Sesión de ballbusting
Relato de un hombre que es golpeado en sus huevos por placer por una auténtica dómina.
Jack es un hombre de 30 años, moreno, musculoso y guapo. Tiene una afición peculiar, ya que le gusta que le golpeen en los huevos. Ve vídeos de ballbusting y le gustaría practicarlo, pero no conoce a nadie a quien proponérselo, porque además es tímido.
Un día mirando por internet encontró una web de citas en las que se ponían anuncios buscando personas aficionadas a los azotes en el culo, dominación y fetichismo. Se le ocurrió poner el siguiente mensaje:
– Chico de 30 años, atractivo, busca a una mujer para una sesión de ballbusting. Las interesadas pueden contactar en por correo.
Al día siguiente, una mujer le escribió:
– Buenas, soy Mistress Carla. Tengo mucha experiencia en ballbusting. He visto tu anuncio y me gustaría quedar contigo para darte un buen castigo en tus huevos.
Jack se puso nervioso al leer el correo. Por un lado estaba deseando cumplir sus fantasía, pero por otra parte temía que la mistress fuese demasiado dura y le provocase mucho daño.
Finalmente, quedaron en un par de días en la casa de Jack.
Mistress Carla y Jack se saludaron y estuvieron un rato hablando de sus fantasías. Pactaron que pararían la sesión cuando Jack lo indicase y que los golpes no serían demasiado fuertes, pero a cambio Mistress Carla ordenó a Jack estar completamente quieto y sumiso, así como no cubrirse con las manos para protegerse de los azotes, ya que a ella le excitaba mucho y le daba morbo el hecho de dominar a la otra persona mientras está se deja.
Sin más preámbulos, Jack se quitó los pantalones y se desnudó. Los testículos de Jack eran grandes y suaves, perfectos para ser golpeados.
Mistress Carla se acercó y cogió los huevos con su mano derecha. Empezó a apretarlos poco a poco durante 30 segundos. A Jack le encantaba la sensación que le estaba provocando y no se quejó, aunque cada vez le dolía más. Acto seguido, le soltó y le dio una hostia con su mano en los huevos (Plaf). Jack sonrió y se dejó azotar de nuevo (Plaaf). Carla siguió azotándolo con la mano varias veces más (Plaf, plaf, plaf).
Luego le masajeó los huevos, que ya estaban doloridos, con sus suaves manos. Después sacó un cinturón de cuero y le propinó un cintazo (Zas). A Jack le gustó el golpe, se quedo quieto sin quejarse mientras iba recibiendo más azotes con la punta de la cinta (Zas, zas, zas). Carla le propinó un último cintazo más fuerte que los anteriores (Zaaass). Ahora Jack sí que se quejó (Ay), pero siguió sumiso sin moverse.
Mistress Carla volvió a cogerle los huevos y se los apretó aún más fuerte que al principio. Le dijo de forma provocadora:
– Te estás portando muy bien, pero esto no ha hecho más que empezar. Ahora sacaré mi instrumento favorito: la fusta.
Jack tenía ya los huevos enrojecidos de los cintazos y aunque estaba muy excitado, le aterraba ser golpeado con una fusta en sus partes más sensibles.
Mistress Carla agarró la fusta con su mano diestra y comenzó a dar los primeros golpes un poco suaves (Zas, zas, zas). Jack los aguantó bien, aunque picaban más que con el cinturón. Poco a poco fue azotando más duro (Zaas, zaas, zaaaass). Jack empezó a quejarse cada vez más y ya estaba empezando a sufrir más que a disfrutar. Tras el último fustazo (Zaaaassss), no puedo evitar taparse los huevos, los cuales estaban ya completamente rojos, con las manos para protegerse.
Mistress Carla se lo reprendió:
– ¿Qué pasa, nenaza? Dije que nada de cubrirte. Ahora te voy a castigar más fuerte. Ponte de rodillas en el suelo como el perro sucio que eres.
Jack obedeció y se puso en el suelo con el culo en pompa. Mistress Carla se acercó por detrás y sin avisar le propinó una patada en los huevos (Puuumm). Jack gritó fuerte (AAAHH). Le iba a decir que parara, pero no quiso parecer débil y aguantó un par de patadas más (Puuum, puuumm). El dolor ya era muy grande y sus huevos muy rojos estaban empezando a hincharse.
Mistress Carla estaba disfrutando la sesión, pero comprendió que estaba siendo muy dura con Jack, que era la primera vez que era azotado en los huevos y quiso tener piedad. Le ordenó levantarse del suelo y se agachó acercando su boca a los huevos. Acto seguido le besó los huevos con cariño y se los chupó. Jack se empalmó por el placer y se corrió en la boca de su ama. Esta al notarlo le dio un bocado en los huevos de forma suave y pícara, poniendo fin a la sesión.
Luego estuvieron charlando sobre la experiencia. Carla le habló de una amiga, que también practicaba ballbusting y con la que le gustaría participar juntas. Era Mistress Nataly. Le propuso que ambas le azotasen los huevos en una futura sesión, pero lo que no le dijo es que Nataly era aún más dura y sádica. En unos días los huevos de Jack lo comprobarían.
CONTINUARÁ….
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