Sara, el camino a la sumisión – V
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
“María luchó por zafarse de las manos de su primo cuando éste, al terminar de hacerle las fotos, la desató de la cama para cambiarla de postura. Harto de la resistencia que ofrecía la joven, Javi la agarró fuertemente del pelo de la nuca y le aplastó la cara contra la almohada, impidiendo así la entrada de aire en sus pulmones. Ella pataleaba y se contorsionaba en un intento desesperado por respirar, pero el peso de su primo sobre su espalda la mantenía inmovilizada. Al cabo de unos segundos que a nuestra amiga se le hicieron eternos, la presión sobre su nuca disminuyó, y María, en pleno ataque de tos, se afanaba a coger aire para aliviar el dolor de su pecho. Se sentía mareada, la sensación de asfixiarse, de intentar respirar sin conseguirlo, era sencillamente horrible. No quería volver a sentir algo así nunca. Estaba totalmente aterrorizada por la violencia empleada y por el odio que veía en los ojos de su primo. Esta vez, cuando Javier la zarandeó para moverla, María le dejó hacer sin oponer resistencia.
Así la bajó de la cama, y poniéndola de rodillas sobre el frío suelo le ató la mano derecha al tobillo derecho, y hizo lo mismo con el lado izquierdo. La forzada postura obligaba a María a tener la cabeza apoyada en el suelo, dejando así su culito virgen y su rajita peludita bien abiertos, a la vista de su lascivo primo, que mientras colocaba en un trípode otra cámara, esta vez de video, le dijo medio sonriendo:
-“Muy bien prima, te estás portando como una buena perrita, y vas a tener la recompensa que mereces”.
Volvió a amordazarla con las braguitas sucias y silbó. A María le dio un vuelco el corazón. Conocía perfectamente ese silbido, así llamaba siempre Javier a Semental, su gran danés de pura raza, su mayor fuente de ingresos en negro, un perro dedicado única y exclusivamente a follar, a repartir su semen de pedigrí dentro de cuantas más perras mejor. (Normal que tenga un nombre así, no?).
En seguida se oyeron las pisadas del perrazo acercándose a la habitación, el monstruo entró y se sentó frente a su amo. María tenía ahora a menos e 15 cm. de su cara el gran pollón amplio, rojo y brillante del chucho. La joven lloraba al pensar qué pretendía hacerle su primo. Al verla, éste la cogió de los enmarañados pelos, tirando de su cabeza y forzándola a mirarle a los ojos le dijo:
-“Ahora tienes dos opciones, puta calienta pollas. Voy a ordenarle a Semental que te rompa el culo en dos. Pero te doy una oportunidad, primero voy a ser yo quien te folle tu hermoso coñito. Si colaboras, y llegas al orgasmo, te lubricaré las posaderas para que te duela menos al entrar. Si te resistes, la polla de mi perro te destrozará el culo hasta que me canse de verte llorar. Tú misma.”
Todo era tan irreal… ya no le quedaban lágrimas, ni fuerzas o ánimo para resistirse. Cuando la polla de su primo la penetró, simplemente aguantó. Javi la folló bruscamente un rato y entre jadeos le recordó:
– “Zorra.. ya puedes empezar a disfrutar.. y quiero ver un orgasmo real.. ¿¿Entendido putilla?!.. Esto te ayudará… ¡Semental! ¡Go!”
Al oír la orden de su amo, el gran danés se levantó y se dirigió al culo de María, que se tensó haciendo que las embestidas de su primo fueran aun más dolorosas. Al momento la lengua de Semental serpenteaba entre su coño y su ano, mojándolos con copiosas babas. María no quería sentir más dolor, sabía lo que ocurría cuando un perro se corre, no quería ni pensar en esa enorme bola de semen metiéndose en sus entrañas. Tenía que relajarse, cerrar los ojos y olvidarse de la situación en que se encontraba. Era su única posibilidad que tenía de salir de allí con vida. La lengua del chucho ayudó mucho a que la chica se relajara, se le metía fugazmente en el culo y le friccionaba el clítoris entre embestidas. Su primo la estaba follando contra su voluntad, su primo la estaba follando como nunca antes la habían follado. Y la lengua del perro se centraba ahora en su ano. Casi sin quererlo, casi sin pensarlo, María se dejó llevar y al fin tuvo un orgasmo delicioso.
Al notar la respiración agitada y las palpitaciones de la vagina de su víctima contra su miembro, Javier salió del coño de su primita, apartó al perro, y se masturbó hasta acabar corriéndose sobre su culo.
– “Muy bien guarra, ya veo que es lo que verdaderamente te gusta. Mi leche será tu único lubricante. Disfrútalo, si puedes.”
¡Hijo de puta! … ¿Cómo puede hacerme esto? María estaba extenuada física y mentalmente. Además de violada, se sentía humillada y avergonzada. Se había corrido como una perra en celo… ¡Dios mío, no!
A una orden de su amo, Semental se subió sobre la espalda de la chica, como abrazándola con sus patas delanteras. Aunque debido a la tensión del momento, María tenía contraído el ano, de una sola embestida el gran danés le metió media polla en su, hasta hace poco, virginal culito. María literalmente aulló, se oían perfectamente sus alaridos de dolor a través de la mordaza. La puta perra no podía dejar de gritar y revolverse bajo el perro, y éste, cada vez más excitado, aumentó el ritmo de las embestidas, con lo que en poco tiempo su polla se halló enteramente acomodada dentro del estrecho esfínter de la chica. Así la estuvo follando lo que a ella le parecieron horas. Tenía el ano desgarrado, le ardía más con cada embestida, y el perro cada vez bombeaba más deprisa, como ansioso por descargarse, cosa que ocurrió al fin. Entonces María sintió verdadero DOLOR. Tenía la bola medio encajada en la entrada de su culo, tensándole la piel al máximo. Desesperada notó como muy lentamente la bola se abría paso por el angosto canal de su culo. Cada vez la presión era mayor, cada empujoncito lo hacia penetrar un poquito más. Sentía sus entrañas completamente llenas. Este suplicio duro unos minutos.
