano y con la otra le apretaba los pezones de vez en cuando.
Cuando sentí que me iba a venir le saqué la verga, volteé a Lucía y se la clavé entre las tetas.
Fue ahí donde me corrí por segunda vez, salpicando en sus labios mientras que con mi mano libre le clavaba los dedos y le acariciaba el clítoris.
Al sentir el semen la lengua de Lucía salió y sus dedos buscaron hasta la más mínima gota para llevarla a su boca y tragarla.
Ella aún no se había venido y estaba frenética.
Masajeé sus labios vaginales y clítoris con mis dedos.
Metí dos y tres dedos dentro de ella.
Estaba agotado por las dos corridas, pero estaba en la gloria.
Me echó en el suelo boca arriba y se subió en mi verga y empezó a cabalgarme apoyando sus manos en mi pecho.
La imagen de sus tetas bamboleándose era divina y cuán rico se sentía su vagina mojada, sentir su culo redondo que subía y bajaba.
Sus dulces gemidos con su cabello agitado por su cabeza que se movía de izquierda a derecha y el rostro desencajado por el placer.
Una imagen que ni en mis más locos sueños húmedos había pensado.
“¡AAAAHHH demonios Lucía, tu coño esta tan APRETADO! ¡Es tan bueno!", dije mientras embestía el coño caliente de mi amiga.
En unos momentos me vine dentro de ella disparando mi leche profundamente en su coño.
La hice venir y luego se quedó dormida con una sonrisa.
Su cuerpo aún se convulsionaba en pequeños espasmos, mientras se calmaba su respiración aún agitada.
Su cuerpo bañado de sudor, con olor a atún, semen y la boca con leche, saliendo semen por su concha.
Al despertar no recordaría lo que había pasado.
Pero yo nunca olvidaré esa imagen.
Minutos después su mamá y hermana abrían la puerta: Viendo a Lucía desnuda y con semen en los labios.
No podían pronunciar palabra y lo primero que hice fue usar el perfume.
No sabía qué hacer con ellas.
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