SEDA Y SATEN
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por tuamoperversomadrid.
Satén.
Dirigiéndome como tantas otras veces, al sitio de encuentro en el que "Cancerbera" y yo quedábamos para tener nuestras sesiones de D / S… Recorría por mi cuello pequeñas gotas de sudor, de tan solo pensar en la brillante mirada y sonrisa perpetua de mi perra sumisa.
Al llegar a nuestro punto de encuentro la reconocí. Debo de reconocer que me emocionó su delicadeza, el beso en mi mano y como siempre, el tan agradecido "hola mi amo".
Acto seguido se postró a mis pies, y mirando sin pestañear a sus ojos la cogí del cabello con fuerza para que se pusiera en pie y con un simple gesto la indiqué que bailara sensualmente . Se levanto y empezó a bailar de forma suave pero ostentosa. Me senté en el borde de la cama, la miraba intentando no excitarme, ya que mi excitación, se la tendría que ganar. Aunque me era difícil, ya que con una sumisa tan complaciente, cariñosa, y una piel tan suave, me resultaba cuanto menos complicado.
Desnudate, dije alzando la voz… Tocate perra, masturbate para mi. Empezó a desnudarse y contonear su cuerpo de forma mas desbocada, pero siempre sugerente. Se acercó hacia mi agachándose ligeramente hasta mis pies, beso a beso subió hasta mis rodillas. No se lo tenia que dejar tan fácil, la aparte de mi, me levanté y fui hasta un cajón, saque un pañuelo grande de seda fina, acercándome hacia ella.. Y se lo pase por su cuerpo desnudo, notaba como sus bellos se erizaban, ya que la seda fina sobre su cuerpo desnudo hacia vez de mis manos suaves sobre su delicado cuerpo. Putita, veo que te gusta, pero igualmente no mereces que mis manos toquen tu cuerpo, ya que tu obediencia no me llena de forma completa, quien algo quiere algo le cuesta. Sigo en mi tarea de acariciar su espalda con el pañuelo, bajando hasta el bonito dibujo de su culo. Ella gime intentando tocarme..Me enojo y la pego un tortazo en la cara. Continuo bajando el pañuelo por su culo hasta que llega a su vagina. Acercando la mano por debajode su ombligo, cojo el otro extremo del pañuelo y empiezo a subir y bajar el mismo, mientras acaricio su espalda. Al mirarme gime, me vuelvo a enojar, ya que no la di permiso, así que quito el pañuelo y mirándola digo…
Quiero que también me quites la ropa. Y mientras se gira hacia mi la digo que empiece por abajo, quitándome los zapatos y calcetines, mientras que yo la acaricio la cabeza como una buena perrita obediente.
Ella sube hasta mi cintura, desabrochando mi cinturón, pantalón y me indica sin darla permiso, amo levántese para que pueda bajarle el pantalón. Eso me enoja, putita, las ordenes las doy yo, la aparto de mi con una bofetada en su mejilla derecha, ella me suplica…; amo, perdóneme, no fue mi intención, sabré ganarme su pasión. Ahora quítame el pantalón, tumbado despaldas, la indico que tire de ellos. Eso hace con mucha suavidad para no dañar mi cuerpo. Baja el pantalón hasta quitármelo completamente.
Lo lanzo a una silla ,y sin perder un momento subió hasta mi cintura de nuevo, para quitarme el jersey que llevaba puesto, bajó de nuevo y me quito la camisa de la misma forma. Cuando llego a quitarme los boxer, me acaricio con cuidado mi sexo por encima del pantalón, la di un manotazo en la mano chh, putita tranquilizate, eres una desobediente. Al final me quitó los boxer, y levantándome la cojo del pelo, barbilla y la empujo encima de la cama, cayendo boca arriba. Ella responde… Amo eres el dueño de mi ser, lo que tu hagas me parece bien.
Subí lentamente a la cama y la dije no me toques, quedate quieta perra sumisa. Empecé a acariciar a mi perrita desde la pantorrilla, subiendo lentamente hasta sus caderas, note como ella se ponía mas rígida, y su respiración se aceleraba, pero no tenia permiso para poder tocarme y menos abrazarme, una buena perra tiene que obedecer a su amo. Subí hasta su sexo y con el pañuelo de seda se lo acaricie, siendo la misma textura, igual de delicado e igual de prohibido ya que solamente un buen amo podría recibir el sexo de una obediente sumisa. Empezó a abrirse de piernas mi perra sumisa y yo con reparo pero con satisfacción empecé a darla besos en su sexo, y con mis dedos la apretaba, abría los labios metiendo ligeramente mi lengua, mi sumisa gimió de placer. Subí hacia sus senos y se los bese.
Perra hay que ser más obediente. Ella contestó …si mi amo. Subí a sus labios los bese y apoye mi cuerpo desnudo sobre el de la perra impaciente, la cogí de sus caderas e introduje mi sexo dentro del suyo. Perra tienes permiso para tocarme, besarme y adorarme. Fundí mi cuerpo con el de mi perra, momentos de gemidos, arañazos y apretones fueron recompensados por la obediencia bien llevada de una sumisa. Tirones de su cabello, azotes, arañazos y penetraciones con fuerza, fueron seguidas de mordiscos y penetraciones bucales hasta dejar sin respiración. Sus lágrimas, su mirada afligida y excitada son mi satisfacción.
Al terminar de follármela, antes de irme, la bese en la cabeza y la regalé el pañuelo de seda. Seda suya, seda mía y seda que se fundió en dos cuerpos de amo y sumisa.
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