Al límite de su resistencia, María sintió por fin el cálido líquido desparramándose a borbotones por sus entrañas, litros de esperma canino hinchándole la tripa. Fue en ese momento cuando la puta de la prima tuvo su segundo orgasmo, Tan inesperado como intenso. María se convulsionaba de placer, mientras el perro tiraba de ella intentando en vano desengancharse de su irritado culito. Javier no pudo reprimir una risotada cargada de desprecio al ver cómo el coño de la guarra de su prima rezumaba gran cantidad de líquidos. Cogió la cámara para gravarlo bien de cerca, pues la escena realmente no tenía desperdicio.
Mientras María se recuperaba del orgasmo más placentero y menos deseado de su vida, y la vergüenza cubría de nuevo su rostro con un intenso sonrojo, el primo la desató y le dijo:
– “A partir de ahora te voy a follar siempre que me salga de los cojones. Ya has visto que lo he grabado todo. Me gustaría ver las caras de tu madre y tu padre, mis tíos, si te ven en pleno orgasmo con la polla de un perro ensartada en el culo.”
Javier puso la cinta en el video y buscó la última escena. Al verse en la pantalla, tan puta como parecía, la prima se sintió humilladísima. Se mantenía callada, con la mirada fija en el suelo, sin tener nada que decir. Javi siguió:
– “Vete a la ducha ahora mismo, que das asco. Te necesito bien limpia para la sesión de la tarde. Venga puta, que no tengo todo el día!”
Mientras el agua resbalaba por su cuerpo, calmándola levemente de tanto dolor, María se preguntó por primera vez si era tan malo dejar que su primo la violase, teniendo en cuenta lo mucho que en realidad había disfrutado de aquella sesión de sexo inesperada con Javier”.
(Sara:) Bueno, ya he colgado mi nuevo relato en la red, y queda poco para plegar. Marcos me ha dicho que mejor me mude mañana por la tarde, y así tiene tiempo para vaciar la que será mi habitación de “sus trastos”.
No me apetece nada volver al motel, así que al plegar me detengo en el Cyber. Es muy pronto, solo han pasado un par de horas desde que he colgado el relato, pero quiero ver si ha gustado. Puede que algún lector me haya enviado ya un mail… y si no puedo entretenerme un rato leyendo las historias de otros autores. Ahora mismo necesito desviar mi atención de los problemas cotidianos, y el sexo es la mejor distracción que conozco, aunque sea autosatisfaciéndome. Me siento en el ordenador de siempre, abro mi correo y sólo tengo un mensaje. El remitente es un tal “Yaveh”, y sólo me dedica una frase:
“¿Quieres poseerlo?”
¿Poseer qué? No entiendo nada… espera… bajo la frase aparece poco a poco una foto. En ella se muestra un único objeto: un extraño collar. En el centro del mismo, una serpiente plateada se muerde la cola, formando un círculo vacío. A cada lado salen varios hilos negros, que unen la serpiente con el cierre (también plateado) formando una “X” a cada lado. No solo es un collar precioso, a mi juicio, sino que represente exactamente lo que he estado buscando desde hace tanto tiempo. Mi secreto más oscuro. Un collar de esclava, un collar de posesión, de humillación. Un collar que de pronto se me antojó poseer desde lo más profundo de mi ser, pero que ahora no me atrevía a aceptar.
Empecé a escribir mis relatos para poder sacar al exterior años de sexo frustrante. No es que lo pasara mal, pero algo dentro de mí me decía que había algo más, que hay otras formas de placer. Recuerdo que cuando leí por primera vez un relato de dominación supe que eso era lo que mi corazón me gritaba: necesito placer unido al dolor. Pero ese es un paso que no estoy dispuesta a dar con un desconocido. Se lo había comentado a Alex en infinidad de ocasiones, como por casualidad, y él nunca se interesó por el tema. Al final me cansé de insistir. Por mail solía recibir muchas proposiciones de supuestos amos experimentados. ¿Pero cómo fiarme de un extraño? ¿Cómo desear humillarme delante de alguien a quien no conozco? Incluso había intentado entablar amistad con un par de aquellos “amos” , pero tras pocos mails la conversación decaía. Si no hablamos de sexo no se habla de nada. Y cuando hablaban de sexo me dí cuenta que lo que ellos buscaban no era ni remotamente lo que yo necesitaba. Necesito alguien que sin tocarme haga que mi coño se encharque, alguien que con su personalidad y firmeza consiga dominar mi alma, alguien que en definitiva me libere de mi propia prisión, por que sinceramente, se que por mucho que escriba esta ansiedad por el dolor no desaparecerá. Necesito encontrar a mi amo. Sé que está por aquí, en algún lugar, ignorando por completo mi existencia y haciendo así que la mía sea desesperante.
“¿Quieres poseerlo?”
Se que no debo responder, que no está bien dar falsas expectativas, pero la curiosidad puede más que mi razón. Es un mensaje diferente, extraño, tan simple que deja abierto un abanico de posibilidades. No me habla de pollas ni me pregunta como es mi físico… Le envío este mail de respuesta, igual de simple, pero de respuesta concreta:
“¿Qué crees tú que quiero?”
Increíble, al darle a “enviar” una cosquilleo suave como una brisa ha recorrido mi cuerpo. Es hora de leer algunos relatos, con un poco de suerte tendré un buen par de orgasmos antes de irme a dormir.
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